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Bullying

Publicado el 03/05/2019 en Noticias UCC

El 2 de mayo se conmemora el Día Internacional contra el Acoso


Escolar. Se trata de una campaña de concienciación sobre un problema
que afecta a escolares en todos los países. Según UNICEF, uno de cada
tres niños en el mundo sufrió acoso escolar; y América Latina es la
región que presenta un mayor promedio de casos.
En el marco de un convenio entre la Católica y la Fundación Centro
Crianza, nuestra Facultad de Educación brinda asesoramiento y
capacitación docente. La psicoanalista Gabriela Koretzky, profesora de
esa Fundación y especialista en niños y adolescentes en el área clínica y
educacional nos contó sobre la situación actual de esta problemática, sus
causas, consecuencias y del rol fundamental que cumplen los docentes y
la familia en estas situaciones.
La violencia escolar ha existido siempre, ¿qué es lo que caracteriza a
lo que hoy llamamos bullying?
Definir es lo principal porque en realidad hay mucha confusión sobre
este tema. Siempre ha existido alguna situación de violencia en las
escuelas pero hoy tiene otras dimensiones. Lo que cambia son los modos
de intensidad y de frecuencia de esas conductas. Bullying no es sinónimo
de violencia, no es cualquier pelea entre compañeros. Es específica. Es
una conducta de hostigamiento, es decir, que busca intimidar, provocar,
someter a otro. Es una conducta repetida e intencionada. Esas son las
características. Hoy vemos que los chicos son víctimas o agresores a
edades más tempranas, lo que genera un panorama alarmante. Entre el
año 2017 y 2018 los casos en nuestro país ascendieron un 33 por ciento,
según el último reporte de la Fundación Bullying sin Fronteras, una
organización no gubernamental internacional.
De casos denunciados, pero hay otros que no se conocen.
Sí. Son casos denunciados ante esta Fundación, la Justicia y el
Ministerio de Educación. Existen muchos otros que no se conocen.
¿Cuáles son las distintas formas de acoso escolar?
Son varias. Exclusión social, a través de la indiferencia y el rechazo;
físico, con golpes y empujones; gesticular, por señas obscenas y miradas
amenazantes; sexual, con comentarios, cuando se obliga a ver contenidos
con escenas de sexo y tocamiento de partes íntimas. Otro tipo es
el cyberbullying, que en realidad refuerza los otros y si existe es porque
ya comenzó antes en el ámbito escolar. Se escuda en el anonimato. Hoy
las redes son otro espacio de socialización, de encuentro, de búsqueda de
identidad a través de los comentarios y los "me gusta". El objetivo de
cualquiera de ellos siempre es humillar, intimidar, molestar, dominar,
avergonzar; es lo que da consistencia a que el hostigador siga acosando a
su víctima.
¿Cuáles son las causas de estas conductas?
Existen tres tipos de causas: familiares, escolares y sociales. Cada una
tiene sus particularidades pero en todas se ve un denominador común: un
debilitamiento de la autoridad del adulto, tanto en la escuela como en la
familia. En esta excesiva permisividad, las normas no son claras, todo se
transgrede y hace que el niño o el adolescente no cuente con el adulto
como referente, que es la figura en la que se apoya y con quien se
identifica. Provoca falta de confianza, inseguridad. Esta ausencia de
límites permite un ambiente para que se desarrollen este tipo de
conductas. Un ejemplo: cuando un alumno pasa al frente y el grupo se
ríe o se burla de esa persona y el docente no interviene, se genera una
situación que puede ser la antesala de acoso. El problema es minimizar
las conductas.
El hostigador suele actuar en ausencia de autoridades de la escuela y en
presencia de un grupo de espectadores, que serían los demás compañeros
que les sirve para reforzar su poder. Son quienes legitiman la conducta
de bullying.
¿Este tipo de acoso se presenta más en los adolescentes?
El bullying tiene más prevalencia en la escuela secundaria. En el 2016
hubo una escalada de suicidios en adolescentes. De hecho las causas son
diferentes de la primaria, cuando son más chicos generalmente tienen
que ver con defectos o cuestiones físicas, bajo rendimiento escolar,
mientras que en la secundaria (más cyberbullying) dice que en las chicas
por ejemplo tiene que ver con la belleza física y en los varones con el
bajo rendimiento deportivo. También el rendimiento académico, siempre
está el grupo de los nerds por ejemplo.
¿Esto pasa también en el ámbito universitario?
Si, con menos frecuencia pero ocurre. En la niñez, el niño depende del
adulto, está en proceso de formación; en la adolescencia, el joven está en
la búsqueda de su identidad, y a partir de los 18 ya tiene más recursos o
puede pedir ayuda.
¿Cuáles son las consecuencias?
Hay informes, de adultos que tienen problemas con la ley, que dicen que
a veces esas conductas son la antesala de conductas delictivas, de riesgo.
¿Qué caracteriza a los niños que hostigan? Que no respetan las normas y
tienen problemas de empatía, se trata de dificultades para relacionarse, y
en la niñez y la adolescencia es un grave problema que hay que tratar.
Tanto en la víctima como en el que agrede. Por eso, desde la escuela y la
familia no hay que estigmatizar al agresor. Pero se debe sumar al grupo
de espectadores, que al adoptar una actitud pasiva de sumisión, esas
personas también padecen las consecuencias.
Un informe del 2015 de las Naciones Unidas para la educación de
ciencia y cultura dice que seis de cada 10 niños en Argentina son
víctimas de bullying o una situación similar, con 120 casos de suicidio.
A nivel mundial es alarmante. En México son siete de cada 10, en
España también es alto el porcentaje pero también son lugares en donde
se trabaja mucho para combatirlo.
¿Cómo se puede prevenir o qué se debe hacer al respecto?
En primer lugar es fundamental una alianza escuela–familia. Hubo un
caso de suicido de un alumno en La Rioja. Sus padres ya habían
advertido en la escuela la situación y después de su muerte, desde la
institución siguieron sosteniendo que no habían visto nada raro. El
problema es cuando se niega la problemática. La información es muy
importante, tanto para la comunidad educativa, la familia y los mismos
chicos porque es la única forma de detectar, prevenir y resolver, que son
los tres pilares para trabajar esta problemática.
Por eso es importante estar atentos a los síntomas, primero porque suelen
ser los mismos tanto en el hostigador como en la víctima y porque es a
partir de ellas que se puede detectar, ver los signos de alerta. Lo primero
que hay que darse cuenta es que haya un cambio significativo el o la
alumna tanto para el docente como la familia (tristeza, aislamiento,
trastorno en el sueño, situaciones psicosomático, etc.) la víctima
generalmente tiene miedo, autoestima baja, y eso hace que no se acerque
al adulto para hablar, por eso es fundamental el diálogo.
Todo depende de la personalidad de las personas y sus contextos social,
escolar y familiar. Lo importante es saber que negar una problemática es
el principal obstáculo para afrontarla.
https://www.ucc.edu.ar/noticiasucc/bullying/#:~:text=%C2%BFCu%C3%A1les%20son%20las
%20causas%20de,escuela%20como%20en%20la%20familia.

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