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De las acciones de la ley.

5 1.-Noción y caracteres generales de las acciones de la ley

1 sistema de las acciones de la ley se remonta al origen mismo


de Roma: quedo en vigor durante los seis primeros siglos
Se entiende por acciones de la ley, (legis actiones,) ciertos
procedimientos compuestos de palabras y de hechos
rigurosamente determinados que debían ser realizados delante
del magistrado, bien fuera para llegar a la solución de un
proceso, o bien como vías de ejecución.
Estudio especial de cada uno
Estos procedimientos o acciones se reducían a cinco tipos,
llamados de este modo:
La actio sacramento: es el procedimiento de derecho común. y
debe emplearse todas las veces que la ley no ha sometido
expresamente el asunto a otra acci6n (2). El rito de la actio
sacraniento variaba según la naturaleza del proceso
La judicis postulatio: Esta acción es tan antigua como la
actio sacramenti. Lo cierto es que parece que fue establecida
una fecha anterior a las doce tablas, para remediar en ciertos
casos los inconvenientes del procedimiento de la action
sacramento
La conditio: Esta nueva acción de la ley fué creada por una ley
Silia, (para reclamar deudas ciertas de dinero) para las
obligaciones de sumas determinadas, certae pecunie, y por una
ley Calpurnia para toda obligación de cosas ciertas, de onni certa
re (Gayo, IV, 5 19) (1). Al parecer, esta creación no tuvo por
objeto llenar un hueco en el procedimiento, porque los litigios
sobre semejantes obligaciones podían haberse cortado con
ayuda de la actio sacramenti o de la judicis postulatio.
La manus injectio: En toda condena, siendo pecuniaria, era
reconocido el demandado condenado como deudor de una
cantidad de dinero. El procedimiento de derecho común
organizado para forzarle a ejecutar la condena era la manus
Ejectio. Según la ley de las XII tablas, se aplicaba no solamente
al demandado judieatua o dornnatus, sino tambi6n al que había
reconocido su deuda delante del magistrado, confessus in jure.
Treinta días, dies justi, le estaban concedidos para liberarse; si
dejaba pasar este término sin haber pagado, quedaba expuesto a
los rigores de la manus injectio.
El acreedor llevaba al deudor in jus según las formas ordinarias, y
después re procedia a los ritos de la acción.
La pignoris capio: Es un procedimiento por el cual el acreedor
toma a titulo de garanlla ciertos Iiienes del deudor ara obligarle a
pagar su deuda. Se componía de palabras solemnes. Pero se
diferenciaba de las otras acciones de la ley porque tenia lugar en
ausencia del magistrado, y casi siempre en ausencia también del
adversario. aunque fuera en un día nefasto (Gayo. IV, 29). La
pignoris capio era un camino excepcional del que solo se podía
usar en pequeño número de casos, determinados algunos por las
costumbres, y otros por la ley.
1 procedimiento de las acciones de la ley se distinguía por los
caracteres siguientes:
1. Los ritos de cada acción se realizaban in jure delante del
magistrado. Las partes cuya presencia era necesaria
procedían a sus riesgos y peligros. De manera que las
palabras que pronunciaban las determinaban con gran
precisión y según los términos de la ley.
2. Solo se podía proceder a los ritos de las acciones de la ley
durante los días fastos. (eran los días que se podían realizar
actividades humanas sobre todas las actividades jurídicas)
Sin embargo, la pignoris capio –(acción de la ley por toma
de prendas) (podía realizarse aun en un día nefasto, y fuera
