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INSTITUTO AGROTÉCNICO VÍCTOR NAVAJAS CENTENO

CÁTEDRA: CULTURA Y C.C.

Valor

Se considera "Valor" a aquellas cualidades o características de los objetos, de las


acciones o de las instituciones atribuidas y preferidas, seleccionadas o elegidas de
manera libre, consciente, que sirven al individuo para orientar sus comportamientos y
acciones en la satisfacción de determinadas necesidades.
Por su configuración mental o espiritual, el hombre no vive en un mundo sumergido
por cosas materiales, sino en un ambiente de valores, símbolos y señales. Ante esto,
es necesaria una exacta comprensión de los valores.

Los valores se fundan en dos puntos:


1- Un sujeto dotado de necesidad de motivación.
2- Un objeto, una persona, una actitud, algo, en fin, capaz de satisfacer o atender la
exigencia del sujeto.

En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo
cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una
perfección. Hablar de valores humanos significa aceptar al hombre como el supremo
valor entre todas las realidades humanas, y que no debe supeditarse a ningún otro
valor terreno, dinero, estado o ideología, por ello los valores están presentes en toda
sociedad humana.
La sociedad exige un comportamiento en todos los que participan de ella, pero cada
persona se convierte en un promotor de valores, por la manera en que vive y se
conduce. Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados
referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la
transformación social y la realización de la persona.
Los valores son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de
cada individuo y de cada grupo social.

¿Qué son los valores?


Valor es aquello que hace buenas a las cosas, aquello por lo que las apreciamos, por
lo que son dignas de nuestra atención y deseo. El valor es todo bien encerrado en las
cosas, descubierto con la inteligencia, deseado y querido por la voluntad.
El persona podrá apreciarlos, si es educado en ellos. Y educar en los valores es lo
mismo que educar moralmente, pues serán los valores los que enseñan al individuo a
comportarse como persona. Pero se necesita educar en una recta jerarquía de
valores. El valor, por tanto, es la convicción razonada y firme de que algo es bueno o
malo y de que nos conviene más o menos.
Los valores reflejan la personalidad de los individuos y son la expresión del tono
moral, cultural, afectivo y social marcado por la familia, la escuela, las instituciones y
la sociedad en que nos ha tocado vivir.

Valor Humano
Todo objeto tiene un valor, mayor o menor, en la medida en que sirve mejor para la
supervivencia y prosperidad del ser humano, ayudándole a conseguir la armonía y la
independencia que necesita y a las que aspira.
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El valor humano en nuestras vidas es fundamental, ya que nos permite alcanzar
determinadas cosas y por sobre todo adquirir otras actitudes tan relevantes para
actuar como sujetos más comprometidos. Por ejemplo: responsabilidad, respeto,
compromiso, amor, justicia, sencillez, optimismo, entre otros.

Valores
Responsabilidad
La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria,
especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo
correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día
que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el
arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y
en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que
utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.

Sin embargo, plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un


elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La
responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que
se ha comprometido. La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto
fundamental: la confianza.

Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad


en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido. La responsabilidad
es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es
generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene
que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de
hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo
laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido
origina consecuencias.

Responsabilidad, significa el estado, cualidad o hecho de ser responsable, y


responsable significa ser leal o éticamente capaz de rendir cuentas del cuidado o
bienestar de otro; lo que implica la capacidad personal de rendir cuentas o la habilidad
para actuar sin guía o autoridad superior. Ser la fuente o causa de algo. Capaz de
tomar decisiones morales o racionales por sí mismo y por lo tanto puede responder
por el comportamiento propio; capaz de que se confíe o se dependa de él; fidedigno.
Se basa en un buen juicio o un pensamiento sensato o se caracteriza por este.
Es el no reconocimiento y la negación del derecho de intervención entre uno mismo y
cualquier ser, idea, materia, energía, espacio, tiempo o forma, y la asunción de todo
el derecho de determinación sobre él.
Responsabilidad es la habilidad y disposición para asumir el carácter de fuente y causa
totales para todos los esfuerzos y contra-esfuerzos en todas las dinámicas
Es, en general, la capacidad existente en toda persona de conocer y aceptar las
consecuencias de un acto suyo, inteligente y libre, así como la relación de causalidad
que une al autor con el acto que realice. La responsabilidad se exige solo a partir de la
libertad y de la conciencia de una obligación.
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Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta las
consecuencias de sus actos, dispuesto a rendir cuenta de ellos. La responsabilidad es
la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones,
respondiendo de ellas ante alguien. Responsabilidad es la capacidad de dar respuesta
de los propios actos.

