Está en la página 1de 5

LA TEORÍA DE LA ANOMIA Y EL

RECONOCIMIENTO DE LOS LÍMITES DEL SUEÑO


AMERICANO.
Publicado: 30 Noviembre -0001

El concepto de anomia suele usualmente designarse para aludir a ciertos estados


de inexistencia de normas en un determinado contexto histórico y social. De allí se
ha asociado, inicialmente, que esta inexistencia de normas potencia la posibilidad
de que se produzcan y reproduzcan conductas deviadas.
La idea de anomia surge con Durkheim, en el marco del nuevo paradigma mundial
que se deriva de la revolución francesa de 1789, la industrialización, la estructura
social del nuevo capitalismo, el ascenso de la burguesía como nueva clase
dominante y la aparición consecuente del proletariado.

Este contexto hacía tambalear el viejo orden y las “inseguridades” y los “miedos”
de la modernidad acechaban la escala de valores, la cultura y el sistema de
creencia que hasta entonces había disciplinado al conjunto social.
De este problema se ocupó, precisamente, Durkheim, con su obra “La división del
trabajo social”, creando sus concepciones ya conocidas de solidaridad orgánica y
mecánica.
Durkheim piensa que la anomie surge porque la división del trabajo no produce
contactos lo bastante eficaces entre sus miembros ni regulaciones adecuadas de
las relaciones sociales.
Cree que los suicidios provocados por una situación de anomie eran por tanto
consecuencia del fracaso de los frenos sociales en lo que podría llamarse
ambiciones demasiado presuntuosas (“El suicidio”, 1857).
Mientras que Durkheim limitaba su aplicación de la anomie principalmente al
suicidio, Merton trataba de explicar no solo el suicidio, sino también el crimen, la
delicuencia, los desordenes mentales, el alcoholismo...Para él, la conducta
desviada incluye al exageradamente conformista, al extremista, al revolucionario,
al virtuoso burocrático etc...
Según Merton, las estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas
personas en la sociedad induciéndolas a una conducta de rebeldía antes que de
conformidad.
A diferencia de Durkheim, Merton no consideraba la naturaleza biológica del ser
humana como importante para explicar la desviación.
Al explicar la anomie y la conducta desviada, Merton enfocaba no al individuo, sino
el orden social. Postulaba una dicotomía entre las metas culturales y los medios
institucionales para lograr esas metas. Cualquier meta cultural muy apreciada en
una sociedad, es probable que afecte los medios institucionalizados. Un equilibrio
eficiente entre estas dos fases suele mantenerse mientras los individuos obtengan
satisfacciones conformándose tanto con las metas culturales como con los medios
institucionalizados.
La definición de Merton hace hincapié en el desequilibrio entre las metas
culturales y las normas institucionales en una sociedad. Concibe la anomie como
un derrumbe de la estructura cultural que acaece sobre todo cuando existe una
discrepancia aguda entre las normas y metas culturales y las capacidades
sociales estructurales de los miembros del grupo de obrar en concordancia con
aquellas.
La relación entre anomie y estructura social puede resumirse como:
1-Exposición a la meta cultural y normas que regulan la conducta orientada hacia
la meta.
2-Aceptación de la meta o norma como mandatos morales y valores
internalizados.
3-Accesibilidad relativa de la meta: las posibilidades de vida en la estructura de
oportunidades.
4-El grado de discrepancia, entre la meta aceptada y su accesibilidad.
5-El grado de anomie
6-Las tasas de conducta desviada de los distintos tipos manifestada en la
topología de los modos de adaptación.
La conducta desviada sobreviene en gran escala solo cuando un sistema de
valores culturales ensalza virtualmente por encima de todas las demás metas de
éxito comunes para la población en general, mientras que la estructura social
restringe con vigor u obstruye por completo el acceso a los modos aprobados de
alcanzar esas metas para una parte considerable de aquella misma población.
Según Merton existen cinco tipos de adaptaciones a una situación en que los
medios legítimos para alcanzar una meta son inalcanzables para ella:
1-Conformismo. El individuo comparte los medios y los fines socialmente
aceptados.
2-Ritualismo: consiste en abandonar las metas del éxito y de la rápida movilidad
social hasta un punto en que podemos satisfacer nuestras aspiraciones. La
persona comparte los medios pero no se motiva con los objetivos de éxito
económico y ascenso social.
3-Rebelión: donde se encuentran las posturas no conformistas con los fines
mayoritariamente aceptados, que proclaman que es posible vivir la vida con
arreglo a fines y valores no individualistas como los que propone el capitalismo
estadounidense. Merton cree ver allí el germen de conductas revolucionarias o
rebeldes.
4-La innovación: la persona comparte los fines pero no recorre los mismos
caminos sacrificales. Por ende, “corta camino” y en vez de medios lícitos utiliza
medios “eficaces”. Buena parte de la conducta delictiva se explica en base a este
tipo de respuestas a los problemas de ajuste.
5-Apatía: es el rechazo tanto a las metas culturales como de los medios
institucionales. El individuo se encuentra frustado. No renuncia a la meta del éxito
pero adopta mecanismos de escape, tales como el derrotismo, el quietismo etc.
Se da en los individuos alcohólicos, en los vagabundos, etc.

