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Historia mínima de la lengua española
optaron por hacer contratos con los germanos, mediante los cua-
les éstos se obligaban a defender las fronteras a cambio de las
dos terceras partes de las tierras que dominaran; la otra terce-
ra parte se reservaba a los terratenientes romanos. Los francos y
los burgundios se asentaron en Galia; los godos en Dacia, desde
donde, divididos en ostrogodos (godos del este) y en visigodos
(godos del oeste) se dirigieron, los primeros, al norte de Italia, y
los segundos a Galia e Hispania. Suevos y vándalos dejaron sus
territorios en Europa central y también pasaron a Hispania.
El emperador Diocleciano [IV. 4,5] un exitoso jefe militar que
contuvo la amenaza de invasión al oriente del Imperio por los
sasánidas procedentes de Persia, dividió la administración del
imperio entre cuatro césares, la llamada tetrarquía: él mismo y
Cayo Aurelio Valerio Maximiano se consideraron coemperadores
en Italia; a Constancio, otro jefe militar, le correspondió gober-
nar Hispania, Galia y Britania; a Galerio Siria, Palestina, Egipto
y las fronteras orientales (IV. 3); [IV. 6-10].
A pesar de la tetrarquía, Diocleciano buscó ejercer un poder
único sobre el imperio. Logró un importante cambio en la recau-
dación de impuestos, tanto para allegarse más fondos como para
dar un trato más justo a los ciudadanos, pero los gastos milita-
res en cada provincia superaban cualquier control central del
dinero, por lo que los jefes militares provinciales o duces (dux,
duces > duque) se ocupaban de recabar los impuestos que, a su
juicio, requerían la conservación de la paz y la defensa de las
fronteras. Eso llevó a un cambio determinante de la condición
social de los habitantes: los antiguos ciudadanos, orgullo de la
Pax Romana, se volvieron paulatinamente siervos de los duques;
los artesanos y los campesinos quedaban obligados a equipar y
mantener al ejército. Era ya el germen del feudalismo, aunque,
como se verá, no se produjo en Hispania como en otras regio-
nes de Europa.
Varios años después de la muerte de Diocleciano, el empera-
dor Constantino [IV. 11], hijo de uno de los tetrarcas, logró derro-
Los visigodos