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El cultivo de tamarindo tiene sus orígenes en las sabanas secas del África tropical y está distribuido
por todo el continente africano. Sin embargo, algunas fuentes señalan que proviene de países
como la India, Etiopía (pueblos indígenas de las sabanas) Sudán, Kenia y Tanzania.
Los primeros en tener conocimiento de las propiedades del fruto y las semillas de ésta planta,
fueron los árabes, que introdujeron la especie en Asia y en España. Luego, en el siglo XVI, los
españoles distribuyeron el cultivo en América con los cargamentos de esclavos provenientes del
oeste de África; así el cultivo proliferó y se esparció en todos los trópicos.
Entonces, fue a partir de la edad media que el fruto se dio a conocer en Europa; ya que gracias a
las propiedades alimenticias de sus hojas y su pulpa agridulce, se convirtió en unos de los frutos
más utilizados y con poder digestivo de la época.
El fruto de tamarindo
Con respecto al mesocarpio es espeso y carnoso, combinado con fibra. Mientras que, el
endocarpio divide el interior del fruto en cavidades que contienen una semilla por tabique, son de
forma romboidal, cuadrada o rectangular, achatada de color rojizo brillante; sin albumen, con
cotiledones gruesos, carnosos, radícula pequeña y recta.
Superalimento
Una de las razones por las que el algarrobo se consolida como un vegetal de suprema importancia
para un adecuado aprovechamiento sostenible tiene que ver con su fruto, la algarroba, que es
considerado un auténtico superalimento. Ideal para fortalecer nuestro sistema inmune y mejorar la
respuesta de nuestro organismo frente a infecciones como el covid-19, ademas es rico en
vitaminas del complejo B (B1, B2, B3, B6, y B9), C y E, además de minerales como magnesio, hierro,
calcio, zinc, yodo, selenio y potasio, así como ácidos grasos, fibra, glucosa, fructosa y sacarosa que
aportan mucha energía.
Siempre que pasaban cerca de una apacheta, se inclinaban a orar, encomendándose a Pachamama
por medio de Chiqui. Pero la diosa siempre requería algo. Por lo general colocaban un alimento de
gran estima, como la coca, con el fin de que la diosa los oyera. Incluso con la llegada de los
españoles el puedo quechua seguía realizando estos rituales, siendo ideales a sus creencias en
todo momento.