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El arresto
Pre-juicio
El proceso
Acusación
Defensa
Jesús tenía adeptos entre los miembros del jurado, Gamaliel, José
de Arimatea y Nicodemus que fue su defensor. La defensa es una
de las mas celebres piezas oratorias forenses en que se
demuestra con elocuencia impresionante, las violaciones a la ley
judía que se cometieron en el proceso a Jesús, sesenta y cinco
votan a favor de la sentencia y seis por la absolución.
Pruebas
Sentencia
Pilatos dice: “no soy responsable de esta sangre: ¡que caiga sobre
vosotros!” y le responden: “¡que su sangre recaiga sobre nosotros
y sobre nuestros hijos!”. Los seguidores de Jesús nunca
aparecieron, lo abandonaron. Pilatos entrega a la gente a Jesús
para ser crucificado, pero son los soldados romanos quienes lo
llevan al Gólgota y lo crucifican.
Pilatos debía de condenar a Jesús por los delitos que había sido
condenado en el Sanedrín, y debía revisar que el juicio religioso
cumpliera con las formalidades del derecho hebreo, y no lo hizo.
Pilatos condena por un delito de lesa majestad a la pena de la
damnatio in crucem sin haber delito, no se probaron las
acusaciones, tampoco hace un proceso a Jesús, los evangelios no
recogen la formula de la sentencia.
Ahora bien son dos procesos diferentes, uno religioso ante el
Sanedrín y otro político ante el gobernador romano, con dos
derechos diferentes. Es determinante el juicio ante el Sanedrín,
sin duda tienen responsabilidad, pero finalmente el que lo
sentencio a muerte fue el gobernador romano, conforme al
derecho romano, Poncio Pilatos podía abolir la pena o dar por
terminado el proceso.
Podemos concluir:
El juicio más significativo en la civilización occidental; sin embargo, su importancia trasciende por
tratarse del proceso al símbolo más importante de la cristiandad: Jesús de Nazaret.
Andrea Martínez[1]
La Pascua había terminado. Jesús y sus apóstoles se dirigieron al jardín de Getsemaní para pasar la
noche, pero el nazareo se alejó del grupo para orar en privado. Sabía que su aprehensión era inminente y
necesitaba el consuelo del rezo. Según los evangelios, en ese lapso Judas Iscariote llegó con soldados y
guardias de los principales sacerdotes y de los fariseos, todos armados.
“Entonces los soldados, su comandante y los guardias de los judíos arrestaron a Jesús. Lo ataron y lo
llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año. Caifás era el
que había aconsejado a los judíos que era preferible que muriera un solo hombre por el pueblo[2]”.
Este es el inicio del juicio más significativo en la civilización occidental; sin embargo, su importancia
trasciende por tratarse del proceso al símbolo más importante de la cristiandad: Jesús de Nazaret. No
un revolucionario político que buscaba la liberación del Israel de la hegemonía romana.
Más bien, como escribió el doctor Ignacio Burgoa Orihuela en su libro El proceso de Cristo,
monografía jurídica sinóptica (Biblioteca Jurídica Porrúa, 2020) https://bit.ly/31IIlmY: “Fue un
renovador espiritual de la Humanidad…” No obstante, a pesar de la abierta fe de Burgoa Orihuela, este
libro —que desde hace muchos años accedió a los clásicos de cultura jurídica general— no busca
pontificar o propagar la fe cristiana.
El objetivo de este libro es analizar qué hay sobre el aspecto jurídico del proceso de Cristo, ejercicio
intelectual que Burgoa Orihuela realizó con base en su amplio conocimiento en el juicio de amparo y,
haciendo uso del Derecho comparado, dialoga con el Derecho Penal Romano que imperaba en Judea,
así como en el Derecho Penal Hebreo.
Así las cosas, este estudio estrictamente jurídico muestra las omisiones, yerros y violaciones de los
derechos humanos contra Jesús de Nazaret. Por su parte, como si los evangelios fueran declaraciones
que los apósteles hicieran ante un Ministerio Público, o bien, como cronistas que registraran el caso,
Burgoa Orihuela hace que el lector se pregunte: ¿y si Cristo hubiera tenido la defensa de un
abogado aquella noche de su aprehensión?