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Pulsiones y destinos de pulsión 1915

Freud dice que es el elemento más importante y oscuro de la investigación psicológica. La doctri-
na de las pulsiones es para el psicoanálisis un ámbito oscuro. 
Antes de este texto, incluso antes de 3 ensayos, Freud, hacia 1895 y 1900, ya utilizaba, sin nom-
brar la palabra pulsión, ciertos bosquejos que definía cómo sumas de citación endógena, estímu-
los endógenos, las representaciones afectivas, las mociones de deseo. 

En 1905 define la pulsión como


En 3 ensayos se estableció explícitamente que la libido era una expresión de la pulsión sexual.

En «Lo Inconciente»: Una pulsión nunca puede pasar a ser un objeto de la conciencia sólo puede
ser la representación, pero tampoco en el interior del inconsciente, sino por una representación.
La pulsión debe inscribirse en el psiquismo en términos de representación.Representación puede
pasar a la conciencia o mantenerse reprimido en lo inconsciente.
Representación o moción pulsional
La pulsión no aparece en el psiquismo como tal, porque hace falta su inscripción como represen-
tante en relación a un sistema de representación, es la frontera.

1.ºDiferencia entre estímulo, instinto y pulsión.


Primero compara el concepto de pulsión del lado de la fisiología. La fisiología habla de estímulo y
el esquema del reflejo de acuerdo con el cual un estímulo aportado al tejido vivo (a la sustancia
nerviosa) desde afuera es descargado hacia afuera mediante una acción. Esta acción es acorde al
fin por el hecho de que sustrae a la sustancia estimulada de la influencia del estímulo, la aleja del
radio en que éste opera. 
La pulsión sería un estímulo para los psíquico. Pero no se puede equiparar pulsión y estímulo psí-
quico. Es evidente que para lo psíquico existen otros estímulos que los pulsionales: los que se
comportan de manera muy parecida a los estímulos fisiológicos, por ejemplo, si una fuerte luz hie-
re el ojo no es ese un estímulo pulsional, sí lo es el sentir sequedad en la mucosa de la garganta o
acidez en la mucosa estomacal. 
Así se obtiene.La distinción entre estímulos pulsionales y otros estímulos fisiológicos que influyen
sobre el alma.En primer lugar, el estímulo pulsional no proviene del mundo exterior, sino del inte-
rior del propio organismo.Por eso también opera diversamente sobre el alma y se requieren dife-
rentes acciones para eliminarlos.Además, todo lo esencial respecto al estímulo está dicho si supo-
nemos que opera de un solo golpe, por tanto se lo puede despachar inmediatamente con una ac-
ción adecuada. 
La pulsión, en cambio, no actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre como una
fuerza constante, puesto que no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo, de modo
que una huida de nada puede servir. El estímulo pulsional se cancela con la satisfacción. Que
puede alcanzarse mediante una modificación apropiada a la meta adecuada de la fuente interior
del estímulo. 
La esencia de la pulsión.Su proveniencia de fuentes de estímulo situada en el interior del organis-
mo y su emergencia como fuerza constante, y de ahí deriva su incoercibilidad por acciones de hui-
da. 

2) Pulsión: un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico


de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la
exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal.
Cuerpo afectado por la palabra.

3) Los componentes o elementos de la pulsión


Por esfuerzo de una pulsión se entiende su factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exi-
gencia de trabajo que ella representa. Ese carácter esforzante es una prioridad universal de las
pulsiones y aún su esencia misma. Toda expulsión es un fragmento de actividad. Esta fuerza en-
dógena es siempre constante, nunca momentánea. La pulsión nunca es pasiva, la pulsión habla,
pero es muda, habla a través de una gramática pulsional. Es activamente pasiva. 

