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Cine negro

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El cine negro o film noir es un género cinematográfico que se desarrolló en Estados


Unidos durante la década de 1940 y 1950. Se suele considerar como la primera
película de este tipo a El halcón maltés, de John Huston, con Humphrey Bogart y Mary
Astor, estrenada en 1941.

El término de film noir fue acuñado por primera vez por el italiano Nino Frank y es
usado por la crítica cinematográfica para describir un género de definición bastante
imprecisa, cuya diferenciación de otros géneros como el cine de gángsters o el cine
social es sólo parcial. Habitualmente, las películas caracterizadas como de cine negro
giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una
característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo.
Se emplea un lenguaje elíptico y metafórico donde se describe la escena
caracterizado por una iluminación tenebrosa en claroscuro, escenas nocturnas con
humedad en el ambiente, se juega con el uso de sombras para exaltar la psicología de
los personajes. Algunos de estos efectos eran especialmente impactantes en blanco y
negro. Al mismo tiempo, la personalidad de los personajes y sus motivaciones son
difíciles de establecer (caso paradigmático son los detectives privados, frecuentes
protagonistas del género, tales como Sam Spade o Philip Marlowe). Las fronteras
entre buenos y malos se difuminaban y el héroe acostumbra a ser un antihéroe
atenazado por un pasado oscuro.

El cine negro presenta una sociedad violenta, cínica y corrupta que amenaza no sólo
al héroe/protagonista de las películas sino también a otros personajes, dentro de un
ambiente de pesimismo fatalista. Los finales suelen ser agridulces cuando no
presentan directamente el fracaso del protagonista. Otro punto característico del cine
negro es la presencia de la femme fatale, la mujer fatal que, aparentemente inofensiva,
puede conducir a sus víctimas al peligro o a la muerte. Las novelas de Dashiell
Hammett y Raymond Chandler, con sus detectives Spade y Marlowe son frecuentes
fuentes de los guiones del género. [editar] Orígenes

La primera persona que empleó el término Film Noir (como se conoce el cine negro en
los países anglosajones) fue el crítico de cine italiano Nino Frank, el cual comenzó a
utilizarlo en sus artículos sobre películas del Hollywood de los años 40. Estas películas
estaban marcadas por la prohibición, la gran depresión y la Guerra mundial, y solo
entraron al mercado europeo después de que ésta terminara.

La influencia europea

Los orígenes del cine negro no se encuentran tan solo en el cine, sino que pueden
trazarse hasta otros medios artísticos; la iluminación característica de este género, por
ejemplo, está fuertemente relacionada con la tradición técnica del claroscuro y el
tenebrismo, y su estética, por otro lado, está claramente vinculada al expresionismo
alemán de principios del siglo XX que comprendía desde el cine, el teatro, la fotografía
y la pintura hasta la escultura y la arquitectura.

La industria de Hollywood estaba floreciendo, y con la emergencia del régimen nazi


muchos directores alemanes y europeos que formaban parte del movimiento
expresionista, se exiliaron a Estados Unidos, como Fritz Lang, Robert Siodmak o
Michael Curtiz. Estos directores llevaron a Hollywood las nuevas técnicas de
iluminación que pretendían ilustrar un estado psicológico y un nuevo modo de
acercamiento a la puesta en escena, realizando algunos de los primeros clásicos del
cine negro. Así, por ejemplo, la obra maestra de Lang M, el vampiro de Düsseldorf
(1931), es una de las primeras películas de la era del sonido en adoptar la estética y
los argumentos característicos del cine negro, como la presentación de un
protagonista con rasgos criminales.

Hacia 1931, el prolífico Michael Curtiz llevaba ya en Hollywood cinco años, habiendo
llegado a rodar hasta seis películas por año. Algunas de ellas, como 20,000 años en
Sing Sing (1932) o Private Detective 62 (1933), podrían también clasificarse como noir.
Los directores relacionados con el movimiento expresionista que trabajaron para la
Universal Studios tuvieron gran libertad a la hora de realizar películas de terror como
Drácula (1931), La momia (1932) (ambas películas cuentan con la colaboración de
Karl Freund, la primera como director de fotografía y la segunda como director) y
también The black cat (Satanás en España, El gato negro en América latina, 1934),
dirigida por el austriaco Edgar G. Ulmer. Sin embargo, la película de terror de
Universal que más se adecúa al cine negro, tanto por el argumento como por el tono
es El hombre invisible (1933), dirigida por James Whale y filmada por Carl Laemmle Jr.

También el austríaco Josef von Sternberg estaba trabajando en Hollywood en aquella


época, dirigiendo películas como El expreso de Shangai (1932) o El diablo es una
mujer (1935). Estas películas, con su erotismo y su estilo visual barroco anticipan
algunos de los elementos centrales del cine negro. También el éxito de La ley del
hampa (Underworld 1927), de este director, fue responsable del auge de las películas
de gangsters en Hollywood, y películas como Hampa dorada (Little Caesar, 1931), El
enemigo público (1931) y Scarface (1932) demostraron que el público buscaba
argumentos criminales y protagonistas de moralidad ambigua.

