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Educación: el fenómeno de la edad humana

Síntesis reflexiva de los dos primeros capítulos del Libro: GVIRTZ, S. (et al.) - La educación ayer, hoy y
mañana. El ABC de la Pedagogía - Aique, Buenos Aires, 2009.

Todo cuanto está a nuestro alrededor ya nos ha de modificar de múltiples y particulares


formas: un sujeto, una nota musical, una idea enunciada, un perro, un afecto y un gran
etcétera se han de convertir, en determinadas circunstancias, y bajo determinadas lógicas,
formales e informales, en focos de saber. Cada cual, al manifestarse, ya sea un perro, una
idea enunciada, un concepto, nos conduce ya a una idea, ya a actuar de cierta forma.
Cuando observamos, por ejemplo, una bestia salvaje dentro de una zona publica de una
ciudad bulliciosa, hemos de sobresaltarnos, y en una acogida pondremos en marcha, en
búsqueda de un lugar seguro. Podríamos permanecer en dicho escenario a expensas de ser
atacados, devorados, mutilados, pero cierto concepto se ha de presentar dentro de nuestras
codificaciones mentales, concepto que nos impondrá una predilección por marchar en aras
de garantizar nuestra permanencia en el ser, en la existencia, a saber, el concepto de
seguridad. Bien podría ser que al observar el panorama poco grato, lleno de peripecias
malgastadas en contra nuestra, nos persuadiéramos de marchar por un instinto que se atisba
dentro de nosotros, un instinto de sobrevivencia meramente natural, pero, al relacionar tal
escenario con un concepto, con un contenido de saber, la cosa cambia por completo. Ese
saber, ese desear seguridad y racionalizarla entorno a nuestra situación, no es una habilidad
intrínseca que nos corresponda sin antes haber versado sobre un desarrollo paulatino de
ciertas facultades intelectivas que nos permiten hacerlo. Esa posibilidad de racionalizar las
relaciones que entablamos con los otros, con la alteridad y los objetos que nos rodean ya es
el resultado del fenómeno educativo.
En sí, la educación se presenta como “un fenómeno necesario e inherente a toda
sociedad humana para la supervivencia de todo un orden social.” 1 Por medio de la
transmisión de ciertas técnicas culturales a las nuevas generaciones, transmisión que puede
ser de manera sistemática o a-sistemática, un bloque social en particular, dada ya sus

