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PERSPECTIVA DE LA CÁTEDRA

Una psicopatología de lo singular, del caso por caso. En cada sujeto hay algo incomparable, algo que lo
hace único. Frente a un mismo suceso el trauma se vivirá de manera singular en cada persona. Hay una
respuesta singular al trauma y siempre es sintomática. En la articulación entre trauma y síntoma está la
singularidad.

Cómo nos paramos a la hora de realizar un diagnóstico será muy importante porque también determina el
tratamiento y la cura. La orientación del diagnóstico lacaniano es hacer un diagnóstico en singular. El
diagnóstico siempre pone al sujeto en un universal, pero al mismo tiempo cada uno tiene su singularidad.
La psicopatología debe tener en cuenta y debe estar dada por esta singularidad de la persona. En cada
sujeto siempre hay algo, un punto, que lo hace incomparable. “Se debe hacer el diagnóstico por lo real”:
¿Qué es esto?

En Freud sería lo singular del síntoma. El modo de satisfacción que encuentra el sujeto en el síntoma (lo
pulsional). Freud sostenía que en el síntoma había una satisfacción (de la pulsión de muerte).

Lacan más adelante llamará a esto “lo real”. Lo real es aquello que no entra en la trama de lo simbólico y
lo imaginario. Esto real sería lo singular, el modo de satisfacción de cada quien. Esto no entraría en un
diagnóstico universal/general de la clase.

SURGIMIENTO DE LA PSICOPATOLOGIA
El interés por la psicopatología surge en 1913 con el “tratado de la psicopatología general” de Jasper. Es
muy importante por la repercusión que tiene en los círculos médicos. Lleva al surgimiento de una disciplina
más científica que práctica. La psicopatología general introduce una disciplina que se quiere separar de la
práctica. Por un lado queda la psiquiatría como profesión práctica y empírica, busca diagnóstico y
tratamiento. Y por el otro queda la psicopatología como la disciplina que lee esa práctica con sistemas
conceptuales, con presupuestos teóricos y busca probar lo que formula, ser demostrable y transmisible
(entrar en el discurso científico). Es decir, la psiquiatría aplica la psicopatología.

Tanto Freud como Jasper son parte de este movimiento de la psicopatología, pero se comienzan a
diferenciar:
- Jasper va a escribir la psicopatología general ordenada alrededor de las coordenadas de lo comprensible
y lo incomprensible. A aquellos fenómenos psíquicos que no se les encuentra ningún sentido se los piensa
como resultado de causas orgánicas. Aborda al hombre desde lo general.
- Para Freud los fenómenos psi no son comprensibles si no descifrables, se encuentran reprimidos en el
icc debido a que su causa es sexual. Aborda al hombre desde lo icc.

Ambos se diferencian pero son parte de la misma movida, la movida de querer explicar la práctica psi a
través de las exigencias de la ciencia. Buscaban una psicopatología que esté a la altura de las
circunstancias y de la época.

PSIQUIATRÍA CLÁSICA
BERCHERIE DIVIDE A LA PSIQUIATRÍA CLÁSICA EN TRES ETAPAS

Etapa sincrónica – “Etapa de la alienación mental”

La historia de la psiquiatría inicia con Pinel (1793), quien tuvo la iniciativa de sacar a los locos de la cárcel,
donde estaban encerrados, y los lleva al discurso médico, al hospital (llamado en ese momento “asilo de
los alienados” o “manicomio”). Es con su “tratado de las enfermedades mentales” que se introduce a la
locura dentro del campo médico. Se inaugura la psiquiatría como campo. La locura ahora tiene un
tratamiento posible.
Se trataba de una clínica sincrónica-sindromica, el abordaje se basaba en descripciones de los síntomas
centrales. Se enfocaban en describir lo que le pasaba al paciente en ese momento determinado.

Sólo se utilizaba el diagnóstico de alienación mental y se distinguían 4 formas clínicas planteadas por
Pinel: manía, melancolía, demencia e idiotismo. El diagnóstico era, por ejemplo: “alienación mental bajo la
forma de la manía”.

Cuando comienzan a observar que hay un desarrollo de las enfermedades, que hay etapas, y comienzan a
pensar más en trazos finos, es cuando se comienza a pensar más diacrónicamente. Y se da el pasaje a un
segundo momento.

Etapa diacrónica – “Etapa de las enfermedades mentales”

La psiquiatría empieza a pensar a la locura como enfermedad y por lo tanto comienza a buscar la causa
en lo orgánico, en algún lugar del cerebro. Y cómo esta causa sería natural entonces “no habría mucho por
hacer”, solamente intentar buscar el mejor medicamento. Lo central comienza a ser si el sujeto conserva la
voluntad y la base afectiva o si eso está dañado y qué grado de daño tiene. Se trata de una clínica
diacrónica-sindromica.

Este es un momento donde predomina lo que se llamaba la “clínica de la mirada” (en contraste con la
clínica de la escucha psicoanalítica). Y un momento donde se distinguen dos escuelas de psiquiatría: la
alemana y la francesa. La clínica alemana era más sistematizantes y la francesa más detallistas, más
puntillosos. Ambas constantemente dialogaban y discutían.

Kraepelin (1895): forma parte de la tradición psiquiátrica empirista y pertenece a la escuela alemana.
Propone una nosología, una clasificación de las distintas enfermedades mentales que aspira a sintetizar
todo el trabajo de la psiquiatría hasta entonces. Dando comienzo a este segundo paradigma. Fue el
primero y un referente de esta etapa. Su criterio era anatomo clínico evolutivo y descriptivo. Escribe un
tratado de psiquiatría donde describe las enfermedades y va ampliando sus observaciones en sus
diferentes ediciones. Él describía la causa como orgánica (lesión en el SN) pero incluía variables
endógenas y exógenas como detonantes de las enfermedades. Le daba importancia a la evolución de lo
clínico: inicio, evolución y formas terminales de los cuadros clínicos, especialmente al grado de deterioro
del sujeto al final de su vida. También distinguía síntomas fundamentales (los que se presentan a lo largo
de toda la evolución de la enfermedad y en los cuales se basa el diagnóstico diferencial) y los accesorios
(los transitorios que “colorean” el caso).

Sexta edición del tratado de Kraepelin

Para Kraepelin lo central es si a la persona, con el transcurso de la enfermedad, se le va deteriorando su


voluntad y su base afectiva o si no, todo lo demás pasa a ser accesorio para él. Y a partir de esto
desarrolla los 3 campos grandes de la psicosis, entre los cuales se plantean diferencias tajantes:

- Paranoia: se trata de estados delirantes crónicos, con ausencia de alucinaciones. No es agudo. La


aparición se da entre los 25 y 40 años. El desarrollo es insidioso, la evolución continua y
sistematizada. Nunca evoluciona hacia la demencia, ni en su fase terminal. Las facultades
mentales no se ven afectadas, tampoco la memoria. Puede haber falsificaciones de recuerdos,
reinterpretaciones de vivencias, etc, pero la memoria esta conservada. El síntoma fundamental es
el delirio, un sistema delirante que responde a una lógica interna, coherente, con elementos que se
coordinan entre sí, con ideas que se van relacionando con un tema central y a partir del cual el
sujeto interpreta el mundo. Es un delirio insidioso que se va instalando gradualmente. El paranoico
va relacionando diferentes hechos de la realidad con su sistema delirante. Lo característico del
delirio paranoico es que es inquebrantable y autorreferencial (todo lo que le sucede le concierne
con total certeza). Esta certeza es propia de la psicosis en general. Dentro de la paranoia Kraepelin
plantea que puede haber diferentes tipos de delirio: de prejuicios, persecutorios, de celos, de
grandeza y de querulancia. La meta del tratamiento consiste en prevenir que el sujeto sea
absorbido por sus delirios.

- Psicosis maniaco-depresiva: estados agudos que evolucionan de manera periódica pero dejan tras
de sí un psiquismo intacto. La personalidad no se ve afectada de manera grave durante el ataque.
Quienes lo padecen tienen momentos de depresión y momentos de excitación, pero cuando
vuelven a la “normalidad” el psiquismo está intacto.

- Demencia precoz: estados agudos y crónicos que evolucionan fatalmente hacia el deterioro mental.
El síntoma fundamental es el síndrome basal: trastorno volitivo y afectivo (afección de la afectividad
y la voluntad). A esto se le suman los síntomas accesorios que pasan a ser secundarios para
Kraepelin. Estos son: ideas delirantes, alucinaciones auditivas, cenestésicas, visuales y olfativas.
Lo característico de este cuadro es la falta de voluntad e iniciativa, la obediencia automática, los
actos impulsivos, la falta del sentimiento intenso de la vida, el repliegue afectivo (se vuelven sobre
sí mismos, se aíslas, se torna indiferentes e insensibles al mundo exterior y a su entorno), se
quedan quietos en la posición que uno los ponga (flexibilitas serias), la afectación del lazo social, la
desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad. Kraepelin agrupa dentro de estos:

● Hebefrenia y catatonia: es la más grave. El deterioro de las funciones superiores es fatal, de


rápida afección y con una discordancia de la personalidad en general. La catatonia implica
un compromiso corporal mucho más profundo (una parálisis mucho mayor). Mientras que la
hebefrenia se caracteriza por aparecer en etapas muy tempranas (adolescencia).

● Demencia paranoide: la afección de la base volitiva es menos violenta, menos rápida,


menos brutal y hay cierta tela para tejer interpretaciones/delirios, pero no tan sistematizados
como la paranoia. Tiene un inicio tardío en el tiempo. Son un cuadro intermedio entre
paranoia y demencia. Esta misma es el núcleo de lo que más adelante llamará parafrenias
en su 8va edición, debido a la polémica que causó en el círculo de médicos y psiquiatras. Lo
describe como un cuadro con alucinaciones, alteraciones del lenguaje, tendencia tardía al
deterioro, presencia de quejas de pacientes de sentirse manipulado o hablado por otros
(delirio de influencia) también puede aparecer un delirio persecutorio pero no tan
sistematizado como el de la paranoia.

● Paranoias fantásticas: son desarrollos delirantes con una temática fantástica (a causa de
una alucinación). Estas alucinaciones pueden evolucionar durante años sin generar ningún
deterioro. En muchos casos estas personas pueden perfectamente seguir su vida.

El campo “demencia precoz” planteado por Kraepelin recibió muchas críticas:

Por parte de la escuela francesa: le critican que sus categorías son demasiado abarcativas e incluyen
cuadros muy disímiles, como por ejemplo, psicosis que avanzan de un modo brutal hacia el deterioro con
otras psicosis que tardan años y mantienen una conexión vital con su historia, su vida, sus lazos. Además
le critican que sintetiza demasiado. Un psiquiatra francés llamado Ballet (1911) crea una categoría que
llama “psicosis alucinatoria crónica” (para nombrar la parafrenia de Kraepelin). Dirá que se trata de
estados cinestésicos penosos (tristeza) que llevan rápida o lentamente a ideas explicativas de persecución
y de ambición, estas ideas se yuxtaponen. Siempre se asocian a alucinaciones de diferentes sentidos. Las
alucinaciones podrían condicionar las ideas interpretativas. Es un cuadro crónico y más bien grave,
aunque no siempre termine en demencia. Ballet es diacrónico pero dirá que no alcanza solamente con la
evolución, hay que tener otras cosas en cuenta. A esta categoría le agrega algunas cuestiones como por
ejemplo: las ideas ambiciosas y las ideas persecutorias, con presencia de alucinaciones como síntoma
fundamental. Y que plantea que la afectividad está en juego desde el comienzo.
Por parte de la escuela alemana: un psiquiatra llamado Bleuler (1913) considera que la demencia precoz
no podía sostenerse porque no todas las enfermedades que se englobaban allí arrancaban y terminaban
igual. Y propone un nuevo cuadro que denomina “el grupo de las esquizofrenias” para referirse al grupo de
la “demencia precoz” de Kraepelin. Define a la esquizofrenia como un grupo de psicosis cuyo curso es a
veces crónico y a veces marcado por brotes intermitentes, que puede detenerse o retroceder en cualquier
etapa pero nunca puede volver a cero, es decir, no puede curarse. La personalidad pierde
estructuralmente su unidad. Se observa un desdoblamiento de las funciones psiquicas (alteraciones del
pensamiento, de la afectividad y de la relación con el mundo exterior). Como mecanismo generador de
este cuadro dirá que tienen una base orgánica pero que también hay mecanismo psíquico en juego: la
disociación (influenciado por Freud). Esto sería lo que compromete la unidad de la personalidad y da lugar
a todos los fenómenos de fragmentación. Al hablar de un mecanismo común elimina las matices,
transformando esta categoría casi en una afección única (a diferencia de todos los matices que tenía la
obra de Kraepelin). Bleuler hace una distinción de los síntomas: los fundamentales son los trastornos de la
asociación, de la afectividad, la ambivalencia afectiva y el autismo. Y los accesorios son las alucinaciones,
las ideas delirantes, las alteraciones de lenguaje, trastornos de escritura, ecolalias, ecopraxias, etc.

Kraepelin responde a estas críticas con su 8va edición (1913), en la cual categoriza:

- El grupo de la demencia precoz restringida: en las cuales están comprometidas la unidad de la


personalidad y el trastorno afectivo severo. En este grupo entran 9 formas.

- El grupo de las parafrenias: esta categoría es la heredera de todas las controversias que tenía con
sus colegas franceses y alemanes. Este grupo no tiene un delirio tan sistematizado como en la
paranoia, ni tampoco un deterioro mental de la voluntad y la afectividad tan pronunciado como en el
grupo de la demencia precoz restringida. Es como un intermedio. Más grave que la paranoia y
menos grave que la demencia precoz. El síntoma fundamental es el delirio con alucinaciones. Es
un grupo relativamente pequeño, de pocos casos. Se plantean 4 formas de la parafrenia:
sistemáticas, confagulatorias, expansivas y fantásticas.

Con estas controversias/criticas comienzan a aparecer otros enfoques. Las discusiones entre los
psiquiatras se comenzaron a desplazar de la pregunta por el deterioro, a la pregunta de si hay alucinación
o respecto a la relación del sujeto con el lenguaje. Y entonces acá ya pasamos a la tercera etapa.

Etapa psicodinámica – “Etapa de las grandes estructuras psicopatológicas” (Lanteri-Laura)

Se da el comienzo de la psicopatología como ciencia. El objeto de estudio de la psicopatología será una


construcción permanente, determinada por el discurso de cada momento. En esta etapa se deja de lado el
interés por estudiar las causas, el desarrollo, la evolución y las formas terminales de los cuadros y se pone
énfasis en el mecanismo generador de las enfermedades. Se comienzan a buscar bases fisiológicas y
anatómicas que puedan explicar los mecanismos generadores de la enfermedad. Se va a tratar de ubicar
la organización íntima de los elementos. La estructura como entidad autónoma y reductible a la suma de
sus partes. Los mecanismos que expliquen las causas de los procesos patológicos.

