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TRABAJO PRÁCTICO N°3

ANALISIS DE FILM

ALUMNA: GABRIELA ROMERO


AÑO: 2021
ESTÉTICA CINEMATOGRÁFICA.

OHAYO (1959)

Ohayo (o Good Morning / Buenos días) es una película japonesa de 1959


dirigida y escrita por Yasujirō Ozu. La premisa del film plantea una trama
bastante simple, si se quiere decir, pero que en esa simplicidad, en conjunto
con los recursos visuales que Ozu nos entrega, hacen de la película una
pieza que después de 62 años ha sabido sostener una vigencia impoluta.
Ohayo presenta un hermoso barrio japonés en el que se refleja muy bien
este concepto de barrio pequeño en el que sus habitantes, inevitablemente,
tienen lazos muy cercanos. Estos lazos generan un movimiento entre los
personajes los cuales generan varias líneas argumentales que se bifurcan,
dando como resultado una notoria diferencia entre el mundo adulto y el
mundo infante, por así decirlo. En el mundo adulto sucede que se genera
una especie de teléfono descompuesto y malos entendidos entre las
mujeres del barrio y la problemática a la que se enfrentan los padres que
sustentan dichos hogares.
Por otro lado, el mundo infante nos hace testigos de las escabullidas de los
niños y su manera de evadir responsabilidades para poder acceder a un
lugar frente al televisor de una casa ajena. Sucede que al ser descubierta
esta jugada, los padres de los niños les prohíben volver a esa casa,
desencadenando así una huelga de silencio por parte de los dos menores.
Situación que elevará el tono humorístico tan peculiar y característico de la
película.
Se plantea así la forma en la que los adultos se desenvuelven en su mundo,
un mundo en el que existe una comunicación pero que esta está enroscada
en una bola de chismes que se convierten en malos entendidos. En este
relato podemos percibir un estilo y una forma que a la vez no se interpone
en el camino, acomodándose sin problemas al argumento. Entonces se
puede decir que la película funciona mejor gracias a su estructura formal.

Una de las cosas que más llamó mi atención fue la manera en que la
cámara cumple un rol más bien estático para que los movimientos internos
enriquezcan fuertemente la escena. Y el plus de la utilización de las leyes
de la Gestalt generan simetría y una armonía tal que el espectador se siente
a gusto.

Ley de semejanza entre los dos hermanos, generada constantemente no


sólo en su vestimenta, sino también en los gestos ya que el más pequeño
literalmente tiende a copiar gestos y palabras de su hermano mayor. Y a la
vez, este juego genera un ritmo que termina siendo una marca personal de
los dos personajes.
Estos ejemplos de planos son solo una pequeña porción de la manera en
que los personajes se posiciona dentro del cuadro, ayudando a generar
profundidad e información del fondo. En el caso del primer fotograma, este
triángulo se forma por un movimiento interno del personaje del hermano
menor para que el cuadro se pueda estabilizar sin necesidad de un
movimiento de cámara. Todo el juego sucede dentro, evitando el espacio en
off, y está en manos de los objetos que conforman el encuadre.
Retomando lo de la similitud entre los gestos corporales de los dos
hermanos, se puede decir que los adultos también se agrupan de una forma
diferente, estableciendo así una diversificación nuevamente entre el mundo
del adulto y el mundo del niño. Como ya se mencionó, los dos hermanos
tienen la particularidad de ser más expresivos, en cambio, los adultos son
notablemente más rígidos y puntuales. Incluso, entre los niños se genera
una especie de lenguaje propio en ese juego que ellos realizan al golpearse
la cabeza, cuyo golpe desencadena otra acción: una flatulencia. Pero lo más
llamativo de esto es que se eligió un camino sonoro que dentro de la
diégesis de la película funciona perfectamente. Si bien el sonido de una
flatulencia claramente en la vida real no suena como
en la película, el juego de sonidos realizado no resulta incómodo para el
espectador, sino que todo lo contrario.

Ley de la buena forma


Ley de destino común

Entrada y salida de cuadro


Durante algunas conversaciones, los planos cortan a la altura de la cintura,
se descartan las referencias en los plano-contraplano y se opta por
mantener siempre la misma angulación. Los personajes se ven enfrentados
a la cámara y se compone el cuadro posicionando al personaje en el medio
de este. A veces resultan sumamente similares, debido al emparejamiento
grafico que atraviesa toda la estructura formal de la película.
Es claro que la película va generando una morfología propia que al principio
puede resultar un poco rara, pero no es difícil acomodarse a ella, lo cual
resalta la belleza de todo el filme.
El otro plano que también se repite es aquél que funciona como plano
general del pueblo. Este plano se destaca por la simetría tan bien construída
que sigue generando armonía en el espacio. Esto viene acompañado por
las entradas y salidas de cuadro centrando la atención del espectador en el
medio del encuadre. La cámara se mantiene fija y no hay un corte hasta que
el personaje no termine de salir. En toda la película se busca una
profundidad en el espacio físico que implica que los elementos que vayan a
conformar el encuadre estén posicionados de manera tal que se pueda
generar el efecto deseado. Este tipo de puesta también le permite a Ozu
realizar esos planos tan particulares de cuerpo entero de los personajes.
Además, la paleta de colores está pensada para que los objetos tengan el
peso que tienen que tener, utilizando rojo pero sin agotarlo.
Todo esta puesta a veces parece ser un poco caótica, especialmente
cuando se trata de los interiores o de las escenas del pasillo. Sucede que
las casas parecen ser similares (quizás sea la misma) pero podemos
diferenciarlas por el personaje que la habita, solo por eso, e incluso parece
haber un pequeño chiste en donde uno de los personajes ingresa a la casa
equivocada, como una especie de metatexto donde se mofa del universo
caótico que se creó en la historia.
Todo este caos creado con sumo cuidado, termina en una gran masa visual
que tranquilamente lo podríamos relacionar con el texto de la película: los
adultos reproduciendo un mismo arquetipo de vida, y los niños en
contraposición a esta, dentro de un mundo donde no quieren ser como esos
adultos que hablan demasiado y no encuentran la diversión en un magnífico
televisor.
Entonces, en la película sucede lo siguiente: se trabaja fuertemente el
emparejamiento de gráficos en la puesta de cámara; si bien los planos son
similares, esto no genera aburrimiento, sino que termina siendo un fuerte de
la película, en donde se concibe una morfología propia del filme; la quietud y
frontalidad de los encuadres, en donde el movimiento existe gracias a lo que
hay dentro; saturación escenográfica; leivmotiv sonoro y también visual;
relación de estas reiteraciones entre forma y argumento.
Los elementos de la película la llevan a generar una narración paramétrica
que plantea en si una estrategia más bien ascética en su conformación
estilística, resaltando sus parámetros formales de manera ordenada, estable
y coherente a lo largo de toda la película.

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