Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lo que espero es que trabajando algunas ideas que me preocupan y en las que pienso
respecto del psicoanálisis, podamos intercambiar juntos algunos problemas del trabajo
clínico, que creo es lo que nos reúne: la posibilidad de entender a nuestros pacientes.
Voy a trabajar ahora, una posición de desconocido, donde el analista se sitúa como
alguien que no sabe qué va a pasar, que tampoco sabe qué ha pasado, cuando hay un
proceso y que entonces esto requiere de investigación. Este titulo del trabajo se
transformó en el título de esta conferencia: “El trabajo analítico como búsqueda de
identidad”. Conversando con Avila Espada, surge una nueva idea de esto, que es la
búsqueda de identidad mutua, no solamente para el paciente, sino también para el
analista. Una posición del investigador y del trabajador científico desde lo imprevisible,
desde lo complejo; lo que Piera Aulagnier llama “lo imprevisto”, el trabajo con lo
imprevisto. Los clínicos permanentemente estamos sometidos al trabajo de lo imprevisto,
cada sesión es un imprevisto; entonces duelo, narcisismo y problemática identificatoria,
que en mi experiencia de consulta estoy observando cada vez más, aparecen como
conceptos que voy recogiendo y que he centralizado en este abordaje, en relación a la
problemática identificatoria.
Este asunto de la cura psicoanalítica se originó en mi a partir de un paciente que durante
ocho años se había analizado y de pronto, es como si yo hubiera mirado hacia atrás de
ese proceso y me hubiera empezado a preguntar ¿qué es lo que había trabajado? ¿qué
había pasado en ese proceso? Además, ¿qué le había pasado al paciente conmigo y qué
había pasado en relación a la cura? El paciente ¿estaba mejor? Y además, si estaba
mejor ¿en qué estaba mejor? Entonces, este punto acerca del resultado deseable de una
cura y acerca de lo deseable de una cura nos puede llevar a una búsqueda en el trabajo
con el proceso del paciente, y así encontrar cuestiones teóricas y clínicas contradictorias
y/o coherentes entre la teoría y la práctica.
En esta experiencia de búsqueda veo que hay una disociación entre los planteos teóricos
y los planteos técnicos, los planteos técnicos reales en el trabajo con el paciente. Este
apartamiento entre la teoría y la práctica necesita reafirmarse ya que no es posible
entender la teoría sin la clínica ni a ésta sin teoría. Sin embargo, estas disociaciones
juegan en nuestra profesión.
Otra idea que me preocupa es esta cuestión de reflexionar acerca de los objetivos del
análisis y de los ideales que se ponen en juego. El analista cuando trabaja pone en juego
sus ideales, su historia personal, su historia de formación, etc.
Gabel Joseph sostiene que hay que hacer del hombre un sujeto, una persona que pueda
ser lo mejor que ese sujeto puede ser, no lo mejor como una especie de rótulo, aún
psicopatológico, sino lo mejor que ese sujeto quiere y puede ser.
El concepto de sublimación también se podría conectar con el acceso a lo simbolico, y
ambos, con el objetivo de la cura.
El psicoanálisis actualmente está lleno de contradicciones y de teorías y por ende hay que
trabajar con estas condiciones y contradicciones.
Hay que tener una posición intersubjetiva, esta requiere de compromiso, supone la
participación del analista en el proceso, el analista está totalmente comprometido en el
proceso, sus cuestiones fundamentales, una nueva mirada: la contratransferencia, tal vez
muy atacada desde algunos modelos teóricos pero que siempre es imposible de eludir.
Entonces hay que reconocer en este sentido que actualmente la clínica tiene, y esto se lo
debemos a Lacan en mucho, una posición intersubjetiva, es decir, este compromiso del
analista donde va su propia análisis personal y todas las cuestiones fundamentales.
