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¿Eres una persona complaciente?

¿Qué puede indicar ser


demasiado complaciente con los demás? Descubre las
características de las personas complacientes y por qué
puede afectarte ser así.

Una persona complaciente es conocida por hacer lo que sea necesario


para hacer felices a las otros. Aunque ser amable o intentar ser bueno/a
con los demás se considera algo bueno, en realidad cuando las personas
acaban complaciendo demasiado a los de su alrededor puede llegar a
perjudicarlas, causando agotamiento, estrés e incluso ansiedad. Pero, ¿de
dónde viene la necesidad de comportarse así?

¿Qué significa ser complaciente con los demás?


Ser complaciente implica anteponer las necesidades de los demás a las
tuyas. Es decir, las personas complacientes suelen estar demasiado
implicadas en ser serviciales, agradables y amables con los de su
alrededor.

Sin embargo, los complacientes pueden llegar a tener problemas tanto


para defenderse a sí mismos, como hacerse respetar ante los demás. Este
tipo de comportamiento puede acabar conduciendo a un autosacrificio o
autodescuido que afecte a la salud mental de la persona que lo sufre.

Este rasgo de las personas también es conocido como ‘sociotropía’, e


implica sentirse demasiado preocupado/a para complacer a los demás y
ganar su aprobación como una manera de mantener las relaciones. Por lo
tanto, este comportamiento puede ser un síntoma que refleje una
condición de salud mental como la ansiedad, un trastorno de la
personalidad evasiva, un trastorno límite de la personalidad o dependencia
emocional.

¿Cómo saber si soy una persona complaciente?


Existen una serie de características que los complacientes tienden a
compartir. Entre las actitudes más comunes, podemos destacar las
siguientes:

1. Tienen dificultades para decir ‘no’: Las personas que son


complacientes tienen ciertas dificultades para negarse a
realizar favores o peticiones de los demás, incluso si hacerlo
les perjudica.
2. Miedo a ser juzgados: La complacencia también puede ser el
resultado de un temor a ser juzgado/a por los demás. Este
miedo también puede ser una señal de padecer de fobia social.
3. Padeces de baja autoestima: Cuando alguien es demasiado
complaciente con los demás, esto puede ser una señal que
indique que está lidiando con un problema de baja autoestima.
Debido a que estas personas no se valoran lo suficiente,
pueden intentar complacer a los de su alrededor para intentar
ser ‘aceptadas’ por los demás.
4. Asumes siempre la culpabilidad: Las personas que tienen
tendencia a ser complacientes suelen asumir la culpabilidad a
pesar de no tener la responsabilidad de diferentes acciones o
situaciones.
5. Tendencia a decir ‘lo siento’: Muchas personas que son
complacientes suelen acabar pidiendo disculpas por errores
que son su responsabilidad. Por lo tanto, tienden a decir ‘lo
siento’ con demasiada frecuencia.
6. Adaptas tu personalidad: Los complacientes tienden a cambiar
su comportamiento y actitud para que coincida con el de la
persona o grupo. Esto puede llevar a actuar de maneras en las
que están fuera de lugar o participar en acciones con las que
no se está de acuerdo solo para encajar socialmente. De esta
forma, los complacientes tienden a hacer todo lo posible para
evitar los conflictos, incluso si esto significa convertirse en una
persona completamente diferente.
7. Basar tu valor en cómo te ven los demás: Los complacientes
requieren de la validación de los demás para sentirse bien con
ellos/as mismos/as. De hecho, pueden llegar a actitudes
extremas con tal de ganarse el respeto o el elogio de los
demás.

Aunque ser complaciente tiene aspectos positivos, la realidad es que


cuando lo somos demasiado podemos llegar a sentirnos estresados y
agotados debido a que tenemos que esforzarnos demasiado para encajar
con los demás y obtener su ‘aprobación’.

¿Por qué soy complaciente con los demás?


