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La psiquiatría clásica se sitúa en el período de fines del S XIX e inicios del S XX,
conocido como paradigma de las enfermedades mentales. En ese momento, la locura
pasó a estar definitivamente abordada por el campo de la medicina. En este período
podemos identificar dos grandes escuelas de la psiquiatría: la escuela francesa y la
escuela alemana, ambas en constante desarrollo y debate. Ambas se leían, se
criticaban y se confrontaban. Este constante diálogo les permitió superar sus propios
impasses. Los psiquiatras de ambas escuelas eran unos rigurosos observadores de la
realidad de los enfermos, es por eso que nos referimos a esta clínica como la “clínica
de la mirada”, en contraste con la “clínica de la escucha” que es la clínica
psicoanalítica.
Respecto a la paranoia, Kraepelin en su sexta edición (1889) reduce este cuadro, que
era absolutamente basto y vago, y lo define más precisamente como cuadro clínico.
Hasta la sexta edición, la paranoia nombraba, a grandes rasgos, la locura. Era el
diagnóstico que recibía el 80% de los enfermos internados. En la sexta edición
Kraepelin reduce el espectro que abarcaba la paranoia al introducir una nueva
categoría diagnóstica que es la “demencia precoz”. Aquellas paranoias mal
sistematizadas o demencias paranoides o con delirios fantásticos se desplazan y
empiezan a integrar la demencia precoz.
Otra característica que define la particularidad del delirio en la paranoia es que son
inquebrantales. Esto significa que no es fácil persuadir al paranoico de la verdad de su
delirio. Ellos tienen una certeza inquebrantable sobre la verdad de este delirio.
Dentro de los delirios de la paranoia descriptos por Kraepelin, encontramos los delirios
de perjuicio, delirios persecutorios, delirios de los celos y delirios de grandeza. Tanto
los delirios de perjuicio como los delirios de grandeza, Kraepelin afirma que se pueden
combinar. A su vez, va a ir identificando distintos tipos de subclases dentro de delirio.
En la ficha de cátedra de Esteban y Soto van a encontrar descripciones clínicas de
Kraepelin, por ejemplo, invectores delirantes, delirios de alta cuna, delirios erotómanos.
Otra cuestión importante que define al cuadro de la paranoia es que la memoria está
conservada. Puede haber falsificaciones de recuerdos, reinterpretaciones de vivencias,
inventos o transformaciones de recuerdos. Pero, en líneas generales, la memoria está
conservada.
El humor del paranoico está coordinado con el delirio y sus vicisitudes. Pueden ser muy
vehementes, pueden ser muy perspicaces, pueden estar muy tranquilos. Este humor se
va a coordinar con las vicisitudes del delirio.
Otro dato que define el cuadro de la paranoia es que es crónico. Kraepelin nos enseña
que este cuadro no tiene curación y su aparición se da entre los 25 y los 40 años.
Otro dato importante es que no desarrolla hacia la demencia. No tiene una forma
terminal de demencia (los que evolucionan a hacia la demencia se desplazan hacia la
demencia precoz).
Kraepelin indica que la meta del tratamiento consiste en prevenir que el sujeto sea
absorbido por sus delirios.
CLASE 3
La historia de la psiquiatría y de la psicopatología es una construcción dialéctica con
vaivenes que incluyen obstáculos, controversias y jemplo, sino que siempre lo estuvo y
seguirá estando en tanto somos seres del lenguaje, del discurso, a diferencia de los
animales. El lenguaje a nosotros, los seres hablantes, no habita como un virus
incurable y nos contagia el maltendido, la pluralización de los sentidos, o la inexistencia
de la relación sexual (Lacan nombra este imposible en el ser hablante).
Para explicar su método de observación pura, Kraepelin decía que “la ignorancia de la
lengua del enfermo es en medicina mental una excelente condición de observación”.
Hoy estamos en las antípodas de la clínica kraepeliana, al menos en este punto. Para
el psicoanálisis la palabra es una herramienta fundamental (“somos seres de
lenguaje”).
Entonces este síndrome basal está compuestos por estos dos trastornos, el trastorno
volitivo y el trastorno afectivo. A estos se les suman los síntomas accesorios, entre los
que Kraepelin incluye las ideas delirantes, las alucinaciones, las depresiones, las
excitaciones. Son accesorios porque pueden aparecer o no, pero no son los síntomas
fundamentales que definen el diagnóstico diferencial de demencia precoz.
También hay síntomas negativos que significa que algunas funciones psíquicas quedan
conservadas en un inicio, a diferencia de las demencias orgánicas. Estas funciones son
la inteligencia, la memoria y la orientación. Esto es en un inicio porque muchas veces,
cuando los cuadros se agravan, estas funciones quedan comprometidas como
consecuencia de los síntomas fundamentales.
Esta tercera forma, la demencia paranoide, que generó grandes conflictos entre los
psiquiatras de la época, va a ser revisada y constituirá el núcleo de lo que luego se
llamarán parafrenias, en la 8va edición del tratado de Kraepelin.
En la lección III, Kraepelin describe casos de pacientes con todas estas características:
fallas en la voluntad, no sentir deseo de hablar ni de moverse, no les afecta lo que les
sucede alrededor, parecen atontados, sin esperanza, sin miedos, sin deseos, rechazan
el alimento, tienen rostros inexpresivos, risas vacías y una incoherencia en el habla y
en la escritura. Se quedan en la posición en la que los colocan y muchos de ellos, en
ocasiones, intentan suicidarse por órdenes de las voces que escuchan, lo que
llamamos delirio de influencia.
También tienen el caso actual de la Prof. Raquel Vargas, donde se despliegan en un
análisis un cuadro con una apatía y una afectación corporal muy marcada. La puesta
del analista orienta el surgimiento de recursos, en esta caso poéticos, que ofician de
amarre para que el paciente arme su cuerpo. Estos casos los trabajaremos en los
foros.
Gilles Ballet dice que esta nosología es demasiado abarcativa porque incluye cuadros
muy disímiles en su forma de comienzo y terminación, dice que en algunas de ellas no
hay demencia de entrada y, en ocasiones, tampoco aparece este deterioro en la fase
terminal. Entonces, si no todas terminan igual ni empiezan precozmente, ¿por qué
incluirlas dentro de la misma nosografía? Por otro lado, Ballet propone una nueva
entidad en 1911 tomando este subgrupo (demencia precoz fantástica) y crea la
Psicosis Alucinatoria Crónica, y la saca del grupo de las demencias. Al crear esta
categoría le agrega a este cuadro algunas cuestiones como las ideas delirantes
(delirios ambicios o persecutorios muy exaltados) con la presencia de alucinaciones
como síntoma fundamental de la Psicosis Alucinatoria Crónica. Todas ellas comienzan
con un estado sinestésico penoso. La afectividad está en juego desde entrada.
