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De sapos a príncipes”, 1979. Grinder y Bandler.

El conductismo, frecuentemente ridiculizado por las otras escuelas de psicoterapia, maniobró con
acierto al derivar hacia otras denominaciones. Una de las más aceptadas ha sido la de
“Programación NeuroLingüística”.

Como cualquier variante conductista, y a diferencia del psicoanálisis o de la psicología humanista,


algo que caracteriza a esta tendencia es la indiferencia total a los “contenidos”:

Por lo general, los problemas de la gente no tienen nada que ver con el contenido, sino más
bien con la estructura, con la forma de cómo organizan su experiencia.

Cualquier sistema de creencias es tanto un conjunto de recursos para hacer una


determinada cosa como un conjunto de limitaciones severas para hacer cualquier otra cosa.
El único valor que tienen las creencias es que los hace congruentes.

El componente verbal es la parte menos interesante y menos influyente en la comunicación.

Un terapeuta conductista –o de “PNL”- lo que hace es recurrir a una serie de trucos más o menos
inteligentes para corregir una conducta –“conducta problema”- en el sentido en el que el cliente se
lo solicita.

Este libro de Grinder y Bandler (considerados los padres de la PNL) es una


recopilación de un seminario para terapeutas durante el cual se expusieron
algunos de estos trucos, que reciben nombres como “metamodelaje”, “anclaje”,
“reencuadre” o “chequeo ecológico”. Todo esto se relaciona con una serie de
revelaciones acerca de la naturaleza de la conducta humana inmediata, como son
las pautas de acceso ocular, la eficiencia del hipnotismo o la naturaleza de las
fobias.

No debemos equivocarnos en el sentido de que se trate de charlatanería. Buena


parte de todo esto funciona y se trata de hallazgos útiles y muy significativos.

El autor del prólogo de este libro, John Stevens, declara: Yo he sido


intensamente condicionado a creer que el cambio necesariamente es algo lento y,
por lo general, difícil y doloroso. Aún me cuesta aceptar que generalmente puedo
curar una fobia u otro tipo de problema arraigado durante largo tiempo en forma
indolora y en menos de una hora

Y los autores nos dicen lo siguiente:

Nos llamamos a nosotros mismos modeladores. Esencialmente lo que


hacemos es prestar muy poca atención a lo que las personas dicen que
hacen, y mucha atención a lo que las personas hacen, construyendo luego
un modelo de lo que hacen. (…) No les estamos ofreciendo algo que es
verdadero, únicamente cosas que son útiles.

Antes de seguir adelante y explicar algo sobre el repertorio de trucos, conviene


que recordemos que la humanidad guarda experiencia de muchos otros sistemas
parecidos de manipular el comportamiento humano. Recordemos que se ha dicho
que la eficacia no tiene nada que ver ni con los contenidos ni con las creencias… y
a ello tendríamos que añadir que tampoco tiene nada que ver con la libre voluntad
del sujeto, que puede ser condicionado por cualquier agente exterior que
demuestre poseer los recursos psicológicos para ello (aunque en el caso de los
terapeutas, estos suelen ser pagados por quienes desean ver corregidas las ya
mencionadas “conductas-problema”).

Debido a la urgencia del asunto, el adiestramiento militar es el ejemplo más


asequible y conocido de programación de la conducta a lo largo de la historia.
Como el psicólogo afirma, se obtienen resultados duraderos en poco tiempo. Se
puede curar una fobia, por ejemplo, la fobia a matar personas inocentes, si se
aplican viejos trucos del condicionamiento conductual por el estilo de los de la
película “La chaqueta metálica”.

Y una vez aclarado esto, veamos los fundamentos del sistema de la PNL a través
de algunos de sus conceptos más usuales.

Por ejemplo, el “metamodelo”:

Es un modelo verbal, un modo de escuchar la forma de la verbalización en


oposición al contenido. Una de las distinciones que hacemos ahí son los
«verbos inespecificados». Si yo soy su cliente y le digo a usted «mi padre
me asusta». ¿Ustedes entienden lo que yo estoy hablando? No, desde luego
que no. Si yo dijera «Mi padre me X-ea», tendría el mismo significado, porque
para una persona «Mi padre me asusta» puede significar que su papá le
pone un revólver calibre 38 en la sien cada vez que llega tarde a casa, y para
otra persona puede significar, sencillamente, que su padre pasó por el living
sin decir una palabra. Así que la frase «Mi padre me asusta», tiene muy poco
contenido. Simplemente describe que hay algún proceso, en este momento
inespecificado.

Es decir, la técnica del “metamodelo” somete al lenguaje a una reorganización


para que se revele el contenido psicológico real de lo que se manifiesta. Al
eliminar los términos inespecíficos, al descubrir las omisiones inconscientes, al
desechar las generalizaciones y al precisar los términos ambiguos logras cambiar
la forma en que te comunicas ahora, con los demás y contigo mismo.