de la presencia del magistrado; por eso se dudó fuese una
verdadera acción de la ley.
3. Este procedimiento, al parecer, se reservo a los ciudadanos
Romanos, en sus comienzos este proveimiento no los podía
utilizar los peregrinos.
4. Bajo las acciones de la ley, nadie puede en asuntos de
justicia figurar por otro.
5. Por último, el objeto de la condena es pecuniario. Aun en las
acciones reales, como la reivindicación, cuando el
demandado que ha perdido el proceso rehúsa devolver la
cosa litigiosa, el demandante sólo obtiene una
indemnización en dinero.-
Procedimiento de las acciones de la ley
Las cinco acciones de la ley tenían lugar delante del magistrado,
salvo alguna vez la pignorio capio, con el cumplimiento de los
ritos determinados.
Marcha del proceso
El proceso empieza por el acto que tiene como objeto llevar
a las partes delante del magistrado (in jus vocatio) llamado
en justicia, se opera con una sencillez primitiva
Es el mismo demandante quien ordena a su adversario
seguirle diciendo in jus sequere o in jus te voco (llamamiento
a juicio).
El demandado debe obedecer y acudir a la reunión o dar un
vindex (defensor o protector)
Llegadas las partes delante del magistrado y después de
haber expuesto el asunto tinen que cumplir el rito, de la
acción de la ley que se aplica al proceso. Luego se procede a
la asignación de un juez.
Todo el procedimiento delante del magistrado se hacía oralmente
Para comprobar el cumplimiento, las partes, antes de salir del
auditorio, tomaban por testigos las personas presentes, diciendo:
testes estote, (testigos) con objecto de que esas personas
pudiesen, en caso necesario, suministrar delante del juez el
testimonio de lo que había ocurrido delante del magistrado.
Delante del juez, in, judicio, se terminaba el proceso sin que
hubiera que señalar nada de particular. Por regla general, todo se
celebraba ya bajo la sentencia.
Destino de las acciones de la ley.
727.-El riguroso formalismo de las acciones de la ley las habia
hecho odiosas. Aun después de la divulgación de los ritos, las
partes a quienes incumbía la tarea de realizar delante del
magistrado las formalidades de este procedimiento, corrían el
riesgo de perder su proceso por el mas ligero error. Por eso,
antes del fin de la República y al principio del Imperio, vinieron las
disposiciones legislativas, si no a suprimir completamente Las
acciones de la ley, por lo menos a limitar su aplicación y hacer un
nuevo procedimiento llamado formulario u ordinario: el
procedimiento de derecho común. Fue esta la obra de la ley Ae
butia, que, sin duda, procede del siglo vi1 (1) y do
Las tres primeras solo servían para obtener el juicio de un
proceso, y las otras dos eran las vías de ejecución. La actio
sacramento y la manus injectio, son las mas antiguas, y
probablemente existieron solas al principio.
Legis actiones
El procedimiento per legis actiones representa, en el orden
cronológico, el primer sistema de enjuiciamiento civil aplicado en
Roma, pues corresponde al período histórico
del derecho quiritario, de cuyas características mas notables
participa y en particular de su solemnidad, pues todo litigio debe
amoldarse a uno de los cinco módulos de la ley-legis actiones- es
decir, a uno de los únicos cinco esquemas preestablecidos, que
se traducen siempre en un complicado ritual compuesto de
gestos simbólicos y palabras solemnes y sacramentales, que
deben ser escrupulosamente cumplidos y textualmente
pronunciadas, bajo pena de ser vencido
en la causa el que no lo hiciere, aun asistiéndole la razón.