Otra de las críticas al subgrupo de la demencia precoz (fantástica) las recibe de parte
de Serieux, Capgras (escuela francesa) y Bleuler (escuela alemana), quienes la critican
por estos mismos motivos: no todas comienzan precozmente, no todas evolucionan de
la misma manera y no todas tienen el mismo deterioro y la misma desorganización de
la personalidad en su final.
Kraepelin contesta a las críticas sobre la demencia precoz en su 8va edición y crea una
nueva entidad clínica: las demencias endógenas. En esta categoría ubicará, por un
lado, al grupo de las demencias precoces restringidas (formas ebefrénicas, catatónicas
y otras 9), en las que está severamente comprometida la unidad de la personalidad y el
trastorno afectivo severo; y por otro lado, a las parafrenias (nueva entidad clínica
intermedia entre la paranoia y la demencia precoz).
Es importante ubicar que estas controversias entre las escuelas psiquiátricas alemana
y francesa estaban sumergidas en el contexto político internacional de la 1 GM.
Estaban teñidas de rivalidades.
Así llegamos al momento en el que se empieza a cuestionar la clínica sincrónica y
entra en crisis el paradigma de las enfermedades mentales. Algunos factores que
contribuyeron a esta situación fueron la multiplicidad de entidades clínicas (empiezan a
aparecer cuadros nuevos con distintos nombres). También se empieza a cuestionar la
localización cerebral de estas causas endógenas de las enfermedades. También
aparecen corrientes de pensamiento nuevas como el estructuralismo. Todo esto
empieza a modificar la lectura de la subjetividad de la época. En esta coyuntura surge
el psicoanálisis, que empieza a jugar un papel importante entre los clínicos de la época,
entre ellos de la mano de Bleuler, discípulo de Freud.
Bleuler, quien había sido muy crítico de la idea de demencia precoz de Kraepelin,
empieza a introducir lo que llama el grupo de las esquizofrenias. Una de las
características más destacadas de la nosología de Bleuler es la idea del mecanismo
generador de las enfermedades, que es lo que caracterizaba este incipiente tercer
paradigma de las estructuras psicopatológicas, que empieza a imponerse. Se deja de
lado el interés por ubicar las causas y estudiar el desarrollo, la evolución de la
enfermedad y sus causas terminales, y se empieza a poner el énfasis en encontrar
hipótesis psicopatológicas que puedan explicar los mecanismos generadores
estructurales de la enfermedad.
Bleuler toma de la teoría freudiana el lugar que tiene el afecto en las formaciones de los
síntomas. Esto le da una óptica muy particular a su nosología porque es la primera vez
que se utiliza un enfoque psicoanalítico para pensar una enfermedad psiquiátrica.
También hace una distinción de los síntomas en fundamentales y accesorios. Los
fundamentales están en todos los casos y los accesorios pueden o no estar en una
primera o segunda etapa, puede que aprezcan pero no siempre están presente. La
etiopatogenia para Bleuler es esta perturbación generadora que daña todo el cuadro,
esta desaparición de la capacidad de síntesis de la personalidad.
También ubica síntomas accesorios como las alucinaciones, alteraciones del lenguaje,
ideas delirantes, trastornos de la escritura, síntomas catatónicos, ecolalias, ecopraxias.
Son síntomas accesorios en la esquizofrenia.
CLASE 4
Hoy hablaremos de Clínica de las Parafrenias: Clásicas y Actuales. En relación a
nuestro espacio de Lectura de Casos (LDC), nos corresponde el texto de Ballet de
1911 que se llama “Psicosis Alucinatorias Crónicas” y, por otro lado, la última parte de
la ficha de las docentes Soto y Esteban, que corresponde a parafrenias y, por otra
parte, un caso actual de la docente Angélica Marchesini que se llama “La Imaginación
Fantástica”. La idea es abordar los textos y luego verificar eso tanto en la clínica clásica
como en la actual, ver qué actualidad tienen las clasificaciones de la psiquiatría clásica.
Ubiquemos el contexto del tema de las parafrenias, las coordenadas históricas del
momento en que se producen los textos. Una categoría diagnóstica noes natural sino
que responde a un momento histórico determinado. Bergerié y Lanteri-Laura son
autores contemporáneos que intentan ordenar la psiquiatría clásica. Bergierie ubica las
clínicas sincrónica, diacrónica y psicodinámica. Lanteri-Laura ubica los paradigmas de
la alienación mental, el paradigma de las enfermedades mentales y el paradigma de las
grandes estructuras.
Recordemos a Kraepelin, uno de los máximos exponentes de la clínica diacrónica
según Bergerié. Porque Kraepelin ubica la caracterización clínica a lo largo del tiempo,
es decir, en su evolución, en su diacronía. Hace una descripción semiológica a lo largo
del tiempo: cómo se inicia un cuadro, cómo sigue y cuál es su fase terminal. También
es un representante de la escuela alemana de psiquiatría, en contraste con la escuela
francesa; las diferencias entre estas escuelas generan conflictos e influyen en el
cambio de propuestas clínicas.
Ante esto, los franceses critican a Kraepelin por agrupar bajo ese mismo nombre
(demencia precoz) a un montón de entidad que no siguen el mismo criterio evolutivo,
que empiezan distinto y terminan distinto. Piensen que la escuela francesa era más
celosa del detalle, en contraposición a la escuela alemana que estaba más centrada en
la caracterización global de la enfermedad.
A partir de las críticas recibidas por Kraepelin, en su octava edición produce el grupo de
las demencias endógenas. Endógenas porque tienen causas internas, y demencias
porque conducen a ese debilitamiento mental, al deterioro en las esferas volitiva y
afectiva. Dentro de este grupo de las demencias endógenas se encuentran, por un
lado, la demencia precoz restringida (que tiene 9 formas) y por otro lado, el grupo de
las parafrenias (el tema que veremos hoy, que a su vez tiene 4 formas). Este grupo de
parafrenias de la 8va edición es comparable a lo que Ballet en Francia llama las
psicosis alucinatorias crónicas.
