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1° CUATRIMESTRE DE ESPACIO DE PRÁCTICOS

1° PARCIAL DESGRABACIONES: CLASE 1- CLASE 5 DE PRÁCTICOS


CLASE 1
- Ackernecht, E. H. Cap 1, 2,3 y 5, en Breve historia de la psiquiatría, Eudeba, 1979,
Buenos Aires.
Antecedentes de la Clínica Psiquiátrica
Idea de la cátedra: Psicopatología que esté a la altura de los acontecimientos actuales,
que actúe como antivirus que se actualice todo el tiempo. Requiere pensarlo todo el
tiempo.
Orientación psicoanalítica: regida por el concepto de singularidad (no sirven las
etiquetas para todos igual, sino ubicar el modo singular que tiene cada sujeto de poder
tratar su sufrimiento).
¿Qué pensamos cuando pensamos en psicopatología con perspectiva picoanalítica?
• Psi – patológico: invita a pensar en la salud y enfermedad. Normal – patológico
(no son categorías naturales sino que responden a la actualidad). Enfermedad
implica juicio de valor no de realidad con tinte negativo. Kanglen: lo normal no es
juicio de realidad es juicio de valor. La noción de salud o enfermedad mental
tiene tinte ideológico: político, económico, moral; lo sepamos o no. Si hay
posición hay una cuestión ética.
Lacan rescata de Freud la posición ética de su obra. Una de las cuestiones que hablan
de la dimensión ética de la obra freudiana es rescatar la dimensión singular de cada
sujeto.
Breve historia de la psiquiatría (Ackernecht)
Si salud y enfermedad no son criterios naturales sino que desprenden de
construcciones histórico sociales y culturales que se van modificando, quiere decir que
cada época y cultura trata determinados fenómenos de determinada manera. Las
conceptualizaciones no son estancas.
Localizar cómo ubica diferentes momentos donde determinados fenómenos similares
fueron pensados y tratados de maneras distintas.
El texto divide para pensar los movimientos en cuatro tiempos:
• Momento de las civilizaciones antiguas: las enfermedades eran eso sin intención
de cientificidad o clasificación. No había disciplina para pensar la SM en el
campo de lo científico, pero sí un modo de tratarlo.
a. Causa: Enfermedad asociada a fuerzas sobrenaturales. Estar poseído
era una explicación frecuente de dar cuenta enfermedades mentales.
b. Tratamiento: En relación a la causa. Mágico – religioso, ceremonias,
cantos, etc.
• Momento de la psiquiatría grecorromana: la enfermedad mental entra en el
campo de la medicina. Los griegos son fundadores de la medicina y la
psiquiatría científica. Explicación natural de las enfermedades. La patología
clásica de Hipócrates y Galeno consiste en la teoría de los humores/líquidos:
compuesta por 4 humores, líquidos:
a. Sangre
b. Bilis amarilla
c. Bilis negra
d. Flema
El equilibrio de estos es salud, el no equilibrio enfermedad. Al ser la causa
natural, el tratamiento también. Pensado en cuestiones que suceden al cuerpo.
Tratamiento vía el cuerpo. Paseos, caminatas, masajes, etc. Enfermedad mental
asociada a lo físico.
1. Tercer tiempo subdividido en:
a. Edad media: lo que avanzó la medicina grecorromana con respecto al saber de
las enfermedades mentales se retrocede, ese campo vuelve a ser parte de lo
sobrenatural.
b. Renacimiento: fuertes contradicciones. Las dudas sobre las causas
sobrenaturales condujeron a pensar en causas del orden de lo natural. Los hechiceros
y los posesos fueron considerados enfermos mentales que debían ser atendidos por el
médico.
1. Siglo XVII-XIX: Nacimiento de la psiquiatría como ciencia autónoma. Filosofía del
iluminismo donde los ideales humanitarios tienen su apogeo. La patología del aparato
pensante puede empezar a ser pensada científicamente e investigarse sobre las
patologías. Es decir, la enfermedad mental entra dentro del campo de la medicina.
Hasta esa época locos y no locos eran encerrados en un mismo lugar de los
improductivos. Pinel (representante de la clínica sincrónica y del movimiento de
la liberación de los locos) se encarga de separar locos y no locos y poderles
quitar el estatuto de presidio al lugar en donde encerraban a estos sujetos y
orientarse bajo los ideales humanitarios del iluminismo y ubicarlo en lugares
donde se les diera un tratamiento acorde a su patología. Es así que entonces se
empieza a pensar que se trata de una patología del aparato pensante que tiene
una causa (hereditaria, por cuestiones morales, ambientales, etc) y por tanto en
determinados tratamientos.
El tratamiento fundamental de esta época son los asilos (tratamiento moral).
Puede entenderse entonces que hubo mutaciones respecto de la concepción de la
enfermedad mental, la historia de la psiquiatría y a cómo pensar las entidades clínicas.
Esto es así porque las categorías son construidas y no naturales. Son constructos
culturales, sociales, con respecto al tiempo y espacio en que se piensan.
CLASE 2.
El tema de la segunda semana es clínica de la paranoia clásica y actual.

La paranoia es un cuadro clínico dentro de la nosología psiquiátrica. Es un diagnóstico


dentro del campo de las psicosis. En este punto podemos preguntarnos: ¿para qué
nos sirve un diagnóstico?
Un diagnóstico no es una etiqueta ni un rótulo, sino una brújula que orienta nuestro
accionar. También nos pueden enseñar acerca de la evolución de determinado cuadro
clínico y cuáles van a ser las formas terminales a grandes rasgos. Digo a grandes
rasgos y esto nos introduce en la perspectiva de la singularidad, y cómo cada quién
encarna determinado cuadro clínico. Estas cuestiones las heredamos de la psiquiatría
clásica; los diagnósticos que aún usamos son el resultado de una larga elaboración
histórica por parte de los psiquiatras clásicos. Ellos fueron evolucionando y abordando
diagnósticos a medida que iban observando a los pacientes y sus padecimientos.

Estudiamos a los psiquiatras clásicos y sus enseñanzas porque estas categorías


diagnósticas son absolutamente vigentes. Titulamos esta clase: “clásica y actual”. Si se
fijan en la bibliografía, tienen la lección XV de Kraepelin y un caso clínico actual de
Angélica Marchesini.

La psiquiatría clásica se sitúa en el período de fines del S XIX e inicios del S XX,
conocido como paradigma de las enfermedades mentales. En ese momento, la locura
pasó a estar definitivamente abordada por el campo de la medicina. En este período
podemos identificar dos grandes escuelas de la psiquiatría: la escuela francesa y la
escuela alemana, ambas en constante desarrollo y debate. Ambas se leían, se
criticaban y se confrontaban. Este constante diálogo les permitió superar sus propios
impasses. Los psiquiatras de ambas escuelas eran unos rigurosos observadores de la
realidad de los enfermos, es por eso que nos referimos a esta clínica como la “clínica
de la mirada”, en contraste con la “clínica de la escucha” que es la clínica
psicoanalítica.

Para hablar de la “paranoia” debemos detenernos en Emil Kraepelin. Este exponente


de la psiquiatría clásica alemana llevó al despliegue de la clínica psiquiátrica. En su
tratado de psiquiatría, Kraepelin construye un sólido edificio gnoseográfico, en donde
describe las enfermedades y amplía sus observaciones, a lo largo de ocho ediciones,
que proliferaron notablemente entre 1883 y 1913. En este período, Kraepelin
sistematiza su nosología y estudia las características específicas que describen las
distintas enfermedades y les otorgan nuevos nombres. En ese mismo período, en
Viena, Freud se encontraba inventando al Psicoanálisis. Freud no era ajeno a las
conceptualizaciones de Kraepelin.

Respecto a la paranoia, Kraepelin en su sexta edición (1889) reduce este cuadro, que
era absolutamente basto y vago, y lo define más precisamente como cuadro clínico.
Hasta la sexta edición, la paranoia nombraba, a grandes rasgos, la locura. Era el
diagnóstico que recibía el 80% de los enfermos internados. En la sexta edición
Kraepelin reduce el espectro que abarcaba la paranoia al introducir una nueva
categoría diagnóstica que es la “demencia precoz”. Aquellas paranoias mal
sistematizadas o demencias paranoides o con delirios fantásticos se desplazan y
empiezan a integrar la demencia precoz.

Tomando otra clasificación, podemos ubicar a Kraepelin en la “clínica diacrónica”


porque le dio importancia al inicio, a la evolución y a las formas terminales de los
cuadros clínicos, en vez de detenerse en el aquí y ahora.

Kraepelin se basó en tres parámetros: en la etiología, en lo clínico evolutivo y en lo


psicopatológico-descriptivo. Él describía la psicopatología, identificaba los distintos
síntomas, atendía a lo clínico evolutivo y, principalmente, le prestaba atención a la
etiología. Cabe aclarar que en este punto la etiología, la causa, no es el detonante. No
es lo que desencadena un cuadro clínico. Para Kraepelin, las causas siempre eran
orgánicas e internas, aunque no las termina de definir. Fiel al espíritu positivista de la
época, él confiaba que las causas específicas se iban a esclarecer en algún futuro.

Una pregunta importante para entender de qué cuadro clínico hablamos es


preguntarnos: ¿de qué sufre un sujeto? ¿Sufre de su relación al mundo, de su relación
a los otros o de cosas que le pasan en el cuerpo?

A grandes rasgos, en el caso de la paranoia, el drama del paranoico está en su relación


al mundo y a los otros. Es allí donde se ubica su padecimiento.

Volviendo a Kraepelin, el distingue entre síntomas fundamentales y accesorios. Los


síntomas fundamentales son aquellos que se presentan a lo largo de toda la evolución
de la enfermedad y, en especial, en la fase terminal. Los síntomas accesorios son
transitorios y colorean el caso. El diagnóstico diferencial se va a basar en los síntomas
fundamentales (no en los síntomas accesorios).

Otra característica de la paranoia es que las facultades mentales no están afectadas.


No hay signos de déficit (a la hora de diagnosticar las psicosis, no nos vamos a basar
en el déficit sino en lo que hay). El síntoma fundamental que encontramos en la
paranoia es el delirio. No es cualquier delirio, sino un delirio que tiene una lógica
interna.

Es un sistema delirante que responde a una lógica interna coherente, sistematizado


con elementos que se coordinan entre sí, con ideas que se van relacionando con un
tema central, que surgen de la interpretación. El paranoico tiene un aparato de
interpretación del mundo en el que todo es factible de interpretación. Así va
evolucionando lentamente este delirio. Se trata de un delirio elaborado intelectualmente
y coherente. El paranoico relaciona diferentes hechos y signos de la realidad y todo lo
va incorporando a este delirio, cualquier cuestión de la vida. Los paranoicos son
reticentes, lo defienden e incluso pueden mantenerlo en secreto durante muchísimos
años hasta que algún acontecimiento, algún detonante, haga salir a la luz este delirio y
precipite su desarrollo. No hay que confundir estos factores desencadenantes con la
causa.

Otra característica que define la particularidad del delirio en la paranoia es que son
inquebrantales. Esto significa que no es fácil persuadir al paranoico de la verdad de su
delirio. Ellos tienen una certeza inquebrantable sobre la verdad de este delirio.

Siguiendo esta línea, Kraepelin va a definir la particularidad del delirio de la paranoia


como un sistema delirante inquebrantable con una lógica interna.

Otro dato fundamental para definir el delirio de la paranoia es la autorreferencia o


autorreferencia mórbida. Esto significa que al paranoico todos los signos de la realidad
le conciernen. En este sentido, hay una exagerada autoestima, exacerbada por la
autorreferencia mórbida.

Dentro de los delirios de la paranoia descriptos por Kraepelin, encontramos los delirios
de perjuicio, delirios persecutorios, delirios de los celos y delirios de grandeza. Tanto
los delirios de perjuicio como los delirios de grandeza, Kraepelin afirma que se pueden
combinar. A su vez, va a ir identificando distintos tipos de subclases dentro de delirio.
En la ficha de cátedra de Esteban y Soto van a encontrar descripciones clínicas de
Kraepelin, por ejemplo, invectores delirantes, delirios de alta cuna, delirios erotómanos.

Otra cuestión importante que define al cuadro de la paranoia es que la memoria está
conservada. Puede haber falsificaciones de recuerdos, reinterpretaciones de vivencias,
inventos o transformaciones de recuerdos. Pero, en líneas generales, la memoria está
conservada.

El humor del paranoico está coordinado con el delirio y sus vicisitudes. Pueden ser muy
vehementes, pueden ser muy perspicaces, pueden estar muy tranquilos. Este humor se
va a coordinar con las vicisitudes del delirio.

Otro dato importante para definir la paranoia es la ausencia de alucinaciones. A partir


de la 6ta edición de Kraepelin se aclara esto (lo que antes eran cuadros de paranoia
con alucinaciones se desplazan al cuadro de las demencias precoces).

Otro dato que define el cuadro de la paranoia es que es crónico. Kraepelin nos enseña
que este cuadro no tiene curación y su aparición se da entre los 25 y los 40 años.

Otro dato importante es que no desarrolla hacia la demencia. No tiene una forma
terminal de demencia (los que evolucionan a hacia la demencia se desplazan hacia la
demencia precoz).

Entonces la definición de paranoia quedaría como un cuadro clínico identificado con un


delirio sistematizado inquebrantable que nunca va a evolucionarla hacia la demencia.

Kraepelin indica que la meta del tratamiento consiste en prevenir que el sujeto sea
absorbido por sus delirios.

A propósito de la descripción de la paranoia de Kraepelin en la 6ta edición, en la ficha


de la cátedra encontrarán que es una definición bien descriptiva aunque muy criticada.
Lacan retomará esta definición de paranoia en su seminario 3 sobre la psicosis y la
criticará punto por punto. A su vez, este cuadro clínico descripto fue muy criticado por
los psiquiatras franceses, que eran muy puntillosos en sus clasificaciones de los
delirios. En la 8va edición de Kraepelin estos cuadros serán modificados.
Les invito a leer la ficha XV de Kraepelin, el caso clínico de Angélica Marchesini y
contrasten estas descripciones y este caso clínico.

CLASE 3
La historia de la psiquiatría y de la psicopatología es una construcción dialéctica con
vaivenes que incluyen obstáculos, controversias y jemplo, sino que siempre lo estuvo y
seguirá estando en tanto somos seres del lenguaje, del discurso, a diferencia de los
animales. El lenguaje a nosotros, los seres hablantes, no habita como un virus
incurable y nos contagia el maltendido, la pluralización de los sentidos, o la inexistencia
de la relación sexual (Lacan nombra este imposible en el ser hablante).

Freud también nos advierte sobre lo irreductible en el malestar en el cultura, y subraya


que la ciencia, la religión y el arte son intentos de dar respuestas. QA VXMEn esta
serie se ubican la psiquiatría, la psicopatología y el psicoanálisis, como distintos
intentos de nominar y tratar los modos de sufrimiento psíquico en cada época. Miller lo
sintetiza en Mycoplasma Laboratorium: “el ser humano, en tanto que habla, está
destinado a serM P09875
ntomático”.
O
El tema de hoy es: Los síntomas. Lo Clásico y lo Actual de los síntomas en la Clínica
de la Demencia Precoz y/o la Esquizofrenia.

Empezaremos con Kraepelin, el exponente más destacado de la clínica diacrónica,


abordando la 6ta edición de su tratado (1899) y la 8va edición (1913). En esta última
recibe las críticas de sus colegas contemporáneos, tanto de la escuela alemana como
francesa, referidas a lo que señalan como una imprecisión en la clasificación de la
demencia precoz.

Kraepelin se inscribe en la tradición psiquiátrica empirista de la semiología médica de


principios del S. XX. Se ocupaba personalmente de tomar notas minuciosas de los
signos y síntomas que observaba encada uno de los pacientes hospitalizados en donde
trabajaba. Describía detalladamente tanto la forma en que los pacientes se
presentaban al inicio como la evolución de sus cuadros y, especialmente, ponía énfasis
en los estados terminales (cómo finalizaban los cuadros).

Suponía la existencia de lesiones anatómicas en todas estas enfermedades y


consideraba que como muchas de ellas evolucionan en forma similar, las causas eran
idénticas. Esto se denomina criterio anátomo-clínico-evolutivo y descriptivo de la
gnoseología de Kraepelin. Él describía la causa como orgánica aunque también incluía
variables exógenos y endógenas como detonantes de las enfermedades. Por lo tanto,
la hipótesis etiológica (la manera de pensar las causas de las enfermedades mentales)
se basaba en una lesión del sistema nervioso.

Kraepelin presentaba, por un lado, esta clasificación sindrómica (descripción de signos


y síntomas) y, por otra lado, se ubicaba en la línea de la clínica diacrónica, porque le
interesaban tanto las fases iniciales como el desarrollo de la enfermedad y,
especialmente, las enfermedades terminales. También distinguía los estados agudos,
crónicos y degenerativos de las enfermedades.

Si bien Kraepelin se había formado dentro de la psicología asociacionista de su


maestro Bundt, de quién extrae el concepto princeps de la demencia precoz (la
voluntad como función de síntesis de la personalidad que está dañada en la demencia
precoz), la función de la palabra del paciente tenía mínima importancia para pensar el
origen o el tratamiento de la enfermedad.

Para explicar su método de observación pura, Kraepelin decía que “la ignorancia de la
lengua del enfermo es en medicina mental una excelente condición de observación”.
Hoy estamos en las antípodas de la clínica kraepeliana, al menos en este punto. Para
el psicoanálisis la palabra es una herramienta fundamental (“somos seres de
lenguaje”).

Dentro de esta concepción empirista, organicista, sindrómica y sincrónica de la


enfermedad mental, Kraepelin escribe su tratado de psiquiatría. En esta clase
tomaremos la 6ta edición (1899) y la 8va edición (1913). A diferencia de la precisión
con la que describe la paranoia en la 6ta edición, que le otorgó amplio reconocimiento
entre sus colegas, la síntesis que realiza sobre la demencia precoz no llega a la misma
solidez teórico-clínica y, por el contrario, es bastante cuestionada.

En la clasificación de la demencia precoz en su 6ta edición, incluye lo que nombraba


como “procesos demenciales”: la ebefrenia, la catatonía y la demencia paranoia, que
ya existían en su 5ta edición. Estas eran enfermedades que presentaban un proceso
psíquico degenerativo. Esta designación da pauta de la idea de evolución en el tiempo,
acentuando tanto el debilitamiento demencial y progresivo como el deterioro de las
funciones psíquicas y el comienzo temprano de la enfermedad (entre la pubertad y los
30 años), donde la voluntad, el afecto, la conducta, el lenguaje y el cuerpo se
encontraban sumamente comprometidos. Esto en contraposición a la paranoia, que era
de comienzo tardío y donde todos estos aspectos estaban conservados.

Entonces, en su 6ta edición, Kraepelin describe a la demencia precoz como un


síndrome basal, es decir, un síndrome de base que incluye el trastorno volitivo junto
con el trastorno afectivo. La desorganización del pensamiento y de la psicomotricidad le
dan a esta enfermedad sus características tan peculiares.

Por un lado, Kraepelin ubica la destrucción de la función de síntesis constituida por la


voluntad, que podemos observar en síntomas como la apatía, el desinterés, la abulia, la
inmovilidad total de los pacientes (podían quedarse semanas o meses quietos en
cama), la obediencia automática y los actos impulsivos. Y por otro lado, él nombra (de
una manera demasiado poética) la “falta fundamental del sentimiento intenso de la
vida” relacionado con el trastorno afectivo severo que padecen estos pacientes, que
implica un repliegue afectivo: el paciente se retrae, se aísla, se torna indiferente al
mundo exterior, insensible a los otros e incluso puede estar quieto en una postura
corporal mala e incómoda sin quejarse (flexibilitas seria).

Entonces este síndrome basal está compuestos por estos dos trastornos, el trastorno
volitivo y el trastorno afectivo. A estos se les suman los síntomas accesorios, entre los
que Kraepelin incluye las ideas delirantes, las alucinaciones, las depresiones, las
excitaciones. Son accesorios porque pueden aparecer o no, pero no son los síntomas
fundamentales que definen el diagnóstico diferencial de demencia precoz.

También hay síntomas negativos que significa que algunas funciones psíquicas quedan
conservadas en un inicio, a diferencia de las demencias orgánicas. Estas funciones son
la inteligencia, la memoria y la orientación. Esto es en un inicio porque muchas veces,
cuando los cuadros se agravan, estas funciones quedan comprometidas como
consecuencia de los síntomas fundamentales.

Kraepelin describe tres formas clínicas de la demencia precoz:


• Ebefrenia: de comienzo temprano, avanza por brotes y produce un deterioro
rápido de las funciones psíquicas superiores.
• Catatónica: de comienzo temprano, hay un deterioro rápido donde predominan
las alteraciones motrices. El cuerpo está mucho más comprometido y puede
llegar hasta el estupor catatónico (inmovilidad).
• Demencia paranoide (fantástica): tienen un comienzo tardío, las ideas delirantes
tienen una escasa sistematización (son fugaces y variables; por eso no las ubica
dentro del cuadro de la paranoia). Son cuadros intermedios en los que aparecen
ideas delirantes y alucinaciones. Esta forma va a ser muy cuestionada por sus
colegas.

Esta tercera forma, la demencia paranoide, que generó grandes conflictos entre los
psiquiatras de la época, va a ser revisada y constituirá el núcleo de lo que luego se
llamarán parafrenias, en la 8va edición del tratado de Kraepelin.

En ese momento, Kraepelin describía al cuadro de demencia paranoide (fantástica)


como cuadro con alucinaciones, con una profusa producción imaginativa, con
alteraciones del lenguaje, con tendencia tardía al deterior (a diferencia de las fases
determinales de la ebefrenia y la catatonía) y la presencia de las quejas de los
pacientes de sentirse manejado, manipulado o hablado por otros, que se denomina
“delirio de influencia”. Hay ideas delirantes inconexas y fallas en el lenguaje.

En la lección III, Kraepelin describe casos de pacientes con todas estas características:
fallas en la voluntad, no sentir deseo de hablar ni de moverse, no les afecta lo que les
sucede alrededor, parecen atontados, sin esperanza, sin miedos, sin deseos, rechazan
el alimento, tienen rostros inexpresivos, risas vacías y una incoherencia en el habla y
en la escritura. Se quedan en la posición en la que los colocan y muchos de ellos, en
ocasiones, intentan suicidarse por órdenes de las voces que escuchan, lo que
llamamos delirio de influencia.
También tienen el caso actual de la Prof. Raquel Vargas, donde se despliegan en un
análisis un cuadro con una apatía y una afectación corporal muy marcada. La puesta
del analista orienta el surgimiento de recursos, en esta caso poéticos, que ofician de
amarre para que el paciente arme su cuerpo. Estos casos los trabajaremos en los
foros.

Retomando el cuadro de demencia paranoide (fantástica), Kraepelin recibe grandes


críticas por haberlo incluido dentro de la nosografía de la demencia precoz, por
diversos motivos.

Gilles Ballet dice que esta nosología es demasiado abarcativa porque incluye cuadros
muy disímiles en su forma de comienzo y terminación, dice que en algunas de ellas no
hay demencia de entrada y, en ocasiones, tampoco aparece este deterioro en la fase
terminal. Entonces, si no todas terminan igual ni empiezan precozmente, ¿por qué
incluirlas dentro de la misma nosografía? Por otro lado, Ballet propone una nueva
entidad en 1911 tomando este subgrupo (demencia precoz fantástica) y crea la
Psicosis Alucinatoria Crónica, y la saca del grupo de las demencias. Al crear esta
categoría le agrega a este cuadro algunas cuestiones como las ideas delirantes
(delirios ambicios o persecutorios muy exaltados) con la presencia de alucinaciones
como síntoma fundamental de la Psicosis Alucinatoria Crónica. Todas ellas comienzan
con un estado sinestésico penoso. La afectividad está en juego desde entrada.

Otra de las críticas al subgrupo de la demencia precoz (fantástica) las recibe de parte
de Serieux, Capgras (escuela francesa) y Bleuler (escuela alemana), quienes la critican
por estos mismos motivos: no todas comienzan precozmente, no todas evolucionan de
la misma manera y no todas tienen el mismo deterioro y la misma desorganización de
la personalidad en su final.

Kraepelin contesta a las críticas sobre la demencia precoz en su 8va edición y crea una
nueva entidad clínica: las demencias endógenas. En esta categoría ubicará, por un
lado, al grupo de las demencias precoces restringidas (formas ebefrénicas, catatónicas
y otras 9), en las que está severamente comprometida la unidad de la personalidad y el
trastorno afectivo severo; y por otro lado, a las parafrenias (nueva entidad clínica
intermedia entre la paranoia y la demencia precoz).

Kraepelin divide a las parafrenias en cuatro categorías: parafrenias sistemáticas,


parafrenias fabulatorias, parafrenias expansivas y parafrenias fantásticas. Las
parafrenias fantásticas, herederas de la polémica y cuestionada categoría de la 6ta
edición (demencia paranoide fantástica), comprenden estos cuadros con alucinaciones
y una profusa producción imaginativa, ideas delirantes deshilvanadas, móviles y delirios
de influencia.

Es importante ubicar que estas controversias entre las escuelas psiquiátricas alemana
y francesa estaban sumergidas en el contexto político internacional de la 1 GM.
Estaban teñidas de rivalidades.
Así llegamos al momento en el que se empieza a cuestionar la clínica sincrónica y
entra en crisis el paradigma de las enfermedades mentales. Algunos factores que
contribuyeron a esta situación fueron la multiplicidad de entidades clínicas (empiezan a
aparecer cuadros nuevos con distintos nombres). También se empieza a cuestionar la
localización cerebral de estas causas endógenas de las enfermedades. También
aparecen corrientes de pensamiento nuevas como el estructuralismo. Todo esto
empieza a modificar la lectura de la subjetividad de la época. En esta coyuntura surge
el psicoanálisis, que empieza a jugar un papel importante entre los clínicos de la época,
entre ellos de la mano de Bleuler, discípulo de Freud.

Bleuler, quien había sido muy crítico de la idea de demencia precoz de Kraepelin,
empieza a introducir lo que llama el grupo de las esquizofrenias. Una de las
características más destacadas de la nosología de Bleuler es la idea del mecanismo
generador de las enfermedades, que es lo que caracterizaba este incipiente tercer
paradigma de las estructuras psicopatológicas, que empieza a imponerse. Se deja de
lado el interés por ubicar las causas y estudiar el desarrollo, la evolución de la
enfermedad y sus causas terminales, y se empieza a poner el énfasis en encontrar
hipótesis psicopatológicas que puedan explicar los mecanismos generadores
estructurales de la enfermedad.

Bajo esta nueva perspectiva, Bleuler presenta su trabajo en el congreso internacional


de psiquiatría en Ginebra en 1926, que marcó el comienzo del paradigma de las
grandes estructuras psicopatológicas. Bleuler marca un punto de inflexión entre los dos
paradigmas, el de las enfermedades y el nuevo paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas, y criticando a Kraepelin considera que la demencia precoz era
insostenible porque no todas las enfermedades empezaban ni terminaban de la misma
manera y no todas eran de inicio precoz. Además cuestiona el nombre de demencia
precoz porque sostiene que estaba dirigido más a pensar la enfermedad que los
enfermos. Bleuler propone un nuevo cuadro que denomina “el grupo de las
esquizofrenias”.

Bleuler caracteriza a la esquizofrenia por su mecanismo generador, la spaltung de las


funciones psíquicas, es decir, la disociación que compromete la unidad de la
personalidad. Bleuler define a la esquizofrenia como un grupo de psicosis cuyo curso
es a veces crónico y a veces marcado por brotes intermitentes, que puede detenerse o
retroceder en cualquier etapa pero que nunca permite una restitución a cero. No hay
ninguna posibilidad de cura. La personalidad pierde estructuralmente su unidad. En
todos los casos se observa este desdoblamiento de las funciones psíquicas en los
siguientes signos: alteraciones de pensamiento, de la afectividad y la relación con el
mundo exterior.

Bleuler toma de la teoría freudiana el lugar que tiene el afecto en las formaciones de los
síntomas. Esto le da una óptica muy particular a su nosología porque es la primera vez
que se utiliza un enfoque psicoanalítico para pensar una enfermedad psiquiátrica.
También hace una distinción de los síntomas en fundamentales y accesorios. Los
fundamentales están en todos los casos y los accesorios pueden o no estar en una
primera o segunda etapa, puede que aprezcan pero no siempre están presente. La
etiopatogenia para Bleuler es esta perturbación generadora que daña todo el cuadro,
esta desaparición de la capacidad de síntesis de la personalidad.

En cuanto a los síntomas fundamentales de la esquizofrenia, Bleuler los divide en


cuatro categorías:
• Trastornos de la asociación
• Trastornos de la afectividad
• Ambivalencia afectiva
• Autismo (predilección por la fantasía en oposición a la realidad, viene de
autoerotismo de Freud pero sin erotismo)

También ubica síntomas accesorios como las alucinaciones, alteraciones del lenguaje,
ideas delirantes, trastornos de la escritura, síntomas catatónicos, ecolalias, ecopraxias.
Son síntomas accesorios en la esquizofrenia.

En cuanto a la etiopatogenia, si bien Bleuler no abandona la idea de una lesión


orgánica, sin embargo luego de unos años redefine la concepción de la esquizofrenia y
la califica como una afección fisiógena (con una base orgánica) pero que posee una
superestructura psicógena (para referirse a los síntomas asociados). Entonces, por
ejemplo, las alucinaciones, el delirio y el comportamiento del enfermo conciernen a
factores y mecanismos psicológicos. Revee esta perspectiva más psiquiátrica y le
agrega una perspectiva más psicológica, afirmando que el afecto está involucrado en
las perturbaciones de la personalidad.

En las semanas siguientes veremos a Clérambault, que también hablará de


superestructura para referirse al delirio.

CLASE 4
Hoy hablaremos de Clínica de las Parafrenias: Clásicas y Actuales. En relación a
nuestro espacio de Lectura de Casos (LDC), nos corresponde el texto de Ballet de
1911 que se llama “Psicosis Alucinatorias Crónicas” y, por otro lado, la última parte de
la ficha de las docentes Soto y Esteban, que corresponde a parafrenias y, por otra
parte, un caso actual de la docente Angélica Marchesini que se llama “La Imaginación
Fantástica”. La idea es abordar los textos y luego verificar eso tanto en la clínica clásica
como en la actual, ver qué actualidad tienen las clasificaciones de la psiquiatría clásica.

Ubiquemos el contexto del tema de las parafrenias, las coordenadas históricas del
momento en que se producen los textos. Una categoría diagnóstica noes natural sino
que responde a un momento histórico determinado. Bergerié y Lanteri-Laura son
autores contemporáneos que intentan ordenar la psiquiatría clásica. Bergierie ubica las
clínicas sincrónica, diacrónica y psicodinámica. Lanteri-Laura ubica los paradigmas de
la alienación mental, el paradigma de las enfermedades mentales y el paradigma de las
grandes estructuras.
Recordemos a Kraepelin, uno de los máximos exponentes de la clínica diacrónica
según Bergerié. Porque Kraepelin ubica la caracterización clínica a lo largo del tiempo,
es decir, en su evolución, en su diacronía. Hace una descripción semiológica a lo largo
del tiempo: cómo se inicia un cuadro, cómo sigue y cuál es su fase terminal. También
es un representante de la escuela alemana de psiquiatría, en contraste con la escuela
francesa; las diferencias entre estas escuelas generan conflictos e influyen en el
cambio de propuestas clínicas.

Kraepelin en su 6ta edición hace una definición exhaustiva y puntillosa de la paranoia.


En esa edición lo que hemos visto como “demencia precoz” queda poco delineado.
Bajo ese nombre de demencia precoz agrupa a distintas entidades clínicas como la
ebefrenia, catatonía, demencia paranoide y su subgrupo demencia paranoide fantástica
(un cuadro que fue problemático en ese momento).

Nos interesa el nombre de demencia precoz. Demencia porque se acentúa un proceso


demencial, que evoluciona hacia el deterioro mental; y precoz porque hay un inicio
juvenil de este cuadro.