Pasaje: Bleuler introduce su trabajo de las esquizofrenias en un congreso de psiquiatras. Ese trabajo se
toma como punto de partida del nuevo paradigma. Si bien Bleuler no descarta lo orgánico hablará de la
esquizofrenia como una afección que posee una súper estructura psicógena y entonces toda la manera de
comportarse del enfermo concierne a mecanismos psicológicos.

De Clérambault

El gran referente de esta etapa es De Clérambault (Francés). Este autor interviene por un lado el campo
de las paranoias (hablara del delirio interpretativo y de los delirios pasionales con sus 3 formas:
erotomanía, reivindicación y celos) y por otro lado del campo de las demencias (psicosis por automatismo).

Respecto a su intervención en el campo de las paranoias él va a diferenciar el delirio interpretativo


(equivalente a la paranoia de Kraepelin) de los delirios pasionales (tienen cierta similitud con el delirio de
querulancia de Kraepelin, en cuanto a que se arman en torno a alguna pasión u acontecimiento en torno a
una pasión).

- Delirio interpretativo: tiene que ver con cierta desconfianza antigua, que viene desde que el sujeto
era pequeño, es difícil localizar desde cuándo. Siempre abarca la totalidad del yo con el medio. Es
expectante de cuestiones del pasado, prevalecen las ilusiones de memoria. El delirio se va tejiendo
desde hechos del pasado hacia la actualidad. El delirio avanza en red. Puede llegar a ideas
megalómanas (están todos en contra mía). La red interpretativa no tiene un núcleo central. Al no
haber núcleo central si algo en la trama delirante “cae” no pasa nada, no hace que caiga todo su
delirio.

- Delirios pasionales: el inicio de los pasionales es a partir de un acontecimiento puntual y actual. No


está afectada toda la relación del yo con el medio, en algunos ámbitos el sujeto no está afectado.
Es expectante hacia el futuro. No suele desarrollare hacia la megalomanía. La extensión del delirio
es radial, todo converge alrededor de un postulado central, es decir, tiene un núcleo, y esto tiene
como efecto que si cae el postulado central se desarma todo lo que hay a su alrededor.

El automatismo mental de De Clérambault

DC Nos enseña la fineza de captar las manifestaciones psicóticas antes de la aparición franca de la
psicosis. El automatismo mental planteado por DC se trata de fenómenos nimios, discretos que presentan
sujetos que son estructuralmente psicóticos. Son fenómenos que se encuentran en la base de las
psicosis. Permitirían detectar las psicosis antes del delirio y la alucinación propiamente dicha.

El automatismo mental implica una ideología mecanicista, para DC el origen de estos fenómenos es
mecánico, como una “máquina que está por debajo de los pensamientos”. Son fenómenos que
sobrevienen y no están ligados a nada. Lo nombra como un fenómeno basal, como un mecanismo
generador (primitivo). Por lo general hay una evolución progresiva del pequeño automatismo al gran
automatismo. Se vive con mucha extrañeza y agilidad, el pensamiento se vuelve extraño para sí mismo.
DC llega a hablar de una escisión del yo porque “el yo no se vive como propio”, tiene este sentimiento de
extrañeza. Plantea que el sujeto no es dueño de sus pensamientos, no puede controlar el curso de los
mismos, se le imponen. Es como si apareciera una segunda personalidad, una segunda persona que le
habla en la cabeza o en la nariz. Esta “segunda persona” es la que conduce al enfermo produciéndose, de
esta manera, un desdoblamiento de la personalidad.

Dentro del síndrome de automatismo mental habría dos grupos:


- Pequeño automatismo mental: fenómenos más sutiles, iniciales e incompletos.
- Gran automatismo mental: fenómenos francos y tardíos del automatismo mental.

Pequeño automatismo mental o “síndrome de pasividad”:

Son alteraciones aisladas del pensamiento y el lenguaje interior. Estos fenómenos tienen el rasgo de ser
abstractos. Por lo general son fenómenos sutiles de interferencia que perturban el curso del pensamiento,
son procesos de intrusión que van a entrometerse y perturbar el orden del pensamiento del sujeto. Pueden
aparecer bajo la forma de inhibiciones: no manejo mi lengua, mi lengua se acomoda al pensamiento de
otro. A diferencia de las alucinaciones y delirios propiamente dichos que son objetivados, individualizados
y temáticos y más fáciles de ser observados, el pequeño automatismo tiene estas 3 características:

● Es neutro: no tiene tonalidad afectiva. Aparece en el sujeto un texto sin afecto, sin ninguna
coloración afectiva, las voces refieren datos que no le interesan al sujeto, no es algo que lo
involucre particularmente.

● Es atemático o anideico: no tiene un desarrollo temático sino que implica un sinsentido. Aparece
también la ideorrea (tormenta o flujo de palabras sin sentido). No siguen una sucesión de ideas, no
tiene forma. Son fenómenos no conformes a una lógica, a una secuencia, a una idea, no tienen
significación, no tienen sentido. Por ejemplo, el sujeto escucha “clac, clac, clac” o “shhhhh”. A
veces aparecen juegos silábicos o cantinelas verbales, ecos de pensamiento.

● Es asensorial: no se conecta con algo de los sentidos.

Algunos ejemplos de pequeños automatismo mental:


- Anticipación de pensamiento.
- Impulsiones verbales.
- Tendencia a fenómenos psicomotores (por ej un risa inmotivada).
- Algo “que se piensa solo”.
- Entonaciones particulares
- Gestos impulsivos.

De este pequeño automatismo mental habría una progresión, una evolución hacia el:

Gran automatismo mental o “triple automatismo”

Al pequeño automatismo se le agregan fenómenos sensoriales y fenómenos afectivos, ya no es neutro.


Este gran automatismo mental tiene 3 características:

⮚ Es ideo-verbal: hay una tendencia a la verbalización. Aquel pensamiento del primer estadío se
torna auditivo. Es decir, se instauran las voces, se vuelven verbales. Aparece una idea, ya son
temáticos, ya son voces individualizadas, son objetivas y no abstractas (“se oye mi pensamiento”).
Comienza a otorgar un significado “me está insultando”, “me están persiguiendo”, ideas místicas,
etc. Ya son productos ideícos y están mucho más organizados.

⮚ Es sensitivo: aparecen los fenómenos visuales (rayos de luz, puntos brillantes), fenómenos
cenestésicos (sacudidas eléctricas, pinchazos en la cabeza), fenómenos auditivos (silbidos,
campanas).

⮚ Es motor: el sujeto tiene la experiencia de ser movido por algo o alguien que no es él mismo. Es
decir, no es agente de su movimiento. “Me fuerzan a realizar movimientos que no quiero” o “se me
impide realizar alguna cosa que deseo hacer”. También puede aparecer el automatismo verbal
motor “se me obliga a decir cosas que yo no quería decir, sin abrir la boca”, por ejemplo.

Lo importante para DC es detectar fenómenos psicóticos sobre la base de estos rasgos sutiles, de estas
experiencias iniciales que dan cuenta de una estructura psicótica.

Se puede convivir con un automatismo mental sin que suceda nada más, y quedan como fenómenos
autónomos, aislados, transitorios, sin que se le agregue ningún delirio. O puede suceder que se
sobreagregue el delirio muchos años después. Cuando detectamos el gran automatismo es porque la
psicosis ya está desencadenada y “avanzada” (esto no quiere decir que antes no existía, si no que era
menos notable).

DC Comienza a pensar que todos los delirios son automáticos, parasitarios y mecánicos. Entonces el
delirio y la alucinación ya no serían fruto de ideas, sino que serían parasitarios y automáticos. Y se
tratarían de un síndrome de pasividad porque se los padece pasivamente, el sujeto es sede de fenómenos
que se producen en él. Lacan luego retoma esto diciendo que la lengua misma es un parasito porque
“somos hablados” por nuestro icc.

Además, gracias a esta distinción, se comienza a ver que el delirio y la alucinación se tratan de lo mismo.
Esto hace que se pueda decir que en la paranoia puede haber automatismos mentales. Ya no se habla de
la alucinación como percepción sin objeto si no que se comienza a hablar de fenómenos automáticos.
De Clérambault y Lacan
Lacan, en el seminario 3, dirá que De Clérambault es su maestro. De hecho, cuando Lacan habla de
fenómenos elementales son una herencia del concepto de automatismo mental de DC. Y a los pequeños
automatismos Lacan los llamara prepsicosis o fenómenos de franja. La causa para DC era orgánica (por
lesión o por toxicidad), para Lacan lo automático tiene que ver con lo ICC.
PSICOSIS FREUD
TRES MOMENTOS EN LA OBRA DE FREUD

Primera nosología freudiana (hasta 1900): teoría energética y traumática que contempla dos grupos
psíquicos. Aquello que se encontraba en el segundo grupo (que más adelante llamará icc) tiene una
incidencia en la conducta y en los síntomas del individuo. Eliminación de los síntomas vía la catarsis y la
sugestión (descarga de aquello que aparece como cuerpo extraño). Encontró limitaciones en este
tratamiento porque los síntomas volvían a aparecer. Comienza a pensar que además de descargar el
cuerpo extraño había que “moverlo” desde el segundo grupo psi al primero (del icc a la cc).

Segunda nosología freudiana (1900 a 1920): en 1900 Freud da la primera definición de icc, junto con
sus leyes propias. Acá también plantea el famoso esquema del peine. Con esto comienza oficialmente el
psa. Ahora la eliminación de los síntomas será a partir de hacer cc lo icc vía asociación libre y la
interpretación. Ya se cuenta con nociones como transferencia y resistencia.

Tercera nosología freudiana (1920 – 1939): Freud plantea el “más allá del principio de placer” que tiene
que ver con que existirían satisfacciones que no tienen nada que ver con el bienestar del individuo y que
hasta podrían llevarlo a la muerte. Dirá que éstas satisfacciones paradojales están regidas por la pulsión
de muerte (lo que más adelante Lacan definirá como “goce”). Todo esto lo lleva a Freud a plantear la
segunda tópica: Yo – Ello y Súper yo. Y se comienza a preguntar si realmente la eliminación del síntoma
es el fin del análisis. Que quizás el síntoma no podría eliminarse, se trata de adaptarse y vivir con él,
porque no solo es ineliminable sino que también es parte de uno mismo. Uno podría hasta definirse por su
síntoma. Es decir, que si lo eliminaríamos estaríamos perdiendo algo de lo más singular de cada uno.
Entonces el tratamiento ahora se enfocaría en tener la prudencia de ver que hacer (o no) con esos
síntomas para hacer la vida del sujeto más vivible.

LA PSICOSIS PARA FREUD

- Primer momento de Freud para pensar a la psicosis: dirá que se trata de un abuso del uso del
mecanismo de proyección.

- Segundo momento de Freud para pensar la psicosis: (con el historial de Schreber) dirá que la proyección
le queda corta para pensar el mecanismo particular de la psicosis. Y entonces va a pensar al proceso en
términos de represión con sus tres tiempos.

- Tercer momento: ya la represión tampoco le alcanza. Y se pregunta cuál es el mecanismo análogo a la


represión en la neurosis en la psicosis (esto lo retoma Lacan para plantear el mecanismo de la forclusión).

Primera aproximación de Freud a las psicosis

Textos: “Manuscrito H” (1895) y “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa” (1896)

Son textos previos a la 6ta edición de Kraepelin. Freud no es ajeno a las modificaciones que va realizando
la psiquiatría.

Esta primera nosología se basa en dos grandes pilares: el mecanismo psíquico en juego y la etiología
sexual. A partir de esto Freud formula la división entre neuropsicosis de defensa y las llamadas neurosis
actuales.

- Neurosis de defensa: Aquí ubica a la histeria, las neurosis obsesivas, fobias, la confusión
alucinatoria y la paranoia. En todas ellas opera la defensa como mecanismo psíquico y en su base
etiológica encontramos las vivencias sexuales infantiles. En esta primera elaboración freudiana
neurosis y psicosis se encuentran dentro de una misma categoría: las neurosis de defensa. Una
especie de “teoría unitaria” que explicaría la condensación de ambos términos, con la distinción de:
neuropsicosis o psiconeurosis.
- Neurosis actuales: aquí ubica a la neurastenia y a la neurosis de angustia. Dirá que son el efecto
de desórdenes actuales de la sexualidad (situación sexual insatisfactoria) y no hay en ellas un
mecanismo psíquico específico puesto en juego. No tienen mecanismo de defensa.

Respecto a la psicosis alucinatoria y la paranoia podemos decir que estas son las primeras psicosis que
Freud aborda. En algún punto las diferencia de las neurosis al delinear que en la histeria, neurosis
obsesiva y fobia la defensa actúa por divorcio de representación y afecto. Y que en el caso de la psicosis
alucinatoria y la paranoia este divorcio no se presenta, sino que lo que se da es un desasimiento de la
realidad (confusión alucinatoria) o un abuso de la proyección (paranoia). Es bajo la luz de su segunda
tópica que Freud llega a plantear los criterios diferenciales entre las psicosis y las neurosis. Aunque la
formulación del mecanismo de formación de síntoma propio de las psicosis quedará en suspenso para
siempre en la obra Freudiana y será retomado por lacan.

Psicosis alucinatoria o confusión alucinatoria

Aquí Freud subraya que la modalidad defensiva es mucho más radical, enérgica y exitosa. Consiste en el
que el yo desestima la representación insoportable, junto con su afecto y se comporta como si la
representación nunca hubiera existido. Se trata de un rechazo radical de una representación y de su
afecto. Freud señala que el Yo se arranca de esa representación insoportable, pero que al arrancarse de
esa representación se deshace también de la realidad objetiva. Esto rechazado constituirá un exterior, algo
fuera del yo.

Paranoia de defensa

Freud dirá que la paranoia tiene una etiología psíquica. En este sentido se diferencia de Kraepelin quien
plantea que el cuadro correspondía a una etiología orgánica. Freud dirá que el mecanismo psíquico
particular de la formación del síntoma paranoico es la PROYECCIÓN. Para Freud la proyección es un
mecanismo de defensa normal siempre y cuando se tenga conciencia de ello. Cuando no se tiene
conciencia de ello y se abusa del mismo ya estamos del lado de lo patológico. En los casos patológicos se
trata de un abuso del mecanismo de la proyección, lo que sucede es que contenido y afecto se conservan
pero son proyectadas al exterior, por eso aparecen las alucinaciones.

