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Capitulo 11

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

La Primera Guerra Mundial cerró abruptamente un período histórico iniciado un siglo antes, específicamente
en 1815, donde la paz fue el objetivo más deseado por las principales potencias europeas. Buscaban
mantener un equilibrio de poder interno en el continente de tal forma que los países no se enfrentaran de
manera indefinida. Igualmente hubo excepciones: la guerra de Crimea y la guerra franco-prusiana.todos los
demás enfrentamientos bélicos fueron de carácter nacional, y muy particularmente respondían a la
conformación de Estados cacionales, órgano institucional necesario para esa etapa del desarrollo capitalista.
Hacia 1914, los países europeos más desarrollados se habían consolidado como Estados.

El Estado, en tanto organismo de dominación, era la fórmula que encontraba el régimen de acumulación para
acallar los conflictos internos y mediatizar las disputas entre los países. La función soberana externa se
resquebrajó a partir de 1873, con el inicio del imperialismo, y finalmente estalló con la Primera Guerra
Mundial. Todo hacía anticipar que una conflagración de carácter internacional aparecería muy pronto en
escena.

Desde la perspectiva marxista, el imperialismo era una fase del capitalismo que conllevaría
indefectiblemente a una guerra interimperialista, cuando el reparto del mundo hubiera concluido y el
capitalismo concentrara fuerzas tan arrolladoras que los mercados existentes se hubieren tornado
insuficientes. Desde otro ángulo, la guerra era una adecuación de la balanza de poder de acuerdo con los
nuevos detentores de los resortes económicos y productivos. Para ambas, la competencia entre los viejos
países industrializados y los nuevos propulsores del mundo industrial no terminaba de definirse en el
comercio mundial y, por eso, la competencia debía tomar el camino de las armas. Inglaterra, la pionera
industrial, había quedado relegada en materia de innovaciones tecnológicas, pero aún así controlaba y
manejaba las finanzas mundiales y hasta la Gran Guerra siguió siendo el mayor poseedor de reservas de oro
en el mundo. Francia había logrado avances muy importantes, aunque su jerarquía como nación poderosa
estaba más vinculada con su capacidad imperial que con su poderío industrial. Estas viejas potencias habían
convenido una alianza estratégica ante el avance de los nuevos países industriales del continente: Alemania,
y en menor medida, Italia. Las más perjudicadas, Alemania, Italia y Austria-Hungría firmaron un
compromiso de asistencia mutua para evitar futuros avances imperiales de Francia o Inglaterra. El acuerdo
entre estas potencias, celebrado en 1882, adoptó el nombre de la Triple Alianza.

El frente que unía a Inglaterra y Francia requería otra nación que contuviera el avance por el este de
Alemania y mantuviera a raya los intentos de Austria-Hungría por dominar los Balcanes. El reparto colonial
había dejado en desventaja a Alemania, la cual estaba en condiciones industriales y militares de avanzar en
busca de nuevos mercados; se tornaba necesario, entonces, otro acuerdo que equiparara las fuerzas de la
Triple Alianza: éste se firmó recién en 1909, compuesto por Inglaterra, Francia y Rusia, y se conoció como la
Triple Entente.

1. EL DESENCADENAMIENTO DEL CONFLICTO

Los repartos imperiales no satisfacían claramente a Alemania, y por eso se ha dicho reiteradamente que la
primera conflagración era la continuidad de la competencia económica a través de las armas. La guerra era
también la conjunción de un conglomerado de variables que confluyeron negativamente e hicieron eclosión.
El carácter imperialista de la época se combinaba con un nacionalismo exacerbado que se entroncaba con
cuestiones étnicas y culturales. Este elemento fue más abordado por los especialistas respecto de la Segunda
Guerra Mundial, sin embargo estuvieron también presentes en su antecesora, aun cuando los componentes
racistas no adquirieran características tan extremas. Alemania era el paradigma de ese nacionalismo. Cuando
Alemania se convirtió en una gran potencia económica, su estructura social se caracterizó por la
preeminencia de una gran aristocracia militar que se combinó con el auge del romanticismo y del arte en el
pensamiento germánico. El nacionalismo ofrecía un nexo entre los alemanes mucho más fuerte que el propio
concepto de representación democrática. De esta forma, el pangermanismo comenzaría a desarrollarse en
detrimento de la indvidualidad democrática que cada vez fue más asociada al egoísmo burgués. Los
resultados de la Primera Guerra no resolverían en absoluto esta cuestión; más bien la exacerbaría hasta
grados inverosímiles.