En síntesis, podríamos señalar que Robert Merton (1910-2004), en su recordado


artículo "Anomia y estructura social" (19389, inaugura una de las teorías más
importantes de las tradiciones intelectuales funcionalistas, cuya vigencia
permaneció intacta mientras se mantuvo en pie el paradigma del “buen
capitalismo”. Basta con observar de qué manera los gobiernos de Kennedy y
Johnson ( aún en la década de los 60'), intentaban aplicar las estrategias de
política criminal sugeridas por Merton en la lucha contra la criminalidad en los
barrios estadounidenses marginales, a partir de la mejora de las oportunidades de
los jóvenes postergados.
Pese a que a partir de esa época la teoría de la anomia fue puesta en crisis por los
teóricos del control, muchos de sus postulados, actualizados, permiten el diseño
de alternativas actuales contra la criminalidad convencional.
Para Merton, la anomia no significa tanto, "ausencia de normas" sino que, en las
sociedades anómicas, "junto con la presión que las personas reciben para
obedecer las normas, reciben otras tendientes a desobedecerlas”.
Estas presiones sobrevienen de una excesiva importancia asignada a los fines
socialmente valorados, que en EEUU se resumen en el éxito económico y el
"sueño americano".
Se trata de "un desequilibro entre fines (metas) y medios". La desproporcionada
importancia que una sociedad confiere a ciertos fines, hace que en la búsqueda
colectiva de los mismos, algunos sujetos que carecen de la posibilidad de acceder
a los mismos por medios lícitos, apelen a medios ilícitos para alcanzarlos. Si bien
Merton elabora su teoría tomando como base la sociedad americana, muchas de
sus ideas son enteramente aplicables a otras sociedades occidentales donde el
capitalismo inclusivo -sobre todo de posguerra- produjo fenómenos masivos de
inclusión social y pleno empleo. La Argentina, por cierto, no es una excepción: “Mi
hijo el doctor” y “Sociología de la clase media argentina”, de Julio Mafud, dan
cuenta de la aplicabilidad de estas postulaciones a nuestro medio.
Características de una sociedad anómica:
a. desequilibrio cultural entre fines y medios: en sociedades anómicas como la
estadounidense, los canales de socialización (la flia, los pares, la escuela, los
medios de comunicación) son medios que transmiten "los mismos valores", que se
resumen en el éxito económico (esfuerzo y ascenso social). Por tanto, las
personas que no comulgan con estos valores son socialmente desvaloradas o
despreciadas. Por lo tanto, en esa búsqueda desesperada de status, las personas
menos favorecidas socialmente comienzan a buscar el éxito no por "medios
lícitos" sino por "medios eficaces". Aquí nacen las conductas desviadas.
b. Universalismo en la definición de los fines: la estructura cultural no limita el logro
de los fines a unos pocos, sino que los extiende a todos, incluso a aquellos más
desfavorecidos que participan de esta escala de valores (el sueño americano).
c. Desigualdad de oportunidades.
En definitiva, una sociedad anómica produce una tensión sobre muchos
ciudadanos cuando la estructura cultural (superestructura) induce a plantearse
altas aspiraciones y, en cambio, la estructura económica y social limita a ciertos
grupos, solamente, las oportunidades lícitas de alcanzar esas metas tan elevadas.
El modelo teórico de Merton presupone que una parte de los ciudadanos asumirán
ese este mensaje de éxito, pese a sus limitadas posibilidades de alcanzarlo,
debido justamente a que en ese medio cultural, la mayoría de la gente tiende a
identificarse no con la mayoría que no logra esas metas sino con la minoría que sí
lo logra. Del juego combinado de esos dos factores (fines y medios, o metas y
oportunidades) concluye que la presión anómica será especialmente sentida por
aquellas personas de clase baja. Al asumir que las “altas aspiraciones” son una de
las fuentes de la presión anómica, Merton está desarrollando una idea que
anteriormente había utilizado Durkheim para explicar las tasas de suicidio en la
sociedad europea del siglo XIX. La diferencia es que las “altas aspiraciones” en
Durkheim se originan en el instinto biológico de la persona, son naturales y se
registran especialmente en momentos de crisis en que las mismas no son
reguladas socialmente, para Merton son inducidas culturalmente y son
permanentes.

