Está en la página 1de 7

DERECHO PROCESAL

El derecho procesal es una rama del derecho público que incluye al conjunto de actos mediante los
que se constituye, desarrolla y determina la relación jurídica que se establece entre el juzgador, las
partes y las demás personas intervinientes. Dicha relación jurídica tiene como finalidad dar solución
al litigio planteado por las partes, a través de una decisión del juzgador basada en los hechos
afirmados y probados, y en el derecho aplicable.

El Derecho tiene, entre sus principales finalidades, la ordenación de la vida social: el Derecho nos
dice cómo deben desenvolverse nuestras relaciones sociales y cuáles son las consecuencias que
se derivan cuando el Derecho es incumplido o cuando surge un conflicto. Es en este punto donde
entra en juego el Derecho Procesal, en la situaciones de conflicto, ya sea intersubjetivo (cuando se
presenta entre sujetos particulares en materias de Derecho disponible: Civil o Mercantil), ya sea un
conflicto de Derecho público (cuando están implicados derechos o intereses públicos, es decir, en
materias no disponibles: Administrativo o Penal). Existen diversos sistemas de resolución de
conflictos:

- AUTOTUTELA: Imposición de la solución por parte del sujeto más fuerte. Consiste en “tomarse la
justicia por propia mano”. Por ejemplo, los duelos en la Edad Media o la guerra. -
AUTOCOMPOSICIÓN: Acuerdo entre las partes en conflicto o resignación de una de ellas. Se
permite en Derecho Privado y en el caso de delitos privados (allanamiento, desistimiento,
renuncia), nunca en el caso de delitos públicos o semipúblicos. Otra modalidad consiste en la
intervención de un tercero ajeno al conflicto que no impone la solución, sino que la sugiere y trata
de que las partes lleguen a un acuerdo (ej: mediación del Secretario General de la ONU en
conflictos internacionales). -
HETEROCOMPOSICIÓN: Consiste en la intervención de un tercero que se coloca supra partes, no
inter partes (a diferencia de lo que sucede en los casos de mediación), de modo que no sugiere la
resolución, sino que la impone. Es el caso del arbitraje (admisible sólo en materias de Derecho
Privado) y el proceso. Cuando el conflicto tiene su origen en la realización de un hecho delictivo,
sólo cabe acudir al proceso como vía de resolución de dicho conflicto, entrando en juego en este
caso el Derecho Procesal.

Teniendo en cuenta que el Derecho Procesal se configura sobre la base de tres conceptos básicos
(Jurisdicción, acción y proceso), una primera aproximación al contenido concreto del Derecho
Procesal puede hacerse señalando que el Derecho Procesal está compuesto por las normas
relativas a esos tres conceptos. En relación con la Jurisdicción: son procesales las normas que
regulan la organización judicial, y que componen lo que se llama “Derecho Orgánico”: clases de
Juzgados y Tribunales, creación, demarcación, estructura, órganos de gobierno, estatuto jurídico
del personal al servicio de la Administración de Justicia (Jueces y Magistrados y personal auxiliar y
colaborador), y los presupuestos de la jurisdicción y de la competencia. En relación con la acción:
son procesales las normas que se refieren al derecho fundamental a la actividad jurisdiccional y las
que afectan al objeto del proceso. En relación con el proceso: son procesales las normas que
afectan a las partes, así como las que afectan a la actividad desarrollada en el proceso o a la
actividad extraprocesal pero llamada a surtir efectos en el proceso.

CARACTERES DEL DERECHO PROCESAL. Son tres los caracteres básicos del Derecho
Procesal: 1 Jurisdicción: es, junto con el Ejecutivo y el Legislativo, uno de los Poderes del Estado, y
está integrado por Jueces y Magistrados, que ejercen la potestad jurisdiccional, que consiste en
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. 2. Acción: puede ser entendida de dos modos, como veremos:
bien como el derecho fundamental a instar la actividad jurisdiccional (es decir, como el derecho de
acceso a los tribunales para obtener una resolución sobre el fondo del asunto planteado), bien
como el derecho a obtener un tutela jurisdiccional concreta, es decir, a obtener una resolución que
acepte, en todo caso, la pretensión deducida en juicio. 3. Proceso: es el instrumento a través del
cual los jueces y magistrados ejercen la potestad jurisdiccional, y que está constituido por una
sucesión de actos –regulados por normas procesales- que debe llevar a una resolución de los
conflictos, entendiendo por tal, no sólo la resolución sobre el fondo (cuando proceda), sino también
su ejecución, sin la cual no podría hablarse de una tutela judicial efectiva (si obtenemos una
sentencia que nos dé la razón pero no logramos que se ejecute, no estamos obteniendo una tutela
judicial efectiva).

Los interesados principales son las partes litigantes en un proceso determinado, y se tratan del
actor y el demandado. La parte es la persona o conjunto de personas que actúa en el proceso
judicial defendiendo su pretensión frente a un conflicto actual sometido a la decisión de un tribunal
de justicia.

Terceros
Si bien en el proceso las partes intervinientes son quienes hacen los actos de proposición en virtud
del principio dispositivo, se admite que los terceros participen en el proceso (y por lo tanto, se
incorporan al mismo personas distintas de las partes originarias), con el propósito de hacer valer
intereses propios de este tercero vinculados con el objeto del proceso, y que si se dictase
sentencia favorable a una u otra parte —actor o demandado—, podría verse afectado en su
derecho. Esto encuentra su fundamento en que resulta conveniente extender los efectos de la
cosa juzgada a todos los interesados en una misma relación jurídica, y en una razón de economía
procesal, concentrando en un solo proceso lo que serían ambos, de esta forma economizando
recursos.
La participación de los terceros debe distinguirse dependiendo del tipo de proceso que se trate. En
los procesos de conocimiento, cuando interviene de manera excluyente, asume el papel de parte
actora frente a las otras dos partes originarias y la sentencia definitiva lo afectará por igual. Pero en
los procesos ejecutivos, cautelares y de ejecución, el tercero se limitará a hacer valer su derecho.
La intervención del tercero puede ser voluntaria o provocada. La voluntaria es la que surge por la
propia determinación del mismo tercero, mientras que la provocada es aquella en la que el tercero
es citado judicialmente de oficio o a petición de parte. En la intervención voluntaria principal (o
excluyente) se da una acumulación de pretensiones, ya que se interpone allí una nueva pretensión
frente al actor y demandado originarios. Para poder realizar esta pretensión se requiere que el
derecho del tercero se funde en un interés directo, personal y legítimo, además de la legitimación
en la causa.
La intervención voluntaria en un proceso, también se puede subclasificar en adhesiva (o
coadyuvante), que puede tomar dos formas, una simple y otra autónoma o litisconsorcial. La
intervención adhesiva simple se da cuando un tercero, en razón de tener un interés jurídico
relacionado con aquel alegado por las partes originarias, se une al proceso para adherirse al éxito
de la pretensión o al éxito de la oposición de la misma. Aquí, a diferencia de la principal, el tercero
no asume la calidad de parte autónoma. Los requisitos de participación suelen ser los mismos que
para la intervención principal.
Con respecto a la intervención provocada del tercero, esta se da cuando en un proceso pendiente
se cita a un tercero para que participe en este, ya sea de oficio o a petición de parte. Esta citación
puede ser en garantía de la pretensión, citación de evicción, citación del legitimado para intervenir
o la citación del tercero pretendiente.
LA LEY PROCESAL
La ley procesal "El estudio de la ley procesal señala la necesidad de precisar si es de orden público
o privado y concretar la naturaleza de los intereses por resolver al aplicar el derecho objetivo.
Desde ese punto de vista, las leyes procesales creadas por el Estado para tutelar los derechos de
los habitantes y resolver las controversias de relevancia jurídica, instalan una situación de orden
público que, es resulta por el órgano público creado, por el Estado y por ello, las leyes procesales
preparan las reglas de conducta para la actuación del juez, las partes y los terceros ligados al
proceso".

Interpretación Interpretar la ley procesal es reconstruir el pensamiento del legislador, del creador de
la ley. La interpretación y su carácter principal de saber qué es lo que quiso el legislador al crear le
ley, precisan el sentido y alcances que se le introdujo y cuáles fueron las situaciones a las cuales
habría de aplicarse. La ley debe aplicarse y, por lo mismo, tiene que ser interpretada para buscar y
encontrar en su texto el sentido y los alcances impresos por el legislador; es decir, buscar la
intención y el espíritu que se le quiso insertar, la finalidad y el contenido social. Para aplicar la ley
procesal se consideran tres posibilidades:

• Cuando la ley es clara e inequívoca, no hay controversia o dificultad en su sentido. La ley debe
aplicarse por dura que sea, existe una ley aplicable al hecho o caso controvertido y debe atenderse
a su sentido literal y no pretender interpreta bajo el pretexto de buscar en su espíritu otro sentido o
querer darle otro sentido; • Cuando la ley sea dudosa. En el supuesto que la ley sea obscura,
ambigua o insuficiente, el juez debe resolver el asunto litigioso y, una vez resuelto, informar a la
Corte Suprema de Justicia del suceso para que, ejerza la iniciativa de ley que tiene y sea resuelto
adecuadamente. Para este objeto, la 7 Ley del Organismo Judicial en los Artículos 10, 11 y 15,
establece los medios por emplear. • Cuando no exista ley que aplicar. 1.3.2. Objeto de la
interpretación de la ley "El objeto de la interpretación de la ley es ajustar su contenido al modo en
que el legislador la creó, deslindando su sentido y alcances. Se presenta, dependiendo del órgano
o autoridad que la creó, de la siguiente forma:"5 • Como interpretación auténtica. Este tipo lo
realiza el mismo órgano o autoridad creadora de la ley. Existe identidad en el órgano o autoridad
que emitió la ley. Su finalidad estriba en despejar la obscuridad, ambigüedad o deficiencia que
contiene la ley. • Como interpretación judicial.

Este tipo lo realizan los tribunales de justicia cuando ejercen la función jurisdiccional o cuando
existe reiteración de cómo se entiende y aplica una ley para los usos y prácticas del foro, lo que le
confiere, además, la denominación de interpretación usual. El sistema jurídico guatemalteco
emplea la interceptación judicial o usual, basado en la constancia y uniformidad de fallos que se
concretan en una doctrina legal, llamada jurisprudencia. La doctrina creada por los fallos dictados
por la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad;

LA ACCIÓN PROCESAL.

Desde el punto de vista de la persona que acude a tribunales en demanda de justicia, el derecho al
proceso es un derecho de prestación, puesto que exige de los poderes públicos la dotación de la
administración de justicia, a fin de que la tutela jurídica pueda hacerse efectiva en cualquier tipo de
proceso.
La acción nace históricamente como una supresión de la violencia privada, sustituida por la obra de
la colectividad organizada.

Es decir que en esta época se reconocía el derecho de accionar de los ciudadanos ante los
tribunales de justicia en demanda de tutela jurídica, tanto en el orden civil como en el penal y aun
cuando no se elucubró sobre la naturaleza de éste derecho, se reconocía como inherente a la
calidad de ciudadano.

Del proceso civil romano señalamos dos etapas grandes. 1) La del Ordo Iudiciorum Privatorum,
comprendía dos períodos. 2) El de la Legis Actionis, o de las acciones de la Ley. 3) El período
formulario, per formulam o de las fórmulas.

El procedimiento en el Ordo Iudiciorum Privatorum: En esta época, para gozar de la tutela judicial
no basta ser titular de un derecho subjetivo, sino que es inexcusable que la pretensión esté
amparada por una acción que ha de ser precisamente una de las indicadas anteriormente, las
cuales condicionan el acceso a la segunda fase o apud iudicem.

La acción en este período. Los profesores Arangio-Ruiz y Humberto Cuenca, afirman que en el
sistema de las Acciones de la Ley, la acción es la recitación oral de carácter sacramental que los
pontífices enseñaban a los litigantes y que estos debían repetir fielmente ante el magistrado, ya
que cualquier error o modificación en los términos, implicaba la pérdida del litigio.

En este periodo el demandante ya no acudía ante el Colegio de los Pontífices, sino directamente
ante el pretor y la formula era el escrito por el cual designaba el magistrado a un juez, le explicaba
cuál era la pretensión del actor, cuáles eran los medios de defensa del demandado y le daba
facultad de condenar o absolver al demandado, según la opinión que se formara con el juicio.

ESCUELA CLÁSICA

Escuela clásica construye la doctrina civilista de la acción cuyo mayor exponente fue Savigny,
quien restituyo el derecho a su posición lógica: primero el derecho luego la acción, atribuyéndole
una función de garantía, la acción es el derecho que se pone en movimiento como consecuencia
de su violación, es el derecho en ejercicio en pie de guerra.

Para esta teoría la acción es un derecho, independiente, autónomo del derecho material y anterior
al proceso; siendo su objeto obtener una sentencia favorable, lo que le da el carácter de derecho
concreto, existiendo solo para la parte que tiene razón o sea la que tiene el derecho.

TEORIA DE LA ACCION COMO DERECHO ABSTRACTO DE OBRAR DEGENKOLB

En 1878 publica “La acción en el contradictorio y naturaleza de la norma contenida en la


sentencia”, Nos dice que la acción es dada no solo a quien tiene razón, si no a cualquiera que se
dirija al juez en demanda de una decisión sobre una pretensión. La acción puede ser deducida aun
por quien esté equivocado y por ello es abstracta, agregando que la acción no es derecho sino una
simple facultad. Para el fundador de la escuela italiana de Derecho Procesal, la acción es el poder
de dar vida a la condición para la actuación de la voluntad de la ley. Chiovenda, estima la acción
como Derecho Concreto de Obrar.

Para Jaime Guasp la Teoría de la Acción, se propone averiguar la esencia jurídica del poder en
virtud del cual las partes engendran objetivamente un proceso, el derecho que justifica la actuación
de las partes, el por qué jurídico de que un particular pueda poner en marcha válidamente, a los
tribunales de justicia.
LA ACCION COMO INSTANCIA PROYECTIVA O NECESARIAMENTE BILATERAL.

La instancia por la cual toda persona, puede ocurrir ante la autoridad para presentar una pretensión
que no puede ser satisfecha directamente por ésta sino por una tercera persona que, por lo tanto,
deberá integrar necesariamente la relación dinámica que se origine con tal motivo.

Es el derecho público, cívico, subjetivo, abstracto y autónomo que tiene toda persona, natural o
jurídico, para obtener la aplicación de la jurisdicción del Estado a un caso concreto, mediante una
sentencia y a través de un proceso con el fin de obtener la declaración, la realización, la
satisfacción coactiva o la protección cautelar de los derechos o relaciones jurídico – materiales,
consagrados en el derecho objetivo, que pretende tener quien lo ejercita.

LA ACCION COMO DERECHO CIVICO: EL DERECHO A LA JURISDICCION

Derecho Cívico es la acción, si se considera que ella en ultimo termino, es el acto de petición a la
autoridad; indispensable para que condene al demandado, para que declare la existencia de un
derecho.

a) Antes del proceso: Como obligación del Estado de suministrar justicia.


b) Durante el proceso: Manteniendo la idoneidad de vías procesales y la garantía de defensa
en juicio en todas las instancias hasta llegar a la sentencia.
LA ACCION COMO EL PODER JURIDICO DE FORMULAR Y MANTENER UNA PRETENSION

El poder de la acción puede ser utilizado para hacer valer pretensiones de contenido público o
pretensiones de contenido privado. El carácter de la acción la cual es de naturaleza pública, no se
deriva del destino o dirección de la misma, sino de la naturaleza de la postulación y de la calidad
del imperativo que se invoca, que puede ser de carácter público o privado, es decir pretensión
publica penal o pretensión privada civil.

DERECHO DE ACCESO A LA JURISDICCION

Es la acción judicial en la terminología kelseniana de derecho subjetivo, que permite poner en


movimiento el aparato jurisdiccional estatal cuando un derecho subjetivo civil, social o público
subjetivo, hubiera sido desconocido. El derecho a la jurisdicción opera como garantía de eficiencia
de todos los otros derechos subjetivos reconocidos en el ordenamiento jurídico.

Por lo que el debido proceso después del punto de vista del accionante, es un derecho de
prestación que por su configuración legal, exige de los poderes públicos la dotación de la
administración de justicia, de medios materiales y personas suficientes, a fin de que la tutela
jurídica pueda hacerse efectiva en cualquier tipo de proceso.

LA ACCION EN EL DERECHO GUATEMALTECO

La acción como tal ha sido incorporada a las diferentes Cartas Magnas como un derecho
fundamental de carácter constitucional.

ACCION Y JURISDICCION

Son conceptos correlativos que integran los tres capítulos fundamentales del Derecho Procesal,
cuyo contenido no es otro que el conjunto de normas que regulan la actividad jurisdiccional del
Estado.
ELEMENTOS DE LA ACCION PROCESAL

Es al Estado a quien se debe acudir en demanda de tutela jurídica, por lo que estimamos que los
sujetos de la acción procesal, son el actor y el juez, encargado de administrar justicia. A este efecto
debemos resaltar que “El Estado es por tanto, en todos los órdenes del enjuiciamiento e incluso
cuando el proceso se encomiende a jueces privados, el único destinatario de la acción en el
sentido jurídico procesal del concepto.

