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Y es que en lo personal en esta obra yo iden@fico una idea novedosa, ya que una y otra vez
escuché a varios de mis profesores psicoanalistas afirmar que fue Freud quien descubrió
en la palabra dicha o interpretada una posibilidad de cura frente a muchas de las
problemá@cas en salud que padecían sus pacientes, quienes para finales del siglo XIX e
inicios del XX expresaban variedad de síntomas Qsicos que al parecer no tenían nada que
ver con lo mental, por tanto sus intervenciones clínicas iban muy en línea con los
paradigmas que imperaban para el momento en donde la comprensión de la enfermedad
se basaba en explicaciones más de @po mecanicista y biologicista, por lo que su búsqueda
e@ológica y propuesta de tratamiento se focalizaban en los diferentes órganos que no
funcionaban de acuerdo a lo esperado o que presentaban inconsistencias en su
funcionamiento.
Fue en estos puntos donde los profesores señalaban a Freud como quien inicia con un
movimiento revolucionario ya que, en conjunto con otros profesionales, se empezaron a
plantear que quizá, el origen de los síntomas subyacía en lo mental, en una compleja
relación entre mente/cuerpo, por lo que trascendía a dicho dualismo y se proponían una
visión que cohesionaba al sujeto en una visión psicosomá@ca.
Una de las enfermedades que más presentaba cues@onamientos para finales del siglo XIX
era la histeria, trastorno que Dupré, médico psiquiatra y neurólogo francés definía como
un:
Con ello se evidencia una percepción par@cular de la enfermedad, fuera Qsica o mental,
que se entendía como una suerte de alteración intrínseca de la personalidad y que, como
describe Foucault, se leía como una desviación progresiva de su devenir, lo que lleva a
cues@onar acerca de cómo sería una visión de sujeto totalmente sano sin personalidad
“desviada”, con lo cual parece más ideal que un real. Pero Foucault no sólo describe
algunas percepciones de lo que se consideraba enfermedad, también la manera de
intervención de entonces con las que se abordaba a pacientes con patologías crónicas y
agudas, descritas en sus obras Historia de la locura y en Psicología y enfermedad mental,
describiendo que consisca en amenazar, cas@gar, privar de la alimentación, humillar,
excluir, infan@lizar, culpabilizar al enfermo, con lo que tenía poco de terapéu@co y no
hacían más que dar un trato poco digno a su humanidad.
Pero con los avances que se desarrollaron en paralelo se generaron movimientos que
permi@eron fragmentar mucho del discurso técnicos y comprensivos de la enfermedad,
que eran reduccionistas y con pretensión cien@ficista, hacia planteamientos como los
desarrollados por el antropólogo Claude Lévi-Strauss, con la eficacia simbólica, y los
descritos por Freud con el psicoanálisis, que permi@eron reorientar el entendimiento de la
enfermedad y su modo de intervención, pero para este caso, lo que más me ha llamado la
atención frente a todo estos desarrollos, es lo descrito posteriormente por Pedro Laín-
Entralgo con su obra La Curación por la Palabra en la An@güedad Clásica, en tanto me pone
de presente que los desarrollos presentados a finales del siglo XIX e inicios del XX, más que
desarrollos nunca antes vistos, fueron un ma@z de prác@cas ya ejercidas hace milenios.
En la obra mencionada Laín-Entralgo procura hacer un rastreo del lugar que ocupaba el
decir de las personas y con ello no sólo aborda los ritos o costumbres de curación a través
de oraciones y solicitudes que se le hacían a los dioses, también describe cómo el lenguaje
y los discursos logran dar un ordenamiento a los sen@dos, a la percepción del mundo y a
las personas. Plantea que la palabra en la enfermedad era más que una estrategia para
hacer catarsis, y ya desde la época de Homero han tenido un importante lugar para el
tratamiento de diversidad de enfermedades y heridas, remi@éndose por ejemplo al
análisis que desde la Ilíada y la Odisea, se pueden hacer sobre el discurso y su rol
protagónico en los procesos de enfermarse pero también de curarse, en las maneras cómo
entendemos la realidad y el sufrimiento humano, además del proceder de acuerdo con los
ideales que se plantean en cada @empo y espacio.
Bajo todo este panorama, en el cual se describen algunos de los planteamientos históricos
sobre la comprensión de la enfermedad y estrategias de intervención, entendiendo que es
demasiado corto, pero con lo cual se logra esbozar algunos elementos que permiten al
menos de manera exploratoria, extraer algunas tesis que pueden ser relevante frente a la
reflexión propuesta:
1. Los hechos históricos develan que a pesar de que Freud logra sin duda establecer
una sistema@zación terapéu@ca fundamental para la comprensión e intervención
de muchos de los trastornos psicosomá@cos de las personas, es una falacia
expresar que él inventó el Talking cure o el rol protagónico de la palabra en los
procesos cura@vos. Esto ya tenía raíces milenarias desde todo aspecto.
2. La comprensión de la enfermedad y modo de intervenirla está determinada por su
@empo/espacio y discursos imperantes, lo que nos lleva a pensar si esto implicaría
que no hay un objeto real en la enfermedad a lo que habría que intervenirse
independiente de las percepciones o creencias del momento.
3. Con todo esto, se en@ende que el discurso genera un sen@do y orden que impacta
directamente en la manera cómo percibimos y entendemos al mundo, a los otros y
a sí mismos. Y esto para la comprensión de enfermedad/cura/salud es esencial.
4. Llevando esto a la modernidad, persisten muchos lineamientos que @enden a ser
biologicistas y mecanicistas en aras de la obje@vación de la ciencia. Respecto a ello,
para usar un concepto de Byung-Chul Han, existe una pretensión de generar una
Sociedad palia@va en la que no le quepa ningún dolor o sufrimiento. Creo que
hacer un llamado a lo simbólico, es hacer un llamado a la humanidad, y en este
sen@do trascender a lo biológico. Tanto con Laín, como con la historia de la cura de
la palabra se pueden hacer interesantes reflexiones en este sen@do.
5. Respecto de la vida y obra de Pedro Laín-Entralgo hay una especie de injus@cia
académica por su pobre difusión y socialización de la obra, y creo que desde áreas
tanto psicológicas como médicas a este autor escasamente se le menciona o se
profundiza en sus planteamientos, no obstante, sus aportes permi@rían
potencializar significa@vamente la formación intelectual de estas profesiones.
6. Finalmente, es importante referir el impacto del decir, la palabra y el discurso en la
psicología del sujeto y la comunidad, tanto para enfermar como para curar y
reparar a par@r de las resignificaciones percep@vas. Todo ello @ene un alto
potencial en fenómenos contemporáneos como el efecto placebo, la
suges@onabilidad, las alteraciones percep@vas, la sublimación por medios arcs@cos
y depor@vos, etc.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS