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LA EDUCACIÓN

EN LA PREHISTORIA
E HISTORIA: LA
COMUNIDAD PRIMITIVA
Historia de la Educación

Bloque 3

HEA0720
HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

El presente material recopila una serie de definiciones, explicaciones y ejemplos prácticos de autores especializados
que te ayudarán a comprender los temas principales de este bloque.

Las marcas usadas en la antología son única y exclusivamente de carácter educativo y de investigación, sin fines
lucrativos ni comerciales.

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HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

La educación en la prehistoria y en la Edad Antigua

4. La educación en la prehistoria e historia: la comunidad


primitiva

Los pueblos antiguos, es decir, las sociedades tribales no tenían una concepción de educación como tal,
sino que los conocimientos y saberes esenciales para la sobrevivencia de la tribu, formas de cazar, fabri-
cación de herramientas, búsqueda y selección de los alimentos, así como los ritos funerarios y tribales,
entre otros, se transmitían mediante la tradición oral de generación en generación entre padres e hijos
y demás miembros de la tribu, puesto que aún no existía un sistema escrito que conservara los conoci-
mientos. Ésa es la distinción tradicional entre historia y prehistoria.

Las culturas tribales prehistóricas no tenían un sistema de escritura, es decir, eran ágrafas. En este
sentido, el desarrollo de sociedades con escritura determinó el inicio de la historia (Ruiz, 2010, p. 37).

4.1. Características de la educación en la comunidad primitiva

Diversos expertos e historiadores han establecido que esta era inició con las primeras especies de huma-
nos hace varios millones de años; Fullola y Nadal (2016) exponen que fue durante el periodo cuaternario
(hace tres millones de años) que aparecieron los primeros homínidos (infrahumanos) que poblaron la tierra,
y se dispersaron a lo largo de las distintas eras, llegaron a diferentes continentes y regiones del mundo.

Este periodo precivilizatorio es uno de los más extensos y duraderos en comparación con otras edades
y eras, en él se descubrió el fuego y comenzó la domesticación de algunos animales.

En cuanto a la educación durante esta época Abbagnano y Visalberghi (1992) manifiestan que:

las sociedades primitivas carecen de “escuelas” en el sentido que nosotros damos a esta palabra. Pero, sin
embargo, en ellas niños y jóvenes se ven igualmente sometidos a un largo periodo de aprendizaje en com-
pañía del padre, la madre u otros adultos calificados para ello. Pasado ese periodo, y a través de una serie
de pruebas que debe superar (como los “exámenes” de nuestras escuelas) y de una solemne ceremonia
de iniciación, el joven es admitido entre los adultos y los responsables de la vida común.

La educación es, pues, un fenómeno que puede asumir las formas y las modalidades más diversas, según
sean los diversos grupos humanos y su correspondiente grado de desarrollo; pero en esencia es siempre
la misma cosa, esto es, la trasmisión de la cultura del grupo de una generación a la otra (p.5).

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De acuerdo con los autores, durante este largo periodo, la educación se orientaba al infante, quien debía
aprender técnicas de supervivencia y convivencia, tales como la caza, la recolección y el lenguaje mismo.

Como fue mencionado anteriormente, desde la aparición de estas sociedades primitivas, la educación se
enfocaba en la transmisión de la cultura, en este caso, las costumbres, tradiciones morales y religiosas
se heredaban de una generación a otra.

En las sociedades primitivas, no sólo las técnicas de comportamiento […], son protegidas mediante las […]
penas, sino que también lo son, con frecuencia, las técnicas de uso y de producción de los objetos, ya sea
porque éstas son igualmente indispensables para la vida del grupo o porque, en ausencia de la escritura,
su trasmisión es más difícil y corre el peligro de perderse, de tal modo que se experimenta la necesidad de
estabilizarlas mediante sanciones oportunas. Los ritos y las ceremonias que acompañan o puntúan ciertas
actividades del grupo (por ejemplo, el principio de la caza o de la cosecha de un producto cualquiera) sirven
precisamente para hacer que esas actividades se desenvuelvan de acuerdo con las técnicas tradicionales,
de tal modo que éstas no se pierdan ni modifiquen. De aquí que mientras más difícil le resulte a un grupo
humano conservar y trasmitir su patrimonio cultural, tanto más tenderá a reconocer el carácter sacro de
cada parte o elemento de dicho patrimonio. (Abbagnano y Visalberghi, 19 9 2, p. 7).