2. Condiciones para que exista responsabilidad


Para que pueda darse alguna responsabilidad son necesarios dos requisitos:
--Libertad: Para que exista responsabilidad, las acciones han de ser realizadas
libremente. En este sentido, ni los animales, ni los niños pequeños son responsables
de sus actos pues carecen de ese valor y del uso de razón, que es imprescindible para
la libertad, como la formación de conciencia.
--Ley: Debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos realizados.
La responsabilidad implica rendir cuenta de los propios actos ante alguien que ha
regulado un comportamiento.

3. ¿Responsabilidad ante quién?


El hombre responde de sus actos ante quien es capaz de dictarle normas, y esto sólo
pueden hacerlo Dios (responsabilidad moral), uno mismo (juicio de conciencia) y a
otras personas. A su vez, la responsabilidad ante los demás puede ser de varios tipos:
responsabilidad jurídica (ante las leyes civiles), familiar, laboral, etc.

Honestidad
Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre
con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le
corresponde, incluida ella misma).
Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos
fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa
respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no
existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y
en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La honestidad no
consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad
es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real
nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier
falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición
fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida
comunitaria. Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La
deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el
encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio,
tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la
luz, la luz de la verdad.

Puntualidad
El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado. El
valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras
obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la
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oficina, un trabajo pendiente por entregar. El valor de la puntualidad es necesario
para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este
valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar
mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.
Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento,
reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra
debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento
preciso y necesario.
Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos
realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar
mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de
nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un familiar o compañero que nos
recuerde la hora (algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es
necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible.

Para crecer y hacer más firme este valor en tu vida, puedes iniciar con estas
sugerencias:
- Examínate y descubre las causas de tu impuntualidad: pereza, desorden,
irresponsabilidad, olvido, etc.
- Establece un medio adecuado para solucionar la causa principal de tu problema
(recordando que se necesita voluntad y sacrificio): Reducir distracciones y descansos
a lo largo del día; levantarse más temprano para terminar tu arreglo personal con
oportunidad; colocar el despertador más lejos...
- Aunque sea algo tedioso, elabora por escrito tu horario y plan de actividades del día
siguiente. Si tienes muchas cosas que atender y te sirve poco, hazlo para los
siguientes siete días. En lo sucesivo será más fácil incluir otros eventos y podrás
calcular mejor tus posibilidades de cumplir con todo. Recuerda que, con voluntad y
sacrificio, lograrás tu propósito.
- Implementa un sistema de "alarmas" que te ayuden a tener noción del tiempo (no
necesariamente sonoras) y cámbialas con regularidad para que no te acostumbres:
usa el reloj en la otra mano; pide acompañar al compañero que entra y sale a tiempo;
utiliza notas adheribles...
- Establece de manera correcta tus prioridades y dales el lugar adecuado, muy
especialmente si tienes que hacer algo importante, aunque no te guste.
Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más
agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas dignas de confianza.
La cuestión no es decir "quiero ser puntual desde mañana", lo cual sería retrasar una
vez más algo, es hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para
lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas...

