CONDUCTAS ALIMENTARIAS DURANTE PANDEMIA EN INFANTES Y
ADOLESCENTES DE 10 A 18 AÑOS
Emmanuel Alfredo Ruiz Hernande,Julio Alberto Benitez Lopez,María José Resendiz Arano
Introducción:
La pandemia por Covid-19 ha provocado
en todo el mundo que las personas se
queden en casa y eviten el contacto físico,
sin embargo “estas medidas pueden tener
importantes consecuencias psicológicas
negativas, como síntomas de estrés
postraumático e irá” (Brooks 2020 ).
Actualmente se siguen evaluando los
efectos que ha tenido la pandemia sobre
las conductas alimentarias problemáticas y
los trastornos alimentarios ya que
probablemente se vieron afectados por
múltiples causas, una primera vía implica
el impacto emocional de las restricciones,
el aislamiento social y la soledad, el
aburrimiento y la disminución de la
actividad física que podrían aumentar el
estrés y el afecto negativo los cuales son
considerados como factores precipitantes o
mantenedores de los trastornos
alimenticios. (Levine, 2012; Stice, Ng y
Shaw, 2010).). También se sabe que el
estado de ánimo negativo aumenta la
ingesta de alimentos y desencadena
síntomas de trastornos alimentarios, como
episodios de atracones y conductas de
purga posteriores en personas con y sin
trastornos alimentarios. (Cardi, Leppanen
y Treasure, 2015; Evers, Dingemans,
Junghans y Bové, 2018).
Se registró un 70% de aumento en
niños,niñas y adolescentes en méxico
aumentaron el consumo de alimentos no
recomendables para su ingesta durante la
pandemia (grasas saturadas,azúcares
añadidos, bebidas azucaradas,botanas,
dulces y postres). (Nelda Anzar, 2021).
Se comparten síntomas como la
insatisfacción con la imagen corporal o
una influencia anormal de ésta en la
valoración personal, preocupación
persistente e interferente por la comida,
peso y forma corporal y el uso de medidas
no saludables para controlar o reducir el
peso, las que derivan en un deterioro
significativo del bienestar psicosocial y
físico de quienes los sufren. A partir de la
pandemia en México más de la mitad de
los hogares presentaba algún grado de
inseguridad alimentaria, principalmente en
hogares rurales donde en estos se
incrementó hasta un 80%. Todo esto
generó un estrés en niños de 10 a 18 al
estar en casa todo el tiempo y todo esto
propicia que se alimenten de alimentos
densamente energéticos y con pocas
cantidades de nutrimentos gracias a la
accesibilidad que estos tienen. (Hudson JI ,
Hiripi E,Pope HG,Kessler RC, 2007).
El estudio de la conducta alimentaria en
este segmento ha probado ser útil como
indicador de la probabilidad de aumento
de masa grasa en el tiempo, pudiendo
constituir un elemento fundamental para
predecir el sobrepeso y la obesidad de
forma precoz, a diferencia del IMC que en
edades tempranas no parece ser buen
predictor de la incidencia de morbilidad
asociada a obesidad en el adulto.(Prentice
A, Schoenmakers I, Laskey MA, de Bono
S, Ginty F,2006).
Únicamente el 27 por ciento de los
alimentos en las escuelas cumple con los
estándares nutricionales y solo el 18 por
ciento de las y los escolares consume un
refrigerio saludable.(Moreno LA, Ochoa
MC, Wärnberg J, Marti A, Martínez JA,
Marcos A.,2008).
Se tiene evidencia de que los vegetales,
frutas y agua simple tienen menos del 7
por ciento de disponibilidad en el entorno
escolar, lo que es casi nada.(Sepulveda
AR, Lopez CA, Macdonald P, Treasure
J,2005).
El aumento de las necesidades
nutricionales, en macro y micronutrientes,
que se produce durante esta etapa está más
relacionado con la edad biológica que con
la edad cronológica, y es más significativo
en los niños que en las niñas.(Lopez C,
Roberts ME, Tchanturia K, Treasure
J,2011).
Los hábitos alimentarios, que influyen en
las preferencias de alimentos, el consumo
de energía y la ingesta de nutrimentos, se
desarrollan gradualmente durante la
infancia y, en particular, durante la
adolescencia.(Oldershaw A, Hambrook D,
Tchanturia K, Treasure J, Schmidt
U,2010).
De acuerdo a lo antes planteado se formuló
la pregunta de investigación ¿Cuáles
fueron los cambios en la conducta
alimentaria de los infantes y adolescentes
durante la pandemia? De manera que el
objetivo de la investigación se centró en
relacionar los factores que afectaron a los
cambios de conducta alimentaria y los
efectos que tienen estos cambios en las
poblaciones infantiles y jóvenes en su está
de nutrición y los riesgos que conlleva este
estado.
Metodología
Para la realización de esta investigación
basada en evidencia científica se llevó a
cabo una búsqueda de información
proveniente de buscadores y bases de
datos, reconocidas por brindar artículos
académicos basados en evidencia
científica, tales como Pubmed, Scielo y de
diferentes estudios provenientes de
instituciones académicas reconocidas.
Gracias a esta búsqueda de información se
llevó a cabo la elaboración de este artículo
mediante el estudio de los diferentes
análisis cuantitativos y cualitativos en base
a los cambios de conductas alimentarias y
de ingesta que han tenido diferentes
poblaciones a lo largo del mundo. Se
seleccionaron 20 estudios científicos del
año 2017 al 2022 con el uso de palabras
clave tale comí con diferentes temas,
estudios y análisis en base a la ingesta,
hábitos, conductas y el impacto emocional
y social que trajo consigo la pandemia.
