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Documentos estudio de la salud y la enfermedad

Salud Pública I
Facultad de Medicina
UPB

SALUD – ENFERMEDAD: CONCEPCIONES EN EL TIEMPO

POR: CARLOS AUGUSTO GIRALDO JARAMILLO


Docente Facultad de Medicina UPB
Médico, Mg. Gerencia Énfasis Desarrollo

El propósito de las siguientes líneas es invitar a los estudiantes de medicina para que
valoremos la importancia que tienen la salud y la enfermedad y al mismo tiempo describir las
principales concepciones que a través de los tiempos, en las diferentes culturas se han tenido
sobre la salud y sobre la enfermedad. Se espera que con los referentes aquí emitidos y con las
lecturas complementarias sugeridas en esta primera unidad de Medicina de la Comunidad, el
alumno pueda repensar su propio concepto sobre el tema y así pueda participar en la discusión
que a nivel del gremio de la salud continuamente se viene generando en pos de construir un
referente claro sobre el denominado por algunos autores, proceso salud enfermedad.

Para el sector de la salud ha sido difícil entender la salud en forma positiva. Nos es más fácil
comprender el cuerpo humano, muchas veces, solo desde la enfermedad y esta situación limita
la capacidad de acción de los encargados de buscar para la población la salud como uno de las
tantas necesidades básicas que se deben suplir para aspirar a mejorar la calidad de vida a la
que cada uno de nosotros tiene derecho.

Pienso que en primer lugar debemos preguntarnos: ¿Qué interpretación de la salud y de la


enfermedad tenían lo antepasados? De acuerdo con la lectura de varios autores parece haber
consenso de el hombre primitivo que apareció en el Pleistoceno (hace un millón de años),
debió sufrir enfermedades y su actitud frente a ellas fue la de la bestia, tal vez resguardándose,
segregándose hasta curar o morir. Hay un vacío grande que existe en la historia desde ese
hombre primitivo hasta el hombre de CroMagnón (hace 20.000 años). Se aprecia que para ese
hombre, el principio del sapiens, la concepción mágica de la enfermedad fue una interpretación
constante y se atribuía su causa a la introducción de malos espíritus. Sin duda este concepto
primo por muchísimos siglos y hoy aun existen culturas que ahuyentan los malos espíritus con
danzas y ritos mágicos. Cabe pensar, si en cada uno de nosotros no escapa la alternativa de lo
mágico ante el desespero de la patología no mitigada por el conocimiento científico actual.

Cuando el hombre se organizó y tuvo conciencia de su rol en la existencia y con el


advenimiento de las religiones, comenzó a interpretar el proceso salud - enfermedad como un
fenómeno religioso, en donde la enfermedad como tal se consideraba un castigo divino, si un
castigo por los “pecados” cometidos por el hombre. Existen muchos textos donde se relaciona
la enfermedad como una consecuencia de la ira de los dioses o del pecado del ser humano,
podemos referir aquí ejemplos como en el caso de la peste bubónica que azotó poblaciones
europeas en la sociedad medieval. Tal era la concepción sobre causantes de la enfermedad de
tipo designio divino que la literatura hace referencia a muchas situaciones que en la historia
fueron atribuidas a etiologías de este tipo (viruela, cólera, tifus, peste bubónica etc.). Como
ejemplo recordemos lo sucedido con la epidemia de peste bubónica ocurrida en el año 1345,
originando un llamado del Papa de entonces para que el pueblo católico de Europa se reuniera
en Roma para pedir clemencia por el castigo de dios que estaba causando una mortalidad sin
precedentes, asistieron al llamado 1.200.000 personas, de las cuales el 90% fallecieron de la
enfermedad, el Papa se “salvo” porque se aisló del grueso de la población. El ejemplo anterior
nos muestra como con el avance de la historia, los conceptos pueden variar y es así como hoy
más bien pensaríamos que esa enfermedad se debió más a un desequilibrio entre el agente, el
medio y el huésped.

Cuando las personas no encontraban respuesta desde lo divino, se ideó otra interpretación
para la salud que perdía. Aparece entonces la concepción de los responsables humanos. A
estos se les atribuía culpa de los males, muchas veces por odios nacidos de las relaciones
sociales establecidas en el momento. Tal es la atribución de los males que desencadenaba la
enfermedad a los judíos que eran odiados por su innegable habilidad para los negocios y
cuando había enfermedad se asignaba la causa a esa raza y los causantes eran quemados.
Una situación similar ocurrió muchas veces en el horroroso tiempo de la inquisición, donde se
torturaba hasta la muerte a los denominados causantes humanos de la enfermedad por la
presencia de espíritus malignos ateos.

Otra concepción que esta sin duda ligada al entendimiento del proceso salud enfermedad en
las diferentes culturas es la denominada teoría miasmática. La enfermedad se reformuló sobre
posibles causas cósmicas y se interpretó que al el aire descomponerse o corromperse
aparecían las grandes epidemias. Para entonces se usaron vestimentas especiales para las
personas que estaban en contacto directo con los enfermos y sobre todo los médicos de la
época usaban túnicas, batas y narices postizas. También se utilizaron especies y perfumes en
las habitaciones de los convalecientes con el fin de purificar el aire. Estas impurezas del medio
ambiente prevalecieron como causantes de enfermedad por varios siglos y los autores citan
textos que refieren esa interpretación: “...Del mucho trabajo, de la aflicción grande y lo principal,
de los humores que la tierra abortó, reconcentrados con el temblor, comenzó el contagio de un
mal que acá llaman chavalongo los indios...”1. El texto anterior corresponde a la comunicación
de la Real Audiencia al Virreinato del Perú en 1647. Sin duda el chavalongo correspondió a un
tipo de tifus exantemático.

Es fundamental entonces, referir la concepción sobre salud desde las ópticas señaladas por
algunos autores, en la época moderna.

Para Rolando Armijo2, desde el punto de vista fisiológico “la salud se concibe como el estado
de armonía y equilibrio funcional que se traduce en un silencio orgánico”. Refiere como
ejemplos para sustentar su propuesta la contracción de los músculos, los movimientos
peristálticos del intestino, la circulación de la sangre; ante cualquier estado disfuncional, la
clínica lo puede detectar con el examen físico y otras ayudas diagnósticas, pero asevera Armijo
que fuera de lo fisiológico el cuerpo humano se compone también de aspectos como la vida
social, mental y emocional. De acuerdo con este pensamiento propone el concepto ecológico
de enfermedad, donde el estado de salud enfermedad dependerá de numerosas variables de
acuerdo con el tipo de agente causal y los condicionantes en el ambiente y en el huésped. Se
concibe entonces la salud como: “...Un estado de equilibrio entre el huésped y los agentes
causales...”3. El equilibrio funciona de acuerdo con las interacciones predominantes en favor del
agente o del huésped.

Otros autores examinan el concepto de salud enfermedad estableciendo su contenido en el


sentido de la salud, tal es el caso de John F. Copplestone 4. Para la mayoría de la gente del
común, y en mí concepto aún para parte de la comunidad universitaria dedicada a el estudio de
las ciencias de la salud, les resulta difícil expresar el significado del término salud y lo
desarrollan desde lo que no es, lo negativo, lo patológico, en sí la enfermedad. Redefinir la
salud desde la salud, es una tarea que en opinión del que escribe estas líneas, debe
convertirse en una forma de pensar, de hablar en forma positiva de lo que es inherente al ser
humano en su constitución. No podemos volver a lo mágico religioso para referirnos a la
enfermedad, pero si tenemos unas bases científicas, éticas y morales que nos pueden ayudar a
comprender al hombre en un estado saludable que en fin le permita acercarse a la felicidad, al
bienestar. Sin duda se utilizan aún eufemismos para en si relacionar la salud con la
enfermedad. Un ejemplo concreto se presenta en la evaluación que a diario se realiza en los
servicios de salud sobre algunos programas, al utilizar indicadores negativos que van a mostrar
el estado de salud de las comunidades; salud mental evaluada desde la incidencia o la
prevalencia de la enfermedad, salud oral medida desde el número de dientes cariados, salud
binomio madre hijo desde la enfermedad que los afecta. Es entonces importante tener
elementos que nos permitan conceptualizar la salud desde su entorno específico: como
fomentarla, promocionarla y prevenirla. Hablar desde la salud es complicado porque el
desarrollo de la ciencia médica a veces se transmite más desde lo patológico, para entender a

1
Armijo Rojas, Rolando. Principios de Epidemiología. Buenos Aires: Intermédica, 1974 Pág. 1-6.
2
Ibíd. Pág. 5
3
Ibíd. Pág. 2.
4
Copplestone, John F. ¿Qué es la salud? En: Foro mundial de la salud. Vol. 12 1991 Pág. 455-457.
un organismo ya sea este saludable o enfermo. El médico de hoy debe saber hablar de salud y
no solo de lo negativo a ella. Una forma de lograrlo puede estar en el trabajo con comunidades
desde un enfoque positivo de la salud, en el cual se trabaje constantemente el derecho del
hombre a obtener el bienestar. Este pensamiento se sitúa más en la búsqueda de un ideal que
en una utopía (mirado desde la definición de salud de la OMS y sus críticos).

A continuación presentó otras definiciones aportadas por otros autores y que se han recopilado
a través de las discusiones con estudiantes de primer semestre académico de la Facultad de
Medicina de la U.P.B.

 René Dubois, define la salud como “el estado de adaptación al medio y la capacidad de
funcionar en las mejores condiciones de ese medio”.
 Hernán San Martín dice que es “un estado variable fisiológico de equilibrio y de adaptación
de todas las posibilidades humanas”.
 Blum afirma que la salud consiste en “la capacidad del organismo para mantener un balance
apropiado para su edad y necesidades sociales, en las cuales este razonablemente libre de
notoria insatisfacción, incomodidad, enfermedad o incapacidad. Además agrega que el
organismo saludable es aquel que es capaz de comportarse en una forma que promueva
sobrevivencia de la especie así como la realización y goce del individuo”.

Las anteriores opiniones sobre el concepto de salud han sido exploradas, analizadas y
criticadas por muchos otros autores y pensadores sobre la concepción del proceso salud
enfermedad, pero sin duda la definición que más ha tenido impacto en la comunidad científica
internacional es la de la OMS porque ha sido objeto de análisis, interpretaciones y controversia.
Prácticamente todos los autores la retoman en su escritos sobre el tema de la salud y de la
enfermedad.

La Organización Mundial de la Salud definió la salud como “El estado de completo bienestar
físico, mental y social y no solamente la ausencia de afección o de enfermedades” 5. Esta
definición según los autores tiene aspectos positivos e innovadores, pero también presenta
aspectos negativos o criticables. A continuación presentó los comentarios al respecto
contenidos en el libro de Educación Sanitaria, Principios Métodos y Aplicaciones6:

Entre los aspectos innovadores están los siguientes: Por primera vez se define la salud en
términos afirmativos o positivos. Se considera la salud no sólo como la ausencia de
enfermedades e invalideces, sino como un estado óptimo positivo que se sintetiza en la frase
«completo bienestar», el cual se equipara con la salud. No sólo se refiere al área física del ser
humano, sino que, por primera vez, se incluyen las áreas mental y social. Según la nueva
concepción, un hombre sano es aquel que puede mantener un «estado de completo
bienestar», no sólo en su soma, sino también en su mente y en su vida de relación.

5
Organización Mundial de la Salud. Ginebra: OMS, 1960.
6
Salleras Sanmarti, Luis. La Salud y sus determinantes. En: Educación Sanitaria, Principios Métodos y
Aplicaciones. Madrid: Díaz de Santos, 1990. Pág. 14.
Entre los aspectos negativos o criticables de la definición de la O.M.S., son de destacar los
siguientes: Equipara bienestar a salud, lo cual no siempre es verdad. Es indudable que un
drogadicto se siente bien, le desaparecen las molestias y experimenta una sensación de
bienestar en la fase de administración de la droga, pero es también indudable que este
bienestar no es equiparable a la salud. Se trata más de un deseo que de una realidad. Más que
una definición es una declaración de principios y objetivos, ya que «un completo bienestar
físico, mental y social» es difícilmente alcanzable hoy en día, ni por individuos ni por grupos y
colectividades. Es una definición «estática», ya que sólo considera como personas con salud a
las que gozan de un completo bienestar físico, mental y social. La salud positiva es dinámica y
no estática. Es una definición «subjetiva», pues no habla del aspecto objetivo (capacidad de
funcionar) de la salud.

Milton Terris7 tampoco esta de acuerdo con el marco de la definición de la OMS, a la que
consideran utópica, estática y subjetiva. Según Terris, debería eliminarse la palabra
«completo» de la definición de la O.M.S., ya que la salud, como la enfermedad, no es un
absoluto. Hay distintos grados de salud, como hay distintos grados de enfermedad. Además,
para Terris, la salud tiene dos aspectos, uno subjetivo y otro objetivo. El aspecto subjetivo es el,
bienestar (sentirse bien en diferentes grados). El aspecto objetivo es la capacidad de funcionar
(funcionamiento en diferentes grados). La enfermedad tiene también dos aspectos, uno
subjetivo (sentirse mal en diferentes grados) y, otro objetivo (limitación de la capacidad de
funcionamiento en diferentes grados). Terris entonces propone modificar la definición de la
O.M.S. y definir la salud como “Un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de
funcionamiento y no únicamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Alberto Vasco en su artículo “La estructura y proceso de la conceptualización de la


enfermedad”8, se refiere a las críticas al concepto de salud de la OMS, su ahistoricidad o
transhistoricidad y sus implicaciones ideológicas pero afirma “resulta de que a pesar de la
crítica parece ser fundamentada y sobretodo que actualmente es compartida por diferentes
personas y tendencias, el concepto sigue vigente, sigue siendo utilizado aún por los que la
critican. La explicación que dan para seguirla utilizando se basa en la idea de que es un
concepto idealista, pero un tanto ingenuo, inocuo, más bien útil o aceptable en la medida que
postula una meta humanística”. Vasco también se refiere al surgimiento de nuevos modelos
más complejos sobre la conceptualización de la salud y la enfermedad y que tienen en cuenta
los factores de riesgo y en los que no se busca la comprensión o explicación de una
enfermedad en particular, sino la pérdida de la salud9.

7
Terris M. La revolución epidemiológica y la medicina social. Siglo XXI editores S.A. México. 1980. Citado en
Educación Sanitaria, Principios Métodos y Aplicaciones. Pág. 14.
8
Vasco Uribe Alberto. Estructura y proceso en la conceptualización de la enfermedad. En: Flórez Trujillo y
Mazuera del Hierro. Curso Modular Epidemiología Básica. Medellín: FNSP, Pág. 80.
9
Ibíd. Pág. 86.
Esa perdida de la salud mencionada, tiene que ver con los determinantes de la salud en los
individuos, grupos y colectividades teniendo en cuenta los problemas de salud prevalentes y
sus factores causales. En 1974, el ministro de Salud de Canadá, M. Lalonde, construyó el
modelo de determinantes de la salud10.

Según Lalonde, el nivel de salud de una comunidad viene determinado por la interacción de
cuatro variables: La biología humana (genética, envejecimiento). El medio ambiente
(contaminación física, química, biológica, psicosocial y sociocultural). El estilo de vida
(conductas de salud) y el sistema de asistencia sanitaria.

A continuación se presentan los principales factores contaminantes del medio ambiente, las
principales conductas insanas de salud y los principales factores del sistema de asistencia
sanitaria que influyen sobre la salud de la población:

 Medio ambiente: la contaminación del aire, del agua, del suelo y del medio ambiente
psicosocial y sociocultural por factores de naturaleza: Biológica (bacterias, virus, protozoos,
hongos, artrópodos, polen), física (ruidos, radiaciones, polvo, humos, desechos sólidos o
líquidos, etc.), química (óxidos de azufre, óxido de nitrógeno, hidrocarburos, mercurio,
plomo, cadmio, plaguicidas, etc.), psicosocial y sociocultural (dependencias, violencias,
promiscuidad sexual, estrés, competitividad, etc.).
 Conductas insanas de salud: consumo de drogas institucionalizadas (tabaco, alcohol),
consumo de drogas no institucionalizadas, falta de ejercicio físico, situación de estrés,
consumo excesivo de grasas saturadas de origen animal, consumo excesivo de
hidrocarbonos, promiscuidad sexual, violencias, conducción peligrosa (exceso de velocidad,
no usar el cinturón de seguridad, etc.), hábitos reproductivos insanos, mala utilización de los
servicios de asistencia sanitaria, no cumplimiento de las recomendaciones terapéuticas
prescritas por el médico.
 Asistencia sanitaria: calidad, cobertura o acceso, gratuidad, etc.

Todos estos factores son, por lo menos en teoría, modificables, y hacia ellos deberían dirigirse
de forma prioritaria las acciones de salud pública. Es preciso señalar, no obstante, que todos
estos factores están muy influenciados por factores sociales. Desde los albores de la salud
pública moderna, se conoce que la salud y la enfermedad están desigualmente distribuidas
entre la población. También se sabe que esta desigual distribución obedece, en gran parte a
diferencias sociales y culturales entre los individuos, grupos y colectividades.

De acuerdo con el planteamiento anterior, los valores asignados a cada uno de esos
determinantes en la responsabilidad de la perdida de la salud son:
Biológicos 25%

10
Lalonde, M. A new prespective on the Health of Canadians Office of the Canadian Minister of National Health
and Welfare, 1974. Citado en Educación Sanitaria, Principios Métodos y Aplicaciones. Pág. 27.
Estilos de vida 50%
Ambiente 15%
Servicios de salud 10%

En las siguientes frases se copian textualmente algunas expresiones de estudiantes de primer


nivel de Medicina de la Comunidad en la Facultad de Medicina de la U.P.B., con respecto al
“Fenómeno Salud Enfermedad” que se han construido en las diferentes discusiones con los
docentes:

 Serie de procesos que se dan en individuos, influidos por factores externos e internos
(intrínsecos y extrínsecos), dependiendo de la capacidad de adaptación del ser humano.
 Estadío complejo de la integralidad de lo corporal, físico, mental y social, que exigen de un
equipo interdisciplinario para su manejo.
 Procesos sincrónicos en busca de equilibrio.
 Estar bien.
 Equilibrio inestable.
 Salud como concepción de lo social de acuerdo a aspectos políticos, económicos, religiosos,
educativos, culturales, ideológicos, tecnológicos y de trabajo.
 Armonía del ser con su organismo y su medio.
 Proceso dinámico, no estático frente a los aspectos biológicos y de acuerdo con los cambios
sociales continuos.
 Silencio orgánico.
 Procesos equilibrados con componentes inestables a través de la vida del ser.
 Salud enfermedad con componentes inestables a través de la vida de uno.
 Componentes inestables que tratan de llegar al equilibrio a través de la adaptación en sus
diferentes formas.
 Capacidad productiva de acuerdo con la edad.
 Capacidad de los servicios de salud para identificar y manejar la problemática de la salud y
de la enfermedad.
 Salud, un objetivo: no una ilusión.
 Salud para todos, ¿de donde salió esa expresión tan falta de realidad?
 Violencia, culpable de la falta de salud.
 Pobreza, ¡ah ignominia frente a la salud y la enfermedad!

Todos los anteriores conceptos y expresiones han de servir de base para que ustedes como
estudiantes puedan desarrollar métodos aplicativos para el estudio del proceso salud
enfermedad.
A continuación se transcriben en este capítulo artículos originales sobre el
tema para que los estudiantes amplíen su base de discusión: La noción de
salud y de enfermedad de Hernán San Martín y del mismo autor salud y
enfermedad como fenómenos ecológicos y problemas ecológicos del
hombre moderno.
LA NOCIÓN DE SALUD Y LA NOCIÓN DE ENFERMEDAD11
Problemas de la definición de normalidad
En medicina la palabra "normal" se usa comúnmente como sinónimo de salud. En los
diccionarios lo normal se define como el promedio de lo que no se desvía de cierto valor medio.
Pero en biología lo normal es algo más que un promedio: un valor normal corresponde a
variaciones más o menos finas alrededor de un promedio característico para una población
dada en su ambiente específico. El hombre está sometido a la variación biológica constante en
tal forma que sus características anatómicas, fisiológicas, psicológicas, etc., no admiten un
modelo fijo. Entre las personas que llamamos normales existen grandes variaciones respecto al
peso, estatura, temperatura, presión arterial, inteligencia, agudeza auditiva y todas las
características biológicas imaginables,
De tal modo que esta definición estadística de la normalidad no se ajusta mucho a la
realidad, Pero cuando una característica estructural o funcional se desvía significativamente de
lo normal en forma que produce síntomas no usuales o inconvenientes a nuestra biología,
entonces la variación pasa a constituir una "anormalidad." Lenta o bruscamente se pasa de la
normalidad a la anormalidad, sin que exista una frontera nítida entre lo normal y lo anormal. La
variación ecológica esta ligada tan íntimamente al ambiente que a veces sucede que lo que es
considerado normal en un lugar puede ser anormal en otro diferente. Por ejemplo, la presión ar-
terial y la tasa de glóbulos rojos en la sangre serán normalmente diferentes en la población de
La Paz, Bolivia, que vive a cerca de 4000 m. de altitud que en la población de Arica, Chile, que
vive a nivel del mar, a pocos cientos de kilómetros de distancia de la anterior.
Si lo que es normal en biología varía en relación a las condiciones del ambiente de la población
considerada, resulta que no pueden definirse límites netos entre la normalidad y la
anormalidad. Estas variaciones pueden observarse también entre grupos de una misma
sociedad que viven en ambientes diferentes (por ejemplo, tasas de aglutininas diferentes en las
poblaciones urbanas y rurales) y aun en grupos del mismo ambiente debido a que las
interacciones son complejas porque se refieren a las características individuales del huésped,
del agente o agentes y a las de los factores condicionantes y favorecedores del ambiente.
Mientras más complejo es el organismo vivo, más complejas son sus interacciones con el
ambiente y más difícil será definir los conceptos de normalidad y anormalidad. La complejidad
máxima se alcanza en la especie humana.
Ante esta situación es preciso colocar el problema de la manera siguiente: ¿normal o anormal,
en relación a qué?
Desde el punto de vista biológico, la normalidad corresponde a las exigencias y necesidades de
nuestra fisiología en el contexto de nuestra ecología, lo cual no es tan fácil de precisar. Por
ejemplo, no es fácil precisar las condiciones normales de confort térmico para un grupo de
personas consideradas normales (como es el caso de la calefacción central en los hoteles o en
los vagones de ferrocarril y la diversidad de sus reacciones).

11
San Martín, Hernán. La noción de salud y de enfermedad. En: Salud y Enfermedad. 4 Ed. México: La prensa
médica mexicana, 1981; Págs. 1-8.
Desde el punto de vista sociológico, la normalidad aparece como un valor mucho más relativo
aún y muy variable. Por ejemplo, un comportamiento normal en nuestras sociedades será el
que corresponde al modelo impuesto o esperado por un tipo de estructura social determinada;
a la inversa, un comportamiento anormal será aquel que corresponde a necesidades diferentes
a las que dominan en lo social.
Es necesario aclarar el campo en el que se definen, y se aplican los conceptos de normalidad y
anormalidad, así como los de salud y enfermedad, de lo contrario perpetuamos ambigüedades
y confusiones en los términos. Es preciso admitir que el valor del ser humano, sano o enfermo,
normal o anormal, sobrepasa el de su salud o de su enfermedad, de su normalidad o su
anormalidad y que lo que determina toda acción sanitaria, su sentido y su evolución, es el valor
reconocido al hombre que es variable entre lo absoluto y lo relativo.
Si el valor de partida es el hombre, la salud y la enfermedad, lo normal y lo anormal, no pueden
figurar como normas debido a que la condición humana es de ser, a la vez, sano y enfermo,
normal y anormal, o variar todo el tiempo entre estos estados según el tiempo y los ambientes y
según la» circunstancias ecológicas.

Un enfoque analítico de las nociones de salud y de enfermedad


Considerar la salud como un estado biológico y social estático no es realista: la noción
de salud implica ideas de variación y de adaptación continuas, tanto, como la
enfermedad, implica ideas de variación y de desadaptación. No puede, entonces,
admitirse que la salud sea la sola ausencia de enfermedad y viceversa: entre los
estados de salud y de enfermedad existe una escala de variación, con estados interme-
diarios, que va de la adaptación perfecta (difícil de obtener) hasta la desadaptación que
llamamos enfermedad
Tanto la salud como la enfermedad presentan síntomas clínicos directos y, en estas
condiciones, ambos estados se excluyen mutuamente. Pero no sucede lo mismo con la salud y
la enfermedad latente no percibida. Por ejemplo, un porcentaje importante de la población
adulta de Europa tiene lesiones arterioscleróticas en sus vasos (como lo demuestran las autop-
sias), pero sólo un pequeño porcentaje presenta los signos clínicos; lo mismo sucede con la
desnutrición en los países de escaso desarrollo. Otra verificación: los exámenes de salud
realizados en personas aparentemente sanas descubren, en cierto porcentaje notable,
síntomas patológicos o de anormalidad; a la inversa, el examen completo de individuos que no
se sienten en buena salud puede que no indique ningún signo de anormalidad.
El paso de la salud a la enfermedad comienza con un periodo silencioso de incubación válido
para todo tipo de enfermedad, periodo que puede ser muy corlo o muy largo. Al comienzo (ver
Figura 2, en el tema sobre Historia Social y Natural, pag. 138), cuando recién se insinúa la
influencia perturbadora de la adaptación, el proceso ya es activo pero no tenemos medios
técnicos para descubrirlo. En una segunda etapa aún preclínica, podríamos diagnosticarlo si
pudiéramos aplicar todas las técnicas de laboratorio de que hoy disponemos y si el público se
preocupara de los controles periódicos de salud. En una tercera etapa ya hay síntomas más o
menos manifiestos a los que el paciente puede o no dar importancia y que el médico puede o
no descubrir, En la etapa final, la desadaptación provoca la reacción intensa del organismo,
(como defensa final) en tal forma que el proceso, patológico interfiere; con la función normal del
organismo y aun con la vida del paciente. Precisamente, la gravedad de una enfermedad
depende del grado de interferencia funcional que provoca. Salud y enfermedad, dos grados
extremos en la variación biológica, son, pues, la resultante del éxito o del fracaso del organismo
para adaptarse física, mental y socialmente a las condiciones de nuestro ambiente total. Por lo
tanto, un "individuo sano" es aquel que muestra y demuestra una armonía física, mental y
social con su ambiente, incluyendo las variaciones, (puesto que ningún estado biológico es
definitivo, salvo la muerte), en tal forma que puede contribuir con su trabajo productivo y social
al bienestar individual y colectivo. Se trata entonces de un estado. orgánico de equilibrio entre
el medio interno y el medio externo del individuo, estado que toma en cuenta las diferencias
genéticas entre los individuos y las diferencias en sus condiciones de vida.
Considerada en está forma la salud no es un hecho inevitable que recibimos por herencia o que
no recibirnos. Lo que recibimos por herencia es una estructura biológica, más concretamente
un programa, que puede desarrollarse bien, mal o medianamente en relación a nuestro equipa-
miento biológico y en relación a los múltiples factores, adversos y favorables, del ambiente con
los cuales nos enfrentamos diariamente.
Por esto mismo, la salud es un estado muy variable que debe ser constantemente cultivado,
protegido y fomentado. El factor más importante para lograr esto es el nivel de vida y la calidad
del ambiente en el que vivimos; por nuestra parte, nuestros conocimientos en relación a los
riesgos del ambiente (nivel de educación para la salud) y nuestro comportamiento en relación a
la salud.
Parece razonable considerar este enfoque biológico-ecológico como una forma objetiva de
analizar las nociones de salud y enfermedad y de establecer la siguiente fórmula para el
equilibrio dinámico entre salud y enfermedad:

Equilibrio Potencial Capacidad de adaptación Riesgos y peligros


dinámico entre genético del hombre y la po- para la salud en el
salud y enfer- = individuo + blación a su ambiente + ambiente
medad

Según esta concepción, la noción de salud puede ser reemplazada por la de "estado
compensado" o de "equilibrio dinámico." En el estado de compensación, el organismo tiene la
posibilidad fisiológica de incluir una agresión externa en tal forma que quede limitada y no
alcance a provocar el desequilibrio percibido como enfermedad por el individuo. De esta mala
noción de salud es también el reflejo de capacidades orgánicas de tolerancia, de compensación
y de poder de adaptación.
A la inversa, el pasar aun estado patológico es la expresión de un desequilibrio, de una
descompensación, de una intolerancia a los agentes agresores externos, de una
desadaptación. La noción de descompensación implica que los diversos mecanismos por los
cuales habría podido contrarrestar la agresión actúan de manera negativa amplificando los
fenómenos patológicos. Por ejemplo, la hipertermia es un mecanismo de compensación y de
lucha contra un estado infeccioso pero, al mismo tiempo, la fiebre es percibida por el enfermo
como un síntoma patológico negativo. El medico sabe el significado de la alta temperatura y
sabe también que puede ser el punto de partida de nuevos desequilibrios capaces de conducir
al enfermo a un estado de mayor gravedad y aun a la muerte.
Esta concepción dinámica de la salud y de la enfermedad (compensación/descompensación)
permite comprender la evolución espontánea a la curación de un porcentaje importante de
enfermedades, aun sin ningún tratamiento. Explica también el papel de muchos medicamentos
que refuerzan la resistencia y la capacidad de compensación del organismo sin actuar
directamente contra la causa de la enfermedad.
En resumen, la concepción de la normalidad y de la anormalidad, de la salud y de la
enfermedad, implica un conjunto complejo de nociones en el que se integran la biología, la
fisiología, la ecología, la sociología y las dimensiones económicas de la noción de salud con la
experiencia de cada individuo y el valor que cada uno asigna a la vida humana. En todo caso,
las nociones de salud y enfermedad se expresan siempre, y se controlan, en relación a la
interdependencia del individuo con la sociedad y su ambiente total.

Ambigüedades de las definiciones de salud y de enfermedad


Es urgente y útil redefinir el concepto de salud propuesto por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) porque, siendo muy noble, es utópico y cargado de subjetivismo. No nos sirve
como objetivo en una planificación racional de la salud. La salud no logra ser fin en si misma
sino va acompañada del goce pleno y equilibrado de las facultades del hombre sano, del
disfrute del bienestar, y de su contribución productiva al progreso social. Es decir, la salud
requiere más que una definición biológica: tiene que tener en cuenta todos los factores que
intervienen en su determinación y variación (ecología, ambiente, sociedad, cultura etc.). Por
otro lado, el concepto de salud es dinámico, histórico, cambia de acuerdo con la época, y más
exactamente con las condiciones de vida de las poblaciones y las ideas de cada época
(relaciones de producción). De aquí que la idea, que la gente tiene de su salud no es siempre la
correcta; esa idea está siempre limitada por el marco social en que la gente actúa.
Comparar la salud con una sensación de bienestar físico, mental y social, complica mucho el
problema de evaluación o medida del estado de salud, debido a que introduce un factor
altamente subjetivo, ya que toda frustración podría ser considerada como enfermedad. Por otro
lado, este tipo de definición de la salud olvida, que ella es un estado esencialmente variable y la
coloca así en el plano de la utopía irrealizable.
En estas circunstancias, ¿cómo definir u un estado de salud que pudiera ser alcanzado
realmente por toda la población y/o que pudiera ser mantenido en forma prolongada? ¿Cómo
definir ese estado que significaría un grado de salud con el mínimo posible (dentro de nuestros
recursos reales) de disturbios físicos, psicológicos y sociales?.
En las condiciones actuales (y futuras, según las previsiones de las Naciones Unidas)
del mundo, donde coexisten sociedades humanas con muy diferentes condiciones de
vida y de ambientes sociales, no parece realista la noción de "salud absoluta" ni de
mantenerla como esperanza utópica. Más concreto parece el aceptar la noción de una
''salud relativa y variable, es decir, el aceptar niveles. De salud que pueden incluir,
ciertos grados de anormalidad e incluso un cierto porcentaje de enfermedad no
percibida. Esta noción de salud relativa se define en relación a las posibilidades que
cada sociedad tiene de apreciar objetivamente el estado de salud de cada individuo y
de la población.
Si todo esto es verdadero, ¿cómo podemos entonces definir la salud?
Para el profesor Lambert, subdirector del Laboratorio de Antropología Física de París, "toda
definición de la salud debe tener en cuenta la facultad de adaptación humana."
Para nosotros la "salud es una relativa que reposa sobre criterios objetivos y subjetivo
( adaptación biológica mental y social) y que aparece como un estado de tolerancia y
compensación físico, psicológico, mental y social fuera del cual todo otro estado es percibido
por el individuo y/o por su grupo, como la manifestación de un proceso mórbido."
Esta tolerancia que define la noción de salud relativa puede ser apreciada globalmente
a nivel de la población de una manera estadística, pero ella constituye de todas
maneras la síntesis que cada uno puede hacer de su estado de salud a través de su
percepción, personalidad, educación, ingresos económicos, experiencia y el valor que
concede a la vida humana. Sin embargo, la ambigüedad esencial de la noción de salud
impide actualmente dar una definición absoluta evaluable a través de criterios objetivos.
La OMS adopta un enfoque prospectivo y dinámico pero que no resulta alcanzable; en todas
las sociedades: "la salud es un estado de bienestar completo (físico, psíquico y social) y no
solamente la simple ausencia de enfermedad o de invalidez.”: Esta definición presenta un
objetivo a obtener y puede, pues, integrarse en la planificación de la salud. Pero el objetivo
formulado es difícilmente alcanzable aun para los países más desarrollados; es completamente
inalcanzable en los países menos desarrollados donde la mayoría de la población vive en
condiciones ambientales infrasanitarias y donde, lógicamente, el bienestar debe ser más raro.
Algunos países del Tercer Mundo, especialmente los africanos, han propuesto la llamada
"definición estratégica de la salud" que estipula que "el mejor estado de salud de la población
de un país, corresponde al mejor estado de equilibrio entre los riesgos que afectan la salud de
cada individuo y de la población y los medios existentes en la colectividad para controlar estos
riesgos, teniendo en cuenta la cooperación activa de la población." Esta es una definición
operacional que se acerca más a la realidad de cada país o región.,
Milton Terris, del New York Medical College, dice que la salud tiene dos aspectos: uno
subjetivo que se refiere a "sentirse bien", y el otro objetivo que implica "la capacidad
para la función."' Sobre esta base, Terris modifica la definición de la OMS en la
siguiente forma: "Salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y de
capacidad para la función, y no sólo la ausencia de enfermedad (en cualquier grado), o
de invalidez."
R. Dubos, ecologista francés, define la salud como "el estado de adaptación al medio y
la capacidad de funcionar en las mejores condiciones en este medio". Esta es una
definición ecológica que tiene el mérito de no oponer la salud a la enfer medad, la
medicina clínica a la salud pública, los médicos clínicos a los higienistas, como sucede
a veces con algunas otras definiciones.
El profesor Cornillot, decano de la Facultad de Medicina de Bobigny, en la cual trabajamos
actualmente (1978), piensa que la ambigüedad de la noción de salud impide, formular una
definición absoluta evaluable por criterios objetivos. Para él "la salud es una noción
perfectamente subjetiva: no reposando sobre ningún criterio objetivo de carácter biomédico o
socioeconómico, la salud aparece como un estado de tolerancia y de compensación física,
psicológica, mental y social fuera del cual toda otra situación es percibida, como enfermedad.
Hay definiciones de la salud en relación a la actividad y la capacidad de trabajo productivo.
Pero la salud no es sólo capacidad para el trabajo y la producción. El ser humano es más que
una máquina productora. La salud es, ciertamente, una finalidad en sí misma, pero no tiene
sentido si no conduce al bienestar y a cierta alegría de vivir en sociedad.
En resumen, no parece hoy posible definir la salud en términos absolutos y sólo
objetivos; tampoco pensar que ella es la simple ausencia de enfermedad. La salud
engloba aspectos subjetivos (bienestar mental y social, alegría de vivir), aspectos
objetivos (capacidad para la función) y aspectos sociales (adaptación y trabajo
socialmente productivo).
De todas estas definiciones resulta con claridad que el problema de la salud y de la
enfermedad no es sólo privativo del médico clínico, ya que siempre está relacionado con el
ambiente de vida de la población y del individuo, con su cultura y educación, con los
comportamientos sociales, con el nivel de desarrollo social.
Y la enfermedad, ¿cómo la definimos? Después de todo lo que hemos explicado, la
definición tradicional de la enfermedad como la ausencia de salud tampoco tiene hoy
validez debido a la existencia de grados de enfermedad que impiden su diagnóstico y
percepción por el enfermo.
La enfermedad es un estado de desequilibrio ecológico en el funcionamiento del organismo
vivo. La enfermedad no tiene sentido sino en función del hombre tomado como una unidad
biológica-psicológica-social. La atención exclusiva sobre la etiología orgánica es considerada
hoy como insuficiente (multicausalidad de los fenómenos biológicos). En esta forma la
enfermedad podría definirse como "un desequilibrio biológico-ecológico o como una falla de los
mecanismos de adaptación del organismo y una falta de reacción a los estímulos exteriores a
los que esta expuesto. Este proceso termina por producir una perturbación de la fisiología y/o
de la anatomía del individuo".
SALUD Y ENFERMEDAD COMO FENÓMENOS ECOLÓGICOS12

Normalidad y variación

En medicina La palabra "normal" se usa corrientemente como sinónimo de salud. En los


diccionarios, normal se define como el promedio o lo que no se desvía de cierto nivel medio. En
biología lo normal es algo más que un promedio más o menos fijo. El hombre, como todos los
seres vivos, está sometido constantemente a la variación en tal forma que sus características
anatómicas, fisiológicas, psicológicas e inmunológicas no admiten un modelo fijo. Este es un
atributo de la vida

Existe, pues, una variación de lo normal con respecto a todas las actividades fisiológicas
medibles y también con respecto a los estados físicos, mentales y emocionales no medibles.
Los órganos de nuestra anatomía presentan variación en tamaño, forma y posición. Entre las
personas que llamamos normales hay variaciones respecto al peso, estatura, temperatura,
color, forma y posición del estómago, inteligencia y, todas las características imaginables. Las
variaciones son de pequeña intensidad alrededor del termino medio que agrupa a la mayoría
de los individuos y cada vez más notorias y más raras a medida que se alejan del promedio
que llamamos normalidad.

Cuando una característica estructural o funcional varía en tal forma que produce
inconvenientes a nuestra biología, entonces la variación constituye una anormalidad. La
contracción exagerada de la musculatura lisa de los bronquios frente a ciertos estímulos
produce la variación patológica que llamamos asma, un peso muy superior al llamado normal
constituye la obesidad. Lenta o bruscamente se pasa de la normalidad a lo patológico, sin que
haya una frontera nítida entre las variaciones de la salud y las de la enfermedad.

Cuando hablamos de variación nos referimos a las que se observan en el individuo y en la


población o en las especies. Los dos tipos, la individual y la de especie, son esenciales para
subsistir. Este es el mecanismo que permite al organismo adaptarse a los cambios constantes
de las condiciones ambientales. Sin variación el individuo no podría subsistir y no habría
adaptación comunal.

De esto se desprende que la variación estimulada por los cruzamientos raciales y por todos los
cambios de la vida social, constituye el fundamento de la normalidad biológica, de la salud y de
la enfermedad.

12
San Martín, Hernán. Salud y enfermedad como fenómenos ecológicos. En: Salud y Enfermedad. 3. Ed. México:
La prensa médica mexicana, 1975, Pág. 11-18.
Si lo normal en biología se expresa mejor en términos de variación que como de un promedio
fijo, resulta que no pueden existir limites netos entre salud y enfermedad. Considerar a la salud
como un estado biológico estático no es real. El concepto de salud involucra ideas de balance y
adaptación; el de enfermedad, desequilibrio o desadaptación. No puede admitirse entonces que
la salud sea la ausencia de enfermedad y viceversa. Existe entre ambos estados una latitud
mucho mayor, limitada en un extremo por la variación que llamamos enfermedad y en el otro
por la adaptabilidad que llamamos salud.

El paso de la salud a la enfermedad es un largo e insidioso camino que, en medicina se llama


período de incubación. Al comienzo, cuando recién se insinúa la influencia perturbadora de la
adaptación, el proceso es activo pero no tenemos medios para descubrirlo, en una segunda
etapa podríamos descubrirlo si aplicáramos los medios científicos de que hoy se dispone; en
una tercera etapa, hay síntomas a los cuales el paciente puede responder o no; al final, el
proceso provoca la reacción del organismo en tal forma que interfiere con la vida del individuo.
El médico práctico solo observa la fase clínica de la enfermedad, pero antes hay un período,
más o menos largo, subclínico.

La existencia de un trayecto o período de acumulación de factores adversos entre los estados


de salud enfermedad permite realizar lo que llamamos fomento de la salud, o sea, el
mejoramiento de la salud de aquellos individuos que no están clínicamente enfermos. Además,
si logramos conocer las causas que provocan la inadaptación, podemos evitar el desarrollo del
proceso deteniéndolo en la fase subclínica, o sea, podremos evitar la enfermedad y mejorar la
salud.

Salud y enfermedad, dos grados extremos en la variación biológica, son la resultante del éxito o
del fracaso del organismo para adaptarse, física y mentalmente, a las condiciones variables del
ambiente. Dos tipos de factores influyen sobre el proceso de adaptación: imperfecciones
biológicas hereditarias y congénitas, y factores hostiles del ambiente externo ante los cuales el
organismo tiene dificultades para adaptarse. Por lo tanto, un individuo sano es aquel que
muestra armonía física, mental y adaptación al ambiente físico y social y a sus variaciones, en
tal forma que puede contribuir al bienestar de la sociedad de acuerdo con su habilidad. El
estado de salud no es un fin en si mismo; lo que importa es que la salud permita al individuo el
goce pleno y armonioso de todas sus facultades, para que disfrute el bienestar individual y para
que sirva con eficiencia al progreso común.

De todas las consideraciones anteriores, se desprende que las responsabilidades de la


medicina se refieren no solo a la curación de la enfermedad sino a todo lo referente al bienestar
biológico y social del individuo. Como la variación y la adaptación son fenómenos individuales y
de grupo, la medicina debe actuar sobre ambos. La salud individual y de la colectividad,
necesariamente relacionadas, pero no sinónimos, presentan aspectos distintos y deben ser
tratadas en forma diferente.
Considerada en esta forma la salud no es un hecho inevitable que recibimos por herencia como
una característica fija, o que no lo recibimos. Al contrario, como ella es un estado variable y
dependiente de influencias siempre cambiantes, debe ser Cultivada, protegida y fomentada.
Mientras más sepamos sobre salud, en mejores condiciones estaremos para defendemos de
los factores que nos alejan del equilibrio ecológico.

El cultivo de la salud, que requiere un modo definido de vida, constituye en buena parte un
problema individual, cuya solución está en la educación. Sin embargo, como la salud es
también un fenómeno influido por factores sociales, la responsabilidad del individuo en su
mantenimiento no es total. Existen problemas colectivos de salud y enfermedad cuya solución
está más allá de las posibilidades individuales. Para alcanzarla se necesita la cooperación de
los individuos y de la sociedad.

Hay algunos asuntos básicos que considerar cuando uno se inicia en el estudio de los
problemas de salud y enfermedad:

a) La salud del individuo y la salud de la comunidad están directamente relacionadas con el


nivel de vida de la población. La provisión de un nivel de vida que cubra los requerimientos fi-
siológicos mínimos aceptables, es esencial para mantener la salud de la población. Ambiente
sano, alimentación y vivienda aceptables, educación para toda la población son pilares
ineludibles para construir la salud de la comunidad. Sobre estos pilares puede levantarse la
superestructura de los programas de salubridad.
b) La extensión de los beneficios médicos y sociales a toda la población es también esencial
para mejorar el nivel de salud.
c) El desarrollo normal del embarazo y del niño es la piedra angular de nuestro desarrollo
posterior.
d) La cooperación activa e informada del público y del Estado es de la mayor importancia en
el fomento de la salud de la comunidad.

El hombre y su ambiente interno

El hombre vive en un ambiente externo compuesto de factores fiscos diversos muchos de los
cuales tienen que ver directa-mente con su fisiología, tales como los gases del aire que respira,
los alimentos y el agua que ingiere, la protección que recibe de la vivienda y del vestuario, etc.
La vida humana y la salud son consecuencias del equilibrio entre el hombre y su ambiente; son
el producto de una interacción continua entre el organismo y el exterior.

La relación entre el ambiente externo y nuestro organismo se realiza a través del ambiente
interno o fisiológico, que está constituido por todos los líquidos orgánicos que bañan nuestras
células y por el intrincado mecanismo de tejidos, órganos y conexiones vasculares y nerviosas.
Los líquidos orgánicos, fluidos intracelulares, tisulares, linfa y sangre, constituyen el sustrato del
ambiente interno a través del cual se realizan lodos los cambios metabólicos entre el organismo
y el ambiente externo.

La sangre es el elemento que tiene contacto más íntimo con el ambiente externo. La circulación
de la sangre actúa como medio de transporte en la renovación de los fluidos titulares. La
notable constancia de la composición de la sangre es el resultado de una adaptación dinámica
a las condiciones cambiantes del ambiente externo. Para citar un solo ejemplo, recordemos
que PH de la sangre permanece abajo del 2 por ciento, a pesar de que incluyamos en la dieta
sustancias ácidas y alcalinas. El mecanismo adaptativo que mantiene la constancia de este
ambiente interno es múltiple: en ciertos casos se trata de simples reacciones de un solo tejido o
un órgano, en otros son actividades complejas en las que participan varios sistemas
(circulatorio, vasomotor, respiratorio, etc.). En todo caso, las actividades del organismo tienden
al mantenimiento de un ambiente interno constante. “La fijes del medio interno, es una
condición indispensable para la vida”, decía Claudio Bernard. La sangre ofrece a las células un
ambiente local constante, mientras su composición se mantiene por un complejo mecanismo de
coordinación de varios órganos. Sin embargo esta fijeza en la composición del ambiente interno
no es rígida; existen variaciones que permiten la adaptación del ambiente interno a las
condiciones cambiantes del ambiente externo.

Por lo tanto, si la ecología humana es el estudio del proceso de adaptación entre el organismo,
o grupos de organismos, y el ambiente externo, la fisiología es el estudio del proceso de
adaptación interna realizado por el organismo a través de toda su vida y en las diferentes
circunstancias que se le presentan. Cuando hablamos de adaptación interna estamos
incluyendo no sólo la correcta función de todos nuestros órganos (adaptación fisiológica) sino
también la adaptación psicológica y el desarrollo adecuado de la. Personalidad. Los lazos entre
la mente y el soma son tan estrechos que cuando nos referimos a la salud debemos pensar
simultáneamente en estos dos aspectos de nuestra actividad vital: fisiología y psicología. Los
desórdenes de nuestra fisiología van siempre asociados con alteraciones de mayor o menor
magnitud en nuestra mente; a la inversa, hay muy pocos desordenes mentales que no alteren
en una u otra forma nuestra fisiología.

De lo dicho se desprende que el conocimiento de nuestra fisiología es fundamental para


entender los mecanismos que mantienen la salud. Precisamente, la higiene personal, que es
un modo de vida para mantener buena salud, extrae sus reglas de la fisiología, Pero el
conocimiento de nuestra fisiología es incompleto si no incluyera el conocimiento de las
actividades más elaboradas del sistema nervioso que constituyen nuestra mentalidad. El
conocimiento de la naturaleza humana en todos sus aspectos (fisiológicos y psicológicos), es
indispensable para entender el problema de la salud y la forma de prevenir y tratar la
enfermedad. Entender la naturaleza humana significa no solo conocer nuestra biología y
fisiología sino también poseer capacidad psicológica o habilidad para apreciar los sentimientos
humanos y las motivaciones. La capacidad psicológica de un individuo depende principalmente
de su constitución emocional. Esta se ha formado a partir de las motivaciones de la infancia y
las experiencias de la vida posterior, pero puede ser influida y modificada por el análisis directo
o personal. La dificultad para entender la naturaleza humana, especialmente para los
estudiantes de medicina, reside en el hecho de no considerar al organismo humano como un
todo, como una unidad que funciona coordinadamente frente a los diversos estímulos.

A menudo los médicos descuidan este aspecto en el ejercicio profesional. Entender la


psicología del enfermo es tan importante en el tratamiento de la enfermedad como entender la
psicología del hombre sano en la conservación de la salud y prevención de la enfermedad. La
forma en que el medico aborda el estudio de la enfermedad de la persona que lo consulta es de
la mayor importancia. El enfermo esta preocupado psicológicamente de su enfermedad, en ese
momento la enfermedad es para el lo más importante en la vida. Las opiniones del medico y el
interés que demuestre por el paciente y por entender su "caso" son la ayuda más valiosa para
el buen éxito del tratamiento y para evitar complicaciones psicológicas. El médico debe estudiar
al paciente no como una entidad aislada sino como una persona y una personalidad que
procede de un grupo que lo influye en todo sentido. Si el médico es capaz de despertar en el
paciente un sentido de amistad y seguridad, entonces estará en las mejores condiciones para
entender la fisiología y psicología y la personalidad del consultante.

Personalidad significa todo lo que la persona es, la forma como reacciona y actúa y las
impresiones que produce en los demás seres vivos. La personalidad es el resultado de dos
tipos de influencia: la constitución individual y la experiencia ocurrida desde que su futuro
genético fue sellado en el momento de la concepción. La constitución no es una cosa fija, sino
un potencial que puede ser desarrollado o no y que puede ser modificado. De aquí que el factor
preponderante en nuestra personalidad sea la experiencia y especialmente la experiencia de
los primeros años de nuestra vida, en particular de los 7 a los 10 años. Estos serian los años
decisivos en la formación de nuestra personalidad; posteriormente los factores ambientales,
especialmente la educación, pueden modificar la personalidad dentro de ciertos límites en
sentido favorable o desfavorable para la salud mental. Esto es posible porque en todo ser
humano, aun después de los 10 años de edad, permanecen latentes muchas potencialidades
de su constitución. La expresión del mundo externo, a través de sus factores favorables o
desfavorables, puede alternativamente fomentar o inhibir las tendencias de nuestra
personalidad por períodos diversos e influir en nuestra salud mental y total.

El desarrollo adecuado de la personalidad (madurez mental y emocional) es tan importante


para nuestra salud como el desarrollo de nuestra fisiología. La inmadurez o falta de desarrollo
de la personalidad es el producto número uno de inadaptaciones emocionales y sociales; esta
en la raíz misma de muchos de nuestros problemas sociales y de salud.

El hombre y su ambiente externo

La vida es un sistema de interdependencias dinámicas entre la materia y el ambiente. Es


posible que la esencia de la actividad que llamamos vida esté constituida por una infinidad de
procesos metabólicos encadenados que se desarrollan en nuestro ambiente interno pero que
son activados y mantenidos desde el ambiente externo. Tan estrecha es esta dependencia que
la vida humana es imposible si el cuerpo no recibe permanentemente el aporte necesario de
gases, líquidos y sólidos del ambiente externo y sino elimina los residuos de toda esta
actividad. Cada organismo vivo, vegetal o animal, está en un proceso constante de adaptación
a su propio ambiente. La vida de los organismos vivos está inexorablemente relacionada a las
condiciones diversas del ambiente no solo con aquellas dependientes del ambiente geográfico,
sino también las del ambiente biológico (vida y actividad de otros organismos) y social. Vida y
ambiente (físico, biológico y social) son, pues, dos factores variables en permanente relación.
Una relación indisoluble, continua, durante toda la vida y específica para cada especie, para
cada raza, para cada organismo.

El problema de subsistir reside, por tanto, en los propios organismos vivos y no en el ambiente.
"Las probabilidades de sobrevivir para los seres vivos aumentan en la medida en que ellos se
adaptan entre sí y a su ambiente" (Leake). El hombre, como todo ser vivo, es influido
fuertemente por el medio ambiente en que actúa, y no escapa a las leyes de la ecología; pero a
diferencia de otros seres debido a un mayor desarrollo mental modifica el medio a su favor.
Mientras los demás seres vivos dependen de un medio ambiente natural que no dominan, el
hombre a través de su desarrollo cultural, lo ha ido controlando progresivamente. Esta es en
última instancia, la gran ventaja que el Homo Sapiens tiene sobre los demás animales. Una
ventaja producida casualmente por efectos de la evolución orgánica.

El problema central de la vida es, entonces, la adaptación a aquella condiciones que


proporcionan los materiales para la existencia. El problema principal de la adaptación se
relaciona con la nutrición. La adaptación, genética y somática, es la fuerza que nos protege y
conserva la vida. Pero la adaptación no es solo una fuerza conservadora, por cuanto el
ambiente esta siempre cambiando y exige cierto grado de variación. En la evolución orgánica,
la adaptación ha sido el proceso que ha mantenido las características de las especies y la
variación extrema la que ha creado nuevas características.

Adaptación al ambiente es un problema de poblaciones (adaptación comunal) más que un


problema individual (adaptación individual). El individuo se adapta al ambiente a través de la
selección genética y de las variaciones somáticas y psicológicas. La ecología se refiere, en
realidad, más a la adaptación comunal que a la individual. La adaptación de las poblaciones de
seres vivos a su ambiente físico, biológico y social, se realiza no a través de acciones indivi-
duales sino a través de la coordinación y organización de las acciones individuales para formar
una unidad funcional. Los problemas centrales de la ecología son, por lo tanto, la variación y la
adaptación de los organismos vivos a grupos de organismos frente al ambiente.

Lo que nace posible la vida es la interrelación dinámica entre el organismo y el ambiente


externo que proporciona los materiales y los estímulos para la actividad de la materia
organizada. La actividad de los organismos vivos tiene como finalidad la adaptación al
ambiente, puesto que ella depende de esta.

¿Qué es el ambiente y como actúa sobre nosotros?

El ambiente es todo aquello que existe fuera del organismo vivo, todo lo que nos rodea en el
universo externo. Es el medio físico, biológico y social en el cual el organismo vegetal o animal
vive. Incluye todos los factores o circunstancias externas ante las cuales el organismo
reacciona, o puede reaccionar. Estas circunstancias pueden influir positiva o negativamente la
actividad orgánica El ambiente está compuesto de una multiplicidad de factores que pueden
clasificarse así: ambiente inorgánico o geográfico, que incluye el clima, la topografía y todas las
condiciones mecánicas o inertes que nos rodean; ambiente orgánico o biológico, que incluye la
flora, la fauna y todas las manifestaciones de la vida que tienen influencia sobre el individuo o
el grupo; ambiente superorgánico o cultural, que incluye todo lo que el hombre ha inventado
como ser social.

De lo dicho se desprende que la ecología humana constituye más un estudio sociológico que
biológico, ya que se relaciona fundamentalmente con el problema central de la sociología que
es el desarrollo y organización de la comunidad. Lo cual no elimina el hecho de que la ecología
deba mucho a Darwin y haya contribuido al esclarecimiento de la teoría de la evolución.

Pero estos dos aspectos, el biológico y el sociológico, no constituyen todo el problema. La


comunidad humana es algo más que una organización de relaciones funcionales, y en este
sentido hay limitaciones para la ecología. La vida colectiva del hombre implica, en mayor o
menor grado una integración psicológica tanto como funcional.

El hombre y su ambiente social

El hombre no vive solo o aislado; la vida social es tan auténtica como la vida individual y tiene,
como ésta, su propia biología. Como individuo y como miembro de una familia y de una
colectividad, el hombre esta enlazado íntimamente, en estado de salud o de enfermedad con
las condiciones de la vida social presentes en el trabajo, en el hogar, en la escuela, en los
grupos, etc. y con las oportunidades económicas y culturales que le ofrecen.

Es evidente que así como el clínico necesita conocer la personalidad del paciente para el
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, debe también entender el complejo que llamamos
sociedad si es que está interesado en descubrir los factores sociales que influyen no sólo sobre
esa enfermedad sino también sobre la salud. Seria muy difícil entender al individuo como un
ser socializado si no comprendiéramos el mecanismo de la sociedad desarrollada.
La vida social está condicionada por el instinto gregario del hombre, o sea, por la tendencia a
vivir en grupos para defenderse de las contingencias y sobrevivir. La herencia es un factor en el
gregarismo humano. Pero no lo es todo, puesto que al comienzo el hombre vivía aislado o en
grupos muy pequeños formados por la familia y luego por los clanes de cazadores paleolíticos.

Muchos animales tienen también instintos gregarios y se reúnen para vivir en grupos. Pero las
sociedades humanas están basadas en la cultura y las de animales sólo en el instinto y en
características somáticas. Sin embargo, ambas tienen algún tipo de organización social similar.

En este sentido lo que distingue al hombre es su cualidad de portador y transmisor de cultura


que va siendo acumulada y aprovechada de generación en generación. En este largo proceso
de miles y miles de años el hombre ha llegado a depender del aporte y de la ayuda de los
demás miembros del grupo. Esta claro, entonces, que la mera existencia de un grupo no consti-
tuye una sociedad. El elemento social comienza a aparecer en el grupo cuando la gente se da
cuenta de las influencias mutuas que se ejercen entre los que viven agrupados. La
característica de la sociedad es el sistema de relaciones que establece, con cierta regularidad,
una conducta adaptativa de los individuos en el grupo organizado. La organización de la estruc-
tura social es la piedra angular de todas las sociedades humanas. Organización social significa
cultura, un proceso lento de aprendizaje y progreso colectivo que es, en su mayor parte,
inconsciente. La transmisión de esta organización y de los conocimientos acumulados por el
hombre de generación en generación y de sociedad en sociedad es lo que se llama herencia
cultural, la que, evidentemente, no es genética sino social.

La cultura es, pues, el modo de vida que adoptan las poblaciones. Según Melville J. Herskovits,
los aspectos incluidos en la cultura son muy variados pero podrían clasificarse así:

 Cultura material y sus secciones: tecnología, economía.


 Instituciones sociales: organización social, educación, estructuras políticas.
 Posición del hombre frente al Universo: sistemas de creencias, filosofía, ciencia, control
del poder.
 Estética: artes gráficas y plásticas, folklore, música, drama y danza.
 Lenguaje y escritura.

Todos estos aspectos de la cultura pueden estar relacionados directa o indirectamente con los
problemas de salud y enfermedad de la población.

Las sociedades humanas dependen en su organización de cuatro factores: la herencia


biológica, el ambiente natural, la cultura y el grupo. Las sociedades animales no humanas
dependen sólo de la herencia biológica y del ambiente. El proceso cultural en los animales es
muy limitado, al igual que las posibilidades de transmitir cultura.

La herencia biológica contribuye a la interrelación entre el individuo y la cultura. En sociología


todo aquello que el hombre aprende durante su vida es llamado cultura. El resultado de la
influencia de la cultura sobre el individuo no es debido sólo a la cultura misma sino también al
tipo biológico (herencia genética, constitución) del individuo que recibe la influencia. El
ambiente natural influye a través de todos los factores, físicos, biológicos y sociales, naturales o
desarrollados por el hombre. El factor cultural es de la mayor importancia en la vida del hombre
moderno: lo que aprendemos y lo que llegamos a ser dependen de la cultura particular en que
nacimos y el tipo de vida que seguimos va a estar condicionado en general por el ambiente
superorgánico en que nos desarrollamos. El grupo social tiene una conducta que en parte es
transmitida y en parte aprendida y que influye sobre la vida del hombre moldeando su
personalidad y su conducta individual. Los grupos sociales tienen la importante función de
transmitir la herencia social y cultural.

El individuo debe adaptarse a la vida social en estos niveles de influencia: recibe cierta
influencia biológica que le condiciona un potencial genético o constitucional favorable o
desfavorable; reacciona como un organismo vivo frente a su ambiente físico y biológico;
reacciona como una personalidad a través de la cultura; reacciona como miembro de un grupo,
como ser social, frente a la sociedad. Estas diversas exigencias de la sociedad y la manera de
reaccionar del individuo afectan continuamente la vida humana, tanto en la salud como en la
enfermedad.

De aquí que el conocimiento de los grupos que componen la sociedad y del proceso social es
esencial para entender la experiencia humana. Grupos diferentes tienen efectos diversos sobre
la personalidad. Los grupos actúan como tales, por relaciones interpersonales, y como
portadores de cultura. En la sociedad moderna no hay un solo individuo que este libre de la
influencia de los grupos sociales. De estos grupos el primario es la familia considerada como
unidad de convivientes, no necesariamente desde el punto de vista legal. Los vecinos del barrio
y los compañeros de la escuela pueden también considerarse corno grupos primarios. Más allá
de estos, están los grupos secundarios que se constituyen sobre la base del sexo, edad,
procedencia, intereses comunes, etc. Entre estos grupos secundarios los más importantes son
los ocupacionales o profesionales.

A medida que el individuo se relaciona con los otros miembros del grupo o grupos en que
actúa, asimila las experiencias, o sea la cultura, en tal forma que lo que la gente aprende y
piensa está condicionado por el ambiente social en que vive. Indudablemente que esto no es
un proceso rígido, y las variaciones se producen por las adquisiciones individuales. Si no
existiera esta variación no habría progreso social. Pero, en todo caso la personalidad del indivi-
duo es moldeada tempranamente, en sus rasgos fundamentales, por el grupo familiar, la
escuela, los grupos ocupacionales.
El que el grupo social permanezca estacionario o progrese hacia formas más elaboradas y
justas de convivencia depende de la visión que tenga de las tendencias de la cultura y del
proceso social e histórico. El hombre tiene en sus manos la posibilidad de acelerar o de frenar,
dentro de ciertos límites, el desarrollo cultural y, por lo tanto, el desarrollo social.

La altura, el aspecto físico, el color del pelo y muchas otras características somáticas y
biológicas están condicionados por los potenciales genéticos o hereditarios que recibimos. Son
características biológicas de la especie. El desarrollo social es parte de un proceso aprendido,
de un proceso de aculturación producido a través de la interacción social. En este sentido, el
desarrollo social no es un proceso individual sino colectivo. Evidentemente que cada individuo
debe asimilar la cultura; esto es lo que llamamos socialización del individuo o desarrollo social
de la personalidad. Por la interacción de estos dos procesos, el individuo y la población
aprenden la cultura y la ejercen.

El principio general de la socialización del individuo establece que el desarrollo social sigue las
mismas etapas que recorre el individuo, desde la conducta indiferenciada y simple del niño
hasta la específica y compleja del adulto aculturado. Al principio, el niño no es un ser social. Su
único interés por el mundo que lo rodea es la satisfacción de sus necesidades vegetativas.
Pero cuando se desarrollan los órganos de los sentidos, el interés del niño comienza a
centrarse en aquellas cosas relacionadas con la satisfacción de sus necesidades físicas. Esta
es la razón por la cual la madre es el objeto principal del interés del niño. A medida que el
individuo crece y pasa a formar parte de la sociedad, aprende los modos de vida del adulto, las
costumbres, las leyes y las normas sociales. Posteriormente, cuando se siente parte de un
grupo específico, adopta posiciones más concretas en la sociedad.

El desarrollo social del individuo no es independiente del desarrollo físico y mental. Se produce
conjuntamente en relación al desarrollo físico, mental, de la personalidad, de las emociones.
Por lo tanto, el desarrollo social del individuo debe ser considerado en términos de desarrollo fí-
sico y mental, de las características de la personalidad y del grado de madurez emocional.

El proceso de socialización no es igual para todos los miembros de la sociedad, porque su


punto de partida es diferente en los diversos grupos y luego está condicionado por las
circunstancias distintas de vida, de la familia, del grupo ocupacional, por la calidad de los
profesores de la escuela, etc. Por otro lado, influencias sociales similares producen reacciones
diferentes en los individuos debido a diferencias en inteligencia, madurez emocional, interés,
etc. Como resultado del proceso total de socialización, la conducta de la mayoría de los
individuos en una sociedad se nivela en muchos aspectos y en otros se hace diferente. La
actitud de la gente frente a problemas sociales individuales por ejemplo, depende más de la
situación social que de la naturaleza del individuo mismo.
De todo lo dicho en este capítulo podría concluirse lo siguiente;

1. La ciencia moderna considera al hombre como un organismo vivo muy sensible que vive
en un ambiente complejo que lo influye favorable o desfavorablemente y cuya existencia y
salud dependen de la capacidad para adaptarse a los múltiples factores físicos, biológicos y
sociales.

2. En su progreso hacia la civilización, el hombre ha podido modificar favorablemente muchos


factores del ambiente externo, pero también ha producido conflictos en el proceso de
adaptación, especialmente en relación a la vida social. Los defectos de la organización social
humana condicionan muchos de los problemas de salud del hombre. Las diferencias
económicas y culturales entre los grupos sociales figuran como la gran causa de la patología
social. La sociología ha demostrado, a su vez, que las contradicciones culturales en la sociedad
producen conflictos psicológicos en los individuos y son fuente de desórdenes mentales.

3. La sociedad y los grupos sociales que la componen influyen intensamente la conducta del
hombre y, en consecuencia, los estados de salud y enfermedad.
PROBLEMAS ECOLÓGICOS DEL HOMBRE MODERNO13

La evolución biológica es un fenómeno permanente para todos los seres vivos. El hombre no
hace excepción, pero esta también sometido al proceso de la evolución cultural motivado en el
fondo por la dinámica social. De aquí que nuevos problemas ecológicos surjan constantemente
para el hombre en la esfera de la adaptación social.

La cultura no es un epifenómeno que se agrega a la realidad biológica del hombre. El


fenómeno es de integración indivisible de tal modo que hombre, medio físico y ambiente
cultural pueden, ser concebidos como un ecosistema. Esto significa que la evolución del
hombre es doble, biológica y cultural, lo cual implica un proceso ecológico mucho más complejo
que el de los demás seres vivos. El problema se complica más porque la adaptación
Sociocultural no es genética sino aprendida, lo que introduce un factor muy grande de
variabilidad entre los grupos humanos, y porque la evolución sociocultural tiene su dinámica
propia que no tiene nada que hacer directamente con la evolución biológica. El darwinismo no
puede ser aplicado a la sociología, son dos cosas diferentes.

Hay quienes sostienen que el hombre alcanzó ya como especie, el límite de evolución
anatómica y fisiológica. No lo sabemos, en todo caso, nos quedan dos posibilidades ciertas;
continuar desarrollando las potencialidades del cerebro en base al trabajo colectivo y a la
incorporación de las masas al proceso intelectual, y conocer cada vez mejor el ambiente para
modificarlo en forma favorable a nuestra biología. En este último sentido, muchos biólogos
sostienen que el avance tecnológico ha contrarrestado en tal forma el proceso de la selección
natural en la población humana hasta hacerlo casi ineficaz.

Esto podría significar que el problema ecológico actual y futuro del hombre es más de
adaptación social que otra cosa. El conflicto surge al considerar que no parece existir
correlación directa entre los cambios sociales cada vez más rápidos y profundos y nuestras
posibilidades adaptativas a los nuevos cometidos y a las nuevas estructuras con igual rapidez.
Esta podría ser una explicación a los nuevos problemas del hombre contemporáneo: la
desadaptación social, la soledad en medio de la gran ciudad, la neurosis, la delincuencia
juvenil, los conflictos sexuales, las tensiones y angustias, la inseguridad.

La transformación de las condiciones de vida de más de 420 millones de habitantes en


América, en los aspectos biológicos socioeconómicos, políticos, e ideológicos se reflejan en la
salud del hombre americano en diversa forma y a través de varios mecanismos según el grado
de desarrollo alcanzado por los países. Por ejemplo, el aumento de las neurosis y de la
delincuencia infantil en los Estados Unidos de América parece responder a un proceso de
inadaptación de la población a condiciones de vida que rápidamente han cambiado en ese

13
Ibíd. Problemas Ecológicos del Hombre Moderno. Prensa Médica. México. 1981. Pp 27-30.
país, especialmente en lo que se refiere al grado decreciente de la protección familiar, que crea
en el joven inseguridad y temor.

En los países latinoamericanos, casi todos subdesarrollados, con alto incremento anual de la
población no seguido del incremento económico en igual proporción, se ha producido un
aumento en las necesidades humanas no satisfechas y, por este camino inverso, estas
poblaciones llegan a la inseguridad que agrava los problemas de un nivel subfisiológico de
vida. Por otro lado, la industrialización creciente, la urbanización y la situación política
internacional con el peligro de una guerra mortal, plantean conflictos individuales y colectivos
que modifican los sistemas de valores éticos, las situaciones individuales y los papeles
tradicionales de autoridad del hombre y la mujer, cambiando la dinámica familiar. Todo lo cual
tiene hondas repercusiones en la salud y en la personalidad.

Esto no significa que el desarrollo social produzca necesariamente trastornos de la salud,


especialmente de la salud mental. Todos los, aspectos del cambio social pueden ser hechos
beneficiosos si alcanzan a todos y a cada uno de los individuos de la población, favoreciendo el
proceso de adaptación ecológicosocial. La dificultad estriba en que los cambios sociales que se
están produciendo en muchos países desarrollados no alcanzan a toda la población por el
hecho de la estratificación social. El desarrollo social no proporciona necesariamente un
ambiente adecuado para la vida del hombre ni menos para el desarrollo cabal de su
personalidad si no esta dirigido a toda la población. Hay países desarrollados que están
llegando a la categoría de ''mal desarrollados" debido a que han creado un ambiente social de
gran tensión y de soledad para el hombre, un ambiente de enajenación social.

Esta situación esta en relación con el orden social; con la estructura económico-social que
determina el contenido y la forma del momento histórico analizado. Podría contestárseme que
este razonamiento es académico. Sin embargo, el hecho que más ha cambiado las condiciones
de vida, la conducta y la personalidad del hombre, ha sido el crecimiento espectacular de la
productividad a partir de la "revolución industrial" debido a su mecanización y luego a su
racionalización. Pero esta racionalización de la producción se ha hecho aisladamente, no
alcanzando al funcionamiento global de la sociedad salvo en el caso de las sociedades
socialistas. Esto ha conducido al hombre a la alienación (enajenación) de sus medios de
producción, fijando el aparato productivo como un poder exterior y superior al individuo, El
hombre ha perdido su espontaneidad; su personalidad se desarrolla siguiendo los cauces
fijados por ese tipo de sociedad y por ese tipo de actividad.

Esto no significa desconocer la participación concreta de los factores neurofisiológicos en la


determinación de la conducta humana. Pero ellos son los transmisores de los factores sociales
que son los reales motivantes de dicha conducta. De modo que también la vida psíquica sólo
puede comprenderse como un proceso ecológico en su continua interacción con las
condiciones biológicas y sociales. Es algo más que un reflejo simple de ambas. Sigue sus
propias leyes y sus propios mecanismos. De aquí que lo que llaman "naturaleza humana" vaya
cambiando con el desarrollo historicosocial.

Existe, por tanto, un problema ecológico muy serio para el hombre moderno que se expresa en
el conflicto personalidad-sociedad, al menos en dos formas: dificultad para lograr el desarrollo
cabal de la personalidad y dificultad para alcanzar ese estado que llaman "felicidad." La
personalidad del individuo es producto del desarrollo de sus potencialidades genéticas frente a
una sociedad con una estructura que la va moldeando o frenando. La verdadera felicidad
humana se debe encontrar en el desarrollo total de la personalidad, en la libertad social para el
desarrollo individual y en la capacidad para experimentar gratificaciones sensoriales.

La situación social existente en más de la mitad de los países de la tierra limita nuestra
pretensión de producir un individuo sano y feliz, porque las estructuras sociales lo impiden, aun
en los países desarrollados.

Relacionado con estos problemas está otro que se presenta en las sociedades estratificadas: la
clase de salud que la mayoría de la gente desea no es necesariamente la que los higienistas
concebimos como ideal. La mayoría desea un estado de adaptación que le permita alcanzar las
metas de interés individual, y sucede que estas metas habitualmente son la antítesis de lo que
nuestra biología necesita. La búsqueda de la salud y de la felicidad se guía en el hombre
moderno más por urgencias sociales que por necesidades biológicas. Lo tremendo es que esas
urgencias sociales son tan peculiares al hombre que no tienen significado para otros seres
vivos porque, en realidad, carecen de importancia para la sobrevida del individuo y de la
especie.

Un efecto similar tiene el conflicto existente entre la ignorancia y la salud. Una proporción alta
de la población humana ignora las cosas más elementales relativas al cuidado de su salud y
por esto los programas de salud pierden buena parte de su eficiencia. En América Latina éste
es un problema serio que se exterioriza por el alto porcentaje de analfabetos en la población. El
asunto se complica porque nuestra América morena es un mosaico de culturas y subculturas
mantenido por una población indígena importante y por otro porcentaje elevado de mestizos.
Existen cerca de 30 millones de individuos cuyos modos de vida y rasgos étnicos y culturales
son precolombinos (se refieran algunos de los ejemplos dados en el texto):

Argentina 120.000
Bolivia
Indígenas del altiplano 2.500.000
Selvícolas 50.000
Brasil
Principalmente Selvícolas 500.000
Colombia
Indígenas desde el punto de vista lingüístico 160.000
Población con rasgos culturales precolombinos 200.000
México
Indígenas desde el punto de vista lingüístico 3.200.000
Población con rasgos culturales precolombinos 6.000.000
Perú
Indígenas del altiplano 4.600.000
Selvícolas 350.000
Población con rasgos culturales precolombinos 2.600.000
Datos del Instituto Indigenista Interamericano, 1961

Por otro lado, las condiciones materiales de vida de esta gran población indígena son tan
deficientes que constituyen otro grave problema ecológico. A pesar de que el hombre es capaz
de adaptarse a casi todo tipo de ambiente, esto no supone necesariamente que la adaptación
se realice siempre en condiciones adecuadas para nosotros. De aquí surge otro problema
ecológico que es evidente en esta humanidad agrupada tan desigualmente. En cierto casos la
adaptación puede constituir desventajas causando trastornos a largo plazo. Es lo que parece
estar sucediendo con la contaminación atmosférica en los países industrializados, con la
desnutrición crónica en los subdesarrollados. La experiencia de los primeros muestra que el
hombre logra adaptarse con facilidad a altos grados de contaminación atmosférica. Pero esta
aparente adaptación a condiciones actuales producirá muchos trastornos en el futuro (cáncer,
bronquitis crónica, etc.) o deterioros materiales (casas, ropas, jardines, etc.). La adaptación al
hambre es una vieja historia. Estudios recientes indican que los que nacen en zonas
desnutridas se adaptan a esta situación y restringen inconscientemente su actividad física y
mental como compensación. Esta situación puede transformarse en un perjuicio posterior si se
produce un cambio social que acelere el desarrollo y la actividad de la población.

De todos los problemas ecológicos del hombre moderno, el que más lo tiene preocupado es el
de la llamada explosión demográfica o sea, el ritmo acelerado de crecimiento de la población
humana, especialmente en base a las poblaciones de las zonas subdesarrolladas. De nuevo
surge la antigua pugna entre los maltusianos (ahora neomaltusianos), que abogan por la
solución demográfica (control de la natalidad), y los que piensan que todavía "el mundo es
ancho y ajeno" y puede producir lo suficiente para alimentar a la nueva población si se lo
desarrolla adecuadamente. En realidad el problema es ecológico y debe mirársele tanto por el
lado de la población como por el del ambiente, según sean las circunstancias de cada país. Se
puede adaptar la población al ambiente (peligroso, si el ambiente no es el adecuado), se puede
adaptar el ambiente a la población (si aquél tiene posibilidades naturales para el desarrollo).
Para el caso de América Latina es evidente, y todas las cifras así lo indican, que el problema de
fondo no es tanto de crecimiento excesivo de la población (la natalidad está estancada o en
descenso, la densidad de población es muy baja, la mortalidad no puede descender más por
razones ambientales) como la falta de desarrollo social por escasa productividad, por la
desigual distribución de los beneficios (concentración económica) y por la dependencia
económica de intereses extranjeros.

Todo lo expresado indica que el concepto de adaptación y el fenómeno ecológico en el hombre


no son simples. Al contrario, le plantean difíciles problemas frente a los cuales no podemos
volver atrás y entregamos en brazos de la selección natural. Tenemos que continuar hacia
adelante llevados por la dinámica de la evolución social y luchando por orientarla de acuerdo
con nuestros intereses biológicos y sociales.

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