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La lactancia materna es el alimento de elección desde el nacimiento para un correcto

crecimiento y desarrollo. La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6


meses y, junto con la alimentación complementaria, hasta los 2 años de edad. Además
de los nutrientes, la LM contiene compuestos bioactivos responsables de una amplia
gama de efectos beneficiosos, como: promoción de la maduración del sistema inmune,
protección contra infecciones y desarrollo cognitivo, entre otras funciones. Sin
embargo, cuando no es posible la LM, hay que recurrir a la Lactancia Artificial, aunque
la composición no es igual, estudios longitudinales demuestran que cubre los
requerimientos básicos del crecimiento y desarrollo del lactante.
Las fórmulas de inicio son derivadas de la leche de vaca. Esta es modificada en
cantidad, calidad y tipo de nutrientes con el fin de asemejarla tanto como sea posible a
la leche humana (de allí el antiguo término de fórmulas maternizadas), y adaptarla a la
condiciones de inmadurez digestiva y renal del recién nacido, mejorar su digestibilidad
y tolerancia, disminuyendo la carga renal de solutos. Por todo ello, estas fórmulas deben
ser la primera opción cuando sea necesario complementar o sustituir la lactancia
materna, siempre que las condiciones socioeconómicas lo permitan.

Las Fórmulas de inicio pueden sustituir a la leche materna cuando ésta no es posible,
han de cubrir las necesidades del RN con peso mayor de 2500 gr. al nacer hasta los 4-6
meses. Las Fórmulas de Bajo Peso cubren las necesidades de los niños de bajo peso
hasta la edad de a término aproximadamente, para lograr un crecimiento semejante al
intrauterino, aportando nutrientes condicionalmente esenciales en el prematuro
(aminoácidos, nucleótidos, LC-PUFA w3-w6, oligosacáridos, etc.) y mayores aportes
de proteínas, calorías y minerales.
Ambos tipos de leche se administran inicialmente tras confirmar tolerancia con una
toma de agua, suero glucosado 5% o leche diluida al medio, con biberones cada 3 horas,
6-8 tomas al día, (no hay evidencia científica que permita recomendar una u otra de
estas pautas adoptadas por diferentes centros).
Se comienza con unos 50 ml /kg/día y aumentando unos 10-20 ml /kg/día hasta alcanzar
los 150 ml -170 /kg/día (120 -130 Kcal /kg/día) hacia los 8-10 días, para seguir así los
primeros meses. Las leches artificiales se prepararán con agua libre de gérmenes y
pobre en minerales, inicialmente aguas envasadas o aguas potables del grifo si la
composición lo permite por niveles de sales y de nitritos. En estos casos se recomienda
la ebullición del agua durante un minuto desde que comienza a hervir. No es necesario
más tiempo porque concentra las sales en el agua.

El objetivo del desarrollo de fórmulas artificiales es reproducir, tanto la composición


como los efectos funcionales de la lactancia materna.
En Venezuela la Comisión de Normas industriales COVENIN establece que las
formulas infantiles son un producto en forma líquida o en polvo que se utiliza cuando es
necesario como sustituto de la leche humana. En 1980 la SVPP público el código de
ética para el uso de Fórmulas lácteas en los 1eros 6meses de vida y en el 1981 la OMS
público el código de comercialización de los sucedáneos de la leche materna, cuando
estos sean necesarios sobre la base de una información adecuada y mediante métodos
apropiados de comercialización y distribución.

Indicaciones de las formulas infantiles:


1. Sustituto o complemento de la lactancia materna en aquellas madres que han
decidido no lactar a sus bebes.
2. Sustituto de la lactancia materna, cuando el amamantamiento este
medicamente contraindicado.
3. Suplemento de la lactancia materna cuando el progreso pondoestatural no sea
adecuado.

Contraindicaciones médicas:
Dependientes del Niño
Recién nacidos que no deben recibir leche materna ni otra leche excepto fórmula
especializada
✓ Galactosemia clásica: se necesita una fórmula especial libre de galactosa.
✓ Enfermedad de orina en jarabe de arce: se necesita una fórmula especial libre de
leucina, isoleucina y valina.
✓ Fenilcetonuria: se requiere una fórmula especial libre de fenilalanina (se permite
amamantar un poco, por un tiempo, con monitorización cuidadosa)
Dependientes de la madre Madres que podrían requerir el evitar la lactancia
VIH-SIDA
Herpes simple: en recién nacidos de menos de 15 días puede producir una infección
potencialmente mortal. Durante el primer mes la presencia de lesiones de herpes simple
en un pezón contraindica la lactancia de ese lado hasta su curación.
Madres que podrían requerir el evitar la lactancia temporalmente
Enfermedad grave que hace que la madre no pueda cuidar a su hijo.
Herpes Simple Tipo I (HSV-1): se debe evitar contacto directo ente las lesiones en el
pecho materno y la boca del bebé hasta que toda lesión activa haya sido resuelta.
Medicación materna:
Medicamentos psicoterapéuticos sedativos, antiepilépticos, opiodes y sus
combinaciones. La madre puede reiniciar la lactancia luego de dos meses de haber
recibido esta sustancia.
La quimioterapia citotóxica.
Madres para quienes la lactancia no está contraindicada, aunque presentan condiciones
médicas especiales
• Absceso mamario: el amamantamiento debería continuar con el lado no afectado; el
amamantamiento con el pecho afectado puede reiniciarse una vez se ha iniciado el
tratamiento.
• Mastitis: si la lactancia es muy dolorosa, debe extraerse la leche para evitar que
progrese la afección.
• Uso de sustancias: – Se ha demostrado efecto dañino en los bebés amamantados de
madres que usan nicotina, alcohol, éxtasis, anfetaminas, cocaína y estimulantes
relacionados.

Tipos de preparados
Existen 3 tipos de fórmulas artificiales: tipo 1 o de inicio, tipo 2 o de continuación y
tipo 3 o de crecimiento. Las de tipo 3 o de crecimiento no están reguladas por la
normativa europea.

• Preparados para lactantes, de inicio o tipo 1: se recomienda hasta los 6 meses.