En este sentido vemos una multiplicación de cuadros y entidad clínica. Por entonces se
quería localizar anatómicamente y se da un cruce entre psiquiatría y el psicoanálisis
con Freud. Freud dice que no sólo alcanza con lo observable del síntoma que veo, sino
que hay un mecanismo formador de síntomas. Pasamos de esta clínica de la mirada a
la clínica de la escucha. Esto tiene que ver con el quiebre de la clínica diacrónica para
el pasaje a la psicodinámica, a la construcción de hipótesis explicativas sobre un
cuadro clínico.
Entonces, les decía que las parafrenias en esta octava edición son una entidad
autónoma, independiente de la demencia precoz restringida, y juntas hacen a las
demencias endógenas. Y Ballet plantea, por su parte, las psicosis alucinatorias
crónicas que serían algo comparable. Como rasgos globales de la enfermedad
podríamos decir que este grupo de parafrenias no tiene un delirio tan sistematizado
como el de la paranoia. Tampoco tiene un deterioro mental tan pronunciado como el del
grupo de la demencia precoz. Hay ahí una entidad intermedia (y Kraepelin reconoce
que un pequeño número de casos). Ya a los mismos psiquiatras que clasificaban en
ese momento se les empieza a dificultar para hacer un diagnóstico diferencial. El grupo
de las parafrenias presenta 4 formas que ya vamos a desarrollar.
Veamos algunas de las características principales del grupo de las parafrenias y sus 4
formas. Cuando Kraepelin empieza a hablar de parafrenias, menciona la demencia
precoz y estos desórdenes en la esfera afectiva y volitiva, que predominan y dominan
el estado mórbido. Y dice que en contraste debemos pensar que en este pequeño
número de casos, a pesar de los puntos en común con la demencia precoz, hay un
mucho más leve desarrollo de los desórdenes de la emoción y la volición. La armonía
interior de la vida psíquica está menos involucrada. Y también habla de una coloración
paranoide común a las cuatro formas de las parafrenias.
Veamos algo de las sutiles diferencias entre las formas de la parafrenia según
Kraepelin.
Por otro lado, un tercer tipo es la parafrenia confabulatoria, que está muy relacionada
con la anterior. La parafrenia confabulatoria se distingue por el papel predominante de
los falsos recuerdos. Es un delirio persecutorio que se remonta en la niñez,
experiencias persecutorias de la niñez relatadas con mucho detalle. Esto también va
del lado de la megalomanía. También hay un curso progresivo. El inicio es
aproximadamente a los 30 años, esto nos separa del grupo de la demencia precoz.
Ahora hablemos del grupo de las psicosis alucinatorias crónicas de Ballet, psiquiatra
francés. En 1911 Ballet escribe este texto, dialoga con otros autores y empieza a
pensar este grupo. Ballet dice que el criterio para dividir las entidades no puede ser
puramente evolutivo y propone este grupo. Los trabajos de Ballet tuvieron gran
repercusión en Francia. Él en su texto dialoga todo el tiempo con Kraepelin, y señala
que Kraepelin crea el grupo de las parafrenias separándolos de la demencia precoz, y
que él (Ballet) las llamará psicosis alucinatorias crónicas.
Ballet define a las psicosis alucinatorias crónicas como formas de evolución crónica sin
una franca evolución demencial. Bajo este grupo nombra a un cierto número de
afectados por ideas de persecución con alucinaciones a las que la mayoría las suceden
ideas ambiciosas. Estas ideas, tanto de persecución como ambiciosas, se yutxaponen
y se suceden -para empezar a cuestionar un poco esto que dice él como criterio
evolutivo-. También habla de la etiología de la psicosis, que es indecisa, banal, dice que
la patogenia se nos torna oscura y que los recursos con los que contamos para
diferenciar las entidades son la sintomatología (como venimos viendo) y su evolución.
Entonces él dice que en el inicio de este grupo de las psicosis alucinatorias crónicas lo
que hay es un estado cenestésico penoso. Estado cenestésico penoso significa
sensaciones en el propio cuerpo, sobre sus órganos, sobre su estado interno. Este
estado lleva al sujeto a las ideas explicativas de persecución y ambición que se
yuxtaponen se suceden o se reemplazan. En el inicio del cuadro se presenta este
estado cenestésico penoso y después el sujeto intenta darle una explicación a eso que
le pasa, y allí aparecen las ideas de persecución y también las ideas de ambición.
CLASE 5
El eje de hoy es el de los problemas del paradigma actual de la psiquiatría. Estamos
hablando de Lanteri-Laura, un psiquiatra contemporáneo que escribió su “ensayo sobre
los paradigmas de la psiquiatría moderna”.
Vamos a partir de una pregunta que se hace el autor: ¿el concepto de paradigma sigue
siendo operativo para pensar un cuarto movimiento de la historia de la psiquiatría? Que
haya habido tres grandes paradigmas para leer 200 años de clínica psiquiátrica, ¿es
condición suficiente para que haya un subsiguiente? ¿Qué haya habido tres implica
que va a haber un cuatro?
El autor propone dejar en suspenso la respuesta hasta tanto repasar cada uno de los
paradigmas y ubicar las particularidades de ellos y también las particularidades de los
momentos de pasaje entre ellos.
¿Por qué es fundamental entender los pasajes entre paradigmas, esos momentos
bisagra? Porque el inicio y el fin de un paradigma y el inicio del subsiguiente no se dan
por cortes abrupts y precisos, sino que, justamente, son momentos de movimiento. Y
en esos movimientos entre cada paradigma, vamos a encontrar que hay restos de
preguntas, de obstáculos o de cuestiones que sigan vigentes en el nuevo paradigma.
Entonces, un nuevo paradigma va a tener restos de su/s antecesor/es.
Nosotros estamos trabajando desde la primera semana con viñetas clásicas, actuales,
con casos actuales. Y en ellos, además de ubicar los síntomas fundamentales y los
síntomas accesorios, o de poder elaborar una hipótesis una hipótesis diagnóstica con
lo trabajado hasta el momento, también vamos a reparar en esos momentos donde
cambia la vida de un sujeto. Vamos a ubicar esas coyunturas que modifican la vida del
sujeto. Este sujeto venía arreglándoselas de un modo y, de pronto, sucede algo para lo
que ya no tiene modo de responder. Es importante reparar en esto porque, a veces, la
misma cosa sucede para distintos sujetos y va a tener consecuencias totalmente
distintas. Por este motivo, queremos ver la singular respuesta de ese sujeto, queremos
entender por qué lo afecta de la manera en que lo afecta, queremos entender de qué
modo se las arreglaba en la vida. Entender eso nos va a orientar sobre las soluciones,
las invenciones con las que se venía manejando ese sujeto hasta ese momento.