Ante esto, los franceses critican a Kraepelin por agrupar bajo ese mismo nombre
(demencia precoz) a un montón de entidad que no siguen el mismo criterio evolutivo,
que empiezan distinto y terminan distinto. Piensen que la escuela francesa era más
celosa del detalle, en contraposición a la escuela alemana que estaba más centrada en
la caracterización global de la enfermedad.

A partir de las críticas recibidas por Kraepelin, en su octava edición produce el grupo de
las demencias endógenas. Endógenas porque tienen causas internas, y demencias
porque conducen a ese debilitamiento mental, al deterioro en las esferas volitiva y
afectiva. Dentro de este grupo de las demencias endógenas se encuentran, por un
lado, la demencia precoz restringida (que tiene 9 formas) y por otro lado, el grupo de
las parafrenias (el tema que veremos hoy, que a su vez tiene 4 formas). Este grupo de
parafrenias de la 8va edición es comparable a lo que Ballet en Francia llama las
psicosis alucinatorias crónicas.

En este sentido vemos una multiplicación de cuadros y entidad clínica. Por entonces se
quería localizar anatómicamente y se da un cruce entre psiquiatría y el psicoanálisis
con Freud. Freud dice que no sólo alcanza con lo observable del síntoma que veo, sino
que hay un mecanismo formador de síntomas. Pasamos de esta clínica de la mirada a
la clínica de la escucha. Esto tiene que ver con el quiebre de la clínica diacrónica para
el pasaje a la psicodinámica, a la construcción de hipótesis explicativas sobre un
cuadro clínico.

Entonces, les decía que las parafrenias en esta octava edición son una entidad
autónoma, independiente de la demencia precoz restringida, y juntas hacen a las
demencias endógenas. Y Ballet plantea, por su parte, las psicosis alucinatorias
crónicas que serían algo comparable. Como rasgos globales de la enfermedad
podríamos decir que este grupo de parafrenias no tiene un delirio tan sistematizado
como el de la paranoia. Tampoco tiene un deterioro mental tan pronunciado como el del
grupo de la demencia precoz. Hay ahí una entidad intermedia (y Kraepelin reconoce
que un pequeño número de casos). Ya a los mismos psiquiatras que clasificaban en
ese momento se les empieza a dificultar para hacer un diagnóstico diferencial. El grupo
de las parafrenias presenta 4 formas que ya vamos a desarrollar.

Volviendo a Ballet, él es un psiquiatra francés, también representante de la clínica


diacrónica, pero que empieza a decir que no alcanza sólo con un criterio evolutivo para
hacer un diagnóstico y una formulación clínica. Él es uno de los que critica a Kraepelin
por englobar muchas entidades distintas bajo un mismo nombre. Y con esta idea de
pensar otras cosas más allá de la evolución, crea este grupo de las psicosis
alucinatorias crónicas.

Veamos algunas de las características principales del grupo de las parafrenias y sus 4
formas. Cuando Kraepelin empieza a hablar de parafrenias, menciona la demencia
precoz y estos desórdenes en la esfera afectiva y volitiva, que predominan y dominan
el estado mórbido. Y dice que en contraste debemos pensar que en este pequeño
número de casos, a pesar de los puntos en común con la demencia precoz, hay un
mucho más leve desarrollo de los desórdenes de la emoción y la volición. La armonía
interior de la vida psíquica está menos involucrada. Y también habla de una coloración
paranoide común a las cuatro formas de las parafrenias.

Veamos algo de las sutiles diferencias entre las formas de la parafrenia según
Kraepelin.

Por un lado tenemos a la parafrenia sistemática o sistematizada, que se caracteriza por


un desarrollo insidioso de un delirio de persecución progresivo. Como rasgos
fundamentales de esta parafrenia, entonces, tenemos el delirio de persecución con
ideas de exaltación, sin deterioro de la personalidad, con un cambio lento de la
conducta. Es un cuadro que se asemeja bastante al que habíamos visto de la paranoia.
Los pacientes se vuelven gradualmente silenciosos, tímidos, se repliegan sobre sí
mismos, con ideas de celos. Pero como este delirio de persecución se va tornando
cada vez más claro, el paciente nota que es objeto de atención general (la gente lo
persigue, lo mira, lo observa, se hacen señas entre ellos). Está la idea de una
conspiración continua, la desconfianza, la incertidumbre y la tensión creciente. Está la
presencia de alucinaciones y esto ya nos sirve para el diagnóstico diferencial y nos
separa de la paranoia, en donde estaba el delirio persecutorio sistematizado pero no
estaban afectadas las facultades mentales ni tampoco había presencia de
alucinaciones. También en este grupo son comunes las ideas de influencia: un otro que
me domina, maneja, manipula, que influye sobre mi voluntad. También habla del curso
de la enfermedad que es lento pero continuo. Los delirios persistentes en el desenlace.
Siempre las alucinaciones. Pero resalta que no hay mucha alteración en la volición, en
la voluntad, que es lo que está tan presente en la demencia precoz.

Por otro lado tenemos a la parafrenia expansiva, en donde se produce de manera


característica el desarrollo de una megalomanía exuberante. Comienza gradualmente
pero toma protagonismo esta idea megalómana, la megalomanía es la idea
fundamental. Pronto aparecen las alucinaciones. El curso también es progresivo,
continuo.

Por otro lado, un tercer tipo es la parafrenia confabulatoria, que está muy relacionada
con la anterior. La parafrenia confabulatoria se distingue por el papel predominante de
los falsos recuerdos. Es un delirio persecutorio que se remonta en la niñez,
experiencias persecutorias de la niñez relatadas con mucho detalle. Esto también va
del lado de la megalomanía. También hay un curso progresivo. El inicio es
aproximadamente a los 30 años, esto nos separa del grupo de la demencia precoz.

Por último tenemos a la parafrenia fantástica, que es un crecimiento florido de delirios


exuberantes, extraordinarios, desconectados y cambiantes. La parafrenia fantástica es
la más parecida a lo que hemos visto como demencia precoz, donde si bien están
presentes estas ideas delirantes, no arman un sistema como en la paranoia, sino que
son delirantes e inconexas (van cambiando todo el tiempo). También están presentes
las alucinaciones auditivas, visuales. El curso también es progresivo. Usan
neologismos raros, giros expresivos, comportamientos bizarros, emociones embotadas.
La rapidez con la que se desarrolla en general es muy variable. Kraepelin mismo
admite las similitudes con la demencia precoz (esto va a contribuir al quiebre de la
clínica diacrónica, ya que empiezan a hacer falta pensar de otra forma a las categorías
psicopatológicas; Freud dice que tienen que haber hipótesis explicativas, un
mecanismo que forma los síntomas).

Esto es para pensar la cuestión del diagnóstico: desde el psicoanálisis pensamos el


diagnóstico en singular. No para pensarlo como etiquetas ni como punto de partida que
me va a decir cómo es un tratamiento. La idea es separar al diagnóstico singular de lo
universal de la etiqueta, poder pensarlo en el caso por caso. Sobre todo en la época
actual. Ahora, con tanta información a disposición, la gente ya googlea lo que le pasa o
se autodiagnostica, y estos casos muchas veces llegan a la consulta ya diciéndonos:
“hola, soy TOC” “soy anoréxica” “soy depresivo”. Con todas las categorías a disposición
de todos terminamos aplicando un poco el procedimiento inverso. A veces dicen “soy
TOC” antes de decir “soy Juan Pérez”. A veces esto presenta dificultades porque se
cristalizan bajo una etiqueta y esto imposibilita o dificulta la responsabilidad sobre el
propio padecer, sobre el propio síntoma, sobre el propio inconsciente. Así que vamos a
empezar a desandar con cómo pensamos los diagnósticos y las distintas estructuras
desde el psicoanálisis.

Ahora hablemos del grupo de las psicosis alucinatorias crónicas de Ballet, psiquiatra
francés. En 1911 Ballet escribe este texto, dialoga con otros autores y empieza a
pensar este grupo. Ballet dice que el criterio para dividir las entidades no puede ser
puramente evolutivo y propone este grupo. Los trabajos de Ballet tuvieron gran
repercusión en Francia. Él en su texto dialoga todo el tiempo con Kraepelin, y señala
que Kraepelin crea el grupo de las parafrenias separándolos de la demencia precoz, y
que él (Ballet) las llamará psicosis alucinatorias crónicas.
Ballet define a las psicosis alucinatorias crónicas como formas de evolución crónica sin
una franca evolución demencial. Bajo este grupo nombra a un cierto número de
afectados por ideas de persecución con alucinaciones a las que la mayoría las suceden
ideas ambiciosas. Estas ideas, tanto de persecución como ambiciosas, se yutxaponen
y se suceden -para empezar a cuestionar un poco esto que dice él como criterio
evolutivo-. También habla de la etiología de la psicosis, que es indecisa, banal, dice que
la patogenia se nos torna oscura y que los recursos con los que contamos para
diferenciar las entidades son la sintomatología (como venimos viendo) y su evolución.
Entonces él dice que en el inicio de este grupo de las psicosis alucinatorias crónicas lo
que hay es un estado cenestésico penoso. Estado cenestésico penoso significa
sensaciones en el propio cuerpo, sobre sus órganos, sobre su estado interno. Este
estado lleva al sujeto a las ideas explicativas de persecución y ambición que se
yuxtaponen se suceden o se reemplazan. En el inicio del cuadro se presenta este
estado cenestésico penoso y después el sujeto intenta darle una explicación a eso que
le pasa, y allí aparecen las ideas de persecución y también las ideas de ambición.

Además de criticar a Kraepelin, Ballet critica a Magnan. A Kraepelin le critica que


sintetiza demasiado, que fusiona la demencia paranoide con la ebefrenia bajo el mismo
nombre y que habría que separarlas. A Magnan le critica lo contrario, que disocia
demasiado separando entidades que no le parecen nosológicamente separadas. Luego
Ballet hace un estudio de los síntomas y dice que bajo esta psicosis lo que hallamos
son síntomas constantes o inconstantes. Los constantes son los que aparecen en
todos los casos y los inconstantes son los que aparecen en cierto número de personas.

En las psicosis alucinatoria crónica lo constante es el estado cenestésico penoso, esa


inquietud que viene acompañada a las primeras manifestaciones. A este estado
prontamente se asocian las ideas de persecución con alucinaciones, tienen un papel
protagónico las alucinaciones auditivas. A estos síntomas constantes también se le
asocia la idea ambiciosa, de grandeza, la autofilia (creerse perseguido, considerarse
como objeto de la atención universal – es la relación entre lo persecutorio, hay una
megalomanía). La evolución es más o menos regular, no tanto en fases (lo
preponderante no es el criterio evolutivo); son ideas que se yuxtaponen, se suceden, se
reemplazan estas ideas ambiciosas y de exaltación. El pronóstico de estas psicosis
alucinatorias siempre es grave. A veces suceden remisión y otras veces se acentúa
hasta el debilitamiento intelectual. Toda esta descripción, estas psicosis son sobre
casos vistos y trabajados (no son sobre ninguna hipótesis).

CLASE 5
El eje de hoy es el de los problemas del paradigma actual de la psiquiatría. Estamos
hablando de Lanteri-Laura, un psiquiatra contemporáneo que escribió su “ensayo sobre
los paradigmas de la psiquiatría moderna”.

Vamos a partir de una pregunta que se hace el autor: ¿el concepto de paradigma sigue
siendo operativo para pensar un cuarto movimiento de la historia de la psiquiatría? Que
haya habido tres grandes paradigmas para leer 200 años de clínica psiquiátrica, ¿es
condición suficiente para que haya un subsiguiente? ¿Qué haya habido tres implica
que va a haber un cuatro?

El autor propone dejar en suspenso la respuesta hasta tanto repasar cada uno de los
paradigmas y ubicar las particularidades de ellos y también las particularidades de los
momentos de pasaje entre ellos.

Lanteri-Laura va a leer la historia de la clínica psiquiátrica en términos de paradigmas.


Así tenemos el paradigma de la alienación mental, el paradigma de las enfermedades
mentales y el paradigma de las grandes estructuras.

¿Por qué es fundamental entender los pasajes entre paradigmas, esos momentos
bisagra? Porque el inicio y el fin de un paradigma y el inicio del subsiguiente no se dan
por cortes abrupts y precisos, sino que, justamente, son momentos de movimiento. Y
en esos movimientos entre cada paradigma, vamos a encontrar que hay restos de
preguntas, de obstáculos o de cuestiones que sigan vigentes en el nuevo paradigma.
Entonces, un nuevo paradigma va a tener restos de su/s antecesor/es.

¿Por qué es importante reparar no sólo en el paradigma sino también en el pasaje o


momento bisagra? Esto excede nuestro video de hoy. Por ejemplo, pronto
empezaremos a leer textos de Freud. Estos textos no hay que leerlos como un
conglomerado sino teniendo en cuenta una variable temporal: en la obra de Freud
podemos distinguir claramente tres tiempos, cada uno con sus articuladores teórico-
clínico, cada uno con sus modos de responder a las cuestiones que se le van
presentando a Freud en la clínica.

Hay un momento donde sus postulados no son suficientes y necesita valerse de


nuevas conceptualizaciones para leer la clínica. No son cortes abruptos. Por ejemplo,
no vamos a ver cómo del primer tiempo de Freud al segundo se le cae, de pronto, el
concepto de narcisismo por la cabeza. No es que se le aparece de pronto. Lo
interesante de esto es que ya tenemos antecedentes de esos conceptos en el
momento anterior. El concepto se va definiendo hasta encontrar su forma precisa y que
Freud pueda utilizarlo para una lectura clínica.

Nosotros estamos trabajando desde la primera semana con viñetas clásicas, actuales,
con casos actuales. Y en ellos, además de ubicar los síntomas fundamentales y los
síntomas accesorios, o de poder elaborar una hipótesis una hipótesis diagnóstica con
lo trabajado hasta el momento, también vamos a reparar en esos momentos donde
cambia la vida de un sujeto. Vamos a ubicar esas coyunturas que modifican la vida del
sujeto. Este sujeto venía arreglándoselas de un modo y, de pronto, sucede algo para lo
que ya no tiene modo de responder. Es importante reparar en esto porque, a veces, la
misma cosa sucede para distintos sujetos y va a tener consecuencias totalmente
distintas. Por este motivo, queremos ver la singular respuesta de ese sujeto, queremos
entender por qué lo afecta de la manera en que lo afecta, queremos entender de qué
modo se las arreglaba en la vida. Entender eso nos va a orientar sobre las soluciones,
las invenciones con las que se venía manejando ese sujeto hasta ese momento.
También nos va a dar la pista sobre qué cosas le han desbaratado esas soluciones,
invenciones, a ese sujeto. Esto será un importante orientador para la dirección de la
cura. Es importante que el sujeto pueda encontrar nuevas soluciones, invenciones,
nuevos modos de andar por la vida.

Esto se puede ver claramente en el caso de Angélica Marchesini: “el trapecista sin red”,
donde se puede ver el modo en que algo toca, moviliza, atraviesa la vida de un sujeto.
Cómo cambia la vida del sujeto, cómo se las arreglaba hasta ese momento, cómo un
acontecimiento trastocó su vida y cómo fue encontrando soluciones para poder seguir
con sus cosas, su nueva invención, su nueva solución.

Volvamos al eje de nuestra clase. Esta vez hablaremos de Ackernecht, cuya tesis
fundamental es que la salud y la enfermedad no son nociones estancas. Él va a
demostrar esto con un estudio detallado y un recorrido por historia. Va a demostrar
como la salud y la enfermedad no son nociones estancas porque se mueven, porque
son coloreadas y van a estar pensadas según las coordenadas sociales, políticas y
económicas de su época y hasta el momento evolutivo de ese sujeto.

