Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2017
Optativa OG027
Situación Intervenida
La situación planteada excede por mucho las competencias de una institución educativa
secundaria.
Podemos generar hipótesis de trabajo, del llamado manifiesto “niño problema” ya que
comprendemos que sin dudas las vivencias de contextos sociales que vulneran situaciones
de abuso de niños, niñas y adolescentes es un factor que incide directamente en el desempeño
de cualquier sujeto en su ámbito académico.
El lugar de la institución y sus diferentes actores, los docentes, el psicólogo y la dirección,
pueden ser un factor determinante en el desenlace de este tipo de situaciones. Tanto por la
cantidad de tiempo que el adolescente pasa en el liceo como por el hecho de que al tratarse de
un institución estatal tiene la obligación de actuar de oficio.
Población de liceos de ciclo básico: niños y niñas en plena transición de la escuela al liceo, de
la niñez a la adolescencia. Movimiento de desprendimiento voluntario o no, de seguridades
propias de la infancia y vida escolar. Entrada a la masificación (de grupos de pares y
docentes), choque en la búsqueda de la identidad propia, de la autonomía frente a la
muchedumbre y la rigidez de una institución heredada de la modernidad. La adolescencia es
una etapa evolutiva, biológicamente reflejada por los cambios corporales y la alteración
hormonal. Como consecuencia psicológica inmediata tenemos un sujeto que se está
descubriendo (con el estrés inherente), con desajustes emocionales, inadecuación corporal,
aislamiento, entre otros trastornos.
Para acercarnos a la comprensión de los contextos de trabajo con los que se encuentran los
psicólogos educacionales, analizaremos algunos rasgos trabajados en “El arte de reducir
cabezas” D. Dufour (2007) y “Los retos de la educación en la modernidad líquida” Bauman
(2005). Ambos autores nos plantean un escenario que se define por el fin de la modernidad y
el auge del neoliberalismo económico. Esta posmodernidad o “modernidad líquida” se
caracteriza por una velocidad y superficialidad de las vivencias y los acontecimientos, el fin
de las certezas y los valores de la época anterior, cuya institución estandarte de la misma era
la Educación Pública. Los espacios educativos públicos se han visto reducidos a contención
de los grupos conflictivos (adolescentes) y “entrenamiento” de habilidades para la posterior
inserción laboral. Misión que cumple con poco éxito, ya que sus aspectos definitorios siguen
siendo anacrónicos. Los rasgos de la modernidad líquida que si han asimilado son los de
anular por completo las subjetividades. A través de procesos de consumo, y globalización
donde los modelos validos son uno para todos.
El neoliberalismo por su parte se propone terminar con el sujeto crítico. Liberado de la
influencia de los valores clásicos es librado a sí mismo, sin finalidad. Atrapado en el aquí y
ahora, sin capacidad de autoproyectarse. Los medios masivos de comunicación, la búsqueda
de satisfacción inmediato que venden, la soledad a la que está confinado, tienen como
consecuencia una mala constitución simbólica del sujeto, por lo tanto un pobre desarrollo
psíquico.
A pesar de las limitaciones y crisis que la época posmoderna impone a la institución “liceo”,
esta sigue siendo un espacio de encuentro para el adolescente, con sus pares y con los adultos
(intergeneracional). Tiene la potencialidad de generar dinámicas alternativas de encuentro.
De diálogo, de familiaridad y cotidianeidad que permita la creación de discursos propios y
alternativos.
La psicología educativa es una rama de la psicología cuyo objetivo de estudio son las formas
en las que se produce el aprendizaje humano dentro de las instituciones, centros educativos.
La misma estudia cómo aprenden los estudiantes y en qué forma se desarrollan; intenta
aportar soluciones para el desarrollo de los planes de estudio , la gestión educativa los
modelos educativos y las ciencias cognitivas. Uno de sus objetivo es comprender las
características principales del aprendizaje en la niñez. la adolescencia, la adultez y la vejez.
Los psicólogos educacionales elaboran y aplican distintas teorías sobre el desarrollo humano
que suelen ser consideradas como etapas de la madurez.
Piaget ha sido un importante referente para la psicología educativa, gracias a su teoría de que
los niños/ sujetos atraviesan diferentes etapas de capacidad y desarrollo cognitivo durante su
crecimiento hasta alcanzar el pensamiento lógico abstracto, en los 11 años de edad
aproximadamente, la psicología educacional tiene en cuenta las distintas características y
capacidades de la persona, su “singularidad” estas diferencias se potencian con el constante
aprendizaje.
Su objetivo es lograr obtener conocimientos que permitan optimizar las prácticas educativas,
contribuir a la generación de conocimientos.
La psicología educacional tiene tanta historia como la disciplina madre. En un comienzo
dedicada a el estudio de las diferencias individuales y elaboración de test para evaluar los
procesos de aprendizaje de los sujetos. Por otra parte trabajos de autores como Coll (1998)
que proponen que el objeto de la psicología educacional está en las dinámicas con sus
problemas y dificultades dadas en el vínculo educativo dentro de las instituciones.
Otras corrientes plantean que el lugar del mismo en el medio educativo y su función han
estado históricamente envueltos en controversia. Apareciendo como una especie de
“Asistente Social” hasta “Psicólogo Clínico” , pero en todas sus manifestaciones se encuentra
con distintos grados de resistencia por parte de docentes y pedagogos.
En el artículo “Contribuciones para pergeñar la práctica del psicólogo de la educación en
Colombia” de F. Rengifo y Nuria Castells (2003), se plantean que la clave de la psicología
educacional es a partir de la reflexión y la práctica generar conocimientos teóricos para poder
lograr intervenciones ajustadas a la realidad educativa que incluya los aspectos cognitivos e
interpsicológicos de forma integral. En lo interpsicológico vemos una relación con la
psicología social: “Como psicología social de la educación es tanto psicología de las personas
como de los grupos: personas en comunidad, ya que el individuo nunca existe aislado. Es una
psicología que se orienta a una intervención sistémica en la institución escolar (y en otros
ámbitos educativos: familia, laboral, medios de comunicación, ocio, etc” Redondo, J. (2011).
Esta definición se ajusta a la del Psicólogo inserto en el medio educativo, excluyendo a los
que teorizan sobre las prácticas y procesos educativos. En muchos casos el rol del psicólogo
es restringido al de evaluación de “alumnos problema”
Posibles alternativas
El psicólogo/a deberá alejarse del enfoque clínico y psicodiagnóstico del “alumno problema”,
para llevar adelante una práctica y mirada psicosocial con un rol de promoción y protección
de derechos y posibilidad de cambios.
Se deposita al psicólogo en el lugar de médico curandero, es el que debe de solucionar el
problema subyacente en el niño.
En este caso, al no tener mucha información solo podemos imaginar para llenar los blancos.
Parecería ser que el rol del psicólogo es “controlado” por la Dirección, que envía al joven
para evaluar la situación y ver que pasos seguir.
Estamos de acuerdo en que si se constató una situación de violencia se trabaje con las
autoridades pertinentes (en este caso INAU). No como una derivación absoluta (quitarse el
problema de encima), sino como un trabajo en red. Siendo el liceo un espacio conocido por el
adolescente con potencialidad de volverse un lugar de sostén y desarrollo.
Podría llevar adelante acciones que faciliten la integración del joven con los pares, así como
un acompañamiento en el proceso dentro de las acciones tomadas por INAU.
Proponemos trabajar con todos los actores de la institución educativa, realizar una lectura de
las dinámicas los procesos institucionales, una integración de la psicóloga más activa a la
cotidianeidad y al trabajo del liceo. Con propuestas propias, que facilite co-pensar la realidad
del centro de estudios, trabajando la perspectiva de institución como sujeto de intervención,
tomando en cuenta el conocimiento del alumnado y el equipo docente, así como plantearse
como una figura más en la que los jóvenes puedan acudir para plantear sus inquietudes.
La educación no debería ser un “territorio en disputa” sino un espacio de encuentro e
intercambio entre diferentes disciplinas en pos del enriquecimiento y la cooperación. Mm
Mediante talleres cultivar la creatividad, la sociabilidad, educar la totalidad del ser humano.
Considerar la enseñanza como un curso que podría trascender el aula y que puede llegar a ser
útil para su vida.
BIBLIOGRAFÍA