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Tremendo Fassbinder

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Se publican la versión remasterizada de la serie Berlin Alexanderplatz y dos recopilaciones de


la vasta obra del pionero del Nuevo Cine Alemán.

Omar Khan 01/12/2007

Su duración la hace monumental, pero en realidad las quince horas y media que
dura Berlin Alexanderplatz (Rainer Werner Fassbinder, 1980) están dedicadas a
reconstruir con terca minuciosidad apenas 18 meses en la vida de un hombrecillo, Franz
Biberkopf (magnífico Günter Lamprecht), que ha salido de la cárcel en el veranio de
1927 con el propósito de convertirse en un hombre nuevo, alejado del compulsivo que
le llevó a matar a Ida (Barbara Valentin), su amante, cuatro años atrás. En este sentido,
tanto la novela de Alfred Döblin que le inspira como esta serie de televisión "en 13
partes y un epílogo", según reza el inicio de cada episodio, es una historia sobre la
redención y la imposibilidad de ser un buen hombre en la corrupta República de
Weimar, dentro del microcosmos social de Alexanderplatz, barrio berlinés obrero de los
años veinte y más tarde punto de control de la Berlín dividida.
Fassbinder (Bavaria, 1945-1982) nunca fue un cineasta al uso, así que de él no podía
esperarse una serie al uso y lo cierto es que procura nadar en la dirección contraria.
Mientras las reglas de la televisión imponen que cada episodio es una unidad narrativa
dependiente del todo, que debe saturar por una acumulación de acontecimientos que no
permiten que la acción decaiga, Fassbinder usa el tiempo para escudriñar a fondo y sin
restricciones, tomándose libertades como el cuarto capítulo (titulado Un puñado de
gente en las profundidades del silencio), en el que la acción no avanza ni un milímetro,
o incluir un epílogo de dos horas totalmente desconcertante que aparece desvinculado
del estilo narrativo de la serie y da pistas que redimensionan el todo. A lo largo de sus
940 minutos penetra hasta la intimidad del personaje, lo revisa desde todos los ángulos,
y también explora su entorno, ese barrio agitado, económicamente en crisis, y los
personajes que se acercan a Biberkopf: Mieze, la niña prostituta que le ama
(jovencísima Barbara Sukowa); Eva, una antigua amante (Hanna Schygulla, actriz
fetiche del director) y Reinhold Hoffmann (Gottfried John), el hombre que le despierta
sus más escondidos secretos homoeróticos.
"Lo crucial de Berlin Alexanderplatz no está en la historia sino en la estructura", había
declarado Fassbinder en el momento de su emisión para enfatizar que en sus manos el
libro no había perdido su esencia. Y es que la novela de Döblin ha pasado a la historia
de la literatura alemana como un importante bastión del modernismo. Rompe con la
figura tradicional del héroe e introduce como parte de su propia narrativa letras de
canciones, noticias de los periódicos e incluso onomatopeyas de sonidos cotidianos de
la ciudad. Todo ello le daba un carácter marcadamente cinematográfico. De hecho, el
mismo Döblin colaboró en el guión de cine que Piel Jutzi hizo en 1931, apenas a tres
años de su publicación.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse, la serie Berlin Alexanderplatz no tuvo buena
acogida durante su primera emisión en Alemania pero en Estados Unidos se convirtió
en obra de culto al instante y le allanó el terreno a Fassbinder para sus incursiones en
Hollywood. El joven cineasta alemán Tom Tykwer (Corre, Lola, corre) recuerda que,
años después, los alemanes compraban la obra en formato VHS en Estados Unidos
porque en Alemania no estaba editada. Rodada en 16 milímetros y pasada luego al
formato de televisión, la calidad de la imagen nunca fue óptima. Por iniciativa de la
Fundación Fassbinder y Bavaria Media, bajo la supervisión de Xaver Schwarzenberger,
el director de fotografía, se procedió a recuperarla para el formato digital a 25 años de la
muerte del célebre realizador. Su reestreno fue uno de los acontecimientos del Festival
de Berlín 2006, coincidiendo con una importante retrospectiva del realizador. "La
diferencia básica entre el original y la nueva versión digital es que ésta se ve", bromeaba
Schwarzenberger durante la primera proyección. Ahora, por primera vez, esta pieza
recuperada y remasterizada de Fassbinder aparece en español en unpack de seis discos
editado por Cameo, que permite redescubrir la que está considerada una de las obras
más complejas e importantes de su enorme catálogo de títulos.
