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PANTONE 254C

ERIK DAVIS

«Davis establece que la historia de los medios tecnológicos –desde los jeroglíficos TECGNOSIS ER I K D AV I S
hasta el código informático– es en sí misma indisociable de los intercambios con
algo de otro mundo, algo divino. La tecnología es la religión por otros medios.» Mito, magia y misticismo
Eugene Thacker
41. EGRESO en la era de la información
MATT COLQUHOUN Si hay una predicción sobre el presente que parece no haberse cumplido
42. EL TERCER INCONSCIENTE es aquella que vaticinaba que el avance de la razón técnica traería apa-

TECGNOSIS
FRANCO “BIFO” BERARDI rejado un creciente desencantamiento del mundo. Según esta hipótesis,
tan arraigada durante el siglo XX, el mito y la magia desaparecerían a
43. LA ERA DEL INDIVIDUO TIRANO medida que el pensamiento tecnocrático arrojara luz sobre las supersti-
ÉRIC SADIN ciones premodernas. Y, sin embargo, hoy nos encontramos frente a un
panorama muy distinto, en el que antiguas creencias espirituales tales
44. FILOSOFÍA DEL CUIDADO como la trascendencia del cuerpo o el animismo parecieran estar cada
BORIS GROYS vez más vigentes gracias al acelerado desarrollo de Internet y del
paradigma digital.
45. MATERIA VIBRANTE
JANE BENNETT
En TecGnosis, un clásico de la cibercultura publicado a fines de los Erik Davis (1967) es un investigador, escritor y periodista
46. ¡DENUNCIA! noventa, Erik Davis da forma a un exhaustivo mapa conceptual para estadounidense que vive en San Francisco. Ha publicado
SARA AHMED navegar en las profundas aguas del tecnomisticismo. Nacido en San los libros Nomad Codes: Adventures in Modern Esoterica,
Francisco, cuna tanto de la contracultura psicodélica como de Silicon The Visionary State: A Journey through California’s Spiritual
47. RECURSIVIDAD Y CONTINGENCIA Valley, este autor poco ortodoxo logra trazar sorprendentes conexiones Landscape, Led Zeppelin IV y High Weirdness: Drugs, Esote-
YUK HUI entre temas tan diversos como la electricidad y la alquimia, la realidad rica, and Visionary Experience in the Seventies. Además
virtual y los planos astrales, los juegos en línea y la transmutación colaboró en revistas como Bookforum, The Wire, Wired y
48. CONSTRUCTOS FLATLINE The Village Voice, mientras que sus ensayos se han inclui-
de las almas, los lenguajes de programación y la cábala o la escritura
MARK FISHER do en más de una docena de antologías. Graduado de la
de los ángeles. Nada está vedado en este compendio de saberes para el

E R I K D AV I S
nuevo milenio: la investigación con LSD, la historia de la cibernética, Universidad de Yale y doctorado por la Universidad de
49. LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS Rice, ha dado conferencias a nivel internacional sobre sus
JORGE CARRIÓN, TALLER ESTAMPA, los alienígenas ancestrales, los tanques de aislamiento sensorial, las
comunidades hackers, las sectas, los virus informáticos, el ciberpunk, áreas de especialización: la tecnocultura y los márgenes
GPT-2 Y 3 de la religión. Entre 2018 y 2019 mantuvo el podcast
el posthumanismo, las raves o las enseñanzas de Hermes Trismegisto.
Expanding Mind en el que se adentró en temáticas relacio-
50. DEVENIR OBRA DE ARTE TecGnosis recorre de manera promiscua las fronteras disciplinarias
nadas con la magia, la espiritualidad, la psicología y la
BORIS GROYS que por lo general parcelan el pensamiento, para develar los impulsos
tecnología. TecGnosis, publicado ya en otros seis idiomas,
esotéricos inconscientes que alimentan los sueños y pesadillas de
51. EL SENTIDO DE LO MARRÓN se encuentra por primera vez disponible en español.
nuestro tiempo.
JOSÉ ESTEBAN MUÑOZ

www.cajanegraeditora.com.ar Traducción / Maximiliano Gonnet COLECCIÓN


www.instagram.com/cajanegraeditora Prólogo / Eugene Thacker FUTUROS PRÓXIMOS 52

ISBN 9 789878 272054


TECGNOSIS

Mito, magia y misticismo


en la era de la información
Davis, Erik
TecGnosis: mito, magia y misticismo
en la era de la información
1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Caja Negra, 2023.
512 p.; 20 x 14 cm. - (Futuros Próximos, 52)

ISBN 978-987-8272-05-4

1. Tecnologías. 2. Magia. 3. Misticismo. I. Gonnet,


Maximiliano, trad. II. Título.
CDD 306.46

Título original: TechGnosis. Myth, Magic, and Mysticism


in the Age of Information
(North Atlantic Books)

© Erik Davis, 2015


© Caja Negra Editora, 2023

Caja Negra Editora

Buenos Aires / Argentina


Queda prohibida la reproducción total o parcial de

info@cajanegraeditora.com.ar
esta obra sin la autorización por escrito del editor.