Puede utilizarse junto con la alimentación complementaria hasta el año de vida.
Recomendada por la ESPGHAN y regulada por la Unión Europea.
• Preparados de continuación o tipo 2: Son aquellas destinadas a los lactantes
mayores de 4-6 meses, como parte de una dieta mixta con otros alimentos.
Clásicamente se diferenciaban de las fórmulas de inicio en que podían ser más
calóricas, tener mayor aporte proteico y una relación caseína/seroproteínas igual
a la de la leche de vaca (80/20). Así mismo, podían contener menos grasa y
lactosa, y más cantidad de carbohidratos de otro tipo. Se permitía también mayor
osmolaridad y concentración de electrólitos. Es decir, las fórmulas de
continuación podían ser “menos elaboradas” pues los sistemas de digestión,
absorción y excreción son más maduros a esta edad.

Sin embargo, según las últimas recomendaciones, las diferencias con una fórmula
de inicio apenas existen, con la casi única salvedad de que pueden contener (aunque
no se recomienda) sacarosa y fructosa.

• Leches de crecimiento o tipo 3: como transición de fórmula adaptada a leche de


vaca. Desde los 12 meses hasta los 3 años. No existe regulación específica.

Composición de las fórmulas


La proporción de principios inmediatos debe imitar a la leche materna: 50-55% del
aporte calórico en forma de grasa, 35-50% de hidratos de carbono y el 5% las proteínas,
así como el aporte energético (67-70 kcal/100 ml).

Proteínas

La tendencia de las FA ha sido disminuir el aporte de proteínas hasta 1,8-2,5 g/100 kcal
(1,2-1,7 g/100 ml). La suplementación con alfa lacto albúmina tiene efectos
beneficiosos en el desarrollo cognitivo, inmunitario y en la absorción de nutrientes

Los requerimientos de proteínas son altos en los primeros meses de vida (1,77 g/kg/día),
pero van disminuyendo a partir del sexto mes (1,15 g/kg/día). Se ha demostrado que
ingestas muy elevadas de proteína en los primeros meses de vida, promueven un
crecimiento acelerado y un mayor IMC a partir de los 6 meses de edad, que se mantiene
hasta los 6 años. También aumenta el riesgo de síndrome metabólico en prematuros y
PEG (Pequeños para la Edad Gestacional).

La proporción seroproteínas/caseína varía en la LM desde el calostro (80/20) a la leche


madura (60/40). El lactosuero materno contiene: alfa lactoalbúmina (exclusivo en la
LM), lisozima, lactoferrina e inmunoglobulinas (fundamentalmente IgA secretoria). La
alfa lactoalbúmina es una proteína de alto valor biológico que representa el 20-25% del
contenido proteico de la LM. Se compone de 63% de aminoácidos esenciales y es una
fuente rica en triptófano, que es precursor de serotonina y melatonina, fundamentales
en: desarrollo cognitivo, estado de ánimo y bienestar de los lactantes. Además, aporta
otros aminoácidos esenciales (cisteína y lisina), tiene actividad inmunomoduladora,
favorece la absorción de nutrientes (hierro, calcio y zinc), modifica de forma
beneficiosa la microbiota, estimulando el crecimiento de bifidobacterias, y promueve
una mayor saciedad. Por ello, muchas de las FA están suplementadas con alfa-
lactoalbúmina.
En los preparados artificiales predomina la beta lactoglobulina, presente en la leche de
vaca, pero que no existe en la lactancia materna, no tiene capacidad inmunológica y
tiene un mayor poder alergénico.

Para proporcionar una cantidad similar de aminoácidos en la FA, se precisa un cociente


seroproteínas/caseína de 60/40 que, en las fórmulas de continuación, es de 40/60 e
incluso de 20/80.

Ademas de la adicción de osteopontina láctea a las FA, proteína sérica que, además de
beneficios sobre la función inmunológica, favorece el equilibro de aminoácidos en
plasma, de forma similar a la LM, disminuyendo los niveles de aminoácidos
insulinogénicos (isoleucina, leucina y valina).

Hidratos de carbono: 9-14 g/100 kcal (6-9,5 g/100 ml).

La lactosa debe ser el disacárido fundamental de las fórmulas artificiales. La adicción de


prebióticos y probióticos, tiene efectos beneficiosos en la microbiota de los lactantes

La lactosa (glucosa + galactosa) es el disacárido fundamental de la LA, siendo el


contenido mínimo 4,5 g/100 kcal, excepto en las fórmulas sin lactosa. La lactosa,
además de una importante fuente energética, mantiene un pH intestinal ácido que
favorece la absorción de minerales y el crecimiento de bacterias beneficiosas,
como Lactobacillus bifidus.

La glucosa y galactosa en forma de monosacáridos también son fuentes de energía,


pero, además, la galactosa es fundamental para la formación de galactocerebrósidos,
esenciales para el desarrollo cerebral precoz.

La LM no es estéril, es una de principales fuentes de bacterias (10 2 y 104 UFC/ml) y,


además, es muy rica en oligosacáridos, siendo la mayoría no digeridos, actuando como
“fibra dietética”. Tienen actividad antiinfecciosa, acidificando el medio a partir de su
fermentación por las bacterias del colon, promoviendo el crecimiento de lactobacilos y
bifidobacterias, como Bifidobacterium bifidum. La fermentación de los prebióticos por
las bacterias del intestino también genera ácidos grasos de cadena corta, que tienen un
efecto antiinflamatorio directo y promueven la integridad de la barrera intestinal. Estas
propiedades hacen que aumente el interés por suplementar los preparados artificiales
con oligosacáridos.

