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LIC.

DERECHO

GARANTIAS DE PROPIEDAD
ASIGNATURA: garantías individuales

ALUMNO: CARLOS ALBERTO SILVA


MEDINA

MATRICULA: 69458

TUTOR: MANUEL ISRAEL GARZA DEL


TORO

ESCOBEDO NUEVO LEON A 20 DE OCTUBRE DEL 2023


GARANTÍAS DE PROPIEDAD.

La garantía de propiedad es el derecho que tiene una persona de poseer, usar y


transferir un recurso de forma exclusiva y libre. En México, la garantía de
propiedad se obtiene mediante la escritura pública, que es un documento que
protege y defiende los derechos y el patrimonio de los propietarios. La garantía de
propiedad implica el pago de aranceles y la posibilidad de expropiación con
indemnización. La fijación del concepto de propiedad en general ha sido una
cuestión difícil de solucionar. Las definiciones que al respecto se han formulado,
realmente no han tomado como base el elemento esencial de la propiedad en
general, sino que han partido de la estimación de las consecuencias jurídicas que
de ella se derivan y de las modalidades aparentes como se presenta en
comparación con los derechos personales o de crédito. En efecto, los tratadistas
de Derecho Civil, cuyas consideraciones pueden hacerse extensivas a la
propiedad en general, o sea, a la privada y a la pública, por ser ambas
copartícipes del mismo concepto genérico, han reputado a aquélla como el
prototipo del derecho real, opuesto al personal o de crédito. La teoría tradicional
establecía que el derecho real (jus an re) significaba una relación entre una
persona y una cosa y que, en cambio, el derecho personal (jus ad rem) implica un
vínculo entre dos sujetos singularmente determinados, en virtud del cual uno de
ellos, denominado acreedor, es titular de la facultad de exigir del otro, llamado
deudor, el cumplimiento de una prestación cualquiera consistente en hacer, dar o
en no hacer (concepto de obligación). El derecho real, según la teoría clásica o
tradicional, se ejerce directamente sobre la cosa que constituye el objeto del
derecho, esto es, sin ningún intermediario. Por el contrario, en el derecho
personal, el titular de éste no ejerce ningún poder directo sobre una cosa sino
indirectamente sobre todo el patrimonio del deudor y cuya efectividad o ejercicio
positivos dependen del comportamiento de éste en el cumplimiento de su
obligación. Para distinguir al derecho real del personal, se dijo que, si bien ambos
consisten en un vínculo jurídico, los sujetos pasivos (obligados) en cada uno de
ellos son diferentes. Así, la teoría moderna que reaccionó contra la clásica, asentó
que el derecho real (cuyo prototipo es el de propiedad) implica una relación entre
un individuo determinado (sujeto activo) y un sujeto pasivo universal integrado por
todos los hombres, el cual tiene el deber de respetar ese derecho, absteniéndose
de vulnerarlo o violarlo. El concepto de relación jurídica implica la acusación de
derechos y obligaciones correlativas o recíprocas (contratos unilaterales y
bilaterales, verbigracia) entre los sujetos de la misma; y como una cosa no puede
contraer obligaciones ni ser titular de derechos, es obvio que, como lo consideró la
teoría moderna, entre ella y una persona no puede existir ningún vínculo jurídico.
subjetivo. La afectación, imputación, referencia. atribución, etc., de un bien a un
sujeto no se ostentan como una relación jurídica entre aquél y éste, por lo que no
sugieren el absurdo que sirvió de fundamento a la crítica de la doctrina clásica
sobre este ·punto. Al afirmar que una cosa se refiere, se imputa, se afecta a una
persona, no se supone y mucho menos se infiere, que aquélla esté obligada hacia
ésta o viceversa.

