Está en la página 1de 5

5 FORMAS DE DAÑAR TU AUTOESTIMA

En muchas ocasiones dañamos sin darnos cuenta nuestra autoestima, es decir, nuestra respuesta
emocional a cómo nos sentimos con nosotros mismos. Una buena manera de mejorarla es dejar de
lado ciertas conductas y pensamientos dañinos que perjudican el propio bienestar.
La primera clave es tener una constancia y rutina en determinados hábitos saludables: buena
alimentación, ejercicio físico, descanso suficiente y reparador. Una vez tengas esto en cuenta,
también puedes plantearte comenzar a abordar estos errores con el fin de quererte más y mejor.

1. NO TENER OBJETIVOS VITALES


Cuando no establecemos propósitos no sabemos dónde poner nuestra energía y podemos terminar
dispersándola o perdiéndola, siendo la consecuencia de ambas acciones el agotamiento, tanto físico
como emocional.
Es importante conectar con nuestros deseos, valores y necesidades; lo cual nos permite reflexionar
sobre las áreas esenciales de nuestra vida y pensar sobre cómo queremos que sean en determinado
período de tiempo. Una vez conseguido un objetivo se debe celebrar y disfrutar antes de pasar al
siguiente.
Saber en qué consiste nuestra vida y hacia dónde vamos evita que aparezcan sentimientos de
pérdida, confusión o ansiedad y nos aporta seguridad.

2. NO RESPONSABILIZARTE DE TUS EMOCIONES


Al sentirnos mal (enfadados, tristes, culpables, asustados…), incluso aunque esté desencadenado
por una persona o situación externa, siempre tenemos la opción de actuar en consecuencia.

Cada persona es responsable de su estado emocional y la encargada de cambiar de dirección si hay


algo que le produce malestar.
3. CULTIVAR PENSAMIENTOS NEGATIVOS SOBRE TI MISMO
Tener una capacidad autocrítica que nos ayuda a crecer y mejorar es muy positivo, pero debemos
tener cuidado con esa voz crítica que, cuando se convierte en constante e hiperexigente puede
afectar a nuestra autoestima.
Resulta recomendable entender de dónde viene esta voz, qué mandatos y normas hemos
interiorizado de nuestras figuras de autoridad.
Si te das cuenta de que tu voz crítica es excesivamente negativa y desalentadora (“nunca lo harás
bien”, “no mereces ser querido”…) es momento de trabajar en la relación contigo mismo. Así será
más fácil encontrar tus aspectos positivos y conectar con tu verdadero potencial humano.

4. CASTIGARTE POR TUS ERRORES


Si no reconocemos nuestras equivocaciones podemos caer en una conducta victimista desde la
excusa permanente, lo cual termina creando un gasto de energía considerable.
El extremo contrario, pero igual de agotador, es convencernos de que nuestros objetivos son
inalcanzables y no tenemos opciones de hacerlo mejor en otra ocasión. Reducir nuestras
expectativas para evitar la decepción nos hace más propensos a ver la realidad desde ideas
distorsionadas aprendidas en fracasos anteriores.
En lugar de dañar nuestra motivación probemos a mantener una mente abierta a las posibilidades de
cambio: analizar el error, identificar puntos débiles y crear nuevos recursos y formas de
afrontamiento. Asumir los propios errores es el primer paso para aprender de ellos y estar mejor
preparados para el futuro.

5. NO PEDIR AYUDA
Desde la idea de que tenemos que hacernos cargo de lo que nos ocurre sin ayuda, podemos caer en
una sensación de desesperanza y soledad.
Está bien pedir ayuda. Los seres humanos somos vulnerables y no podemos controlar todo lo que
nos ocurre, por lo que apoyarnos en nuestros seres queridos en momentos difíciles es muy
importante para nuestro bienestar psicológico.
Comunicar los sentimientos y preocupaciones a personas de confianza nos reconforta y a la vez
fortalece los vínculos emocionales con ellas. En ocasiones es necesario pedir ayuda psicológica para
aprender a llevar a cabo cualquiera de estos puntos.
¿CÓMO PUEDO MEJORAR MI AUTOESTIMA?
Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto tenemos, en qué somos
buenos y cuáles son nuestros puntos débiles. Nos formamos esa imagen a lo largo del tiempo,
empezando en nuestra más tierna infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la
imagen mental que una persona tiene de sí misma. Gran parte de nuestra autoimagen se basa en
nuestras interacciones con otras personas y nuestras experiencias vitales. Esta imagen mental
(nuestra autoimagen) contribuye a nuestra autoestima.

La autoestima depende de en qué medida nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros
— y en qué medida nos valoramos, queremos y aceptamos a nosotros mismos. Las personas con
una autoestima sana se sienten bien consigo mismas, aprecian su propia valía y están orgullosas
de sus capacidades, habilidades y logros. Las personas con baja autoestima sienten que no
gustarán a nadie, que nadie los aceptará o que no son buenos en nada.

Todos tenemos problemas con nuestra autoestima en determinados momentos de la vida —


especialmente durante la adolescencia, cuando estamos descubriendo quiénes somos y cuál es
nuestro lugar en el mundo. La buena noticia es que, como la imagen que tenemos de nosotros
mismos va cambiando a lo largo del tiempo, la autoestima no es algo inamovible ni fijo de por
vida. Así que, si sientes que tu autoestima no es todo lo alta que debería ser, puedes mejorarla.

Problemas de autoestima
Antes de que una persona pueda solucionar sus problemas de autoestima y construir una
autoestima sana, es útil saber en primer lugar qué podría estar causando esos problemas. Dos
cosas en particular —cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos
— pueden tener un gran impacto sobre nuestra autoestima.