Los prebióticos se definen como oligosacáridos no digeribles, que pueden estimular y


promover el crecimiento y/o metabolismo de bifidobacterias y lactobacilos.
Únicamente, algunos oligosacáridos no digeribles cumplen con los criterios para poder
ser considerados como prebióticos, entre ellos: los fructo oligosacáridos
(FOS) y los galacto oligosacáridos (GOS). Para garantizar su función en las fórmulas
artificiales, los FOS se combinan con los GOS en proporción de 9:1; y la suma de
ambos debe ser de 0,8-1 g/dl. Producen aumento en el número de las deposiciones y
alteración de la consistencia de las mismas, por lo que resultan beneficiosos para
lactantes con estreñimiento. También, se ha publicado sobre el efecto protector de los
prebióticos frente al desarrollo de manifestaciones alérgicas en menores de dos años y
de dermatitis atópica en lactantes de riesgo, así como la disminución de infecciones en
lactantes.
Probióticos; microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades
adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped, mejorando el equilibrio de su
microflora intestinal.

Simbióticos: producto que combina, al menos, un probiótico y un prebiótico, y también


pueden añadirse a los preparados lácteos.

En 2010, el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología,


Hepatología y Nutrición Pediátrica ha publicado una revisión sistemática en la que se
considera que las fórmulas lácteas suplementadas con pro y prebióticos son seguras y
han demostrado ser bien toleradas por los lactantes, no producen efectos adversos a
corto plazo y no alteran el crecimiento. Sin embargo, no se conocen efectos a largo
plazo y la escasa calidad de los estudios metodológicos (tipo de probiótico, duración de
la intervención). Por tanto, el Comité llegó a la conclusión de que actualmente no hay
datos suficientes para recomendar el uso sistemático de fórmulas infantiles
suplementadas con probióticos y/o prebióticos para el lactante sano. A pesar de ello,
puntualiza que es posible que la adición de determinadas cepas bacterianas pueda ser
recomendable. Y por ello, seguramente la suplementación racional con probióticos y
prebióticos en dosis adecuadas, avalada por ensayos clínicos controlados, podría estar
justificada en un futuro.

La preocupación por la seguridad a largo plazo del empleo de microorganismos vivos,


ha aumentado el interés por los microorganismos no viables o extractos de células
microbianas, proponiendo un nuevo término “paraprobiótico”. Se ha demostrado que en
cantidades adecuadas, confieren un beneficio al consumidor similar a los probióticos.

Grasas: 4,4-6 g/100 kcal (2,9-4,1/100 ml). Deben suponer el 50-55% del aporte
calórico.

La suplementación de las fórmulas artificiales con LC-PUFA (ácidos grasos poli-


insaturados de cadena larga), como: DHA (ácido docosahexanoico) y membrana del
glóbulo graso, tiene un impacto positivo en el desarrollo cognitivo, visual e inmunitario
de los lactantes.

La absorción de la grasa de leche de vaca es mucho menor que la de la leche materna


(60% frente al 90%). La ESPGHAN recomienda que la absorción sea, al menos, del
85%.

La mayor parte de los Ácidos Grasos (AG) de la LM son de cadena larga (95%), siendo
los más importantes: ácido oleico (38%) (monoinsaturado), palmítico (20%) (saturado)
y linoleico (15%) (poliinsaturado).

Dentro de los AG poliinsaturados o AG esenciales, los más importantes son: ácido


linoleico (15%) y ácido alfa linolénico (1%), ya que son precursores de AG
poliinsaturados de cadena larga o LC-PUFA, tales como: ácido araquidónico o ARA
(omega 6) o ácido docosahexanoico o DHA (omega 3). Por ello, la ESPGHAN
recomienda valores de ácido linoleico, así como de alfa linolénico de 500-1.200 mg/100
kcal, siendo el cociente entre ambos de 5-15.

Los LC-PUFA (ácido araquidónico y docosahexasenoico) son precursores de las


prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos, teniendo un papel importante en la
inmunidad. El DHA o ácido docosahexanoico presenta un impacto muy positivo en la
función cognitiva y visual del lactante, por ser componente fundamental de las
membranas celulares, especialmente del SNC y fotorreceptores de la retina. Por ello, en
la última actualización del reglamento, se hace obligatorio la adicción a todas las
fórmulas de DHA (ácido docosahexanoico) en cantidad 20-50 mg/100 kcal.

Los ácidos grasos (AG) predominantes en la leche humana se encuentran en forma de


glóbulos grasos, constituidos por una triple capa de fosfolípidos que contiene proteínas,
hidratos de carbono y lípidos, conocido como membrana del glóbulo graso (MFGM ).
El núcleo está compuesto por triglicéridos y ácidos grasos de cadena larga. El tamaño
mucho mayor (3-6 micras) que el glóbulo graso de leche de vaca, garantiza mejor
absorción de la grasa en la LM. Además de su función nutricional, la MFGM está
implicada en el desarrollo inmunológico y cerebral. El aporte de compuestos proteicos y
lípidos complejos (fosfolípidos como esfingomielina y gangliósidos), son necesarios
para la formación de membranas celulares del SNC y para el desarrollo del sistema
inmunitario. Actualmente, cada vez es más frecuente, la suplementación con membrana
de glóbulo graso.

Queda prohibida la utilización de aceite de sésamo o de algodón en las fórmulas lácteas.


El contenido en ácidos grasos trans y de ácido erúcico no será superior al 3% ni al 1%
del contenido total de materia grasa, respectivamente.

Vitaminas y minerales: Las cantidades de vitaminas y minerales que contienen, tanto


las leches de inicio como las de continuación, se encuentran en el rango medio de la
normativa europea

Sin embargo, análisis realizados por autores como Jardí C et al. plantean que la cantidad
nutricional es superior a los valores que establecen las ingestas dietéticas recomendadas
para: retinol (133,5%), vitamina E (166%), vitamina C (174%), tiamina (179%),
riboflavina (230%), niacina (151%), vitamina B6 (142%), vitamina B12 (500%) y
folatos (214%) para las leches de inicio, y para vitamina B12 (283%) para las de
continuación, aunque esto requiere más estudios respecto a sus posibles implicaciones.

Por otro lado, la ingesta de calcio y fósforo, al igual que la de magnesio y de la vitamina
D debe ser adecuada para el correcto desarrollo de los huesos. Dado que la absorción
del calcio de las leches infantiles es peor, la cantidad no debe ser menor de 50 mg/100
kcal. La relación calcio:fósforo no será inferior a 1 ni superior a 2.

