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El complejo de Edipo tiene esta función, la idea freudiana es que todos los caminos
asociativos de la neurosis confluyen en el complejo de Edipo. Los estadios libidinales se
resignifican una vez atravesado el complejo de castración.
Nombre del Padre es una carretera principal, una ruta, una carretera. ¿Por qué?
Porque es un elemento simbólico, no es un elemento ni de lo real ni de lo imaginario.
Una carretera es un trazado.
Las carreteras que agrupan igual que al Nombre del Padre les adjudica la función de
agrupar en un haz, de polarizar las significaciones y de crearlas incluso.
Si uno tiene que ir de una ciudad a otra, no es lo mismo tomar la carretera principal
que desviarse por caminos secundarios. Lacan utiliza esta imagen y dice que cuando
uno se desvía por caminos secundarios, los llama modos divididos de agrupamiento
de significación, tiene otro efecto. No es lo mismo contar con este significante, esa vía
regia, que no hacerlo.
Pero lo que dice Lacan es que el sujeto puede responder de diferentes maneras. Es
una invocación, pero que le deja al sujeto la posibilidad de dar una respuesta. Por
ejemplo, en el caso de Moisés, particularmente lo que Lacan señala es que el sujeto
responde con una pregunta. Ante el llamado de Dios de salvar al pueblo de Egipto, de
darle sus mandamientos, Moisés le pregunta ¿Y quién soy yo? ¿Quién soy yo para
seguirte? Dice Lacan acá: Vale decir que, ante la invocación del Otro, el sujeto
responde formulando una pregunta sobre su ser.
Esto es posible porque en ese Otro está operando el Nombre del Padre, punto de
convergencia de las significaciones. Esto es lo que corresponde a la estructura de las
neurosis. Lacan, en esta época de su enseñanza, considera que la neurosis tiene la
estructura de una pregunta por el ser.
Lacan usa esta comparación para decir que el Nombre del Padre funciona como una
carretera principal que polariza, agrupa las significaciones y también tiene una
función de orientación, como toda carretera. Lo que Lacan plantea sobre el final del
Seminario 3 es que el Nombre del Padre es una vía de acceso a las relaciones
sexuales, es una forma de abordar la diferencia sexual.
La terceridad que supone la función del padre en el Edipo tiene por consecuencia que
se instituya el falo como elemento central en la producción de la posición sexuada,
que depende del complejo de Edipo.
Lacan usa esta comparación para decir que el Nombre del Padre funciona como una
carretera principal que polariza, agrupa las significaciones y también tiene una
función de orientación, como toda carretera. Lo que Lacan plantea sobre el final del
Seminario 3 es que el Nombre del Padre es una vía de acceso a las relaciones
sexuales, es una forma de abordar la diferencia sexual.
La terceridad que supone la función del padre en el Edipo tiene por consecuencia que
se instituya el falo como elemento central en la producción de la posición sexuada,
que depende del complejo de Edipo.
Lacan también va a decir que la función ser padre no se puede abordar más que como
categoría significante. No hay nada en lo imaginario que permita pensar o
aproximarse a esta función, a la paternidad, es una función simbólica.
Lacan dice que, para unir la copulación, el embarazo y el nacimiento de un niño tiene
que haber cierto efecto retroactivo necesario para poder decir que ese niño es hijo de
un padre. Y no hay, como decía, ningún acceso imaginario para eso. De hecho, la
paternidad puede ser sustituido por rituales totémicos, Freud en Tótem y Tabú, da
muchos ejemplos de esto como el linaje perfectamente podía ser nombrado a través
del nombre del animal, que era el tótem de la tribu. Lacan acá en el Seminario 3,
recuerda a una tribu de aborígenes, que consideraban que el padre de la criatura que
iba a dar a luz una mujer, tenía que ver con un lugar donde la mujer supuestamente
había concebido ese hijo. O sea que es eminentemente simbólica la función de la
paternidad. Lacan dice que es efecto de retroacción que hace falta para unir estos
caminos secundarios, la copulación, el embarazo, el nacimiento.