La meta de una pulsión es, en todos los casos, la satisfacción que sólo puede alcanzarse cance-
lando el estado de estimulación en la fuente de la pulsión. La satisfacción de algún modo es par-
cial, nunca se da de forma completa.La meta sólo se logra cancelando el estímulo en la fuente de
la población.Siempre es parcial. 
Pero si bien es cierto que esta meta última permanece invariable para toda pulsión, los caminos
que llevan a ella pueden ser diversos, de suerte que para una pulsión se presenta en múltiples
metas, más próxima a su intermediarias que se combinan entre sí o se permutan unas por otras.
La experiencia nos permite también hablar de pulsiones de meta, inhibida en el caso de los proce-
sos a los que se permite avanzar un trecho en el sentido de la satisfacción pulsional, pero des-
pués, experimentan una inhibición o una desviación. Cabe suponer que también con tales proce-
sos va asociada a una satisfacción parcial. 

El objeto de la pulsión es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta. Es lo más variable en
la pulsión no está enlazado originariamente con ella, sino que se le coordina sólo a consecuencia
de su aptitud para posibilitar la satisfacción. No necesariamente es un objeto ajeno, también pue-
de ser parte del propio cuerpo. La pulsión se satisface contorneando a ese, objeto, se satisface en
el retorno a la fuente por el cual se alcanza la meta. 
En el curso de los destinos vitales de la pulsión puede sufrir un número cualquiera de cambios de
vía a este desplazamiento de la pulsión le corresponden los más significativos papeles. Puede
ocurrir que el mismo objeto sirva simultáneamente a la satisfacción de varias pulsaciones. Un lazo
particularmente íntimo de la pulsión con el objeto se acusa como fijación de aquella, suele consu-
mirse en periodos muy tempranos del desarrollo pulsional, y pone término a la movilidad de la pul-
sión, contrariando con intensidad su desasimiento. 
En ese recorrido, la pulsión fija una modalidad de goce. Se fija en cuanto se inscribe. 

La fuente de la pulsión se entiende aquel proceso somático interior a un órgano a una parte del
cuerpo cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión, sobre el cual se despren-
de esa zona erógena, algo que bordea. Es el lugar en donde parte la pulsión, dónde surge la fuer-
za constante parte del propio cuerpo, agujeros, la piel. Desde ahí uno podría entender que no solo
somos un cuerpo. 
No se sabe si este proceso es, por regla general, de naturaleza química o también puede corres-
ponder al desprendimiento de otras fuerzas mecánicas, por ejemplo. El estudio de las fuentes pul-
sionales ya no le compete a la psicología.

Primer dualismo pulsional


1905 nos la da en la primera organización infantil. 
En tres ensayos cae la noción biológica.
Enlaza una función nutricia sobre la que se apuntala la pulsión.
Meta de satisfacción es el placer de órgano.
Intenta sustraerse del mundo externo, el cual no domina.
Las manifestaciones son el chupeteo y el autoerotismo.
Esa zona se separa, hay un deslinde de la zona erógena.
Pulsiones parciales para dar cuenta pivotea entre la meta.
En 1905 habla de fuente y meta. Paradoja entre meta y fuente de donde parte la tensión.
En el primer dualismo pulsional define la líbido como la energía de las pulsiones sexuales. Fuente
somática y esfuerzo por cancelar tensión, distinto de instinto.

1915. Pulsiones yoicas versus pulsiones sexuales.

Freud habla de 2 tipos de pulsiones primordiales: la pulsiones yoicas, o de autoconservación y las