En cuanto al hierro, su biodisponibilidad es menor en las leches artificiales que en la


leche materna, por lo que las cantidades que deben aportarse en las leches artificiales
son mayores, con 0,3-1,3 mg/100 kcal en las fórmulas de inicio, y 0,62 mg/100 kcal en
las de continuación.

Respecto al zinc, la cantidad adecuada se encontrará entre 0,5-1 mg/100 kcal y la


ESPGHAN recomienda que la suma de cloro, sodio y potasio no supere los 50 mEq/L.

FÓRMULAS MODIFICADAS EN HIDRATOS DE CARBONO

Fórmulas sin lactosa La lactosa se ha sustituido parcial o totalmente por otro hidrato
de carbono que no presente problemas en su absorción, como la dextrinomaltosa o los
polímeros de glucosa, pero por lo demás son iguales a las fórmulas adaptadas. La
lactosa es la única fuente de galactosa en el lactante. Favorece el desarrollo de una flora
acidófila y aumenta la absorción de calcio, por lo que ante un uso prolongado, se
aconseja suplementar en calcio. Por tanto, eliminar la lactosa de la dieta de forma
prolongada debe estar justificado clínicamente.
Sus indicaciones serían lógicamente la intolerancia a la lactosa, primaria o secundaria,
hasta la recuperación de la actividad enzimática (3-4 semanas en casos de diarrea en
niños previamente sanos), o tras la remisión de la enfermedad de la mucosa intestinal de
base: síndrome postenteritis, enfermedad celiaca, APLV, desnutrición, etc. No está
indicada su exclusión en la realimentación inicial del niño con diarrea aguda, y sólo se
excluirá en este caso ante la evidencia de intolerancia secundaria, con diarrea
persistente. No se utiliza en la galactosemia, por la posibilidad de contener trazas de
lactosa. A partir del año de edad, los niños que precisen una exclusión de la lactosa
pueden consumir, en teoría, leches sin lactosa comerciales (disponibles en
supermercados), no aptas para lactantes.
Fórmulas con/sin fructosa, sin glucosa, ni galactosa, ni disacáridos que las
contengan
Dentro de este grupo se incluyen dos fórmulas: una que se caracteriza porque su fuente
de hidratos de carbono es exclusivamente fructosa (Galactomin 19 Fórmula [Nutricia])
y otra con muy bajo contenido en carbohidratos (< 0,1 g/100 g de producto) (mezcla sin
carbohidratos [Nutricia]) que puede suplementarse con los hidratos de carbono
indicados para cada trastorno según prescripción médica. Ambas contienen proteína
láctea entera.
Indicaciones
• Malabsorción de glucosa-galactosa
• Intolerancia secundaria a monosacáridos y deficiencia de piruvato
deshidrogenasa
Contraindicaciones
Mezcla sin carbohidratos: administración como única fuente nutricional salvo que
sea suplementado con ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono.

Formulas Hidrolizadas

Son fórmulas de alimentación infantil cuyas proteínas, que generalmente son


de origen lácteo, han sido tratadas mediante hidrólisis enzimática, ultrafiltración
y/o tratamiento térmico con el fin de reducir su peso molecular y así disminuir
su carga antigénica y también facilitar su digestión y absorción.

En la alergia, una determinada secuencia de aminoácidos, que recibe el nombre de


epítopo, será reconocida por el sistema inmunológico como antígeno. Existen dos
tipos de epítopos, los secuenciales que tienen una estructura lineal y los
conformacionales que tienen una estructura no lineal, en relación con la estructura
tridimensional de la proteína.
Mediante el calentamiento de la proteína se rompen los enlaces químicos y así se
pierde la estructura espacial y de esta forma se separan los epítopos
conformacionales, manteniéndose la configuración lineal y disminuyendo su
capacidad antigénica.
El tratamiento enzimático produce una hidrólisis de los enlaces entre
aminoácidos dividiéndose la proteína en fragmentos más pequeños y así dismi-
nuye la carga antigénica de los epítopos secuenciales. Cuanto menor peso
molecular tengan los péptidos resultantes menor será la carga antigénica. Tras el
tratamiento térmico y enzimático de la proteína se procede a un ultrafiltrado
para eliminar los fragmentos proteicos de mayor tamaño que no han perdido la
capacidad antigénica y los restos de las enzimas empleadas.

El grado final de hidrólisis dependerá de las enzimas utilizadas, del sustrato


proteico y de la duración del proceso. El producto obtenido contiene péptidos de
sabor amargo. El sabor se puede mejorar mediante la extracción con solventes o
filtración con carbón activado.

Los carbohidratos, grasas y micronutrientes pueden variar en función del tipo o


marca de hidrolizado. Se dividen en dos tipos: fórmulas de bajo grado de
hidrólisis y fórmulas de alto grado de hidrólisis.

Fórmulas de bajo grado de hidrólisis


Estas fórmulas contienen menos del 1% de proteína intacta y han sido sometidas
a una hidrólisis enzimática parcial (de bajo grado). El peso molecular de la
proteína hidrolizada se encuentra entre 5.000 y 12.000 daltons (Da). Estas
fórmulas aparecieron en los años ochenta y recibieron entonces el nombre de
fórmulas hipoantigénicas o fórmulas parcialmente hidrolizadas. El resto de
macronutrientes y micronutrientes son iguales a las fórmulas adaptadas.
También puede haber de tipo 1 (inicio) o de tipo 2 (continuación). El sabor, color
y olor prácticamente no se modifican.

Indicaciones: Se recomiendan para la prevención de la alergia a las proteínas de la


leche de vaca (APLV) en lactantes con riesgo atópico (antecedentes de padres
alérgicos, IgE total de la madre > 120 UI/mL e IgE en sangre de cordón > 1
UI/mL), aunque existe mucha controversia por no existir estudios controlados que
demuestren a largo plazo su eficacia.

Contraindicaciones: Están totalmente contraindicadas en el tratamiento de la


APLV mediada o no por IgE al no presentar las proteínas un grado de hidrólisis
suficiente para evitar una respuesta alérgica.

