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Zinn, K. 2013. Education, Pharaonic Egypt. The Encyclopedia of Ancient History.

https://oi.org/10.1002/9781444338386.wbeah15122 Traducido por María Laura Iamarino para uso


de la cátedra Historia de la Educación (Tecnicatura en Psicopedagogía, UNLAM)

Educación, Egipto faraónico

Katherine Zinn

A diferencia de las sociedades modernas, en el Antiguo Egipto el mundo del niño no estaba separado
del de los adultos. Una vez que sobrevivían a la mortalidad infantil, y mucho antes del comienzo de
la madurez, los niños adoptaban cada vez más el comportamiento de los adultos. Tal vez desde los
cinco años en adelante (Strouhal y Forman 1992: 28) la adquisición de habilidades prácticas tomaba
el lugar del juego y el deporte, y el conocimiento se obtenía imitando a los padres u otros parientes
adultos.

La educación comprendía la educación general y la formación para una profesión en particular y la


educación en escritura y lectura podía superar las barreras sociales, siendo un requisito previo para
que los antiguos egipcios ingresaran en una profesión de alto rango. Es interesante notar que no
había restricciones de clase sobre quién podía ser educado como escriba (Szpakowska 2008: 104) ya
que las personas educadas podían ascender socialmente. Así lo muestra el caso de Amenhotep, Hijo
de Hapu, quien sirvió bajo el faraón Amenhotep III, nació en una familia de bajo rango en el Delta y
se convirtió en el favorito del rey (Janssen 2007: 57).

En las casas, los niños aprendían principalmente de sus padres y las niñas de sus madres. Se cree que
enseñaban a los niños los conceptos básicos de Maat1, incluyendo el comportamiento correcto
dentro de su entorno, creencias religiosas, ritos y prácticas, así como principios éticos.
Aproximadamente después de los cinco años, niños y niñas se separaban en sus experiencias de
aprendizaje: las niñas a menudo se quedaban con sus madres. En las escenas de las tumbas a
menudo se les muestra jugando por separado, como en la tumba de Mereruka en Saqqara de la
Dinastía VI2 (cámara A13, pared este). En las escenas de la vida cotidiana las niñas suelen aparecer
con sus madres, mientras que los hijos se representan de pie junto a sus padres.

Los niños de la élite se convertían en “escolares” y recibían una educación formal (Janssen 2007: 60)
pero la mayoría de la gente seguía siendo analfabeta. Los campesinos probablemente nunca
tuvieron una educación formal, aunque es posible que recibieran instrucción básica y capacitación
vocacional, es decir todo lo que necesitaban saber para ser agricultores, permaneciendo dentro de
su familia (Feucht 1995: 307–36). Este conocimiento fue transmitido de generación en generación de
forma tal que los niños de familias pobres comenzaban a ayudar con los trabajos de los hombres en
la ocupación que tenía su padre, algo visto a menudo como un aprendizaje. Si bien estas situaciones
se daban en el contexto de la relación padre-hijo, también podían ser asumidas por niños sin
parentesco consanguíneo.

1
Nota de la traductora: Maat refiere al concepto abstracto de justicia universal, de equilibrio y armonía
cósmicos que imperan en el mundo desde su origen y es necesario conservar.
2
Nota de la traductora: las dinastías egipcias son series de gobernantes con un origen común. El Reino Antiguo
va de la III a VI dinastía y abarca un lapso aproximado de 500 años.
La educación de los niños varones de clases altas y de familias de escribas comenzaban temprano su
carrera escolar, entre los cinco y los diez años y duraba hasta los doce y los dieciséis, que también
habría sido el momento de la circuncisión como transición a la edad adulta (Janssen 2007: 60–79;
Strouhal y Forman 1992: 35). En ese momento eran considerados adultos y podían empezar a
trabajar por sí mismos. Esta sería la edad más temprana para que los hombres se casen, aunque
normalmente tenían entre dieciséis y veinte años cuando tomaban a su primera esposa (Strouhal y
Forman 1992: 51–2; Brewer y Teeter 2007: 110). Así, los años de educación consumian una gran
parte del promedio de vida de los egipcios antiguos.

