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Olutecos

El complejo mixe-zoque-popoluca se conformó por señoríos


independientes, gobernados por caciques que pertenecieron
a una casta sacerdotal, a quienes se les pagaba tributo con
plumas de aves, ropa de algodón, cacao, maíz, aves, hachas
de cobre y joyas de oro.3 Los mixes-popolucas de Oluta son
considerados descendientes de los olmecas que habitaron el
sur de Veracruz hacia 1200 a. C.4 Se dice que Oluta era un
adoratorio popoluca conocido con el nombre de cue-olmi o
cumi.5 El topónimo de Oluta, de origen náhuatl, proviene del
dialecto paleonahuaUluto Ulutanque significa olote. Con la
llegada de los neonahuas el nombre derivó a Olotlan que quiere decir lugar de Olotes. La región
sureña de Veracruz fue una importante ruta de comercio y contacto cultural por donde transitaron
los popolucas, nahuas y zapotecos; el área contaba con varios señoríos a la llegada de los
españoles. Posteriormente a la Conquista, Oluta y Sayula pertenecieron a la Villa del Espíritu Santo
(Coatzacoalcos), que al mando de los encomenderos españoles rendían tributo a la Corona
española. Un año después del arribo de los españoles, en 1525, Oluta, acogía a 10 familias
popolucas que se resguardaban en los montes para protegerse de los españoles, quienes
reclutaban gente para llevarla a combatir y conquistar nuevos lugares. En 1590, se reconocieron
como principales ciudades popolucas a Xotcapa (Soteapan), Otutla (Olutla) Oluta, Zoyoltepeque
(Sayula) y Texistepeque (Texistepec).8 Para 1598, en Oluta, había un total de 97 familias
popolucas. Al finalizar la colonia, en 1821.

Festividades

Fiesta patronal en honor a San Juan Bautista a celebrarse del 22 al 28 de junio. En Oluta la
mayordomía más importante es la efectuada en honor a San Juan Bautista, el 24 de junio. Las
celebraciones comienzan con la víspera de San Juan, el 24 de mayo, consiste en realizar en nueve
casas un novenario dedicado a la imagen del santo, después de la novena, el dueño de la vivienda
reparte tamales y atoles. El mayordomo de la fiesta patronal es elegido por el comité parroquial,
constituido por habitantes del lugar. Él se encarga de la organización de la festividad, de la comida,
de la bebida y de la contratación del conjunto musical que ameniza la conmemoración del 24 de
junio. Para la elaboración de los alimentos que se reparten el mero día, llegan mujeres y hombres
voluntarios a la casa del mayordomo para asistirlo en los preparativos de la comida. Los platillos
característicos son los tamales, las memelas gigantes y una bebida refrescante denominada popo
que se prepara con cacao, azúcar, azquiote, arroz y canela. El 24 de junio, después del medio día
los feligreses emprenden la procesión rumbo a la iglesia en donde celebran la misa del santo
patrón. La comitiva es acompañada por el sacerdote, por la imagen de San Juan Bautista y por el
grupo de danzantes que representan las distintas danzas de Oluta. La música tradicional del
municipio es el huapango. Las más significativas son la danza de la Malinche que se baila en
distintos lugares de la región de Veracruz, entre ellos, se encuentra, Sayula, Soconusco, Soteapan,
Texistepec, Tatahuicapan, Pajapan, Mecayapan y Jaltipán.

CELINE YEZABEL RAMOS MARTINEZ


Guarijó
Se autodenominan guarijós (warihó) en Chihuahua. Su idioma pertenece a la familia lingüística
yuto-nahua. De esta lengua se reconocen dos variantes que representan un vínculo entre el
tarahumara y el mayo. Guarijío o guarijó significa “gente” o “las personas que hablan la guarijía”.

Habitan una región accidentada en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental, en los límites
estatales de Chihuahua y Sonora. Se estima que el territorio donde habitan los guarijíos es el
mismo que ocupaban a la llegada de los españoles, abarca los municipios de Uruachi, Chínipas y
Moris en Chihuahua, y de Álamos, Quiriego y Rosario en el estado de Sonora.

Son descendientes de las bandas que procedían del suroeste de lo que actualmente son los
Estados Unidos y que se establecieron al noroeste de México en la zona conocida como Baja
Tarahumara del ahora estado de Chihuahua, donde vivían de la caza y la recolección.

En los siglos XVII y XVIII, con la llegada de los colonizadores españoles, la vida tradicional de los
guarijíos tuvo diversos cambios que derivaron en rebeliones como las de 1616 y 1632, que los
mismos colonizadores reprimieron mediante la imposición de las misiones pueblo y la conversión
al cristianismo. Fue entonces cuando el grupo se dividió en dos núcleos: los guarijíos de
Chihuahua, influenciados por los tarahumaras, y los de Sonora, por los mayos.

Artesanías

Los warijó tienen una tradición de recolección de palma real llamada saó, con la que tejen
sombreros, cestos y petates. Para ellos, la palma es sagrada, es un regalo de Dios que les protege
de las enfermedades, de los rayos y chubascos. Las mujeres suelen tejar la palma durante la
temporada de lluvias del verano. Además, ellas bordan servilletas de manta para guardar la
comida. Son hechas con hilos coloridos en patrones de flores. Los hombres trabajan el tejido de
carona para las sillas de montar caballo y habitualmente, trabajan con el cuero confeccionando
bolsas o morales. Además, construyen bancos de cuero y madera.

CELINE YEZABEL RAMOS MARTINEZ


Ku’ahles
El pueblo ku’ahl vive en la comunidad pa-ipai de Santa Catarina, en donde fueron los primeros
pobladores, como lo expresa la misma tradición oral pa-ipai y la denominación en ku’ahl de las
montañas alrededor de este lugar. En la actualidad, la relación entre ambos grupos no revela
ningún tipo de tensión, de hecho, la familia ku’ahl se ha mimetizado como una familia pa-ipai más,
practicando la cerámica tradicional de este grupo. Los grupos yumanos han experimentado una
fuerte serie de transformaciones como resultado de tres ciclos de contacto y colonización. Estos
cambios tuvieron lugar en el ámbito de su territorialidad, transformaron su esquema tradicional
de subsistencia y sus características culturales en general. Tales transformaciones dificultaron, a
los no especialistas y muchas veces a los especialistas, la identificación de los elementos de
diferenciación étnica de los yumanos con respecto a los campesinos no indígenas. En el caso de los
yumanos de California, si bien la multiplicación de ranchos y zonas urbanas impactó
dramáticamente el hábitat de estos indígenas y en consecuencia sus actividades de caza y
recolección, su reconocimiento como naciones autónomas permitió el florecimiento de un
movimiento de revitalización cultural indígena con una elevada orientación religiosa. En tanto que,
para los yumanos de Baja California, si bien la falta de dicha autonomía propició el rápido
abandono de sus prácticas religiosas, la multiplicación menos acelerada de ranchos y zonas
urbanas hizo posible que perduraran por más tiempo las condiciónes ecológicas de fauna y flora
que eran la base de la actividad cazadora y recolectora de los yumanos mexicanos. Con la
multiplicación de los centros mineros, agrícolas y ganaderos se redujo de manera importante el
hábitat de las especies de caza y recolección indígena, lo cual orilló a los grupos yumanos a
abandonar sus territorios tradicionales y a migrar hacia los nacientes centros de actividad
económica, en donde encontraban trabajo como asalariados. De esta forma, los indios
bajacalifornianos se convirtieron en la fuerza de trabajo para, los ranchos ganaderos locales, los
sitios mineros de Real del Castillo y El Álamo, las tierras agrícolas del Valle de Mexicali y las fábricas
de licor localizadas en la sierra de Juárez. De esa forma, la ratificación del modelo agrícola y
ganadero en la región y la consecuente proletarización de los indígenas contribuyeron a consolidar
la actual cultura del vaquero entre estos grupos. Los hablantes ku’ahl habitan en Santa Catarina y
también en Ensenada Baja California donde conviven todos los días con los Paipai.

CELINE YEZABEL RAMOS MARTINEZ


Tzeltales
A la llegada de los españoles a Chiapas, en el límite occidental del actual estado, estaban las tribus
zoques, en el río Grijalva y las tierras bajas de la depresión central los chiapanecas, y en los altos,
al norte y este de la depresión central, vivían las tribus mayenses. Una expedición española llegó
en 1527 a los Altos. Después de vencer a los chiapas, los expedicionarios sometieron a los
cacicazgos tzotzil-tzeltales. En 1528 se fundó Ciudad Real, hoy San Cristóbal de Las Casas, lugar de
asiento en la región de los nuevos conquistadores. Al llegar Bartolomé de las Casas a Ciudad Real
en 1541, se trató de concentrar a los tzotzil-tzeltales en pueblos o reducciones. Los indígenas,
reducidos y encomendados, pagaban tributo dos veces por año, daban prestaciones en dinero,
especie y trabajo en minas, molinos, propiedades y casas particulares. A principios del siglo XVIII,
en las comunidades tzeltales de los Altos, se dio una rebelión indígena a partir de un culto oracular
y mesiánico. En 1712, el consejo de ancianos de Cancuc llamó a tzotziles, tzeltales y choles a
rebelarse contra el poder colonial. En 1713 las tropas gubernamentales sofocaron el
levantamiento. Entre 1867 y 1870 el culto a un ídolo nativo desató la llamada “Guerra de Castas” o
rebelión de Cuzcat, que fue reprimida en 1870. Los vencidos cayeron en la servidumbre como
“baldíos”. Se veían obligados a trabajar en el campo para el terrateniente, además de servir en su
casa como semaneros a cambio de sembrar una parcela y de hacer uso de pastos y bosques de la
hacienda. Desde la colonia hasta la revolución mexicana los tzeltales fueron obligados a trabajar
en minas, molinos y haciendas del Estado con muy mala paga y en condiciones paupérrimas. La
marginación económica y social continuó durante casi todo el siglo XX. El inicio del movimiento
zapatista en 1994 generó algunos buenos cambios en muchas comunidades tzeltales.

Artesanías

La actividad textil es la más destacable, los tejidos y decorados elaborados en telar de cintura con
símbolos mayas tradicionales como el rombo (representación del cosmos) son los más
reconocidos, estos se usan tanto para comercializar como para uso cotidiano. Las mujeres también
elaboran su propio huipil, blusas, servilletas, manteles y cojines. El trabajo es tan laborioso (un
huipil artístico lleva por lo menos seis meses de trabajo diario en telar de cintura) que este arte se

CELINE YEZABEL RAMOS MARTINEZ


ha ido abandonando poco a poco ante la falta de recursos para el material y la incertidumbre de
un mercado directo entre las artesanas de las comunidades y los usuarios.

CELINE YEZABEL RAMOS MARTINEZ

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