Fórmulas de alto grado de hidrólisis


Son aquellas fórmulas hidrolizadas cuyos componentes proteicos son
aminoácidos y péptidos con peso molecular inferior a 5.000-6.000 Da, incluso
algunas inferior a 2.000 Da. Cuanto mayor es el grado de hidrólisis menor es el
peso molecular y existe menor capacidad antigénica. Sin embargo, todas tienen
cierto potencial alergénico residual ya que secuencias de péptidos formados por
3-6 aminoácidos pueden formar un epítopo e inducir el desarrollo de síntomas
en lactantes. Mediante técnicas in vitro deben demostrar la ausencia de proteínas
nativas. La proteína nativa hidrolizada puede ser caseína, seroproteínas o ambas.
Deberán administrarse bajo estricto control médico ya que puede contener
alergenos residuales. Según las modificaciones en el resto de macronutrientes, se
pueden diferenciar en:

Fórmulas extensamente hidrolizadas: No se modifican el resto de macronutrientes


respecto a las fórmulas adaptadas. Mantienen como carbohidrato la lactosa junto
con dextrinomaltosa o polímeros de glucosa y las grasas son de origen vegetal
como en las fórmulas adaptadas sin triglicéridos de cadena media. La lactosa
que contienen suele ser hipoalergénica al obtenerse mediante microfiltración y
realización de test de ELISA posterior para comprobar que no está contaminada
por caseína.

Indicaciones: Están indicadas en el tratamiento de la APLV sin clínica digestiva y


en la prevención de la APLV cuando el lactante no puede tomar leche materna.
En lactantes con diagnóstico de cólico del lactante con sospecha de presentar un
cuadro de APLV mediada o no por IgE, se puede realizar un ensayo terapéutico
con una fórmula de alto grado de hidrólisis.

Contraindicaciones: Sus contraindicaciones se limitarían a casos de APLV muy


graves que también presentan alergia a fórmulas hidrolizadas, intolerancia a la
lactosa e intolerancia a los polímeros de glucosa.

Formulas semielementales

En estas fórmulas además de las proteínas hidrolizadas se han modificado los


otros macronutrientes. Algunas marcas sustituyen las proteínas lácteas por otras
hidrolizadas cuyo origen puede ser porcino, soja o arroz. Las fórmulas cuyo
origen proteico es el arroz pueden tener la ventaja de una mayor palatabilidad
en relación a las fórmulas cuyo origen son las proteínas lácteas. Además, se
pueden indicar antes de los 6 meses de edad, lo que las diferencia de las fórmulas
de soja además de evitar una posible alergia a la soja. La lactosa se ha eliminado
y se sustituye por dextrinomaltosa o polímeros de glucosa, y las grasas contienen
triglicéridos de cadena media en una proporción variable dependiendo de la
marca.

Indicaciones: Estarían indicadas en la APLV, sobre todo con clínica digestiva y


en cuadros malabsortivos. Del mismo modo se puede realizar un tratamiento de
prueba en un lactante con vómitos y diagnóstico de enfermedad por reflujo
gastroesofágico. También están indicadas en casos de malabsorción por
insuficiencia pancreática, colestasis y síndrome de intestino corto.

Contraindicaciones: Estarían contraindicadas en casos de alergia grave a proteínas de


leche de vaca que también presentan alergia a fórmulas hidrolizadas e intolerancia
a los polímeros de glucosa.

Formulas elementales o monomericas


Son fórmulas constituidas con L-aminoácidos como componente proteico en una
cantidad y perfil similar al de la leche de mujer en los productos destinados a
lactantes. En el resto de edades mantienen una proporción adecuada de
aminoácidos esenciales y no esenciales, y en una cantidad adecuada para cubrir las
necesidades diarias. Las fórmulas destinadas para niños mayores de 3 años y
adultos pueden estar saborizadas. No contienen lactosa, que se ha sustituido por
dextrinomaltosa o polímeros de glucosa. Respecto a las grasas, en algunas se han
añadido triglicéridos de cadena media y contienen ácidos grasos esenciales.
Existen en el mercado fórmulas para lactantes hasta un año de edad y otras para
mayores de 12 meses y adultos. Son preparados de mal sabor, caros y de alta
osmolaridad.

Indicaciones: Están indicadas en la APLV que no responde a fórmulas


extensamente hidrolizadas o fórmulas de soja, lactantes con reacciones
anafilácticas graves, niños mayores de 2 años con múltiples alergias alimentarias
o enteropatía eosinofílica, síndromes malabsortivos graves, transición entre
nutrición parenteral y enteral, síndrome de intestino corto, fístulas
gastrointestinales, malabsorción asociada a infección por HIV.

Contraindicaciones: Se limitarían a la intolerancia a algún componente.