La vida de las niñas era diferente ya que estaba más centrada en el hogar y la familia. A una edad
temprana, las niñas comenzaban a aprender de sus madres cómo cuidar la casa y los campos, coser
y preparar la comida (Janssen 2007: 42; Feucht 1995: 315, 336–9), lo que tomaba más tiempo que
las horas educativas de los chicos. Se esperaba que las niñas se casaran después de que comenzaran
a menstruar, alrededor de los doce o trece años, como se indica en los contratos matrimoniales
ptolemaicos, aunque hay evidencia de que las niñas se casaban antes (Feucht 1995: 32–3; Strouhal y
Forman 1992: 51–2; Brewer y Teeter 2007: 110). Como ejemplo tenemos el caso del famoso escriba
Qenherkhepeshef de Deir el-Medina se casó con Nanakht, una niña de doce años, cuando él tenía
cincuenta y cuatro (Strohal y Forman 1992: 51). También el de Taimhotep, quien mencionó en su
estela funeraria privada (Museo Británico EA147) del período ptolemaico tardío, que se casó con el
sumo sacerdote de Ptah en Menfis cuando aún tenía trece años y dio a luz a cuatro hijos en los
siguientes trece años, antes de morir a los treinta (Lichtheim 1980: 59-65). La mayoría de las mujeres
recién casadas tenían un hijo dentro del primer año de matrimonio, como se menciona en la historia
demótica de Setne Khamwas y Naneferkaptah (Setne I, Lichtheim 1980: 128).

Los textos escolares se refieren a que los estudiantes son niños, como se indica en la Enseñanza de
Khety y el Papiro (P.) Anastasi III 3/13, así como en la Instrucción de Any, donde se dice que “él
entiende poco cuando recita las palabras en los libros” (Lichtheim 1976: 144). Sin embargo, los
textos nunca se refieren particularmente a las niñas, sugiriendo otros entornos para enseñarles. La
rara excepción es el Papiro de Leiden I370, una carta tardía del periodo Ramesida, donde se
menciona a una hija de Khonsu-mes. También se dice que ella producirá activamente una carta a un
escriba superior (Toivari-Viitala 2001: 189). Sabemos que las niñas de familias de mayor rango o élite
normalmente recibían capacitación en canto, baile e instrumentos musicales (Strouhal y Forman
1992: 35).

El P. Anastasi III (3, 7–8) menciona una escuela para cantantes (probablemente mujeres) en Menfis y
de la Dinastía VI conocemos a Rawer, un “maestro (seba) de los/las cantores reales” (Giza, Campo
Central, Porter y Moss 1974: 265; Manniche 1991: 122). Podemos encontrar relieves en tumbas de
músicos y bailarines, mostrándolos con sus alumnas (Brunner 1957: 47-9). El más conocido está en
la tumba del Reino Medio del “instructor (sekhedj) de cantantes” Khesuwer en Kom el-Hisn,
mostrándolo dando lecciones de sistro y palmas (Manniche 1991: 123). Estas chicas podrían tener
carreras como músicas, pero también participar en otros empleos musicales como "supervisora (imi-
ra) de cantantes femeninas”, como sabemos por una mujer llamada Hemetre. Ella parece haber sido
una mujer de alto rango al final de la Dinastía V o VI, ya que pudo usurpar la tumba de Saqqara No. 6
(C 15) de un hombre llamado Ty que fue sacerdote wab de Ra en el templo del sol de Sahure, el
segundo gobernante de la Dinastía V (Porter y Moss 1978: 450).