Hay que rescatar el concepto de que la psique está íntimamente involucrada con lo social,
es decir, que el sistema social deja marcas, deja improntas en la psiquis de cada uno de
nosotros en relación a algo más que la teoría del trauma. El tema del trauma compromete
el contexto social, la guerra, la violencia, las drogas, atender adolescentes ver el sentido
que para cada uno de ellos tiene la droga, como ve cada uno, incluso para el que no se
droga, como en realidad el psiquismo de cada uno es un enigma, esto tiene que ver con
que hay un contexto con cuestione muy concretas que no podemos eludir.
Otro tema es que el diagnóstico por estructura impide la creatividad en la clínica, me
gustaría tomar a Piera Aulagnier con su término “potencialidad psicótica” que son esas
marcas primitivas, muy primitivas, a veces puestas en el cuerpo que tiene que ver con el
pictograma y que luego pro alguna cuestión traumática en un puno de la vida resurgen
como psicosis, pero que tiene que ver con estos puntos.
A Finales del siglo XVIII, estaban las concepciones del tratamiento moral. En el último
cuarto del siglo XIX, aparece la hipnosis como alternativa de futuro en los testimonios
clínicos con los pacientes histéricos, aportador por Charcot y Gilles de la Tourette. Freud
entrará en contacto con estas propuestas, pero irá más allá de la hipnosis, al desvelar sus
insuficiencias, sentando las bases de un nuevo territorio terapéutico que denominó como
psicoanálisis. Este ámbito pasará a ser el eje conceptual de los demás tratamientos
psicodinámicos, los cuales se irán derivando, bien como desarrollos del psicoanálisis, bien
por diferencia con él. En este capitulo situaremos las bases conceptuales del
Psicoanálisis, sus controversias epistemológicas y sus principales líneas de desarrollo
ulterior, hasta el esbozo de sus orientaciones contemporáneas.
4. Controversias Epistemológicas
Tras la muerte de Freud en 1939, hay una evolución en la que jugara un papel destacado
la primera institución psicoanalítica, la IPA, que se crea en 1910, con el fin de ser una
institución garante de la integridad de la teoría y la practica del psicoanálisis. Entre sus
objetivos estaba el decidir lo que era psicoanálisis y lo que no era, y también seleccionar
entre los aspirantes al ingreso a la asociación, aquellos que cumplían los requisitos
establecidos. Además de los beneficios de toda asociación, para sus miembros constituia
una especie de mecanismo asegurador contra las disidencias como por ejemplo la de
Adler.
La IPA actualmente es una macro-asociación que cuenta con asociaciones componentes
en la mayoría de los países desarrollados, aunque las normas de control y admisión
tienen algunas variantes según las zonas. La IPA viene representando la salvaguarda de
la ortodoxia freudiana.
El insight no es el fín ultimo de una psicoterapia, sino que han de darse cambios en la
conducta. Tales cambios no van a cifrarse sólo en expresiones de conductas concretas
(excesos o defectos) referidas como síntomas, sino en la capacidad para resolver
problemas presentes o futuros o en la evolución hacia una manera de vivir mas
gratificante y abierta a las posibilidades. El cambio pasa asi a ser enunciado como el
objetivo último.
Cambio no debe considerarse equivalente a cura, la psicoterapia es un procedimiento de
ayuda, no un procedimiento de curación; es un conjunto de medios para facilitar el
desarrollo del cambio deseado mas que el camino para conseguir un cambio total y
permanente.
Huber destaca que la psicoterapia no se puede definir de forma estática sino que es
imprescindible hacer referencia a las características de la situación terapéutica y a los
elementos de su proceso. Establecer las condiciones para el cambio terapéutico ha sido
frecuentemente el medio utilizado para describir los procesos terapéuticos generales,
aquellos que caracterizan a toda intervención psicoterapéutica. Un acercamiento posible
al concepto de qué es psicoterapia puede basarse en la identificación de estos factores
generales o comunes. Strupp concreta en tres las condiciones esenciales para el cambio
a través de psicoterapia:
Muchos de los innovadores del psicoanálisis contemporáneo han asumido esta tarea, ir
más allá de Freud, sin cuestionar directamente los conceptos freudianos, pero
aprovechando las aportaciones que se han venido desarrollando desde dentro del
movimiento psicoanalítico en un siglo de historia.