Respuesta a los problemas de ajuste


Formas de adaptación fines medios lícitos
Conformidad (+) (+)
Innovación (+) (-)
Ritualismo (-) (+)
Apatía (-) (-)
Rebelión (-+) (-+)
Planteos de política Criminal: la Teoría de la anomia coincide que, para bajar los
indicadores de criminalidad debe estarse a una doble posibilidad. O bien se incide
desde el estado en la estructura cultural para que las personas rebajen sus
aspiraciones (y aprendan a vivir con apego a otros códigos que no incluyan el
american way of life, por ejemplo el desarrollo de actividades solidarias), o bien se
incide en la estructura social para que las personas aumenten sus oportunidades.
Los planes de “lucha contra la pobreza” y de “movilización de la juventud”,
llevadas a cabo por Kennedy y Jonson, están influidas por estas ideas, que a su
vez adoptan muchas tesituras de la Escuela de Chicago: tratan de organizar
políticamente el barrio como premisa para la prevención del delito, a la vez que
intentan mejorar las oportunidades educativas y de trabajo de los jóvenes.

Estrategias de Política criminal:


· Evitar el deterioro físico: Un barrio organizado se caracteriza porque la gente
(convencional) que lo habita no quiere abndonarlo. Para que los habitantes del
barrio no deseen abandonarlo, éste no debe aparecer como deteriorado. Ello
reclama un tipo de intervención dirigido a la rehabilitación de viviendas y espacios
comunes, para que la gente perciba que el barrio está en un proceso de mejora
(Sampson, 1925). La inversión en tales áreas no sólo deberá detener el proceso
de abandono sino que también debe tratar de favorecer el traslado de personas de
clase media a tales áreas.
· Evitar la homegeización social: En los barrios denominados “mixtos”, donde junto
a gente marginal convive gente trabajadora y de clase media, las primeras tienen
más oportunidades de asumir valores convencionales y de acceder al trabajo y a
la cultura del trabajo. Se debe tratar de evitar intervenciones de los poderes
públicos dirigidas concentrar a personas en situación de marginación social en
determinados espacios de la ciudad.
· Ayudar a las personas más carenciadas: Los poderes públicos deben intervenir
para proteger socialmente y para dar oportunidades de formación a las personas
en condiciones de pobreza, pero evitando la dádiva y/o el clientelismo, sino
apuntando a que esa ayuda coadyuve a que esa gente reasuma valores
convencionales de clase media o trabajadora.
· Fomentar el asociacionismo: En la medida en que aumentan las estructuras de
relación en el barrio, en especial las que vinculan a personas adultas y jóvenes, se
genera mayor nivel de cohesión social, produciendo mayor transmisión de valores
convencionales y mejorando el nivel de control informal.
· Operar con políticas de índole social sobre un colectivo en riesgo y no a través
de terapias individuales.
· Incrementar la vigilancia. Las anteriores medidas de prevención social deben ir
acompañadas de medidas de prevención situacional, incrementando el nivel de
vigilancia de los puntos negros de la delincuencia, evitando que el lugar aparezca
a los potenciales delincuentes como de “bajo control”.

También podría gustarte