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INTRODUCCIÓN:

La Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos más letales de la


historia, un enfrentamiento que se extendió por tierra, mar y aire y que
abarcó prácticamente la totalidad del Viejo Continente. De hecho, sus
efectos fueron devastadores. En tan solo cuatro años, desde el 28 de
julio de 1914 al 11 de noviembre de 1918, la guerra dejó tras de sí más
de 10 millones de militares muertos y más de 6 millones de víctimas
civiles. En aquella contienda perdería la vida el 60% de los combatientes,
pero a esta tremenda cifra hay que añadir también un gran número de
desaparecidos y aquellos que resultaron heridos o mutilados.
En aquel devastador conflicto se vieron involucradas un gran número de
potencias militares e industriales, que se dividieron en dos grandes
alianzas. Por un lado estaba la llamada Triple Alianza, formada por el
Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro y el reino de Italia, que no
obstante se acabaría uniendo al bando contrario tras el inicio de las
hostilidades. Por otro lado se encontraba la conocida como Triple
Entente, que estaba compuesta por el Reino Unido, Francia y el Imperio
ruso. Ambas alianzas sufrirían cambios sustanciales, y no fueron pocas
las naciones que se acabarían uniendo a las filas de uno u otro bando
según avanzaba la guerra: por ejemplo, Japón y Estados Unidos se
unieron a la Triple Entente, mientras que Imperio Otomano y Bulgaria lo
hicieron a la Triple Alianza. España, por su parte, mantuvo su posición de
neutralidad durante toda la Primera Guerra Mundial

ORÍGEN DE LA GUERRA: CAUSAS DE

El conflicto bélico que se desarrolló entre los años 1914 y 1918, fue uno
de los acontecimientos más devastadores y de mayor impacto
geopolítico del siglo XX. Superada en destrucción solo por la Segunda
Guerra Mundial, el 28 de julio de 1914 el estallido de la Primera Guerra
Mundial movilizó a más de 70 millones de soldados de una veintena
de países distintos que combatieron durante cuatro largos y sangrientos
años enfrentados en dos bandos: la Triple Entente, formada por Francia,
Rusia y Gran Bretaña, y las llamadas potencias centrales o la Triple
Alianza, compuesta por Alemania, el Imperio Austrohúngaro y el
entonces reino de Italia, que no obstante se acabaría uniendo al bando
contrario tras el inicio de las hostilidades.
A cada uno de los bandos se unieron, a lo largo de la contienda,
otros países como Portugal, Estados Unidos y Bélgica en la Triple
Entente, o el Imperio otomano y el reino de Bulgaria, junto con aliados
estratégicos en África y Asia, en la Triple Alianza. España se mantuvo
neutral durante todo el conflicto.
En aquella época existía entre las grandes potencias, así como en las
reivindicaciones nacionalistas por parte de Alemania, la cual consideraba
que debía ejercer un papel aún más hegemónico a nivel mundial debido
a su elevado desarrollo industrial. En aquellos momentos, Europa era
el centro económico, político y cultural del mundo. Sin embargo, el
Viejo Continente parecía no compartir los mismos objetivos. Francia,
Gran Bretaña y Alemania competían entre ellas por ser líderes
industriales en Europa a pesar de la incuestionable ventaja alemana. Por
su parte, Rusia, los imperios austrohúngaro y otomano y las
pequeñas naciones balcánicas habían empezado a modernizarse a
pesar de que la mayoría de su población aún vivía de la agricultura.
La rivalidad económico-colonial que en aquella época existía entre las
grandes potencias, así como las reivindicaciones nacionalistas por parte
de Alemania fueron los detonantes de la contienda.
La magnitud de aquel conflicto fue tal que el balance del poder político y
económico del mundo cambió de manera drástica tras los cuatro largos
años que duró, sin olvidar las pérdidas de vidas civiles que se estiman
en 6,6 millones de personas.

CAUSAS :

Existen diversas causas que se conjugaron para desencadenar este


conflicto mundial:

 Constante disputa por las colonias africanas y asiáticas, surgida a


partir del deseo de las grandes potencias europeas de explotar los
recursos naturales y la mano de obra barata de esos territorios.
Esa competencia se dio en el contexto del imperialismo
europeo de fines del siglo XIX y principios del XX.

 Auge del nacionalismo: los dirigentes europeos de la época


pretendían que sus países fueran superiores al resto, que
dominaran amplios territorios coloniales y que tuvieran una
posición hegemónica en el mundo.

 Fuerte competencia armamentista: las principales potencias


querían estar a la vanguardia de los avances en tecnología bélica y
probarlos en el campo de batalla. Entre esas innovaciones se
destacan tanques, submarinos, aviones, gases venenosos,
lanzallamas, granadas y ametralladoras.