1
GVIRTZ, S. (et al.) - La educación ayer, hoy y mañana. El ABC de la Pedagogía - Aique, Buenos Aires,
2009, p. 14.
condiciones materiales, espirituales y filosóficas, ha de garantizar su orden social. La
transmisión y aprendizaje de técnicas productivas, de sistemas morales, de sistemas
políticos, valores de sexualidad y, sobre todo, la transmisión de un sentir la existencia
posibilitan las bases solidas de un grupo social. Ya lo dice un técnico del pensar, “una
sociedad humana no puede sobrevivir en caso de que su cultura no sea transmitida de
generación a generación, y las modalidades o las formas mediante las cuales esta
transmisión se efectúa o se garantiza se denominan educación.” 2 La transmisión de la
cultura, de esos saberes que ya posibilitan a un sujeto a interactuar con su medio, a
racionalizar con su misma cultura se efectúan en diversos campos de la vida fáctica, o si se
prefiere, de la cotidianidad. Por eso dicen bien que “hay educación cuando una madre
enseña a su hijo hablar, cuando el maestro enseña a escribir y cuando un amigo indique qué
ropa usar en una determinada ocasión.”3
Tener la capacidad de relacionar el frio con ciertas modificaciones en el cuerpo, que
reducen, sin duda, la potencia del mismo, permite al hombre buscar una solución práctica al
problema, podrá, pues, desde construir una casa, diseñar cierto ropaje, hasta controlar
ciertas energías naturales como el mismísimo fuego para combatir las bajas temperaturas.
Con el pasar del tiempo, y mientras más se relacione y racionalice la problemática, diseñará
un abanico extenso o pequeño de técnicas que le serán útiles. Y si éstas garantizan éxito, no
cabrá la menor duda que se sistematizarán y anclarán en el tesoro de la historia, es decir, se
transmitirán de una generación a otra. Por lo que cada técnica de producción, cada técnica
cultural es el resultado de un proceso histórico-social, son historia, son elementos que dan
cuenta de una evolución espiritual, moral y técnico-científica de un determinado ahora, de
un determinado tiempo, sino es que particular. Y en cuanto son productos socio-históricos,
para adquirirlos, para que un individuo les adquiera y goce con ello algunas garantías de
estabilidad, es menester que interactué con el otro que está adjunto a su cultura y sobre todo
que pertenezca a una generación precedente a la suya, lo que no dista que aprenda ciertos
saberes de sus congéneres de generación.
Este punto es fundamental, pues en él, entran al juego de la enseñanza, de la
educación, las relaciones con el otro, las relaciones con la alteridad. Supóngase que un niño
desea adquirir los conocimientos necesarios para controlar el fuego. Por simple intuición
2
Abbagnano, Nicola, Diccionario de filosofía, México, Fondo de Cultura económica, 1985, p. 370.
3
Op., Cit., GVIRTZ, S. (et al.) p. 13.
natural no podrá hacerlo, tendrá que versar, y ello será necesario, en interacción con un
congénere, que, claro, posea los medios y el conocimiento técnico necesarios para hacerlo
¿Y cómo lo hará? ¿Qué medio ha de utilizar para transmitirle el conocimiento dicho? La
herramienta para cumplir con la empresa será el lenguaje, ya sea éste mímico, meramente
corporal, ya sea por uno que tenga como base a la palabra articulada [no ignoró la
existencia de otros lenguajes]. Al igual que el control del fuego, el lenguaje resulta ser un
ente o proyección histórica, “porque se hace, se mejora, se perfecciona y cambia a lo largo
del tiempo, y a través de generaciones y generaciones de seres humanos que se suceden.” 4
Y en cuanto sólo es trasmitido por contacto entre congéneres, puede decirse, que es un
constructo social, histórico-social. Hora bien, frente a esa situación si un ser humano carece
de relaciones con su alteridad espacio-temporal, muy difícilmente cultivará su
entendimiento, es decir, que en ausencia de un igual no tendrá los medios para aprender
técnicas culturales y morales. Ello ya es evidente, no podrá hacerlo por el simple hecho de
que no pertenece a un bloque cultural. Claro que tendrá la posibilidad de adquirir ciertas
habilidades y estrategias de súper-vivencia, pero éstas no distaran de ser contrarias a las de
cualquier bestia, “de hecho, el ser humano, alegado de sus congéneres, vive muy
cercanamente al mundo animal.”5 Por lo dicho hasta aquí, podemos considerar que el
fenómeno educativo es privativo al género humano. Él garantiza tanto la conservación y
producción cultural de una dada civilización.
Consolidar el fenómeno educativo es menester, entonces, para cristalizar el núcleo
de relaciones tanto de una sociedad compleja así como de una menos realizada en el
aparato socio-tecnológico. Producción, re-producción, creación, innovación, acto mímico
están relacionados con el fenómeno en cuestión. Tales actos relacionados con la
transmisión del saber tienen una relación íntima con las condiciones socio-históricas,
