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Sólo se llevaba a cabo para delincuentes sorprendidos en flagrancia, según el derecho judaico,
es decir en el acto mismo en que cometía el delito.
Eso ocurrió, por ejemplo, cuando trajeron ante Jesús, a la mujer adúltera para apedrearla. Jesús
fue arrestado a hora avanzada, pudiendo haber alegado la nulidad del arresto por la oscuridad
e incluso por el lugar donde fue su detención, ya que no fue detenido durante sus recorridos por
la ciudad, ni en la sinagoga, sino en un jardín privado.
ACUSACIÓN:
Jesús vivió en Nazaret de Galilea, provincia que estaba bajo la dominación romana. Por eso,
en sus últimos días se llevan a cabo dos juicios contra él: uno ante el Sanedrín regido por la ley
del pueblo judío, denominado el juicio religioso, y otro ante el emperador Poncio Pilatos,
gobernador de Judea, que es el juicio político regido por la ley romana. Antes de este proceso
Jesús fue detenido y llevado a la fuerza a casa de Anás, suegro de Caifás, prominente personaje
del “tribunal de Yahvé”, en el cual, según los evangelios, se le interrogó de la siguiente manera:
¿Quién te dio autoridad para hablar en nombre de Dios y contra la ley de los profetas? Jesús
contestó que “para enseñar y predicar la ley de Dios no se necesita ningún título ni autorización
académica”. De ahí parte la acusación que le hicieron con posterioridad.
EL JUICIO RELIGIOSO
Después del interrogatorio en casa de Anás, Jesús fue llevado a casa de Caifás donde se
encontraba reunido el Sanedrín para el juicio religioso. Para que éste se llevara al cabo, en el
propio Sanedrín fue nombrado Nicodemo como defensor de Jesús; pudo haber dicho que el
proceso que se le llevaba era ilegal ya que, atendiendo a los principios que se tenían
acostumbrados en ese tiempo, se hizo en la noche, sin público y fuera del recinto oficial donde
tenía que haberse hecho. Aun así, los fariseos y levitas insistieron en que el juicio se llevara al
cabo.
Jesús fue acusado de blasfemia por hacerse llamar “Hijo de Dios” y condenado a muerte en el
juicio religioso. En el Derecho Penal Hebreo no se contemplaba la crucifixión como pena de
muerte para los que cometían el delito de blasfemia, sino la lapidación. La crucifixión era para
delitos más graves, como la sedición y la rebelión. No tenían la competencia para mandarlo a
la cruz por acusarlo de blasfemia, ya que este no se contemplaba en el Derecho Romano;
además de haber sido condenado a muerte por un delito que no ameritaba tal pena, también
se cometieron diversas violaciones al proceso jurídico que son las siguientes:
—El proceso fue en la casa de Caifás y no en el recinto oficial para llevar a cabo los juicios
religiosos, llamado “Gazith” (templo).
—No se hizo un análisis riguroso de las declaraciones de los testigos, pues la acusación se
fundó en testimonios falsos.
La imputación de carácter religioso de la aprensión y el juicio, fue esgrimida por los sacerdotes,
fariseos, escribas y saduceos.
El delito tipificado por estas autoridades religiosas fue de blasfemia, por haberse
autodenominado “Hijo de Dios”.
Por ley, toda sentencia que impusiese la pena de muerte, pronunciada por los tribunales de las
provincias romanas, debía ser confirmada por el gobernador, en este caso Poncio Pilatos, quien
después de analizar el caso podía o no ordenar su ejecución.
La imputación de carácter político tenía como propósito tipificar el delito de sedición contra el
imperio, y así, asegurar la pena de muerte, además de quitarle el título de Mesías o Libertador
y que las autoridades religiosas se congraciasen con Roma. Para ello utilizaron testigos falsos
que manifestaron que Jesús estaba en contra del pago del tributo al Cesar. Recuérdese que
una semana antes al entrar Jesús a Jerusalén (domingo de ramos) la multitud coreaba
“libéranos te lo rogamos” que en la lengua original se dice “hosanna”
Fue un abuso procesal someter a Jesús a un juicio sumario en horas de madrugada, ya que un
juicio judío tiene que ser diurno y requería la presencia de la totalidad de los integrantes del
Sanedrín. Se calcula que fue detenido en la medianoche del 14 de Nisán (jueves) y el juicio
ante el Sumo Sacerdote empezó a la una de la madrugada del viernes, siendo llevado a las 6
de la mañana al Palacio de Poncio Pilatos y conducido ante Herodes a las 8 de la mañana.
EL ASUNTO DE LA JURISDICCIÓN:
¿HERODES O PILATOS? Pilatos se lava las manos por primera vez cuando al percatarse de
que Jesús era Galileo, por lo tanto, era de la jurisdicción de Herodes. Pero Herodes era
sanguinario y podría haber decretado la muerte de Cristo como lo había hecho poco antes con
Juan el Bautista, decapitándolo. Herodes incluso creía que Jesús era Elías reencarnado o que
era Juan el Bautista resucitado.
¡ES INOCENTE! Poncio Pilatos se vuelve a lavar las manos por segunda vez cuando manifiesta
que no encontraba ningún delito en Jesucristo, pero decreta que sea azotado. Luego ante tanta
presión de la casta religiosa judía vuelve a evadir su responsabilidad decisoria y se vuelve a
lavar las manos recurriendo al plebiscito. Por ende, encontramos dos sentencias contradictorias
de primera y segunda instancia: Pena de azote: Flagela miento; Pena de muerte: a través de
indulto plebiscitario: vox populi, vox dei.
LA SENTENCIA CONDENATORIA.
PENA CAPITAL:
Esta pena capital judía, era el modo como, dispuso en el Pentateuco, para sancionar a los
blasfemos y adúlteros. Recuérdese que años después de Cristo, Esteban es apedreado delante
de Saulo de Tarso. Con la crucifixión de Cristo se cumplió la impronta representada en el
Antiguo Testamento por la serpiente levantada en un madero en el desierto y que traía vida y
salud a los enfermos.
APELACIÓN:
2. CONSIDERACIONES PERSONALES.
Ante el Juicio de Jesucristo se intuye claramente que no se llevó a cabo un debido proceso,
respetando los derechos del acusado, se violaron derechos consagrados en la norma romana
y judaica, como lo son: