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1. Rendimiento
2. Características
¿Este producto tiene todo lo que necesita para resolver un problema central? ¿Qué
características son innecesarias?
3. Confiabilidad
Llegados a este punto se puede extender esta definición más para que sea más adecuada. Esta es una
clave para construir productos con sistemas de diseño robustos que no solo los hacen más fáciles de
construir y mantener, sino que también brindan una experiencia intuitiva para los usuarios.
4. Conformidad
La conformidad es la precisión con la que el producto o servicio cumple con los estándares
especificados.
Esta dimensión es la regla que tantos diseñadores adoran romper. Por ejemplo, cuando se diseñan
aplicaciones móviles, se intenta cumplir con las pautas marcadas en una plataforma: tanto en
el diseño de materiales de Android como en las pautas de interfaz humana de iOS, para que los
nuevos usuarios puedan comprender rápidamente cómo funciona un producto.
Es aceptable romper estas pautas con el estilo o el patrón de interacción, pero solo si hay una buena
razón para hacerlo. Si nadie desafiara las normas, el diseño no progresaría. Si nadie las siguiera, los
usuarios serían arrojados a un confuso caos de la interfaz. Existen para ello normas de la gestión de
calidad, como la ISO 9000.
5. Durabilidad
¿El producto está desempeñando una función que será útil en los próximos años?
6. Facilidad de servicio
¿Qué podría salir mal con este producto y cómo podemos prepararlo para solucionarlo?
7. Estética
La estética es la dimensión subjetiva que indica el tipo de respuesta que un usuario tiene a un
producto. Representa la preferencia personal del individuo por un determinado producto o servicio.
Claramente, la estética es importante para proporcionar una experiencia única y deleitar a los
usuarios, pero debe sopesarse con las otras dimensiones para evaluar adecuadamente las
compensaciones. Los diseñadores visuales son clave para retener a los usuarios en un producto
exitoso. Aunque subjetivo, si la estética de un producto no parece moderna, podría indicar que otros
aspectos tampoco se están mejorando.
En esta última dimensión se puede aventurar que es la más subjetiva y compleja de manejar o
medir, ya que depende de la forma en que cada persona procesa, recibe o interpreta la información
que viene del entorno y de las experiencias vividas o las vivencias de cada individuo.
¿Hemos invertido en la construcción de una marca que infunda confianza en los usuarios
potenciales?
El prestigioso docente David Garvin estableció estas 8 dimensiones detalladas con el objetivo
de que el concepto de “Gestión de Calidad” fuese más operativo, para aplicarse a diferentes
empresas, tanto de servicios como de manufacturas de todo el mundo. Estas 8 dimensiones
(desempeño o rendimiento, características, fiabilidad, conformidad al diseño, durabilidad, calidad
del servicio, estética y calidad percibida) son especialmente útiles en la gestión de la calidad de todo
tipo de organizaciones. Hoy en día estas dimensiones son una referencia.
Si quieres desarrollar productos que cumplan con las expectativas de los clientes y estén dispuestos
a volver a comprarlos, tienes que proporcionarles una satisfacción o un beneficio considerables.
Al conocer las funciones más valoradas y menos valoradas por los clientes se puede encontrar una
ventaja competitiva, que distinga al producto de sus principales competidores, por lo que su oferta y
su cuota de mercado se verán muy beneficiadas.
El modelo de Kano es un método de análisis que se encarga de la relación que existe entre las
características o funciones de un producto y el nivel de satisfacción que estas proporcionan a los
clientes. Estos parámetros sirven a las empresas y a las marcas para determinar la calidad de un
producto.
La teoría y práctica fueron desarrolladas por el japonés Noriaki Kano, a mediados de la década de
1980. Su creador señala que la funcionalidad de un producto es lo que causa satisfacción en el
consumidor, la cual cambia conforme pasa el tiempo. Para conocer la opinión de los clientes se usan
cuestionarios para valorar si un producto posee o carece de un atributo.
De esta forma se averiguan cuáles son las funciones que los usuarios priorizan y valoran más;
indican qué funciones consideran necesarias, cuáles podrían mejorar y cuáles les parecen obsoletas.
El modelo de Kano se basa en cómo los usuarios perciben los atributos de los productos. Estos se
dividen en 5 categorías, cuyos nombres varían de acuerdo con las traducciones.
Funciones del modelo de Kano
Funciones básicas o esperadas. Son las características mínimas que los clientes consideran que
debe tener un producto para cubrir una necesidad. Si no existen producen una gran
insatisfacción; sin embargo, al estar presentes no aumentan los niveles de satisfacción.
Funciones de rendimiento o deseadas. También conocidas como de performance, están muy
relacionadas con la satisfacción del cliente; son valoradas de forma positiva y cuanto más se
encuentren en los productos, mejores aceptaciones tendrán. Incluso estas determinarán si los
clientes preferirán los productos por encima de la competencia.
Funciones de entusiasmo o motivación. Son aquellos atributos extra que el cliente no espera que
el producto tenga, por lo que les genera sorpresa de forma positiva, rebasan sus expectativas y
aumentan potencialmente su nivel de satisfacción. Sin embargo, al no estar presentes no
disminuye la satisfacción.
Funciones neutras o indiferentes. A los clientes les parecen irrelevantes ya que no realizan un
aporte real, ni tampoco hacen falta en caso de estar ausentes. Por lo tanto, no suman ni restan
satisfacción, son prescindibles.
Funciones invertidas o de rechazo. Son los atributos valorados de forma negativa por los
clientes, les parecen incómodas o molestas, por lo que cuanto más se encuentren, más
disminuye su nivel de satisfacción.
Cómo implementar el modelo de Kano
1. Selecciona las funciones a evaluar
Ya que hayas elegido el producto que quieres mejorar, observa cuáles son sus funciones y enumera
cada una, cuidando que no se repitan o sean redundantes entre sí. Por ejemplo, los atributos de un
horno de microondas son: plato giratorio de vidrio, puerta de cabina, teclado de botones, pantalla,
botón de apertura de puerta, etc.
2. Crea el cuestionario de evaluación
Al momento de redactar el cuestionario te basarás en dos tipos de preguntas: las funcionales, que se
refieren a que el producto sí cuente con el atributo; y las disfuncionales, que cuestionan al cliente
qué opina si el producto no tiene el mismo atributo. Es importante realizar ambas preguntas. Por
ejemplo, ¿qué piensas si el horno de microondas tiene pantalla digital de números? y ¿qué piensas si
el horno de microondas no tiene pantalla digital de números?
Para que los clientes puedan indicar su respuesta, da 5 opciones que vayan de mayor a menor
satisfacción. Por ejemplo:
Me gusta mucho que la tenga
Considero que debe tenerla
Me parece irrelevante
No me agrada, pero la acepto
Me disgusta y no la acepto
Como extra, para investigar más a fondo puedes agregar una pregunta acerca de la importancia de
cada función del producto, en una escala del 1 al 10. Toma en consideración la disponibilidad de tus
clientes a consultar y si esto alargaría demasiado el cuestionario.
3. Elige los clientes a consultar opinión
En este punto selecciona la muestra de clientes a quienes les harás la prueba; recuerda que cada
producto tiene diferentes grupos de buyer persona o clientes ideales. Lo que te recomendamos es
que elijas uno de estos segmentos que comparten ciertas características demográficas o intereses
para hacer tu investigación, ya que si tomas una muestra aleatoria los resultados pueden ser
totalmente dispares y más complicados de comprender.
Respecto al ejemplo del microondas, se elige un grupo de 30 mujeres con una edad entre 25 y 42
años.
4. Aplica el cuestionario a los clientes
Si se trata de un producto nuevo o uno completamente innovador es fundamental mostrarlo a los
clientes antes de aplicar el cuestionario. Esto lo puedes hacer con una presentación de un prototipo
en vivo, un video o una maqueta. Si es un producto popular este proceso no será necesario.
Entrega el cuestionario a los clientes en un formato físico o, si el cuestionario se hará en línea, envía
el link de acceso por correo electrónico o mediante una app de mensajería instantánea. Dales un
tiempo determinado para entregarlo y espera los resultados.
5. Analiza los resultados que obtuviste
Para analizar los resultados hay que estimar el nivel de relevancia y de satisfacción de los usuarios
de acuerdo con sus respuestas. Estas se dividen en:
Cuestionable: una respuesta que se contradice pues el cliente dice que le gusta y no le gusta
a la vez.
Inversa: son respuestas que denotan la desaprobación de los clientes.
Indiferentes: es cuando a los clientes les parece que el atributo puede estar o no estar.
Atractiva: esta respuesta indica que la función causa una emoción sumamente positiva en
los clientes.
Deseada: señalan los atributos que los clientes desean para obtener un buen rendimiento y
que, si no es así, se mejoren.