CLASIFICACION DE LA ACCION PROCESAL O UNICIDAD

En todo caso, agrega, lo que debe clasificarse es la pretensión, pues la acción es un derecho
subjetivo, público; es decir, su existencia sólo puede explicarse como el derecho que tiene toda
persona de acudir ante los órganos dotados de potestad jurisdiccional, a solicitar el despliegue de
su actividad, a fin de que sea tutelado el bien jurídico cuya protección se demanda.

LA PRETENSIÓN PROCESAL

Es la “declaración de voluntad mediante la cual se solicita del órgano jurisdiccional, frente al


demandado, una actuación de fondo que declare, constituya o imponga una situación jurídica y
obligue a observar determinada conducta jurídica”.

La pretensión procesal se hace valer mediante el escrito de demanda el cual y de conformidad con
el ordenamiento jurídico debe contener la o las pretensiones. El Numeral 4 del Artículo 82 del
Código General del Proceso establece como requisitos de la demanda “Lo que se pretenda,
expresado con precisión y claridad”.

En materia civil, son elementos de la pretensión que permiten identificar la Litis objeto del proceso,
los siguientes: (1) Sujetos, en virtud de que la controversia, habrá de ser ventilada entre
determinadas partes; (2) Objeto, teniendo en cuenta que la controversia girará con referencia a
cierta ‘cosa’ –bien de la vida o conducta ajena-; (3) Causa, la controversia tendrá un fundamento
especifico, esto es, un conjunto de hechos de relevancia jurídica en que el actor ha fundado la
ameritada pretensión.

Con los anteriores elementos se obtiene la individualización del contenido litigioso de cada proceso
particular y tal y como se presenten esos elementos en la realidad práctica, cada proceso tendrá su
singularidad. Estos elementos no podrán ser alterados en la sentencia, en virtud de normas de
rango legal que establecen que “la facultad del juez queda reducida a la apreciación en hecho y en
derecho del título especifico de la demanda tal como lo formuló el actor, y de sus efectos con
relación al demandado, por ser la causa pretendí uno de los límites que se establecen en la Litis
contestación”.

Así las cosas, la pretensión debe plantearse, tal y como lo señala el numeral 4 del artículo 82 del
Código General del Proceso, de forma clara y precisa, comprendiendo la situación de hecho
aducida como las consecuencias jurídicas que a esta misma situación le asigne el demandante,
para evitar que se incurra en excesos o desviaciones en los fallos judiciales.

Por lo tanto, en el título de la “pretensión” concurren razones de “hecho y otras de derecho,


entendiendo que las primeras vienen dadas por el relato histórico de todas las circunstancias
fácticas de las que se pretende deducir aquello que se pide de la jurisdicción, mientras que las
segundas son afirmaciones concretas de carácter jurídico que referidas a estos antecedentes de
hecho, le permiten al demandante auto atribuirse el derecho subjetivo en que apoya su solicitud de
tutela a las autoridades judiciales, afirmaciones estas que, desde luego, no hay lugar a confundir
en modo alguno con los motivos abstractos de orden legal que se aduzcan para sustentar la
demanda incoada.
El Art. 88 del Código General del Proceso señala los eventos en los cuales es posible acumular
pretensiones. Acumulación de pretensiones.- El demandante podrá acumular en una misma
demanda varias pretensiones contra el demandado, aunque no sean conexas, siempre que
concurran los siguientes requisitos:

1. Que el juez sea competente para conocer de todas, sin tener en cuenta la cuantía.
2. Que las pretensiones no se excluyan entre sí, salvo que se propongan como principales y
subsidiarias.
3. Que todas puedan tramitarse por el mismo procedimiento.

En la demanda sobre prestaciones periódicas podrá pedirse que se condene al demandado a las
que se llegaren a causar entre la presentación de aquella y el cumplimiento de la sentencia
definitiva.

También podrán formularse en una demanda pretensiones de uno o varios demandantes o contra
uno o varios demandados, aunque sea diferente el interés de unos y otros, en cualquiera de los
siguientes casos:

a) Cuando provengan de la misma causa.


b) Cuando versen sobre el mismo objeto.
c) Cuando se hallen entre sí en relación de dependencia.
d) Cuando deban servirse de unas mismas pruebas.
En las demandas ejecutivas podrán acumularse las pretensiones de varias personas que persigan,
total o parcialmente, los mismos bienes del demandado.

También podría gustarte