Precisamente nos informa Gayo que una de las razones por que
se llamó a tales esquemas acciones de la ley fue porque se
amoldaban a los términos de las leyes, debiendo cumplirse con el
mismo inmutable rigor con que se observaban aquellas. Ello
explica, por otra parte, que quien se dispusiera a intentar
o contestar una legis actio, debiera concurrir previamente
al Colegio de los pontífices requiriendo
precisas instrucciones sobre los términos a emplear y el modo de
proceder en el juicio, ya que en esa época era la clase sacerdotal
la que monopolizaba el conocimiento del derecho, siendo una de
sus funciones.

Precisamente, al agere, que consistía en asesor a los ciudadanos


sobre las fórmulas de las legis actiones y el ritual
del procedimiento, que los litigantes debían aprender de
memoria.

Como ya lo adelantamos, el proceso civil se desarrollaba, en esa


época, como también en la del procedimiento formulario que le
sucedió en el tiempo, a través de dos etapas o estadíos; primero,
la llamada in jure, que se cumplía ante el magistrado, y luego la
in judicio, o mejor aun, Apud judicem, que se llevaba a cabo ante
un particular que actuaba como judex o arbiter, o aun ante los
recuperatores o los miembros de alguno de los colegios judiciales
permanentes a que anteriormente se hizo referencia.

La etapa in jure se prepara con la in jus vocatio o citación en


justicia, y concluye con la constitución del proceso o litis
contestatio.

La in jus vocatio es un acto enteramente privado, que debe


cumplir el mismo actor, sin intervención alguna de la autoridad
judicial ni de sus auxiliares.

Según las xii tablas es el demandante quien dondequiera que


encuentre a su adversario, incluso en la vía pública, se dirige a el
en términos consagrados -certa verba- invitandolo a concurrir
ante el magistrado. Si se rehusa, toma testigos y se apodera de
el; y si
traba de huir, tiene el derecho de emplear la fuerza-vis-
arrastrándolo abtorto collo, es decir, rodeandole el cuello.

Por razones de humanidad dispuso la ley decemviral que si


el demandado es un anciano o enfermo, el actor deberá
proporcionarle un caballo o una litera. Además, el puede
sustraerse a la in jus vocatio ofreciendo un Vindex o garante que
lo sustituya o abandonando la cosa litigiosa.

La presencia de las dos partes ante el magistrado es


indispensable para la constitución del proceso, de modo tal que
la rebeldía in jure constituye un obstáculo para que el asunto sea
remitido a conocimiento del judex.

Por otra parte, el litigio no puede quedar trabado sino cumpliendo


las partes exactamente y por si mismas, los ritos exigidos por la
ley para cada especie de acción, lo que equivale a decir que en el
proceso de las legis actiones no está admitida
la representación sino en casos excepcionales, pues como
lo enseña gayo "... Antiguamente, cuando las acciones de la ley,
no era licito litigar como intermediario de otras personas, excepto
en contados casos" (nemo alienó nomine lege agere potest
praeter quam ex cerlis causis).

Las legis actiones son fórmulas orales solemnes y gestos


simbólicos que deben pronunciarse y cumplirse con estricta
sujeción a los términos utilizados por la ley. Según gayo, las
acciones de la ley son cinco: sacramentum,
judicis postulatio, condictio, manus iniectio y picnoris capio.
Mediante las tres primeras el reclamante persigue
el reconocimiento del derecho invocado, y se hallan
comprendidas en el ámbito de lo que
actualmente se denomina proceso de conocimiento. Las dos
últimas son pretenciones ejecutivas, que pueden ejercerse
cuando el actor obtiene una sentencia a su favor o
una confesión del demandado ante el magistrado.

En el sistema de las legis actiones la instancia in jure se cierra


con la litis contestatio, que es el acto mediante el cual, a través
del trueque de las fórmulas orales quedan determinados,
en presencia de testigos (de ahí el nombre), los límites y
el estado de la cuestión religiosa que ha de someterse al judex.
En sus dos etapas el procedimiento es, durante
este período histórico, exclusivamente oral.

Ciertas circunstancias-entre las que suelen señalarse los


inconvenientes de todo orden que provocaba el
excesivo formalismo de las legis actiones, y el riesgo que
representaba el hecho de que los testigos presenciales de la litis
contestatio no estuviesen en condiciones de referir fielmente al
juez lo ocurrido ante el magistrado, determinan la promulgación
de la ley aebutia (130 A. C.), La cual, de acuerdo con el sistema
utilizado por el
pretor peregrino en los litigios suscitados entre extranjeros,
autoriza

el uso de una instrucción escrita (fórmula) librada por


el magistrado al judex a los efectos de la
ulterior tramitación y decisión de la causa, aunque dejando
al ciudadano la opción entre este sistema y el de las legis
actiones. Posteriormente, la lex Julia judiciorum privatorum
(probablemente de la época de Augusto) suprime definitivamente
el sistema de las antiguas acciones y consagra
la vigencia exclusiva del procedimiento formulario, que coincide
con la época de oro del derecho romano.