Loewald hará una relectura de la obra de Freud desde diferentes ángulos, pero siempre
respetuosa y creativa en la que será eje central el papel del lenguaje en la construcción
de la subjetividad.
Loewald considera que los comienzos del lenguaje no son una traducción a partir de la
experiencia sensorial, sino una forma en sí de experiencia sensorial. Loewald distingue
entre la experiencia de un lenguaje primario, interno, oculto, de proceso primario, de un
lenguaje generalizable y diferenciado de proceso secundario, subrayando que lo esencial
es si hay o no conexión entre ambos modos de experiencia.
Si el lenguaje de proceso secundario queda desconectado del de proceso primario,
surgen estructuras psicopatológicas. La salud mental es contingente con la riqueza de la
experiencia que se genera cuando ambos lenguajes están en conexión, y pueden, por
tanto, utilizarse niveles de pensamiento primitivo y sofisticado; formas de organización
intelectual de nivel inferior y superior, sensuales y abstractas, de fantasía y en contacto
con la realidad, orientadas al pasado y al presente. El desarrollo saludable se caracteriza
por el diálogo e interdeterminacion entre estas diferentes formas de experiencia.
Loewald propone que tanto, el bebé como sus cuidadores, constituyen una unidad como
punto de partida para el desarrollo psicológico. Al principio no hay distinción entre el Si
mismo y los Otros, el Yo y la realidad externa, entre pulsiones y objetos de las mismas,
sino que todo ello constituye una especia de unidad originaria donde no hay nada que sea
original y único del bebé. Todo lo que surge en el bebé es producto de la interaccion. De
esta forma, Loewald se aleja bastante de Freud y se sitúa en la línea del psicoanálisis
relacional e intersubjetivo, aunque defiende que ésta es la línea en la que evolucionaba el
pensamiento de Freud, que quedó inacabado y que de manera natural hubiera llegado a
plantear el origen del psiquismo en su contexto natural interactivo. Para Loewald la
adquisición del símbolo es a la vez la creación de una experiencia nueva, donde el
símbolo da una nueva vida a lo simbolizado, mientras que las pulsiones son vistas como
estos de integraciones interpersonales precedentes, que derivan de las relaciones vividas
en la experiencia anterior, y que sirven en el presente como estímulos de las nuevas
experiencias interactivas que serán simbolizadas.
- Lo real, es lo que hay antes del lenguaje, durante el periodo de la vida en que el
niño es todavía infans, un real primitivo, no simbolizado, este mundo exterior que
rodea al infans. Son formas alternantes, presencia sobre un fondo de ausencia,
cuya aparición y desaparición conducirá al niño al juego del símbolo y al inicio dd
las primeras palabras, como el Fort Da. La presencia y ausencia de la madre no es
la única alternancia que produce lo real, también están el sueño y la vigilia, la
noche y día, el espacio y tiempo kantianos. Lo real está hecho de imposible,
también la interioridad del cuerpo constituye otra forma de lo real (el cuerpo de la
madre en particular), el cuerpo propio (lo constitutivo, lo biológico), las formas de la
naturaleza, el sol, la luna. Real y realidad no son lo mismo para Lacan. La realidad
es un montaje entre lo simbólico y lo imaginario. Lo real esta allí desde siempre.
- Lo simbólico, que es el registro del lenguaje, el mundo de las leyes, los códigos.
Un momento determinado de esta adquisición para Lacan es la culminación del
Edipo y la formación del SuperYo, una estructura simbólica como también lo es el
Ideal del Yo. La palabra es la representación de lo simbólico. Lo simbólico es la
realidad del lenguaje, y de ahí su importancia en lo que se refiere a la psicoterapia
psicoanalítica.