Además, las escenas que muestran a niñas o jóvenes artistas profesionales bailando o haciendo
acrobacias, como las que se ven en la Capilla Roja de Hatshepsut en Karnak, están conectadas con la
religión, el culto y el ritual y, por lo tanto, sugieren que estas habilidades elaboradas se aprendieron
gradualmente. Se las conoce como bailarinas (khebyt). Títulos profesionales como mujeres músicas
de un dios/diosa (shemayt o khenwt principalmente de Amón o Hathor) también implican algún
método de educación, para que puedan seguir el ritual requerido. Las mujeres que poseían estos
títulos poseían sus estatuas individuales, como la de Meryt, la esposa de Maya, tesorera de
Tutankamón (Dinastía XVIII), hallada en Saqqara (tumba LS 27). Se la muestra agarrando un menat
(OMR Leiden AST.2). Desde el Reino Antiguo, las bailarinas pertenecían a grupos de músicos
masculinos y femeninos que entregaban dotes funerarias, que actuaban para el difunto frente a la
capilla de su tumba. Esto queda claro en una inscripción (jba jn khener en per-djet, baile del grupo de
músicos de la casa de la eternidad; es decir, la tumba o la dotación para la tumba) en la tumba de
Neb-Kaw-Khor en Saqqara de la Dinastía VI. Las representaciones teatrales durante los ritos
funerarios parecen implicar la pertenencia a una profesión.

Es posible que también se haya enseñado a nadar a las niñas. De nuevo, los textos y relieves sólo
hablan de alumnos varones, como también sabemos por Min (TT109), el alcalde de Tjeny (Thinis),
que fue Capataz de los profetas de Onuris y tutor de Amenhotep II, a quien enseñó tiro con arco.
Otro documento, la Autobiografía de Kheti, príncipe de Siut, habla de recibir lecciones de natación
(nebj) junto con los niños reales (Decker 1975: 22-3). Sin embargo, al observar objetos decorados
con representaciones de jóvenes nadadoras podemos suponer que a las niñas también se les enseñó
a nadar, incluso si tomamos en consideración que en algunos casos, como las cucharas, estos poseen
el aspecto primario de la fecundidad (Decker 1992: 91–5).

El hecho de que a las niñas se les enseñara a leer y escribir lo demuestra la alfabetización femenina;
posiblemente fueron enseñadas por miembros de la familia como padres o hermanos mayores.
Aunque sabemos de mujeres alfabetizadas, como las escribas en el séquito de una reina de la
Dinastía XIII3 o una funcionaria empleada por la esposa del dios de la Dinastía XXVI (Brunner 1957:
46), no tenemos evidencia de la escolarización de las jóvenes. En las familias de menor rango,
parecen haber recibido clases de miembros de la familia, quizás mujeres, en familias de élite
también de tutores especiales. Un ejemplo destacado de un tutor real fue Senenmut para la princesa
Nefrure, la hija de Hatshepsut, quien probablemente fue nombrada por el padre de Nefrure,
Thutmosis II. El título Real Tutor (Mena neswt) sólo aparece en la Dinastía XVIII. Poco se sabe de esta
profesión, solo tenemos imágenes de los tutores donde se los muestra enseñando tiro con arco, a
veces a niñas. Parecen haber actuado como guardianes antes de enseñar a sus propios niños, ya sea
en habilidades físicas o intelectuales o supervisando su educación (Roehrig 2005: 112).

El acceso relativamente fácil a la trayectoria profesional de un escriba y la perspectiva de un puesto


de alto estatus al final de dicha carrera hicieron que esta profesión fuera muy atractiva para los
niños y sus padres. En la Enseñanza de Khety –un texto de instrucción compilado en la Dinastía XII,
también llamado Sátira sobre los oficios- ser escriba se considera superior a todas las demás
profesiones (Foster 1999). Si bien se menciona al comienzo de esta instrucción que el autor envió a
su hijo a una “escuela de escritura” central como lugar para la educación formal, sabemos poco
sobre el proceso y la práctica de tal educación y de cómo era convertirse en escriba.

Desafortunadamente, no tenemos información completamente confiable sobre los sitios donde


podrían haber estado ubicadas las escuelas, o cómo se organizaron antes del Reino Medio. Durante
el Reino Antiguo, los estudiantes eran formados por sus padres o funcionarios en las casas de estos
últimos en una “relación padre-hijo” (Janssen 2007: 59), aunque había alguna enseñanza organizada

3
Nota de la traductora: Reino Nuevo
en la residencia familiar, como sugiere el título del Reino Antiguo "Principal maestro de los niños
reales". También tenemos referencias a escuelas palaciegas del Primer Período Intermedio y del
Nuevo Reino (Williams 1972: 215–6). La palabra para escuela (lit.: casa de instrucciones –at-seba o
seba) está atestiguada desde la Dinastía X.

A principios del Reino Medio4, se reorganizó la administración y se formaron nuevas burocracias, lo


que trajo consigo la necesidad de formar más escribas con capacidad de leer y escribir para registrar
transacciones, eventos reales y nuevas políticas. El Reino Medio, con su burocracia nueva y
extendida, necesitaba administradores más capaces y esta podría ser una razón para la creación de
una educación formal fuera de la familia.

Las escuelas parecían estar conectadas con unidades administrativas, palacios o templos. Debido a
las diferencias ortográficas en los hechizos del Texto del ataúd de Asyut, el tipo de decoración y el
estilo específico de las estatuillas de calcita, podemos suponer la existencia de una escuela de
escritura durante el Reino Medio, así como una escuela de arte durante el Primer Período
Intermedio y el Reino Medio en Asyut, que produjo textos y obras de arte de alta calidad. Además,
más de ciento cuarenta grafitis en la tumba N13.1 dan evidencia de la enseñanza escolar durante el
Reino Nuevo, principalmente en la Dinastía XVIII. Maestros y alumnos parecen haber hecho
excursiones a esta tumba, citando textos literarios y dibujos en las paredes y los ostraca5
encontrados en la tumba 3 también están relacionados con ejercicios de escritura o artísticos (Kahl
2007: 15, 152–4). Durante el Imperio Nuevo, también tenemos evidencia especial del Ramesseum
(templo mortuorio de Ramsés II en Tebas oeste) y el Templo de Mut, en las afueras de Karnak,
donde hay muchos ostraca con inscripciones, así como pequeñas oficinas y salas de
almacenamiento, pero sin encontrar aulas claramente identificables (Janssen 2007: 65).

Sin embargo, sabemos que la educación en las escuelas estaba enfocada a la formación de los
escribas, ya que ésta era fundamental para la administración, la organización económica y el
sacerdocio. Que sepamos, no hay escuela en Lahun, y la escuela de Deir El-Medina parece haber
estado ubicada fuera del pueblo. Los estudiantes iban aquí en sus días libres (McDowell 1996: 602;
contrario a Brunner 1957: 19, quien sugiere que la escuela estaba ubicada en la ciudad). Aunque no
sabemos exactamente dónde estaba situada, sabemos de su existencia por ostracas de una
"Llamada a las lecciones", donde el escriba instructor informa a su alumno sobre la próxima tarea y
el estudiante promete hacerla. Hechos tales como la edad escolar, el número de clases y el plan de
estudios solo se conocen desde el Nuevo Reino en adelante (Janssen 2007: 60).

Un papiro de Lahun (Petrie Museum London, UC32196) contiene letras modelo, algunas con
correcciones en rojo, que sugieren la presencia de estudiantes y maestros en el trabajo. Se pueden
encontrar ejemplos similares en varios ostraca y más evidencias en Lahun: tablillas de escritura,
listas de quehaceres, o una pizarra para enseñar a contar (Szpakowska 2008: 106). En Deir El-
Medina, el pueblo de trabajadores de las tumbas tebanas han sobrevivido muchos ejercicios de
estudiantes en ostraca o tableros de escritura, cubiertos con yeso, algunos incluso con las
correcciones en rojo realizadas por el propio escriba o escribas/maestros más experimentados
(McDowell 2000). Un grupo de textos, los llamados “misceláneas”, describe claramente una relación

4
Nota de la traductora: luego del Primer Periodo Intermedio, periodo asociado a la descentralización política
5
Nota de la traductora: los ostracas son trozos de cerámica (o fragmentos calcáreos) que se utilizaban como
borradores para aprender a escribir o pintar.
maestro-alumno y algunos, principalmente en ostraca, parecen haber sido realizados por una mano
inexperta, obra de principiantes.

Las misceláneas egipcias tardías parecen haber sido escritos en una etapa posterior de la educación,
develando un proceso de aprendizaje (khery-a). Son textos más largos, en su mayoría bien escritos
en papiro y, a veces, dedicados por un estudiante/asistente a su maestro. También se encuentra
evidencia de educación superior que indica un texto copiado para un escriba más antiguo (McDowell
1996). La educación de los escribas comenzaba con la caligrafía (jeroglíficos cursivos y hieráticos),
más que con los textos jeroglíficos monumentales (Williams 1972: 219) ya que estos últimos eran el
dominio del dibujante (sesh-kedu) y albañil. Sin embargo, los estudiantes aprendieron a escribir
copiando estos textos una y otra vez de una copia maestra o dictados, comenzando con palabras
completas y analizando luego los signos individuales inherentes (Janssen 2007: 66). Esto se basaba
en el método de memorización: los alumnos sabían de memoria un conjunto de textos, dependiendo
de la profesión específica que debían asumir después de su educación. Una prueba de esto pueden
ser los errores que aparecen en algunos de los textos, que sólo pueden explicarse como lapsos
mnemotécnicos (Brunner 1957: 72).

Al parecer, conocer los textos correctos mostró a los estudiantes la forma correcta de escribir cartas,
con todas las fórmulas importantes, así como la gramática y la ortografía correctas. Sin embargo, si
nos fijamos en la mala calidad de algunos textos escolares, tenemos que admitir que la gramática no
parecía tener la máxima prioridad. Los ejercicios fueron escritos en ostraca muy barato y de fácil
disponibilidad, como lascas de piedra o fragmentos de cerámica. Pero, los estudiantes más
experimentados usaban tableros para escribir que consistían en pequeños tablones de madera
cubiertos de yeso, a veces con un agujero en una esquina para unirlos con el equipo de escritura
(Brunner 1957: 73–4). En cuanto a los estudiantes avanzados, estos solo usaban papiro caro para
documentos finales.

Siempre se valoró la retórica, y se dieron buenos ejemplos en los manuscritos escogidos como
instrucciones, enseñanzas, textos religiosos o el canon clásico de la literatura egipcia, que además
suministró las cualidades morales y éticas adecuadas. Las materias que se enseñaban también
incluían matemáticas, necesarias para la contabilidad y geografía, cuyo conocimiento podría haber
sido también útil para tratar asuntos exteriores (Szpakowska 2008: 107). No tenemos evidencia de la
enseñanza de idiomas extranjeros, pero al menos los escribas de Amarna deben haber podido leer y
escribir en escritura cuneiforme y, presumiblemente, deben haber aprendido esta habilidad en un
entorno formal.

En cuanto a los métodos disciplinarios, los estudiantes eran "animados" por el castigo (Brunner
1957: 56-9), como está escrito en el papiro Anastasi III 3/13: "las orejas de un niño están sobre su
espalda”, o como en la Sátira sobre los oficios, que hace propaganda de la profesión de escriba: “He
visto muchas palizas –/ ¡Pon tu corazón en los libros!” (Estrofa 2; Foster 1999: 121).

Un texto escolar muy popular en Deir El-Medina fue el Kemyt ("la compilación"), que incluso se cita
en el mencionado Sátira sobre los oficios es una composición de egipcio medio, copiando una
hierática utilizada a principios del Reino Medio, fueron diseñados para introducir a un aprendiz a
modismos, formas de escritura, fórmulas de letras y ortografía de palabras (Wente 1990: 15–17,
Williams 1972: 217).
REFERENCIAS Y LECTURAS SUGERIDAS
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