También nos va a dar la pista sobre qué cosas le han desbaratado esas soluciones,
invenciones, a ese sujeto. Esto será un importante orientador para la dirección de la
cura. Es importante que el sujeto pueda encontrar nuevas soluciones, invenciones,
nuevos modos de andar por la vida.
Esto se puede ver claramente en el caso de Angélica Marchesini: “el trapecista sin red”,
donde se puede ver el modo en que algo toca, moviliza, atraviesa la vida de un sujeto.
Cómo cambia la vida del sujeto, cómo se las arreglaba hasta ese momento, cómo un
acontecimiento trastocó su vida y cómo fue encontrando soluciones para poder seguir
con sus cosas, su nueva invención, su nueva solución.
Volvamos al eje de nuestra clase. Esta vez hablaremos de Ackernecht, cuya tesis
fundamental es que la salud y la enfermedad no son nociones estancas. Él va a
demostrar esto con un estudio detallado y un recorrido por historia. Va a demostrar
como la salud y la enfermedad no son nociones estancas porque se mueven, porque
son coloreadas y van a estar pensadas según las coordenadas sociales, políticas y
económicas de su época y hasta el momento evolutivo de ese sujeto.
Él parte de las culturas primitivas y llega hasta Pinel. Los primitivos piensan a las
enfermedades como productos de causas sobrenaturales. Luego, la medicina
grecorromana, de la mano de Hipócrates, va a pensar que el original es natural. Es
decir que va a estar causado por un desequilibrio humoral del cuerpo. En la edad
media nos encontramos con un giro radical, y se vuelven a pensar las enfermedades
mentales como producto de causas sobrenaturales. Sin embargo, no es un completo
retorno las ideas de las culturas primitivas, ya que está teñido por la época: la causa
sobrenatural va a estar leída de la mano de lo religioso. En el momento siguiente, a
fines del S. XVIII nos encontramos, de la mano de Pinel, con que las causas de las
enfermedades tienen que ver con lo natural. Acá podemos ubicar un segundo
movimiento de retorno, pero no va a ser igual a la concepción grecorromana porque va
a estar teñido de la época de Pinel, pero va a conservar el espíritu hipocrático.
En los textos anteriores vienen viendo que hay dos grandes escuelas de la clínica
diacrónica: la escuela alemana y la escuela francesa. Ambas escuelas dialogan
permanentemente. La evidencia clara de esto es el tratado de psiquiatría de Kraepelin,
en donde vemos cómo va modificando sus ediciones a medida que va dialogando con
otros psiquiatras contemporáneos.
Por el lado de Kraepelin tenemos la paranoia, y por el lado de los franceses los delirios
interpretativos; tenemos el delirio de querulancia de Kraepelin y los delirios
reivindicativos de Serieux y Capgras. Tenemos la parafrenia de Kraepelin y las psicosis
alucinatorias crónicas de Ballet. Fíjense cómo en este paradigma proliferan las
entidades clínicas y esto produce un desorden clasificatorios. Además hay que sumar
las dificultades que tenían en encontrar la localización de las lesiones anatómicas, que
ellos entendían como causantes de las enfermedades. Es así como la psiquiatría de la
época reconoce y le da importancia a nuevas disciplinas. En este punto se vuelven
fundamentales los desarrollos de Janet, Bleuler y Freud.
Va a haber disciplinas que lean al síntoma como algo a corregir, a extirpar, a reeducar.
Y otras, como el psicoanálisis, que va a entender que el síntoma tiene una lógica
particular, singular. Hay que entender por qué está allí, a qué responde el síntoma,
porque es un modo que encontró el sujeto de resolver un conflicto, según Freud.
Retengan los movimientos de retorno. Y reténganlos para pensar los problemas del
paradigma actual. ¿Por qué? Porque en este momento de multiplicidad de disciplinas,
tenemos la presencia muy fuerte de los DSM, el manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la asociación americana de psiquiatría. El criterio clasificador
que tienen los DSM universalizante y que engordan en sus distintas ediciones de
nuevas nomenclaturas, leyendo la singularidad como desvíos de una supuesta
normalidad. Las respuestas que tienen los sujetos frente a las vicisitudes de la vida van
a ser leídas en clave de enfermedad (lo patológico-desviado). Y reparen
fundamentalmente en cómo el DSM va a tener un criterio de descripción de síndromes,
sin importar la singularidad, de dónde vienen, hacia dónde van. Podemos pensar esto
como un retorno a una clínica sindrómica-sincrónica.
CLASE 10
TEXTOS: Freud- Neurosis y psicosis/ La pérdida de la realidad.
Este texto fue escrito 1923, como una ampliación de las nuevas hipótesis que Freud
venía formulando en el Yo y el ello para diferenciar neurosis y psicosis.
Freud define al Yo como la organización de los procesos anímicos que depende de la
conciencia y el acceso a la motilidad. También agrega que es sobre todo un yo cuerpo,
una superficie que brinda percepciones.
Los vasallajes del yo, los amo que hacen del yo sus vasallos son diversos y logran que
el yo se empeñe en acatar simultáneamente la voluntad de cada uno por tener una
posición intermedia entre por un lado el ello, por otro lado, el mundo exterior, mas el
subrogado de este que es el super yo
La diferencia entre neurosis y psicosis. La neurosis la definimos como el resultado de
un conflicto entre el yo y el ello. Por otro lado, a la psicosis como resultado de un
conflicto entre el yo y el mundo exterior. A las neurosis de transferencia, Freud va a
decir que tiene su origen en que el yo no quiere dar tramite motor o sea actuar una
exigencia pulsional del ello o le impugna su objeto que tiene por meta, esto se asocia
con el concepto de sublimación.
El mecanismo con el que el yo se defiende de la moción pulsional es la represión. Lo
reprimido se revela con el destino procurándose una satisfacción sustitutiva y genera la
formación del compromiso que es el síntoma.
El síntoma como resultado de una lucha, como un convenio de partes en donde cada
uno cede algo. El yo trata al síntoma como un intruso. Este intruso escinde al yo, esta
división atenta contra su pretensión de unidad y no hace menos que recordarle al yo
que no tiene poder alguno.
Comienza luego la lucha del yo contra el síntoma, tal como oportunamente se había
defendido de la moción pulsional dando así por resultado el cuadro de neurosis de
transferencia. Cuando el yo emprende la represión, es en obediencia al super yo, que a
su vez tiene su origen en el mundo exterior real. Y mucho mas poder sobre su vasallo
el yo, y que las exigencias funcionales del ello. Entra en conflicto con este, al servicio
del super yo y de la realidad. En esta lucha en la neurosis el jugador mas poderoso es
el super yo.