Decencia: La decencia es el valor que nos hace conscientes de la propia dignidad


humana, por él se guardan los sentidos, la imaginación y el propio cuerpo, de
exponerlos a la morbosidad y al uso indebido de la sexualidad.
Autodominio: Es el valor que nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter
y la tendencia a la comodidad mediante la voluntad. Nos estimula a afrontar con
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serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones
personales.
Pulcritud: El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más
ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero, sobre
todo, de buen ejemplo.
Objetividad: La Objetividad es el valor de ver el mundo como es, y no como
queremos que sea.
Puntualidad: El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar
adecuado.
Sacrificio: Siempre es posible hacer un esfuerzo extra para alcanzar una meta ¿Por
qué no hacerlo para servir mejor a los demás?
Consejo: Una palabra acertada y expresada en el momento justo, logrará un cambio
favorable en la vida de quienes nos rodean.
Patriotismo: El valor que nos hace vivir plenamente nuestro compromiso como
ciudadanos y fomentar el respeto que debemos a nuestra nación.
Aprender: El valor que nos ayuda a descubrir la importancia de adquirir
conocimientos a través del estudio y la reflexión de las experiencias cotidianas.
Docilidad: Es el valor que nos hace conscientes de la necesidad de recibir dirección y
ayuda en todos los aspectos de nuestra vida.
Sensibilidad: Es el valor que nos hace despertar hacia la realidad, descubriendo todo
aquello que afecta en mayor o menor grado al desarrollo personal, familiar y social.
Amor: Todos lo necesitamos, todos podemos darlo. Sin él nuestra vida pierde sentido.
Obediencia: La obediencia es una actitud responsable de colaboración y
participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y el trabajo
productivo.
Superación: La superación no llega con el tiempo, el simple deseo o con la
automotivación, requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo
continuo.
Autoestima: No basta tener seguridad en nuestras capacidades, el valor de la
autoestima está fundamentado en un profundo conocimiento de nosotros mismos.
Compromiso: Comprometerse va más allá de cumplir con una obligación, es poner
en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha
confiado.
Libertad: Un valor que todos reconocemos, pero que pocos sabemos defender, o del
cual podemos abusar.
Comprensión: Cuando alguien se siente comprendido entra en un estado de alivio,
de tranquilidad y de paz interior. ¿Qué hacer para vivir este valor en los pequeños
detalles de la vida cotidiana?
Confianza: Los hombres no podríamos vivir en armonía si faltara la este valor.
Bondad: La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a
verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean.
Los valores son producto de cambios y transformaciones a lo largo de la historia.
En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo
cual perdería la humanidad o parte de ella. El valor se refiere a una excelencia o a una
perfección. Hablar de valores humanos significa aceptar al hombre como el supremo
valor entre todas las realidades humanas, y que no debe supeditarse a ningún otro
valor terreno, dinero estado e ideología.
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Ética profesional

¿Qué es eso de ‘‘ética profesional’’? Todos, tarde o temprano, nos dedicamos a un


oficio, un trabajo, un quehacer profesional... Entonces, es importante que podamos
entender bien en qué sentido nuestro quehacer puede ser, efectivamente, ético o
puede dejar de serlo. Y por la naturaleza de este tipo de trabajo académico, sólo
plantearemos algunas cuestiones esenciales para promover, con ética profesional,
perplejidades e inquietudes que resulten fértiles para comprender lo que es la ética
profesional.
La ética profesional no depende directamente de ciertas normas o códigos “de ética”
de distintos gremios profesionales. Ella no trata sencillamente de ponernos en el
dilema de cumplir o no determinadas reglas morales. Eso sucede naturalmente. Vivir
es elegir. No hay salida. Estamos condenados a decidir, porque somos libres.

El comportamiento moral, y por tanto el de ética profesional, es por esencia libre,


consciente y responsable de las consecuencias, independientemente de las buenas
intenciones. Los códigos morales (sean de carácter social, religioso o profesional) sólo
orientan, de la mejor manera que pueden hacerlo, nuestras decisiones. Éstas son las
que después de haber sido tomadas sufrirán nuestra aprobación y la ajena, o nuestro
rechazo y el de los demás.
Como es bien sabido, muchos quehaceres tienen sus propios códigos, reglas o
normas, explícita o implícitamente expresados. Pareciera que fuera suficiente con
hacer lo que ellos mandan para estar con la conciencia tranquila. Pero no. No se trata
de eso. La conciencia moral nunca está tranquila frente a los conflictos morales que
nos ofrece siempre el repertorio de nuestras posibilidades vitales (de nuestras
posibles opciones o elecciones).
La ética, en el sentido profesional, tiene que ver íntimamente con nosotros. ¿Cómo es
esto? Ella está directamente vinculada con la calidad moral de nuestro trabajo. Está
implicada en el modo de llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega vocacional,
responsabilidad, honestidad intelectual y práctica (relativa a lo que sabemos y lo que
hacemos). La ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que
ustedes hacen, con lo que yo hago, con lo que cada ser humano hace.
Una falla profesional, es decir, una falta de ética profesional, es algo muy grave,
porque en realidad el ethos profesional no nos permite infidelidades o violaciones: el
que las comete no es un profesional en falta; simple y radicalmente ya no lo, es más.
Un científico que miente, no es un hombre mentiroso, sino alguien que ya no es un
científico; un médico que se pone al servicio de la muerte, deja de ser un médico,
aunque siga teniendo su título en una de las paredes de su consultorio.