Otra de las técnicas más usadas es el “anclaje”. El terapeuta puede comentar a


sus clientes (en el ejemplo siguiente, una pareja en busca de “terapia familiar”):

“Ayer entró una serpiente cascabel aquí a mi living, estaba en el suelo. Fue
terrible». A medida que decía esto miraba el suelo detrás de su silla y
lentamente seguí el curso de una serpiente imaginaria a medida que lo
atravesaba. Luego la pareja empezó a hablar. Cada vez que empezaban a
discutir y argumentar yo miraba nuevamente el suelo y se detenían
instantáneamente. Estaban anclando su terror a las serpientes a ese tipo de
conversación. Luego de más o menos de una hora de eso ya no
conversaban. Les resultaba demasiado desagradable, porque luego de un
tiempo su desagrado por las serpientes se asoció con el discutir.

Otro método de la PNL es el “reencuadre”

Si un cliente dice: «Bueno, usted sabe, supongo, que no soy un marido


perfecto», dirá entonces: «¡Gracias a Dios!, qué alivio. Han venido ya esta
semana tres maridos perfectos y son tan aburridos». Lo que hace es invertir
la presuposición subyacente en la comunicación que recibe.

En términos generales, la terapia de “PNL” parte de la reorganización de la


actuación consciente, desenredando la percepción de estímulos y la toma de
decisiones. Todos los demás trucos simplemente nos facilitan acceder al orden.
En este proceso de reordenación de las diferentes “partes” inconscientes que
componen el comportamiento consciente, es importante entender que el terapeuta
se muestra indiferente, e incluso opuesto, a la participación consciente del
individuo. De ahí que se apoye el uso del hipnotismo y se opine que

nuestras mentes conscientes son poco aceptantes del cambio.

También los autores son claros en lo que se refiere a sus críticas a las otras
terapias en este aspecto.

Casi todas las sicoteologías humanistas modernas implican que es


necesario estar consciente para realizar los cambios. Eso es absurdo.

En resumen…

Lo que hicimos fue sencillamente cambiar el orden en que los sistemas


ocurrían. Hicimos que primero tuviera la respuesta kinestésica (sensaciones
del propio cuerpo) y luego hiciera la imagen internamente. Eso le hizo
imposible ser fóbico. Pueden tratar cualquier limitación que se presente
como un logro particular de un ser humano y descubrir cuáles son los
pasos. Una vez que entiendan cuáles son los pasos, pueden invertir el orden
en que ocurren, pueden cambiar su contenido, pueden insertar nuevos
pasos u omitir algunos.

Veamos el ejemplo del alcoholismo. La lucha contra el alcoholismo es


extraordinariamente importante tanto en la historia de la psicología práctica como
en el desarrollo humanista de las masas en general, puesto que llevó al
surgimiento de los grupos de terapia y la famosa técnica de los “doce pasos”…

Los alcohólicos anónimos dicen: «Una vez alcohólico, siempre alcohólico».


Eso para mí es una declaración de que su programa fracasa al no integrar
los programas motores que aún pueden ser disparados por la presencia del
alcohol. De modo que basta un trago y tienen que continuar, o un cigarrillo
más adelante y, ¡boom!, esa persona nuevamente ha vuelto a ser fumador.
Las pautas motoras disociadas siempre podrán ser disparadas a menos que
se integren. Si uno disocia a alguien y lo reordena, asegúrense de armarlo
nuevamente. No dejen esas configuraciones motoras tiradas por ahí. Esa es
una de nuestras responsabilidades profesionales; el que no le sobren
piezas, por así decir.

Hay dos etapas en el tratamiento del alcoholismo. Una es asegurarse de que


la ganancia secundaria sea recogida por alguna otra actividad: podrán por
ejemplo, tener la camaradería, pero no es necesario emborracharse para ello.
(…) Entonces anclan otra cosa para que tome el lugar del estímulo provisto
por el alcohol, de modo que no tengan que pasar por el estado alcohólico
para obtener las experiencias que quieren y necesitan. Hemos trabajado con
alcohólicos en sesiones únicas que funcionan realmente bien, siempre y
cuando nos aseguremos que estén involucrados estos dos pasos.

Y ya que se ha mencionado, fijémonos en el un tanto siniestro concepto de las


“ganancias secundarias”:

Cada uno y único trozo de conducta tiene una función positiva en algún
contexto. Sería una muestra de irresponsabilidad de parte nuestra si
sencillamente cambiáramos la conducta de las personas sin tomar en cuenta
la noción denominada «ganancia secundaria»

Ya hemos visto el caso del alcoholismo (la camaradería de la comunidad de


bebedores como “ganancia secundaria”), pero cualquier manipulador puede
hacer uso de esta ventaja en cualquier otro contexto. Por ejemplo, un tirano puede
aprovecharse de que su víctima tiranizada interprete su falta de libertad como una
ganancia en el sentido de que no tiene que esforzarse en tomar decisiones. Así,
una combinación de amenazas, de engaños y de ofrecimiento de ganancias
secundarias ha sido y sigue siendo eficaz en la manipulación de personas
incautas.

