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Concepto

Pulsión: Proceso dinámico consistente en un empuje (carga energética, factor de


motilidad) que hace tender al organismo hacia un fin. Según Freud, una pulsión
tiene su fuente en una excitación corporal (estado de tensión); su fin es suprimir el
estado de tensión que reina en la fuente pulsional; gracias al objeto, la pulsión
puede alcanzar su fin.

Moción pulsional: Término utilizado por Freud para designar la pulsión bajo su
aspecto dinámico, es decir, en tanto que se actualiza y se especifica en una
determinada estimulación interna.

Principio del placer: El conjunto de la actividad psíquica tiene por finalidad evitar el
displacer y procurar el placer. Dado que el displacer va ligado al aumento de las
cantidades de excitación, y el placer a la disminución de las mismas, el principio de
placer constituye un principio económico.

Principio de realidad: Forma un par con el principio del placer, al cual modifica: en la
medida en que logra imponerse como principio regulador, la búsqueda de la
satisfacción ya no se efectúa por los caminos más cortos, sino mediante rodeos, y
aplaza su resultado en función de las condiciones impuestas por el mundo exterior.

Pulsiones yóicas o de autoconservación: Término mediante el cual Freud designa el


conjunto de las necesidades ligadas a las funciones corporales que se precisan para
la conservación de la vida del individuo; su prototipo viene representado por el
hambre. Dentro de su primera teoría de las pulsiones, Freud contrapone las
pulsiones de autoconservación a las pulsiones sexuales

Pulsiones sexuales: Empuje interno que el psicoanálisis ve actuar en un campo


mucho más extenso que el de las actividades sexuales en el sentido corriente del
término. En él se verifican eminentemente algunos de los caracteres de la pulsión,
que la diferencian de un instinto: su objeto no está predeterminado biológicamente,
sus modalidades de satisfacción (fines) son variables, más especialmente ligadas al
funcionamiento de determinadas zonas corporales (zonas erógenas), pero
susceptibles de acompañar a las más diversas actividades, en las que se apoyan.

Pulsión de vida: Gran categoría de pulsiones que Freud contrapone, en su última


teoría, a las pulsiones de muerte. Tienden a constituir unidades cada vez mayores y
a mantenerlas. Las pulsiones de vida, que se designan también con el término
«Eros», abarcan no sólo las pulsiones sexuales propiamente dichas, sino también
las pulsiones de autoconservación.

Pulsión de muerte: Dentro de la última teoría freudiana de las pulsiones, designan


una categoría fundamental de pulsiones que se contraponen a las pulsiones de vida
y que tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir, a devolver al ser
vivo al estado inorgánico. Las pulsiones de muerte se dirigen primeramente hacia el
interior y tienden a la autodestrucción; secundariamente se dirigirán hacia el exterior,
manifestándose entonces en forma de pulsión agresiva o destructiva.

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