La ética del trabajo nos obliga a hacer bien lo que tenemos que hacer, como nuestra
profesión.
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Con ética profesional, con ética del trabajo en todos los campos, no sólo en el teatro,
‘‘la función tiene que continuar’’. ¿Y qué quiere decir eso? Normalmente cuando
hablamos de que la función tiene que seguir adelante, hablamos de que
independientemente del estado de ánimo, de lo que nos sucede internamente, de
nuestra situación económica, de lo que está sucediendo en el mundo en ese momento
(que inclusive puede ser algo muy grave), la responsabilidad profesional nos obliga a
hacer nuestro trabajo como siempre, de una manera tan bien hecha como la tenemos
que hacer en cualquier ocasión, pase lo que pase.
Entonces, en pocas palabras, y definiéndola rigurosamente, la expresión ‘‘ética del
trabajo’’ significa, dentro de cualquier forma de praxis, un compromiso ineludible con
nosotros mismos de hacer bien las cosas, un compromiso que no se puede dejar de
cumplir, porque tiene que ver con un compromiso con nuestro propio ser, que nos
hace más o nos hace menos, nos hace mejores o nos empeora, nos enriquece o nos
empobrece en nuestra propia naturaleza.
La ética del trabajo es un compromiso ineludible, un principio que no se puede violar,
una lealtad que no se puede abandonar, que no se puede defraudar. ¿Y por qué no? Si
algún día estoy de muy mal humor, o sufro el dolor del abandono de mi pareja, o el
del duelo de la ausencia de un ser querido, o me siento físicamente mal, podría decir:
ahora no trabajo, o si lo hago, lo haré como pueda, como sea. Pero la ética del
trabajo, con su poder ontológico sobre nuestro propio ser, nos lo impide. No se puede,
por razones éticas, hacer mal lo que se hace. ( Juan Manuel Silva Camarena- Investigador
de la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración, UNAM)

Deontología profesional: El término deontología profesional hace referencia al


conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional.
Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el
desempeño de su actividad. Por este motivo, suele ser el propio colectivo profesional
quién determina dichas normas y, a su vez, se encarga de recogerlas por escrito en
los códigos deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han
desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de una
deontología profesional periodística, de una deontología profesional médica
deontología profesional de los abogados, etc.
Es importante no confundir deontología profesional con ética profesional. Cabe
distinguir que la ética profesional es la disciplina que estudia los contenidos
normativos de un colectivo profesional, es decir, su objeto de estudio es la
deontología profesional, mientras que, tal como se apuntaba al comienzo del artículo,
la deontología profesional es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo
profesional.
Todo profesional está y debe estar sometido a controles sociales más o menos
rigurosos que permitan exigirle responsabilidades de muy diversa índole en relación
con sus actos, de ahí la necesidad de establecer unos principios éticos.
Independientemente de la propia conciencia, que debiera ser quién más rigiera el
cumplimiento de los códigos morales, existe la figura de los colegios profesionales
para mantener, promover y defender la deontología. Éstos vigilan el cumplimiento de
determinados niveles de exigencia, de competencia y de calidad en el desempeño del
trabajo de sus colegiados.
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Esa deontología busca un equilibrio entre un determinado estilo de vida moral (lo que
antes denominábamos êthos o carácter moral) y un alto nivel de profesionalidad
técnico-científica.

La conciencia profesional
La conciencia humana es individual, pero tiene varias dimensiones: la conciencia
reflexiva (porque es consciente de sí misma) y la conciencia ética, que añade a la
conciencia individual la condición de ser, además, una conciencia responsable. Es
decir, que con la primera cada persona se relaciona con las demás, pero la conciencia
ética nos responsabiliza en la forma de trato hacia esas otras personas. Además de
estas dos hay una clase de conciencia más, constituida como un concepto muy
importante relacionado con la deontología profesional: la conciencia profesional.
La conciencia profesional es una dimensión esencial de la conciencia ética, a la que
añade la responsabilidad que cada persona tiene. Se manifiesta en un
comportamiento socialmente responsable acerca de los deberes específicos de una
profesión después de haber interiorizado, asumido y personalizado un código de
valores referentes a dicha profesión, para después analizar, aplicar y resolver
problemas específicos de la profesión con la mejor competencia y rectitud posibles y
socialmente exigibles.

Se puede hablar de cuatro niveles de la conciencia profesional:


1) La conciencia profesional es intransferible e individual, nadie es responsable por
ninguna otra persona.
2) Nivel de los deberes específicos, aprendidos, asumidos y personalizados por
socialización ética. Cada persona tiene que haberse socializado en el código
deontológico de su profesión.
3) Nivel de madurez y equilibrio psíquico. Para que la conciencia profesional pueda
funcionar hay que gozar de un grado de madurez mínimo.
4) Aptitud profesional para el ejercicio digno de una profesión

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