 Desestabilización política de la región de los Balcanes, debido


a la decadencia del Imperio otomano, la política expansionista del
Imperio austrohúngaro, las pretensiones territoriales de Grecia,
Rumania, Bulgaria y Montenegro, y la intromisión del Imperio ruso,
que promovía la unión política, religiosa y cultural de todos los
pueblos eslavos (paneslavismo).

 El asesinato del heredero al trono del Imperio austrohúngaro,


el archiduque Francisco Fernando y de su esposa Sofía, fue el
detonante del conflicto. Como el autor de los disparos fue un
nacionalista serbio, el Imperio austrohúngaro culpó a Serbia y le
declaró la guerra. El Imperio ruso apoyó a Serbia y a partir de
entonces se activaron alianzas políticas y militares establecidas
con anterioridad y unos a otros se fueron declarando la guerra,
hasta que esta adquirió dimensiones mundiales.

 "La paz armada", en realidad una escalada armamentista que duró


entre 1871 y 1914.

 La expansión militar que empezó en las naciones europeas en


1871 hasta 1914

 El imperialismo ya que causo la rivalidad económica por el dominio


del territorio africano entre Francia, Alemania y Gran Bretaña
estuvo a punto desde 1898 hasta 1914 de provocar una guerra en
Europa en varias ocasiones.

CAUSAS MAS IMPORTANTES:

LA PAZ ARMADA:
Así, antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, la mayoría de
gobiernos hizo grandes inversiones para fortalecer y modernizar sus
ejércitos, a los que se dotó de los últimos avances armamentísticos con
la excusa de la defensa. Este período fue conocido como "La paz
armada", en realidad una escalada armamentista que duró entre 1871 y
1914, y que no estuvo exenta de algunas graves crisis como la que
provocó el dominio de Marruecos (1905-1911) y que se resolvió en
contra de Alemania y a favor de Francia, que contaba con el apoyo del
Reino Unido.
Así, la política de bloques y la carrera armamentística mantenían el
continente en un equilibrio precario en el que la mutua desconfianza solo
necesitaba la chispa de un conflicto local para convertirlo una guerra
total. Finalmente, la mecha prendió en los Balcanes, convertidos en un
polvorín y en el principal objeto del deseo del Imperio austrohúngaro, que
al carecer de colonias y de una salida al mar vio en este territorio un gran
mercado por conquistar. Por ese motivo, los austríacos no veían con
buenos ojos las aspiraciones serbias de reunificar a todos los pueblos
eslavos. Aunque no solo ellos, el Imperio otomano, que durante siglos
había controlado la zona, quería seguir conservando su prestigio e
influencia en la región. Por su parte, Rusia, que anhelaba una salida al
mar Mediterráneo, se erigió en la gran defensora de los eslavos. Todo
ello llevaría a que entre 1912 y 1913 se desatase la guerra de los
Balcanes, un conflicto que incluso tras el estallido de la Primera Guerra
Mundial seguiría abierto.

AGITACIÓN EN LOS BALCANES:


A lo largo del siglo XIX, Europa consolidó su dominio económico,
tecnológico y militar, erigiéndose como una gran potencia colonial en
África y Asia. Sin embargo, el reparto de los beneficios que llegaban de
las colonias fue considerado injusto por algunos. Francia y Gran
Bretaña ostentaban el dominio industrial, mientras que Italia y
Alemania, naciones más jóvenes, veían frustradas sus aspiraciones
de poder. Aquello provocaría las primeras enemistades entre las
potencias coloniales, lo que dificultó las futuras alianzas y supuso un
incremento de la rivalidad entre Francia y Alemania.
Europa consolidó su dominio económico, tecnológico y militar,
erigiéndose como una gran potencia colonial en África y Asia.
El concepto de Estado nación, con una cultura e identidad propias, ya
había surgido a principios del siglo XVII, pero no sería hasta finales del
XIX cuando empezaron a aflorar tensiones étnicas, sobre todo en Europa
del Este. En Bosnia y Herzegovina, antiguos territorios pertenecientes
al Imperio otomano y reclamados a su vez por el el Imperio
austrohúngaro, existía la idea de crear un estado autónomo o la
anexión a Serbia, que en esa época se encontraba bajo la protección de
Rusia. A principios de 1914, aquella inestable región ya había sido el
escenario de dos guerras y era conocida como "el polvorín de Europa" ya
que era tal la agitación que en cualquier momento podía volver a estallar.
La detonación del polvorín europeo tendría lugar el 28 de junio de 1914,
cuando el archiduque Francisco Fernando de Austria, acompañado de
su esposa Sofía, visitó Sarajevo, la capital de Bosnia. A su llegada, un
grupo de seis militantes de la organización revolucionaria Joven Bosnia,
un grupo juvenil de la organización secreta Mano Negra, llamados
Cvjetko Popović, Muhamed Mehmedbašić, Nedeljko Čabrinović, Trifko
Grabež, Vaso Čubrilović y Gavrilo Princip, se habían reunido en la calle
por donde estaba previsto que pasara la comitiva del archiduque con la
intención de asesinarlo. En el preciso momento en que la comitiva se
cruzo con Čabrinović, este lanzó una granada contra el coche en el que
viajaban el archiduque y su esposa, pero incomprensiblemente falló.
Algunos de los espectadores resultaron heridos, pero la comitiva
continuó su marcha y una hora más tarde, cuando la pareja real se
dirigía a un hospital para visitar a los heridos por el atentado, la
comitiva se equivocó de ruta y giró por una calle donde,
casualmente, se hallaba apostado otro de los conjurados, Gavrilo
Princip. Al ver el coche del archiduque, Princip disparó sin pensarlo
contra Francisco Fernando y Sofía, causándoles la muerte. Tras el
asesinato, Princip intentó suicidarse, pero la muchedumbre que había
presenciado el magnicidio se lo impidió facilitando de esta manera su
detención.
A pesar de la gravedad de los acontecimientos, y al contrario de lo que
cabría esperar, la reacción de la población austríaca fue más bien tibia,
rozando la indiferencia. El historiador Zbyněk Zeman escribió los
siguiente: "El evento no provocó ninguna impresión en absoluto. El
domingo y el lunes (días 28 y 29 de junio) las multitudes en Viena
escucharon música y bebieron vino, como si nada hubiera
sucedido". Pero las autoridades austro-húngaras alentaron a la
población a llevar a cabo una serie manifestaciones antiserbias en
Sarajevo, en las que algunos croatas y bosnios asesinaron a dos
personas de origen serbio. También se organizaron acciones violentas
en contra de los serbios fuera de Sarajevo, y en la capital se
produjeron más de un centenar de detenciones de presuntos
colaboracionistas en el asesinato del archiduque. Los ataques contra
los serbios fueron en aumento y se extendieron a otras ciudades de la
actual Bosnia, Croacia y Eslovenia. Tras todos estos altercados, las
autoridades encarcelaron o extraditaron a unos 5.500 serbios, de los
cuales entre 700 y 2.200 murieron en prisión. Más de 460 serbios fueron
condenados a muerte y se creó una milicia especial de mayoría
bosnia, llamada Schutzkorps, que comenzó a perseguir de forma
sistemática a personas de origen serbio.