Formula a base de proteína vegetal


Son bebidas no lácteas, elaboradas con agua e ingredientes vegetales, no contienen
proteína animal. Tipos de leches: leche de almendras, de coco, de arroz, de avena, de
linaza, de alpiste, de quinoa, de sésamo, de soja, de avellanas, así como de nuez, girasol,
mijo, cáñamo, trigo y espelta
Fórmulas de soja Contienen proteína aislada de soja (entera o hidrolizada). Su valor
biológico es el más alto de las proteínas vegetales, pero es menor que el de las proteínas
vacunas. En la APLV tiene la ventaja de no provocar reacciones cruzadas. Son
hipoosmolares, bien toleradas, tienen un sabor y una aceptación mejores que los
hidrolizados extensos de proteínas vacunas, y son más baratas. Son deficitarias en
metionina y carnitina, y deben ser suplementadas hasta alcanzar los niveles de la leche
materna.
Provocan una menor biodisponibilidad de minerales (calcio, cinc, magnesio, hierro y
cobre), en parte debido a la alta concentración de fitatos, que pueden inhibir su
absorción, y también son suplementadas en calcio y fósforo en una relación de 1,2-2,
hasta el nivel de las fórmulas adaptadas, así como en hierro y cinc.
Contienen dextrinomaltosa, polímeros de glucosa y/o sacarosa, como hidratos de
carbono, y en algún caso pueden contener almidón, pero carecen de lactosa, como todas
las fórmulas vegetales. Son hiperproteicas respecto a leche de fórmula (2,25 g frente a
1,2-1,9 g/100 mL), pero su aporte calórico es similar. Las grasas son de origen vegetal,
y algunas pueden contener MCT.
Presentan una elevada concentración de algunos nutrientes, cuyos posibles efectos a
largo plazo se desconocen, como manganeso, aluminio (por ello se desaconsejan en
enfermos renales) y fitoestrógenos (isoflavonas), probables disruptores hormonales con
efectos bien conocidos. Por todo ello, no se recomienda su uso en menores de 6 meses
(por tanto, tampoco en presencia de cólicos del lactante o para le prevención de
enfermedades alérgicas) ni ante manifestaciones digestivas crónicas de alergia. Pueden
estar indicadas en los siguientes casos: APLV mediada por IgE sin desnutrición (aunque
más de la cuarta parte de los lactantes puede manifestar con el tiempo alergia a la soja),
galactosemia, intolerancia a la lactosa o seguimiento de dietas sin proteínas animales
por razones familiares (p. ej., familias vegetarianas).
Formula de almendra: La bebida de almendras, una alternativa a la leche de origen vegetal,
se produce a partir de almendras y agua, tiene su origen en la región mediterránea y se consume
desde hace muchos años. Se presenta como una nueva variedad en lo que se conoce como
leches vegetales. Se trata de un sustituto conveniente, saludable y práctico para aquellos que,
por motivos éticos y/o beneficiosos para su salud optan por no ingerir productos lácteos.

La bebida vegetal de almendra es la más nutritiva, es rica en vitaminas, ácidos grasos


esenciales, calcio, magnesio y fosforo, es una semilla oleaginosa, altamente alcalina,
con proteínas de alto valor biológico, tiene mayor concentración de calcio que la leche
de vaca (100 grs de almendras aporta 250 mg de calcio). Tiene como efectos
secundarios un efecto bociógeno con daño importante en la glándula tiroides, el
reemplazo de la leche de vaca por bebida de almendras es peligroso para un lactante,
puede desencadenar desnutrición y no es recomendada en niños, también considerada
alergizante por la presencia de carragenina, inductora de cólicos e intestino irritable . En
la práctica clínica se observa que algunas familias usan bebidas vegetales para sustituir
la ingesta de leche de vaca.
Publicaron los casos clínicos de tres niños con hematuria, disuria e hiperoxaluria,
relacionado con la ingesta excesiva de bebida de almendras, debido a que el alto
contenido de oxalatos produce alteraciones urinarias, las cuales se resuelven al
suspender la bebida. A pesar de este efecto secundario, han publicado un diseño de una
nueva fórmula basada en almendras.

FÓRMULAS ESPECIALES

Deben reservarse para su uso en lactantes que presentan una patología que impide la
utilización de una fórmula convencional. Su indicación debe ser realizada siempre por
un pediatra. El estreñimiento, la regurgitación y los cólicos disminuyen el bienestar del
lactante. El interés por reducir estos problemas digestivos menores ha dado lugar a la
investigación de nuevas fórmulas que introducen nuevos componentes y varían
parcialmente su composición

Fórmulas anticólico
Hay una variedad de fórmulas denominadas anticólico (AC), o fórmulas «de confort»,
supuestamente mejor toleradas que una leche normal para lactantes. En estas fórmulas,
las proteínas séricas suelen estar parcialmente hidrolizadas para facilitar su digestión, y
algunas de ellas contienen una menor cantidad de lactosa, sustituida por
dextrinomaltosa para reducir el exceso de gas abdominal producido por la fermentación
colónica de la lactosa. También pueden contener FOS, para conseguir un efecto
prebiótico, y una mayor proporción de β-palmitato. La modificación de la cantidad de
grasa se lleva a cabo en algunos casos en forma de (triglicéridos de cadena media)
MCT. Podrían ser eficaces en determinados casos sin una patología demostrada, pero
también pueden inducir un efecto placebo; por ello, se precisaría la realización de
estudios doble ciego que confirmaran los resultados.
Fórmulas antiestreñimiento
Pueden tener una o varias de las siguientes modificaciones:
Mayor proporción de ácido palmítico en posición β o central en el triglicérido, más
parecido a la leche materna (45%) . Las heces de los niños alimentados con fórmulas
son más duras debido a su mayor contenido en jabones cálcicos. La lipasa pancreática
no hidroliza el palmitato en esa posición, por lo que el ácidos grasos (AG) queda unido
al glicerol, forma micelas mixtas con las sales biliares y es fácilmente absorbido.
En las fórmulas adaptadas, los AG están mayoritariamente en posición α (periféricos en
el triglicérido) y, al ser hidrolizados por la lipasa, quedan libres, se absorben peor y se
unen al calcio formando jabones cálcicos insolubles, que aumentan la dureza de las
heces. Además de ablandar las heces, permiten una mejor absorción de la grasa, calcio y
magnesio, y un enriquecimiento del contenido mineral óseo.
En otros casos pueden contener mayor cantidad de magnesio por su efecto laxante y
estimulante de la motilidad intestinal a través del estímulo de la colecistoquinina. Las
heces también serán más blandas y con un menor contenido en jabones cálcicos.
Adición de oligosacáridos, sobre todo GOS y FOS. Tienen un efecto prebiótico,
favorecen el desarrollo de una flora bifidógena y provocan heces más blandas y un
aumento de volumen del bolo fecal.
Relación calcio/fósforo de 2, y empleo de lactosa como único hidrato de carbono. Con
ello se pretende reducir la formación de jabones cálcicos, al lograr una mayor absorción
de calcio.

