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Modelos de intervención en psicología educacional

2017

Optativa OG027

Tania Morales 4.996.073-4


Valentina Camacho 5.008.876-1
Patricio Flores 4.099.431-0
Ma. Isabel Martínez 4.477.387-1
Consigna: a partir de un caso, analisar la actuación del Psicólogo/a y posibled alternativas.

Situación Intervenida

● Adolescente varón de 13 años.


● Cursando 1er año de Ciclo Básico en Liceo Público del Prado Norte.
● Núcleo familiar: madre y abuela.
● Problemas conductuales y de relacionamiento con pares y docentes.
Agresividad y aislamiento.
Episodio 1:​ ​ En discusión con otro compañero, agarra un banco y lo arroja al aire.
Episodio 2: Compañero de clase observa que dentro de su mochila tiene una cuchilla,
le informa a un docente de confianza.

Acciones tomadas por la Institución:

Es derivado por el docente a la dirección y de esta a la Psicóloga, la que resuelve una


entrevista inicial con el joven. Que expresa tener la cuchilla en la mochila por miedo a su
madre (dormía con ella bajo la almohada y la llevaba a todas partes).
Se pide una entrevista con la madre, para pedir antecedentes de estudios psicológicos (si los
tuviera) y evaluación primaria de la situación familiar.
Se constata q​ue el joven es víctima de una situación de violencia intrafamiliar, ejercida por su
madre y su abuela.

Intervención​: Se deriva la problemática a profesionales del Instituto del Niño, Niña y


Adolescente del Uruguay.

L​a situación planteada excede por mucho las competencias de una institución educativa
secundaria.
Podemos generar hipótesis de trabajo, del llamado manifiesto “niño problema” ya que
comprendemos que sin dudas​ las vivencias de contextos sociales que vulneran situaciones
de abuso de niños, niñas y adolescentes es un factor que incide directamente en el desempeño
de cualquier sujeto en su ámbito académico.
El lugar de la institución y sus diferentes actores, los docentes, el psicólogo y la dirección,
pueden ser un factor determinante en el desenlace de este tipo de situaciones. Tanto por la
cantidad de tiempo que el adolescente pasa en el liceo como por el hecho de que al tratarse de
un institución estatal tiene la obligación de actuar de oficio.

Población de liceos de ciclo básico:​ niños y niñas en plena transición de la escuela al liceo, de
la niñez a la adolescencia. Movimiento de desprendimiento voluntario o no, de seguridades
propias de la infancia y vida escolar. Entrada a la masificación (de grupos de pares y
docentes), choque en la búsqueda de la identidad propia, de la autonomía frente a la
muchedumbre y la rigidez de una institución heredada de la modernidad. La adolescencia es
una etapa evolutiva, biológicamente reflejada por los cambios corporales y la alteración
hormonal. Como consecuencia psicológica inmediata tenemos un sujeto que se está
descubriendo (con el estrés inherente), con desajustes emocionales, inadecuación corporal,
aislamiento, entre otros trastornos.
Para acercarnos a la comprensión de los contextos de trabajo con los que se encuentran los
psicólogos educacionales, analizaremos algunos rasgos trabajados en “El arte de reducir
cabezas” D. Dufour (2007) y “Los retos de la educación en la modernidad líquida” Bauman
(2005). Ambos autores nos plantean un escenario que se define por el fin de la modernidad y
el auge del neoliberalismo económico. Esta posmodernidad o “modernidad líquida” se
caracteriza por una velocidad y superficialidad de las vivencias y los acontecimientos, el fin
de las certezas y los valores de la época anterior, cuya institución estandarte de la misma era
la Educación Pública. Los espacios educativos públicos se han visto reducidos a contención
de los grupos conflictivos (adolescentes) y “entrenamiento” de habilidades para la posterior
inserción laboral. Misión que cumple con poco éxito, ya que sus aspectos definitorios siguen
siendo anacrónicos. Los rasgos de la modernidad líquida que si han asimilado son los de
anular por completo las subjetividades. A través de procesos de consumo, y globalización
donde los modelos validos son uno para todos.
El neoliberalismo por su parte se propone terminar con el sujeto crítico. Liberado de la
influencia de los valores clásicos es librado a sí mismo, sin finalidad. Atrapado en el aquí y
ahora, sin capacidad de autoproyectarse. Los medios masivos de comunicación, la búsqueda
de satisfacción inmediato que venden, la soledad a la que está confinado, tienen como
consecuencia una mala constitución simbólica del sujeto, por lo tanto un pobre desarrollo
psíquico.

“En lo esencial, el acceso a la simbolización se franquea, desde siempre, simplemente


realizando la actividad más antigua del hombre, el discurso oral frente a frente”​ (D. Dufour,
2007. Pág. 146).

A pesar de las limitaciones y crisis que la época posmoderna impone a la institución “liceo”,
esta sigue siendo un espacio de encuentro para el adolescente, con sus pares y con los adultos
(intergeneracional). Tiene la potencialidad de generar dinámicas alternativas de encuentro.
De diálogo, de familiaridad y cotidianeidad que permita la creación de discursos propios y
alternativos.

Nos apoyaremos en el texto “Las instituciones, protección y sufrimiento” de L. Fernández


(2001) para acercarnos a la comprensión del contexto donde estalla la situación.
Las instituciones como reguladoras a través de las dinámicas grupales de comportamientos
individuales, están presentes a lo largo de todo el desarrollo del sujeto, pautando los tipos de
socialización del mismo. Instituciones que van de mayor a menor rigidez en sus consignas
estructurales.
La familia, las instituciones educativas, entes reguladores estatales o privados, entre otras.
Inciden en la internalización de las “normas” sociales por parte del individuo. Estas directivas
se presentan de múltiples formas, sin escapar a las contradicciones, dado que el conjunto
social es heterogéneo.
La institución expresa la posibilidad de lo grupal o lo colectivo para regular el
comportamiento individual, refiere a normas o valores como amplia penetración a la vida de
los individuos, para lograr determinados grupos sociales fuertemente definidos. Las mismas
representan aquellos custodios del orden a lo establecido que dan al individuo la protección
de una lógica con la cual organizar su mundo.
Lo instituido es representado por lo estable, rígido o fijo.
En el caso que nos compete encontramos un adolescente proveniente de una “institución
familiar” con códigos violentos que lo vulneran gravemente como “sujeto de derechos”.
Considerando la etapa evolutiva con su particular “fragilidad”, el impacto de esta situación de
vida,​ nos deja reflexionar que la misma​ afectará todas las áreas de desarrollo del joven
condicionando su actuar y sentir.
En el marco institucional liceal, los mensajes tienen tintes contradictorios.
Por un lado “la violencia” a través de diferentes manifestaciones es un medio válido de
interacción y control entre pares (adolescentes). La postura de la población adulta es la de
resolver conflictos y vincularse a través del diálogo pero con un rol de autoridad y poder
concentrado. Con graves limitaciones para su desarrollo como el poco tiempo para generar
lazos de confianza y contención para los alumnos.
Retomando a L. Fernandez, en nuestro caso, considerando al ser humano como un ser social,
constituidos en la trama de relaciones, las que marcan sus repertorios comportamentales. La
acción de “arrojar un banco al vacío” o “autoaislarse” es la resultante de una serie de
determinantes que al sujeto lo desbordan: la violencia familiar, la imposibilidad de poner en
palabras las frustraciones en el contexto liceal y la falta de referentes en quien apoyarse.
De todas formas podemos ​lee​r las acciones del adolescente como una demanda de ayuda
implícita ​hacia ​ la institución educativa.
La educación condiciona al sujeto lo disciplina, la enseñanza es capaz de generar el
desarrollo o no del sujeto.

El rol del psicólogo

La psicología educativa es una rama de la psicología cuyo objetivo de estudio son las formas
en las que se produce el aprendizaje humano dentro de las instituciones, centros educativos.
La misma estudia cómo aprenden los estudiantes y en qué forma se desarrollan; intenta
aportar soluciones para el desarrollo de los planes de estudio , la gestión educativa los
modelos educativos y las ciencias cognitivas. Uno de sus objetivo es comprender las
características principales del aprendizaje en la niñez. la adolescencia, la adultez y la vejez.
Los psicólogos educacionales elaboran y aplican distintas teorías sobre el desarrollo humano
que suelen ser consideradas como etapas de la madurez.
Piaget ha sido un importante referente para la psicología educativa, gracias a su teoría de que
los niños/ sujetos atraviesan diferentes etapas de capacidad y desarrollo cognitivo durante su
crecimiento hasta alcanzar el pensamiento lógico abstracto, en los 11 años de edad
aproximadamente, la psicología educacional tiene en cuenta las distintas características y
capacidades de la persona, su “singularidad” estas diferencias se potencian con el constante
aprendizaje.
Su objetivo es lograr obtener conocimientos que permitan optimizar las prácticas educativas,
contribuir a la generación de conocimientos.
La psicología educacional tiene tanta historia como la disciplina madre. En un comienzo
dedicada a el estudio de las diferencias individuales y elaboración de test para evaluar los
procesos de aprendizaje de los sujetos. ​Por otra parte trabajos de autores como Coll (1998)
que proponen que el objeto de la psicología educacional está en las dinámicas con sus
problemas y dificultades dadas en el vínculo educativo dentro de las instituciones.
Otras corrientes plantean que el lugar del mismo en el medio educativo y su función han
estado históricamente envueltos en controversia. Apareciendo como una especie de
“Asistente Social” hasta “Psicólogo Clínico” , pero en todas sus manifestaciones se encuentra
con distintos grados de resistencia por parte de docentes y pedagogos.
En el artículo “Contribuciones para pergeñar la práctica del psicólogo de la educación en
Colombia” de F. Rengifo y Nuria Castells (2003), se plantean que la clave de la psicología
educacional es a partir de la reflexión y la práctica generar conocimientos teóricos para poder
lograr intervenciones ajustadas a la realidad educativa que incluya los aspectos cognitivos e
interpsicológicos de forma integral. En lo interpsicológico vemos una relación con la
psicología social: “Como psicología social de la educación es tanto psicología de las personas
como de los grupos: personas en comunidad, ya que el individuo nunca existe aislado. Es una
psicología que se orienta a una intervención sistémica en la institución escolar (y en otros
ámbitos educativos: familia, laboral, medios de comunicación, ocio, etc” Redondo, J. (2011).
Esta definición se ajusta a la del Psicólogo inserto en el medio educativo, excluyendo a los
que teorizan sobre las prácticas y procesos educativos. En muchos casos el rol del psicólogo
es restringido al de evaluación de “alumnos problema”

“En la actualidad la psicología de la educación es mayoritariamente visualiza como una


disciplina puente entre los conocimientos generados por la psicología científica y la
educación y que comparte su objeto de estudio con otras ciencias que se preocupan de la
educación. Estudia los procesos educativos con una triple finalidad:
1. Contribuir a la elaboración de una teoría que permita comprender y explicar los
procesos educativos.
2. Ayudar a elaborar procedimientos, estrategias y modelos de planificación e
intervención que permitan orientar estos procesos en una dirección determinada.
3. Colaborar en la instauración de prácticas educativa más eficaces, más satisfactoria y
más enriquecedoras para las personas que participan de ellas” J.V. Tamayo 2007.

A esta definición le agregaremos la búsqueda de estrategias, creación de programas y


proyectos que colaboren e incentiven el bienestar emocional y psíquico de las comunidades
presentes en los establecimientos educativos y en toda su red.
No podemos olvidar que el profesional de la psicología es ante todo un agente promotor de
salud y bienestar. Por lo cual es necesario su aporte en todos los contextos sobre todo en lo
institucional a cargo de la formación de las nuevas generaciones.

Lugar del psicólogo en el caso de estudio.

El psicólogo adopta ​ un rol orientador, asesor de la parte directiva del liceo.


Por lo que su intervención estará marcada por la función y las expectativas asignadas por la
dirección (de corte más clínico diagnóstico).
No se trataría de una intervención preventiva (quizás para futuras actuaciones). Sino de
evaluación de la problemática y posterior orientación sobre las acciones pasibles de ser
tomadas por la institución y por el joven.

Posibles alternativas

El psicólogo/a deberá alejarse del enfoque clínico y psicodiagnóstico del “alumno problema”,
para llevar adelante una práctica y mirada psicosocial con un rol de promoción y protección
de derechos y posibilidad de cambios.
Se deposita al psicólogo en el lugar de médico curandero, es el que debe de solucionar el
problema subyacente en el niño.
En este caso, al no tener mucha información solo podemos imaginar para llenar los blancos.
Parecería ser que el rol del psicólogo es “controlado” por la Dirección, que envía al joven
para evaluar la situación y ver que pasos seguir.
Estamos de acuerdo en que si se constató una situación de violencia se trabaje con las
autoridades pertinentes (en este caso INAU). No como una derivación absoluta (quitarse el
problema de encima), sino como un trabajo en red. Siendo el liceo un espacio conocido por el
adolescente con potencialidad de volverse un lugar de sostén y desarrollo.
Podría llevar adelante acciones que faciliten la integración del joven con los pares, así como
un acompañamiento en el proceso dentro de las acciones tomadas por INAU.

Proponemos​ trabajar con todos los actores de la institución educativa, realizar una lectura de
las dinámicas los procesos institucionales, u​na integración de la psicóloga más activa a la
cotidianeidad y al trabajo del liceo. Con propuestas propias, que facilite ​co-pensar la realidad
del centro de estudios, trabajando la perspectiva de institución como sujeto de intervención,
tomando en cuenta​ el conocimiento del alumnado y el equipo docente, así como plantearse
como una figura más en la que los jóvenes puedan acudir para plantear sus inquietudes.
La educación no debería ser un “territorio en disputa” sino un espacio de encuentro e
intercambio entre diferentes disciplinas en pos del enriquecimiento y la cooperación. Mm
Mediante talleres cultivar la creatividad, la sociabilidad, educar la totalidad del ser humano.
Considerar la enseñanza como un curso que podría trascender el aula y que puede llegar a ser
útil para su vida.

BIBLIOGRAFÍA

● Bauman, Z. “Los retos de la educación en la modernidad líquida”. 2005. Editorial


Gedisa. España.
● Castells, N. Y Rengifo, F. “Contribuciones para pergeñar la práctica del psicólogo de
la educación en Colombia”. 2003. Recuperado:
www.redalyc.org/artículo.oa?id=21301207

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