En otras palabras, la educación en la prehistoria se caracterizaba por tener una base mágica, en la que
los eventos inexplicables (como la lluvia) le eran atribuidos a entidades superiores y divinas con el fin de
dar sentido a la realidad y preservar la cultura.

Asimismo, se considera que era experiencial, es decir, se aprendía haciendo, dado que el proceso forma-
tivo era vivencial, efímero e inmediato, puesto que no existía un sistema de escritura ni los medios para
ello, al menos hasta la aparición de las primeras pinturas rupestres, a través de las cuales fue posible
plasmar mediante un lenguaje gráfico las vivencias de los seres humanos durante esta época.

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5. La educación en la Época Antigua: Oriente y Occidente

En el siguiente apartado revisaremos cómo era la educación desde el tradicionalismo educativo en Egipto,
China, India, los hebreos y mexicas, hasta la educación clásica en Grecia y Roma.

5.1. El Tradicionalismo educativo

Todo ese periodo de aprendizaje y experimentación fue la semilla para que surgieran sociedades más
complejas, en donde las personas se asentaron en comunidades sedentarias, se dejó en un segundo
plano las actividades de caza y recolección para especializarse en la agricultura y la ganadería.

Así, se crearon los primeros asentamientos humanos en regiones fértiles, cerca de ríos y otros cuerpos
de agua, lo que dio inicio a la antigüedad y al florecimiento de las primeras civilizaciones.

5.1.1. Egipto: tradicionalismo práctico

Esta civilización se asentó en la fértil cuenca del río Nilo, ubicada al Norte de África, cerca del 3,000 a.C.
Cabe señalar que tuvo gran influencia en la cultura grecolatina.

En relación con su organización social y política, en la cima de su pirámide se encontraba el faraón, quien
era considerado un dios, luego seguían los sacerdotes y los funcionarios más importantes, una especie
de consejo real. Después de los funcionarios se encontraba una clase social intermedia: los escribanos,
quienes se encargaban de asuntos administrativos y políticos del reino por medio de la escritura jeroglífica
(la escritura era muy valorada, debido a su utilidad práctica). Cerca de la base se encontraban la milicia,
los artesanos y campesinos, y en el escaño más bajo, los esclavos, quienes desempeñaban los trabajos
más duros, de hecho no eran considerados parte de la sociedad, sino pertenencias.

En torno a la generación del conocimiento, los egipcios destacaron en la arquitectura, la astronomía


y las matemáticas. Abbagnano y Visalberghi (1992) comentan qué conocimientos científicos de los
egipcios tenían un carácter eminentemente práctico. La geometría les servía, literalmente, para medir
la tierra, trazar mapas y delimitar los ríos. La aritmética servía para hacer los cálculos del comercio y la
administración pública. Aplicaban conocimientos de física y arquitectura en la construcción de grandes
y majestuosas estructuras; la astronomía para calcular las estaciones, etcétera.

En resumen, Abbagnano y Visalberghi hacen énfasis en el carácter práctico del conocimiento que tenían
y generaban los egipcios, quienes no ahondaron en el ámbito teórico.

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La educación, desde luego, era un privilegio de la minoría, el faraón adquiría conocimientos militares y
políticos; los sacerdotes, además de conocimientos en materia religiosa, también aprendían astronomía
y matemáticas.

Por otra parte, existían instituciones en donde se enseñaban artes y oficios que estaban destinados
a la población en general. A pesar de esto, Abbagnano y Visalberghi (1992) señalan que el pueblo era
prácticamente iletrado, sin embargo, estudiar con éxito y ser sobresaliente les permitía ascender en la
estructura social, pasando de ser simples artesanos para convertirse (con gran esfuerzo) en escribas.

Poco sabemos de los métodos educativos practicados por los egipcios y ese poco no despierta nuestro
entusiasmo: al parecer sus bases eran memorizaciones y azotes. He aquí una máxima pedagógica que
ojalá fuera una curiosidad arqueológica: “Los muchachos tienen las orejas en los lomos, cuando les pegan
escuchan”. (p. 13)

Como es notable, y a manera de conclusión, la educación en el antiguo Egipto estaba repleta de autori-
tarismo y tenía como fin la preservación del statu quo.