Este nacionalismo no era exclusivo de Alemania, sino que subyacía en todas las sociedades europeas desde
los inicios del siglo XX. El lento pasaje a una economía de carácter endógeno alimentaría en el plano de las
relaciones de mercado esta lógica nacionalista.

Esta cuestión se mostraría más traumáticamente donde efectivamente explotó la guerra. La zona de los
Balcanes era desde hacía cuncuenta años un verdadero hervidero. Los nacionalismos étnicos hicieron de esta
región el epicentro del conflicto que cruzaba la dupla imperialismo-nacionalismo. Desde 1861, las luchas por
la independencia que libraron Bosnia-Herzegovina, Serbia, Bulgaria, Macedonia y Moldavia habían
enfrentado a los imperios turco, austro-húngaro y ruso. Tropas austro-húngaras ocuparon los territorios
turcos de Bosnia y Herzegovina y se anexionaron ambos territorios con lo cual se cercenó el intento
expansionista de Serbia, que buscaba unificar esta zona bajo una única soberanía. El proyecto serbio incluía
una parte de Hungría: Croacia. Esta idea se plasmaría, luego de la guerra, con la creación del Estado de
Yugoslavia.

El proyecto de los Eslavos Libres del Sur tenía base en Serbia, pero sus ramificaciones por todos los países
balcánicos hicieron que el asesinato del archiduque Fernando fuera realizado por un agente bosnio de la
organización serbia Mano Negra, brazo armado del movimiento E.L.d.S. Era todo un símbolo de cuánto
estaban dispuestas estas naciones eslavas para repeler las anexiones de los territorios al imperio austro-
húngaro. Esta aversión también se extendía al imperio turco. Por eso, se trató de un conflicto de mayor
envergadura que involucraba a tres imperios y que por efecto de las alianzas preexistentes y por las propias
necesidades de expansión y del prestigio nacionalista alemán se transformó en la Primera Guerra Mundial. El
asesinato del heredero del imperio austro-húngaro fue el desencadenante.

En el transcurso de un mes, los acontecimientos se precipitaron de tal forma que no hubo posibilidad de
retorno. Austria declaró la guerra a Serbia, Rusia decretó la movilización de sus tropas contra Austria y ésta
impulsó a que su socia, Alemania, declarara la guerra a Rusia y atacara simultáneamente a Bélgica,
obligando a Francia a resguardar sus fronteras en una contraofensiva. Esto disparó un sucesivo torrente de
acuerdos que llevaron a que Francia, Inglaterra y Rusia compraran la participación de Italia en su bloque, a
los cuales se sumarían la agredida Bélgica, Rumania, Grecia y Portugal. Japón en un golpe oportunista ocupó
las posesiones alemanas en el extremo oriente y el Pacífico, quedando dentro de la coalición. La Triple
Alianza se ampliaría con la ayuda brindada por Turquía y Bulgaria.

Todos los estrategas militares, así como los gobiernos, consideraron que la guerra se desarrollaría en breve,
definiendo sintéticamente al ganador absoluto. Para todos se trataba de una guerra defensiva; para todos el
enemigo era el agresor, por ende, nadie asimilaba parte de responsabilidad sobre la guerra. Esto se plasmaría
luego en el ensañamiento contra Alemania, considerada la única culpable del conflicto.

La guerra quedó empantanada a partir de 1916, cuando ninguno de los bandos pudo modificar las fronteras.
La estrategia militar, transformada por el virtual empate en una guerra de trincheras, hacía que los soldados
quedaran atrapados en sus lugares de combate, saliendo de vez en cuando, para evitar el congelamiento del
conflicto en el frente de batalla. La contienda necesitó de tres puntos de inflexión para que saliera del
pantano en que se encontraba. Los tres en un mismo año: 1917. un acontecimiento militar -la desintegración
del imperio austro-húngaro-, un acontecimiento político -la revolución bolchevique–, un nuevo actor
internacional en al escena del conflicto -la inserción de Estados Unidos en la guerra.

El primero ocurrió en enero de 1917, cuando als tropas francesas y británicas, ahora incrementadas en una
gran alianza, lograron quebrar el cerco austro-húngaro, ingresando a los territorios checos, eslovacos y de
Bohemia. Esto provocó el arrinconamiento en una extrema debilidad territorial al viejo imperio de los
Habsburgos y terminó generando su desintegración.

El segundo acontecimiento fue la Revolución Rusa. Le permitió a Alemania establecer un control importante
sobre amplios territorios: parte de Polonia, las regiones del Báltico y Ucrania, Finlandia y Moldavia.