Él parte de las culturas primitivas y llega hasta Pinel. Los primitivos piensan a las
enfermedades como productos de causas sobrenaturales. Luego, la medicina
grecorromana, de la mano de Hipócrates, va a pensar que el original es natural. Es
decir que va a estar causado por un desequilibrio humoral del cuerpo. En la edad
media nos encontramos con un giro radical, y se vuelven a pensar las enfermedades
mentales como producto de causas sobrenaturales. Sin embargo, no es un completo
retorno las ideas de las culturas primitivas, ya que está teñido por la época: la causa
sobrenatural va a estar leída de la mano de lo religioso. En el momento siguiente, a
fines del S. XVIII nos encontramos, de la mano de Pinel, con que las causas de las
enfermedades tienen que ver con lo natural. Acá podemos ubicar un segundo
movimiento de retorno, pero no va a ser igual a la concepción grecorromana porque va
a estar teñido de la época de Pinel, pero va a conservar el espíritu hipocrático.

Ahora dejamos a Ackernecht y pasamos a Bergerie.

Bergerie va a denominar a la clínica de Pinel como clínica sindrómica sincrónica.


Sindrómica porque se centrarán en un síntoma como manifestación fundamental de la
enfermedad. Y Sincrónica porque van a poner la mirada en un corte presente en el aquí
y ahora, es decir que no les interesan de dónde vienen ni hacia dónde van las
enfermedades. Es un momento fundamental de la psiquiatría porque Pinel separa los
locos del gran conglomerado donde se encontraban, junto a delincuentes y otros.
Extrae a los locos de ese gran conjunto, los nombra “alienados”, piensa un tratamiento
para la alienación mental y un lugar donde vayan a ser tratados: los asilos.

Este paradigma se empieza a quebrar en 1822 cuando Bayle, en el campo de la


medicina, se encuentra que con las parálisis generales progresivas hay un criterio que
excede lo sincrónico. Este descubrimiento será tomado años más tarde por Falret, que
lo va a llevar al campo de la psiquiatría. Se va generando el sentimiento de que ese
paradigma, esa clínica, ya está un poco obsoleto para pensar las enfermedades. Este
sentimiento lo comparte con los alienistas de la época. Aquí se ubica el pasaje de la
clínica sindrómica-sincrónica a la clínica diacrónica.

Los diacronistas reparan en las causas, en la evolución, en el devenir de la enfermedad


y en las formas terminales. Les interesa de dónde vienen y hacia dónde van las
enfermedades. Y además de eso le interesan cuáles son los síntomas fundamentales,
accesorios y negativos. Va a hacer una distinción muy precisa de estos.

En los textos anteriores vienen viendo que hay dos grandes escuelas de la clínica
diacrónica: la escuela alemana y la escuela francesa. Ambas escuelas dialogan
permanentemente. La evidencia clara de esto es el tratado de psiquiatría de Kraepelin,
en donde vemos cómo va modificando sus ediciones a medida que va dialogando con
otros psiquiatras contemporáneos.

En su 6ta edición, Kraepelin precisa la paranoia. En esa edición la paranoia alcanza su


mejor conceptualización. Pero le queda una enorme deuda con la demencia precoz, y
esto se lo reprocharán los franceses Serieux, Capgras, Ballet y también Bleuler de la
escuela alemana. Kraepelin toma nota de esto y responde con su 8va edición. En ella
crea el grupo de las demencias endógenas y en ese grupo distingue la demencia
precoz restringida de las parafrenias. Esa es su respuesta las críticas recibidas, que se
centraban fundamentalmente en que ni todas las formas de demencia precoz que
describía tenían un inicio temprano, ni todas iban indefectiblemente hacia la demencia.

Ahora dejamos a Bergerie y retomamos a Lanteri-Laura.

Lanteri-Laura plantea un tercer paradigma, el de las grandes estructuras


psicopatológicas. Antes de definirlo, veremos qué es lo que resquebraja el paradigma
de las enfermedades mentales. Con las demencias endógenas ya tenemos 13 formas
(9 de demencia precoz restringida y 4 de parafrenias). A esto tenemos que sumarle las
clasificaciones que venían haciendo loas franceses, que no son réplicas exactas pero
tienen muchísimos puntos de coincidencia. Por eso los leeremos haciendo cierto
paralelismo entre ellos.

Por el lado de Kraepelin tenemos la paranoia, y por el lado de los franceses los delirios
interpretativos; tenemos el delirio de querulancia de Kraepelin y los delirios
reivindicativos de Serieux y Capgras. Tenemos la parafrenia de Kraepelin y las psicosis
alucinatorias crónicas de Ballet. Fíjense cómo en este paradigma proliferan las
entidades clínicas y esto produce un desorden clasificatorios. Además hay que sumar
las dificultades que tenían en encontrar la localización de las lesiones anatómicas, que
ellos entendían como causantes de las enfermedades. Es así como la psiquiatría de la
época reconoce y le da importancia a nuevas disciplinas. En este punto se vuelven
fundamentales los desarrollos de Janet, Bleuler y Freud.

Así se abre paso al tercer paradigma, el de las grandes estructuras psicopatológicas.


Una de las características de este paradigma es la convivencia de las distintas
disciplinas, en donde ninguna de ella cobra un carácter preponderante sobre las otras.
Aquí entran la psiquiatría dinámica, el psicoanálisis, el conductismo, la psicopatología,
la antipsiquiatría, las concepciones cognitivistas, los neurolépticos, ansiolíticos, toda la
farmacología, y los DSM. Aquí se multiplican no tanto las entidades clínicas sino las
disciplinas. Es decir que se multiplican los modos de leer la salud y la enfermedad
mental.

Va a haber disciplinas que lean al síntoma como algo a corregir, a extirpar, a reeducar.
Y otras, como el psicoanálisis, que va a entender que el síntoma tiene una lógica
particular, singular. Hay que entender por qué está allí, a qué responde el síntoma,
porque es un modo que encontró el sujeto de resolver un conflicto, según Freud.

Son modos absolutamente distintos de leer un síntoma. Si lo vamos a leer desde la


singularidad de este sujeto que lo porta o si lo vamos a leer desde un criterio de lo
normal y lo anormal.

Entonces recordemos la pregunta que se hace Lanteri-Laura: ¿qué podría reemplazar


a este paradigma actual? Que haya habido tres grandes paradigmas para leer 200
años de clínica psiquiátrica, ¿es condición suficiente para que haya un cuarto? Él
menciona los problemas del paradigma actual y no nombra un cuarto paradigma.
Entonces podríamos pensar que estamos transitando con el momento crítico del
paradigma o ese pasaje/momento bisagra, y que por el momento no tenemos una
certeza de cuál va a ser. Pero si tenemos orientadores, son los obstáculos, los
impasses, las respuestas, los restos.

Retengan los movimientos de retorno. Y reténganlos para pensar los problemas del
paradigma actual. ¿Por qué? Porque en este momento de multiplicidad de disciplinas,
tenemos la presencia muy fuerte de los DSM, el manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la asociación americana de psiquiatría. El criterio clasificador
que tienen los DSM universalizante y que engordan en sus distintas ediciones de
nuevas nomenclaturas, leyendo la singularidad como desvíos de una supuesta
normalidad. Las respuestas que tienen los sujetos frente a las vicisitudes de la vida van
a ser leídas en clave de enfermedad (lo patológico-desviado). Y reparen
fundamentalmente en cómo el DSM va a tener un criterio de descripción de síndromes,
sin importar la singularidad, de dónde vienen, hacia dónde van. Podemos pensar esto
como un retorno a una clínica sindrómica-sincrónica.