II. LA PROPIEDAD PRIVADA. A.

La propiedad como derecho subjetivo civil. La propiedad privada presenta


primordialmente dos aspectos, a saber, como derecho civil subjetivo y corno
derecho público subjetivo. En el primer caso, la propiedad se revela como un
derecho que se ubica en las relaciones jurídicas privadas, esto es, en las que se
entablan entre los individuos como tales, como gobernados, como elementos de
vínculos de coordinación. La propiedad privada, en estas condiciones, es
exclusivamente oponible a las pretensiones de los sujetos individuales, o mejor
dicho, a las de las personas colocadas en el plano de gobernados o de derecho
privado. En su aspecto puramente civil, la propiedad es un derecho subjetivo que
se hace valer frente a personas situadas en la misma posición jurídica que aquella
en que se encuentra su titular. El Estado, en las relaciones de imperio, de
autoridad con los gobernados, es extraño a la propiedad privada en su carácter de
derecho civil; no forma parte de las relaciones jurídicas en que ésta se puede
debatir; simplemente se ostenta como mero regulador de las mismas. La
propiedad privada como derecho subjetivo civil engendra para su titular tres
derechos fundamentales, que son: el de uso, el de disfrute y el de disposición de
la cosa materia misma. El primero se traduce en la facultad que tiene el propietario
de utilizar el bien para la satisfacción de sus propias necesidades; por medio del
segundo, el dueño de la cosa puede hacer suyos los frutos (civiles o naturales)
que ésta produzca; el derecho de disponer de un bien, en tercer lugar, se
manifiesta en la potestad que tiene el titular de la propiedad consistente en
realizar, respecto de aquél, actos de dominio de diversa índole (venta, donación,
constitución.

La propiedad privado como derecho público subjetivo, garantía individual.

Nos hemos referido a la propiedad privada como derecho oponible por su titular
ante las personas físicas o, morales, incluyendo al Estado en su aspecto de
entidad no soberana (jure gestionis), que están colocadas en su misma situación
jurídica de gobernado. Pues bien, la propiedad privada presenta el carácter de
derecho público subjetivo, cuando pertenece al gobernado como tal y es oponible
al Estado y sus autoridades, ya no bajo su índole de personas no soberanas, sino
como entidades de imperio, de autoridad. El fundamento constitucional de la
propiedad privada inmobiliaria como derecho subjetivo público se contiene en el
primer párrafo del artículo 27 de la Ley Suprema, el cual dice: La propiedad de las
tierras yaguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional,
corresponde originariamente a la nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de
transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad
privada. El concepto de propiedad originaria no debe tomarse como equivalente al
de propiedad en su connotación común, pues en realidad, el Estado o la nación no
usan, disfrutan o disponen de las tierras yaguas como lo hace un propietario
corriente. La entidad política soberana, en efecto, no desempeña en realidad
sobre éstas, actos de dominio, o sea, no las vende, grava, dona, etc. En un
correcto sentido conceptual la propiedad originaria implica el dominio eminente,
que tiene el Estado sobre su propio territorio, consistente en el imperio, autoridad
o soberanía que dentro de sus límites ejerce.
b) Limitaciones constitucionales a la propiedad privada como garantía individual.
Hemos aseverado anteriormente que la propiedad privada ya no es un derecho
absoluto del individuo tal como existía en Roma, sino que está llamada a
desempeñar una función social. Por ello es que la Ley Suprema impone a la
propiedad particular importantes limitaciones, todas ellas inspiradas en el interés
estatal, nacional, público o social.

l. imposición de modalidades. El artículo 27 constitucional en su tercer párrafo


expresa que "la nación (o el Estado mexicano como persona moral de El
establecimiento de limitaciones' o prohibiciones a los derechos específicos
emanados de la propiedad, así como la obligación impuesta a su titular,
consistente en realizar actos positivos, deben tener como móvil, como causa final,
la satisfacción MI interés público, esto es de un interés general personalmente
indeterminado. En vista de la prevención constitucional que acabamos de
transcribir, el Estado o la nación, por conducto de sus autoridades puede llevar a
cabo actos limitativos o prohibitivos de los derechos que de la propiedad se
derivan para su titular (uso, disfrute y disposición), así como imponer a éste el
cumplimiento obligatorio de un hecho positivo.