Respecto de la etiología, el estallido o desencadenamiento tanto la neurosis como la
psicosis, lo ubica en el no cumplimiento de uno de esos deseos de la infancia
eternamente indómitos, de profundas raíces. La frustración siempre será externa pero
el efecto patógeno depende de lo que haga el yo. O bien permanecer fiel a su vasallaje
frente al mundo exterior y acotar al ello. como en la neurosis. O como en la psicosis,
sufrir el avasallamiento del ello y dejarse arrancar de la realidad.
Para comenzar a hablar de la psicosis Freud toma la confusión alucinatoria de Meynert
y pone el acento en el desasimiento libidinal del psicótico. Meynert ubico como síntoma
fundamental de la psicosis aguda la “desagregación de la organización asociativa”.
(Esto se vincula a la definición de Freud del yo como “organización de procesos
anímicos”). Respecto del desencadenamiento dirá que es a causa de un traumatismo
psicológico y su manifestación más importante va a ser la alucinación. Esta referencia
le sirvió a Freud para preguntarse sobre el mecanismo análogo a la represión
específico de la psicosis. También le sirvió para dar cuenta de la segmentación y de la
partición del yo, que más adelante llamará la ¨escisión del yo.¨
Freud describió que normalmente el mundo exterior domina al ello por la vía de las
percepciones nuevas y por medio de las percepciones antiguas del mundo exterior. El
psicótico se crea soberanamente su propia realidad siguiendo los deseos del ello.
Luego mencionó a las esquizofrenias con la salida por la vía de apatía afectiva. Llega al
punto que va a nombrar a la paranoia, donde el delirio se presenta como un parche
dice Freud, colado donde originariamente se produjo la desgarradura con el mundo
exterior. Freud dirá que la formación delirante es el intento de restablecimiento, la
reconstrucción seria su parche singular.
Freud propone a la melancolía como el paradigma de las patologías producto de la
lucha entre el yo y el super yo. Las diferencias de las neurosis de transferencia dándole
el nombre de psiconeurosis narcisistas y no las va a separar de las otras psicosis. Para
el melancólico, lo que se empobrece no es el mundo exterior sino su propio yo. Va a
terminar neurosis y psicosis con la pregunta por el mecanismo propio de la psicosis,
que claramente no va a ser la represión ni la proyección.
Freud va a terminar diciendo que, tanto para la neurosis como para la psicosis, no sólo
cuenta el problema de la pérdida de la realidad sino el de su sustituto.
CLASE 11
CASO MARRANA
Este caso es producto de una entrevista que Lacan realiza a una paciente internada en
el hospital, en un dispositivo que se llama “presentación de enfermos” 🡺 Este
dispositivo proviene de la psiquiatría y Lacan hace una modificación muy importante: el
entrevistador está en calidad de psicoanalista y el entrevistado a título de sujeto 🡪 EL
SABER ESTÁ DEL LADO DEL SUJETO 🡺 Lacan subvierte de esta manera todo el
dispositivo; es el analista quien acompaña el testimonio del sujeto pero no lo dirige. Lo
que surge en esa entrevista comporta beneficios para el paciente.
Si el saber está del lado del sujeto, el analista se deberá dejar guiar por ese saber sin
comprender. “Cuando comprendemos hacemos mal” dice Lacan, es decir, cuando
queremos significar rápidamente qué es lo que un sujeto nos está contando, cuando
queremos entender qué es lo que nos dice, nos equivocamos, porque nos adentramos
en los espejismos de lo imaginario.
“Lo importante no es comprender sino alcanzar lo verdadero” 🡪 En este momento, para
Lacan lo verdadero es lo simbólico, lo que está del lado del Otro.
Lo que el caso marrana nos enseña es que la alucinación no es una alteración
perceptiva sino que responde a un trastorno del lenguaje.
El caso consta de una mujer que es internada, que padece de un delirio de dos con la
madre. Esta noción de delirio de dos es estudiada por los psiquiatras franceses y
explican que hay dos personas que comparten el mismo delirio (por lo general,
pertenecen a la misma familia). Según Lacan, lo importante de este delirio es el
aislamiento excesivo de la pareja.
En este caso, la hija (paciente) vive con la madre sin lazo alguno con el mundo social y
sin relación con lo masculino. Viven en una especie de conventillo donde suponen que
una vecina tiene un amante y que este es un hombre casado que también vive en el
conventillo. Tanto a la madre como a la hija les parece intrusiva la presencia de esta
mujer y del amante. La vecina encarna entonces algo problemático para la paciente 🡪
Eso problemático, para la paciente es algo del orden de lo sexual, lo que tiene que ver
con algo excesivo, con un goce que es del orden de lo inasimilable para esta mujer.
Un día en el pasillo, en el momento en que salía de la casa, se encuentra con el
hombre (al que califica de malvado) y oye ahí algo grosero, tan grosero que en el
momento de la entrevista no lo quería contar. Sin embargo, Lacan espera para ver si se
predisponía a contarlo y lo hace 🡺 Cuenta que el hombre le dijo “marrana”, y que
previo a que el hombre le dijera eso, ella había dicho “Vengo del fiambrero”.
Entonces, hay dos significantes: Marrana (se lo adjudica al hombre) y Vengo del
fiambrero (lo que ella dice que dijo).
Lacan advierte que no hay que caer en la comprensión, pero que es algo que hasta a
él le pasó: Comenzó a relacionarlos con fiambrería, charcutería, cochino, cuerpo; pero
rápidamente sale de este equivocado.
{pág. 78 y 79} Se pregunta si la palabra “marrana” es algo que retorna de manera
simbólica, si recibe su propio mensaje de manera invertida 🡺 Esto refiere al retorno
de lo reprimido, a aquello que se reprime y que cuando retorna lo hace de manera
simbólica, de manera metafórica (acá tenemos todas las formaciones del inconsciente
de Freud).
Para responder si efectivamente se trata de un RETORNO DE LO SIMBÓLICO se va a
valer del ESQUEMA L ( donde grafica la disyunción entre lo imaginario y lo simbólico).
Lacan dirá que EL CASO MARRANA NO PODRÁ SER EXPLICADO DESDE ESTE
ESQUEMA 🡪 ¿Por qué?
• El esquema L sirve para pensar fenómenos de la neurosis, para pensar el
retorno de lo reprimido y no para pensar la alucinación marrana. ¿Por qué?
Porque lo simbólico en la psicosis funciona de otra manera. En la psicosis,
el Otro está excluido, en el lugar del Otro falta un significante primordial que es
el significante del Nombre del Padre.