Los padres, profesores y otras figuras de autoridad influyen en las ideas que desarrollamos sobre
nosotros mismos —en particular, cuando somos niños pequeños. Si los padres pasan más tiempo
criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil que ese niño desarrolle una autoestima sana. Puesto
que los adolescentes aún están formando sus valores y creencias, es fácil que construyan su
autoimagen alrededor de lo que dice uno de sus padres, un entrenador u otras personas.

Es obvio que la autoestima puede salir muy mal parada cuando alguien cuya aceptación
valoramos mucho (como un padre o un profesor) nos hace de menos constantemente. Pero las
críticas no tienen por qué venir siempre de otras personas. Como Steve en el ejemplo anterior,
algunos adolescentes también tienen un “crítico interior”, una voz interior que encuentra fallos en
todo lo que hacen. Y, como le sucede a Steve, la gente a menudo modela inintencionadamente su
voz interior de acuerdo con la opinión de un padre crítico o cualquier otra persona cuya opinión es
importante para ella.

Con el tiempo, escuchar una voz interior negativa puede dañar la autoestima de una persona tanto
como si la crítica viniera de fuera. Algunas personas están tan acostumbradas a que su crítico
interior siga allí que ni siquiera se dan cuenta cuando se están haciendo de menos.

Las expectativas poco realistas también pueden afectar a la autoestima de una persona. La gente
tiene una imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién cree que debería ser). La imagen de la
persona ideal es diferente para cada uno. Por ejemplo, algunas personas admiran las habilidades
deportivas y otras las aptitudes académicas. Las personas que se ven a sí mismas teniendo las
cualidades que admiran —como la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen tener una
autoestima alta.
Las personas que no se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran pueden desarrollar
una baja autoestima. Desgraciadamente, las personas que tienen una baja autoestima a
menudo tienen las cualidades que admiran, pero no pueden verlo porque la imagen que tienen de
sí mismos está moldeada de tal modo que les impide hacerlo.

¿Por qué es importante la autoestima?


Los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas.
Las personas que sienten que se les quiere y aprecia (en otras palabras, las personas que tienen
la autoestima alta) tienen mejores relaciones sociales. Son más proclives a pedir ayuda y apoyo a
los amigos y la familia cuando la necesiten. Las personas que creen que pueden alcanzar sus
objetivos y solucionar problemas tienden a rendir más en los estudios. Tener una buena
autoestima te permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida de forma plena.

Pasos para mejorar la autoestima


Si quieres mejorar tu autoestima, aquí tienes algunos consejos para empezar:

 Deja de tener pensamientos negativos sobre ti mismo. Si estás acostumbrado a centrar la


atención en tus defectos, empieza a pensar en aspectos positivos que los contrarrestan.
Cuando te des cuenta de que estás siendo demasiado crítico contigo, contrarréstalo diciendo
algo positivo sobre ti mismo. Cada día anota tres cosas sobre ti que te hagan feliz.
 Ponte como objetivo el logro en vez de la perfección. Algunas personas se acaban paralizando
debido a sus ansias de perfección. En lugar de frenarte con pensamientos como: “No iré a la
audición de la obra hasta que haya perdido 5 kg”, piensa en qué eres bueno y en las cosas con
las que disfrutas, y ve a por ellas.
 Considera los errores como oportunidades de aprendizaje. Acepta que cometerás errores
porque todo el mundo los comete. Los errores forman parte del aprendizaje. Recuerda que las
aptitudes de una persona están en constante desarrollo, y que cada uno sobresale en cosas
diferentes —es lo que hace interesante a la gente.
 Prueba cosas nuevas. Experimenta con diferentes actividades que te pongan en contacto con
tus aptitudes. Luego siéntete orgulloso de las nuevas habilidades que has adquirido.
 Identifica lo que puedes cambiar y lo que no. Si te das cuenta de que hay algo tuyo que no te
hace feliz y puedes cambiarlo, empieza ahora mismo. Si se trata de algo que no puedes
cambiar (como tu estatura), empieza a trabajar para quererte tal y como eres.
 Fíjate metas. Piensa en qué te gustaría conseguir y luego diseña un plan para hacerlo. Atente
al plan y ves anotando tus progresos.
 Siéntete orgulloso de tus opiniones e ideas. No tengas miedo de expresarlas.
 Colabora en una labor social. Dale clases a un compañero que tiene problemas, ayuda a
limpiar tu barrio, participa en una maratón benéfica por una buena causa o hazte voluntario de
alguna asociación. Sentir que aportas algo y que se reconoce tu ayuda hace maravillas para
aumentar la autoestima.
 ¡Haz ejercicio! Mitigarás el estrés y estarás más sano y más feliz.
 Pásatelo bien. ¿Te has encontrado alguna vez pensando cosas del estilo de: “tendría más
amigos si estuviera más delgado/a”? Disfruta pasando tu tiempo con personas que te importan
y haciendo cosas que te gustan. Relájate y pásalo bien —y no dejes tu vida en suspenso.
Nunca es tarde para construir una autoestima positiva y sana. En algunos casos, cuando la herida
emocional es muy profunda o duradera, es posible que sea necesaria la ayuda de un profesional
de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta. Estos expertos actúan a modo de guías,
ayudando a las personas a quererse a sí mismas y a darse cuenta de lo que las hace únicas y
especiales.
La autoestima interviene en casi todo lo que haces. Las personas con una autoestima alta rinden
más en los estudios y les resulta más fácil hacer amigos. Tienden a tener mejores relaciones con
la gente de su edad y con los adultos, son más felices y les cuesta menos enfrentarse a los
errores, decepciones y fracasos, y es más probable que perseveren en algo hasta que lo
consigan. Cuesta cierto trabajo, pero es una habilidad que tendrás de por vida.

Revisado por: D’Arcy Lyness, PhD

También podría gustarte