No tiene las vías de acceso principales, pero el delirio le provee de neologismos, las
alucinaciones, aparecen estas palabras claves que organizan la significación de otros
modos. Que en la medida en que cada sujeto pueda, suplen esta función de
abrochadora, de articulación del significante con el significado y bordean el agujero
dejado por la forclusión.
La forclusión del Nombre del Padre, es decir el rechazo de ese significante primordial
por parte del ser del sujeto, da cuenta entonces de una estructura, una dinámica, un
funcionamiento del deseo, distinta a la de la neurosis, que se organizan alrededor de
la significación fálica que es producto de la inscripción del Nombre del Padre de la
operación metafórica que sustituye al Deseo de la Madre.
Cuando falta esta metáfora fálica el hombre queda sin soporte en su cadena
significante e intentará resolverlo, como nos muestra Schreber, con la reconstrucción
delirante y/o con el cumplimiento de la emasculación.
Se lee: el Nombre del Padre es al Deseo de la Madre, como éste al significado del
sujeto, suprimiendo el término en común en ambas proposiciones (Deseo de la Madre)
lo que resulta es una nueva significación: que a ese sujeto se le inscribe en el
Inconsciente el significante de la falta en el Otro, falta que él no obtura pero que lo
lanza en el camino del deseo.
Los 3 registros
Lacan en los años 70 introduce un aparato formal novedoso tomado de las
matemáticas que va a ser la TEORÍA DE LOS NUDOS. Que le sirve para pensar ciertas
cuestiones de la psicosis.
Toda la enseñanza de Lacan es tratar de pensar cómo se relacionan los tres registros
que constituyen la estructura de los seres hablantes: lo simbólico, lo imaginario y lo
real. Todos los esquemas de Lacan plantean interrelaciones entre los registros.
Cada vez que decimos que algo está anudado borromeanamente, quiere decir que
cualquiera de las cuerdas que corte se desata todo; que una vez que se anudó todas
las cuerdas se tornaron equivalentes.
Para resumir:
¿Qué quiere decir el retorno en lo real? el retorno en lo real lo tenemos que pensar
dentro de la línea de lo que Lacan abordó con el nombre de Fenómenos Elementales
de la Psicosis. Estos fenómenos se diferencian radicalmente de los fenómenos del
retorno de lo reprimido que caracterizan a la neurosis. Elemental da la idea de un
elemento solo, da la idea de algo que está al comienzo mismo de la enfermedad, eran
los primeros indicios, las primeras irrupciones.
Siempre hay significantes que faltan, no es que el neurótico tiene todos los
significantes y al psicótico le falta alguno. A todos nos faltan significantes. No hay un
sistema simbólico completo. Para el neurótico los significantes que faltan van a estar
vinculados a la sexualidad y a la muerte.
La significación fálica era la posibilidad de que haya algo del goce que se signifique
como una pérdida y que eso me permita buscar algo de eso perdido bajo nuevas
formas de objeto, permitiendo asi la movilidad del deseo.
El otro fenómeno que tenemos es que lo que la metáfora paterna tenía que producir
es que algo del objeto a opere como perdido y como causa de deseo. En la psicosis,
por el contrario, el objeto en lugar de estar perdido, irrumpe en el campo perceptivo
del sujeto de una manera insoportable: son la mirada y la voz que invaden al sujeto.
Cuando a un sujeto neurótico se le impone de una manera muy fuerte esa cuestión de
la mirada, genera un efecto de inhibición, de vergüenza, de petrificarse. En la psicosis
esa mirada toma la forma inquietante, incluso de una mirada que el sujeto no sabe
donde esta pero la siente, el problema es sentirse observado, sentir que hay una
mirada que lo registra, y esto es totalmente insoportable.