2. La expropiación. La utilidad pública. Otro fenómeno en que se manifiesta el


carácter de función social que ostenta la propiedad privada, está constituido por la
expropiación por causa de utilidad pública. La expropiación, pues, está vedada a
los particulares. El acto autoritario expropiatorio consiste en la supresión de los
derechos de uso, disfrute y disposición de un bien decretado por el Estado, el cual
lo adquiere. Toda expropiación, para que sea constitucional, requiere que tenga
como causa final la utilidad pública. El concepto de utilidad 'pública es
eminentemente económico. La idea de utilidad en general implica la relación entre
una necesidad y un objeto satisfactor que a la misma deba aplicarse. Se dice, por
ende, que hay utilidad cuando el bien satisfactor colma una necesidad
preexistente, para cuyo efecto se requiere que entre aquél y éste haya una cierta
adecuación o idoneidad. Por tanto, para que exista una causa o motivo de utilidad
pública, se requiere que haya, por un lado, una necesidad pública, esto es, estatal,
social, o general, personalmente indeterminada, y, por otro, un objeto susceptible
económicamente de colmar o satisfacer dicha necesidad. Por tanto, para que
exista una causa o motivo de utilidad pública, se requiere que haya, por un lado,
una necesidad pública, esto es, estatal, social, o general, personalmente
indeterminada, y, por otro, un objeto susceptible económicamente de colmar o
satisfacer dicha necesidad.

3. La expropiación agraria. Además de la expropiación genérica de que puede


ser objeto toda propiedad, existe una expropiación, que podríamos denominar
específica, que tiene lugar en materia agraria y que se traduce en la afectación de
los latifuridios en favor de los núcleos de población. Este acto puede consistir en
dos procedimientos específicos: el de restitución de tierras yaguas, y el de
dotación, a que se refieren las fracciones IX y X del artículo 27 constitucional.
Estos dos actos específicos, cuyo objetivo constituye a su vez la motivación de la
Reforma Agraria iniciada desde el famoso Plan de Ayala, se desarrollan conforme
a procedimientos especiales previstos en las fracciones VII y XVIII del artículo 27
de la Ley Suprema, que incorporaron al Código Fundamental las disposiciones de
la ley de 6 de enero de 1915, Y regulados por la legislación secundaria en materia
agraria que ha estado vigente desde 1917 hasta la fecha. Esos procedimientos
dotatorios y restitutorios, con los requisitos y elementos legales inherentes, son
objeto de estudio del Derecho Agrario, por lo que no nos corresponde abordar sus
análisis, concretándose únicamente a apuntar su carácter expropiatorio, como
limitación constitucional a la propiedad privada inmobiliaria rural. Esta restricción
instituida por la Ley Fundamental, revelada en las expropiaciones por causa de
restitución o de dotación de tierras yaguas, opera respecto de la gran propiedad
rústica O rural llamada latifundio. Por ende, la pequeña propiedad agraria, cuya
extensión máxima se fija en la fracción XV del artículo 27 constitucional, no tiene
la mencionada limitación o. en otras palabras, no es objeto de expropiaciones
dotatorias o restitutorias. Al respecto, la fracción citada impone a las autoridades
agrarias' la obligación de no afectar la pequeña propiedad agrícola.
c) Incapacidades jurídicas respecto a la titularidad de la propiedad. Además de las
limitaciones a la propiedad. privada a que nos hemos referido, el artículo 27
constitucional consigna incapacidades para ciertas personas físicas y morales
respecto de la adquisición de determinada categoría de bienes y para su disfrute.
Así como las limitaciones a la propiedad particular a que hemos aludido con
antelación se establecen constitucionalmente en razón de factores extra
personales, traducidos generalmente en la satisfacción de una necesidad pública
o en la preservación o fomento del bienestar colectivo, las incapacidades de
adquisición y disfrute se fijan por la Ley Suprema en atención a la índole jurídica
de cierta clase de personas físicas o morales. La Constitución contiene como regla
general tácita la de que toda persona física tiene capacidad para adquirir y
disfrutar las tierras yaguas de la nación. Como salvedad expresa a dicha regla, la
Ley Suprema declara que por ningún motivo los extranjeros podrán adquirir el
dominio directo sobre tierras yaguas "en una faja de cien kilómetros a lo largo de
las fronteras y de cincuenta en las playas", declaración que corrobora la
disposición de que "sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las
sociedades mexicanas" pueden ser titulares de tal derecho, así como del de
"obtener concesiones de explotación de minas, aguas o combustibles minerales
en la República Mexicana". Art. 27 constitucional. frac. I. De acuerdo, pues, con las
anteriores prevenciones constitucionales, la capacidad de adquisición del dominio
directo (propiedad derivada, en oposición a la propiedad originaria que
corresponde a la nación) se hace extensiva a los siguientes sujetos: I. A los
mexicanos por nacimiento. es decir, a las personas físicas que nazcan en el
territorio de la República, sea cual fuere la nacionalidad de sus padres, a las que
nazcan en el extranjero de padres mexicanos, de padre mexicano y de madre
extranjera, o de madre mexicana y a las que nazcan a bordo de embarcaciones o
aeronaves mexicanas, sean de guerra o mercantes art. 30 const; II. A los
mexicanos por naturalización, esto es, a los extranjeros que obtengan de la
Secretaría de Relaciones carta de naturalización, y a la mujer extranjera que
contraiga matrimonio con mexicano y tenga o establezca su domicilio dentro del
territorio nacional art. 30 const.
III. LA PROPIEDAD ESTATAL.