Fórmulas antirregurgitación
Cuando estas fórmulas aparecieron en el mercado, lo hicieron con la denominación de
«fórmulas antirreflujo», término que muchos clínicos aún siguen utilizando
indebidamente. Sin embargo, se tuvo que cambiar su nombre por el de «fórmulas
antirregurgitación» (AR) porque, aunque disminuyen las regurgitaciones y los vómitos
en los niños que las utilizan, se ha demostrado mediante estudios de Ph metría esofágica
que no mejoran el reflujo gastroesofágico (RGE) ni sus consecuencias.
Es más, hay un riesgo mayor de aumentar el tiempo de contacto del material ácido
refluido con la mucosa esofágica, por el incremento en la viscosidad del contenido
intraluminal, y un teórico mayor riesgo de esofagitis . Las leches AR no son fórmulas
normales, ya que aumentan hasta 4 veces su viscosidad en el estómago, debido a
distintos cambios en su composición, y tratan de favorecer el vaciado gástrico, factor
importante en las repercusiones del reflujo. Suele haber fórmulas AR de inicio y de
continuación.
Las principales modificaciones que contienen son las siguientes:
✓ Adición de un espesante. El primero utilizado fue la harina de semilla de
algarrobo, que llega sin digerir al colon, produciendo un efecto fibra; puede
provocar heces más blandas, dolor abdominal y diarrea leve.
✓ También se ha utilizado el almidón de maíz o arroz, que tiene una menor
viscosidad, pero también un efecto prebiótico; podría ser parcialmente digerido
y, por tanto, aumentar algo su valor calórico.

Ambos tipos de espesantes podrían inducir una teórica menor biodisponibilidad de


calcio, cinc o hierro.
• Menor contenido en grasa, para favorecer el vaciado gástrico.
• La mayoría presenta una relación seroproteínas/caseína diferente a las fórmulas de
inicio, en las que este cociente se sitúa en 60/40. Su relación se parece más a la
observada en la leche de vaca (20/80), a costa de un mayor contenido en caseína que,
aunque enlentece el vaciado gástrico respecto a las proteínas séricas, aumenta su
viscosidad y ejerce un efecto tampón sobre el ácido en el estómago6 .
• Por lo demás, son similares a las fórmulas adaptadas, y la lactosa es el hidrato de
carbono casi exclusivo que contienen.
Hoy en día el manejo del niño regurgitador está bastante establecido, y depende de si se
sospecha en el paciente un RGE no complicado (niño «regurgitador feliz», sin ningún
otro síntoma ni signo asociado en cuyo caso el manejo conservador debe ser la regla,
explicando a los padres la naturaleza benigna del proceso, o por el contrario, se
sospecha una posible enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con
complicaciones asociadas y/o esofagitis.

No deben utilizarse de forma sistemática las fórmulas AR en el primer caso, es decir, en


lactantes regurgitadores sin otros síntomas y que crecen adecuadamente, pero éstas
podrían utilizarse como prueba terapéutica durante 2 semanas en el ámbito
extrahospitalario, ya que mejoran rápidamente los vómitos, sobre todo en niños con un
RGE no complicado. En caso de respuesta positiva, la posibilidad de que exista un
reflujo es elevada, aunque se debería volver a alimentar al lactante con una fórmula
normal, ya que no está justificado su uso sistemático.
No obstante, en la guía de práctica clínica del RGE, publicada conjuntamente por la
Sociedad Europea de Pediatría Gastroenterología, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN)
y Sociedad Norteamericana de Pediatría Gastroenterología, Hepatología y Nutrición
(NASPGHAN), en 2009, también se contempla la posibilidad de administrar
temporalmente las fórmulas AR en niños con un RGE no complicado pero con una
escasa ganancia de peso, para disminuir los vómitos y la pérdida de nutrientes y
favorecer la recuperación nutricional, junto con otras medidas terapéuticas y siempre
bajo supervisión médica.
Fórmulas para prematuros

El niño pretérmino se caracteriza por tener una reserva muy escasa de nutrientes, unos
requerimientos elevados de energía, agua y elementos nutricionales, y serias
alteraciones por inmadurez, y a veces enfermedad grave, en los sistemas relacionados
con la digestión, absorción, metabolismo y excreción de nutrientes.
En 1977, la AAP señaló que la dieta óptima para el pretérmino de bajo peso sería
aquella capaz de hacerle crecer como el feto en el tercer trimestre de gestación, sin
causarle un estrés metabólico o excretor excesivo. En 1987, la ESPGAN publica las
recomendaciones sobre los requerimientos nutricionales de los niños de bajo peso al
nacer. Estos preparados están indicados en recién nacidos prematuros de peso inferior
2.500 gramos. Aunque no existe acuerdo hasta cuando mantenerlos, en general se
acepta que pueden administrarse hasta que la edad corregida alcanza las 38 semanas de
gestación, o el peso del niño supera los 2.000-2.500 gramos con parámetros
bioquímicos tales como fosfatasa alcalina y albúmina normales.
Las fórmulas comerciales para pretérminos tienen un contenido proteico más elevado
que las fórmulas estándar. El cociente caseína/seroproteína 40/60 consigue un aporte de
aminoácidos similar al de la leche humana, única proteína utilizable por el recién
nacido, pues su capacidad para metabolizar aminoácidos está limitada por la inactividad
de ciertas enzimas a nivel hepático. Además los aminogramas plasmáticos conseguidos
con estas fórmulas son, comparados con los obtenidos con fórmulas de predominio de
caseína, más parecidos a los de los niños alimentados con leche humana.

Debido a su inmadurez y menor reserva de nutrientes, requieren un mayor aporte


calórico (67-94 kcal/100 ml), para mantener un crecimiento adecuado y unas
condiciones nutricionales determinadas.

- Hidratos de carbono: entre 9,6 y 12,5 g/100 kcal. Sustitución parcial de la lactosa por
polímeros de glucosa, debido a la deficiencia relativa de lactasa que presentan por
menor actividad de la misma. Esto evita los efectos de la malabsorción de lactosa,
mejora el vaciamiento gástrico y consigue mayor densidad calórica sin aumentar la
osmolaridad.

- Lípidos: se recomienda entre 4,4 y 5,7 g/100 kcal. Mayor proporción de triglicéridos
de cadena media (TCM) para facilitar su absorción, sin sobrepasar el 40% de la grasa
administrada. Adición de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, ácidos grasos
esenciales (y sus metabolitos activos: el araquidónico y el DHA) y ácidos grasos trans.