Como opera el mecanismo de proyección: se reprime un recuerdo penoso que genera displacer, pero no
se forma ningún reproche luego reprimido, sino que el displacer que se genera es atribuido a otro por
proyección. Y el síntoma entonces va a ser la desconfianza hacia los otros. Los pensamientos y mociones
reprimidas retornan desde afuera. En el lugar del autorreproche se encuentran las alucinaciones que
provienen de fragmentos tomados de vivencias infantiles reprimidas (síntoma de retorno reprimido) pero
que provienen del exterior. Freud está hablando aquí de las alucinaciones como retorno de lo reprimido.
En la paranoia no hay defensa contra los síntomas del retorno de lo reprimido, no hay defensa secundaria.

Se plantean dos vías:


- Si lo que fue proyectado es sólo afecto este retorna en las voces que devuelven el reproche, desfigurado
en su texto y convertido en amenaza.
- Si se proyecta también el contenido de la vivencia, éste retorna como un pensamiento o como una
imagen pero desfigurados.

Caso clínico de paranoia de defensa que aborda Freud: “La doncella”: una joven le cuenta a su hermana
que un hombre “la había puesto en peligro” y relata una escena sexual. Al correr los años esta mujer
comienza a quejarse del resto y finalmente se formó un delirio de ser notada y de persecución cuyo
contenido era que unas vecinas le tenían lástima como a “una mujer que quedó para vestir santos” es
decir, que aún está a la espera de ese hombre. La descripción que hace Freud es que ella vía la represión
y proyección se ahorraba el reproche a sí misma, se ahorraba decirse a sí misma que era una “mala
persona” y entonces lo escuchaba de los otros, del afuera. Lo que era un reproche interno ahora es una
insinuación del exterior, su juicio se trasladó hacia afuera. Lo que se gana con esto es que el juicio propio
hay que aceptarlo pero cuando proviene de afuera ese juicio puede ser desautorizado y de este modo el
reproche se mantiene a distancia del yo. Entonces la paranoia tiene el propósito de defenderse de un
recuerdo inconciliable para el yo, proyectándola hacia el exterior.
Freud postula que la paranoia implicaría un avance de la corriente autoerótica o un regreso al
autoerotismo. Esta tesis cobrará especial relevancia en la segunda nosología, con las consideraciones
freudianas sobre la etiología sexual en juego en la paranoia y a la luz de la noción de narcisismo.

Segunda aproximación freudiana a la psicosis

A esta altura Freud dirá que la proyección no es suficiente, se da cuenta que no desempeña el mismo
papel en todos los casos de paranoia, por lo que no puede ser lo particular del mecanismo paranoico. No
descarta la proyección sino que plantea que no es suficiente. Una vez ubicado esto Freud sigue buscando
explicaciones y se da el pasaje a la segunda nosología, donde pasará a hablar de la represión, pero de
una represión como desasimiento libidinal, como retiro libidinal de todas las cosas y personas. Una
represión que se da en tres tiempos: desasimiento libidinal, fijación de la libido y retorno de lo reprimido.

Represión en tres tiempos:

▪ Desasimiento libidinal: Retiro de la libido de los objetos y personas del mundo exterior.

▪ Fijación de la libido: Parte de la libido queda estancada en un momento determinado. Esa libido
retirada vuelve al punto de fijación, por ejemplo, si el punto de fijación es el autoerotismo retorna al
autoerotismo (esquizofrenia), si el punto de fijación es el narcisismo la libido retorna allí (paranoia),
etc. Podemos decir que el punto de fijación es ese lugar donde la libido permaneció más tiempo en
el momento del desarrollo.

▪ Retorno de lo reprimido: en estos términos, para Freud, el retorno de lo reprimido se trata de como
esa libido vuelve desde punto de fijación al mundo, es decir, Freud está pensando el retorno de lo
reprimido como el intento de reconstrucción al mundo, el intento de curación, de ligarse otra vez al
mundo del cual la libido se había retraído.

Así como lacan se centra fundamentalmente en la lógica del significante y en el significante forcluido para
hablar de psicosis. Freud a esta altura de su enseñanza está pensando las cuestiones de la psicosis en
términos de movimientos libidinales.

También a esta altura Freud señala el error de pensar que la sensación sofocada en el interior es
proyectada hacia afuera. Más bien dirá que “lo cancelado adentro retorna desde afuera” (Lacan retoma
esto para hablar de la forclusión y para plantear que eso que retorna desde afuera es el retorno de lo real).

La lectura de Freud sobre el caso Schreber abre la puerta a la teoría del narcisismo y nos brinda los
últimos elementos que componen su cuadro de la psicosis: la relación yo, cuerpo, realidad y las vicisitudes
de la identificación.

CASO SCHREBER

Texto: Historial Schreber - (Freud 1911)

Schreber escribió su testimonio entre 1900 -1902 estando internado a causa de su segunda enfermedad.
Su escrito fue publicado en 1903. Escribe sus memorias en un momento donde está atravesando mucho
padecimiento a nivel corporal y sin embargo logra describir, reflexionar y redactar acerca de eso que le
pasa. Freud dice que el caso Schreber merece el nombre de demencia paranoide.

Cuatro tiempos en el historial de Schreber:

° Primer tiempo: hasta los 42 años Schreber gozó de “salud aparente”.

° Segundo tiempo (1934 – 1935): primera vez que enferma a sus 42 años. En este periodo sufre de una
hipocondría grave, él lo expresa como “una enfermedad de los nervios” por un exceso de esfuerzo mental
(él era juez de un tribunal). Ingresa en la clínica donde está el Dr. Flechsig. Es tratado por 6 meses, es
dado de alta, y vuelve a trabajar, a tener “8 años felices” (salvo por la dificultad de tener hijos).

En medio de ambas enfermedades transcurren 8 años en los cuales sucede lo siguiente: en Junio de 1893
(7 años y medio después de su primera enfermedad) lo notifican sobre un ascenso importante, es
nombrado como presidente del tribunal, lo cual Schreber dice que le genera una gran carga de
responsabilidad, un gran esfuerzo y estrés podríamos decir. Desde allí hasta que asume el cargo en
octubre, comienza a tener una serie de sueños: uno donde su enfermedad regresa y con ello la añoranza
de la figura de Flechsig su médico y otro que es la fantasía (homosexual) de Duermebella “que hermoso
seria ser una mujer en el momento del coito”. Freud lee estos sueños como un avance de la libido
homosexual en relación a la figura del médico que lo atendió en su primera enfermedad: Flechsig. Dirá que
éste avance de libido homosexual es el ocasionamiento de su enfermedad. Freud ubica que esto le genera
un conflicto a partir del cual aparecen los fenómenos patológicos: el delirio persecutorio. “El añorado
(Flechsig) devino persecutor” el sentimiento es proyectado desde el exterior y el tono del sentimiento se
convierte en el opuesto, cambia el sentimiento de amor a odio y a su vez eso es proyectado, es decir
ahora viene de afuera “el me odia y me persigue”.

Fantasía de libido homosexual Conflicto Defensa Delirio persecutorio (el medico añorado se vuelve el persecutor).

° Tercer tiempo (1893): comienza su segunda enfermedad y la más grave. Entra en una profunda angustia,
no puede dormir, tiene estados de agitación, intentos de suicidio, sueños extraños, escucha crujidos en la
pared (más tarde las voces le confirman que esos crujidos eran señales divinas). En términos de D
Clérambault había un pequeño automatismo que daba cuenta de una psicosis aún no desencadenada.
Cuando aparece el llamado (se le agrega significación) ya estamos en gran automatismo. [Y con el delirio
persecutorio podemos decir que ya la psicosis está desencadenada]. Debido a todo esto debe volver a
internarse a la clínica de Flechsig. En un momento de la internación se da lo que Schreber nombra como
un “nuevo colapso nervioso”, un estallido de 6 poluciones nocturnas. Todos estos episodios marcan un
antes y un después. Se formó a partir de allí la convicción de una gran catástrofe, un sepultamiento final
del mundo. A este Sepultamiento Freud lo lee como este desasimiento de la realidad “él era el único
hombre real y todos los demás eran hombres hechos a la ligera”. Este sepultamiento del mundo es la
proyección de su catástrofe interior. Aumenta la desconfianza con su médico “Flechsig quiere convertirlo
en mujer para así abusar de él, de su alma y tirar su cuerpo a la putrefacción” y para lograr esto “Flechsig
se pone en contacto con Dios por fuera del orden cósmico”. Sufre en el cuerpo una pérdida de unidad
interior. Aparecen una serie de torturas que siente en el cuerpo y que él dice que están comandadas por
los rayos. Las voces todo el tiempo lo torturan diciendo que él “es una mujerzuela”. Llega a la certeza de
que Dios quiere convertirlo en prostituta y aprovecharse de él. Este es el momento de mayor padecimiento
para Schreber, momento donde hay una mayor ramificación de todos los síntomas. Vuelve a tener varios
intentos de suicidio.

° Cuarto momento: pasaje del delirio persecutorio al delirio de grandeza. Freud ubica este pasaje como un
intento de solución al conflicto y reconciliación con la idea de transformación en mujer. Momento de la
“emasculación”. La transformación en mujer deja de ser insultante y cambia a la posición de ser “la mujer
de Dios” acorde al orden cósmico y a fines divinos. Es su deber porque fue elegido para ser fecundado por
dios y armar una nueva raza de hombre en la tierra. Esto le permite colocarse en un lugar de aceptación,
empieza a aceptar las modificaciones en su cuerpo, se produce una reconciliación, un apaciguamiento, lo
que él va a llamar una “razia de almas”. Freud le da un carácter de reconstrucción libidinal. Un cuerpo más
unificado libidinalmente. Si bien las voces nunca dejan de estar, se comienzan a reducir. Comienza a
disfrutar de esos momentos donde Dios le exige esa transformación. Schreber a partir de esto empieza a
“levantar las banderas de la feminización''. Ahora para él la situación no es indigna, sino que ahora es del
orden divino. Freud ubica este cambio de delirio (de persecutorio a grandeza) como un modo de curación,
un intento de re-enlazarse al mundo, como el modo que encuentra Schreber para curarse. Aceptar la idea
le permite estar en paz y vincularse con su cuerpo y con dios. Con el delirio persecutorio el perdió vínculo
con todos, corta todo tipo de vínculo libidinal, en cambio con el delirio de grandeza vuelve a libidinizar a
dios. Está continuamente hablando con dios y también vuelve a libidinizar su cuerpo, cultiva su cuerpo.
Son necesarios estos lazos libidinales, aunque sean delirantes. Por eso el momento más peligroso es
cuando pierde lazo con todos, es cuando piensa en el suicidio. El lazo con el mundo, con los otros, es la
vida. La falta de lazo se ubica más del lado de la muerte.

Los tres tiempos de la represión en Schreber

- Primer momento: los fenómenos hipocondríacos responden al momento de desasimiento libidinal, es


decir, al grupo de síntomas que nacen del retiro de la libido del mundo exterior. La sensación de estar
muerto y la catástrofe libidinal son entendidas como una proyección de su catástrofe interior producida por
la sustracción de la investidura libidinal del mundo exterior. Primeramente aparece entonces este
derrumbe del mundo y del yo. Freud admite que el desasimiento libidinal puede ser tanto parcial como
general, siendo muchas veces el desasimiento parcial el que introduce a un desasimiento general. En el
caso Schreber, el desasimiento de la libido de la persona de Flechsig, transferencialmente venerado, pudo
haber sido lo primario, y pronto sobrevino el delirio.

- Segundo momento: delirio de persecución. Se restituye la libido por la vía del delirio. Este delirio
recondujo la libido al médico pero con un sentido negativo, es decir no como amado, sino como odiado,
cancelando así la obra de la represión.

- Un tercer momento: delirio de grandeza como un intento de reconstrucción y de volver a libidinizar el


mundo, las personas y los objetos.

Freud ubica como lo más grave de su enfermedad el momento la represión propiamente dicha, ese
momento en el que se le quita la libido al mundo, es cuando Schreber atraviesa su tercer momento,
cuando se quiere morir y tiene los intentos de suicidio.

Texto: “introducción del narcisismo” – Freud (1914)

Con introducción al narcisismo Freud comienza a considerar a la paranoia como una de las formas de
las neurosis narcisistas, en las cuales el retiro de la libido al yo se vuelve un obstáculo para investir
representaciones de objeto y por lo tanto un obstáculo también para investir la figura del psicoanalista.
Este hecho lo lleva a formular una incapacidad de establecer transferencias en ese momento del proceso
patológico. Sin embargo este desinvestimiento inicial no es total, hay posibilidades de restituir la libido
mediante el delirio.

Con este texto Freud se detiene a pensar en dos manifestaciones clínicas propias de la psicosis: el delirio
de grandeza y el extrañamente respecto del mundo interior.

-Respecto al delirio de grandeza propone leerlo en términos de un narcisismo secundario, dirá que se
produce, en el caso de la paranoia, una regresión al punto de fijación del narcisismo.

-En cuando al extrañamiento respecto al mundo de exterior dirá que no es privativo de las psicosis, si no
que en las neurosis también existió un extrañamiento respecto al mundo exterior, pero que este no fue
total, si no que el vínculo con el objeto originario se conserva en la fantasía, lo cual permite que el sujeto
pueda establecer transferencia respecto del médico.

Neurosis narcisistas y neurosis de transferencia

Freud hace una nueva diferenciación de las neurosis. Por un lado las psiconeurosis de transferencia
(histeria, neurosis obsesiva y fobias) y por el otro las psiconeurosis narcisistas o psicosis (paranoia,
parafrenia, manía, melancolía e esquizofrenia). Esta clasificación corresponde a que las diferentes
patologías responden de manera diferente al análisis:

- En la psiconeurosis de transferencia la intervención analítica resuelve el síntoma vía la interpretación. Se


pueden levantar los síntomas gracias a que la transferencia es posible.

- En las psiconeurosis narcisistas no es posible la transferencia al médico, es decir que son inmunes al
psa.
Tercer momento de Freud para pensar las psicosis

Freud termina de delinear su teoría de las psicosis intentando responder a la pregunta acerca del
mecanismo análogo de represión en la neurosis, pero en la psicosis.

Texto: “Neurosis y psicosis” – Freud (1923)

A esta altura Freud conceptualiza la tópica del Yo, Ello y Súper yo. Dirá que el Yo sufre múltiples
vasallajes por parte del Ello y por parte del Súper yo y en base a esto es que hará una distinción entre
neurosis y psicosis.

Neurosis: es el resultado de un conflicto entre el Yo y el Ello. El mecanismo con el que el Yo se defiende


de ese conflicto es la represión. Luego lo reprimido se revela contra ese destino generando la formación
de un compromiso: el síntoma. El Yo trata al síntoma como un intruso, como ajeno. Esto tratado como
ajeno escinde al Yo y le recuerda “que no tiene poder alguno”.

