Avaluació Psicològica

Caso Rubén
Rubén es un alumno de 7 años de edad que cursa 2º de Primaria. Vive con sus padres,
una hermana mayor de 17 años, que es una alumna brillante, y otra hermana pequeña de
2 años de edad. Su padre tiene 50 años y su madre 40. Ambos son profesionales liberales
de reconocido prestigio dentro de su ámbito laboral. La familia es de clase socio-económica
alta. La apariencia física de Rubén es muy agradable y su aspecto es impecable. El niño
acude a una escuela privada, seglar, catalana y de alto nivel de exigencia.

Rubén caminó al año, comía solo a los 14 meses, a los 18 no mojaba la cama ni se
ensuciaba encima. Hacia los dos años de edad decía palabras con significado y a los tres
expresaba frases completamente comprensibles y correctas.

Los padres acuden a consulta a requerimiento de la maestra que les ha llamado porque ‘le
da pena ver como padece el niño cada vez que se le hace una pregunta en voz alta o tiene
que contestar un ejercicio por escrito’. También, según la maestra, es un niño modélico,
tanto en cuanto a su disciplina como a su trabajo, es voluntarioso y trabajador, educado y
respetuoso y muy responsable para su edad, tiene un alto nivel de exigencia. Sin embargo,
estas cualidades no le sirven para mucho, porque antes de un control o cuando se le
pregunta algo se bloquea, le sudan las manos y parece que los ojos se le van a salir de la
cara. Está siempre muy preocupado por si hace el trabajo bien y necesita siempre de mi
aprobación’.

Sus resultados académicos son muy bajos. Es un niño muy querido por sus compañeros
de clase, tanto por su comportamiento, como por lo estricto que es aplicando las reglas
morales. Es el ‘juez’ de las peleas entre sus compañeros, de las cuales nunca forma parte.
Tiene un concepto muy estricto de lo que está bien y de lo que está mal, más semejante
al de un adulto que al de un niño de su edad. Sin embargo, no es consciente de lo bien
aceptado que está y con frecuencia se preocupa por si los niños le quieren o hablan de su
trabajo. No suele participar con sus compañeros en juegos de tipo físico. En el patio nunca
juega a fútbol porque teme romperse una pierna. Esa sensación de que van a ocurrirles
cosas malas, se repite fuera del colegio. No esquía con su familia por esa misma razón y
a pesar de vivir en una zona residencial nunca sale a jugar a la calle ni a montar en bicicleta
porque piensa que podría atropellarle un coche. Su madre está totalmente de acuerdo con
este aspecto y piensa que ya saldrá cuando sea mayor. En cuanto a los juegos de tipo
físico del colegio, no le parece extraño, a su modo de ver, puesto que algunos amigos

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de Rubén son francamente brutos y ella no comprende como sus madres les consienten
llegar con las ropas sucias y a veces rotas después de los partidos.

Si sus padres salen de viaje, sufre hasta que no están de vuelta y durante su ausencia
habla de las posibilidades de un accidente de avión. Recuerda la última vez que en las
noticias dijeron que un avión había chocado, el modelo del aparato, el número de
víctimas y su nacionalidad.

Tiene siempre excesivas ganas de agradar. Delante de cualquier actividad que se le

propone siempre comenta que es muy difícil y que seguramente no lo sabrá hacer.
Pregunta que le pasará si no le sale bien y nunca está satisfecho con el resultado. Muchas
veces no puede acabar las tareas debido al tiempo que pasa borrando o intentando que
su presentación sea pulida y perfecta. Lleva una cuenta muy exacta de la cantidad de ‘bien,
regular o mal’ que la profesora le pone en las operaciones de la hoja de matemáticas y la
compara con las de sus compañeros.

Sus padres están muy preocupados por saber exactamente cuál es el techo de las
capacidades de Rubén y quieren cerciorarse de si es o no ‘justito’. ‘Al fin y al cabo ya
sabemos que no todos pueden ser como la chica mayor’. ‘A Rubén ya se lo hemos dicho
infinidad de veces. No tiene que preocuparse’.

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¿Qué? ¿Quién? ¿Cómo?

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