- Lo imaginario se instala a partir del narcisismo, cuya presentación óptica es lo que
intentó Lacan con su estadio del espejo. Como su nombre indica, tiene que ver
con las imágenes. Es la relación fundamental de un sujeto con otro. Se instala a
partir de esa relación dual primaria del niño con su semejante – ya sea otro niño, la
madre o la imagen que le devuelve el espejo- y que aún no proporciona
subjetividad mientras se mantenga la fusión yo-imagen. El niño no ve en el otro
más que un semejante con el que se confunde y se identifica (identificación
imaginaria, narcisista). En el mundo humano adulto, el dominio de lo imaginario, se
encuentra en las fantasias diurnas, las ensoñaciones, los sueños. En la
psicoterapia es particularmente importante que el sujeto se apropie
simbólicamente de sus fantasias, las integre, lo que en muchos casos de neurosis
es la mayor fuente de resistencias por parte del paciente.
La aportación mas original de Lacan fue el estadio del espejo. Se trata de un momento
del desarrollo del infans, entre los 6 y los 18 meses, confirmado por los experimentos
con monos de los psicólogos de la Gestal y significa un momento esencial del acto de
inteligencia. De este momento privilegiado se pueden entresacar nociones importantes
para la teoría psicoanalítica de la identificación.
En primer lugar la Identificación primaria narcisista, dual, imaginaria. Origen de todas
las identificaciones posteriores. Llena el vacío entre los dos términos de una relación
(cuerpo e imagen). Es alienante porque el niño no tiene ninguna distancia frente a ella,
es su doble (imagen del espejo o niño-otro). Confunde su cuerpo con el de su
semejante. Es la relacion en la que Lacan coloca de forma más genuina el origen de la
agresividad, que no se deriva de las frustraciones, sino del narcisismo. Aquí se da el
primer drama de la existencia, un momento esencial a conseguir: el advenimiento de
la primera experiencia de unidad y localización del cuerpo. Pero también determina
una relación alienante, la sujeción del niño a su imagen, a sus semejantes, a su
madre, al deseo de su madre, es la fijación psicótica. Luego tendrá lugar la
Identificación secundaria o paterna, el orden simbólico que coincidiría con la
instauración definitiva del SuperYo freudiano, y las relaciones triangulares, familiares y
sociales.
En nuestra opinión, es posible que tengan que pasar algunos años para poder valorar
con mayor precisión las auténticas aportaciones de Lacan, separándolas de la
ornamentación de su obra. Para Lacan su retórica y estilo eran muy importantes (el
estilo es el hombre) pues Lacan siempre fue consciente de su barroquismo. Llegó a
afirmar sin rubor que comprenderle llevaba su tiempo y exigía un proceso de
elaboración ya que lo que tenia que decir estaba inserto en su estilo. La aportación de
Lacan consistió, sobre todo, en el intento de una ordenación retórica y epistemológica
de los escritos freudianos, si bien, como se ha señalado en mas de una ocasión, ha
cometido algunos abusos.
- 2.5: Cristopher Bollas: Lo sabido no pensado
Green es uno de los autores del psicoanálisis actual de mayor relevancia. Pretende
integrar una teoría del lenguaje y de la representación sin reducir el psicoanálisis a un
juego de significantes lingüísticos. A partir de una detallada relectura de Freud, sin dejar
de revisar ni reelaborar ningún rincón de su obra, Green integra la propuesta lingüística de
Lacan con la elaboración de la relación objetal en Winicott. Pero fundando todo ello en la
teoría pulsional freudiana.
Green fue coherente desde el primer momento dada su posición teorica futura entre el
cuerpo y la psique pura entre Bion, Winicott y Lacan, entre la clincia arcaica y la
metapsicología mas freudiana, entre la madre objeto de la locura primaria y el padre
garante del triangulo edipico.
Green ha sabido mantenerse en contacto fecundo con las corrientes psicoanalíticas
opuestas.
