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Las Fórmulas de inicio pueden sustituir a la leche materna cuando ésta no es posible,
han de cubrir las necesidades del RN con peso mayor de 2500 gr. al nacer hasta los 4-6
meses. Las Fórmulas de Bajo Peso cubren las necesidades de los niños de bajo peso
hasta la edad de a término aproximadamente, para lograr un crecimiento semejante al
intrauterino, aportando nutrientes condicionalmente esenciales en el prematuro
(aminoácidos, nucleótidos, LC-PUFA w3-w6, oligosacáridos, etc.) y mayores aportes
de proteínas, calorías y minerales.
Ambos tipos de leche se administran inicialmente tras confirmar tolerancia con una
toma de agua, suero glucosado 5% o leche diluida al medio, con biberones cada 3 horas,
6-8 tomas al día, (no hay evidencia científica que permita recomendar una u otra de
estas pautas adoptadas por diferentes centros).
Se comienza con unos 50 ml /kg/día y aumentando unos 10-20 ml /kg/día hasta alcanzar
los 150 ml -170 /kg/día (120 -130 Kcal /kg/día) hacia los 8-10 días, para seguir así los
primeros meses. Las leches artificiales se prepararán con agua libre de gérmenes y
pobre en minerales, inicialmente aguas envasadas o aguas potables del grifo si la
composición lo permite por niveles de sales y de nitritos. En estos casos se recomienda
la ebullición del agua durante un minuto desde que comienza a hervir. No es necesario
más tiempo porque concentra las sales en el agua.
Contraindicaciones médicas:
Dependientes del Niño
Recién nacidos que no deben recibir leche materna ni otra leche excepto fórmula
especializada
✓ Galactosemia clásica: se necesita una fórmula especial libre de galactosa.
✓ Enfermedad de orina en jarabe de arce: se necesita una fórmula especial libre de
leucina, isoleucina y valina.
✓ Fenilcetonuria: se requiere una fórmula especial libre de fenilalanina (se permite
amamantar un poco, por un tiempo, con monitorización cuidadosa)
Dependientes de la madre Madres que podrían requerir el evitar la lactancia
VIH-SIDA
Herpes simple: en recién nacidos de menos de 15 días puede producir una infección
potencialmente mortal. Durante el primer mes la presencia de lesiones de herpes simple
en un pezón contraindica la lactancia de ese lado hasta su curación.
Madres que podrían requerir el evitar la lactancia temporalmente
Enfermedad grave que hace que la madre no pueda cuidar a su hijo.
Herpes Simple Tipo I (HSV-1): se debe evitar contacto directo ente las lesiones en el
pecho materno y la boca del bebé hasta que toda lesión activa haya sido resuelta.
Medicación materna:
Medicamentos psicoterapéuticos sedativos, antiepilépticos, opiodes y sus
combinaciones. La madre puede reiniciar la lactancia luego de dos meses de haber
recibido esta sustancia.
La quimioterapia citotóxica.
Madres para quienes la lactancia no está contraindicada, aunque presentan condiciones
médicas especiales
• Absceso mamario: el amamantamiento debería continuar con el lado no afectado; el
amamantamiento con el pecho afectado puede reiniciarse una vez se ha iniciado el
tratamiento.
• Mastitis: si la lactancia es muy dolorosa, debe extraerse la leche para evitar que
progrese la afección.
• Uso de sustancias: – Se ha demostrado efecto dañino en los bebés amamantados de
madres que usan nicotina, alcohol, éxtasis, anfetaminas, cocaína y estimulantes
relacionados.
Tipos de preparados
Existen 3 tipos de fórmulas artificiales: tipo 1 o de inicio, tipo 2 o de continuación y
tipo 3 o de crecimiento. Las de tipo 3 o de crecimiento no están reguladas por la
normativa europea.
Sin embargo, según las últimas recomendaciones, las diferencias con una fórmula
de inicio apenas existen, con la casi única salvedad de que pueden contener (aunque
no se recomienda) sacarosa y fructosa.
Proteínas
La tendencia de las FA ha sido disminuir el aporte de proteínas hasta 1,8-2,5 g/100 kcal
(1,2-1,7 g/100 ml). La suplementación con alfa lacto albúmina tiene efectos
beneficiosos en el desarrollo cognitivo, inmunitario y en la absorción de nutrientes
Los requerimientos de proteínas son altos en los primeros meses de vida (1,77 g/kg/día),
pero van disminuyendo a partir del sexto mes (1,15 g/kg/día). Se ha demostrado que
ingestas muy elevadas de proteína en los primeros meses de vida, promueven un
crecimiento acelerado y un mayor IMC a partir de los 6 meses de edad, que se mantiene
hasta los 6 años. También aumenta el riesgo de síndrome metabólico en prematuros y
PEG (Pequeños para la Edad Gestacional).
Ademas de la adicción de osteopontina láctea a las FA, proteína sérica que, además de
beneficios sobre la función inmunológica, favorece el equilibro de aminoácidos en
plasma, de forma similar a la LM, disminuyendo los niveles de aminoácidos
insulinogénicos (isoleucina, leucina y valina).
Grasas: 4,4-6 g/100 kcal (2,9-4,1/100 ml). Deben suponer el 50-55% del aporte
calórico.
La mayor parte de los Ácidos Grasos (AG) de la LM son de cadena larga (95%), siendo
los más importantes: ácido oleico (38%) (monoinsaturado), palmítico (20%) (saturado)
y linoleico (15%) (poliinsaturado).
Sin embargo, análisis realizados por autores como Jardí C et al. plantean que la cantidad
nutricional es superior a los valores que establecen las ingestas dietéticas recomendadas
para: retinol (133,5%), vitamina E (166%), vitamina C (174%), tiamina (179%),
riboflavina (230%), niacina (151%), vitamina B6 (142%), vitamina B12 (500%) y
folatos (214%) para las leches de inicio, y para vitamina B12 (283%) para las de
continuación, aunque esto requiere más estudios respecto a sus posibles implicaciones.
Por otro lado, la ingesta de calcio y fósforo, al igual que la de magnesio y de la vitamina
D debe ser adecuada para el correcto desarrollo de los huesos. Dado que la absorción
del calcio de las leches infantiles es peor, la cantidad no debe ser menor de 50 mg/100
kcal. La relación calcio:fósforo no será inferior a 1 ni superior a 2.
Fórmulas sin lactosa La lactosa se ha sustituido parcial o totalmente por otro hidrato
de carbono que no presente problemas en su absorción, como la dextrinomaltosa o los
polímeros de glucosa, pero por lo demás son iguales a las fórmulas adaptadas. La
lactosa es la única fuente de galactosa en el lactante. Favorece el desarrollo de una flora
acidófila y aumenta la absorción de calcio, por lo que ante un uso prolongado, se
aconseja suplementar en calcio. Por tanto, eliminar la lactosa de la dieta de forma
prolongada debe estar justificado clínicamente.
Sus indicaciones serían lógicamente la intolerancia a la lactosa, primaria o secundaria,
hasta la recuperación de la actividad enzimática (3-4 semanas en casos de diarrea en
niños previamente sanos), o tras la remisión de la enfermedad de la mucosa intestinal de
base: síndrome postenteritis, enfermedad celiaca, APLV, desnutrición, etc. No está
indicada su exclusión en la realimentación inicial del niño con diarrea aguda, y sólo se
excluirá en este caso ante la evidencia de intolerancia secundaria, con diarrea
persistente. No se utiliza en la galactosemia, por la posibilidad de contener trazas de
lactosa. A partir del año de edad, los niños que precisen una exclusión de la lactosa
pueden consumir, en teoría, leches sin lactosa comerciales (disponibles en
supermercados), no aptas para lactantes.