5.1.2. China: tradicionalismo burocrático

La región Oriente pasó, hasta el comienzo de la modernidad, sin mucha influencia externa, por lo que su
civilización creció con rasgos particulares que la distinguían de Occidente. El comienzo de la civilización
china se puede rastrear hasta 2,500 a. C. Su organización política consistía en una monarquía oligárquica,
es decir, los familiares y personajes cercanos a los gobernantes eran quienes los sucedían en el trono,
fue así que se conformaron grandes dinastías.

De China se puede subrayar la importancia de la tradición y un sentido pragmático de la vida. Los objetivos
de la educación china eran tres: uno de carácter ético con la piedad filial y la adquisición de virtudes; otro
de cariz intelectual, que apuntaba a la cultura y los saberes y un tercero biológico centrado en la educación
física (Negrín y Vergara, 2009, p. 35).

La educación tradicional china en la época antigua consideraba una educación tanto física como mental
y destacaba la formación en valores.

Al respecto, Pellini (2017) resalta la importancia de la educación moral en la cultura China, explica que
la transmisión de relatos orales con un mensaje o moraleja implícita servían para preservar los valores
éticos y morales, mientras que Abbagnano y Visalberghi (1992) indican que se buscaba conservar el
orden familiar, político y social.

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El representante más influyente de esta tradición oriental fue Confucio, un filósofo que buscaba restaurar
los valores en la cultura a través de sus enseñanzas, que eran más que una religión. En otras palabras,
era un sistema de moral.

El trabajo de este pensador se encuentra en las llamadas Cinco correlaciones: relación entre el soberano
y el súbdito, del padre con el hijo, del marido con la mujer, del hermano con el hermano, del amigo con
el amigo.

Pellini (2017) refiere que, en cuanto al sistema educativo, China fue la primera civilización en la que el
Estado era responsable de la educación, mientras que en las cortes de los señores (mandarines) se
enseñaba la literatura, cerámica e historia, con el propósito de formar una clase burocrática de gente
letrada. Las escuelas elementales estaban destinadas simplemente a alfabetizar a la población.

Las escuelas se instalaban casi en cualquier lugar, como en una choza o un templo, los horarios y perio-
dos escolares eran extensos y los alumnos veneraban al maestro.

El método principal de enseñanza consistía en la imitación directa y exacta: todos los ejercicios eran
memorísticos y de constantes repeticiones. La disciplina era un valor fundamental y era muy severa, a
tal grado que “para representar la idea de enseñar era una mano con un palo”. (Pellini, 2017)

5.1.3. India: tradicionalismo filológico

En la India antigua, cuyo florecimiento fue alrededor del 3300 a. C. existía una marcada división de es-
tratos sociales que, según Abbagnano y Visalberghi (1992), era probablemente producto de años de
guerras y conquistas; la estructura social era rígida y se dividía en castas, las cuales “se subdividieron
de la manera siguiente: Brahmanes, o sacerdotes; guerreros, comerciantes y pastores (vaisya); siervos
(sudra) e intocables o sin casta (paria)” (p.14).

Abbagnano y Visalberghi (1992) sostienen que la literatura de los Vedas, que son los textos más antiguos
de la cultura india relacionados con el conocimiento religioso, estaba reservada a las castas superiores.
Por el contrario, los sudras (siervos) servían con humildad y diligencia ya que, según sus creencias, éstos
podrían renacer en una casta más alta.

Al respecto, es posible afirmar que la educación en la antigua India tenía como fin el perfeccionamiento
del hombre, los encargados de esto eran llamados gurús; las virtudes que se buscaban formar y recono-
cer, en el caso de los hombres, era la fortaleza física, eminente por sus buenas obras, piadoso y devoto
con los dioses, así como la lealtad; en el caso de las mujeres era fuertemente valorada la castidad y el
sometimiento. (Negrín y Vergara, 2009, p. 29). La espiritualidad tenía una gran presencia en la vida coti-
diana de los ciudadanos indios.

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5.1.4. Hebreos: tradicionalismo teocrático

La cultura hebrea fue constituida en gran medida por un pueblo errante, debido a las constantes disputas
en el Medio Oriente. Su ubicación temporal se puede rastrear hasta 1800 a. C.