Los principales conceptos son:
Green habría sido el primero en entender que no se puede prescindir de una teoría del
lenguaje y de la representación, pero que tampoco se puede reducir el psicoanálisis a un
juego de significantes lingüisticos como hizo Lacan. Establece también tres tipos de
discursos del paciente en función de su tonalidad afectiva. En el primer tipo el afecto
invade el discurso, lo densifica y compacta en exceso. En el segundo tipo el torrente
asociativo oculta el afecto y la transferencia. En el tercer tipo el ideal, silencio y discurso
se articulan y el afecto alimenta el tejido asociativo sin interrumpirlo. Ambos tipos de
afecto, primario y secundario, son en realidad indisociables, extremos polares de un
continuo.
Su concepción psicoanalítica del lenguaje parte de un supuesto “si el lenguaje es
mediación hacia el inconsciente, entonces hay que someter la palabra y sus condiciones
de producción a una modificación tal que la función mediadora se vuelva audible. En este
sentido destaca tres aspectos de los parámetros aludidos propios del encuadre:
privativos, coactivos y aumentativos. Conforma así el encuadre un dispositivo
psicoanalítico destinado a transformar hasta lo posible el aparato psíquico en aparato del
lenguaje. El encuadre guardian del análisis al modo en que el sueño lo es del dormir,
favorece la aparición de esos objetos de tercer orden, linguisticos, que sustituyen a los
objetos de la realidad psíquica y material. La función del encuadre es lograr una
metaforizacion polisémica: metáfora del sueño (constancia, restricción motriz, etc)
disminución de las barreras entre las realidades material y psíquica, vectorizacion de la
representacion de objeto hacia la representación de palabra en presencia del Otro. Este
dispositivo psicoanalítico permite que sobrevenga el otro del objeto, poniendo en juego la
teoría de la triangulación generalizada con tercero sustituible.
La teoría intersubjetiva implica una redefinición de los conceptos teóricos clásicos del
psicoanálisis que ahora son ubicados en un nuevo marco: el sistema paciente-terapeuta.
La metáfora central es el sistema o campo intersubjetivo, siempre cambiante en el que la
experiencia se conforma continuamente de manera recíproca, tanto a lo largo del
desarrollo, como en la situación terapéutica.
La metáfora central es el sistema o campo intersubjetivo, siempre cambiante en el que la
experiencia se conforma continuamente de manera recíproca, tanto a lo largo del
desarrollo, como en la situación terapéutica. Dentro de este campo se formula un léxico
que describe las subjetividades que interactúan en sintonía o mala sintonía. Así, se habla
de conjunciones y disyunciones. Hay conjunción intersubjetiva cuando los principios
organizadores de la experiencia del terapeuta sirven para aproximarse empáticamente a
los que rigen la experiencia del paciente, y disyunción cuando alteran de forma
fundamental la experiencia del paciente.
Otro concepto básico es el de principios organizador inconscientes, son la alternativa
motivacional a las pulsiones. Stolorow los define como los patrones recurrentes de las
transacciones intersubjetivas que se dan en el sistema niño-cuidadores lo que da lugar a
la creación de principios invariables que organizan inconscientemente la experiencia del
niño.
La resistencia se concibe, no sólo como la activación en primer plano de estados afectivos
defensivos propios del paciente, sino también como una respuesta al funcionamiento del
terapeuta. La transferencia se redefine como la experiencia del paciente de su relacion
con el terapeuta debida a los propios principios organizadores y a la activad del terapeuta.
Y la contratransferencia, como la experiencia del terapeuta de su relacion con el paciente
debida a sus principios organizadores y a la actividad del paciente.
