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A nuestro parecer, la “Querella del Cid” fue un hecho, no solo importante para
la comprensión y exigencia hacia el espectador, sino que la controversia giraba en
torno a si su obra seguía o no las reglas previamente establecidas e impuestas por
los críticos de la tragedia; específicamente la unidad de acción tiempo y lugar que
propusieron a partir de las lecturas realizadas de Aristóteles y Horacio. A pesar de
las críticas, el público se encontró con una obra placentera y divertida a su
percepción, una reacción totalmente alejada de la comprensión y las expectativas
de los puristas. Este hecho, además, ayudó a cambiar la imagen de lo que el público
podía esperar del teatro, se demostró entonces que el valor de la emoción, lo
dramático y la novedad estaba por encima de las reglas clásicas. Podían encontrar
obras aún más conmovedoras y emocionantes con las cuales empatizar.
En cuanto a las unidades (y sus reglas), Aristóteles formuló una ley de acción
de manera concreta. Es uno de los principios fundamentales que la tragedia debe
cumplir porque sostiene que una obra dramática debe tener una única trama y que
todos los eventos y acciones dentro de la misma han de contribuir a ella. Además
argumenta expresando que una obra no debe tener sub-tramas o elementos que no
estén directamente relacionados con el motivo inicial de la tragedia. Sobre esto,
Horacio va hablar sobre la necesidad de evitar las confusiones mezclando géneros;
aconseja mantener una coherencia tonal y temática. De esta forma, no es una
unidad como tal, pero se relaciona de gran manera con la vinculación entre acciones
propuesta por Aristóteles.
· Y por último, que las acciones sean lo suficientemente concisas y cortas para
mantener la atención.
· En la práctica, la mayoría de las obras solo podían durar como máximo hasta 24
horas, mayormente se mantenían dentro de las 12 horas, con algunos intervalos
para descansar.
· No debía haber saltos de tiempo significativos en la trama, con el fin de evitar
confusiones en el público, debido a cambios abruptos que rompieran con la
secuencia de los eventos.
· Los escritores tuvieron que desarrollar con mayor énfasis la trama y los diálogos
entre los personajes, debido a las restricciones físicas. Estos se movían y
encontraban en el mismo lugar, aumentando las relaciones y conflictos.
La Moralización de la catarsis.
Purgar con tal magnitud las vivas emociones del público con aquello que es
ficcional, es una prueba factible para demostrar que la obra cumplía absolutamente
estos parámetros establecidos durante el clasicismo.