2° PARCIAL DESGRABACIONES: CLASE 6-CLASE 13


CLASE 6
Repaso por los principales temas🡪 psiquiatría clásica y los inicios de la clínica.
Perspectiva de la psicopatología🡪 hace a una psicopatología que pone el acento en la
singularidad y los modos actuales de presentación de la subjetividad porque los
síntomas están en relación con las características de la época y están relacionados.
Tesoro semiótico, de lo universal, de las características generales, de los cuadros
clínicos de los síntomas típicos🡪 perspectiva necesaria a la hora de hacer un
diagnostico.
Clínica de la mirada🡪 “cama por cama”.
En los casos actuales🡪 no encontré los rasgos universales (prof)🡪 se encuentran pero
no de un modo evidente.
Lo que si se presenta de un modo claro, que organiza el caso, la cura y la presentación
del texto es: lo singular del padecimiento de cada sujeto. El modo que cada quien
subjetiva los acontecimientos de su vida y lo que cada tratamiento a partir del lazo
transferencial permite trabajar de ese malestar para volverlo más soportable, más
vivible.
Son casos que ponen de relieve que lo singular se deriva de una práctica y esta
práctica es la analítica: tiene en consideración el caso por caso.
Es importante no forzar los casos🡪 no querer hacer entrar todos los conceptos en un
caso🡪 poder ubicar que conceptos se ajusta MEJOR al caso.
Trabajo de elaboración y argumentación para arribar un diagnostico.
REPASO
La mayoría de los autores corresponden a la clínica diacrónica / paradigma de las
enfermedades mentales🡪 como K es el mayor exponente de esta clínica: su
clasificación y la interlocución que se da con sus contemporáneos.
K🡪 pertenece a la escuela alemana y a una época que se empieza a construir el
método anátomo clínico evolutivo / patológico.
Las causas de las enfermedades mentales son orgánicas, los síntomas responden a
lesiones cerebrales, lo cual cierra cualquier otra idea explicativa.
Por otro lado, a diferencia de Pinel🡪 mayor exponente de la clínica sincrónica-
sindrómica.
K🡪 se centra en la evolución de la enfermedad y en particular la fase terminal, que le
va a permitir establecer el pronóstico.
Estas 3 entidades como nos las presenta este autor constituyen las PSICOSIS:
extraordinarias porque presentan síntomas bien llamativos que no pasan
desapercibidos.
El lugar que ocupan los síntomas comunes en cada entidad🡪 estos son: las ideas
delirantes, los delirios, las alucinaciones.
Son síntomas que se pueden encontrar en las 3 entidades.
La pregunta que se impone es como hacer un diagnóstico diferencial.
K nos auxilia ya que él propone una diferencia entre los síntomas fundamentales los
que son constantes los que sí o si se tienen que presentar para arribar a un
determinado diagnostico y los síntomas accesorios que pueden ser transitorios, pueden
aparecer o no pero cuando aparecen permiten especificar el subtipo clínico del cuadro.
La cuestión entonces es discernir alrededor de que síntomas se organiza el cuadro🡪
del cual se van a derivar las manifestaciones más importantes y significativas de la
enfermedad🡪 nos va a permitir construir una hipótesis diagnostica.
En la 8va edición de K nos presenta una clasificación de sus cuadros🡪 que se
encuentra ordenada🡪 según la escala de los delirios y según la fase terminal.
En función de esto, podemos describir dos polos, dos extremos y un grupo central. En
el polo más alto de la clasificación se encuentra la paranoia🡪q a partir de la 6ta edición
es definida como un sistema delirante sin debilitamiento intelectual y sin presencia de
alucinaciones🡪 esta ausencia es la que permite una construcción de un edificio
delirante tan sólido, fuerte y tan inquebrantable.
La edad de comienzo de la enfermedad Se da entre los 25 y 45. La forma de inicio es
lenta: sentimiento de hostilidad ambiental, de desconfianza hacia los otros, al entorno,
nota que algo ha cambiado y que algo sucede y que eso que sucede le concierne🡪 el
sujeto tiene una certeza, aquello que se trata le está dirigido.
Significación personal como un fenómeno principal y elemental de la paranoia.
Tiene una respuesta.
La construcción de un sistema delirante y coherente que se va expandiendo en forma
de red🡪 el sujeto va interpretando los hechos reales de la vida cotidiana en forma
patológica🡪 esta interpretación es la que va a arrojar las ideas delirantes que el sujeto
va a ir conectando con un gran esfuerzo intelectual, unas con otras.
En un determinado momento Estas certezas se cristalizan en otro que pasa a ser el
centro de su delirio y que quiere algo en relación a él: por ejemplo: perjudicarlo🡪
PERJUICIO
Por otro lado, el sujeto no va a rectificar su construcción delirante🡪 es una enfermedad
de curso crónico e irreversible. Pero el delirio con los años pierde intensidad cuestión
que los psiquiatras nombran como una pérdida del vigor efectivo y se transforma en un
delirio residual.
Por otro lado, K incluye un subtipo: delirio de querulancia🡪 presenta algunas
diferencias con la paranoia:
Se puede fechar el inicio, se puede ubicar un acontecimiento exterior definido en
general en torno a un conflicto legal que el sujeto ha tenido.
No se trata de un delirio en red sino en sector🡪 el sujeto delira en relación a un solo
punto que es el punto de conflicto.
En la paranoia se aprecia bien que los conflictos que el sujeto tiene son con otro, bien
definido, que pasa a ser el centro de su vida. El sujeto paranoico va a explicar todos los
hechos de su vida en relación a la construcción que hace del otro.
Hay un lazo efectivamente del sujeto con el otro, es una relación de tensión y esto
quiere decir que el sujeto coloca el afecto en este otro.
Si bien K no habla del otro, estas son cuestiones que se pueden deducir a partir de lo
que este autor describe del paranoico.
Sistema delirante que se va construyendo a partir de signos que interpreta de forma
patológica y que se van expandiendo hasta configurar una red.
DEMENCIA PRECOZ🡪 se ubica en el otro extremo de la clasificación que propone K.
Se trata de una entidad mórbida que presenta un debilitamiento intelectual, progresivo
e irreversible.
Este cuadro encuentra en la 8va edición una definición restringida a un comienzo
juvenil y un rápido deterioro demencial que es precoz también.
Restricción que K opera a partir de las críticas que recibe en su 6ta edición 🡪
principalmente al subtipo demencia paranoide fantástica.
La critica estaba alrededor principalmente a que agrupaba cuadros muy disimiles y
Breuler critica la nominación del cuadro.
Para seguir las modificaciones de K🡪 cuadros al final de la ficha.
La demencia precoz es un subgrupo de las demencias endógenas junto con las
parafrenias🡪 queda definida como un grupo único de procesos demenciales que tiene
por síntomas principales: la afección de la voluntad, el repliegue afectivo, perturbación
del curso del pensamiento, la perdida de la unidad interior🡪 a veces es difícil de
captarlo (engloba a los anteriores y que nos permite ubicar las dificultades que el sujeto
presenta con su cuerpo y con el lenguaje así como también esa falta de sentimiento
intenso de la vida que caracteriza a estos pacientes.
Se sitúan en un primer plano los síntomas corporales🡪 la desafectación corporal, la
fragmentación corporal y también a las consecuencias de la perturbación de la
voluntad: apatía, falta de iniciativa, etc.
Aquí el sujeto presenta conflictos con su cuerpo y no con el lazo con el otro🡪 tiene el
aspecto de que el sujeto pierde ese sentimiento de unidad interior y su unidad se
encuentra muy comprometida.
No hay nada del conflicto con el lazo con el otro sino más bien se podría ubicar una
desafectación del otro🡪 es indiferente al entorno, no le interesa mantener
conversaciones, no tiene sentimientos profundos hacia otros. Hay muchos sujetos que
no se bañan🡪 dejan caer al cuerpo con respecto a los cuidados: desinterés a los otros
y también al propio cuerpo.
Entre los síntomas accesorios encontramos: síntomas depresivos, catatónicos, ideas
delirantes, alucinaciones.
La demencia precoz es la entidad o el reagrupamiento de entidades clínicas que
Breuler bautiza esquizofrenia. Es por eso que la podemos comparar en muchos
aspectos, síntomas fundamentales y accesorios. Sin embargo con la presentación de
su texto produce un salto de paradigma e inaugura🡪 EL PARADIGMA DE LAS
GRANDES ESTRUCTURAS PSICOPATOLOGICAS.
Breuler está influenciado por las ideas freudianas que introducen que los síntomas no
responden a una etiología orgánica sino que son manifestaciones que se forman por
mecanismos específicos que responden a causas subjetivas.
Es así que este autor postula como mecanismo subyacente la disociación de las
distintas funciones psíquicas en complejos independientes que comprometen la unidad
de la personalidad🡪 ESQUIZOFRENIAS.
Propone como síntomas primarios: la ambivalencia, trastornos de la afectividad, de la
asociación y el autismo (aislamiento del sujeto del mundo exterior🡪 Freud habla de
autoerotismo porque hace corresponder la presentación de los fenómenos con un
punto de fijación libidinal).
Pero Breuler al tomar este término resta la cuestión de la erótica (libidinal) y queda
como síntoma el autismo.
La posición de este autor respecto de la etiológica de las enfermedades mentales es
ambivalente: entre los dos paradigmas porque para él los mecanismos freudianos solo
conciernen en la presentación de los fenómenos y se sigue tratando de una afección de
base orgánica. En este punto se aleja de Freud a quien si le interesa la causalidad
psíquica de los fenómenos de los síntomas.
Las perturbaciones se presentan a nivel del cuerpo y del lenguaje🡪 le falta algo en
relación al lenguaje (se encuentra perturbado esta relación).
Este síntoma se puede manifestar de diferentes maneras: por la incoherencia,
neologismos, ausencia de orden en el pensamiento, total ausencia de palabra hasta
llegar al mutismo.
Son también llamativos los síntomas corporales: perdida de unidad interior; el sujeto lo
experimenta como estar fuera del cuerpo🡪 tuvo que recurrir a un invento singular para
armar precariamente el cuerpo porque lo que se evidencia es la fragmentación corporal
que padece.
Unir las partes del cuerpo🡪 es contrarrestar aquella perdida de unidad que
experimenta.
Alucinaciones como un síntoma accesorio que también atentan contra esa unidad🡪
voces que le da órdenes al sujeto.
Un grupo intermedio en esta escala de delirios🡪 PARAFRENIAS.
Entidad comprendida por el conjunto de casos que inicialmente estaban junto a la
paranoia antes de la 6ta edición y que luego pasan a la demencia precoz, subtipo
paranoide fantástica.
En la 8va edición pasan a llamarse estos casos🡪 PARAFRENIAS.
Entre los síntomas principales están las alucinaciones y los delirios crónicos.
Los desordenes volitivos y afectivos no son tan pronunciados como en la demencia
precoz.
El delirio que puede haber en esta entidad no tiene esa construcción tan fuerte como
en la paranoia porque hay presencia de alucinaciones.
Puede abarcar desde presentaciones con delirios sistematizados hasta cuadros en los
que lapsos de un año este delirio puede empaliecer.
Ballet🡪 clínica diacrónica, escuela francesa, critica a K en la 6ta edición y propone una
nueva clasificación para dar cuenta de casos clínicos que ya han sido clasificados de
otra manera.
PSICOSIS ALUCINATORIA CRONICA:
El autor denomina estado cenestésico penoso: implica una vaga inquietud, sorprende
más al enfermo que de lo que lo entristece pero igualmente siente un gran sufrimiento.
El paciente nota un cambio que lo sorprende pero no puede explicarlo ni remitirlo a
nada en particular🡪 inicialmente inquietud🡪 de lo que le sucede al sujeto con su
cuerpo.
A este estado se le asocian ideas delirantes de persecución y alucinaciones de todos
los sentidos en particular las auditivas🡪 pasan a ser los síntomas fundamentales.
Deja para las ideas de grandeza un lugar secundario.
Se trata de una enfermedad crónica.
A raíz de un acontecimiento que se puede localizar irrumpe una alucinación auditiva
que perturba la homeostasis de la paciente🡪 síntoma fundamental: alucinación.
Aparecen fenómenos que la paciente ubica como dirigidos a ella: autorreferenciales 🡪
que se siguen de ideas delirantes que no llegan a cobrar un gran desarrollo y que
finalmente remiten quedando como restos.
Las ideas delirantes son otros de los síntomas fundamentales. Se puede ver bien que
Vive sola, trabaja🡪 los trastornos V y A no tienen una presencia central en el cuadro.
DIAGNÓSTICO🡪 Orientarnos por lo singular también.
CLASE 7
TEXTO: Freud. Manuscrito, Paranoia.
Freud realiza su recorrido de la mano de su enseñanza con sus pacientes. Comienza
en torno a la histeria, luego se desengaña de estas pero no sin haberse dejado guiar en
su descubrimiento con el inconsciente y la invención de una técnica y un método
sustentados en la singularidad. Acompaña a Freud en la lectura de los síntomas, ej.:
Dora (histeria), El hombre de las ratas (neurosis obsesiva), Caso de Juanito (Fobia) y
Schreber (psicosis).
Ordenamos la obra en tres momentos de la obra de Freud a partir de movimientos y
pasajes de uno a otro que se producen a partir de obstáculos e impases de la clínica
misma. Un primer momento, la noción de icc, lo previo la eliminación de los síntomas
vía la catarsis y la sugestión sustentado en una energética y traumática que contempla
dos grupos psíquicos.
Segundo momento (1900-1920): Contando con la noción de icc, se tratara de eliminar
los síntomas, hacer cc lo icc vía la asociación libre, la atención flotante y la
interpretación. Cuenta con nociones como transferencia y resistencia y el punto de
clivaje es más allá del principio de placer.
Tercer momento(1920-1939): Momento que comienza con la noción de la satisfacción
paradojal sostenida en el más allá del principio de placer contando con la segunda
tópica y con el límite de la roca viva de la castración.
Tema de hoy: Las paranoias de defensa.
Defensa es operatoria, es un modo de respuesta que funciona para alguien durante un
lapso de tiempo. La defensa ligada a un modo de vivir, al armado de un síntoma a
veces, a la resolución de un conflicto.
El manuscrito H, paranoia. Se refiere a la paranoia dentro de un panorama general
dentro de la histeria, neurosis obsesiva, confusión alucinatoria y la psicosis histérica.
Respecto al afecto y su destino, al contenido de la representación, a la ausencia y
presencia de alucinaciones y su contenido. Respecto al resultado de la defensa
operada en cada uno de los casos.
Las representantes delirantes se clasifican en psiquiatría junto a las representaciones
obsesivas como perturbaciones intelectuales. La paranoia junto con la locura obsesiva
quedara ubicada como psicosis intelectual, es decir en el plano del pensamiento. Una
vez que la representación obsesiva se recondujo a una perturbación afectiva y se
demostró que su intensidad se debía a un conflicto es necesario que la representación
delirante caiga bajo la misma concepción también ella es entonces consecuencias de
perturbaciones afectivas y debe su intensidad a un proceso psicológico, en esto Freud
afirma su diferencia con los psiquiatras.
La paranoia crónica es un modo patológico de la defensa. Uno se vuelve paranoico por
cosas que no toleran teniendo en cuenta la predisposición, esta consiste en la
inclinación a aquello que es el signo distintivo psíquico de la paranoia.
EJEMPLO: Joven mujer de 30 años ,vive con su hermana mayor y hermano.. Alquilan
por un tiempo, un año, una habitación a un compañero del trabajo del hermano. Ese
hombre se va por seis meses, vuelve por un periodo breve y luego desaparece de la
vida de esta muchacha. Los hermanos lo extrañan a este hombre. Sin embargo la
menor, esta joven la cual nos ocupamos, le cuenta a la mayor que una vez aquel
hombre la intento poner en peligro y refiere a una escena de contenido sexual. Años
más tarde comenzó a quejarse de las actitudes de los otros y finalmente se formó un
delirio de ser notada y de persecución cuyo contenido era que unas vecinas le tenían
lástima como a una mujer que quedó para vestir santos. Hacían alusiones de este tipo
a que estaba a la espera de aquel hombre.
Este estado la quejaba desde entonces por oleada con periodos de claridad mental.
Un caso que le llega a Freud derivado de Bleuler. Freud se empaña a curar la paranoia
restituyendo su peso al recuerdo de aquella escena pero nos trasmite que no lo
consiguió. La paciente se negó a recordar, lo reprimió. Freud ubica la defensa, algo
indudable en el caso como mecanismo. ¿Por qué se arma un paranoia y no un síntoma
histérico o representación obsesiva?
Ella se ahorraba vía la representación algo, no quería volver sobre eso. Se ahorra el
reproche de ser mala persona y luego lo escucha desde afuera. El contenido positivo
se conservó intacto pero algo varió en la posición, era un reproche interno y ahora es
una insinuación del exterior. Su juicio se trasladó hacia afuera, con eso algo ganaba, es
decir el juicio propio debía aceptarlo. En cambio, cuando eso viene de afuera puede
desautorizarlo y de este modo el reproche se mantiene a distancia del yo.
La paranoia tiene el propósito de defenderse de una representación inconciliable para
el yo proyectándola al exterior. Aparece el concepto de proyección por primera vez.
Respecto de la primera pregunta responde que se trata del abuso, es decir del uso
excesivo de un mecanismo psíquico normal, el traslado o proyección. Abuso del
mecanismo de proyección a los fines de la defensa. Esto es normal mientras
mantengamos conciencia de nuestra propia alteración interior, si la olvidamos nos
queda solo una parte de ese silogismo que lleva hacia afuera y de ahí a la paranoia. Se
sobrestima de lo que de nosotros se sabe y no podemos admitirlo como tal. Lo mismo
ocurre con las representaciones obsesivas del mecanismo de sustitución normal se
abusa a los fines de la defensa.
Respecto de la segunda pregunta opina que es extensible a todos los casos. Toma
ejemplos: el del paranoico litigante, el alcohólico con delirio de celos, el hipocondríaco
con delirio de envenenamiento, el complot de persecución. Es el delirio de persecución
y el de grandeza que permite mantener apartado lo penoso, lo doloroso del yo. En
todos los casos, la idea delirante se sustenta con la misma energía con que el yo se
defiende de alguna otra idea penosa e insoportable. Freud nos dice “Aman al delirio
como asimismo”.
En los diferentes cuadros, en la histeria en donde la representación no es admitida al
yo y el afecto se tramita por conversión corporal. En la representación obsesiva, no se
admite la representación para su asociación y el afecto se conserva y el contenido es
sustituido. En la confusión alucinatoria donde la representación toda, es decir el afecto
y contenido es mantenida lejos del yo por vía del desasimiento parcial del mundo
externo ( las alucinaciones son amistosas). En la paranoia el contenido y el afecto se
conservan pero son proyectados al exterior. (aparecen alucinaciones que son hostiles).

TEXTO de Freud: Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa.