Fórmulas con/sin fructosa, sin glucosa, ni galactosa, ni disacáridos que las
contengan
Dentro de este grupo se incluyen dos fórmulas: una que se caracteriza porque su fuente
de hidratos de carbono es exclusivamente fructosa (Galactomin 19 Fórmula [Nutricia])
y otra con muy bajo contenido en carbohidratos (< 0,1 g/100 g de producto) (mezcla sin
carbohidratos [Nutricia]) que puede suplementarse con los hidratos de carbono
indicados para cada trastorno según prescripción médica. Ambas contienen proteína
láctea entera.
Indicaciones
• Malabsorción de glucosa-galactosa
• Intolerancia secundaria a monosacáridos y deficiencia de piruvato
deshidrogenasa
Contraindicaciones
Mezcla sin carbohidratos: administración como única fuente nutricional salvo que
sea suplementado con ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono.
Formulas Hidrolizadas
Formulas semielementales
FÓRMULAS ESPECIALES
Deben reservarse para su uso en lactantes que presentan una patología que impide la
utilización de una fórmula convencional. Su indicación debe ser realizada siempre por
un pediatra. El estreñimiento, la regurgitación y los cólicos disminuyen el bienestar del
lactante. El interés por reducir estos problemas digestivos menores ha dado lugar a la
investigación de nuevas fórmulas que introducen nuevos componentes y varían
parcialmente su composición
Fórmulas anticólico
Hay una variedad de fórmulas denominadas anticólico (AC), o fórmulas «de confort»,
supuestamente mejor toleradas que una leche normal para lactantes. En estas fórmulas,
las proteínas séricas suelen estar parcialmente hidrolizadas para facilitar su digestión, y
algunas de ellas contienen una menor cantidad de lactosa, sustituida por
dextrinomaltosa para reducir el exceso de gas abdominal producido por la fermentación
colónica de la lactosa. También pueden contener FOS, para conseguir un efecto
prebiótico, y una mayor proporción de β-palmitato. La modificación de la cantidad de
grasa se lleva a cabo en algunos casos en forma de (triglicéridos de cadena media)
MCT. Podrían ser eficaces en determinados casos sin una patología demostrada, pero
también pueden inducir un efecto placebo; por ello, se precisaría la realización de
estudios doble ciego que confirmaran los resultados.
Fórmulas antiestreñimiento
Pueden tener una o varias de las siguientes modificaciones:
Mayor proporción de ácido palmítico en posición β o central en el triglicérido, más
parecido a la leche materna (45%) . Las heces de los niños alimentados con fórmulas
son más duras debido a su mayor contenido en jabones cálcicos. La lipasa pancreática
no hidroliza el palmitato en esa posición, por lo que el ácidos grasos (AG) queda unido
al glicerol, forma micelas mixtas con las sales biliares y es fácilmente absorbido.
En las fórmulas adaptadas, los AG están mayoritariamente en posición α (periféricos en
el triglicérido) y, al ser hidrolizados por la lipasa, quedan libres, se absorben peor y se
unen al calcio formando jabones cálcicos insolubles, que aumentan la dureza de las
heces. Además de ablandar las heces, permiten una mejor absorción de la grasa, calcio y
magnesio, y un enriquecimiento del contenido mineral óseo.
En otros casos pueden contener mayor cantidad de magnesio por su efecto laxante y
estimulante de la motilidad intestinal a través del estímulo de la colecistoquinina. Las
heces también serán más blandas y con un menor contenido en jabones cálcicos.
Adición de oligosacáridos, sobre todo GOS y FOS. Tienen un efecto prebiótico,
favorecen el desarrollo de una flora bifidógena y provocan heces más blandas y un
aumento de volumen del bolo fecal.
Relación calcio/fósforo de 2, y empleo de lactosa como único hidrato de carbono. Con
ello se pretende reducir la formación de jabones cálcicos, al lograr una mayor absorción
de calcio.
Fórmulas antirregurgitación
Cuando estas fórmulas aparecieron en el mercado, lo hicieron con la denominación de
«fórmulas antirreflujo», término que muchos clínicos aún siguen utilizando
indebidamente. Sin embargo, se tuvo que cambiar su nombre por el de «fórmulas
antirregurgitación» (AR) porque, aunque disminuyen las regurgitaciones y los vómitos
en los niños que las utilizan, se ha demostrado mediante estudios de Ph metría esofágica
que no mejoran el reflujo gastroesofágico (RGE) ni sus consecuencias.