El tercer cambio que se operó en este año fue la decisión del presidente norteamericano Wilson de ingresar a
la Guerra Mundial. Este viraje de la política internacional norteamericana fue justificado desde diversas
perspectivas. Una de ellas da cuenta que Estados Unidos encarnó con su entromisión una cruzada
democrática y moralista. También se afirma que Estados Unidos se vio obligado a ingresar porque en el
transcurso de la guerra se había transformado en el principal acreedor de los países aliados y debía acelerar la
culminación urgente del conflicto para asegurarse el cobro de las deudas. Una tercera perspectiva considera
que Estados Unidos esperó estratégicamente a que ambos bandos se debilitaran para ingresar a la guerra
oxigenando el conflicto, que por otra parte le era ajeno; con esto se garantizaba salir victorioso y lograr un
lugar de privilegio en la configuración del orden mundial posterior a la contienda. Efectivamente el gobierno
sustentó su ingreso a la guerra bajo la consigna de la lucha por la democracia y la libertad.

Con la ayuda propiciada por Estados Unidos, los aliados comenzaron a avanzar sobre territorios enemigos en
forma cada vez más firme a partir del mes de julio de 1918, y en pocas semanas, con sus aliados destruidos,
Alemania, se declaraba vencida.

2. LAS CARACTERÍSTICAS ECONÓMICAS DE LA GRAN GUERRA

El período previo a la guerra se caracterizó por una previsión económica por parte de las potencias para
abastecerse de divisas necesarias para afrontar la conflagración mundial. La economía se resintió
profundamente.

En la medida en que mayor cantidad de soldados se fueron incorporando a los ejércitos, se requirió más
cantidad de equipos, vestimentas, armamentos y municiones para combatir. En forma creciente, más sectores
de la industria de cada país debieron ser desplazados de la producción de bienes de consumo destinados a la
población civil hacia la producción bélica e instrumentos subsidiarios para la guerra. La población europea
se vio golpeada por una grave escasez de alimentos y de bienes finales de la economía. Los Estados
beligerantes enfrentaron serias dificultades financieras y a los pocos años sus arcas estarían completamente
vacías.

El bloque de los aliados, conformado por Inglaterra, Francia y Rusia, apelaron en una primera instancia a los
préstamos otorgados por el primero de estos países. Inglaterra recurrió a la emisión monetaria pero a una
escala mucho menor que Alemania. Por eso recurrieron a otro mecanismo: intentaron vender activos fijos en
el exterior. La casi totalidad de las ventas de sus activos fijos fueron compradas por un único país: Estados
Unidos. Estados Unidos no participó en la producción de armamentos pero financió dicha producción a los
países de la Triple Entente. En la Primera Guerra Mundial, el papel clave que jugó Estados Unidos estuvo
ligado al aporte de capitales, préstamos, insumos para las industrias y aporte de materias primas.

A partir de 1916, Inglaterra agotó todas sus reservas y debió recurrir a empréstitos provenientes de
Norteamérica. Parte del capital que Inglaterra recibió como préstamo lo utilizó a su vez para prestarlo a otros
países aliados. Este método transitivo se desarrolló hasta el fin de la guerra.

Los países centrales no estaban en las mismas condiciones y estaban cercenadas sus posibilidades de
financiamiento. Por ende, los Estados tendieron a recurrir a la emisión monetaria. La emisión conllevó una
escalada inflacionaria y un creciente déficit fiscal.

3. LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA GRAN CONFRONTACIÓN

La guerra produjo una serie de transformaciones en la economía. En primer lugar, exigió a los gobiernos
europeos la intervención activa en cuestiones económicas vitales, vinculadas con la resolución de problemas
por la escasa disponibilidad de recursos, de producción y los obstáculos para la distribución de bienes. El
Estado debió intervenir en un conjunto de esferas relacionadas con el mercado. En primer lugar, debía
intervenir en el mercado de trabajo, ya que la escasez de mano de obra podría disparar los salarios. La mano
de obra se cubrió temporariamente con trabajo femenino. En lo que respecta a los problemas de producción y
distribución de materias primas y alimentos, el Estado debió aplicar una política de racionamiento, fijando
cupos máximos para las familias. El Estado aplicó severos controles y prohibiciones en el comercio exterior.

La Primera Guerra Mundial trastornó todo el comercio internacional, lo que fue muy gravoso, en especial
para los países periféricos que dependían de la importación de bienes industriales. En estos países surgieron
determinadas industrias con el objetivo de sustituir los productos que antes abastecía Europa.

Para 1920, el mundo había cambiado notablemente. EEUU era acreedor de Inglaterra. Esta mutación del
epicentro financiero mundial determinó una desvalorización de la libra y un ascenso del dólar
estadounidense. Todo el orden económico internacional también sufriría un paulatino desplazamiento hacia
Norteamérica.