pulsiones sexuales. Dice que se trata de una mera construcción auxiliar que sólo ha de mantener-
se mientras resulte útil. También dice que se estableció en el psicoanálisis en el marco de la psico-
neurosis, más precisamente el grupo de las llamadas neurosis de transferencia, (la histeria y la
neurosis obsesiva), y en ellas obtuvo la intelección de que en la raíz de todas esas afecciones se
hallaba un conflicto entre los reclamos de la sexualidad y los del yo. 
Con miras a una caracterización general de las pulsiones sexuales puede anunciarse lo siguiente:
son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia
unas de otras y sólo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta que aspi-
ra cada una de ellas es el logro del placer de órgano, sólo tras haber alcanzado una síntesis cum-
plida, entran al servicio de la función de reproducción, en cuyo carácter se las conoce comúnmen-
te como pulsiones sexuales. En su primera aparición se apuntalan en las pulsiones de conserva-
ción de las que sólo poco a poco se deshacen. También en el hallazgo de objetos siguen los cami-
nos que les indican las pulsiones yoicas. Una parte de ellas continúan asociadas toda la vida a es-
tas últimas a las cuales proveen de componentes libidinosos que pasan fácilmente inadvertidos
durante la función normal y sólo salen a la luz cuando sobreviene la enfermedad.
Tendremos que circunscribir a las pulsiones sexuales, mejor conocidas por nosotros, la indagación
de los destinos que las pulsiones pueden experimentar en el curso de su desarrollo. La observa-
ción nos enseña a reconocer como destinos de la pulsión de esta índole los siguientes:
Segundo dualismo pulsional: 
Libido yoica y líbido de objeto. 1914: Introducción al narcisismo.

Tercer dualismo pulsional:


1920 en Más allá del principio de placer: Pulsión de vida: Eros y pulsión de muerte: Thanatos.

4) Los destinos de la pulsión.


El trastorno hacia lo contrario se resuelve ante una consideración más atenta en 2 procesos di-
versos, la vuelta de una pulsión de la actividad a la pasividad y el trastorno en cuanto al contenido.
Por ser ambos procesos de naturaleza diversa, también ha de tratarse los por separado.
Ejemplos del primer proceso brindan los pares de opuestos, sadismo, masoquismo y placer de ver
y exhibición. El trastorno sólo atañe a las metas de la pulsión, la meta activa -martirizar, mirar- es
reemplazada por la pasiva -ser mirado, ser martirizado-.
El trastorno, en cuanto al contenido se descubre en este último caso: la mudanza del amor en
odio. 

La vuelta hacia la persona propia se nos hace más comprensible si pensamos que el masoquis-
mo es, sin duda, un sadismo vuelto hacia el propio yo y la exhibición lleva incluido el mirarse el
cuerpo propio, la observación analítica no deja subsistir ninguna duda en cuanto a que el maso-
quismo goza compartidamente la furia que se abate sobre su persona, y el exhibicionista su des-
nudez. Lo esencial en este proceso es entonces el cambio de vía del objeto, manteniéndose inal-
terada la meta.

En la constitución de cada quien hay un hacerse que nos habita en ese hacerse el sujeto no es
víctima sino es activo. Uno puede mirar a hacerse mirar o ser mirado golpeado, hacer se va a to-
mar las voces del griego, 3 acepciones, activo, pasivo o reflexivo medio
No sólo son destinos, sino que lo inscriben en la expulsión al sujeto.
Ese hacerse es lo que le corresponde a la pulsión activo inconsciente.

Entre tanto, no puede escapársenos que vuelta hacia la persona propia y vuelta de la actividad a
la pasividad converge no coinciden en estos ejemplos. Para esclarecer estos vínculos se hace in-
dispensable una investigación más a fondo. En cuanto al par de opuestos, sadismo, masoquismo
y proceso puede presentarse del siguiente modo. 

a-El sadismo consiste en una acción violenta, dirigida hacia otra persona como objeto.
b-Este objeto es resignado y sustituido por la persona propia. Con la vuelta hacia la persona pro-
pia se ha consumado también la mudanza de la meta pulsional, activa en una pasiva.
c-Se busca de nuevo como objeto una persona ajena que a consecuencia de la mudanza sobre-
venida en la meta, tiene que tomar sobre sí el papel de sujeto.
A partir del pasaje por el propio cuerpo como esa meta masoquismo después sadismo. Nada que
yo haya vivenciado sobre mi propio cuerpo puedo hacerle al otro. La meta sádica de infringir dolor
al otro, se goza de esa excitación que produce el dolor. 

No solo se configuran como destinos o vicisitudes, sino como defensas contra la pulsión, no me-
canismos, dado que todavía no hay una configuración del yo. 

3- La represión.

4- La sublimación.

5. La angustia.

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