Este texto está dividido en tres secciones: Histeria, neurosis obsesiva, los estados
psicóticos. Freud examina con que se hace operar la defensa y llega a la conclusión en
todos los casos de que el factor constante va a hacer una vivencia traumática primero
de índole sexual y luego dándole relevancia al papel de la fantasía. Aquí la defensa es
el punto central dentro del mecanismo psíquico de las neuropsicosis de defensa. Es el
intento de reprimir una representación inconciliable que entró en conflicto y en
oposición al yo.
Análisis de un caso de paranoia crónica.( dementia paranoide). Ubica acá a la paranoia
como una psicosis de defensa proviene entonces de la representación penosa de la
represión del recuerdo penoso. Son síntomas determinados en su forma por el
contenido reprimido. ¿Cuál es el mecanismo particular de la defensa en la paranoia?
Es a partir de un caso que hace valer los derechos de este mecanismo.
CASO: Mujer de 32 años, sin antecedentes propios ni familiares. 6 meses después de
tener al hijo se volvió Urania y desconfiada. Se mostro contraria a los lazos afectivos y
se quejaba de los vecinos, la maltratan, tenían algo contra ella. Se queja cada vez con
más intensidad, no podía descubrir que tenían contra ella, sin embargo algo había. La
familia, los parientes, los vecinos, todos. Se queja de ser observada, van a empezar a
aparecer estas sensaciones de que leen sus pensamientos, los demás saben todo lo
que a ella le pasa. Una noche pensó que la observaban al desvestirse y desde ahí lo
hizo debajo de las mantas. Es un significante que Freud remarca “mantas”. Se le
agrega luego en este agravamiento del cuadro, una sensación en el cuerpo y luego
alucinaciones visuales, es decir imágenes que la espantaban. Se le suman voces que
la molestan, luego asco a la comida y decaimiento generalizado.
Freud la ve en 1895, en ese momento no había interpretaciones delirantes sobre las
alucinaciones o al menos la paciente no las deja conocer. Respecto al caso, Freud
menciona sobre la etiología y el mecanismo de las alucinaciones primero va a partir de
la premisa de que en la paranoia como en las otras dos neurosis de defensa había
unos pensamientos inconscientes y recuerdo reprimidos que podían llevarse a la
conciencia venciendo ciertas resistencias.
Esta paciente responde al tratamiento como lo hubiera hecho una histérica. Se pudo
probar entonces la ocurrencia de representaciones inconscientes, sustantivas que
podían reconducir la compulsión de la paranoia a una represión. Lo peculiar, lo singular
del caso era que oía o alucinaba interiormente de las indicaciones que provenían del
icc. Las alucinaciones visuales las recondujo a una escena infantil de los 6 años que
estaba ligada a la vergüenza omitida en ese momento por la niña y era recuerdo de ese
fragmento reproche. El comienzo del malestar, la desazón, la coyuntura del inicio de
esta afección fue una discusión entre el marido de esta mujer y el hermano. Momento
en que por primera vez se le aclaró todo la certeza de que su cuñada le dijo algo con
tono de reproche, un tono que a posteriori tomó valor de paranoia. El término manto
recortado por Freud, reaparecía en esa frase. Ella había reprimido esas frases y su
sensación entonces se vuelca desde el contenido al tono con el que se profieren .
Las falsas interpretaciones de la paranoia están basadas en una represión. Las
alucinaciones eran fragmentos tomados del contenido de vivencias infantiles
reprimidas , síntoma del retorno de lo reprimido. Las voces por su parte, eran más bien
pensamientos dichos en voz alta y debían su génesis a la represión de pensamientos
que en su resolución significaban reproches en ocasión de una vivencia análoga al
trauma infantil. Era síntoma del retorno de lo reprimido y al mismo tiempo
consecuencia de un compromiso entre esa resistencia del yo y lo que empuja por
retornar con cierta desfiguración y compromiso.
Freud compara la paranoia con la neurosis obsesiva.. La represión es el núcleo del
mecanismo psíquico en ambas. Lo reprimido es una vivencia infantil en ambos casos.
Los síntomas van a adquirir una clasificación semejante. Una parte va a provenir de la
defensa primaria, las ideas delirantes, de desconfianza, la persecución. En la neurosis
obsesiva, el reproche va a ser reprimido y su síntoma es la desconfianza en sí mismo.
En cambio en la paranoia, el reproche es reprimido por un camino llamado proyección.
El síntoma va a ser entonces la desconfianza hacia los otros. Los demás síntomas van
a hacer retorno de lo reprimido, van a mostrar huellas del compromiso que permitió el
ingreso en la conciencia, la idea delirante de ser observada, las alucinaciones, la
sensación, el oír voces, etc. Algo particular de la paranoia es la doble desfiguración de
los reproches reprimidos en su contenido y en su temporalidad. En la paranoia, no hay
defensa contra los síntomas del retorno de lo reprimido pero si hay ideas delirantes
que deberán ser aceptadas por el yo sin contradicción. El delirio de interpretación
desemboca en la alteración del yo.
CLASE 8
CASO SCHREBER.
Schreber era un abogado, juez en un tribunal. Hijo de un médico reconocido de la
época. Schreber escribe su testimonio entre 1900-1902, estando internado en la
clínica. Fue publicado en 1903.
Cuando escribe sus memorias, piensa en publicar para colaborar con las verdades de
la ciencia y con las verdades de la religión. Él escribe esto en un momento donde está
atravesando todo su padecimiento con muchos detalles a nivel del cuerpo. Tiene el
detalle de contarnos ese edificio que está armando. Esas reflexiones que va haciendo
lo hace a pesar de todas sus vivencias, todas las voces que está escuchando y va
redactando esas memorias.
Se lo declaró insano, y sin derechos de sus propios bienes. Asume su propia defensa.
Pierde el juicio, y lo vuelve a apelar y logra que le den el alta. Sin desconocer en
absoluto su verdad, su sistema delirante. Él se ve llamado a remediar el mundo y para
eso es necesario transformarse en una mujer, la mujer de dios y crear así una nueva
raza de hombres.
Schreber cuenta que tuvo dos veces enfermo. Es una enfermedad de los nervios, por
un exceso de esfuerzo mental. Él era juez de un tribunal, e ingresa en la clínica y entra
con un cuadro de hipocondría grave. Es tratado en la clínica, estos 6 meses. Es dado
de alta, y vuelve a trabajar. Feliz, salvo por la dificultad de tener hijos. La segunda vez
que se enferma es en 1983, le llega un nombramiento para ser presidente de la sala
del tribunal, cargo importante. Cuenta que ahí ubica su enfermedad, desde que lo
nombran y asume el cargo. En ese periodo le pasan dos situaciones. El tiene uno
sueños que se vuelve a enfermar y vuelve a la clínica. Se despierta aliviado de que sea
un sueño. Cuenta de una representación que se le aparece entre dormido y despierto
de lo hermosísimo que sería ser una mujer en el momento del coito. Es una
representación que es ajeno a él, toca su virilidad.
Asume su cargo en octubre y vuelve su enfermedad. Comienza con un insomnio
martirizador. Entra en una profunda angustia, está sin dormir, tiene estados de
agitación que lo llevan a incluso hacer intentos de suicidio. Aparecían sucesos
extraños, el trataba de dormir, pero aparecía un crujido en la pared que lo hacía
despertar y no lograba dormir. Más tarde las voces le confirman, eso que no entendía
en un principio, que ya eso eran señales divinas que le impedían el dormir. Va devuelta
a la clínica y queda internado. Sufre las peores disimilitudes de su padecimiento.
Vuelve a hacer muchos intentos de suicidio, y lo medican con medicamentos de esa
época. Hay un momento, donde el nombre unos episodios. “Nuevo colapso nervioso”,
en un momento donde su mujer está de viaje y cuando ella vuelve ya para él no es lo
mismo. No la puede mirar desde la misma manera, una consistencia distinta, a modo
de una mujer hecha a la ligera. Este mundo que se le vuelve a el de hombres hechos a
la ligera va a tener que ver con una retirada de la libido del mundo como la experiencia
del fin del mundo. En principio esto es parcial, le pasa con la mujer, y pide no verla
más. En ese momento le ocurre un derrumbe espiritual, así lo llama el. Nos cuenta que
en una noche tuvo como media docenas de poluciones nocturnas y es el primer
momento en el que tiene trato con fuerzas sobrenaturales.
Empieza la desconfianza con el médico porque le dijo que esas poluciones son
producto de sus fantasías. Pero después de ese derrumbe, se da cuenta que su
médico no tiene buenas intenciones con él. Esto es a raíz de que el le pregunta a su
médico si cree que va a mejorar y el médico le da ciertas esperanzas. Es a partir de ahí
que comienzan las voces a indicarle que el médico quiere cometer un suicidio con él.
Empieza el delirio persecutorio. Flexi(médico) quiere convertirlo en mujer para así
abusar de él, de su alma y tirar su cuerpo a la putrefacción. Esto no lo puede hacer solo
dice Schreber. Flexi se pone en contacto con Dios por fuera del orden cósmico. Esta
teoría Schreber la arma a posteriori, porque primero aparece todo ese desorden, toda
esa caída del mundo que tiene que ver con todo ese delirio persecutorio.
Flexi se pone en contacto con dios, cosa que no puede ser posible porque dios no
podía estar en contacto con los vivos. Flexi quiere cometer un almicidio con él, se trata
de esta emasculación (transformación de la mujer) por fuera del orden cósmico.
Sus nervios se conectan con los nervios de flexi. Flexi se mete, le habla a través de sus
nervios. Las voces que hablan con él, les va indicando cómo es la cuestión. Sufre en el
cuerpo estas cuestiones de la pérdida de unidad interior. Aparecen fenómenos en el
cuerpo donde se le desarma la tráquea, restablecimiento del cerebro, es decir una serie
de torturas que siente en el cuerpo. Esto está comandado por los rayos y Flexi es el
instigador. Las voces que todo el tiempo lo torturan diciendo que el es una mujer y lo
indignante que era esa situación y la única solución que encontraba para eso era el
suicidio.
En un segundo momento habla del complot que se arma en contra de él. No solo es
Flexi sino ahora también Dios se pone en perseguidor. Es el momento en donde uno
podría decir que hay mayor ramificación de todos los síntomas, lo nombra “babela en la
cabeza”. Voces de vivos y muertos hablándole a el y entre ellos, la manipulación con el
cuerpo, la compulsión de pensar. Esto lo lleva al cambio del delirio de persecución a lo
que es un delirio de grandeza, una reconciliación con esta transformación en mujer.
El ya no pasa a ser una prostituta, sino que, en este momento acorde con el orden del
universo, tiene que producirse esa transformación en mujer para ser fecundado por
Dios y crear una nueva raza de hombre. “Razia de almas”, esto podría leerse como un
acotamiento en relación de las voces, no dejan de estar las voces, pero se comienzan
a reducir. Esto implica cierta pacificación del sujeto, el se va a ir manifestando en la
aceptación de la transformación de ese cuerpo femenino y el empezar a disfrutar de
esos momentos en donde Dios le exige esa transformación. Esta emasculación de
mujer deja de ser insultante y cambia a la posición de ser ahora la mujer de Dios
acorde con el orden cósmico. Esto ocurre y fue elegido. Empieza a aceptar esas
modificaciones en su cuerpo, en donde el se relaja y comienza la feminización. Se ve
como este cuerpo en un momento se ve desanudado, desarmado por cuestiones
dolorosas a partir del delirio persecutorio como esta nueva posición, nueva
reconciliación encuentra de esta manera pacificar al cuerpo. A partir de esto empieza a
levantar las banderas de la feminización. Esta pacificación es lo que le va a permitir
volver a dormir.
Cuando el apela en su juicio para lograr su libertad el no niega su delirio. Con su
transformación de mujer, afirma que él no le molesta a nadie siendo la mujer de Dios.
Los encuentros y dejarse invadir por los nervios femeninos, va formando una situación
en el cuerpo que le permite dormir tranquilo.
CLASE 9
TEMA: LO QUE ENSEÑA SCHREBER.
TEXTO: Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia
paranoides) descrito autobiográficamente (Caso Schreber).
Flexi considera a Schreber incurable. No es así para Freud. Schreber mismo es quien
elabora los mecanismos de su curación.
Flexi entra en escena como el perseguidor. Freud ubica primero la proliferación de la
gran cantidad de almas en las que se divide en un primer momento en Flexi. Luego es
el mismo trabajo de Schreber el que provoca una racia de estas almas, un acotamiento
del número y la cantidad, pero la figura de Flexi se mantiene. El alma de Flexi conservó
su significación hasta el final.
Freud intenta explicar a partir del complejo paterno-infantil, la figura tanto de Flexi como
de Dios y el sol. Los ubica como símbolos sustitutos o sublimados, en el caso del Sol y
Dios como un padre particular, y en el caso de Flexi la de una figura de hermano
mayor. El intento de explicación es como la figura de Flexi antes venerada y amada
como sustituto de las figuras veneradas y amadas del complejo paterno- infantil, luego
son sustituidas con la misma proporción de sentimiento a la figura odiada y temida.
Para ubicarnos en la lectura que hace Freud de Schreber, nos ubicamos en 4 tiempos:
Un primer tiempo, es previo a la primera enfermedad a sus enfermedades. Hasta los 42
años, no tuvo nada que rozara sobre lo sobrenatural. Esto es importante porque había
algo que funcionaba, es relevante saberlo y conocerlos. Lo que antes funcionaba, lo
que estaba bien y lo que viene, es decir las variables que lo complican. Este tiempo lo
llamamos “salud aparente” porque claramente hay algo que va a acontecer.
El segundo tiempo es entre la primera a la segunda enfermedad. Schreber era
candidato, tiene que presentar su candidatura para un gran trabajo para un puesto. El
pierde el puesto, pero lo que pierde no es lo que lo deja en ese estado sino el
agotamiento y esfuerzo intelectual. Allí ingresa a la clínica de Flexi, lo trata muy bien y
sale de ahí curado. 8 años felices, pero salvo la decepción y frustración de no haber
tenido hijos. Entre la primer y la segunda enfermedad lo que le da relevancia Schreber
es a unos sueños que tiene donde sueña que regresa la enfermedad despertando feliz
de que eso no sea cierto. Y el sueño de duermevela es “Que hermoso que sería ser
una mujer en acoplamiento en el coito”. Tenemos el nombramiento como presidente del
tribunal, luego la asunción del cargo. En esos momentos previos donde surgen los
sueños, también apareció la añoranza, la figura de Flexi. Freud lo explica como un
avance de libido homosexual fue el ocasionamiento de esa afección. En la teoría de
Freud hay un conflicto y una lucha defensiva, hay una emoción que quiere hacer oír y
hay otra que lucha por defenderse.
El tercer tiempo es con el inicio de la segunda enfermedad, fundamentalmente con lo
que se arma con el delirio persecutorio. Freud toma este delirio de persecución como
un intento de cura fallido, pero a la vez como curación.
Ubica Schreber que ese es el momento de las tormentas nerviosas, de las
expoliciones, de sobre todo estos hombres hechos a la ligera. No reconoce a nadie en
el mundo ni siquiera a la mujer cuando regresa. Ubica allí a su esposa como influjos
protectores ante estas atracciones y estas emociones que podían ubicarlo en relación
con lo homosexual. Freud dice claramente que la ocasión de contraer la enfermedad
fue la emergencia de esta fantasía de deseo reprimida homosexual pasiva cuyo objeto
era la persona del médico.
La emasculación que la encontramos desde el principio hasta el final deja de ser
insultante, deviene otra figura que es el universo. Otro dato es la recreación del
universo humano sepultado, además sirve una misión por un bien supremo que es la
nueva raza. Otro punto importante es cuando Freud ubica la sintota, esto va a ser como
resultado asintótico en un futuro remoto. Hay tiempo, no hay una fecha programada.
Freud ubica, esto que también Schreber escribía con relación a que siempre se pueden
tramar la irrupción, el surgimiento de la fantasía del deseo con una frustración, una
privación en la vida real y objetiva que es esta falta de hijos sobre todo del hijo varón.
Freud dice que ante el orgullo que tenia Schreber a este por su linaje, resuelve en el
delirio a partir de estos hombres nuevos de espíritu Schrebianos esta frustración.
Acerca de los mecanismos paranoicos, el complejo paterno y la proyección se
complican. Freud dice que vayamos al mecanismo de formación de síntoma y al de
represión. En los diferentes actos entra en aparición en el narcisismo. En el narcisismo
se toma este al cuerpo propio como objeto de amor. Lo que dice Freud es que puede
haber una demorada larga que esta produce una fijación y esta fijación una
predisposición patológica. Luego se va hacia la elección de objeto en la sublimación de
estas mociones en la camaradería, la amistad, etc. Luego una irrupción, por ejemplo, el
ocasionamiento de esta marea alta de libido homosexual, provoca el desasimiento de
esta sublimación y por regresión la vuelta a la fijación y a la predisposición patológica.
En el caso de la paranoia, Freud lo ubica en el narcisismo en relación con la fuerza, la
magnificación que se produce en el yo al delirio de grandeza. En relación con la
demencia precoz la va a ubicar en el autoerotismo.
En el mecanismo de la formación de síntomas en la paranoia, exige que la percepción
interna, el sentimiento se ha sustituido por una percepción de afuera. La frase “pues yo
lo odio” se muda por proyección en esa otra “el me odia, me persigue, lo cual me
justificara después para odiarlo”. (Schreber- Flexi). En el deliro de persecución lo que
se contradice es el verbo, en el delirio de erotomanía al objeto, en el delirio de celos al
sujeto. En la formación de síntomas de la paranoia el rasgo que nos resulta resaltante
es la proyección y vuelve con una percepción interna es sofocada y como sustituto de
ello adviene a la conciencia su contenido, luego de experimentar cierta desfiguración
como una percepción de afuera.
TRES FASES DE LA REPRESION:
-La fijación: Ubicamos en este punto, esa demora lenta, ese punto predisponente. Es la
precursora de la condición para la predisposición para enfermar.
-La represión propiamente dicha: Lo ubicamos como ese desasimiento libidinal.
-El retorno de lo reprimido: Lo ubicamos en los delirios. Ubica el intento de curación.
Freud dice que, en el apogeo de la enfermedad, se formo en Schreber bajo el influjo de
unas visiones de naturaleza en parte horrorosa, pero en parte también de una
indescriptible grandiosidad, la convicción sobre una gran catástrofe, un sepultamiento
fin del mundo. Freud lo lee como este desasimiento de la libidinal, él era el único
hombre real y todos los demás eran hombres hechos a la ligera. Pero el sepultamiento
del fin del mundo es la proyección de esta catástrofe interior. Su mundo subjetivo se ha
sepultado desde que el le ha sustraído su amor.
El cuarto momento, de este retorno del delirio no le dé el carácter patológico sino el
carácter de reconstrucción libidinal.
Freud le hace criticas a Kraepelin y a Bleuler en relación con el nombre que les dan a
algunas entidades. (pág. 71). Para el caso de Schreber, merece el nombre de
demencia paranoide, da razón de lo parafrénico. Para Freud, era mejor el título de
Parafrenia que Demencia precoz o Esquizofrenia por la relevancia de la fantasía de
deseo y de las alucinaciones. Del carácter paranoide, por el mecanismo de proyección
y el desenlace.

CLASE 10
TEXTOS: Freud- Neurosis y psicosis/ La pérdida de la realidad.
Este texto fue escrito 1923, como una ampliación de las nuevas hipótesis que Freud
venía formulando en el Yo y el ello para diferenciar neurosis y psicosis.
Freud define al Yo como la organización de los procesos anímicos que depende de la
conciencia y el acceso a la motilidad. También agrega que es sobre todo un yo cuerpo,
una superficie que brinda percepciones.
Los vasallajes del yo, los amo que hacen del yo sus vasallos son diversos y logran que
el yo se empeñe en acatar simultáneamente la voluntad de cada uno por tener una
posición intermedia entre por un lado el ello, por otro lado, el mundo exterior, mas el
subrogado de este que es el super yo
La diferencia entre neurosis y psicosis. La neurosis la definimos como el resultado de
un conflicto entre el yo y el ello. Por otro lado, a la psicosis como resultado de un
conflicto entre el yo y el mundo exterior. A las neurosis de transferencia, Freud va a
decir que tiene su origen en que el yo no quiere dar tramite motor o sea actuar una
exigencia pulsional del ello o le impugna su objeto que tiene por meta, esto se asocia
con el concepto de sublimación.
El mecanismo con el que el yo se defiende de la moción pulsional es la represión. Lo
reprimido se revela con el destino procurándose una satisfacción sustitutiva y genera la
formación del compromiso que es el síntoma.
El síntoma como resultado de una lucha, como un convenio de partes en donde cada
uno cede algo. El yo trata al síntoma como un intruso. Este intruso escinde al yo, esta
división atenta contra su pretensión de unidad y no hace menos que recordarle al yo
que no tiene poder alguno.
Comienza luego la lucha del yo contra el síntoma, tal como oportunamente se había
defendido de la moción pulsional dando así por resultado el cuadro de neurosis de
transferencia. Cuando el yo emprende la represión, es en obediencia al super yo, que a
su vez tiene su origen en el mundo exterior real. Y mucho mas poder sobre su vasallo
el yo, y que las exigencias funcionales del ello. Entra en conflicto con este, al servicio
del super yo y de la realidad. En esta lucha en la neurosis el jugador mas poderoso es
el super yo.
Respecto de la etiología, el estallido o desencadenamiento tanto la neurosis como la
psicosis, lo ubica en el no cumplimiento de uno de esos deseos de la infancia
eternamente indómitos, de profundas raíces. La frustración siempre será externa pero
el efecto patógeno depende de lo que haga el yo. O bien permanecer fiel a su vasallaje
frente al mundo exterior y acotar al ello. como en la neurosis. O como en la psicosis,
sufrir el avasallamiento del ello y dejarse arrancar de la realidad.
Para comenzar a hablar de la psicosis Freud toma la confusión alucinatoria de Meynert
y pone el acento en el desasimiento libidinal del psicótico. Meynert ubico como síntoma
fundamental de la psicosis aguda la “desagregación de la organización asociativa”.
(Esto se vincula a la definición de Freud del yo como “organización de procesos
anímicos”). Respecto del desencadenamiento dirá que es a causa de un traumatismo
psicológico y su manifestación más importante va a ser la alucinación. Esta referencia
le sirvió a Freud para preguntarse sobre el mecanismo análogo a la represión
específico de la psicosis. También le sirvió para dar cuenta de la segmentación y de la
partición del yo, que más adelante llamará la ¨escisión del yo.¨
Freud describió que normalmente el mundo exterior domina al ello por la vía de las
percepciones nuevas y por medio de las percepciones antiguas del mundo exterior. El
psicótico se crea soberanamente su propia realidad siguiendo los deseos del ello.
Luego mencionó a las esquizofrenias con la salida por la vía de apatía afectiva. Llega al
punto que va a nombrar a la paranoia, donde el delirio se presenta como un parche
dice Freud, colado donde originariamente se produjo la desgarradura con el mundo
exterior. Freud dirá que la formación delirante es el intento de restablecimiento, la
reconstrucción seria su parche singular.
Freud propone a la melancolía como el paradigma de las patologías producto de la
lucha entre el yo y el super yo. Las diferencias de las neurosis de transferencia dándole
el nombre de psiconeurosis narcisistas y no las va a separar de las otras psicosis. Para
el melancólico, lo que se empobrece no es el mundo exterior sino su propio yo. Va a
terminar neurosis y psicosis con la pregunta por el mecanismo propio de la psicosis,
que claramente no va a ser la represión ni la proyección.