EL ASESINATO DEL ARCHIDUQUE FRANCISCO


FERNANDO
Tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando, entre el 28 de
junio y el 6 de agosto de 1914 tuvo lugar lo que ha dado en
conocerse como Crisis de Julio, un período en el que las principales
potencias europeas (el Imperio austrohúngaro, Alemania, Rusia, Francia
y el Reino Unido) llevaron a cabo diversas iniciativas diplomáticas para
evitar males mayores, pero que terminó con el estallido de la Gran
Guerra. Finalmente, y con el convencimiento de que funcionarios del
Gobierno serbio estaban implicados en el complot para asesinar al
archiduque, el 23 de julio de 1914 el Gobierno austrohúngaro dio un
ultimátum a Serbia en el que, a sabiendas, le exigía diez demandas
imposibles de aceptar y que justificarían una declaración de guerra.
El 23 de julio de 1914 el Gobierno austrohúngaro dio un ultimátum a
Serbia en el que exigía diez demandas imposibles de aceptar y que
justificarían una declaración de guerra.
Al día siguiente, después de celebrarse un consejo de ministros presidido
por el mismísimo zar Nicolás II, Rusia ordenó la movilización de sus
tropas y de las flotas fondeadas en el mar Báltico, en el mar Negro,
Odesa, Kiev, Kazán y Moscú. El 25 de julio, Serbia ordenó asimismo la
movilización general, y esa misma noche informó de que aceptaba todos
los términos del ultimátum a excepción del artículo sexto, en el que se
exigía al Gobierno serbio que aceptase el envió de una delegación
austríaca a Sarajevo para participar en las investigaciones del asesinato
del archiduque.
Como era de esperar, Austria rompió relaciones diplomáticas con
Serbia y el día 28 de julio de 1914 el Imperio austrohúngaro
declaraba la guerra a Serbia. La decisión de Austria-Hungría de utilizar
el crimen como coartada para atacar a Serbia y eliminarla como foco de
agitación entre los eslavos del sur activó todos los mecanismos de
alianzas fraguados en décadas anteriores que terminaron con las
grandes potencias europeas cruzándose declaraciones de guerra mutuas
en los días siguientes.
El 29 de julio de 1914, Rusia acudió en ayuda de Serbia y declaró, de
forma unilateral y haciendo caso omiso de los acuerdos militares franco-
rusos, la movilización parcial de su ejército contra el Imperio
austrohúngaro. El entonces canciller alemán, Theobald von Bethmann-
Hollweg, decidió retrasar su respuesta hasta el día 31 de julio, aunque
sin tiempo para meditarla, el día anterior Rusia ordenó una movilización
general contra Alemania y, en respuesta, los germanos declararon el
“estado de peligro de guerra”. El káiser alemán Guillermo II pidió a su
primo, el zar Nicolás II de Rusia, que detuviera la movilización
general de su país, y ante la negativa de este, Alemania respondió
con un ultimátum a Rusia en el que exigía la desmovilización de su
ejército y el compromiso de no apoyar a Serbia. Asimismo, se envió otro
ultimátum a Francia en el que se pedía al país galo que no apoyase a
Rusia si esta salía en defensa de Serbia. Tanto Rusia como Francia
ignoraron estas demandas.
El 1 de agosto, tras la negativa de Rusia, Alemania se movilizó y le
declaró la guerra.
El 1 de agosto Alemania ordenó la movilización general de sus tropas y
declaró la guerra a Rusia. El 3 de agosto declaró la guerra a Francia y
penetraba en territorio belga, que era neutral, para cruzar el país en
dirección a Francia. El 4 de agosto, Gran Bretaña, que no tenía ningún
interés en Serbia ni obligación de luchar ni por Rusia ni por Francia, pero
sí estaba expresamente comprometida a defender la neutralidad
belga, declaró la guerra a Alemania. Ese mismo día, el Imperio
Austro-Húngaro ordenaba la movilización general de su ejército y al
día siguiente declaraba formalmente la guerra a Rusia. Finalmente,
Francia y Gran Bretaña declararían la guerra a Austria-Hungría el 10 y el
12 de agosto, respectivamente.
Durante los primeros compases de la guerra, el avance alemán parecía
imparable. Alemania cruzó fácilmente el territorio belga en dirección a
Francia. Bajo el mando del general Helmuth von Moltke, el ejército
alemán acabó con la resistencia belga y en pocos días se adentró
en suelo francés. A finales de agosto, las Fuerzas Expedicionarias
Británicas se encontraban ya en retirada y durante el primer mes de
guerra las bajas francesas superaban las 260.000. La estrategia
alemana permitía libertad de acción a los oficiales ante los posibles
imprevistos que pudieran presentarse en primera línea del frente, pero
aquella libertad acabaría llevándolos al fracaso: el general Alexander
von Kluck desobedeció las órdenes y abrió una brecha en el ejército
alemán en pleno avance hacia París. Fue entonces cuando los
franceses, comandados por por el general Ferdinand Foch, aprovecharon
la circunstancia para detener el avance alemán al este de París en la
primera batalla del Marne, que tuvo lugar entre el 5 y el 12 de septiembre
de 1914, obligando a los germanos a retroceder más de 50
kilómetros. Aquella decisiva victoria, en la que las tropas de refuerzo
francesas llegaron al frente gracias a los taxis parisinos, acabó por
completo con la idea de los alemanes de llevar a cabo una guerra
rápida que los acercara hasta la capital de Francia.

EL INICIO DE UNA GUERRA DEVASTADORA


Con todo, a principios del siglo XX Europa era el motor comercial e
industrial del mundo, aunque empezaron a surgir otros países, como
Estados Unidos o Japón, que se convertirían en serios competidores y
que no querían renunciar a su parte del pastel lo que provocó aún más
tensiones. En la Primera Guerra Mundial estuvieron implicados muchos
países que se vieron arrastrados por alianzas o tratados de ayuda mutua
firmados, en muchos casos, en el siglo pasado. Por ello, y en previsión
de un conflicto que abarcara todo el continente, la mayoría de las
potencias dedicaron su poderío industrial a la fabricación de
armas en un período que pasaría a ser conocido como la "paz armada".
En la Primera Guerra Mundial estuvieron implicados muchos países que
se vieron arrastrados por alianzas o tratados de ayuda mutua.
UNIDAD EDUCATIVA DEL EJÉRCITO
´´LA PAZ´´

CAUSAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

INTEGRANTES:
Marcela Mendoza Montaño
Nicole Nina Torrico
Ayaleth Rodríguez Córdova
Pablo Balderrama Saavedra
Sergio Soria Loza
Jhoana Fuentes
CURSO:
6to ´´D´´ sec.
DOCENTE:
Franz Ondarza

GESTIÓN: 2023

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