Es importante que aprendas a detectar si eres complaciente con los demás
ya que esta actitud puede ser señal de que estás ante un problema de
salud mental como los siguientes:

● Baja autoestima: A veces las personas se involucran en un


comportamiento agradable o complaciente porque no llegan a
valorar sus propios deseos y necesidades. Debido a esta falta
de confianza en sí mismos/as, los complacientes tienen la
necesidad de una validación externa y sienten que hacer
muchas cosas por los demás les llevará a la aprobación y la
aceptación social.
● Inseguridades: Las personas pueden tratar de complacer a los
demás porque les preocupa no gustar a los de su alrededor.
Por ello, intentarán todo lo posible para hacerlos felices.
● Personalidad perfeccionista: Las personas demasiado
perfeccionistas suelen tener tendencia a intentar controlar
aquellas cosas que no están bajo su responsabilidad. En estos
casos pueden llegar a intentar complacer a los demás para
mantener su ‘estatus’ social.
● Trauma infantil: Las experiencias dolorosas, difíciles o
traumáticas pueden acabar haciendo que las personas
complazcan a los demás por el temor de padecer las mismas
consecuencias que sufrieron durante la infancia.
● Dependencia emocional: Cuando una persona entiende que
las demás están “por encima de ellas” ya sea porque se
produce una profunda admiración de estas o porque se
perciben a sí mismas como muy inferiores en comparación, se
puede producir una necesidad de estar con ellas. El plantearse
qué serías sin esa persona puede llevar a hacer lo que sea por
no perderla, y por tanto, entrar en la complaciencia extrema.

¿Cómo puede afectar complacer demasiado a los


demás?
Aunque complacer a los demás no es necesariamente malo, cuando es
demasiado, las personas pueden acabar padeciendo ciertos efectos en su
salud mental. Algunos de los más comunes son los siguientes:

● Ira y frustración: Cuando las personas hacen cosas que no


quieren, debido a que intentan complacer demasiado a los
demás, pueden sentirse frustradas e irascibles.
● Ansiedad y estrés: El esfuerzo para intentar mantener felices a
los demás puede acabar agotando a las personas mental y
físicamente. Esto puede acabar conduciendo a problemas de
ansiedad o estrés.
● Falta de fuerza de voluntad: Dedicar demasiada energía a los
demás puede hacer que las personas pierdan motivación para
cumplir sus sueños o metas.
● Falta de autenticidad: Ser demasiado complaciente con los
otros puede acabar haciendo que las personas pierdan de
vista aquello que realmente quieren para ellos. Esto puede
hacer que las personas se sientan como si no estuvieran
viviendo su vida auténticamente, lo que puede conllevar
problemas alrededor del sentido vital o sentido de vida.
● Relaciones más débiles: Si te estás esforzando demasiado
para cumplir con las expectativas de las otras personas, es
posible que te sientas resentido/a. Es decir, las personas
pueden acabar dando por sentada tu amabilidad y atención, lo
que puede conllevarte muchas frustraciones en tus relaciones
con los demás.

¿Cómo dejar de complacer a la gente?


Existen algunos consejos que puedes seguir para dejar de complacer a las
personas y para aprender a equilibrar tu deseo de hacer más felices a los
demás sin sacrificar tu salud mental:

1. Establece límites: Es importante que las personas conozcan y


respeten sus propios límites. Es decir, que aprendan a
identificar aquello que no quieren por parte de los demás y lo
comuniquen. Para dejar de ser tan complaciente, es vital que
tengas presentes tus límites y los respetes.
2. Empieza por lo pequeño: Puede ser difícil hacer un cambio
repentino. Por lo tanto, es mejor dar pequeños pasos y
centrarte en los detalles. Cambiar los patrones de
comportamiento puede ser difícil. En muchos casos, debes
centrarte en cambiar pequeñas cosas en lugar de focalizarte
en grandes retos.
3. Establecer metas y prioridades: Considera cuáles son tus
prioridades y respétalas en todo momento. Una buena forma
de conseguirlo es fijándote objetivos e intentar cumplirlos en un
plazo determinado.
4. Pruebe el diálogo interno positivo: en muchas ocasiones, las
personas suelen ser complacientes debido a que tienen una
mala imagen de sí mismas. Una de las razones para hacerlo
es el uso de un diálogo interno negativo. Esto implica tener
pensamientos negativos constantes. Dejar de lado este diálogo
debe ser una de tus prioridades. Para empezar a hacerlo
intenta centrar tu atención en razonar aquellos pensamientos
que creas que te están perjudicando.
5. Ayuda cuando y a quién realmente quieras ayudar: A veces,
las personas complacientes no saben aplicar un filtro. De
hecho, pueden acabar ayudando a aquellos que realmente no
se lo merecen. En estos casos, es importante saber tus
motivos y reconocer a aquellas personas que realmente
merecen tu implicación.

Recuerda que es imposible gustar a todo el mundo. Por lo tanto, ser


demasiado complaciente no te garantizará su respeto o amistad. De este
modo, si crees que estás siéndolo debido a un problema en tu interior,
sería favorable que acudas a un psicólogo/a profesional. Ten en cuenta
que tú deberías ser la máxima prioridad en tu vida.

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