LOS TRATADOS DE PAZ

Las autoridades europeas consideraron que la única manera de recuperar sus economías consistía en
imputarle a Alemania todos los gastos, costos y sufrimientos de la guerra. Desde el inicio, los reclamos que
exigieron a Alemania eran imposibles de cumplir.

TRATADO DE SAINT-GERMAIN: se dedicó a fortalecer los territorios de Polonia, que tenía como
fundamento último bloquear la entrada de Rusia.

TRATADO DE TRIANON: firmado en 1920, por el cual Hungría fue disminuida territorialmente en favor de
Checoslovaquia. Además perdía zonas de Croacia y Eslovenia que quedaron bajo el poder de la nueva
Yugoslavia.

TRATADO DE SEVRES CON TURQUÍA: el tratado con Turquía fue el menos dificultoso, ya que ésta no
ofreció resistencia alguna. Lo cierto es que perdió todas las zonas asiáticas que componían el imperio
otomano.

TRATADO DE VERSALLES: incluía varias cuestiones. En primero lugar, este acuerdo se planteaba un
doble objetivo: por un lado, detener cualquier posibilidad de expansión futura de Alemania y por otro lado,
construir un cordón sanitario para evitar el avance de la revolución bolchevique. Adocionalmente, este
tratado buscaba satisfacer los reclamos de Francia: exigía los viejos territorios perdidos durante la guerra
franco-prusiana, Alsacia y Lorena, los cuales fueron entregados sin mayor discusión. La otra cláusula se
refería a la independencia de Polonia. Resuminedo, los aliados se ensañaban con Alemania, expropiándola de
parte de sus espacios industriales, de la zona oriental de Polonia, y de todas las colonias de ultramar, que
pasaron a Inglaterra, Francia y Japón. Se le impidió tener una flota mercante propia, se eliminó su fuerza
aérea, y sus ejércitos quedaron diezmados por el recorte obligatorio que la compelía a reducirla a un número
menor a cien soldados. Se le impusieron gravosos resarcimientos de guerra, que Alemania se comprometía a
pagar en cuarenta años. Esto llevaría al país a un descontrol económico, agravado por un proceso
hiperinflacionario. Este ahogo al que fue sometido Alemania contituyó una de las claves para que en este
país surja un movimiento antiliberal totalitario: el nazismo.

LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES

La idea original preveía una igualdad entre países centrales y países periféricos, y la aceptación por parte de
los países de un engranaje jurídico internacional para la solución de diferendos. Sin embargo, esta entidad
carecía de real autoridad. No obstante, se trató de los primeros pasos para la conformación de premisas de
derecho internacional, que abarcaron un amplio espectro de problemas. Entre los más importantes, están las
comisiones encargadas de evaluar los mandatos sobre países de África y Asia para encauzarlos hacia la
descolonización, el Tribunal permanente de justicia Internacional, la Organización Internacional del Trabajo
(OIT). Muchos de estos organismos fueron revitalizados por la sucesora de la Sociedad de las Naciones, la
ONU.

Estados Unidos no entró a la Sociedad de las Naciones.

LA DESCOLONIZACIÓN
Los aliados le habían prometido a los árabes que a cambio de su ayuda les darían como recompensa la
creación de un Estado de Palestina, mientras que paralelamente se les prometió a los judíos que su
compromiso con los aliados sería retribuído con la creación del Estado de Israel. Todo en el mismo territorio
de Tierra Santa.

Con el aval de la Sociedad de las Naciones, Francia obtuvo de los viejos dominios turcos a Siria y el Líbano;
mientras que Inglaterra obtuvo Palestina, Transjordania e Irak. Las colonias alemanas del Pacífico fueron
transferidas a Japón, Australia, Nueva Zelanda e Inglaterra. Italia recibió Somalia. Togo y Camerún fueron
divididos entre los franceses y los ingleses. Estados Unidos no obtuvo ni aceptó nada del reparto.

La Sociedad de las Naciones estableció “mandatos transitorios”, donde la metrópoli se comprometía a


generar las condiciones para la independencia a corto plazo de esos países. En 1926 Arabia Saudita se
independizó, mientras que Egipto y el Líbano lo hicieron diez años más tarde. Irak fue descolonizada en
1930.

Este nuevo imperialismo avalado por un organismo supranacional mostraría sus límites cuando Alemania
iniciara una nueva expansión. A esa altura, este país ya no se vio interesado por los dominios de África o el
Pacífico, sino que apuntó directamente a colonizar las zonas de su viejo aliado, los territorios del antiguo
imperio austro-húngaro.

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