materiales y culturales de un punto geográfico en particular, donde ha florecido tal o cual
sociedad, tal o cual grupo de hombres con cultura. Así, cuando se produce una fluctuación,
por ejemplo, en el campo de las políticas culturales, cuando las temperaturas cambian o
más específicamente cuando las condiciones climáticas sufren tremenda metamorfosis,
cuando el mapa económico toma una dirección poco elocuente, la técnica de transmisión,
aprendizaje, producción y re-producción de cultura cambian de manera abrupta, pues de no
4
Ibídem, p. 15.
5
Ibídem.
hacerlo serios problemas se atisbarían. En el proceso de aprendizaje siempre se presenta esa
arista de creatividad, de innovación no sólo por el dinamismo de las esferas mencionadas
sino, porque cada individuo se ha construido como sujeto, se ha individuado por diferentes
patrones, lógicas, modos, principios, afectos. Regresemos al ejemplo mencionado en las
líneas precedentes del niño que desea controlar el fuego utilizando técnica determinada y
además transmitida. Por medio de un proceso donde interviene la persuasión, el lenguaje
entre otros elementos, se le transmite el saber suficiente para que logré su encomienda, lo
logra, pero dado que sus intereses del pensar son distintos al de su mentor, dado que ha sido
modificado y transgredido de forma distinta por lo otro, transforma, algunos pensarán que
más bien prostituye, un poco la técnica, así también la puede modificar tremendamente y si
la estructura cultural de la que forma parte se lo permite, incentivando de esta manera su
lado creativo, en un futuro, no muy lejano, no reducirá su habilidad sólo a controlar el
fuego, sino que le utilizará para hacer volar un globo por los cielos, tan solo por mencionar
un ejemplo. Cuando cambian las estructuras gracias al fenómeno educativo, cuando las
prácticas educativas han de transformar lo establecido, se está frente a prácticas de
educación productiva.6
Versamos sobre un sinfín de focos que nos proporcionan conocimiento, ya lo
decíamos con antelación, en todo momento se aprende: desde diferentes plataformas el ser
humano se educa, cultiva su entendimiento. Pero a partir del fenómeno de escolarización7
el foco de predilección para la transmisión de ciertos saberes fue otorgado a la institución
educativa, donde la educación, el saber cultural, se institucionalizó. Comenzando así la era
de la sistematización del saber y la era de la educación formal. “El concepto de educación
formal se entiende como todos aquellos procesos educativos que tienen lugar en la
institución escolar,”8 procesos planificados, reglamentados y graduados. Normas de
convivencia, constitución material del escenario donde el educando se desarrolla, libros que
leer, todo ello se reglamenta. Asimismo el como escribir, que decir, como andar, como
vestir, con quien interactuar en la institución, que muletillas del habla reproducir todo se
6
Cfr, en GVIRTZ, S. (et al.) - La educación ayer, hoy y mañana. El ABC de la Pedagogía - Aique, Buenos
Aires, 2009, p. 17.
7
Algunos historiadores de la educación hablan de escolarización para distinguir la educación de la
Modernidad respecto de la de otros períodos históricos, como la Edad Media o Renacimiento. Cfr en
GVIRTZ, S. (et al.) - La educación ayer, hoy y mañana. El ABC de la Pedagogía - Aique, Buenos Aires,
2009, p. 33.
8
Ibídem, p. 30.
norma, se esquematiza. Algunos se adaptan fisilmente, a otros se les persuade por miedo a
otros se les convence que ello es lo mejor. Es inevitable, dentro de la institución educativa
comienza una lucha interna en la esfera del micro-poder por persuadir al otro, para
controlarlo, por medio de la palabra, por medio de otro lenguaje. El profesor ya puede
elegir el método más propicio para la formación de tal o cual estudiante, así le puede
familiarizar con la virtud moral, con la creatividad, con la versatilidad o por otra parte, con
el miedo, con el acto mímico. Si bien es cierto que dentro de una institución educativa se
puede practicar la democracia en cuanto a la distribución de poder se refiere, incentivando
en los estudiantes, que forman parte de ella, el deseo de establecer relaciones de poder
horizontales y equitativas, también se les ha de persuadir de lo contrario, de ceder el poder
que les configura el hecho de ser humanos. Ya lo decía el talante de la modernidad-
posmoderna que teorizo sobre el poder: El hombre no tiene más poder que el que uno le
otorga.9 Así, cuando un ser humano se relaciona con otro y le otorgar demasiado poder, sin
duda, ocasiona que la relación se tornara verdaderamente conflictiva, pues quien sede
demasiado se vuelve siervo y el que recibe, se vuelve tirano. Lo mismo sucede con la
institución, si uno y otro ya le otorga su poder natural, se vuelve siervo de ella. Ésta, por
obvias razones, determinará sus apetencias, deseos, proyectos, lo que debe pensar y cómo
pensar.
Ahí está el poder, relacionándose con los procesos educativos, no cabe duda:

Estamos hablando de un poder […] cotidiano que circula en el día a día en las
instituciones y que constituye una parte muy destacada de los hechos educativos. Poder
es la capacidad de incendiar en la conducta del otro para modelarla. Desde esta
prospectiva, la educación no sólo se relaciona con el poder, sino que ella es poder.10

Si en un determinado caso “X” institución educativa ha de tener cierta predilección


por el acto mímico, es decir, desea conservar ciertas técnicas de enseñanza, técnicas que
han garantizado éxito, productividad y excelencia, marcará una línea definida en la
formación del individuo que pulule en ella, que dependa de ella. En este caso la educación
que premiará se ancla en la inmutabilidad de las técnicas, de las cuales resalta su carácter
vital, por lo que todo intento de innovación será considerado como impío y será castigado.
Las consecuencias de ello no sólo repercuten en la cotidianidad del educando dentro de la
9
Foucault, El gobierno de sí y de los otros. México, Fondo de cultura económica.
10
Op., Cit., GVIRTZ, S. (et al.) p.18.
institución educativa, sino también en otros campos como el político, el social, el
económico, el deportivo, etc., pues él forma parte de una sociedad toda, estratificada por
diversos campos que se relacionan entre sí y en los cuales participa de día y noche; de
invierno a primavera. Las instituciones educativas bien pueden fomentar la participación
democrática de los estudiantes, apagarlos a relaciones horizontales de poder, pero también,
y ello es lo que les proporciona un carácter ambivalente, se pueden convertir en lastres
ortopédicos.
Para entender con mayor claridad y distinción las problemáticas que giran en torno a
las instituciones educativas, es menester tomar en cuenta y considerar que la escuela no es
un fenómeno natural, en otras palabras, debemos considerar que es resultado de ciertos
procesos histórico-sociales. Es una creación del hombre histórico; como cualquier otra
creación artística, como un cuento por ejemplo. ¿Quién escribe el cuento? un genio
creador, que motivado por cierto apetito después de culminar su obra se inmiscuye
completamente en ella. Lee sin descansar, las líneas de su propia autoría, lee hasta la
nausea, hasta ya no poder. Se detiene, sabe que algo no va bien. Mientras ahondaba en la
lectura se percata de contradicciones y de figuras literarias no tan estéticas, por lo que no se
siente satisfecho con su obra, sin embargo, la tristeza no le invade, porque su obra puede
ser re-estructurada, re-significada. Lo mismo sucede con la institución educativa, puede re-
significarse, re-construirse cunado ya está llena de problemas, cuando las aporías se
presentan. Ello es posible, porque es una creación humana, como un cuento.
Tomando en consideración lo mencionado, en cuanto el saber dentro del aula
“resulta ser una materia inerte, estática, que pasa de uno a otro como si fuese una simple
mercancía”11; cuando el docente “deposita un saber cerrado en la mente del alumno, cuya
función es reproducirlo memorísticamente”12, la estructura de la institución educativa,
puede ser transformada en aras de incentivar la potencialización de un genio creador. La re-
construcción y re-significación de la institución educativa ya es posible en primer lugar,
porque ella es el resultado de ciertas relaciones de poder que corren a lo largo de la historia,
que sería lo mismo que decir, que es el resultado de ciertos procesos socio-culturales. En
segundo lugar, su re-construcción y re-significación es posible por tal espíritu de ceración

11
Ibídem, p. 58.
12
Ibídem.
que caracteriza al ser humano, éste le conduce a nuevas propuestas de pedagogía13
relacionadas y vinculadas con la creatividad, con el diálogo y la apropiación del
conocimiento, no sólo del formal, sino también del informal. Es por ello que a hoy
podemos encontrar nuevas prácticas de enseñanza que favorecen a la libertad del diálogo
creador: “El diálogo es el encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para
pronunciarlo (…) pronunciando el mundo, los hombres lo transforman,” 14 y lo hacen sólo
para seguir cultivando su cultura, su ser. Si las sociedades desean que su cultura se siga
expresando, si desean mantener sus estructuras de relación solidas es menester que
privilegien a la educación productiva.

Por Fernando Solis Luna

13
La pedagogía es, a grandes rasgos, el campo del saber que se ocupa del estudio de los fenómenos. Es el
paso del hecho educativo al de la reflexión del saber. Cfr en GVIRTZ, S. (et al.) - La educación ayer, hoy y
mañana. El ABC de la Pedagogía - Aique, Buenos Aires, 2009, p.34.
14
Ibídem, p. 58.

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