Es más, hay un riesgo mayor de aumentar el tiempo de contacto del material ácido
refluido con la mucosa esofágica, por el incremento en la viscosidad del contenido
intraluminal, y un teórico mayor riesgo de esofagitis . Las leches AR no son fórmulas
normales, ya que aumentan hasta 4 veces su viscosidad en el estómago, debido a
distintos cambios en su composición, y tratan de favorecer el vaciado gástrico, factor
importante en las repercusiones del reflujo. Suele haber fórmulas AR de inicio y de
continuación.
Las principales modificaciones que contienen son las siguientes:
✓ Adición de un espesante. El primero utilizado fue la harina de semilla de
algarrobo, que llega sin digerir al colon, produciendo un efecto fibra; puede
provocar heces más blandas, dolor abdominal y diarrea leve.
✓ También se ha utilizado el almidón de maíz o arroz, que tiene una menor
viscosidad, pero también un efecto prebiótico; podría ser parcialmente digerido
y, por tanto, aumentar algo su valor calórico.
El niño pretérmino se caracteriza por tener una reserva muy escasa de nutrientes, unos
requerimientos elevados de energía, agua y elementos nutricionales, y serias
alteraciones por inmadurez, y a veces enfermedad grave, en los sistemas relacionados
con la digestión, absorción, metabolismo y excreción de nutrientes.
En 1977, la AAP señaló que la dieta óptima para el pretérmino de bajo peso sería
aquella capaz de hacerle crecer como el feto en el tercer trimestre de gestación, sin
causarle un estrés metabólico o excretor excesivo. En 1987, la ESPGAN publica las
recomendaciones sobre los requerimientos nutricionales de los niños de bajo peso al
nacer. Estos preparados están indicados en recién nacidos prematuros de peso inferior
2.500 gramos. Aunque no existe acuerdo hasta cuando mantenerlos, en general se
acepta que pueden administrarse hasta que la edad corregida alcanza las 38 semanas de
gestación, o el peso del niño supera los 2.000-2.500 gramos con parámetros
bioquímicos tales como fosfatasa alcalina y albúmina normales.
Las fórmulas comerciales para pretérminos tienen un contenido proteico más elevado
que las fórmulas estándar. El cociente caseína/seroproteína 40/60 consigue un aporte de
aminoácidos similar al de la leche humana, única proteína utilizable por el recién
nacido, pues su capacidad para metabolizar aminoácidos está limitada por la inactividad
de ciertas enzimas a nivel hepático. Además los aminogramas plasmáticos conseguidos
con estas fórmulas son, comparados con los obtenidos con fórmulas de predominio de
caseína, más parecidos a los de los niños alimentados con leche humana.
- Hidratos de carbono: entre 9,6 y 12,5 g/100 kcal. Sustitución parcial de la lactosa por
polímeros de glucosa, debido a la deficiencia relativa de lactasa que presentan por
menor actividad de la misma. Esto evita los efectos de la malabsorción de lactosa,
mejora el vaciamiento gástrico y consigue mayor densidad calórica sin aumentar la
osmolaridad.
- Lípidos: se recomienda entre 4,4 y 5,7 g/100 kcal. Mayor proporción de triglicéridos
de cadena media (TCM) para facilitar su absorción, sin sobrepasar el 40% de la grasa
administrada. Adición de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, ácidos grasos
esenciales (y sus metabolitos activos: el araquidónico y el DHA) y ácidos grasos trans.
- Proteínas: en mayor cantidad (2,8 a 4,9 g/kg/día), parte hidrolizadas. Añaden mayor
cantidad de taurina. Se recomienda que la carnitina y los nucleótidos se añadan en
cantidades similares a las halladas en la leche materna.
- Mayor aporte de calcio y fósforo para facilitar la mineralización ósea, con una
proporción calcio:fósforo de 1,7.
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FORMULAS