Psicosis: la psicosis tiene que ver con un conflicto entre el Yo y el mundo exterior. Tiene que ver con una
frustración dice Freud, algo del mundo exterior que resulta insoportable y que es rechazado (no reprimido
como en la neurosis). El delirio funciona como un parche que se coloca donde originariamente se produjo
la desgarradura con el mundo exterior. Es como un fenómeno de curación o de reparación, intenta
reconstruir o volver a ligar al yo con la realidad pero mediante la creación de una estructura delirante. La
formación delirante es su intento de restablecimiento.

Psiconeurosis narcisistas (melancolía): conflicto entre el Yo y el Súper yo. Freud va a plantear respecto
de esta patología no solo la identificación con el objeto perdido y la transformación del amor y el odio, sino
también la vuelva contra la propia persona y un exacerbado empobrecimiento del yo. Para el melancólico
lo que se empobrece no es el mundo exterior, sino su propio yo.

Freud finaliza este texto preguntándose por el mecanismo propio de la psicosis (que no es la represión, ni
la proyección que había planteado en el historial de Schreber). Deja abierto ese interrogante. Lacan
resuelve ese problema centrando la cuestión en lo que está inscripto en lo simbólico y lo que está afuera,
es decir lo real.

Texto: “La pérdida de la realidad en la neurosis y la psicosis” – Freud (1923)

Freud en este texto introduce la variable temporal y los tiempos lógicos de cada momento:

Psicosis: el Yo se retira de un fragmento de la realidad desde los inicios, es decir, de antemano hay una
pérdida, un momento de desgarro, de ruptura, que agujerea la realidad. Luego vendrá un segundo
momento a intentar reparar y compensar eso a partir de la creación de una realidad (delirante) nueva. Eso
cancelado adentro desde un principio retorna desde afuera intrusivamente, sin regulación alguna, por la
vía de la alucinación o del delirio. Freud pone el acento de la psicosis en esa pérdida, esa desconexión
libidinal de la realidad desde el comienzo. Y toda la construcción delirante como un intento de
deconstrucción de la realidad. Entonces ubica lo patológico en el primer momento, y el síntoma no como lo
patológico sino como intento de curación.

Neurosis: en los inicios de la enfermedad se reprime una moción pulsional al servicio de la realidad, pero
Freud va a decir que esta no es la neurosis misma, sino que es el retorno de lo reprimido lo que constituye
la enfermedad misma. Freud va a decir que el neurótico se refugia en su mundo de fantasías, en este
mundo tan placentero el Yo encuentra nuevas formaciones de deseo. Todo esto se desarrolla no sin un
considerable desarrollo de angustia ante el retorno de lo reprimido. Entonces Freud, para las neurosis,
ubica lo patológico en el segundo momento, en el síntoma y su refugio en la fantasía, esa evitación de la
realidad. La neurosis no desmiente la realidad, si no que no quiere saber de ella. No hay pérdida de la
realidad sino huida o evitación.

Freud termina diciendo que tanto para la neurosis como para la psicosis no solo cuenta el problema de la
realidad si no el de su sustituto.
PSICOSIS LACAN
LACAN Y SAUSSURE

Saussure: “La lengua es un sistema de signos y cada elemento tiene un valor en relación a otro elemento”.
“Un significante solo no significa nada, está vacío de sentido. El sentido se produce en su combinatoria
con otro significante”.

Lacan toma la teoría de Saussure y la lleva al campo del psa. Piensa al icc estructurado como un lenguaje,
constituido por significantes (en Freud éstos serían las huellas mnémicas o representaciones) que no
tienen un sentido previo, son significantes solos, aislados, que solo producen significados en su
combinatoria. Para Lacan al icc uno lo puede leer en los cortes del discurso, en los lapsus, chistes, fallidos,
etc, allí es donde aparece la significación o el sentido, en esos cortos del discurso. Plantea que toda
significación es metafórica en el sentido de que no hay un sentido propio, único, sino que más bien toda
significación remite a otra significación. Para que un significante cobre sentido se debe ligar a otro u otros.
La manera en que covarian esos significantes permiten la variedad de sentidos que puede tener un único
significante. Además plantea que siempre hay algo que se nos va a escapar, siempre queda un resto. Por
eso la S barrada “$”. La barra de la ‘S’ da cuenta de esta imposibilidad de que el significante represente
completamente el significado.

Para el Lacan de 1950 el sujeto es un sujeto del significante. Un sujeto sujetado y definido por los
significantes que lo producen. Es el soporte del discurso y a su vez efecto del lenguaje. Esto es paradojal.

Lacan declara la independencia entre los dos órdenes: significante y significado. No dependen uno del
otro. El significante pertenece al campo de lo simbólico y el significado pertenece al campo de lo
imaginario. Hablará de la primacía de lo simbólico por sobre lo imaginario. Los significantes son los que
marcan el icc y los significados son los que se producen en la combinatoria.

Lacan invierte el signo lingüístico de Saussure y va a decir que el significante es lo que corta y viene a
producir sufrimiento en la masa morfa del ser viviente. Genera un efecto en el cuerpo, una pérdida de lo
instintivo y una introducción en el campo del lenguaje. El lenguaje a través del significante fragmenta lo
viviente del sujeto.

LACAN – TRES REGISTROS

Imaginario, simbólico y real son los tres órdenes que presenta Lacan. A partir de estas tres dimensiones
podemos delimitar si algo está inscripto o no para determinado sujeto en particular, sabremos de esto a
partir de las consecuencias que se observan en la clínica. Los fenómenos de la clínica nos permitirán
pensar cómo está estructurado ese conjunto de covariantes. Los tres registros se encuentran enlazados
entre sí y tienen incidencia sobre el otro.

Registro simbólico: el sujeto del icc. Una instancia que está determinada por los significantes. Para lacan
este sujeto del icc esta antes de que nazca el individuo y podría seguir existiendo más allá de la muerte del
individuo. Este sujeto del icc es desconocido para el yo.

Registro imaginario: el individuo, el yo, la imagen corporal. El individuo, el yo, es desconocido para el icc.
Para lacan el yo por excelencia tiene su ligazón con lo imaginario, lo ligamos también con la imagen
corporal (esto lo veremos a partir del narcisismo).

Lacan plantea que lo imaginario en el ser humano es totalmente ineficaz, no orienta al ser humano, lo
imaginario orienta a los animales en su supervivencia y reproducción. Pero los humanos tenemos un
simbólico fuerte que compensa lo débil del imaginario. La ubicación que le da lacan a lo simbólico tiene
dos dimensiones, una que tiene que ver con compensar el déficit imaginario, y otra que también
fragmenta, complica, perturba, mortifica, etc. A esta altura de la enseñanza hay una prevalencia de lo
simbólico como lo que remeda la insuficiencia imaginaria.

En el campo de significantes siempre puede agregarse un significante más, justamente porque no hay una
totalidad (todos -1 siempre), es por esto que en el campo de lo simbólico siempre vamos a encontrar un
agujero, un vacío. Mientras que en el campo de lo imaginario siempre vamos a encontrar la tendencia a
completar lo que no está completo (como la Gestalt). Es decir que lo imaginario tiende a completar lo que
lo simbólico no completa.

Registro real: la instancia real en Lacan ha tenido a lo largo de su enseñanza varias definiciones:
- Lo que está por fuera de lo simbólico y también fuera de la realidad (para Freud y para Lacan la realidad
es una ficción que comanda la vida del sujeto), la realidad no es lo real.
- “Lo real es lo imposible lógico”. Esta es una definición que aparece a partir del seminario 12. Cada
sistema tiene su propio “imposible” (2+2 nunca es 5), lo cual nos permite decir que cada sistema simbólico
tiene su propio real. Para cada sujeto hay un real, es decir, de acuerdo a como está entramada la
estructura simbólica de un sujeto es que será su real.
- “Lo que no engaña”: la vivencia que tiene uno con lo real es siempre una vivencia de certeza, no hay
ninguna duda posible. En cambio la vivencia que uno tiene en el campo de lo simbólico y de lo imaginario
es la vivencia de algo que puede ser engañoso, confuso, diverso, con diferentes sentidos.

SEMINARIO 3 Y PARADIGMA SCHREBER

Cuestiones centrales:

⮚ En este seminario Lacan se pregunta cuál es el mecanismo específico de las psicosis (análogo a lo
que en las neurosis sería la represión).
⮚ Hablará de cómo se articula lo real, lo simbólico y lo imaginario, pero a esta altura es
fundamentalmente importante para él el papel de lo simbólico.
⮚ Es un seminario en el que Lacan transmite una posición ética inflexible: la ética de alojar
decididamente la palabra del psicótico.
⮚ Los fenómenos de la psicosis (alucinación y delirio) son designados como “trastornos del lenguaje”.
Lo que está haciendo Lacan es definir al fenómeno psicótico por la relación del sujeto con la
palabra, con el orden simbólico, con el lenguaje.
⮚ En este seminario hay una tensión entre el diagnóstico diferencial de la psicosis (psicosis como un
tipo clínico diferenciado de otros) y la idea de que “todos somos locos” porque todos somos
hablantes y somos hablados, pero el neurótico responde de una manera y el psicótico de otra.
⮚ Crítica que hace Lacan a quienes buscan comprender.

⮚ Crítica que hace Lacan a la definición canónica de la paranoia de Kraepelin.

PARADIGMA SCHREBER

Llamamos “Paradigma Schreber'' a la lectura que hace Lacan de la psicosis a la altura de los años 50.
Este paradigma viene a leer el campo de la psicosis respondiendo a la pregunta de “¿Qué es adentro y
que es afuera?”, pregunta que habían dejado pendiente tanto los psiquiatras clásicos como Freud. Lacan
responderá esto partiendo de sus categorías: lo imaginario, lo simbólico y lo real. Nos invita a pensar los
fenómenos en términos de si son de lo simbólico (dentro del lenguaje articulado) o de lo real (por fuera del
lenguaje articulado).

Freud había concluido que la psicosis no podía ser abordada por el dispositivo analítico. Luego los
posfreudianos abren la puerta a la psicosis, pero su manera de conceptualizar la psicosis y la clínica de las
psicosis los va llevando a lo que Lacan propone nombrar como “una desviación de las pistas freudianas”.
Es ahí cuando llega Lacan (años 50), quien al igual que los posfreudianos, plantea que sí hay un
tratamiento posible para los pacientes psicóticos. Pero invita a los posfreudianos a retornar a Freud, a las
pistas freudianas y entender que no se trata de núcleos que cohabitan en un mismo sujeto sino que se
trata de dos funcionamientos distintos del lenguaje: el funcionamiento psicótico del lenguaje y el
funcionamiento neurótico del lenguaje. Dirá que el funcionamiento neurótico del lenguaje nos muestra un
funcionamiento dialéctico, encadenado del lenguaje; mientras que el funcionamiento psicótico del lenguaje
nos muestra un funcionamiento del significante en lo real, es decir, un significante que está suelto, que
está solo, que queda desencadenado del resto del lenguaje. Plantea que no se trata de atender los
núcleos de uno y otro si no que son dos funcionamientos distintos, son dos estructuras distintas del
lenguaje, una no es más grave que la otra sino que tenemos que entender su funcionamiento y ese
funcionamiento Lacan lo organiza alrededor del lenguaje.

Podemos decir que el “Paradigma Schreber” o “Paradigma S” (paradigma de lo simbólico), es el


paradigma en donde para Lacan tiene mucha importancia el orden simbólico (que es el orden del lenguaje)
y a partir de esto ordena a la psicosis como una modalización del lenguaje. Es el lenguaje, es el orden
simbólico el que tiene un carácter de determinación sobre lo imaginario y lo real. A esta altura lo simbólico
ordena los demás registros y es el modo de funcionamiento del lenguaje lo que diferencia, para Lacan,
psicosis y neurosis.

Neurosis: en el campo de las neurosis el lenguaje funciona ordenado alrededor de “el nombre del padre”.
Este elemento es el operador, el que le da un orden y una ley de combinación. Hace que los elementos de
lo simbólico se combinan bajo determinadas leyes. También lo llamamos “broche” porque es lo que
abrocha significante-significado, es lo que abrocha a cada significante dentro de la cadena y esa cadena
produce una significación que es una compartida.

Psicosis: el significante “nombre del padre” no está inscripto, esta forcluido. No se encuentra incluido en
el campo del lenguaje. Entonces el funcionamiento es distinto, se ordena de otra manera y encontramos
ahí elementos que quedan sueltos, solos, desencadenados.

Lacan se apoya en 3 ‘pistas’ o argumentos freudianos para arribar al significante del nombre del padre y al
concepto de forclusión:

- Una frase que encontramos en el historial de Schreber (1911): “No se trata que lo internamente sofocado
se proyecte hacia afuera sino más bien que lo cancelado adentro retorne desde afuera”. En esa frase
Freud sigue enredado en el adentro y el afuera pero a Lacan le parece muy interesante porque entiende
que ahí no está en juego lo reprimido, lo sofocado, lo proyectado sino que hay algo cancelado, algo que no
está y que eso retorna desde afuera.

- Una frase del historial del hombre de los lobos (1918): respecto a la alucinación del dedo cortado de este
hombre, Freud dice que ese corte es un “no querer saber algo”, pero no el sentido de la represión, si no
que pasa algo más, algo del orden de un agujero. No remite a un saber no sabido, sino que ahí hay otra
cosa, de otra dimensión.

- Texto “La negación” (1925), en este texto hay un intento de Freud de pensar que negar algo implica
saberlo, implica haberlo afirmado, que para negar algo tiene que estar primero afirmado. Que para decir
NO primero hay una afirmación en juego, solo se niega lo que primero fue afirmado. En el campo de la
psicosis no se trataría de una negación, sino que se trata de otra cosa, algo del orden de un agujero, un
agujero en lo simbólico, es el agujero que deja la no inscripción, así lo dice Lacan, la no inscripción de ese
operador que es el nombre del padre.

Entonces con estas tres pistas Lacan retorna a Freud pero haciendo su propia lectura y propone la
FORCLUSIÓN DEL NOMBRE DEL PADRE como eso que organiza la forma particular de la modalización
del lenguaje en la psicosis.

Por eso para Lacan neurosis y psicosis son dos estructuras diferentes. Ninguna es más grave que la otra,
simplemente tienen dos modos de funcionamiento del lenguaje distintos. Una cuenta con el operador del
nombre del padre y organiza el lenguaje de determinada manera y la otra no cuenta con el ordenador, con
el broche, con el aparatito del Nombre del Padre y por lo tanto se organiza de otra manera.