La propiedad estatal. como rama de la clasificación antes citada. no comprende la


propiedad originaria, puesto que el concepto de ambas es diferente. En efecto. la
propiedad originaria de las tierras yaguas a que se refiere el primer párrafo del
artículo 27 constitucional. es equivalente a dominio eminente, es decir, se concibe.
en cuanto a los bienes por ella comprendidos. como un elemento del ser mismo
del Estado (territorio). como el objeto sobre el cual éste despliega su poder
soberano (imperio). Por el contrario. la propiedad estatal, considerada como
imputación que de determinados bienes se hace en favor del Estado. equivale al
dominio directo, traducido en la situación en que está colocada la entidad política
soberana para usar. disfrutar y disponer de ciertos objetos con exclusión de
cualquier persona moral o física. La propiedad estatal o nacional está constituida
por aquella atribución o afectación genérica que de determinados bienes se hace
al Estado o a la nación. quien tiene sobre ella la facultad de uso. disfrute y
disposición con exclusión de cualquier sujeto. La propiedad estatal o propiedad del
Estado, dentro de un sistema jurídico federal como el nuestro. puede referirse.
bien a la Federación (nación), o bien a las entidades federativas. como personas
morales de derecho público con substantividad política y jurídica propia. La Ley
General de Bienes Nacionales establece cuáles son los objetos muebles o
inmuebles que pertenecen a la Federación. La Ley General de Bienes Nacionales,
clasifica los bienes de propiedad estatal federal en dos grandes grupos, a saber:
en bines de dominio público y en bienes de dominio privado de la Federación. I.
Los bienes de dominio público presentan varias características que los distinguen
de los objetos de dominio privado federal. Los bienes de dominio privado de In
Federación, están sometidos a un régimen jurídico semejante al que rige a los que
son objeto de propiedad particular. Dichos bienes son enajenables en los términos
de los artículos 58 y siguientes de la ley anteriormente mencionada y a cuyo texto
nos remitimos.
CONCLUCIÓN
las garantías de propiedad en México que están establecidas en el artículo 27 de
la constitución mexicana, que indica la ejecución de tal transferencia a pertenencia
privada. A su vez, en el mismo artículo, se establece el derecho que tiene la
república para determinar las obligaciones que deberá cumplir el propietario de
dicho terreno. Las Garantías de Propiedad vienen a ofrecer un marco legal de
protección sobre todo a los dueños de propiedad privada, garantizándoles que en
todo momento su derecho sobre su propiedad será reconocido. Las garantías de
propiedad son el derecho que tiene toda persona de usar, gozar, disfrutar y
disponer sus bienes de acuerdo a la ley. Estas garantías ofrecen un marco legal
de protección a los dueños de propiedad privada, reconociendo su dominio sobre
sus bienes y permitiéndoles obtener sus beneficios. El Estado debe respetar y
defender las garantías de propiedad, y solo puede privar o molestar a los
propietarios en virtud de un juicio legal.
BIBLIOGRAFIA
Burgoa O., Ignacio. Las Garantías Individuales. Editorial Porrúa. México 2008. (40°
edición).

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