Otras posibles influencias cinematográficas del cine negro son el realismo poético
francés de los años 30, con su actitud romántica y fatalista y sus héroes condenados,
y también el neorrealismo italiano de los años 40 (por ejemplo, la obra de la Warner
Bros Soy un fugitivo – I Am a Fugitive from a Chain Gang, 1932 – combina aspectos
de ambas corrientes). Jules Dassin, director de La ciudad desnuda (The Naked City,
1948) señaló a los neorrealistas como su fuente de inspiración en emplear una
fotografía in-situ y en el uso de extras no profesionales. Tres años antes, The House
on 92nd Street dirigida por Henry Hathaway, demostró la influencia paralela del
noticiero cinematográfico y algunas de las películas que hoy consideramos cine negro
nos muestran en realidad a protagonistas ordinarios con vidas ordinarias con ciertos
tintes neorrealistas, como es el caso de Días sin huella The Lost Weekend (1945), de
Billy Wilder. Entre estas películas que no pueden considerarse como cine negro
propiamente dicho, quizá la más influyente en el desarrollo del género es Ciudadano
Kane (1941), de Orson Welles. La complejidad visual, evocativa de Sternberg, y lo
complicado de la estructura narrativa, con su empleo de la voz en off se repite en
muchos de los clásicos posteriores del cine negro.

La ficción literaria

La fuente primaria para los argumentos de los clásicos del cine negro fueron los
thrillers americanos de detectives y crímenes, que se popularizaron en revistas como
Black Mask y que se vio liderada por escritores como Dashiell Hammett y James M.
Cain. Muchos de los clásicos del cine negro, como El halcón maltés y La llave de
cristal (1942) estaban basados en novelas de Hammett, y las obras de Cain sirvieron a
su vez como base para Perdición (Double Indemnity, 1944), Alma en suplicio (Mildred
Pierce, 1945), El cartero siempre llama dos veces (1946), y Ligeramente escarlata
(Slightly Scarlet, 1956; adaptada de la novela Love's Lovely Counterfeit). También una
década antes de comenzar la época clásica del cine negro, una de las historias de
Hammett vio la luz en el melodrama Las calles de la ciudad (City Streets, 1931),
dirigido por Rouben Mamoulian.

El escritor Raymond Chandler, que debutó como novelista con El sueño eterno en
1939, rápidamente se convirtió en el autor más popular de novela negra, y muchas de
sus obras fueron llevadas a la pantalla, como Historia de un detective (Murder, My
Sweet, 1944; adaptada de la novela Farewell, My Lovely), El sueño eterno (1946), y
La dama del lago (1947). Chandler fue también uno de los más importantes guionistas
del género, trabajando en los guiones de películas como Perdición, La dalia azul
(1946), y Pacto siniestro (Extraños en un tren) (1951).

Otro importante autor de novela negra que sirvió como fuente para muchas películas
del género negro fue W. R. Burnett, cuya primera novela Little Caesar, fue llevada al
cine convirtiéndose en un éxito por la Warner Bros. en 1931. Al año siguiente, Burnett
fue contratado para escribir el guión de Scarface, mientras una de sus historias servía
como base para El monstruo de la ciudad (Beast of the City, 1933). Ya durante la
época dorada del cine negro, siete de sus novelas fueros llevadas al cine, entre ellas
las más conocidas son El último refugio (High Sierra, 1941), This Gun for Hire (1942),
y La jungla de asfalto (1950).

El periodo clásico

El periodo clásico del cine negro en Estados Unidos abarca los años 40 y 50. Se suele
citar El desconocido del tercer piso (1940) como el primer verdadero film noir, puesto
que no existe consenso entre los críticos sobre si Las calles de la ciudad y otros
melodramas previos a la segunda guerra mundial, como Furia (1936) y Sólo se vive
una vez (1937) (dirigidas ambas por Fritz Lang) pueden clasificarse también como cine
negro o más bien como "proto-noir".

Sed de mal (1958), de Orson Welles suele, por su parte, citarse como la última de las
películas del periodo clásico. Sin embargo, existe discrepancia en este aspecto, pues
mientras que algunos críticos sostienen que el cine negro es una corriente anclada en
un momento y un lugar determinado de la historia y de la producción cinematográfica
(el Hollywood de los años 40-50), otros creen que el cine negro no ha cesado, sino
que ha ido adaptando su estilo visual y narrativo para confluir con los nuevos tiempos
y las nuevas técnicas cinematográficas. La mayoría de los críticos, sin embargo,
sostienen que las películas realizadas fuera de los límites temporales del cine negro
clásico no pueden clasificarse genuinamente como noir sino como claras alusiones a
este género.

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