La fórmula constituye una instrucción escrita mediante la cual


el magistrado designa al juez y fija los elementos que deben ser
tenidos en cuenta por esté al dictar sentencia, esto es:
el derecho invocado por el actor, el objeto litigioso y las defensas
del demandado.

Contiene, pues, el programa procesal, y con su otorgamiento por


el magistrado al actor (actionem dare), su entrega por esté
al demandado (actionem cedere) y su aceptación por éste ultimo
(actionem accipere), se verifica el tránsito de una a otra etapa del
proceso.

Consta la fórmula de partes principales (ordinarias) y accesorias


(extraordinarias).

Las primeras son, según las instituciones de gayo: 1) la


demonstratio, que contiene la enunciación de los derechos que
motivan el litigio y a veces se encuentra implícita en la intentio; 2)
la intentio, que condensa la pretensión del demandante; 3) la
adjudicatio, que solo se encuentra en las llamadas acciones
divisorias y persigue la atribución a una de
las partes en propiedad lo que correspondía indivisamente a
varias; 4) la condemnatio, que
autoriza al juez a condenar o a absolver de acuerdo con
el resultado de la prueba.

Son partes accesorias de la fórmula la praescriptio, que se


antepone a ella y tiene por objeto limitar su contenido, y la
exceptio, que constituye una salvedad, incluida a favor
del demandado y condiciona la condena ("si es verdad esto
(intentio), y siempre que no sea verdad también esto otro
"exceptio), condena".

El proceso, que se inicia mediante una citación personal (in jus


vocatio), cuya desatención, por parte del demandado, faculta en
los primeros tiempos al actor para obtener
la comparecencia forzosa

(abtorto collo) y autoriza luego a colocarlo en posesión de los


bienes del demandado (missio in possessionem), puede concluir
sin entrarse en la etapa in judicio, sea porque el pretor, en razón
de faltar algún presupuesto procesal, rehuse autorizar
el litigio (denegatio actionis) o porque el demandado se allane a
la pretensión del actor mediante la confessio in jure, que
produce efectos equivalentes a los de la cosa juzgada.

En la etapa in judicio, al pronunciamiento de la sentencia precede


una exposición de las partes sobre los hechos controvertidos
(perorationes) y la práctica de la prueba, cuyo resultado valora el
juez de acuerdo con su libre convicción.

Al actor incumbe la carga de probar los hechos por el afirmados


en la intentio (actori incumbit probatio) y al excepcionante la de
los hechos en que funda sus excepciones (reus in exceptione
actor est). No caben recursos contra la sentencia, pero si
la acción de nulidad y la restitutio in integrum.

En el caso de que el vencido no cumpla voluntariamente


la sentencia, debe pedirse su ejecución al magistrado, mediante
el ejercicio de la actio judicati.

La escisión del procedimiento en dos etapas, propia de los


sistemas que acabamos de describir, desaparece con la
implantación, probablemente por obra de Diocleciano, de la
extraordinaria cognitio o sistema extraordinario, que se había
aplicado paralelamente con aquellos en la jurisdicción
administrativa y en virtud del cual el proceso su sustancia en su
totalidad y se resuelve por una magistrado único, que ya no es
juez privado sino un funcionario estatal.

Durante la vigencia de este sistema la demanda se presenta por


escrito (libellus conventionis), el demandado es oficialmente
citado a comparecer y debe contestar la demanda también por
escrito
(libellum contradictionis). La litis
contestatio subsiste nominalmente, pues pierde el
sentido contractual que tenía en los sistemas
precedentes.

El impulso de parte se sustituye por el impulso oficial,


la prueba se hace más formalista, y sufren un debilitamiento
fundamental los principios de oralidad y publicidad. La sentencia,
que se extiende por escrito, es impugnable mediante la appelatio
y por recursos extraordinarios (supplicatio y restitutio in integrum).

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