Acerca de la alucinación en la psicosis, Lacan dirá que no es un significante que
retorne de manera simbólica, sino que se trata de un significante suelto que retorna
en lo Real 🡪 para explicar esto retomemos el principio del capítulo, página 72 y 73
Hay un momento que es el origen de la simbolización ¿A qué se refiere? Al mito de
constitución del aparato psíquico, al momento de constitución de lo simbólico para el
ser hablante. Lo simbólico se constituye por la afirmación/inscripción de
determinadas representaciones o significantes y por el rechazo de otras
representaciones o significantes 🡺 Esta la BEJAHUNG (afirmación) y la
VERWERFUNG (forclusión, rechazo de un elemento significante) 🡺 Son las dos
operaciones constitutivas del ser hablante. Se trata de algo primario (primitivo) que no
se puede ubicar concretamente en la vida del sujeto, siempre nos enteramos de este
secundariamente, por sus efectos.
Esta operación para Lacan es una operación estructural en tanto hay significantes
que se inscriben y hay otros que quedan por fuera.
Lo que no se inscribe en lo simbólico tiene otro destino: LO REAL 🡪 Es aquello que no
se puede simbolizar y que la imagen no puede atrapar. Lo que queda por fuera de la
imagen especular.
Sólo puede reprimirse, es decir, sólo puede ir a parar al inconciente, aquello que
primero fue inscripto en lo simbólico 🡺 Por un lado tenemos la inscripción, la afirmación
primordial; luego la posibilidad de que eso sea reprimido y, por último, el retorno de ese
reprimido en el mismo registro.
¿Qué implica el retorno en lo simbólico? Que allí el significante puede encadenarse con
otros significantes 🡪 Esta es la propiedad de lo Simbólico: la posibilidad de hacer
cadena, S1, S2, S3… Permite que el sujeto haga asociaciones.
¿Qué pasa con lo que queda forcluido, con lo que queda por fuera de lo simbólico?
Retorna en lo Real: retorna desarticulado de la cadena significante, es decir, en lo
Real el significante está suelto, está aislado, no hace cadena (es puro S1)
Marrana como significante que retorna en lo Real 🡺 La mujer no puede asociar ese
significante, hay una falta de dialéctica (lo que se conoce como dialéctica estancada).
Es como una plomada. La certeza está allí presente. No hay posibilidad de vincularlo
con otra cosa.
Este retorno en lo Real lo localiza en este otro, en ese hombre indecente, o sea,
localiza esa voz proveniente de ese lugar.
Cuando en la Neurosis el significante retorna en lo simbólico, el sujeto puede reconocer
eso como propio. Esto se llama atribución subjetiva 🡺 Es la posibilidad que tiene un
sujeto de reconocer como propio un significante, un afecto, su cuerpo, etc. (esto en la
psicosis no sucede).
Marrana es una alucinación proveniente de lo Real; es intrusivo, y lo localiza en el otro
(hombre). Es una injuria no por el contenido sino por la función coagulante sobre el
sujeto. Sin embargo, saca al sujeto de la indeterminación.
La mujer había dicho antes: Vengo del fiambrero, según Lacan, esta es una frase
alusiva porque no se sabe a dónde apunta, no se sabe a quién se refiere, simplemente
lo dijo y deja al sujeto en la indeterminación; tiene un cierto vacío. Este luego viene a
rellenarse con la certeza de la alucinación “Marrana”.
CLASE 12
NOTA IMPORTANTE: Lo que pongo en cursiva es lo que lee de los textos.
Bibliografía a trabajar:
• Freud, “Duelo y Melancolía”
• Esque, “La depresión vista desde la perspectiva psicoanalítica”
Ambos textos nos van a permitir reflexionar acerca de diversos modos de respuesta
subjetiva a la pérdida y cómo en el centro de esas respuestas se pone en juego la
relación del sujeto a su propio saber inconsciente.
Duelo y melancolía
Freud en este texto va a tratar de echar luz sobre la naturaleza de la melancolía
comparándola con un afecto normal, o lo que el supone normal, en el sentido de lo
esperable en relación a atravesar una pérdida.
Qué tienen en común el duelo y la melancolía?
• Son respuestas a la pérdida de una persona amada. Ya sea que falleció o que
se produjo una separación.
• Puede ser la pérdida de alguna abstración que ocupe ese lugar como un ideal,
frase típica “se me cayó un ídolo” eso puede tener un peso serio para alguien.
• Alguien puede ser un lugar de pertenencia que se haya perdido
• Son comunes algunas de sus manifestaciones:
• Estado de malestar con profundo dolor
• Una cancelación del interés por el mundo exterior
• La pérdida de la capacidad de amar
• La inhibición en la productividad
Diferencias
• La melancolía se pone de manifiesto una rebaja en el sentimiento de sí que se
exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una
delirante expectativa de castigo.
• En el duelo no hayamos esa perturbación del sentimiento de sí
• Si bien el duelo normal trae perturbación en el curso habitual de la vida, no se le
ocurriría considerarlo un estado patológico porque confiamos en que en cierto
tiempo la persona se va a recuperar y juzga inoportuno y dañino perturbar el
curso del trabajo de ese duelo
Cuáles son las condiciones para que todo esto suceda en la melancolía?
1) Este proceso parece elegir que la elecciòn de objeto se halla cumplido desde una
base narcisista, de suerte que la libido pueda regresar al narcisismo sin tropezar con
dificultades.
2) Hay que suponer un conflicto de ambivalencia con el objeto amado (central)
Pàg 248 La pèrdida del objeto de amor es una ocasión privilegiada para que salga a la
luz la ambivalencia afectiva con el objeto.
Es decir, no solo el amor en relación a ese objeto que se perdió sino también el odio.
Va a decir que este conflicto de ambivalencia va a estar entre lo fundamentos de la
melancolía. Si el amor que el objeto se refugia en la identificación narcisista, el odio se
ensaña con el objeto sustituto insultandolo, denigrándolo, haciendolo sufrir y ganando
en este sufrimiento una satisfacción sádica.
Este conflicto de ambivalencia es también lo que puede hacer que el duelo normal se
pueda tornar empatológico. Es decir, que se complique el trabajo del duelo, la
elaboración de la pérdida en la medida en que no pueda incluirse en el trabajo del
duelo ambos sentimientos que se tenían para con el objeto perdido. Es decir, no sólo
tratar sobre los sentimientos de amor, que se tenían en relación a esa persona (o lugar)
que se perdió, sino todo el odio, toda la bronca que estaba en juego en relación a eso
que se perdió. Las dos cuestiones.