www.cajanegraeditora.com.ar
Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Dirección Editorial:
Diego Esteras / Ezequiel Fanego
Producción: Malena Rey
Coordinación: Sofía Stel
Diseño de Colección: Consuelo Parga
Diseño de tapa: Emmanuel Prado
Maquetación: Sabrina Simia
Corrección: Juliana Martínez Dios
ERIK DAVIS

TECGNOSIS

Mito, magia y misticismo


en la era de la información

Traducción / Maximiliano Gonnet


Prólogo / Eugene Thacker
11 Prólogo (2015). “Nosotros, viejos
cartógrafos…”, por Eugene Thacker

17 Nota al lector

19 Introducción (1998). Cables cruzados

33 1. Tecnologías de la imaginación

79 2. El fuego alquímico

137 3. El infonauta gnóstico

177 4. El cyborg espiritual

231 5. Una máquina fascinante

271 6. Ciberespacio: la artesanía virtual

325 7. La llamada alienígena

367 8. Apocalipsis de información

419 9. Tercera mente desde el sol

463 10. La ruta es una red

491 Epílogo

507 Agradecimientos
P
PRÓLOGO (2015).
“NOSOTROS, VIEJOS
CARTÓGRAFOS…”
Por Eugene Thacker

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En 1901, William James –eminente psicólogo, filósofo y
pragmatista– impartió una serie de conferencias en la
Universidad de Edimburgo. James había sido invitado a
dar las conferencias unos años antes, pero no se había
decidido sobre el tema que trataría hasta que pasó unos
días de descanso en los Adirondacks, alrededor de 1898.
Luego de haber luchado con intermitentes problemas de
salud durante años, tenía la esperanza de que el retiro sir-
viera como una suerte de convalecencia. En lugar de ello,
durante una excursión experimentó un colapso físico total
y, en sus propias palabras, “lo que debería haber sido una
‘caminata’ se terminó convirtiendo en un enredo de trece
horas sin comida y con ansiedad”. Solo, perdido y dolori-
do, James –al parecer afectado por lo vivido– comenzó a
trabajar durante su recuperación en estas conferencias,
que apuntarían a proporcionar un balance de la “experiencia
religiosa” en el mundo moderno.
Sin adoptar la postura del creyente ni la del escép-
tico –o adoptando ambas a la vez–, estableció que nada
E
R
I
K estaría vedado en su investigación. Cualquier cosa estaría
D bajo su mirada, ortodoxa o heterodoxa: desde el misticis-
A mo cristiano medieval hasta las sesiones espiritistas mo-
V dernas, desde las prácticas ascéticas hinduistas hasta los
I diagnósticos de depresión en la psiquiatría clínica. James
S
estudió el caso del uso de drogas entre poetas y artistas;
el reservado y profesoral pragmatista incluso experimentó
con óxido nitroso. Las conferencias serían publicadas más
tarde como Las variedades de la experiencia religiosa, un
libro erudito que a la vez apuntaba a un público amplio,
más allá de los estrechos confines de la especialización
académica. Era claro que, para James, lo que él llamaba “el
impulso religioso” no estaba restringido únicamente a la
religión. En el mundo modernista, industrial y clínico de
principios del siglo XX, en el contexto angloamericano, el
impulso religioso estaba lejos de haber desaparecido. De
hecho, sus conferencias sugerían lo contrario.
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Menciono el clásico libro de James porque la intuición


de su estudio sigue reverberando hasta nuestros días. Cier-
tamente, Las variedades tiene sus limitaciones, tal como los
expertos contemporáneos están más que impacientes por
señalar. Pero la idea de un estudio de la religión sin reli-
gión es algo que probablemente se necesite hoy más que
nunca: mientras nos enfrentamos de manera constante a la
posibilidad bien real del agotamiento de los recursos y a los
efectos del cambio climático, los supuestos medios de comu-
nicación refuerzan el olvido de los desafíos geopolíticos. Por
un lado, existe una floreciente industria en torno al yoga,
la autoayuda y el turismo espiritual, en tanto que, por el
otro, las religiones tradicionales parecen estar polarizadas
entre fanatismos de todo tipo y banalidades consumistas e
insípidas como las de “Yo soy espiritual, pero no religioso”.
Los constantes y manidos debates entre la ciencia de un lado
y la religión del otro solo enturbian aún más las aguas.
Los años noventa, la década del milenio, seguramente
sean recordados como la década de la ciencia ficción. Así
PRÓLOGO (2015)

como los últimos decenios del siglo XIX lucharon con el


ascenso de la ciencia y la “muerte de Dios”, también nues-
tro propio fin de siècle –o, más bien, fin de milenio– luchó
con el desarrollo acelerado de las tecnologías informáticas
y de la información, que parecían estar reestructurando
futurísticamente el planeta como una red y la carne como
datos. Cuanta más información producíamos acerca del
mundo, tanto más extraño este se volvía. Literalmente
cada cuerpo –se nos decía– era un cyborg, y todo un bes-
tiario de robots de software, agentes inteligentes y códigos
virales nos hizo conscientes de la interconectividad a un
nivel ecológico totalmente nuevo. Había visiones utópicas
de comunidades virtuales, regiones encubiertas de fibra
oscura y evocaciones vagamente ilegales de una frontera
electrónica, sin duda un subproducto de una división di-
gital y un frenesí del “puntocom” que producía barriadas
con antenas parabólicas digitales. Todo podía ser y sería