Habla de impasse, entendido como una situación de estancamiento debida a una
disyunción que se prolonga en el tiempo: un malentendido sostenido e insidioso entre
paciente y terapeuta. El análisis del impasse es la via regia hacia la aceptacion de la
inevitabilidad de pensar en términos intersubjetivos ya que se pone de manifiesto en
primer plano la experimentación de una misma situación de dos formas contrapuesta,
debido a la diferente organización de los mundos subjetivos de paciente y terapeuta. De
esta forma, ocurre con el impasse lo que pasó anteriormente con la resistencia y la
contratransferencia, que pasaron de ser obstáculo a la buena marcha de la terapia a
constituirse en oportunidades para el progreso terapéutico, tras pasar por un proceso de
esclarecimiento y análisis.
Si todos los conceptos cambian al inscribirse en un marco intersubjetivo, lo que se
mantiene y hereda de la psicología del Self. Es el método de investigación empático-
introspectivo. Se investigan los principios organizadores de la experiencia del paciente a
través de la empatía, los principios organizadores de la experiencia del terapeuta, a través
de la introspección y por ultimo el campo psicológico formado por la interrelacion entre
ambos.
En este capítulo vamos a efectuar una síntesis de los principales aspectos técnicos que
caracterizan al psicoanálisis y a las psicoterapias psicoanalíticas que de él se derivan.
Freud que primero arranca con el método hipnótico, luego se desilusiona y se decanta por
introducir nuevas ideas, hilvanadas en su relación con Breuer, y al hilo de las reflexiones
plasmadas en los Estudios de la Histeria. La cura por la palabra que ya se perfila en el
método que Breuer usaba con Anna O, va a ser desarrollada por Freud en sus intentos de
establecer una teoría que explique la neurosis y por ende, su terapéutica.
Frente a la catarsis, liberadora de emociones traumáticas, pero en la que no hay lugar
para la elaboración, y al a hipnosis sugestiva, en la que, si bien traía a la consciencia lo
olvidado, el paciente dormido dependía de la reiterada actividad y control del terapeuta,
Freud va a optar por un paciente despierto. En esta situación el paciente descubre como
traer a su consciencia material reprimido, a través de la asociación espontánea. Ello
sucederá en el marco de una relación especial con el terapeuta que se ve teñida por la
transferencia. Desde 1896 Freud da primacía en su método a la llamada asociación libre
del paciente, correspondida con una atención parejamente flotante en el terapeuta.
El cambio estructural devendría del combate con lo reprimido del conflicto neurótico y sus
resistencias, en el terreno de la transferencia, mediante el desarrollo en el análisis de una
neurosis de transferencia. Freud roza en esa época la problemática de la
contratransferencia, y ya hacia 1915 ya están claramente establecidas las normas de
accesibilidad al análisis, la iniciación y el encuadre, también los instrumentos de trabajo.
El fin inmediato era la toma de consciencia del significado de los deseos inconscientes
conflictivos, para, tras ello, acceder a la meta mas lejana de la cura que se alcanzaría se
si se daban los oportunos cambios metapsicológicos en dichos conflictos y en el aparato
mental.
Explícita vs Implícita
Manifiesta vs Latente
Sintomática vs Estructural
Proceso de la demanda: Propuesta de Encuadre
Expresión-Clarificación-Respuesta Derivación
Rechazo por inconsistencia
El trabajo de la demanda permite pasar:
De la posición de objeto a sujeto, agente de la Demanda (Mediado por
los procesos de comunicación social en la sesión)
Una vez valoradas las características del sujeto y su demanda, la propuesta de un
encuadre de trabajo es la herramienta del clínico para la iniciación del tratamiento.
3. ELEMENTOS TÉCNICOS
3.1 Las técnicas de las que se diferencia la psicoterapia psicoanalítica
Se trata de:
El tratamiento puede ser descrito en cuatro fases: inicial, intermedia, avanzada y final. Y
hay fenómenos característicos en cada una de ellas.