Retomando la pregunta del mecanismo específico de la psicosis que Freud ya se había planteado, Lacan
nos va a decir que hay un modo de decir neurótico y hay un modo de decir psicótico. En el modo de decir
neurótico opera la barra, la represión, esto quiere decir que estamos en el plano de lo simbólico, opera lo
reprimido y su retorno, por ejemplo en el síntoma. En cambio, en la forclusión podemos decir que no hay
operación de la barra, no está la operación de lo simbólico dejando por debajo algo reprimido, en todo
caso en el decir psicótico lo cancelado retorna en lo real, desde el exterior.

Límites del paradigma Schreber:


En los años 50 Lacan cree que con lo simbólico puede capturar todo y a medida que va avanzando se da
cuenta que lo simbólico tiene límites y entonces va entendiendo que los tres registros tienen una
importancia equivalente, ninguna predomina sobre otro. Además con el paradigma Schreber Lacan no
logró entrar del todo a la cuestión de la incidencia de la dimensión del goce.

DEFINICIONES IMPORTANTES SOBRE LA PSICOSIS:

Certeza delirante

Lacan nos va a decir que la certeza no se trata de que el loco crea o no en sus alucinaciones, él mismo
puede saber que los fenómenos no son reales, la certeza radica en la seguridad de que esos fenómenos
elementales, esas voces, eso que ve LE CONCIERNEN, le están dirigidos. Lacan dice que esta certeza es
lo inquebrantable en el delirio. Por ejemplo, en el caso de Schreber, los crujidos que escucha en las
paredes él tenía la certeza de que le estaban dirigidos, que le conciernen. Certeza y enigma a la vez
porque precisamente en esa intuición delirante hay algo que se presenta con una certeza absoluta, pero
también con una dimensión de enigma absoluto.

Desencadenamiento y coyuntura dramática

Lacan va a decir que en una psicosis es importante situar ante qué coordenadas se produce un
desencadenamiento. El pasaje de una prepsicosis a una psicosis. Para pensar en el desencadenamiento
es central el concepto de “coyuntura dramática”. La coyuntura dramática es lo que precipita al sujeto a que
se desencadene la psicosis. Se trata de una circunstancia que confronta al sujeto con ese agujero que
está ahí desde siempre. Una situación que le exige al sujeto “hacerse cargo de una situación importante” y
donde el sujeto deberá adoptar cierta posición subjetiva para la cual necesita referencias simbólicas,
herramientas, pero no cuenta con ellas debido a la forclusión. El sujeto es llamado a responder desde
significantes que no tiene. Se trata de un momento en el cual el sujeto se confronta con “Un padre en lo
real” y no puede reordenarse simbólicamente porque está forcluido el nombre del padre.

Frente a esa coyuntura dramática si se cuenta con las referencias simbólicas del hombre del padre
entonces el acto queda introducido en cierto orden simbólico, en cierto orden de discurso, en ciertas
referencias simbólicas. Pero si el nombre del padre está forcluido, entonces se desarma la trama
imaginaria hasta que el sujeto pueda volver a compensarse. Si hay agujero, el acto no queda introducido
en un orden y allí se presentifica “Un padre”, un otro que me goza y que me invade.

FENÓMENOS ELEMENTALES

Para Lacan, los fenómenos elementales son una significación mínima que no dice nada, pero que significa
algo que le concierne al sujeto (por ejemplo ver un auto rojo y creer que significa algo aunque el sujeto no
sepa qué). Va a decir que el fenómeno elemental y el delirio tienen la misma fuerza estructurante. Por
ejemplo, desde el sueño Duermevela en Schreber hasta su delirio de grandeza (pasando por el delirio de
persecución), si bien todo el delirio va cambiando, hay cierta fijeza, cierto átomo que tiene que ver con
interpretar cierto enigma que se entromete en el cuerpo.

Lacan termina diciendo que el delirio mismo es un fenómeno elemental. Pero que si bien tienen la misma
fuerza estructurante no es la misma posición del sujeto en el momento inicial que la posición del sujeto en
otros momentos del desarrollo del delirio. La posición del sujeto va cambiando, hay movimientos. Aunque
siempre habrá un aspecto de fijación (el enigma por ejemplo).

Los fenómenos elementales permiten detectar inicios de la psicosis sin que se produzca un
desencadenamiento. Hay fenómenos elementales que se sostienen durante años, aislados. Seria lo que
DC llamó “pequeño automatismo mental”.

Un fenómeno elemental en Schreber es la aparición del alarido. Schreber no puede evitar ese aullido que
sale de su boca y que lo sorprende desde el exterior. Ese momento del alarido es un S1 solo, un
significante aislado nos dice Lacan. Es un momento de desgarro absoluto, no se enlaza con nada, no entra
en ningún juego dialectizable. Luego ese alarido toma otra modalidad significante que es el pedido de
ayuda y ahí ya nos encontramos con que hay una producción de significación del alarido frente a un vacío
absolutamente enigmático. Es decir, se pasa desde ese alarido perplejizante, inevitable y que le causa
dolor a un pedido de ayuda que es “escuchado por los nervios divinos” donde se pone en juego la
significación, ya hay un pedido de auxilio.

En el medio de este pasaje del alarido al pedido de ayuda escuchado por los nervios divinos, se producen
toda una serie de fenómenos significantes: ruidos especialmente hechos para él, milagros de los pájaros
cantores y los insectos, fenómenos de duplicación de imágenes de perdida en el espejo, de catástrofe
imaginaria, hasta arribar finalmente a ese punto donde los fenómenos fundamentales llegan a una
estabilización del delirio donde puede rearmar su relación a Dios.

Fenómeno elemental y automatismo mental (DC)

De Clérambault indicaba el automatismo mental como previo al desencadenamiento de la psicosis. Lacan


está diciendo que tanto el fenómeno elemental más pequeño, sin interpretación, como el delirio más
frondoso, ambos son fenómenos elementales, ambos dan cuenta de la forclusión del nombre del padre.
“En lo más pequeño de la hoja se ve la estructura de la planta” ”uno puede identificar de qué planta se
trata tanto viendo lo más pequeño de ella, las nervaduras, como lo más grande, por ej el tallo o la hoja”.
Pequeño y gran automatismo tienen la misma forma estructurante. Lacan dirá que no hace falta ver
principio desarrollo y fin para decir que es psicosis, si no que ya con lo pequeño automatismo podemos
hablar de psicosis. Siempre la misma fuerza estructurante está en juego en el delirio o en el fenómeno
más pequeño. El delirio reproduce la misma fuerza constituyente, es también un fenómeno elemental.
Lacan ubica el fenómeno elemental en el corazón de la estructura psicótica.

LOS TRASTORNOS DEL LENGUAJE

Los trastornos del lenguaje abarcan desde fenómenos elementales hasta los fenómenos más expandidos
y ruidosos de la psicosis.

Lacan piensa a las alucinaciones como trastornos del lenguaje. Dirá que no son trastornos del orden de la
percepción, tampoco tienen que ver con problemas del aparato sensorio, ni con cuestiones ligadas a los
órganos de los sentidos. No las piensa como la clínica sincrónica en términos de “alucinación como
percepción sin objeto” sino que las va a pensar como trastornos del lenguaje. Dirá que habrá que captarlas
en el decir del sujeto en el campo de la palabra y el lenguaje.

Lacan, tomando a su maestro De Clérambault, plantea que los fenómenos elementales y el delirio tienen la
misma fuerza estructurante, al punto tal que podemos pensar al delirio mismo como fenómeno elemental.
A diferencia de De Clérambault que había planteado que el automatismo mental partía de una causa
orgánica (alguna irritabilidad neuronal en la conexión de las neuronas) Lacan plantea que tanto el
fenómeno elemental como el delirio, son trastornos del lenguaje. Por lo tanto, Lacan nos va a decir que
tenemos que estudiar, en la paranoia por ejemplo, cómo situar el modo de decir y también el modo de
presencia de alucinaciones auditivas.

Entonces no se pone el acento en el contenido del delirio, sino en esa modalidad particular del lenguaje,
donde una sola palabra puede ser un punto de referencia esencial. En el discurso mismo es donde
podemos situar de qué estructura estamos hablando, en el recorrido que va haciendo el paciente con sus
palabras y con su armado delirante. En el modo particular del decir del paciente, en la especificidad de su
discurso.

Las alucinaciones, nos dice Lacan, son un soporte de ese mundo, son un fenómeno del lenguaje que se
presenta como exterior al sujeto pero que le permiten puntos de apoyo, lejos de ser solamente algo que
padece y le causa sufrimiento son también el punto en donde se va a ir situando un armado posible.

6 trastornos del lenguaje

No es condición que en la clínica se observen los seis. A veces solamente aparecen uno o dos.
- Significación que se impone: Ej: voy caminando y lo rojo del auto me dice algo, no sé qué es, pero se
me impone. Se le viene encima al sujeto. Entonces hay que preguntar ¿Qué significa eso para usted?
"¿Qué significa para usted que la planta le diga gracias?... Me siento solo. Entonces ven a un sujeto que
interpreta desde su propio fantasma, sus propios hilos subjetivos, Interpreta desde lo propio. El sujeto dice
"No sé, hay algo ahí que no entiendo". El Sujeto es tomado por eso, no lo articula. El sujeto quedó
comprometido a eso. Si escuchamos a un sujeto que no sabe qué es eso que se le impuso pero que está
“tomado” por el fenómeno. Eso quiere decir significación que se me impone.

- Dialéctica estancada: quiere decir que la cosa no dialectiza. Algo “clavado” en cierto punto de la
experiencia significativa. Esta dialéctica estancada va desde el fenómeno mínimo, hasta el delirio más
grande. Un fenómeno mínimo sería por ejemplo “No puedo dejar de pensar en esto que me pasa con la
planta”. Y eso queda ahí estancado, no desplaza, si se desplaza diría “bueno, con la pandemia, me siento
solo entonces le habló a la planta”.

- Neologismos: en el apartado 3 Lacan hace mención de su paciente que utiliza la palabra “galopinar”. A
esa palabrita no la puede referir a otra cosa. Lacan la llama rúbrica del delirio o plomada del discurso.
Porque cuando interrogamos sobre esa palabrita no remite a otras significaciones. Dice “yo sé que lo
siento yo, me cuesta explicarlo”. Significa algo inefable para el sujeto. La experiencia que tiene el sujeto
con esa palabrita está por fuera del código. No está dentro del código común o dentro del código
compartible. Son esas “palabras clave” que si uno se las pregunta al sujeto éste transmite una experiencia
inefable (no compartida con el código común). Ej: “almicidio”

- Certeza: experiencia subjetiva de que algo que me es ajeno, me concierne en lo más interno de mi ser, y
queda ahí petrificado, no puedo desplazar, no circula. Lo íntimo de mi ser queda atrapado en eso. No tiene
que ver con que el sujeto cree o no en el delirio, etc, sino que lo que se ve acá es esa certeza de que
aquello que le sucede, le concierne.

- Retorno desde lo real o Irrupción en lo real: eso que para el sujeto se le impone, que no viene de algo
simbolizado, que no tiene simbolización previa, que es ajeno, que es extraño. ¿De dónde viene? Viene de
lo real (porque no fue previamente simbolizado). Lacan opone esto al fenómeno neurótico. Cuando uno
interroga el fenómeno psicótico se encuentra con una “nadería”, una no significación. Una invasión de un
fenómeno que no se puede remitir a ninguna escena previa. Lacan dice nombremos a esta nadería
“irrupción de lo real”. Se experimenta como una invasión que no remite a nada, que nunca entró en el
sistema de simbolización. Es como una invasión psicótica. Una irrupción en lo real. No hay inscripción
previa como ocurre en la neurosis. Uno se encuentra con una “nadería”, no hay nada, hay un agujero. No
hay un pacto simbólico previo con otro, no hay una cadena simbólica.

- Significante en lo real o fenómeno de franja: Lacan llama significante asemantico a esas experiencias
sin sentidos, sería lo que vimos con de Clérambault como pequeño automatismo mental. Es una
experiencia de la relación del sujeto con el significante donde se pierde el sentido.

CRÍTICAS QUE HACE LACAN EN EL SEMINARIO 3

“No se trata de comprender”

Lacan realiza una amplia crítica que incluye a diversos psiquiatras y psicólogos de la época y a todos los
critica por lo mismo, que es que “desde algún punto comprenden” y siempre es un punto ideal que aplasta
el alojamiento de la relación del sujeto con la palabra. Algunas de las críticas fueron a los continuistas, a
los discontinuistas, a Jaspers, a las teorías de síntesis y a la lógica de tomar a la psicosis desde el punto
de vista de las conductas locas. Todo el amplio listado de discusiones que planteó se puede sintetizar
como “todos están afectados por una ‘sediciente’ comprensión”. Entonces, como contraparte de eso dirá
que de lo que se trata es de poder alojar el fenómeno mínimo de la psicosis desde el punto de vista de la
relación del sujeto con la palabra. Lacan insiste que a la falta de significación que puede tener un sujeto
frente a algo que por el momento no comprende (“auto rojo” se le impone y no sabe porque), hay que
alojarlas sin saturarlas de ningún sentido y de ninguna comprensión. Sólo si se aloja ese vacío de
significación, entonces habrá lugar para que el sujeto vaya respondiendo y construyendo con sus propios
hilos subjetivos, tejiendo algo respecto de ese fenómeno mínimo y sutil.
Crítica a la definición canónica de Kraepelin sobre la paranoia:

- La evolución no es continua e insidiosa, sino que por el contrario es inestable, va teniendo diferentes
momentos y fases (momentos más estables, momentos de brotes, etc).
- Critica lo que Kraepelin llama causas internas. Dice que eso es una manera de negar que en la vida del
sujeto suceden contingencias.
-Critica la definición de “evolución continua e imposible de inquebrantar”. Dirá que si el delirio es imposible
de inquebrantar entonces “¿para qué haría falta un psicólogo?”. Por el contrario, para él efectivamente hay
transformación en el delirio del sujeto.
- Crítica los patterns (o patrones) de conducta, dice que no dejan de ser un ideal de comprensión el hecho
de querer definir a la psicosis por la conducta.

DIACRONÍA Y SINCRONÍA EN LA PSICOSIS

Lacan propone abordar la psicosis desde dos campos: el sincrónico y el diacrónico.

Eje sincrónico es el aquí y ahora, un corte sin tener en cuenta la variable del tiempo. Por ej cuando
trabajamos alrededor del orden simbólico, de la lógica del significante. Lacan dirá que si el nombre del
padre opera como metáfora paterna entonces tenemos los efectos que encontramos en el campo de las
neurosis, pero si ese significante no está en el aparato psíquico, en el orden simbólico entonces estamos
frente a la “forclusión del nombre del padre”, lo cual constituye la estructura psicótica. Todo esto es una
construcción teórica que nosotros solo podemos verificar a partir de sus efectos en la clínica, es decir, en
la diacronía de una historia. Por eso para Lacan es tan importante cruzar el eje sincrónico (que da cuenta
de la estructura y sus elementos) con el eje diacrónico (que da cuenta del devenir de una historia singular,
de las fases en una historia, en un devenir).