Pág 252 sitúa en relación al duelo: para cada uno de los recuerdos y de las añoranzas
que muestran el lazo con el objeto perdido, la realidad pronuncia el veredicto: el objeto
ya no existe más y el yo interrogado (por así decir) si quiere compartir el destino de ese
objeto (es decir, la muerte) se deja llevar por la satisfacciones que le da el estar con
vida, y desata su ligazón con el objeto resignado. Podemos imaginar que esa
desatadura se cumple tan lentamente y tan paso a paso que al terminar el trabajo esa
líbido queda disponible para nuevos destinos.
En cuanto a la melancolía dice que también cabe suponer ese trabajo pieza por pieza
pero que la ambivalencia afectiva y la elección de objeto desde una base narcisista
agrega varias complicaciones a este proceso. Fundamentalmente lo que va a situar
Freud es en término de esas batallas de ambivalencia todos se sustrae de la
conciencia, es decir que no hay registro de ese conflicto de amor/odio en relación al
objeto que se perdió.
En cambio, lo que va a devenir consciente en la melancolía, es el conflicto entre el yo y
la instancia crítica.
Pág 255, intenta zanjar un poco cuales son los devenires del trabajo melancólico y una
pregunta que Freud se hace en relación a por qué la melancolía en ciertas ocasiones
se torna en manía ( eso le da que pensar): el conflicto en el interior del yo, que la
melancolía recibe a canje de la lucha por el objeto tiene que operar a modo de una
herida dolorosa central, una herida abierta que exige una contrainvestidura grande en
extremo.
Podemos pensar que con esta contrainvestidura, Freud está haciendo alusión a la
manía, a la solución melancólica tornándose en su revés, la manía como modo de
triunfo del yo sobre la instancia crítica. Pensemos la manía en términos del lugar, de la
inhibición propia del estado melancólico, la compulsión a hacer. El triunfo sería sobre el
yo en una instancia crítica, el yo que se vuelve a poner a hacer.
No obstante, esto lo va a plantear como una conjetura, le parece que no estaba del
todo claro la solución melancólica, y lo deja para futuras investigaciones.
La hipótesis más fuerte de este texto es que el no querer saber respecto al propio
inconsciente tiene el precio del afecto represivo.
CLASE 13
Texto: La Psicosis ordinaria y las otras bajo transferencia - Aromí, A. y Esqué, J.
Dos psicoanalistas españoles pertenecientes a la Asociación Mundial de PSA. Quienes
redactaron este texto para el 11avo Congreso de esta asociación en Barcelona en abril
de 2018.
La Psicosis ordinaria es un término que inventó Jaques Allan Miller en 1998 y un poco
más de 20 años después se realiza este Congreso para poner a prueba en qué
estábamos los psicoanalistas respecto de los casos actuales y revisando nuestros
conceptos en función de las presentaciones que llegan a las consultas.
Me interesa remarcar del título la cuestión de la Transferencia. Vamos a trabajar las
Psicosis ordinarias y las otras, las extraordinarias, pero bajo el paraguas de la
Transferencia. Esta cuestión me parece fundamental, porque para hacer un Dx es
necesario hacerlo bajo Transferencia. Construimos una hipótesis diagnóstica desde
allí.
Eric Laurent en un texto que se llama Los inclasificables, él ubica a la transferencia
como un instrumento epistemológico. Definición que viene a la mano para pensar la
práctica y el Dx porque nos permite obtener un saldo de saber pero que va más allá de
la clasificación. Permite ubicar lo singular e inclasificable de cada quien. Al ser bajo
transferencia un Dx requiere de la presencia del analista, del practicante del PSA.
En este texto Aromí, A. y Esqué, J. realizan un recorrido ubicando lo más relevante,
resaltando los distintos momentos de Lacan, cómo pensó la clínica de la psicosis, cómo
era el campo conceptual en cada momento y cómo derivaba en la incidencia de la
práctica, qué posición del analista al respecto.
Dicen que la Clínica estructural (estudiada en el Seminario 3 y Cuestión preliminar) es
un momento en donde los casos se diferenciaban en dos campos diferentes sin
dificultad, Neurosis, por un lado, Psicosis por el otro, Perversión también. Teniendo en
cuenta la presencia o la ausencia del significante del NP en el lugar del Otro. Divisoria
de aguas. Con una primacía de lo simbólico que le daba al significante toda su potencia
para oficiar de quien ordena y diferencia la estructura, el significante. Una Clínica del
significante, clínica del primer Lacan estructuralista binario discontinuado que ordeno el
campo analítico de Freud, Lacan hace un retorno, relectura y amplia nuestro bagaje,
nuestro campo.
Miller también amplía, continúa formalizando este campo, un poco se trata de estar los
psicoanalistas a la altura de la época respecto de cómo se presenta lo vivo, lo real, en
la experiencia analítica.
En este camino hacia lo real que Lacan recorre en su formalización y teorización hay
un hilo conductor. No pasa de la clínica estructural a la clínica nodal así nomás. Sino
que se topa con diferentes problemas para leer y pensar los casos. Ubica un goce que
no se deja significantizar ni negativizar por la cuestión fálica, y el PSA tiene que soltarle
la mano al Padre como único operador, sino que se amplía esta cuestión de cómo
hacerle frente a lo real, pero con otros operadores que no son solo el NP.
Entonces el goce, la dificultad para que se inscriba la significación fálica, la cuestión del
NP que pierde su exclusividad, y el tratamiento del goce. En cómo cada quien trata el
goce. Qué modalidad particular tiene un sujeto de tratar eso. Lo simbólico ya no va a
incidir sobre lo imaginario y lo real, no va a tener esa primacía sobre los otros dos
registros.
En esta época estructuralista Lacan habla de la forclusion del significante del NP. En su
última enseñanza despliega conceptos respecto del fantasma, del objeto a, y como va
pensando el goce en sus distintos momentos, va a ubicar forclusión del significante
la mujer para todo ser hablante, no es forclusión restringida nada más sólo al NP.