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codificado, recodificado y decodificado, hasta los más ín-
fimos detalles de nuestro ADN y los contornos cosmológi-
cos de los agujeros de gusano del espacio profundo. Y en
casa, en nuestras ballardianas ciudades del futuro próxi-
mo, nuestras pantallas mediáticas mutaban ante nuestros
ojos, a medida que los medios digitales remediaban a la
TV, la TV se convertía en realidad y la realidad era virtual,
y eso estaba bien porque, en todo caso, la realidad no era
más que un simulacro. Si el futuro posthumano parecía
tan cercano, tan tecnológico, tan secular, ello se debía a
que era producido por los mismos medios que habrían de
ser los heraldos de una singularidad mesiánica, de una
convergencia de todas las cosas en una única y borgesiana
base de datos.
En situaciones como esta, lo que se necesita son
personas que puedan volverse más extrañas que el ex-
traño mundo que hemos producido. Lo que se necesita
son etnógrafos alienígenas, individuos que, sin meramente
reafirmar o denunciar, documenten el misterioso valle que
E
R
I
K conocemos como cultura humana. Quizá, frente al shock
D de lo nuevo, de lo que se necesita es de “nosotros, viejos
A cartógrafos…”.
V TecGnosis de Erik Davis irrumpió en este escenario en
I 1998. Formaba parte de un puñado de libros de la déca-
S
da del noventa que asumían el desafío de James en la
era posmoderna, posthumana, post-todo (pienso también
en Identidad terminal de Scott Bukatman y en Velocidad
de escape de Mark Dery). Pero la singularidad del libro de
Davis radica en que se rehúsa a ver el desarrollo de las
nuevas tecnologías como un fenómeno puramente secular.
El “impulso religioso” puede aflorar en los lugares más
inesperados. Así pues, nada está vedado en TecGnosis: la
investigación con LSD, la historia de la cibernética, los
antiguos alienígenas, los tanques de aislamiento sensorial,
Philip K. Dick, la ingeniería genética, la revista Mondo 2000,
los cultos religiosos, Gaia, los virus informáticos, el elec-
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tromagnetismo del siglo XIX, el ciberpunk, la cienciología,


el antiguo Egipto, la magia renacentista, G.I. Gurdjieff, las
raves, Marshall McLuhan, el tecnopaganismo, Pierre Teilhard
de Chardin, el maniqueísmo, la realidad virtual y el Corpus
Hermeticum. Si algo es TecGnosis es el compendio de un
abrumador pero relevante período de la cultura digital.
Pero, al mismo tiempo, hay un método en esta locura
ciber-gnóstica. Como Davis deja en claro en el primer ca-
pítulo, el objetivo no es ni regodearse entusiastamente en
las nuevas tendencias ni echar por tierra la tecnocultura
en su conjunto. TecGnosis es más bien, en sus propias pa-
labras, el rastreo de “una historia secreta de los impulsos
místicos”. En su estudio de la religión sin religión, busca
las torsiones y los virajes de este impulso, donde sea que
lo lleven. Debo confesar que no tengo la paciencia de Davis
para los rincones más inanes, desconcertantes y trillados
de la cultura popular. Pero, en cierto sentido, eso no es
lo importante. Como un etnógrafo alienígena, su interés
principal es rastrear el impulso religioso, sin importar
PRÓLOGO (2015)

cuán sorprendentes sean los contextos en los que aflora.


Si hay un hilo conductor en TecGnosis, este reside en la
paciente exploración que el autor hace de este impulso en
su camino hacia el nuevo milenio.
Al mirar hacia atrás, casi veinte años después, muchas
de las conexiones que Davis establece se han vuelto la
moneda corriente de los estudios de medios y los estudios
culturales contemporáneos, por no hablar del estudio de la
religión. Fue durante la larga década de los noventa, en el
preciso momento en que todo parecía absolutamente tec-
nológico, que todo estaba también saturado de las ideas,
el lenguaje y la iconografía de la religión –la tecnología en
especial–. Davis lleva más lejos esta tesis, y nos sugiere no
solo que la década fue la expresión de este tecnomisticismo
sino, además, que la historia de la tecnología –desde los
jeroglíficos hasta el código informático– es en sí misma
indisociable de los intercambios a menudo ambiguos con

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algo no-humano, algo de otro mundo, algo divino. La tec-
nología, al parecer, es la religión por otros medios, tanto
en ese entonces como ahora.

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