En lo que se refiere a “reordenar” la conducta, la misma aparición en la mente


del individuo del concepto de “ganancias secundarias” (el tenerlo en cuenta)
supone una magnífica ventaja para el que se halla en riesgo de ser manipulado.

En conjunto, las técnicas que se asocian a las terapias conductistas podrán ser
más o menos eficaces, pero todas resultan reveladoras de los mecanismos
sociales en base a los cuales se expanden las innovaciones en la naturaleza
humana. Se trata tanto del riesgo de ser manipulados emocionalmente como de
nuestra capacidad para asumir que deseamos ser cambiados. No se habría dado
progreso humano alguno si no hubiera existido una forma de manipular las
emociones más allá de nuestras tendencias innatas heredadas del paleolítico (la
religión ha sido la vía habitual para la manipulación psicológica con fines
prosociales). Y es que en el comportamiento constantemente nos vemos
afectados por el entorno social. La mejor forma de afrontar esto es aprender a
usar de forma razonada nuestra misma capacidad de control. Es decir, aprender a
manipularnos a nosotros mismos.

El primer paso ha de ser el de siempre: reconocer el propio deseo de cambio.


Una vez has fijado tu meta, tienes que buscar los medios. Por tanto, los
descubrimientos de profesionales ambiciosos como Grinder y Bandler pueden ser
también útiles para fines humanistas. Ellos ya han proclamado que los contenidos
y las creencias les son indiferentes…

Por otra parte, dentro de este libro encontramos uno de los mejores
descubrimientos realizados por los terapeutas, el de las pautas de los movimientos
oculares.

Los movimientos oculares son la forma más fácil que hemos descubierto
para que la gente pueda aprender a obtener acceso a esta clase de
información denominada «sistemas representacionales».(…) La mayoría de
las personas miran hacia arriba y a la izquierda cuando accesan a imágenes
visuales eidéticas o recordadas, y hacia arriba y a la derecha cuando
accesan imágenes visuales construidas (…) Las claves de acceso visuales,
pautas de barrido de los movimientos oculares, les indicarán literalmente la
secuencia completa del modo de accesar alguna información, lo que
nosotros denominamos estrategia.

El lenguaje verbal es mucho más opaco que el gestual: hay quien dice que el ser
humano aprendió a hablar para mentir, algo mucho más difícil si nos centramos en
el lenguaje gestual. De modo que si, con aplicación, somos capaces de
comprender muchas expresiones no verbales, seremos más capaces también de
ganar confianza en nuestras relaciones con los semejantes (algo imprescindible
para el terapeuta). Los movimientos oculares sirven para determinar la
veracidad de lo que se manifiesta (casi como un detector de mentiras) así como el
uso de variados recursos intelectuales (recuerdos, imaginación, actos reflejos…), y
eso permite comprender mejor la organización psicológica de quien tenemos
delante. Todo lo que nos ayude a comunicarnos emocionalmente es
necesariamente bueno.

Otro descubrimiento valioso es el del uso del vocabulario:

Una de las cosas que distingue un comunicador realmente singular, es su


precisión en el uso del lenguaje

Y no solo la precisión del lenguaje es importante para el terapeuta, sino para


cualquier individuo que desea cambiar en un sentido determinado. De la misma
forma que el uso de un lenguaje brusco, vehemente, agresivo y ambiguo es útil
para reforzar los comportamientos antisociales (por ejemplo, en el adiestramiento
militar, ya mencionado), el uso de un lenguaje intencionadamente despojado de
generalizaciones, de hipérboles, ambigüedades y de giros irónicos y agresivos
puede contribuir a una conducta más prosocial. Hay terapeutas PNL que
recomiendan que no se utilicen siquiera expresiones como “nunca”, “todo el
mundo” o “en modo alguno” si se desea mantener una actitud cooperativa y de
confianza.

La PNL surgió a partir de las terapias familiares (en este libro se cita a terapeutas
como Virginia Satir y Milton Erickson a modo de valiosos precedentes), un intento
de mejorar las relaciones de convivencia en el núcleo afectivo primario de la vida
social. La sistematización de sus descubrimientos es un ejemplo de cómo
podemos esforzarnos en mejorar nuestras relaciones humanas sin depender de
las convenciones culturales (es decir, sin prejuicios).

Podemos elegir los aspectos de nuestro comportamiento que queremos mejorar


y podemos usar racionalmente los conocimientos contrastados para ello. Grinder y
Bandler enseñan, por ejemplo, cómo hombres de negocios pueden trabajar juntos,
y mucho terapeuta canalla enseña también cómo manipular a la propia esposa
para sacarle mayor rendimiento sexual. Todo es apropiado porque se trata sólo de
"métodos", de un uso racional de nuestra propia naturaleza irracional, y
recordemos una vez más que en este sentido los contenidos son indiferentes.

Nosotros podemos elegir los contenidos antes de ponernos a elegir el método,


pero no ganamos nada si cerramos los ojos y fingimos ignorar los recursos de que
se dispone para mejorar nuestra vida social.

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