Eje diacrónico incluye la dimensión del tiempo, del desarrollo, del devenir, de las fases de un fenómeno o
un campo. Podemos pensar a la diacronía como un vector. En la psicosis, este vector tiene un agujero, un
efecto de corte. Lacan piensa en las siguientes fases: - Un primer momento de la psicosis como estructura
psicótica pero que puede no desencadenar, donde hay una falta en el campo simbólico que se compensa
en el campo imaginario y que denomina prepsicosis. - Un segundo momento donde se suma a la causa
estructural una causa contingente que produce el desencadenamiento. Es cuando el sujeto se ve llamado
a un recurso simbólico con el que no cuenta (momento de la coyuntura dramática), algo viene a romper
esa compensación con la que el sujeto se mantenía estable, es el encuentro con la falta en el recurso
simbólico. A su vez, Lacan divide este segundo momento en dos fases: la fase muda, la fase del momento
de perplejidad, la inquietud, el enigma de lo que está pasando, juntos con todos sus fenómenos
hipocondriacos y fenómenos de franja. Y la fase ruidosa, que es cuento comienza el delirio, la alucinación,
cuando “el otro” toma la iniciativa sobre el sujeto, lo atormenta, lo persigue, lo acecha. Lacan agrega un
tercer momento: el de la estabilización. Es “lo que viene al lugar de la metáfora paterna faltante”, algo que
“abroche” significante con significado, que localice al psicótico en un lugar y que le dé un orden.

CASO MARRANA

El caso marrana nos enseña que la alucinación no es una alteración perceptiva. No es lo que los
psiquiatras clásicos dijeron de la alucinación como “percepción sin objeto”. Si no que Lacan va a decir que
la alucinación es un trastorno del lenguaje, propone que los fenómenos o síntomas de la psicosis
responden a un trastorno del lenguaje y nos muestran a cielo abierto cual es la estructura del significante.

Se trata de una mujer que tiene un delirio de dos con la madre. Ambas viven en un conventillo sin un lazo
social con el mundo exterior y sin relación con hombres. Alli donde viven tienen una vecina que tiene un
amante, y ellas suponen que este hombre es un hombre casado. Tanto a la madre como a la hija, les
parece intrusiva la presencia de esta mujer. Esta mujer “de vida fácil” que tiene un amante, encarna algo
problemático para esta paciente. Y Lacan dice que esto problemático tendría que ver con lo sexual. Con
algo excesivo, con un goce que es del orden de lo no asimilable para esta mujer.

Un día en el pasillo se encuentra con este hombre que ella califica como “malvado” y éste le dice algo
grosero, le dijo “marrana”, pero que ella antes de eso también le había dicho “vengo del fiambrero” y no
comprende porque se lo dice. Entonces tenemos dos significantes importantes. Lacan va a decir que
“Marrana” es un significante que retorna en lo real. Un significante que esta mujer no puede buscar, o
enlazar con ninguna otra cosa de su historia, Lacan habla falta de dialéctica, no hay posibilidad de
vincularlo con ninguna otra cosa. El significante en lo real hace referencia a una respuesta psicótica. Esta
respuesta tiene que ver con la forclusión del significante del nombre del padre, éste es un operador para
localizar el goce. Cuando un sujeto no dispone de ese aparato, el goce queda deslocalizado. Lacan va a
decir que lo que no se inscribe en lo simbólico tiene otro destino: lo real. Lo real es aquello que no se
puede simbolizar, no se puede “atrapar”, queda por fuera. Lo que no fue inscripto en lo simbólico, lo
forcluido, retorna en lo real. Esto implica que retorna desarticulado de la cadena del significante, es un
significante aislado, suelto, sin s2, no hace cadena.

Ante la forclusión del significante del nombre del padre, aparece otro significante que es proferido por una
palabra, en nuestro ejemplo esta palabra es “marrana”. Aparece el otro como portavoz, para el sujeto
psicótico no es él mismo quien dice esa palabra, sino que es otro.

LOS OBJETOS “A”

Seminario 10

Ocuparse del objeto ‘a’ es ocuparse lo que no entra en el lenguaje y es ocuparse de los afectos. Este
punto implica conceptualizar lo real, lo que no entra en el lenguaje, el objeto indecible, lo que no es ni
simbólico ni imaginario.

Con el objeto ‘a’ Lacan indica que no todo es nombrarle, que el padre no puede nombrar todo, hay un
resto de la operación significante, es decir, siempre hay algo que no se termina de nombrar. El lenguaje
bordea la cosa pero hay algo que el padre no termina de nombrar. Que en el pasaje de la necesidad a la
demanda, en el humano hay una pérdida, un resto de la operación significante que se pierde por ser seres
hablantes.

El objeto ‘a’ paradójicamente no es un objeto, no es una sustancia, es algo que nombra una pérdida, una
renuncia al goce inherente al hecho de entrar en el discurso. Es una consistencia lógica. Es aquello que
contornea una ausencia. Un vacío, ese vacío recorrido por el sujeto de la pulsión. Porque la pulsión busca
a partir de un vacío. Se trata de un resto indecible que da cuenta de la imposibilidad de nombrar todo, un
resto de la operación significante. El objeto ‘a’ viene a ser un localizador, o un condensador de ese goce
para siempre perdido.

En la psicosis no opera el padre para la extracción un goce, entonces no se verifica esa pérdida de goce
que implica pasar por la castración que el objeto ‘a’ localiza. Entonces lo que sucede es que en la
alucinación (como por ej “marrana”) ese objeto indecible aparece como condensador como catalizador de
ese objeto no extraído. Nos encontramos ahí con un significante en cadena rota, suelto, aislado, indecible,
demasiado pesado, que localiza irrumpiendo, invadiendo como fenómeno de goce no dialectizable.
Entonces este objeto indecible aparece por la vía de la alucinación.

En conclusión: en la psicosis lo que queda en el bolsillo, a mano, no son los títulos si no el propio objeto a
(al no haberse extraído). Pero este “quedar a mano” del objeto ‘a’ es una presencia de un real invasivo, de
un elemento pesado. Ese significante que no se puede dialectizar, no se le puede dar sentido.

Entonces no es lo mismo tener los títulos en el bolsillo (neurosis) que tener el objeto A en el bolsillo
(psicosis). Ya que esto último irrumpe inoportunamente en cualquier momento, en cualquier lugar como el
caso del significante “marrana”.

LA LOCALIZACIÓN DEL GOCE

Si no hay metáfora paterna y hay una metáfora delirante como solución hay algo que sucede en términos
del significante. Se posibilita ahí abrochar una significación por la vía de la metáfora delirante (psicosis) y
por la vía de la metáfora paterna (neurosis). Pero con la teorización del objeto ‘a’ tenemos la posibilidad de
leer otra cuestión ahí: que la estabilización y surgimiento de una significación delirante está localizando
estos objetos que hacían ruido desde el bolsillo.
En relación a esto podemos pensar en lo que dice Lacan respecto de la carretera principal. Él dice que la
carretera principal es por donde anda el neurótico. Mientras que al psicótico lo que le queda son los
carteles que hay al costado del camino, que sería las alucinaciones, y mejor tener eso para orientarse a no
tener nada (marrana por eje, ese objeto indecible quizás es un localizador de goce, ese cartel al lado del
camino, frente a la falta de la carretera principal).

PSICOSIS ORDINARIA

La psicosis ordinaria es un término que surgió a partir de trabajar sobre casos raros, que no eran ni
neurosis ni una psicosis extraordinaria, o florida. Las psicosis ordinarias no son una categoría más. Si no
que es un campo de investigación que surgió hace 20 años atrás. Se está planteando que hay otras
maneras de ir por la carretera principal, que no sea vía el padre. Hay distintas soluciones para arreglarse
con el goce. Cada sujeto encuentra su modo particular para hacer algo con su goce. Y esto aplica no solo
al campo de la psicosis. Todos, neuróticos y psicóticos, debemos orientarnos con el goce.

Pasar de una clínica estructural a una instrumental. Una clínica más flexible. Una clínica que apunta a
ubicar fenómenos discretos, más sutiles y ver como uno diagnóstica que se trata de una psicosis ordinaria.

Podemos decir que la psicosis ordinaria es una psicosis extraordinaria no desencadenada. En la cual se
pueden observar desenganches que no llegan a ser desencadenamientos. Enganches y desenganches.
En estos desenganches observaríamos lo que De Clérambault planteó como pequeño automatismo
mental, o Lacan como fenómeno elemental.

Se deja de pensar en la primacía del registro simbólico. Lo que funciona de anudamiento de los tres
registros en singular, cada uno lo hace a su manera, tanto neuróticos como psicóticos.

CONCEPTOS IMPORTANTES EN LACAN Y FREUD

PULSIÓN Y GOCE

Pulsión (Freud): Desde Freud podríamos decir que la pulsión es un concepto límite (difuso) entre lo
psíquico y lo somático, entre el lenguaje y el cuerpo. El lenguaje muerde al cuerpo y al morderlo tenemos
ese efecto pulsional, que hace que haya ahí metido en nosotros, habitando en nosotros, una satisfacción
paradójica. Freud va a decir que esa satisfacción, en su recorrido, no apunta al bienestar, ni a la felicidad,
ni al placer necesariamente, sino que es una satisfacción que va más allá del principio de placer. Por eso,
Freud nos invita a pensarla y a nombrarla como una satisfacción paradójica. A esta satisfacción paradójica
que va más allá del principio de placer es lo que Lacan llama goce. Tres características de la pulsión:

-Es acéfala: mi cabeza no la comanda sino que la pulsión se comanda y me comanda a mí. Más allá de mi
cc y mi voluntad.

-Es anárquica: cada una de las pulsiones se satisface por su cuenta, no mantienen un orden jerárquico,
una no subsume a la otra.

-Es parcial: porque nunca remite a una satisfacción total, no va a la totalidad sino a la parcialidad de la
satisfacción en sí misma.

Con estas 3 características Freud nos describe a la pulsión. Lacan se apoya en esta noción de Freud para
hablarnos del goce pero además amplía la cuestión del goce en relación a la pulsión. Por eso pulsión y
goce se equiparan, pero no se reducen.

Goce (Lacan): Lacan dirá que hay dos tipos de goce. Un goce que Lacan llama en el seminario 20 “el
goce del idiota” y se refiere al goce masturbatorio, el goce del órgano, ese goce que nos maneja y que
siempre quiere una vez más, un goce solitario, sin un otro. Y un goce que llama “el goce del sentido”, el
goce de ‘que es uno para el otro’.

LA CONSTITUCIÓN DEL CUERPO:


NARCISISMO (FREUD) Y ESTADIO DEL ESPEJO (LACAN)

Narcisismo y cuerpo (Freud)

¿Qué es el narcisismo? El narcisismo es la construcción libidinal del yo como unidad corporal. Ese
momento del desarrollo en el que comienza a haber una unidad que no existía previamente, este momento
en que aparece la unidad Freud lo llama narcisismo (y Lacan estadio del espejo).

El yo, la constitución del cuerpo y de la realidad no están dados de antemano, es algo a constituirse. El
“uno” no viene desde la genética, ni desde la biología, se construye por catectización libidinal, por un
depósito de la libido (objetal y yoica) sobre el cuerpo. Freud se pregunta cómo se arma la unidad psíquica,
cómo es que uno se percibe como “uno”, como unidad. Dirá que la primera percepción del sujeto como
unidad es que se percibe como un cuerpo. Freud llama narcisismo a esta “primera catectización libidinal
del cuerpo como uno”. Ubica al narcisismo como una fase “normal” del desarrollo libidinal. Plantea que el
narcisismo es estructural, no es una fase evolutiva a superar. Tampoco se debe utilizar cuantitativamente.
El narcisismo es una colocación libidinal constitutiva, necesaria y permanente. Es necesario que el cuerpo
esté libidinizado. Hay muchas consecuencias si esto no sucede.

La metáfora de la ameba nos permite visualizar cierta movilidad entre la libido yoica y objetal, ya que la
ameba puede emitir sus pseudópodos hacia los objetos exteriores y luego retraerlos hacia sí. Esta
metáfora nos permite pensar en dos posiciones de la libido: una originaria investidura libidinal que persiste
y algo que va y vuelve, que es cedido a los objetos.

Freud plantea tres momentos:

Autoerotismo (1) Narcisismo (2) Elección de objeto (3)

(1) Autoerotismo: momento de total satisfacción (primera vivencia de satisfacción), una instancia de
“viviente natural”, como si fuese un organismo en el sentido de los animales. Pero el ser humano, al ser un
ser parlante, se encuentra completamente fragmentado por pulsiones parciales. Los animales tienen
instinto con objeto predeterminado mientras que los seres humanos tenemos la pulsión y la pulsión no
tiene objeto predeterminado (puede ser cualquier objeto, con múltiples variaciones) y nunca encuentra la
total satisfacción si no que por el contrario siempre quiere más. Las pulsiones parciales de esta etapa
autoerótica del organismo se reúnen como unidad a partir de un nuevo acto psíquico que conlleva al
narcisismo: elegir al propio cuerpo como un objeto de amor (enamorarse de su propia imagen).

(2) Narcisismo: en la evolución del autoerotismo hacía la elección de objeto hay un estadio intermedio que
supone que para amar un objeto primero hay que amarse a sí mismo. Esto es algo que deduce de la
clínica. Supone en la evolución de la libido un momento donde el individuo se ama a sí mismo. La
constitución del Yo supone también la constitución de una imagen corporal que da la sensación de unidad.
Y dicha sensación de unidad es lo que también permite pensar la diferencia entre el yo y el mundo, el
interior y lo que está fuera, es decir, uno puede a partir de esa imagen de unidad decir "este soy yo y esto
es el mundo". La idea de “yo y el mundo” surge a partir del narcisismo.

(3) Elección de objeto: dejar de amarse a sí mismo para poder amar a un tercero e ir en búsqueda de la
completud (esa completud que supone a veces el amor) ya con un tercero, y no solamente con la imagen
de su propio cuerpo. Si uno cede ese amor a sí mismo, puede encontrar otro objeto de amor.

El cuerpo: cuando se habla del cuerpo en Freud, se habla muchas veces del cuerpo imaginario que tiene
que ver con el narcisismo, un cuerpo completo que supone una unidad, etc. No del organismo pulsional
propio del autoerotismo, un cuerpo que es fragmentado, que supone las pulsiones parciales.

