El sofista en su forma de enseñanza consideraba necesario conseguir un aprendizaje
en el discípulo con tendencia a sacar provecho al entablar un diálogo ante un
adversario, por lo tanto, el uso de la dialéctica combinado con riguroso método de discusión deben conseguir el objetivo antes mencionado; también se dice que aparte de usar el arte de persuadir, se trabajaba con la enseñanza del arte de hablar, pues se considera relevantemente que el hombre político imponga su punto de vista por medio de la palabra contundente y veraz, considerando la retorica un aspecto fundamental en las enseñanzas ofrecidas. Dentro de su forma de trabajo se vislumbra el fuerte uso del aspecto de la teoría y la práctica, complementado por la situación de la imitación, tomando como eje básico el discurso ya sea moral, político o poético, cabe agregar que la elaboración de discursos seguía la misma dinámica de la imitación, aunque además se comentaba que la elaboración de tales documentos debía contemplar el acomodar ideas y argumentos de forma pertinente, por lo tanto, se entiende que los sofistas tuvieron una forma de enseñar adecuada considerando el perfeccionamiento cotidiano y buscando el complemento con información analítica y oportuna para que el aprendiz tuviese elementos sustentables y amplios. Siguiendo la idea de contestar a la pregunta central del escrito es importante señalar como parte de una respuesta integral que las innovaciones introducidas por los sofistas en la educación griega, están consideradas como una serie de tendencias pedagógicas, que si bien tuvieron una dirección tenue, lo importante del hecho es haber marcado el rumbo a seguir, considerando que el objetivo fue educar, por ende encontramos sustento al decir que “Tucídides y Eurípides ambos perfectos discípulos de los sofistas, coinciden con Gorgias en decir que está muy bien filosofar, pero en la medida y hasta el límite en que ello pueda servir para la formación del espíritu, para la buena educación.” (MARROU, 2004, p.94)