Es difícil abarcar toda la obra de Fassbinder, un creador compulsivo y prolífico que
consiguió dirigir 44 películas entre 1966 y 1982, año en que murió de una sobredosis de
droga, y que se suman a una cantidad no menor de colaboraciones como actor,
guionista, dramaturgo, productor, director de fotografía o compositor de proyectos
cinematográficos y teatrales propios y ajenos. Enmarcado junto a realizadores como
Werner Herzog o Wim Wenders dentro de lo que se dio por llamar el Nuevo Cine
Alemán, las películas de Fassbinder fueron únicas y lo más parecido a ellas es su propia
vida e ideas radicales. Célebre por su carácter volátil y malhumorado, vistiendo siempre
una chupa de cuero negra, el cineasta llevó una doble vida: la de artista compulsivo y
disciplinado, y la de bohemio nocturno que pululaba por bares gay en busca de sexo y
drogas. Se casó dos veces y aunque nunca ocultó sus preferencias sexuales, su cine llegó
a ser homófobo en ocasiones, y muchos críticos lo han señalado incluso como
antisemita y desagradable. En general, sus películas tratan historias de seres marginados
y pequeños, oprimidos sociales siempre al borde del abismo. Y es así aún en sus
producciones de corte histórico (El matrimonio de Maria Braun, Effie Briest y, desde
luego, Berlín Alexaderplatz) con esos tétricos personajes-perdedores que no contrastan
demasiado con los antihéroes de sus dramas más sórdidos (el ángel exterminador
de Querelle o el protagonista de La ley del más fuerte, interpretado por él mismo, en su
película más personal y tremenda).
A pesar de ausencias lamentables como El matrimonio de Maria Braun (1979), Lili
Marleen (1981) o su terrible tragedia lésbica, Las amargas lágrimas de Petra Von
Kant (1972), Fassbinder regresa estos días renovado a las tiendas de vídeo locales. Junto
a la reaparición íntegra de Berlin Alexanderplatz se ofertan también dos packs que
contienen una nada desdeñable selección de cuatro filmes tardíos, en el editado por
Avalon dentro de la colección Fnac (de venta solamente en estas tiendas), y una lata de
lujo, con 10 títulos de sus años tempranos, editados por DeaPlaneta. En el primero se
recogen el drama decimonónico Effie Briest (1974); La ley del más fuerte (1975), un
filme imprescindible; El mercader de las cuatro estaciones (1972), en la que un álter
ego suyo, un hombre hijo de burgueses atiborrado de deudas, se suicida con alcohol,
y Querelle (1982), obra póstuma y maldita, levantada a partir del texto descarnado,
oscuro y poético de Jean Genet, que cuenta bajo un ambiente marcadamente teatral la
peripecia de Querelle (Brad Davis), un marinero bello y mortal por el que sucumben
hombres muy machos y mujeres muy tristes. Adicionalmente, este pack oferta el
interesante documental Fassbinder en Hollywood, que narra la aventura, no siempre
feliz, del cineasta en Estados Unidos.
El otro pack, presentado en una decorativa caja en forma de lata de película, atesora
verdaderas rarezas con un total de diez de sus filmes tempranos, muchos de ellos
portadores de claves y pistas para comprender su complejo universo poético. Son: El
amor es más frío que la muerte (1969), uno de sus primeros éxitos (también editado
recientemente de manera individual por DeaPlaneta);Kazelmacher (1969), la historia
triste de un emigrante griego que sufre ataques xenófobos en Alemania; el drama de
gánsteres El soldado americano (1970), con resonancias de cine negro; Dios de la
peste (1970), historia de un triángulo amoroso fatídico que acaba en asesinato; la
curiosa El viaje de Niklashausen (1970, para televisión), filme atípico que explora el
papel de la religión a través de la historia de un monje que dice que la Virgen le ha
incitado a una revolución social; Rio Das Mortes (1971, también para televisión) que
habla de las ilusiones de dos cándidos obreros alemanes que planean viajar a Perú para
encontrar un tesoro enterrado; Atención a esa prostituta tan querida (1971), ejercicio de
cine dentro del cine sobre un equipo que espera por su director que ha desaparecido;El
asado de Satán (1976), la historia de un poeta anarquista sin blanca; la terrible La ruleta
china (1976), en la que una adolescente macabra planea una venganza cruel contra sus
padres y sus respectivos amantes, y el telefilme Miedo al miedo (1979), con una mujer
entregada al alcohol y las pastillas ante el acoso de su suegra y su cuñada. -

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