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Otomíes

Los otomíes del Valle del Mezquital se autodenominan hñähñü de hñä hablar y hñü, nariz;
es decir los que hablan la lengua nasal o los que hablan dos lenguas. El vocablo ñäñü,
según ciertos autores proviene de Otou, antepasado mítico, o bien se deriva del término
othó que significa pueblo sin residencia. A la llegada de los españoles los otomíes vieron
la posibilidad de liberarse del imperio azteca, razón por la cual muchos otomíes les dieron
todo su apoyo a los conquistadores. Quienes no quisieron hacerlo se retiraron hacia las
montañas, desplazamiento que se acentuó cuando brotó una epidemia de viruela.
Durante el siglo XVII la ocupación de sus tierras, seguida por el establecimiento de una
misión, creó situaciones de inestabilidad; con la colonización de las montañas ocupadas
por los chichimecas, se pretendió obligar a los nómadas a modificar su estilo de vida
pasando de la cacería a la agricultura. Los misioneros trataron de convencerlos en forma
pacífica, al mismo tiempo que los inducían al catolicismo. A cambio prometieron ayudarlos
con la distribución periódica de artículos básicos, lo cual cumplieron pocas veces. Durante
el siglo XVIII muchos otomíes fueron expulsados hacia zonas más áridas y marginales. El
movimiento de Independencia no mejoró en nada sus condiciones económicas. Los
latifundios fueron divididos en pequeñas propiedades para los criollos y mestizos, y los
indios siguieron en calidad de peones. La producción minera del estado de Hidalgo entró
en crisis y muchos trabajadores emigraron a la Huasteca y Mineral del Monte, por lo que
se registró un descenso de la población masculina. Durante los años más difíciles de la
guerra, muchos otomíes fueron concentrados por la fuerza en Tulancingo. A pesar de
todo, nunca perdieron su lengua, crearon sus propios cantos, danzas, artesanías y su
cosmovisión.
Artesanías
El pueblo otomí fabrica diversas artesanías entre las que podemos destacar la producción
de tapetes de lana, molcajetes y metates de piedra negra, sombreros de palma, sillas de
tule, ayates de fibra de maguey, textiles elaborados en telar de cintura. Se utiliza el carrizo
para fabricar macetas, canastos, sonajas en forma de paloma y cantaros para el pulque.
Festividades
Las fiestas se enmarcan en el calendario religioso católico. Las fiestas patronales marcan
el momento más significativo para la comunidad, que se identifica con el santo patrono.
Es común que el santo le dé su nombre al pueblo, aunado a un mito que nos cuenta cómo
fue que llegó a la comunidad. También la protege y le procura buenas cosechas, pero a
cambio se le debe hacer una fiesta grande en su día, llevarle ofrendas y sacarlo en
procesión para que cargue de fuerza a la comunidad. Alrededor de la fiesta se organizan
las mayordomías.

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