Así como se construye libidinalmente la relación del yo y el mundo, también se pierde. La diferencia entre
psicosis y neurosis radica en cómo es que se pierde la realidad:
- En la neurosis se da por una introversión de la libido: los objetos de la realidad se sustituyen por los
objetos de la fantasía. Se mantiene una relación del yo con el mundo pero sustituyendo objetos de la
realidad por objetos de la fantasía. El neurótico perdió la realidad pero mantiene el sentimiento de una
realidad compartida en su fantasía.
- En la psicosis se da una retracción de la libido. Se pierde la libidinizacion del mundo, y esa libidinizacion
vuelve sobre el yo o sobre el cuerpo. Se pierde el sentimiento de realidad compartida. La experiencia
queda concentrada sobre el sujeto (en una experiencia única e inefable) y no sobre el mundo.

Freud va modificando su definición de narcisismo a lo largo de su obra. En 1911 con el historial de


Schreber define al narcisismo como una fase del desarrollo libidinal y la ubica entre el autoerotismo y la
elección de objeto. En 1914 en “introducción al narcisismo” lo va a definir como un nuevo acto psíquico.
Más tarde en 1923 en “El yo y el ello” dirá que el yo antes que nada es yo corporal, no solo una superficie
si no la proyección de una superficie. Es a partir de esta definición que lacan se basa para dar cuenta del
estadio del espejo.

● Historial de Schreber (1911)

Cuando Freud realiza el análisis sobre el historial de Schreber introduce la idea de narcisismo diciendo lo
siguiente: “Investigaciones recientes han atraído nuestra atención sobre un estadio de la evolución de la
libido intermedio entre el autoerotismo y la libido objetal”

. Ubica el momento del narcisismo entre el autoerotismo y el am

● Introducción al narcisismo (1914) – Freud

En este texto Freud dice: “En el individuo no existe desde un principio una unidad comparable al Yo, el Yo
tiene que ser desarrollado. En cambio, las pulsiones autoeróticas son primordiales. Para constituir el
narcisismo debe agregarse al autoerotismo otro elemento: un nuevo acto psíquico”. Freud insiste en
distinguir el narcisismo del autoerotismo, diciendo que el autoerotismo sí es primordial, y el narcisismo es
secundario respecto de esto. Además está planteando como novedad que para pasar al narcisismo hace
falta algo muy puntual: un nuevo acto psíquico, pero no dice cual es.

El pasaje del autoerotismo a la constitución del yo en la etapa del narcisismo, se produce una investidura
libidinal del yo, es decir, la primera elección de objeto recae en el yo. Lo que sucede aquí es que se
produce una unificación, una síntesis de las pulsiones parciales. Es decir una vez que una vez que surge
el yo en tanto objeto libidinal, las pulsiones parciales se unifican, con lo cual el objeto libidinal (el yo) pasa
a ser objeto de las pulsiones.
● El yo y el ello (1923)

Aquí Freud dirá que ese nuevo acto psíquico que había mencionado en “introducción al narcisismo” se
trata de una identificación. Queda pendiente en él trabajar de qué tipo de identificación se trata (acá entra
Lacan en juego).

En este texto. Freud plantea que el yo en un comienzo es un almacenamiento libidinal, en segunda


instancia un almacenamiento de identificaciones. Además repara en la importancia que tiene que el sujeto
se construya una representación o imagen respecto de su cuerpo. Esto último tiene una gran importancia
con lo clínico.

Plantea que el Yo es ante todo un ser corpóreo. Hay un momento donde se termina de ligar el Yo con el
cuerpo, formándose una unidad. Para Freud esa imagen del cuerpo como un todo no es primaria, sino que
es secundaria respecto a un organismo pulsional, un organismo que “de movida” tenía pulsiones parciales,
un organismo totalmente fragmentado por las zonas erógenas. Es decir, que el punto de partida, en el
encuentro entre los simbólico y un organismo, supone una fragmentación de ese organismo en pulsiones.
Freud además habla de una “anarquía de las pulsiones” (cada pulsión se satisface a sí misma
independientemente de las otras) por lo tanto no hay unidad. La idea de unidad es secundaria respecto de
esto.

Estadio del espejo (Lacan)

El estadio del espejo es la versión lacaniana de la teoría del narcisismo freudiano. En “el yo y el ello”
(1923) Freud hablara del narcisismo diciendo que el yo antes que nada es yo corporal, no solo una
superficie si no la proyección de una superficie. En 1953 a la altura del seminario 1 Lacan formaliza esto,
proponiéndonos leer al narcisismo bajo los ordenadores: imaginario, simbólico y real.

Cap. 7: “la tópica de lo imaginario”

Para desarrollar el estadio del espejo Lacan se sirve de la óptica. Existen dos tipos de imágenes en
ópticas: imágenes virtuales (el ubica como imagen virtual la imagen del espejo donde me veo reflejada) y
las imágenes reales (ej el arco iris que es un fenómeno subjetivo que vemos allí donde no está, sin
embargo con una cámara podemos captar una imagen subjetiva). Lacan se pregunta dónde se encuentra
lo subjetivo y donde lo objetivo. Para responder a esta pregunta toma de la física la experiencia del
ramillete invertido. La cual le permite pensar cómo se articula lo imaginario, lo simbólico y lo real en la
constitución del yo y de la realidad. Para lacan el espejo es una máquina simbólica que nos permite
diferenciar dos espacios: uno real y uno virtual. Espacio real y virtual pueden confundirse.

La experiencia del ramillete invertido nos va a permitir pensar cómo se forma una unidad, una totalidad,
una “Gestalt”, entre una unidad imaginaria y una fragmentación corporal. Para que esta unidad se
produzca hace falta un espejo cóncavo, el cual va a permitir tener una imagen real. Además en nuestro
caso vamos a tener un florero que esté a la vista y un elemento real que en nuestro caso es el ramillete de
flores las cuales se encuentran ocultas en el interior de la caja. El ramillete de flores se refleja en el espejo
cóncavo para aparecer en el punto luminoso simétrico formándose así una imagen real, y entonces lo que
estaba oculto en un primer momento aparecerá.
Veremos entonces un ramillete de flores imaginario que se forma en el cuello del florero dándonos la
ilusión de que esas flores están contenidos en él. En otras palabras, tenemos por un lado una dimensión
fragmentaria, pulsional y una dimensión unificada por una especie de ilusión óptica. Un cuerpo que tiende
a la fragmentación logra concebirse como uno. Se reúnen las pulsiones en el cuerpo (jamás decir que se
sintetizan OJO).

Con este ejemplo Lacan nos quiere demostrar cómo a partir de un nuevo acto psíquico las pulsiones
parciales se reúnen al igual que las flores en el florero, y que eso que en un primer momento no se ve,
aparecerá en un segundo momento, cuando hayamos logrado la unidad. Por eso decimos que el cuerpo
es una formación imaginaria que se adquiere secundariamente. No está desde un primer momento, lo cual
se diferencia de la biología.

Lacan agrega al primer esquema del ramillete uno con un espejo plano. Así le agrega a la experiencia que
la constitución del cuerpo como uno, no es sin la intermediación del Otro, otro con mayúscula, otro
simbólico, otro hablante. Introducción del otro con mayúscula. Eso hace que la identificación sea alienante,
“yo es otro”, es inestable, por esta introducción del otro que me habla desde afuera. Todo esto es la
introducción del espejo plano de Lacan. Plantea que el hecho de que surja o no la ilusión de totalidad, de
cuerpo unificado, va a depender del punto justo desde donde se mira. Este punto justo al que hace
referencia es la posición del sujeto. Qué lugar ocupa el sujeto en el campo del otro, en el mundo simbólico
del otro.

En este segundo esquema la constitución entre el cuerpo pulsional y el yo se realiza en el espacio virtual
(la experiencia de mi narcisismo vivida como vista desde afuera). No es una percepción propioceptiva, no
viene desde adentro si no que toda esta percepción de verme como uno, de identificarme, verme una
unidad desde afuera, desde el “soy hablado”.

En el lugar del espejo plano se ubicaría el Otro con mayúscula. El otro simbólico se mete en mi vida y
produce efectos de unificación. Da unidad pero no identidad. La unidad se me arma detrás del espejo
plano en un espacio virtual, es en otro espacio, hay una distancia entre el ojo que mira y la identidad que
se me arma.

“El ideal del yo es el ojo ubicado en el cono, es desde donde el sujeto se mira en el campo del otro,
mientras que el yo ideal es el espejo plano, la imagen del otro semejante”. Es importante no confundir el
sujeto y el yo, este es uno de los efectos del lenguaje: separar el cuerpo del sujeto.

Aclaración: Lacan habla del “yo ideal” y del “Ideal del yo” freudiano pero desde los registros simbólico e
imaginario:
- El ideal del yo queda como una zona especializada de lo simbólico que orienta al yo, da un orden, una
organización. Es el punto de vista desde donde me veo y me defino.
- El yo ideal es “como me veo yo en el espejo” (orientado por el ideal del yo).

Para que se produzca la imagen, para que se logre tener un cuerpo y poder armar el mundo a partir de
ahí, es necesario un acto de palabra y ese acto de palabra viene del otro, del otro del lenguaje. Todo está
regulado a través del orden simbólico, de su estructura. Y este orden simbólico lo vamos a ubicar en el
ideal del yo. El ideal del yo es lo que guía al sujeto. El ideal del yo en esta experiencia es desde donde el
sujeto se mira, es el ojo, es la posición del sujeto, mientras que el yo ideal es la imagen que veo cuando
me miro en el espejo.
Para que un sujeto se represente y se reconozca como una imagen entera y unificada necesita algo que le
venga de afuera, ese algo es la “identificación imaginaria o narcisista”. Entonces para que el niño adquiera
el cuerpo es necesario que en un primer momento capte la imagen de la otra semejante en tanto totalidad.
Es ahí que el niño va a adquirir un cuerpo. El yo no da identidad, lo que da es unidad.

Lacan habla de dos narcisismos:


-Un primer narcisismo común a todos los seres vivos (animal y humano) y es el que permite armar el
mundo a partir de la matriz del propio cuerpo. La imagen real es igual al objeto.
-Un segundo narcisismo (propio del ser parlante): la imagen en el humano está virtualizada, aparece en el
plano virtual. En el ser parlante siempre hay una distancia entre la unidad (que reconozco como propia) y
la imagen virtual (lo que soy). El ser no queda captado, identificado completamente con esa imagen. Por
eso decimos que se tiene cuerpo y no se es cuerpo.

La diferencia entre animal y humano reside en que en el animal la imagen es eficaz, alcanza una sola
imagen para despertar en el animal instintos de autoconservación o conservación de la especie. La
imagen es igual al objeto. Pero sabemos desde Freud que para el humano no hay objeto predeterminado
para la pulsión. No es la imagen lo que orienta al objeto si no el objeto que está oculto en la imagen, es
decir, que en la elección de objeto, para que despierte nuestro interés, es necesario que ese objeto porte
determinadas condiciones. Esto también ocurre en relación a la autoconservación. No alcanza con la
imagen de la teta, es necesaria la función del otro, es necesario que la madre lo ayude.

¿Por qué en el humano no es eficaz la imagen?

El Lacan anterior a 1953 planteaba que el imaginario es insuficiente y que entonces es lo simbólico lo que
viene a suplir su falla. A esta altura (1953) va a invertir la lógica diciendo que como el ser humano es un
ser parlante, eso desarregla a lo imaginario. Es decir, lo simbólico desarregla lo imaginario. Esto se ve muy
claro en el caso Schreber, como todo su ser queda parasitado por el lenguaje.

Si la imagen no conduce al objeto (como en el caso del animal) ¿qué es lo que conduce en el humano?
Lacan responde que lo que nos conduce hasta el objeto, es lo simbólico, en particular el ideal del yo
dirigido por la voz del otro, ese otro que nos habla y nos da soporte del yo.

En el plano imaginario encontramos inestabilidad producto de la distancia que existe entre la imagen y el
yo. Para que se mantenga la función, la relación y la distancia lacan dice que es necesaria la figura de un
tercero y este es el sentido del complejo de Edipo, lo que regula en el c de Edipo es el padre en tanto
función, el nombre del padre es lo que impide que se produzca el estallido imaginario. Esto se observa
también en el caso Schreber, él no cuenta con el significante del nombre del padre y entonces en un
momento determinado todo su mundo imaginario se derrumba.

En conclusión:

- Para adquirir un cuerpo es necesario poder aprender la imagen del otro semejante como una unidad
completa, una Gestalt, esto es posible a partir de las identificaciones imaginarias. Por eso decimos que el
cuerpo es una formación imaginaria de modo que el yo no nos aporta identidad sino unidad.
- Para que esto sea posible, y que a partir de mi matriz corporal pueda armar el mundo es necesario que
todo esté regulado por lo simbólico
- En el humano la imagen no tiene la misma eficacia como en el animal. Esta desacomodación de la
imagen es efecto de estar atravesados por el lenguaje desde antes de nacer. Lo simbólico desarregla lo
imaginario.
- Lacan habla de dos narcisismos: uno común a todo ser vivo, animal y humano donde la imagen es igual
al objeto. Y un segundo narcisismo propio del ser humano donde la imagen se virtualiza, hay una distancia
entre la imagen y el yo. Por eso decimos que el yo es otro.
- El ideal del yo es lo que orienta al sujeto y le hace de soporte al yo, mientras que el yo ideal es lo que
permite la constitución imaginaria. En el esquema de los dos espejos esto se traduce: “el ideal del yo es el
ojo ubicado en el cono, es desde donde el sujeto se mira en el campo del otro, mientras que el yo ideal es
el espejo plano, la imagen del otro semejante”. Es importante no confundir el sujeto y el yo, este es uno de
los efectos del lenguaje: separar el cuerpo del sujeto.
- El narcisismo es una relación erotoagresiva y esto produce cierta ambigüedad que hace al plano
imaginario inestable
- Para que no se produzca una disolución imaginaria en la relación entre el yo y el otro semejante se
necesita de lo simbólico. El nombre del padre es el que permite relación, función y distancia evitando así el
estallido imaginario.

Identificación narcisista - Seminario 1

La nueva acción psíquica, por la que se pregunta Freud, para que a partir del autoerotismo se constituya el
narcisismo, desde Lacan y el estadio del espejo se responde como “identificación narcisista” o
“identificación especular”. Dicha identificación puede figurarse como “yo es otro” lo cual tiene tres
características: es alienante, inestable y dadora de unidad pero no de identidad. Esta identificación no es
la de “me parezco a...” o “tengo el rasgo de...” si no que es una identificación que produce unidad, que
produce el cuerpo como uno. Dicha identificación proviene de afuera no de alguna interioridad. Proviene
de la imagen del otro y del soporte simbólico de la imagen: la palabra del otro. No es solamente una
experiencia desde la imagen, sino que es también la palabra del otro, el soporte simbólico que me viene
de la palabra del otro. “Somos hablados”. Esa palabra del otro también produce unidad “es gordito como el
padre” “tiene la nariz x como el abuelo”.
DUELO Y MELANCOLÍA
Ambos son respuestas frente a una pérdida de cualquier tipo. Ambas pueden producir un estado de
malestar con profundo dolor, una cancelación del interés por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad
de amar y la inhibición en la productividad.