Texto: La pérdida de la realidad en la neurosis y psicosis.


Retoma acá que la neurosis en vasallaje a la realidad sofoca un fragmento del ello, así
como la psicosis, avasallado por ello se retira de un fragmento de la realidad. Lo que va
a entrar en juego es la variable temporal y los tiempos lógicos de cada momento.
En el inicio de la neurosis se reprime una moción pulsional al servicio de la realidad,
pero esa no es la neurosis misma. Luego nos vamos a encontrar con el retorno de lo
reprimido, como fracaso de aquella operación, ya que la moción reprimida puja hacia
adelante reclamando su satisfacción y como resultado tenemos la formación de
compromiso.
Freud va a decir que es el retorno de lo reprimido lo que constituye la enfermedad
misma, no el primer momento. En la relación con la realidad, la neurosis evita con la
huida de un fragmento de la realidad.
Hay una obediencia inicial, seguida por un posterior intento de huida; la neurosis no
desmiente la realidad, sino que no quiere saber de ella (no sin un considerable
desarrollo de angustia ante el retorno de lo reprimido). Freud va a decir que el neurótico
se refugia en su mundo de fantasías, que funciona al modo de una reserva libidinal, es
accesible para el yo y solo mantiene con él una dependencia más laxa. En este mundo
tan placentero encuentra nuevas formas de deseo.
En cambio, para la psicosis, por la hiperpotencia del ello avasallante, el yo se retira de
un fragmento de la realidad desde los inicios, está dado de antemano. Arranca al yo de
la realidad, y este momento es el momento patológico mismo. Es un momento de
desgarro, de ruptura que agujerea a la realidad.
Luego, tenemos un segundo momento donde hay un intento de reparar o reestablecer
la realidad, pero este intento de compensación va a tomar un camino más soberano
que es la creación de una realidad nueva, como vimos en Schreber.

Freud va a terminar diciendo que, tanto para la neurosis como para la psicosis, no sólo
cuenta el problema de la pérdida de la realidad sino el de su sustituto.
CLASE 11
CASO MARRANA
Este caso es producto de una entrevista que Lacan realiza a una paciente internada en
el hospital, en un dispositivo que se llama “presentación de enfermos” 🡺 Este
dispositivo proviene de la psiquiatría y Lacan hace una modificación muy importante: el
entrevistador está en calidad de psicoanalista y el entrevistado a título de sujeto 🡪 EL
SABER ESTÁ DEL LADO DEL SUJETO 🡺 Lacan subvierte de esta manera todo el
dispositivo; es el analista quien acompaña el testimonio del sujeto pero no lo dirige. Lo
que surge en esa entrevista comporta beneficios para el paciente.
Si el saber está del lado del sujeto, el analista se deberá dejar guiar por ese saber sin
comprender. “Cuando comprendemos hacemos mal” dice Lacan, es decir, cuando
queremos significar rápidamente qué es lo que un sujeto nos está contando, cuando
queremos entender qué es lo que nos dice, nos equivocamos, porque nos adentramos
en los espejismos de lo imaginario.
“Lo importante no es comprender sino alcanzar lo verdadero” 🡪 En este momento, para
Lacan lo verdadero es lo simbólico, lo que está del lado del Otro.
Lo que el caso marrana nos enseña es que la alucinación no es una alteración
perceptiva sino que responde a un trastorno del lenguaje.
El caso consta de una mujer que es internada, que padece de un delirio de dos con la
madre. Esta noción de delirio de dos es estudiada por los psiquiatras franceses y
explican que hay dos personas que comparten el mismo delirio (por lo general,
pertenecen a la misma familia). Según Lacan, lo importante de este delirio es el
aislamiento excesivo de la pareja.
En este caso, la hija (paciente) vive con la madre sin lazo alguno con el mundo social y
sin relación con lo masculino. Viven en una especie de conventillo donde suponen que
una vecina tiene un amante y que este es un hombre casado que también vive en el
conventillo. Tanto a la madre como a la hija les parece intrusiva la presencia de esta
mujer y del amante. La vecina encarna entonces algo problemático para la paciente 🡪
Eso problemático, para la paciente es algo del orden de lo sexual, lo que tiene que ver
con algo excesivo, con un goce que es del orden de lo inasimilable para esta mujer.
Un día en el pasillo, en el momento en que salía de la casa, se encuentra con el
hombre (al que califica de malvado) y oye ahí algo grosero, tan grosero que en el
momento de la entrevista no lo quería contar. Sin embargo, Lacan espera para ver si se
predisponía a contarlo y lo hace 🡺 Cuenta que el hombre le dijo “marrana”, y que
previo a que el hombre le dijera eso, ella había dicho “Vengo del fiambrero”.
Entonces, hay dos significantes: Marrana (se lo adjudica al hombre) y Vengo del
fiambrero (lo que ella dice que dijo).
Lacan advierte que no hay que caer en la comprensión, pero que es algo que hasta a
él le pasó: Comenzó a relacionarlos con fiambrería, charcutería, cochino, cuerpo; pero
rápidamente sale de este equivocado.
{pág. 78 y 79} Se pregunta si la palabra “marrana” es algo que retorna de manera
simbólica, si recibe su propio mensaje de manera invertida 🡺 Esto refiere al retorno
de lo reprimido, a aquello que se reprime y que cuando retorna lo hace de manera
simbólica, de manera metafórica (acá tenemos todas las formaciones del inconsciente
de Freud).
Para responder si efectivamente se trata de un RETORNO DE LO SIMBÓLICO se va a
valer del ESQUEMA L ( donde grafica la disyunción entre lo imaginario y lo simbólico).
Lacan dirá que EL CASO MARRANA NO PODRÁ SER EXPLICADO DESDE ESTE
ESQUEMA 🡪 ¿Por qué?
• El esquema L sirve para pensar fenómenos de la neurosis, para pensar el
retorno de lo reprimido y no para pensar la alucinación marrana. ¿Por qué?
Porque lo simbólico en la psicosis funciona de otra manera. En la psicosis,
el Otro está excluido, en el lugar del Otro falta un significante primordial que es
el significante del Nombre del Padre.
Acerca de la alucinación en la psicosis, Lacan dirá que no es un significante que
retorne de manera simbólica, sino que se trata de un significante suelto que retorna
en lo Real 🡪 para explicar esto retomemos el principio del capítulo, página 72 y 73
Hay un momento que es el origen de la simbolización ¿A qué se refiere? Al mito de
constitución del aparato psíquico, al momento de constitución de lo simbólico para el
ser hablante. Lo simbólico se constituye por la afirmación/inscripción de
determinadas representaciones o significantes y por el rechazo de otras
representaciones o significantes 🡺 Esta la BEJAHUNG (afirmación) y la
VERWERFUNG (forclusión, rechazo de un elemento significante) 🡺 Son las dos
operaciones constitutivas del ser hablante. Se trata de algo primario (primitivo) que no
se puede ubicar concretamente en la vida del sujeto, siempre nos enteramos de este
secundariamente, por sus efectos.
Esta operación para Lacan es una operación estructural en tanto hay significantes
que se inscriben y hay otros que quedan por fuera.
Lo que no se inscribe en lo simbólico tiene otro destino: LO REAL 🡪 Es aquello que no
se puede simbolizar y que la imagen no puede atrapar. Lo que queda por fuera de la
imagen especular.
Sólo puede reprimirse, es decir, sólo puede ir a parar al inconciente, aquello que
primero fue inscripto en lo simbólico 🡺 Por un lado tenemos la inscripción, la afirmación
primordial; luego la posibilidad de que eso sea reprimido y, por último, el retorno de ese
reprimido en el mismo registro.
¿Qué implica el retorno en lo simbólico? Que allí el significante puede encadenarse con
otros significantes 🡪 Esta es la propiedad de lo Simbólico: la posibilidad de hacer
cadena, S1, S2, S3… Permite que el sujeto haga asociaciones.
¿Qué pasa con lo que queda forcluido, con lo que queda por fuera de lo simbólico?
Retorna en lo Real: retorna desarticulado de la cadena significante, es decir, en lo
Real el significante está suelto, está aislado, no hace cadena (es puro S1)
Marrana como significante que retorna en lo Real 🡺 La mujer no puede asociar ese
significante, hay una falta de dialéctica (lo que se conoce como dialéctica estancada).
Es como una plomada. La certeza está allí presente. No hay posibilidad de vincularlo
con otra cosa.
Este retorno en lo Real lo localiza en este otro, en ese hombre indecente, o sea,
localiza esa voz proveniente de ese lugar.
Cuando en la Neurosis el significante retorna en lo simbólico, el sujeto puede reconocer
eso como propio. Esto se llama atribución subjetiva 🡺 Es la posibilidad que tiene un
sujeto de reconocer como propio un significante, un afecto, su cuerpo, etc. (esto en la
psicosis no sucede).
Marrana es una alucinación proveniente de lo Real; es intrusivo, y lo localiza en el otro
(hombre). Es una injuria no por el contenido sino por la función coagulante sobre el
sujeto. Sin embargo, saca al sujeto de la indeterminación.
La mujer había dicho antes: Vengo del fiambrero, según Lacan, esta es una frase
alusiva porque no se sabe a dónde apunta, no se sabe a quién se refiere, simplemente
lo dijo y deja al sujeto en la indeterminación; tiene un cierto vacío. Este luego viene a
rellenarse con la certeza de la alucinación “Marrana”.

CLASE 12
NOTA IMPORTANTE: Lo que pongo en cursiva es lo que lee de los textos.

Bibliografía a trabajar:
• Freud, “Duelo y Melancolía”
• Esque, “La depresión vista desde la perspectiva psicoanalítica”

Ambos textos nos van a permitir reflexionar acerca de diversos modos de respuesta
subjetiva a la pérdida y cómo en el centro de esas respuestas se pone en juego la
relación del sujeto a su propio saber inconsciente.
Duelo y melancolía
Freud en este texto va a tratar de echar luz sobre la naturaleza de la melancolía
comparándola con un afecto normal, o lo que el supone normal, en el sentido de lo
esperable en relación a atravesar una pérdida.
Qué tienen en común el duelo y la melancolía?
• Son respuestas a la pérdida de una persona amada. Ya sea que falleció o que
se produjo una separación.
• Puede ser la pérdida de alguna abstración que ocupe ese lugar como un ideal,
frase típica “se me cayó un ídolo” eso puede tener un peso serio para alguien.
• Alguien puede ser un lugar de pertenencia que se haya perdido
• Son comunes algunas de sus manifestaciones:
• Estado de malestar con profundo dolor
• Una cancelación del interés por el mundo exterior
• La pérdida de la capacidad de amar
• La inhibición en la productividad
Diferencias
• La melancolía se pone de manifiesto una rebaja en el sentimiento de sí que se
exterioriza en autorreproches y auto denigraciones y se extrema hasta una
delirante expectativa de castigo.
• En el duelo no hayamos esa perturbación del sentimiento de sí
• Si bien el duelo normal trae perturbación en el curso habitual de la vida, no se le
ocurriría considerarlo un estado patológico porque confiamos en que en cierto
tiempo la persona se va a recuperar y juzga inoportuno y dañino perturbar el
curso del trabajo de ese duelo

El trabajo del duelo y del melancólico


Duelo
El examen de realidad ha mostrado que el objeto amado ya no existe más y llama a
quitar la libido de sus enlaces con ese objeto. Freud aclara que no es tan fácil
abandonar una posición libidinal, y si bien lo normal es que prevalezca el acatamiento
de la realidad, también es esperable que eso no suceda inmediatamente, sino que el
desasimiento libidinal se realice pieza por pieza con un gasto de tiempo y energía e
investidura entretanto la existencia del objeto perdido, continúa en lo psíquico. Está
muy presente la persona, y en relación a ese objeto que se perdió.
Melancolía
Freud va a decir que nos encontramos con una pérdida de objeto sustraída de la
consciencia. Hay algo de esta pérdida de la que el sujeto no tiene registro. Y esa
sustracción de la consciencia, esa falta de registro de la pérdida va a tener
consecuencias.
Freud va a ir vinculando ese desconocimiento con la rebaja en el sentimiento yóico, con
ese empobrecimiento del yo del que venía hablando.

Va a decir que en el duelo el mundo se ha vuelto pobre y vacío, y en la melancolía eso


le ocurre al yo. El enfermo nos describe a su yo como indigno, estéril y moralmente
despreciable. Se hace reproches, se denigra y espera represión y castigo. Se humilla
ante los demás.
Le falta la vergüenza y se complace en un desnudamiento de sí mismo.
Este cuadro de delirio de insignificancia predominantemente moral se completa con el
insomnio, la repulsa del alimento y un desfallecimiento de la pulsión que compele a
todos los seres vivos a aferrarse a la vida.

La regresión de la libido de objeto al narcisismo y el conflicto de ambivalencia.


Pág 245 Si con tenacidad se presta oídos a las querellas que el paciente se dirige,
llega un momento en que no es posible sustraerse de que se adecúa muy poco a su
propia persona y muchas veces con levísimas modificaciones se ajustan a otra a quien
el enfermo ama o ha amado y tan pronto se indaga el asunto, él corrobora esta
conjetura: así se tiene en la mano la clave del cuadro clínico si se disciernen los
autoreproches como reproches contra un objeto de amor que desde este ha rebotado
sobre el yo propio.
En realidad, los autorreproches son reproches contra un objeto de amor que desde ese
objeto ha rebotado sobre el yo propio y va a tratar de dar cuenta de cómo se produce
esto.
En la melancolía el retiro de la libido del objeto se produce rápidamente, no pieza por
pieza como en el duelo, y esa libido libre no se desplaza a otro objeto del mundo
exterior sino que regresa al yo. Y en el yo no encuentra un uso cualquiera, sino que
sirve para establecer una identificación con el objeto resignado.
Por eso va a decir una frase muy conocida de Freud: la sombra del objeto ha caído
sobre el yo.
Quien en lo sucesivo el yo, es sojuzgado en una instancia particular dentro del yo , (que
en este texto va a nombrar como conciencia moral, en la neurosis y psicosis lo va a
nombrar como superyó) la conciencia moral, como el objeto resignado.
Es decir que la conciencia moral sojuzga al yo tal como lo haría como el objeto
resignado.
En el interior del yo, la instancia crítica sojuzga al yo tal como si fuera el objeto.