- Proteínas: en mayor cantidad (2,8 a 4,9 g/kg/día), parte hidrolizadas. Añaden mayor
cantidad de taurina. Se recomienda que la carnitina y los nucleótidos se añadan en
cantidades similares a las halladas en la leche materna.

- Mayor aporte de calcio y fósforo para facilitar la mineralización ósea, con una
proporción calcio:fósforo de 1,7.

Fortificadores de la leche humana


Están diseñados para ser mezclados con la leche materna y la mayoría están
disponibles en polvo. Su composición varía entre las diferentes marcas y su
administración deberá individualizarse según las necesidades del niño, aunque
a menudo ello es difícil debido a la variabilidad en el contenido de macro y
micronutrientes en la leche del pretérmino. La mayoría de preparaciones
contienen proteínas, carbohidratos, lípidos, calcio, fósforo, magnesio, sodio,
cobre y vitaminas. En cuanto a la fuente proteica, contienen proteína
liofilizada humana o bovina; ambas tienen efectos similares en cuanto a la
utilización del nitrógeno y al crecimiento, sin embargo la fuente proteica
puede afectar el patrón de aminoácidos en plasma; así, las concentraciones de
cistina, taurina y prolina son superiores cuando se utiliza la fuente humana(7).
No existe consenso sobre hasta cuándo debe mantenerse la fortificación de la
leche materna; en la práctica se suele fortificar hasta que el niño recibe toda
la alimentación por boca y mantiene un crecimiento correcto sin evidencia de
problemas nutricionales (p. ej., niveles de fosfatasa alcalina, fósforo, BUN y
albúmina adecuados)
Contienen principalmente polímeros de glucosa que aportan 3,8Kcal/g de
polvo y 2kcal/mL de líquido¸ otros que aportan grasa triglicéridos de cadena
media y aceite de coco lo cual aporta 8,3kcal/g 0 7,7cal/mL, aceite vegetal soja
y maíz 9 calorías /g y otras proteínas como caseinato de calcio; esta última es
poco apropiada en prematuros por su alta carga de solutos.
Existen otros fortificadores de la leche humana que combina diferentes
nutrientes como lactoalbumina/caseína a razón de 60% / 40%, carbohidratos,
polímeros de glucosa en 75% y 25% lactosa y una cantidad de grasa
despreciable. Un sobre de fortificante añadido a 50ml de leche humana aporta
2cal/onza de formula.

Fórmulas hipercalóricas para lactantes: Su introducción desde hace ya algunos años


en la nutrición infantil ha supuesto un gran avance terapéutico, ya que permiten aportar
dietas completas desde el primer mes de vida hasta el año y medio, con excelente
tolerancia y sabor, y un buen aporte calórico, lo que facilita mucho la recuperación
nutricional del lactante enfermo y del fallo de medro.
Son dietas completas, con un alto contenido calórico respecto a las leches adaptadas (1
kcal/mL frente a 0,7/mL), aunque similar al de los preparados enterales para otras
edades. Los hidratos de carbono suelen estar representados aproximadamente al 50%
por dextrinomaltosa y lactosa. Las grasas son triglicéridos de cadena larga, con adición
de LC-PUFA, y no contienen ni sacarosa ni gluten.
El contenido proteico es de proteínas vacunas enteras en una de las fórmulas existentes
(Infatrini®), junto con galactooligosacáridos (GOS) y fructooligosacáridos (FOS)
añadidos, o de proteínas séricas parcialmente hidrolizadas (Infasource®), ninguna de las
cuales puede utilizarse por tanto en la APLV, y finalmente en forma de hidrolizado
extenso de proteínas séricas (Infatrini Peptisorb®), auténtica dieta semielemental.
Pueden utilizarse como único alimento o como suplemento, por boca o por sonda, e
incluso permiten la adición de cereales, con los que aumentan aún más la densidad
calórica. Son hiperproteicas (2,6 g/100 mL), lo que permite obtener un mejor balance
nitrogenado en los niños desnutridos (leche materna: 0,9-1,2 g/100 mL; fórmulas: 1,2-
1,9 g/100 mL). Su osmolaridad es algo superior a la de una fórmula adaptada, pero
inferior a ésta si es suplementada con módulos de dextrinomaltosa y/o MCT, y son bien
toleradas desde los primeros meses, aunque aún se dispone de poca experiencia en el
recién nacido. Hoy día constituyen la primera opción para enriquecer la dieta de los
lactantes en calorías y/o proteínas13. Sólo en situaciones concretas, en que exista una
mala tolerancia a una dieta hiperproteica, como en la insuficiencia renal, es preferible el
uso de módulos de hidratos de carbono y/o lípidos.

BLIBLIOGRAFIA
✓ Fórmulas infantiles especiales G. Tamayo López, A. Sáenz de Urturi, M.R.
Hernández Sáez, C. Pedrón Giner, M.D. García Novo
✓ Fórmulas de nutrición enteral en pediatría: Consuelo Pedron Giner. voctor
manuel navas 2013
✓ Nutrición infantil Acta pediatr esp. 2018; 76(3-4): 50-54 principales fórmulas
especiales utilizadas en lactantes. J.m. marugán de miguelsanz, c. Alonso
vicente, m. Marcos temprano, m.c. torres hinojal
Sección de gastroenterología y nutrición pediátrica. Hospital clínico
universitario de Valladolid.
✓ Nutrición pediátrica Sociedas Venezolana de Pediatria y Puericultura
✓ Maldonado Lozano J. Nuevos ingredientes en las fórmulas para lactantes
nacidos a término (I): Probióticos, prebióticos y simbióticos. Acta Pediatr Esp.
2014; 72: 56-62.
✓ Leches a base de plantas: Almendras1 Elena Torna, Daniela Rivero Mendoza y Wendy
J. Dahl2 IFAX extensión univerdiad de florida
✓ Ávila de Campagnaro, Evila BEBIDAS VEGETALES Y LECHES DE OTROS
MAMÍFEROS Archivos Venezolanos de Puericultura y Pediatría, vol. 80, núm. 3,
julio-septiembre, 2017, pp. 96-101 Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría
Caracas, Venezuela

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