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Paula Andrea Ocampo López

Seminario l, Maestría en Estética y Creación


Universidad Tecnológica de Pereira

Sobre el texto Una introducción a una paleontología de los símbolos


de Andre Leroi-Gourhan, en "El gesto y la palabra". El autor nos
presenta una interesante reflexión sobre cómo la evolución humana ha
estado marcada por la capacidad simbólica del ser humano, y cómo
esta capacidad ha sido fundamental para el desarrollo del
comportamiento estético y de la diversidad cultural en las
sociedades humanas. Aborda temas como la economía corporal, las
prácticas estéticas y los rituales, estableciendo una relación entre
estos elementos y la construcción de valores simbólicos y estéticos.

En primer lugar, Gourhan nos habla de la importancia de la


simbolización en la evolución humana. Según él, la capacidad para
crear y utilizar símbolos es una de las características
fundamentales que nos distingue de otros seres vivos. Esta capacidad
nos permite establecer un lenguaje simbólico y abstraer conceptos
complejos, lo que ha permitido al ser humano desarrollar la cultura,
el arte y la religión. Los símbolos son herramientas que nos
permiten comprender y expresar la realidad que nos rodea, y a través
de ellos, podemos transmitir conocimientos y valores a las
generaciones futuras.

En segundo lugar, Gourhan se centra en el comportamiento estético,


que define como la relación del ser humano con su entorno y con los
objetos que lo rodean. Según él, el comportamiento estético es una
expresión de la capacidad simbólica del ser humano, y se expresa a
través del arte y la creación de objetos. Esta capacidad estética es
fundamental para la evolución de la cultura, ya que permite la
creación de objetos que van más allá de la mera función utilitaria y
que expresan valores y significados.

En este sentido las prácticas estéticas son el resultado de una


compleja interacción entre elementos biológicos, culturales y
sociales, que incluyen la estilización, los gestos, lo maquinal, los
niveles de manifestación, la economía del cuerpo, lo fisiológico y
el símbolo abstracto. Estos elementos se combinan de diversas formas
para crear un repertorio formal de signos estéticos que son
utilizados por las culturas humanas para comunicar y expresar su
visión del mundo. En este sentido, la importancia de la función
particularizante de la estética se refiere a la capacidad de
distinguirse y diferenciarse porque permite a los seres humanos
apreciar y valorar objetos estéticos en términos de sus propiedades
particulares y únicas.

La experiencia estética se basa en la interacción entre el cuerpo


humano y el objeto estético. Esta interacción implica una serie de
prácticas maquinales que son específicas de cada objeto estético,
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como la forma en que se toca un instrumento musical o la forma en


que se pinta un cuadro. Estas prácticas maquinales están ligadas
tanto al aparato fisiológico (la forma en que las manos y los dedos
interactúan con el instrumento) como al aparato social (las
convenciones culturales que dictan la forma en que se debe tocar el
instrumento o pintar el cuadro). Esta intelectualización progresiva
lleva a la percepción y producción reflexionada de los ritmos y los
valores, lo que significa que los seres humanos pueden crear y
apreciar formas de arte y música que van más allá de la simple
sensación y se basan en la reflexión y la interpretación.

Finalmente, Gourhan nos habla del estilo étnico, que define como la
forma en que las sociedades humanas expresan su cultura a través de
los objetos que crean. Según él, cada cultura tiene un estilo propio
que refleja su forma de entender y relacionarse con el mundo que les
rodea. El estilo étnico se expresa a través de la creación de
objetos, desde herramientas y utensilios cotidianos hasta objetos
rituales y artísticos. Estos objetos reflejan no solo la función
para la que fueron creados, sino también la cosmovisión y los
valores de la cultura que los produce.

La obra de Gourhan nos invita a reflexionar sobre la importancia de


la capacidad simbólica del ser humano y su relación con el
comportamiento estético y la diversidad cultural. En este sentido,
puedo aplicar estas ideas a un proyecto de investigación que indague
en la posibilidad de resignificar los valores simbólicos y estéticos
de los rituales cotidianos ligados a las emociones del miedo. Un
proyecto que permita develar y movilizar las relaciones que se
establecen entre individuos y en un contexto en particular, desde el
arte y el uso de símbolos. Gourhan establece que los ritmos son una
forma de expresión simbólica que se manifiesta a través de los
movimientos del cuerpo y la percepción del tiempo. Estos ritmos
están ligados a los valores estéticos y simbólicos de una sociedad,
y pueden ser resignificados para movilizar nuevas formas de relación
entre los individuos y su entorno. Para Gourhan, el ritual se basa
en la exteriorización de los valores y ritmos corporales implícitos
en la vida cotidiana de la comunidad, y que se expresan en una serie
de gestos, posturas y movimientos corporales que tienen un
significado simbólico y estético. En este sentido, el ritual permite
la transmisión de estos valores y ritmos de generación en
generación, y su actualización en el presente mediante la
participación activa de los individuos.

En este sentido, el arte puede ser una herramienta fundamental para


resignificar los valores simbólicos y estéticos de los rituales
sobre las emociones del miedo. A través de la creación artística, es
posible generar nuevos ritmos, nuevas formas de expresión y nuevas
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economías corporales que permitan manifestar la necesidad de un


cambio social que permita construir relaciones más justas y
equitativas entre los seres humanos y la naturaleza.

Bibliografía

Leroi-Gourhan, Andre., El gesto y la palabra, 1971,Universidad


Central de Venezuela

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