Duelo

El duelo es un estado necesario. Si bien el duelo normal trae perturbación en el curso habitual de la vida,
no se le ocurriría considerarlo un estado patológico porque confiamos en que en cierto tiempo la persona
se va a recuperar. Sería inoportuno y dañino perturbar el curso del trabajo de ese duelo.

Proceso de duelo:

La realidad le muestra al sujeto que el objeto amado ya no existe más y llama a quitar la libido de sus
enlaces con ese objeto. Freud dice que no es tan fácil abandonar una posición libidinal, es esperable que
eso no suceda inmediatamente, sino que el desasimiento libidinal se realice pieza por pieza, con un gasto
de tiempo, de energía, mientras tanto la existencia del objeto perdido continúa en lo psíquico. La persona
está muy en relación a ese objeto que se perdió, es decir, la pérdida sigue muy presente. Una vez
terminado el trabajo de duelo esa líbido queda disponible para nuevos destinos. En el duelo no hayamos
esa perturbación del sentimiento de sí que se observa en la melancolía.

Melancolía

A diferencia del duelo esta sí es un estado patológico.

Freud va a decir que en estos casos nos encontramos con una pérdida de objeto sustraída de la
consciencia. Hay algo de esta pérdida de la que el sujeto no tiene registro. Y esa sustracción de la
consciencia, esa falta de registro de la pérdida va a tener consecuencias. Lo que va a devenir consciente
en la melancolía, es el conflicto entre el yo y la instancia crítica. Freud va a ir vinculando ese
desconocimiento de la perdida de objeto con la rebaja en el sentimiento yoico, con un empobrecimiento del
yo. La melancolía se pone de manifiesto en una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en
autorreproches y auto denigraciones y hasta una delirante expectativa de castigo. El enfermo nos describe
a su yo como indigno, estéril y moralmente despreciable. Se hacen reproches, se denigra y se espera
repulsión y castigo. Se humilla ante los demás. Agrega como característico la falta de vergüenza, el
insomnio, la repulsa del alimento, entre otros.

“En la melancolía el retiro de la libido del objeto se produce rápidamente, no pieza por pieza como en el
duelo, y esa libido libre no se desplaza a otro objeto del mundo exterior sino que regresa al yo. Y en el yo
no encuentra un uso cualquiera, sino que sirve para establecer una identificación con el objeto resignado”.
FOBIAS
FOBIAS DESDE LA PERSPECTIVA DE FREUD

Freud ubica a las ‘fobias’ o ‘neurosis de angustia’ (como primero las llama) dentro de las neurosis de
transferencia, junto con la histeria y la obsesión.

Diferencias entre la fobia y los demás tipos clínicos:

FOBIA NEUROSIS OBSESIVA HISTERIA

El síntoma fóbico localiza El síntoma obsesivo localiza El síntoma histérico


algo en el espacio. algo en el pensamiento. localiza algo en el cuerpo.

El afecto liberado se liga a El afecto se desplaza entre El afecto se desplaza a una


un solo representante (por diferentes representantes. parte del cuerpo.
ej: caballo).

Hay un trabajo psíquico La represión es menos Una vez que el afecto se


constante, incesante para lograda que en la angustia liga al cuerpo la defensa es
poder ligar psíquicamente por lo que se necesitará de exitosa y no se requiere de
angustia liberada nuevos intentos o trabajos nuevos trabajos psíquicos.
(parapetos). psíquicos (defensa primaria,
secundaria, etc).

Ayuda a la buena relación Está presente la


con el padre, el odio que ambivalencia afectiva con el
iba dirigido al padre, ahora padre (amor- odio). Hay
se ubica en el caballo, esto odio al padre a diferencia de
permite amar al padre. la fobia.

COMO PIENSA FREUD LAS FOBIAS A LO LARGO DE SU OBRA

Primera nosología freudiana. “Las neuropsicosis de defensa” (1894)

A esta altura Freud plantea que habría fobias universales (comunes a todos en determinado momento de
la constitución subjetiva) y fobias ocasionales (fobia como síntoma). Entonces, a esta altura, para Freud es
difícil ubicar si la fobia es un síntoma o un síndrome. Refiriéndose al caso Juanito dirá que es un tipo de
fobia ligado a una neurosis de angustia, es decir sin un mecanismo particular. Freud plantea que las
histerias de angustia son las neurosis más comunes en la infancia, son las que más temprano aparecen.

Segunda nosología freudiana. “Lo inconsciente” (1915)

A esta altura plantea que en las neurosis de angustia o fobias opera el mismo mecanismo psíquico que en
la histeria, salvo en un punto, que es que el monto de afecto separado de la representación inconciliable,
se libera en angustia (a diferencia de la histeria que va al cuerpo y la n obsesiva que va a los
pensamientos).
La perspectiva que tiene a esta altura es que la represión es lo que causa la angustia. Quedaría un
excedente de la represión, un monto de afecto, una energía no ligada que se muda en angustia. Aquí la
función de la fobia sería entonces ofrecerle un objeto, una representación sustitutiva a la angustia. La
zoofobia en Juanito sería entonces una respuesta a la angustia.

Tercera nosología freudiana. “inhibición, síntoma y angustia” (1926)

Aquí Freud invierte el orden, es la angustia la que motoriza a la defensa. Por lo tanto no sería la represión
la causante de la angustia, si no la angustia causante de la represión. Angustia 🡪 represión 🡪 fracaso de
lo reprimido 🡪 síntoma.

Con este recorrido podemos pensar que el síntoma está en relación a la angustia pero la angustia no es el
desencadenante del síntoma, sino que más bien la angustia desencadena la represión. El síntoma puede
hacer desaparecer la angustia en tanto puede evitar fantásticamente la situación de peligro.

EL SÍNTOMA EN LAS FOBIAS:

Lo que constituye el síntoma fóbico no es la angustia dice Freud, sino que el desplazamiento del objeto de
donde proviene la situación de peligro (castración), hacia otro objeto. Freud le adjudica al síntoma fóbico la
función de resolver la ambivalencia respecto del padre. Lo central del síntoma fóbico es la sustitución del
padre.

Plantea que la zoofobia es una histeria infantil, en la cual se pone en juego la moción reprimida sustituida
por el síntoma. El caballo reemplaza al padre.

La moción reprimida en Juanito, dice Freud, es la moción hostil hacia el padre (y la hermana recién nacida
en el caso Juanito). La fobia está al servicio de solucionar un conflicto de ambivalencia. La fobia “el caballo
me morderá” está al servicio de poder reprimir el impulso hostil hacia el padre.

Un síntoma ya es un paso adelante de la angustia desbordada y deslocalizada. El síntoma ofrece una


tramitación simbólica, un intento de nombrar lo innombrable. Aunque sabemos que existe un resto que
nunca podrá ser tramitado.

TIEMPOS QUE PIENSA FREUD PARA EL ARMADO DEL SÍNTOMA FÓBICO DE JUANITO (TEXTO DE
1909):

Aclaración: a la altura del historial de Juanito (1909) Freud se posición con la teoría de las fobias de su
segunda nosología, es decir, lo planteado en “lo inconsciente” (1915), que es que primero se da el
mecanismo de represión y luego ese monto de afecto separado de la represión, se muda en angustia. En
“inhibición síntoma y angustia” Freud revierte esto y plantea que primero se da la angustia y luego opera la
represión.

TIEMPO 0: Tiempo previo a la emergencia de la angustia. No hay miedo, ni angustia. Tiempo donde rige
para el niño la premisa universal del pene (todos tienen, todos gozan de la misma manera). El niño y la
madre están en una relación imaginaria. En este tiempo Juanito no presentaba ningún temor y se
encuentra en un “paraíso” con la madre.

Pasaje: Cuando aparece el momento en el que una parte de su cuerpo comienza a moverse (pene), se
genera el conflicto, porque pasa de ser el falo para la madre, a tener un falo. El tener siempre implica la
posibilidad de perderlo.

TIEMPO 1: Emergencia de la angustia deslocalizada. Freud ubica tres cuestiones como posibles
causantes del surgimiento de la angustia en Juanito:
- La madre amenazándolo de que si se sigue tocando le va a cortar el “hace pipí”.
- El nacimiento de la hermana que indica el “no tiene” (necesario para la amenaza de castración).
- Un sueño de angustia donde el niño sueña que la madre estaba lejos y no tenía a nadie para hacerles
cumplidos (cumplidos = mimos), no tenía a nadie que lo mime.
Todo esto genera angustia, una angustia general, inespecífica, persistente, que irrumpe, que no está
ligada a nada, es sin objeto (luego se ligará). Todavía es angustia, no miedo.
Freud plantea que son las acrecentadas mociones pulsionales hacia la madre (erotización) lo que se
reprime y el afecto ligado se vuelca en angustia. Entonces es una angustia que corresponde a una
añoranza erótica, reprimida. Acá está planteando a la angustia primero y luego la represión (segunda
nosología).

TIEMPO 2: Surge la fobia. La fobia implica un pasaje de la angustia sin objeto al armado del síntoma
fóbico que es el miedo a un objeto en específico. El caballo le da un objeto a la angustia. Se le pone un
nombre a eso que irrumpe, un nombre a la angustia. La angustia pasa a estar localizada, ligada a un
objeto (el caballo) y por lo tanto entra al campo psíquico y se puede desplazar. Cuando la angustia tiene
objeto podemos decir que se trata ya de una angustia señal. Freud dice que “es más fácil” volcar el odio
para con el padre y para con la hermana nacida al caballo. Ahora el niño está un poco más tranquilo pero
evita la posibilidad de cruzar o ver caballos. Con este síntoma fóbico Juanito sabe por dónde ir y por dónde
no, es decir, el síntoma delimita. Lacan dice “la fobia arma una geografía del espacio”.

TIEMPO 3: Aparecen los parapetos fóbicos, toda una serie de limitaciones y delimitaciones para evitar
encontrarse con el objeto fóbico y angustiarse. Es decir, se bloquean todos los posibles encuentros con el
objeto que genera angustia mediante estos parapetos. Se trata de construcciones protectoras que implican
desplazamiento de ese único representante (caballo blanco, caballo negro, caballo marrón, carro
enganchado, recado, etc).

RESUMEN FREUDIANO DE LA FOBIA DE JUANITO: tenerle miedo a los caballos sustituye el sentirse
amenazado por el padre. Entonces en el centro de la lógica freudiana está que el padre encarna la
amenaza de castración y que tenerle miedo al caballo sustituye ese miedo al padre, permite localizar el
miedo y eso le da ciertas ventajas a Juanito. Ventajas:

- Se esquiva el conflicto de ambivalencia (amor - odio hacia el padre) y puede seguir con la parte
amorosa hacia él y mudar el odio (la moción hostil) al caballo.

- La angustia ya no es una angustia desbordada, sino que es una angustia solo si se percibe peligro,
si se percibe al caballo.

FOBIAS DESDE LA PERSPECTIVA DE LACAN

Seminario 4 - “La relación de objeto” (1956)

Lacan, a diferencia de Freud, no considera a la fobia como una entidad clínica propiamente dicha. La
plantea como una “placa giratoria” porque puede virar hacia una N.O, una histeria, perversión, etc.

Plantea que la fobia es una tentativa de solución al problema de la carencia simbólica del padre (o quien
esté en la posición simbólica del padre). Y un intento de solución al problema del goce porque permite
ponerle nombre a eso que viene de lo real, permitiendo así un pasaje de lo real a lo simbólico.

Si en Freud toda la lógica gira en torno a sustituir la angustia respecto de la amenaza de castración del
padre, en Lacan tendrá que ver con sustituir la amenaza de castración fallida. Para él la fobia se genera
porque el miedo al padre es fallido.

El padre, en el segundo tiempo del Edipo, debe operar para separar al niño de la madre, pero no lo hace.
Las fobias aparecen como un intento de solución a esto.

Juanito tiene un padre “débil”, carente con la madre. Demanda al padre una asunción más dura. Entonces
encuentra un reemplazo del nombre del padre: el caballo. Algo a lo que temer. Un objeto fóbico. Lacan
ubica esta fobia como un llamado al complejo de Edipo, a la sustitución del deseo materno por el nombre
del padre. Lacan dice que la verdadera función de la fobia es sustituir el objeto de la angustia por un
significante que atemoriza. “El caballo muerde donde el padre no castra”.

Momentos de la relación del niño con la madre según Lacan:


Primer momento lógico: un mundo de máxima complementariedad, un mundo falocéntrico dice lacan,
donde el niño completa a la madre y la madre al niño. El niño como falo para la madre. Se colman
mutuamente.

Pasaje: ante la irrupción del “pene real”, es decir, la aparición de ciertas sensaciones en torno al órgano
sexual, se rompe la complementariedad imaginaria con la madre y eso es lo que a Juanito de su madre.
Esto le genera angustia a Juanito porque pasa de SER “un falo para su madre” a TENER un pene real o
falo.

Segundo momento lógico: el niño intenta ubicarse como objeto que le aporte placer a la madre, intenta
seducir a su madre, ser el falo para la madre. Queda atrapado en esa relación imaginaria. Se da cuenta
que nunca podrá colmarla y comienza a pensar que hay un “más allá” de lo que él puede darle.

Tercer momento lógico: aparece la fobia porque en el tiempo 2 hubo una falla, el rol del padre fue fallido a
la hora de separar al niño de su madre. “Como mi papá no me dice que no, entonces me armo el miedo al
caballo”.

La fobia entonces, es el resultado de la operación por la cual un objeto es elevado a la función de


significante y le permite a Juanito (en este caso) soportar los efectos de su pene real. Es un dispositivo
que hace suplencia del padre real, es decir, lo reemplaza en su función. La interrogación de Lacan por la
función paterna continúa, y esta conclusión, que es que un síntoma haga la función del nombre del padre,
lo lleva a interrogar si la función.

DIFERENCIAS ENTRE FREUD Y LACAN:

Freud dice “la fobia le permite odiar al caballo en lugar de odiar al padre” (desplazamiento). Y lacan piensa
no hay un desplazamiento del odio al padre al caballo, si no que directamente no había odio, el niño no
encontraba la amenaza de castración necesaria para salir del Edipo, y entonces la encuentra vía el
caballo. El caballo les permite salir del Edipo. Si en toda la lógica freudiana el eje está puesto en el padre,
el énfasis del seminario 4 de lacan está dedicado a la madre, pero a la madre lacaniana, una madre que
lacan define como “una fiera insaciable”, la madre como madre cocodrilo que quiere embullir al niño.

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