Desarrollo:
El confinamiento ha modificado la ingesta
de alimentos, hacia un patrón alimentario
no saludable, reducción de la actividad
física e incremento del
sedentarismo.(SmithLE,WoodlandL,Wesse
lyS,GreenbergNet al, 2020).
Por lo que esta investigación se centra en
identificar la conducta alimentaria y
explorar los factores asociados como
socioeconómicos, de salud y actividad
física que se obtuvo durante la pandemia
COVID-19. Se pretende conocer el
impacto que tiene en la selección, el
procesamiento y la ingesta de alimentos,
así como en el estilo de vida que se lleva a
cabo.
Lo cual nos ubica frente a la posibilidad de
aprender este fenómeno en población
hispana y detectar los probables
componentes asociados, que logren sentar
las bases de intervenciones a lo largo de la
cuarentena o siguiente a este.
La revisión sistemática de la información,
en la cual se incluyeron 20 artículos
proporcionó una descripción general de las
características del comportamiento
alimentario asociado a la pandemia de
COVID-19. De acuerdo a estas revisiones
se han encontrado resultados en diferentes
estudios en dónde se muestra que los
cambios provocados por la pandemia,
modificaron la conducta alimentaria
gracias a diversos factores tales como
psicosociales debido al confinamiento que
incluye la conducta y el agravamiento de
los trastornos alimenticios, la disminución
de actividades físicas al aire libre y
aumento en el sedentarismo. (Méndez
2020)
En base a los resultados de un estudio
realizo en españa se encontraron cambios
más frecuentes se refieren a mayor consumo
de fruta (27%), huevos (25,4%), legumbres
(22,5%), verduras (21%) y pescado (20%) y
reducción en el consumo de carnes procesadas
(35,5%), cordero o conejo (32%), pizza
(32,6%), bebidas alcohólicas destiladas
(44,2%), bebidas azucaradas (32,8%) o
chocolate (25,8%), con algunas diferencias
sobre todo en función de la edad y el grado de
adecuación de la dieta usual. (Tobar De
Mercadona, 2020).
El 73,2% de los sujetos identificaron mediante
encuestas telemáticas que sus síntomas habían
empeorado durante la cuarentena y de igual
modo hubo tasas más altas de síntomas como
ansiedad (28%) y depresión (18%) asociados a
los TCA en el 2020 en comparación con el
2019 (8,3% ansiedad y 3,5%
depresión).(Touyz S, Lacey H, Hay P, 2020).
En un metaanálisis que incluyó diecisiete
estudios, se analizó el riesgo a largo plazo de
las personas que presentaban comportamientos
restrictivos de alimentación y otras conductas
compensatorias. Las reducciones de riesgo de
estas conductas oscilaron entre el 20,0% y el
39,8% para el seguimiento de 10 años y el
24,7% y el 74,8% para 15 años o más.(Meller
Dias de Oliveira,2020).
Varios ensayos experimentales rigurosos
probaron los efectos de reducir la exposición
de los niños a las pantallas en el aumento de
peso. Estos estudios demuestran una relación
directa de causa y efecto entre la visualización
de medios en pantalla y el aumento de peso, y
demuestran que reducir el tiempo de uso de
pantallas da como resultado una menor
ganancia de IMC en los niños. (Robinson, TN,
Banda, JA, Hale, L., Lu, AS, Fleming-Milici,
F., Calvert, SL y Wartella, E. (2017)
Los adolescentes necesitan tener información
sobre las enfermedades que se dan al obtener
una mala alimentación, la debilidad, las
muertes que pueden causar las enfermedades
de obedecida o anorexia y el riesgo que corren
los y las adolescentes en su salud, ya que es
grave a su edad porque es el tiempo de su
desarrollo de 13-19 años de edad. A veces
estas enfermedades hacen que ellos dejen sus
estudios por el motivo que se sienten que no
pueden dar todo su esfuerzo ya sea por
desgaste físico o por la mala
alimentación.(Elizabeth Briggitte Quijije
Logroño,2018).
Se describe en el estudio retrospectivo
realizado en Madrid-España, que el 41,9% de
niños y adolescentes presentaron un aumento
de la sintomatología de los trastornos de
conducta alimentaria durante el confinamiento,
especialmente: restricción de alimentos,
ejercicio excesivo, miedo a subir de peso y un
aumento de síntomas depresivos y
ansiosos.(Richardson C, Patton M, Phillips S,
Paslakis, G,2020).
El manejo del estrés puede funcionar como un
factor protector para los trastornos de conducta
alimentaria. Las sesiones psicoeducativas que
se centran en los vínculos entre el manejo del
estrés y las conductas alimentarias pueden ser
particularmente útiles para las personas con
riesgo de desarrollar trastornos de conducta
alimentaria durante la
pandemia.(Neumark-Sztainer,2020).
Los trastornos de la conducta alimentaria
constituyen un importante problema de salud
en la población en general y con mayor
incidencia en adolescentes. Al tratarse de
enfermedades, en su mayoría, transitorias o
agudas y de origen biopsicosocial se suele
infravalorar la realización de un tratamiento
terapéutico específico. Estos trastornos
presentan un alto grado de gravedad y
letalidad, muy predominante en mujeres
adolescentes, que a su vez está aumentando en
la población masculina adolescente.(María
Felipa Hernando Martín,2018).
 Referencias

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