Cuáles son las condiciones para que todo esto suceda en la melancolía?
1) Este proceso parece elegir que la elecciòn de objeto se halla cumplido desde una
base narcisista, de suerte que la libido pueda regresar al narcisismo sin tropezar con
dificultades.
2) Hay que suponer un conflicto de ambivalencia con el objeto amado (central)
Pàg 248 La pèrdida del objeto de amor es una ocasión privilegiada para que salga a la
luz la ambivalencia afectiva con el objeto.
Es decir, no solo el amor en relación a ese objeto que se perdió sino también el odio.
Va a decir que este conflicto de ambivalencia va a estar entre lo fundamentos de la
melancolía. Si el amor que el objeto se refugia en la identificación narcisista, el odio se
ensaña con el objeto sustituto insultandolo, denigrándolo, haciendolo sufrir y ganando
en este sufrimiento una satisfacción sádica.
Este conflicto de ambivalencia es también lo que puede hacer que el duelo normal se
pueda tornar empatológico. Es decir, que se complique el trabajo del duelo, la
elaboración de la pérdida en la medida en que no pueda incluirse en el trabajo del
duelo ambos sentimientos que se tenían para con el objeto perdido. Es decir, no sólo
tratar sobre los sentimientos de amor, que se tenían en relación a esa persona (o lugar)
que se perdió, sino todo el odio, toda la bronca que estaba en juego en relación a eso
que se perdió. Las dos cuestiones.

La resolución del duelo y del trabajo melancólico (si es que la hay)


A Freud le va a quedar más clara la resolución del trabajo del duelo, que la del
melancólico, del que dirá que quedan varias preguntas abiertas.

Pág 252 sitúa en relación al duelo: para cada uno de los recuerdos y de las añoranzas
que muestran el lazo con el objeto perdido, la realidad pronuncia el veredicto: el objeto
ya no existe más y el yo interrogado (por así decir) si quiere compartir el destino de ese
objeto (es decir, la muerte) se deja llevar por la satisfacciones que le da el estar con
vida, y desata su ligazón con el objeto resignado. Podemos imaginar que esa
desatadura se cumple tan lentamente y tan paso a paso que al terminar el trabajo esa
líbido queda disponible para nuevos destinos.

En cuanto a la melancolía dice que también cabe suponer ese trabajo pieza por pieza
pero que la ambivalencia afectiva y la elección de objeto desde una base narcisista
agrega varias complicaciones a este proceso. Fundamentalmente lo que va a situar
Freud es en término de esas batallas de ambivalencia todos se sustrae de la
conciencia, es decir que no hay registro de ese conflicto de amor/odio en relación al
objeto que se perdió.
En cambio, lo que va a devenir consciente en la melancolía, es el conflicto entre el yo y
la instancia crítica.

Pág 255, intenta zanjar un poco cuales son los devenires del trabajo melancólico y una
pregunta que Freud se hace en relación a por qué la melancolía en ciertas ocasiones
se torna en manía ( eso le da que pensar): el conflicto en el interior del yo, que la
melancolía recibe a canje de la lucha por el objeto tiene que operar a modo de una
herida dolorosa central, una herida abierta que exige una contrainvestidura grande en
extremo.
Podemos pensar que con esta contrainvestidura, Freud está haciendo alusión a la
manía, a la solución melancólica tornándose en su revés, la manía como modo de
triunfo del yo sobre la instancia crítica. Pensemos la manía en términos del lugar, de la
inhibición propia del estado melancólico, la compulsión a hacer. El triunfo sería sobre el
yo en una instancia crítica, el yo que se vuelve a poner a hacer.
No obstante, esto lo va a plantear como una conjetura, le parece que no estaba del
todo claro la solución melancólica, y lo deja para futuras investigaciones.

En la melancolía y en el duelo patológico, el conflicto de ambivalencia se sustrae de la


consciencia, no hay registro del odio.

La depresión vista desde la perspectiva psicoanalítica


Este texto va a agregar una orientación a lo que F viene diciendo acerca de la época
(Este es de 2007 y el de Freud de 1915) y también respecto al orientación del
psicoanálisis en cuanto al abordaje de estas afecciones.
Así como Freud subrayaba para la melancolía y el duelo patológico cierto
desconocimiento de la ambivalencia respecto al vínculo con el objeto, este autor va a
poner en el centro del asunto la relación con el saber inconsciente (o la no relación)
Por un lado va a ubicar como la época ofrece distintas maneras de suturar el malestar
vía objeto del mercado, es decir, respuestas inmediatas para resolver el padecimiento,
lo que implica un cortocircuito con el saber del inconsciente. Es decir, objetos que
obturan la posibilidad de preguntarse acerca de aquellos que nos hace sufrir.
En este sentido va a ubicar el incremento del aspecto represivo de esta época como
consecuencia del no querer saber. Como efecto de intentar obturar ese vacío de
existir con respuestas Rappi (? al malestar.
Este autor va a destacar algo que para el psicoanálisis es esencial: la responsabilidad
del sujeto respecto al propio saber inconsciente y a las propias condiciones de goce. La
relación del sujeto a su deseo y a su goce.
Va a recordar como Lacan en televisión, habla de la tristeza y depresión como cobardía
moral, en el sentido de una renuncia del sujeto que cede en su deseo frente al goce
con la consecuencia del efecto represivo, el desinterés por las cosas del mundo.

La hipótesis más fuerte de este texto es que el no querer saber respecto al propio
inconsciente tiene el precio del afecto represivo.

Cuál es la apuesta del psicoanálisis?


Pasar de la queja y del afecto depresivo a la dignidad del síntoma que abre la pregunta
sobre la causa y sobre la satisfacción, lo que siempre conlleva un relanzamiento del
deseo y una vivificación.

Acá termina el texto


Se le ocurrió sumar una breve viñeta clínica para sumar a esto que venimos
trabajando.
Es un sujeto que va a ubicar en el análisis a su adicción al tóxico como un modo de
irse. Este irse vía el tóxico se va a develar a lo largo de las entrevistas como la
reiteración de un acontecimiento traumático. El momento en el que luego de irse sin
despedirse de su madre, ella que estaba con una enfermedad terminal falleció.
Este sujeto pudo ir cediendo en el consumo, al irse realizando la elaboración del duelo
por la muerte de su madre y al empezar a tener otra relación con su saber inconsciente

CLASE 13
Texto: La Psicosis ordinaria y las otras bajo transferencia - Aromí, A. y Esqué, J.
Dos psicoanalistas españoles pertenecientes a la Asociación Mundial de PSA. Quienes
redactaron este texto para el 11avo Congreso de esta asociación en Barcelona en abril
de 2018.
La Psicosis ordinaria es un término que inventó Jaques Allan Miller en 1998 y un poco
más de 20 años después se realiza este Congreso para poner a prueba en qué
estábamos los psicoanalistas respecto de los casos actuales y revisando nuestros
conceptos en función de las presentaciones que llegan a las consultas.
Me interesa remarcar del título la cuestión de la Transferencia. Vamos a trabajar las
Psicosis ordinarias y las otras, las extraordinarias, pero bajo el paraguas de la
Transferencia. Esta cuestión me parece fundamental, porque para hacer un Dx es
necesario hacerlo bajo Transferencia. Construimos una hipótesis diagnóstica desde
allí.
Eric Laurent en un texto que se llama Los inclasificables, él ubica a la transferencia
como un instrumento epistemológico. Definición que viene a la mano para pensar la
práctica y el Dx porque nos permite obtener un saldo de saber pero que va más allá de
la clasificación. Permite ubicar lo singular e inclasificable de cada quien. Al ser bajo
transferencia un Dx requiere de la presencia del analista, del practicante del PSA.
En este texto Aromí, A. y Esqué, J. realizan un recorrido ubicando lo más relevante,
resaltando los distintos momentos de Lacan, cómo pensó la clínica de la psicosis, cómo
era el campo conceptual en cada momento y cómo derivaba en la incidencia de la
práctica, qué posición del analista al respecto.
Dicen que la Clínica estructural (estudiada en el Seminario 3 y Cuestión preliminar) es
un momento en donde los casos se diferenciaban en dos campos diferentes sin
dificultad, Neurosis, por un lado, Psicosis por el otro, Perversión también. Teniendo en
cuenta la presencia o la ausencia del significante del NP en el lugar del Otro. Divisoria
de aguas. Con una primacía de lo simbólico que le daba al significante toda su potencia
para oficiar de quien ordena y diferencia la estructura, el significante. Una Clínica del
significante, clínica del primer Lacan estructuralista binario discontinuado que ordeno el
campo analítico de Freud, Lacan hace un retorno, relectura y amplia nuestro bagaje,
nuestro campo.
Miller también amplía, continúa formalizando este campo, un poco se trata de estar los
psicoanalistas a la altura de la época respecto de cómo se presenta lo vivo, lo real, en
la experiencia analítica.
En este camino hacia lo real que Lacan recorre en su formalización y teorización hay
un hilo conductor. No pasa de la clínica estructural a la clínica nodal así nomás. Sino
que se topa con diferentes problemas para leer y pensar los casos. Ubica un goce que
no se deja significantizar ni negativizar por la cuestión fálica, y el PSA tiene que soltarle
la mano al Padre como único operador, sino que se amplía esta cuestión de cómo
hacerle frente a lo real, pero con otros operadores que no son solo el NP.
Entonces el goce, la dificultad para que se inscriba la significación fálica, la cuestión del
NP que pierde su exclusividad, y el tratamiento del goce. En cómo cada quien trata el
goce. Qué modalidad particular tiene un sujeto de tratar eso. Lo simbólico ya no va a
incidir sobre lo imaginario y lo real, no va a tener esa primacía sobre los otros dos
registros.
En esta época estructuralista Lacan habla de la forclusion del significante del NP. En su
última enseñanza despliega conceptos respecto del fantasma, del objeto a, y como va
pensando el goce en sus distintos momentos, va a ubicar forclusión del significante
la mujer para todo ser hablante, no es forclusión restringida nada más sólo al NP.
Ubicará a cada uno su forclusión. Cada uno inventará una manera de arreglársela con
eso, con el no hay relación sexual. Lacan tiene una ironía donde refiere que todo el
mundo es loco, delirante, no todos psicóticos, sino que todos nuestros discursos son
una defensa contra lo real. Esa defensa tiene una manera peculiar de presentarse en
cada uno de nosotros. La Singularidad es la brújula para orientarnos en las respuestas
sintomáticas que se presentan en nuestras consultas. Se abre todo un campo muy
amplio de las distintas respuestas sintomáticas frente a lo real. Esto no nos exime en
tratar de precisar si es una neurosis o una psicosis. Pero también atendiendo a esos
arreglos particulares. Que cada uno se procura para arreglárselas con el no hay
relación, con la forclusión del significante de la mujer, con el ser parlante, con estar
atravesados por el lenguaje que nos habla y somos hablados y tiene carácter
traumático. Tenemos que inventarnos un modo de arreglarnos con cómo nos afecta el
lenguaje.
Llegamos a la Clínica del Sínthome, que no se opone, sino que en todo caso entra en
tensión la clínica estructural con la clínica nodal, sostener esa tensión para que la
investigación sea más fructífera.
Volviendo al instrumento decimos que la singularidad de las invenciones va a llamar a
una clínica instrumental más flexible, más acorde a las presentaciones actuales. Lo
permite el estudio que Lacan hace cuando lee a Joyce, escribe el seminario 23. Plasma
nuevo campo conceptual que lo llama el Sinthome, se pone en primer plano el goce, el
tratamiento sintomático singular de ello, que abre una perspectiva clínica muy amplia.
Las psicosis ordinarias son psicosis, no son una nueva categoría clínica, dice Miller, se
presentaron como en una zona de sombra borrosa, difíciles de precisar, acompañadas
por todas estas lecturas que hace Lacan de la declinación del NP, la ascensión del
objeto al cenit de la civilización, y un aumento de casos que empiezan a interrogarnos,
que no se encontraban los elementos precisos para poder concluir si era una neurosis
o una psicosis, caso raros que no entraban ni en una ni en otra categoría, en esa
clínica binaria, en esa clínica estructural ¿Cómo fueron considerados por la orientación
de Miller, orientación Lacaniana? En principio como Los inclasificables de la clínica
PSA, hay todo un seminario al respecto, que son conversaciones sobre casuística, son
casos que no cierran, que nos interrogan, nos interpelan.
Miller las nombra psicosis ordinarias abriendo todo un campo de investigación al
respecto, no es una nueva categoría clínica, sino un aparato epistémico suplementario
no se deja circunscribir de entrada a la psicosis ordinaria, son casos que no entran en
neurosis, se disfrazan de neurosis, pero de algún modo resuelven su defensa contra lo
real.
En las psicosis extraordinarias, como Caso Schreber, es una psicosis extraordinaria,
florida, con un desencadenamiento muy preciso, coyuntura dramática muy precisa, en
sus memorias nos muestra como resuelve ese agujero, lo hace de una manera
delirante, con una metáfora delirante.
Mientras en la Psicosis ordinaria las modalidades de reparación son muy variadas, se
multiplican y se diversifican, hay un sin fin de rarezas, pequeñas invenciones, que
tienen la marca de la singularidad vamos a tratar de pesquisarla. Tienen como una
característica las psicosis ordinaria que estas soluciones singulares que se procuran
esos sujetos son una autorreparación, que impide un estallido, un desencadenamiento,
algo un poco más ruidoso.
Vamos a tratar de ubicar enganches-desenganches que ese sujeto trae a la consulta,
como lo afecta en su vida, con relación al otro, a su propio cuerpo y a su subjetividad,
no son pequeños focos forclusivos, no son extraordinarios ni explosivos, son difíciles de
reconocer por el sujeto mismo y su entorno, son signos discretos, muy sutiles, son
detalles que se localizan como tales bajo transferencia.
Lacan plantea que el desencadenamiento en la clínica estructural es un efecto de lo
que él nombra como Un Padre. Donde aparece la oposición simbólica para el sujeto y
esto provoca un desencadenamiento del significante en lo real, mientras que estos neo
desencadenamientos, son aquellos que se localizan a partir de algunos puntos de fuga,
pequeños desenganches del otro y lo que provocan es una deslocalización del goce,
este desencadenamiento (Dice Miller) neo o franco, resulta crucial como índice del
agujero forclusivo que caracteriza a toda la psicosis.
Miller propone 3 externalidades: social, corporal y subjetiva. ¿Qué se busca captar en
la psicosis ordinaria, qué orientación tenemos para no desbrujularnos en nuestra
práctica? Es lo que Lacan llama poder pesquisarle el desorden provocado en la juntura
más íntima del sentimiento de la vida del sujeto, ese desorden es el verdadero índice
diagnóstico y que afecta el sentimiento de la vida en tanto no hay una inscripción de la
significación fálica.
En las psicosis desencadenada es muy evidente este desorden, está más a la vista,
pero en la psicosis ordinaria esto no es tan evidente, y lo que tenemos que hacer como
analistas es pescar esos pequeños signos discretos bajo transferencia, y se van a
captar en ese encuentro analista- sujeto que consulta.
Aromí, A. y Esqué, J. definen que es una Clínica fina, tejida de sutilezas, cuenta con
una tonalidad y una gradación, y apunta a ubicar esos efectos de forclusión.
En la primera enseñanza la presencia del analista para acompañar un trabajo en una
psicosis estaba más del lado del secretario del alienado, escuchar al que habla, tenía
que limitar esas metonimias infinitas y evitar cierto mal encuentro con el otro malo.
Buscaba pesquisar el arreglo subjetivo ante la irrupción de ese real y como armaba
cada quien su suplencia.
En la Psicosis ordinaria la cuestión es más sutil, se presenta más discretamente, bajo
trasferencia van a tratar de bordear ese agujero de saber que se sostiene en una
práctica analítica, y eso significa someter a la práctica a una determinada orientación,
por eso los analistas tenemos que estar despiertos, no podemos ser eclécticos, ni
terapeutas, ni educadores, tenemos que tener una posición clara para conducir la cura,
nos permitirá poder sostener el acto de la transferencia como acto de amor, como lo
pensaba Lacan. Porque de lo que se trata es de poder acompañar, examinar y ubicar,
precisar estos puntos forclusivos para que el sujeto pueda estar advertido y poder
inventarse pequeños arreglos para sostenerse en su cuerpo, en la relación con el otro,
y en la cultura con él mismo, sostenerse pero que no puede hacerlo si ese arreglo no
cumple su función.
En el texto hablan de la grapa, de ese brochecito que le permite a alguien poder unir,
anudar real simbólico e imaginario y sostenerse en ese cuerpo. Se trata de acompañar
un trabajo que esté atento a los detalles y que nos permita ubicar esos puntos
forclusivos con cada quien para poder poner en valor las pequeñas invenciones que
cada uno tiene para arreglárselas por ser un ser parlante.

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