La fase inicial, es un período que comprende el primer periodo de entrevistas desde que
comienzan los contactos clínicos hasta que terapeuta y paciente perciben que están ya de
hecho trabajando conjuntamente mediante una interdeterminacion de procesos, que
permite valorar que el proceso terapéutico que conducirá potencialmente al cambio se ha
activad y ahí encontramos:
UNIDAD 3
“Diagnóstico y Evaluación para la Psicoterapia Psicoanalítica” Pilar Ortiz Quintana
2. Analizabilidad
3. Proceso Psicodiagnóstico
1. La Demanda Terapéutica
Desde el punto de vista técnico, las primeras entrevistas tienden a ser algo más directivas
que las sesiones dentro del curso terapéutico, el terapeuta puede preguntar mas (aunque
nunca convertir la entrevista en cuestionario). Pensamos en un criterio de primeras
entrevistas minimas necesarias para poder aclarar ciertos puntos referidos al diagnostico,
indicación y acuerdo o compromiso de trabajo. Alargarlas conduce a la instauración de la
transferencia que no podrá abordarse plenamente.
Creo que es mejor evitar entrevistarnos con los consultantes cuando estamos seguros de
que no tendremos posibilidad de atenderlos. A veces, la experiencia demuestra que no
sólo al paciente le puede resultar difícil renunciar al primer profesional que lo ha recibido,
sino que también al mismo terapeuta le puede costar renunciar al caso.
El paciente nos puede explicitar claramente sus dudas, y hay que agradecer su franqueza
y nunca debemos dejarnos sorprender cuando la ambivalencia, la oposición o el rechazo
aparezcan.
Se considera un signo positiva cuando el paciente nos cuenta en la segunda entrevista
algo que sintió durante la primera entrevista.
Cuanto más estable sea el marco donde se desarrolla el proceso terapéutico, mas fácil
será observar las variaciones que aporta el paciente
En la rebelión del paciente seguramente hay algo de conflicto infantil inconsciente que se
expresa mas o menos revestido de formas o sutilezas adultas.
La prescripción estricta del espacio y tiempo que le corresponden, puede desvelar el
sentimiento de carencia, de querer o necesitar más e lo que concede el terapeuta; de
rechazo en cuanto a sentir que necesita menos o nada del terapeuta; puede asimismo,
movilizar aspectos de curiosidad infantil (edípica).
El factor tiempo moviliza también las dificultades relacionadas con la separación y el
reencuentro. Aca vemos los fallos en la asistencia, a las sesiones o el retraso. Mientras
que las de espacio vemos al paciente situado en el umbral de la sala de espera
controlando entradas y salidas.
El diván tiende a despertar angustia relacionada con la pérdida de control e indefensión,
sobre todo por el hecho de que el paciente no puede ver al terapeuta y en cambio se
siente observado de él.
El acuerdo económico puede constituir desde la perspectiva mas infantil o neurotica una
especie de herida narcisista para el paciente aunque como adulto entiende que ha de
pagar y lo hace. Los deseos infantiles desearían borrar la frontera de lo profesional y
mezclarlo con lo amistoso, afectuoso o erótico. Se ve en retrasar los pagos o no pagar.
Como en cualquier relación vinculante, los deseos de conocer al otro para hacerlo más
familiar, o tranquilizador, emergen inevitablemente en este contexto, pero estos deseos
expresados a través de la curiosidad en relación a la persona del terapeuta, no pueden
ser satisfechos.
Sabemos que este conflicto responde a un patrón relacional primario e inconsciente. El
paciente lo expresa en términos actuales pero el prototipo primitivo debe situarse en los
primeros límites que los padres imponen a los deseos y curiosidad infantil.
El manejo terapéutico adecuado consiste en mantener la misma actitud de neutralidad,
que define nuestro rol señalando o interpretando los aspectos de conflicto y los móviles
inconscientes que llevaron a reclamar determinada información. Responder a las
preguntas u otras demandas que el paciente puede plantear para romper nuestro
anonimato, serivirian tan solo para impedir la emergencia del conflicto. Con las respuestas
directas a las preguntas directas, cerramos interrogantes y puertas de acceso al
conocimiento de los determinantes primario y regresivos