Abbagnano y Visalberghi (1992) exponen que esta civilización tuvo su origen en un pueblo nómada que
partió del país mesopotámico de Ur, que migró a Egipto y finalmente se instaló en Palestina.

Su educación consideraba que el objetivo a seguir era trascender la existencia carnal para llegar a una
existencia superior, es decir, un hombre espiritual. Su sistema de valores tenía en una escala superior a
Dios y a las sagradas escrituras, además del Talmud. En este sentido podemos considerar a las institu-
ciones educativas a la familia y la sinagoga (Negrín y Vergara, 2009).

Los profetas fueron los primeros grandes educadores del pueblo hebreo, cuya instrucción elemental se
impartía desde hacía tiempo en el seno de la familia: un profundo sentimiento religioso, que reunía y subli-
maba en sí los efectos familiares y el patriotismo, constituía la inspiración profunda de una educación que no
estaba formalmente organizada, pero que en el aspecto moral era más eficaz que cualquier otra educación
oriental. (Abbagnano y Visalberghi, 1992, p. 16).

Adicionalmente, en la cultura hebrea surgió una clase de escribas que apoyaban a los sacerdotes en
la interpretación y lectura de normas morales y jurídicas, preceptos religiosos y rituales, que asumió el
nombre de Talmud, debido a que los escribas tenían conocimiento del hebreo antiguo (cuando el pueblo
ya sólo hablaba arameo o griego). Fue en este momento que surgieron las sinagogas, lugares destinados
a la instrucción religiosa. Además, los escribas impartían enseñanza superior a domicilio o en lugares
patrocinados por ciudadanos ricos.

Cabe señalar que, además de las sinagogas, surgieron escuelas primarias en las que, según el Talmud,
un maestro no debía tener más de 25 alumnos, estas instituciones crecieron con rapidez, a tal punto que
la educación primaria se volvió obligatoria en Jerusalén (Abbagnano y Visalberghi, 1992).

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5.1.5. Mexicas: tradicionalismo bélico religioso

La cultura mexica se desarrolló desde 1300 y hasta 1521 d. C. Fue un imperio guerrero, ya que se sos-
tenía con el tributo de los pueblos conquistados. Tenía su capital en el centro en la cuenca del lago de
Texcoco, actual Ciudad de México. Era una sociedad estrictamente jerárquica y con una complejidad
administrativa y cultural que asombró a los conquistadores españoles.

La educación iniciaba desde el momento del nacimiento en el seno de la familia, en donde se enseñaban
costumbres, hábitos y reverencias a los dioses como sacrificios y ritos religiosos.

La educación que recibían los niños mexicas comenzaba desde el día de su nacimiento. Al nacer, sus padres
y los sacerdotes pronunciaban largos discursos y profetizaban en torno a su destino. Los infantes eran
considerados como pequeños adultos y estimados por sus padres como “joyas o plumas preciosas”. Al
crecer, los niños realizaban tareas caseras, como acarrear agua y leña, barrer la casa, reparar las redes de
pesca y preparar el fuego, entre otras actividades. Es menester indicar que la educación impartida en la casa
estaba dividida por sexos, ya que el padre enseñaba al hijo sus deberes, en tanto que la madre instruía a su
hija en las labores propias de la mujer: moler el maíz, elaborar tortillas y la manufactura de ropa. Las artes y
oficios eran transmitidos, como se ha hecho notar, de padres a hijos, pero cuando éstos alcanzaban cierta
edad, entre seis y nueve años, eran enviados a escuelas especializadas en donde fortalecían sus cuerpos
y espíritus (Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana [inehrm], 19 9 0, p. 11).

Entre los seis y los nueve años de edad, los niños (varones) iniciaban una formación especializada en el
calmécac, si pertenecían a la nobleza, allí los jóvenes aprendían buenos hábitos, deberes y ejercicios
religiosos que les aseguraban un comportamiento intachable. La educación en el calmécac se dedicaba
a la formación de la élite religiosa y de líderes políticos y militares. Entre los conocimientos que adquirían
quienes asistían a esta escuela estaban:

— La interpretación de los manuscritos o códices


— Los elementos relativos al cómputo calendárico
— La historia y las cosmogonías
— El adiestramiento en las artes
— La botánica y herbolaria
— La astronomía

Si por el contrario eran plebeyos, asistían al telpochcalli. En estos centros, los jóvenes indígenas recibían
educación para que pudieran desempeñarse en las obras públicas, como la construcción de edificios y
canales, la labranza de la tierra y la guerra. Un buen desempeño en esta institución les aseguraba a los
futuros guerreros ascender en la escala social (inehrm, 1990).

Otra institución era el cuicacalli, ubicada en el palacio o residencias nobles, en el cual se ejercitaban el
canto, la danza y las artes. (Suarez, 2001, p. 152).

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5.2. La educación clásica

Finalmente, en los siguientes subapartados, revisaremos los rasgos característicos de la educación


clásica en Grecia y Roma.

5.2.1. Grecia: rasgos característicos de la educación espartana, ateniense y


helenística. Las propuestas educativas de Sócrates, Platón y Aristóteles

La historia de Grecia se remonta a los años 1800 a. C. hasta el siglo III d. C. Los griegos se ubicaron al-
rededor del mar Mediterráneo, el mar Jónico, Egeo, la isla de Creta y Asia menor; en su época de mayor
auge llegaron al sur de Francia y al norte de África.

Algo importante que debemos recordar es que Grecia no era sólo un grupo cultural, sino más bien varios
grupos que compartían características en común como el idioma y las creencias religiosas (politeístas).
Entre los pueblos que conformaron la antigua Grecia se encontraban los aqueos, dorios, macedonios,
espartanos y atenienses, entre otros.

De lo anterior se infiere que la educación en Grecia evolucionó con el paso de los siglos, de ser la educa-
ción del guerrero a ser la educación del ciudadano (Abbagnano y Visalberghi, 1992).

La educación en Esparta

Las técnicas y métodos de enseñanza variaban según el pueblo o nación, en este sentido, la educación
en la ciudad de Esparta se caracterizaba por ser militarizada, pues era un pueblo guerrero de economía
colectiva —que exigía tributos a los pueblos que conquistaba—, con dos gobernantes y un senado.

El ciudadano espartano era soldado antes que ciudadano: hasta la edad de veinte años se adiestraba en
la vida militar; hasta los treinta prestaba servicio ininterrumpidamente; hasta los sesenta permanecía en
la reserva, volviendo con frecuencia a las armas, o sea, cada vez que la patria en guerra lo necesitaba. Por
consiguiente, educar aquel ciudadano-soldado era una de las tareas más importantes del estado (Abbag-
nano y Visalberghi, 19 9 2, p. 26).

De acuerdo con Abbagnano y Visalberghi (1992), en Esparta se buscaba la perfección y fortaleza física,
por lo que se pretendía y fomentaba la supervivencia de los más fuertes. Por consiguiente, los infantes
vivían con sus familias hasta los siete años. Posteriormente, hasta los 20 se les educaba en instituciones
públicas denominadas pedónomo. Ahí, los varones eran clasificados en grandes grupos, según su edad.
Los autores señalan que era probable que en estas instituciones se impartieran algunas actividades como
la música, el canto coral y la danza. La educación física era el pilar de su formación, así como el respeto
a la patria y los valores. Está por demás decir que la alfabetización quedaba en segundo plano para los
espartanos, pues eran un pueblo guerrero al que poco le importaba que sus ciudadanos fueran letrados.

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Educación en Atenas

La ciudad de Atenas, a diferencia de Esparta, estaba compuesta en sus inicios por un gran número de
esclavos, esta estructura social favoreció la transición de una educación del guerrero a una educación del
ciudadano. En un primer momento, algunas actividades, como la educación física, estaban destinadas
únicamente para los nobles, sin embargo, con el paso del tiempo, las clases comenzaron a extenderse
a espacios públicos, como los gimnasios.

En la cultura ateniense la educación musical tuvo gran importancia, incluía el conocimiento de la poesía,
el canto y el manejo de instrumentos musicales; también la literatura fue trascendental. Se les enseñaba
a los discípulos a leer, escribir y a hacer cuentas. Si bien la educación militar y guerrera era importante,
en Atenas ésta quedó en segundo plano.

Fue en este entorno que aparecieron por primera vez los pedagogos, quienes eran simples esclavos que
tenían como tarea acompañar a los muchachos a la palestra o didaskáleia, vigilar su comportamiento
y vestimenta, es decir, su función se centraba primordialmente en la educación moral (Abbagnano y
Visalberghi, 1992, pp. 28-29).

Sócrates, Platón y Aristóteles

La filosofía en Grecia tuvo un amplio desarrollo, tanto que se le considera hasta nuestros días como el
origen de la cosmovisión occidental. Fue en este entorno que nacieron grandes pensadores que hicieron
grandes y significativos aportes al campo educativo. Ejemplo de ello es Sócrates, filósofo ateniense
fundador de la mayéutica, o sea, el aprendizaje por medio de la pregunta. La principal preocupación de
este personaje fue encontrar y desarrollar las virtudes del hombre (para que pudiera gobernar) a través del
autoconocimiento y, si bien no existen textos de su autoría, la mayoría de sus aportes fueron plasmados
en los diálogos de su discípulo Platón (Abbagnano y Visalberghi, 1992).

Platón, también ateniense y de familia aristocrática, dedicó gran parte de sus obras a plasmar el pensamiento
socrático, sin embargo, tras la muerte de su maestro, el filósofo viajó por Grecia y fundó una escuela
ubicada en el gimnasio del héroe Academo, por lo que esta institución recibió el nombre de Academia.

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A lo largo de su vida, Platón trató y divagó sobre diversos problemas, uno de ellos fue el del aprendizaje,
para lo cual partió de los postulados de Sócrates, quien había dicho que la virtud se puede enseñar y
aprender; Platón desarrolló toda una filosofía sobre el aprendizaje.

Platón expuso que el hombre se compone de cuerpo y alma. El cuerpo es mortal, terrenal y efímero, mientras
que el alma es inmortal, etérea y pertenece al mundo metafísico; el alma guarda todo el conocimiento que
se obtuvo en la vida pasada. Según la mitología griega, cuando un hombre muere su alma se desprende
del cuerpo y asciende hacia el cielo, en donde es guiado por dos caballos: uno blanco (que representa el
bien) y otro negro (que representa el mal). El alma debe ser capaz de mantener el equilibrio entre ambos
para concluir su viaje, sin embargo, si pierde el control, el alma cae y reencarna en un nuevo cuerpo, por
lo que...

cuando un hombre nace su alma olvida lo que conoció en las vidas anteriores, pero lo puede recordar, y una
vez que ha recordado una cosa puede, siguiendo los lazos que ligan a todo el universo, recordar las otras.
En este sentido, aprender es recordar (Abbagnano y Visalberghi, 1992, p. 50).

Con base en este pensamiento, Platón propuso un sistema educativo que, según Abbagnano y Visal-
berghi (1992) consiste en lo siguiente:

En primer lugar una especie de jardín de infantes (cosa que la antigüedad no conoció ni antes ni después de
Platón) con juegos, cantos y fábulas debidamente seleccionadas. A esto sigue una introducción progresiva
a la música con declamación de poetas de cuyas obras serán censurados los pasajes no educativos (sobre
todo para evitar que los niños se formen conceptos erróneos de la divinidad) y la gimnasia. Por último, de
los 16 a los 20 años habrá una especie de iniciación activa de los jóvenes en la vida militar; para ello serán
llevados a los campos de batalla por sus “padres” cuando ello no sea excesivamente peligroso. De los
20 a los 30 años los más idóneos estudiarán ciertas materias propedéuticas que no son otra cosa que las
mathemata pitagóricas, con una división de la geometría en plana y sólida. Sólo quienes habrán confir-
mado plenamente sus capacidades para el estudio podrán continuarlo pasados los 30 años, hasta los 35,
ejercitándose en la dialéctica, mientras que los menos idóneos serán destinados a la función de guerreros.
Los aspirantes a filósofos, por el contrario, cumplidos los 35 años, deberán pasar por una especie de largo
aprendizaje práctico como funcionarios de segundo orden al servicio del estado. Sólo a los 50 años se les
dejará libres por un cierto tiempo de dedicarse a la contemplación; por último entrarán de lleno a desem-
peñar su oficio de filósofos-regentes. Las mujeres recibirán poco más o menos la misma educación, pero
no parece preverse la posibilidad de que se conviertan en “filósofas” (p. 54).

Si deseas conocer más sobre el pensamiento platónico con respecto a la educación, te recomendamos
leer su diálogo 7, la República; en donde trata el tema del conocimiento en el mito de la caverna.

Finalmente, Aristóteles, quien fuera discípulo de Platón, siguió la línea de su maestro y fundó el Liceo,
una institución educativa pública (a diferencia de la Academia, que era privada). Este filósofo tuvo como
aporte principal la creación del método peripatético, es decir, la educación a través de la observación

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y los sentidos. Consideró a la educación como herramienta fundamental para lograr la organización
política y social; además pensaba que el fin del ser humano era ser feliz, lo cual se lograba a través de la
virtud (cultivada por la educación); de este modo creó los ideales de ser (lo que el ser humano es) y ser
en potencia (lo que puede llegar a ser).

Este pensador señalaba que la educación se debía erigir sobre cuatro disciplinas: gramática, gimnasia,
música y dibujo, disciplinas que deberían aprender los hombres libres.

5.2.2. Roma: rasgos característicos de la educación monárquica,


republicana e imperial. La propuesta educativa de Quintiliano

Los romanos comenzaron su imperio en la actual península itálica, la fundación de Roma se fecha
aproximadamente en el siglo XII a. C., la historia romana se divide en:

— Monarquía (del siglo IX al VI A.C.)


— República (del siglo VI al I A.C.)
— Imperio (del siglo I A.C. al V D.C.)

La civilización romana adoptó muchas costumbres griegas, adecuándolas a su propio contexto. Por
ejemplo, en la administración pública existía un congreso. La sociedad se dividía básicamente en patri-
cios, la clase privilegiada, y los plebeyos, la clase de desposeídos y esclavos liberados.

Su disciplina y tácticas militares hicieron que la influencia de Roma se ampliara hasta España, el norte
de África y Medio Oriente (Líbano, Israel y Palestina). Al igual que Grecia, Roma atravesó por distintas
formas de gobierno a lo largo de los siglos: monarquía, república e imperio.

La educación romana era fuertemente familiar, la autoridad de los padres era necesaria para el apren-
dizaje de modales y costumbres sociales, así como para encaminar su futura profesión, ya fuera militar,
derecho u otra. A la par de la educación familiar existía una escuela a la que todos los romanos debían
acudir, los contenidos que se enseñaban era la escritura en latín y en griego, la expresión oral y lectura
de clásicos, música, matemáticas, astronomía, retórica, filosofía y educación física.

Aunque la filosofía y la poesía eran, por lo regular, un privilegio de los nobles a los romanos se les debe
la concepción de educación pública sostenida por el Estado.

Quintiliano fue uno de los filósofos romanos más destacados, pues manifestó que la educación moral
debía tener más auge que la educación técnica, es decir la educación debía enfocarse en formar buenas
personas, estas reflexiones quedaron plasmadas en su obra Instituto Oratoria. El auge del imperio romano
terminó con la separación del imperio y la expansión del cristianismo (Soriano, 2006, pp. 166).

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REFERENCIAS

Abbagnano, N. y Visalberghi, A. (1992). Historia de la pedagogía. México: Fondo de Cultura Económica.

Fullola, J.M. y Nadal J. (2016). Introducción a la prehistoria [versión electrónica]. Recuperado de

Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (1990). Marco histórico. Antece-
dentes. En: Cuaderno No. 6. De las garantías individuales artículo 3° constitucional. México: INEHRM
Recuperado de

Negrín, O. y Vergara, J. (2009). Historia de la educación. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces-UNED.

Pellini, C. (2017). La educación en China antigua [entrada en blog]. Recuperado de

Ruiz, A.B. (2010). Evolución de la educación. En Pedagogía Magna, (5), pp. 36-49. Recuperado de

Soriano, G. (2006). Marco Fabio Quintiliano: la educación del ciudadano romano. En Iberia. Revista de
la Antigüedad, 9, pp. 107-124. Recuperado de

Suarez, C.A. (2001). Sobre la educación precolombina. En Revista de Teoría y Didáctica de las Ciencias
Sociales, 6, pp. 135-156. Recuperado de

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