Ubicará a cada uno su forclusión. Cada uno inventará una manera de arreglársela con
eso, con el no hay relación sexual. Lacan tiene una ironía donde refiere que todo el
mundo es loco, delirante, no todos psicóticos, sino que todos nuestros discursos son
una defensa contra lo real. Esa defensa tiene una manera peculiar de presentarse en
cada uno de nosotros. La Singularidad es la brújula para orientarnos en las respuestas
sintomáticas que se presentan en nuestras consultas. Se abre todo un campo muy
amplio de las distintas respuestas sintomáticas frente a lo real. Esto no nos exime en
tratar de precisar si es una neurosis o una psicosis. Pero también atendiendo a esos
arreglos particulares. Que cada uno se procura para arreglárselas con el no hay
relación, con la forclusión del significante de la mujer, con el ser parlante, con estar
atravesados por el lenguaje que nos habla y somos hablados y tiene carácter
traumático. Tenemos que inventarnos un modo de arreglarnos con cómo nos afecta el
lenguaje.
Llegamos a la Clínica del Sínthome, que no se opone, sino que en todo caso entra en
tensión la clínica estructural con la clínica nodal, sostener esa tensión para que la
investigación sea más fructífera.
Volviendo al instrumento decimos que la singularidad de las invenciones va a llamar a
una clínica instrumental más flexible, más acorde a las presentaciones actuales. Lo
permite el estudio que Lacan hace cuando lee a Joyce, escribe el seminario 23. Plasma
nuevo campo conceptual que lo llama el Sinthome, se pone en primer plano el goce, el
tratamiento sintomático singular de ello, que abre una perspectiva clínica muy amplia.
Las psicosis ordinarias son psicosis, no son una nueva categoría clínica, dice Miller, se
presentaron como en una zona de sombra borrosa, difíciles de precisar, acompañadas
por todas estas lecturas que hace Lacan de la declinación del NP, la ascensión del
objeto al cenit de la civilización, y un aumento de casos que empiezan a interrogarnos,
que no se encontraban los elementos precisos para poder concluir si era una neurosis
o una psicosis, caso raros que no entraban ni en una ni en otra categoría, en esa
clínica binaria, en esa clínica estructural ¿Cómo fueron considerados por la orientación
de Miller, orientación Lacaniana? En principio como Los inclasificables de la clínica
PSA, hay todo un seminario al respecto, que son conversaciones sobre casuística, son
casos que no cierran, que nos interrogan, nos interpelan.
Miller las nombra psicosis ordinarias abriendo todo un campo de investigación al
respecto, no es una nueva categoría clínica, sino un aparato epistémico suplementario
no se deja circunscribir de entrada a la psicosis ordinaria, son casos que no entran en
neurosis, se disfrazan de neurosis, pero de algún modo resuelven su defensa contra lo
real.
En las psicosis extraordinarias, como Caso Schreber, es una psicosis extraordinaria,
florida, con un desencadenamiento muy preciso, coyuntura dramática muy precisa, en
sus memorias nos muestra como resuelve ese agujero, lo hace de una manera
delirante, con una metáfora delirante.
Mientras en la Psicosis ordinaria las modalidades de reparación son muy variadas, se
multiplican y se diversifican, hay un sin fin de rarezas, pequeñas invenciones, que
tienen la marca de la singularidad vamos a tratar de pesquisarla. Tienen como una
característica las psicosis ordinaria que estas soluciones singulares que se procuran
esos sujetos son una autorreparación, que impide un estallido, un desencadenamiento,
algo un poco más ruidoso.
Vamos a tratar de ubicar enganches-desenganches que ese sujeto trae a la consulta,
como lo afecta en su vida, con relación al otro, a su propio cuerpo y a su subjetividad,
no son pequeños focos forclusivos, no son extraordinarios ni explosivos, son difíciles de
reconocer por el sujeto mismo y su entorno, son signos discretos, muy sutiles, son
detalles que se localizan como tales bajo transferencia.
Lacan plantea que el desencadenamiento en la clínica estructural es un efecto de lo
que él nombra como Un Padre. Donde aparece la oposición simbólica para el sujeto y
esto provoca un desencadenamiento del significante en lo real, mientras que estos neo
desencadenamientos, son aquellos que se localizan a partir de algunos puntos de fuga,
pequeños desenganches del otro y lo que provocan es una deslocalización del goce,
este desencadenamiento (Dice Miller) neo o franco, resulta crucial como índice del
agujero forclusivo que caracteriza a toda la psicosis.
Miller propone 3 externalidades: social, corporal y subjetiva. ¿Qué se busca captar en
la psicosis ordinaria, qué orientación tenemos para no desbrujularnos en nuestra
práctica? Es lo que Lacan llama poder pesquisarle el desorden provocado en la juntura
más íntima del sentimiento de la vida del sujeto, ese desorden es el verdadero índice
diagnóstico y que afecta el sentimiento de la vida en tanto no hay una inscripción de la
significación fálica.
En las psicosis desencadenada es muy evidente este desorden, está más a la vista,
pero en la psicosis ordinaria esto no es tan evidente, y lo que tenemos que hacer como
analistas es pescar esos pequeños signos discretos bajo transferencia, y se van a
captar en ese encuentro analista- sujeto que consulta.
Aromí, A. y Esqué, J. definen que es una Clínica fina, tejida de sutilezas, cuenta con
una tonalidad y una gradación, y apunta a ubicar esos efectos de forclusión.
En la primera enseñanza la presencia del analista para acompañar un trabajo en una
psicosis estaba más del lado del secretario del alienado, escuchar al que habla, tenía
que limitar esas metonimias infinitas y evitar cierto mal encuentro con el otro malo.
Buscaba pesquisar el arreglo subjetivo ante la irrupción de ese real y como armaba
cada quien su suplencia.
En la Psicosis ordinaria la cuestión es más sutil, se presenta más discretamente, bajo
trasferencia van a tratar de bordear ese agujero de saber que se sostiene en una
práctica analítica, y eso significa someter a la práctica a una determinada orientación,
por eso los analistas tenemos que estar despiertos, no podemos ser eclécticos, ni
terapeutas, ni educadores, tenemos que tener una posición clara para conducir la cura,
nos permitirá poder sostener el acto de la transferencia como acto de amor, como lo
pensaba Lacan. Porque de lo que se trata es de poder acompañar, examinar y ubicar,
precisar estos puntos forclusivos para que el sujeto pueda estar advertido y poder
inventarse pequeños arreglos para sostenerse en su cuerpo, en la relación con el otro,
y en la cultura con él mismo, sostenerse pero que no puede hacerlo si ese arreglo no
cumple su función.
En el texto hablan de la grapa, de ese brochecito que le permite a alguien poder unir,
anudar real simbólico e imaginario y sostenerse en ese cuerpo. Se trata de acompañar
un trabajo que esté atento a los detalles y que nos permita ubicar esos puntos
forclusivos con cada quien para poder poner en valor las pequeñas invenciones que
cada uno tiene para arreglárselas por ser un ser parlante.