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Farmacología en el sistema
musculoesquelético
Anwen S Williams y Rhian Goodfellow

Resumen
R l dolor traumático se categorizaba anteriormente
como nociceptivo, bajo la premisa de que el dolor
estaba relacionado Las enfermedades musculoesqueléticas (también llamadas
a la inflamación o a cambios estructurales que reumáticas) son una de las principales causas de morbilidad
reflejaban daño tisular. Por el contrario, se creía que en todo el mundo (World Health
el dolor neurogénico estaba asociado a lesiones Organización Mundial de la Salud (OMS), 2003); abarcan un amplio
nerviosas específicas. Esta clara división entre dolor espectro de trastornos que se propagan por una plétora de factores
nociceptivo y neurogénico, sobre todo en relación biológicos. Existen más de 200 enfermedades reumáticas que
con las enfermedades artríticas, ya no existe, y hay abarcan desde diversos tipos de artritis hasta enfermedades
pruebas claras que apuntan a un solapamiento sistémicas del tejido conectivo (Liga Europea contra el Reumatismo
considerable y destacan el papel de los mecanismos (EULAR), 2009). Constituyen un grupo diverso de afecciones,
neurogénicos (Schaible y Grubb, 1993; McDougall et desde las de aparición aguda y corta duración (por ejemplo, gota,
al, 2006). Por lo tanto, el dolor musculoesquelético es tendinitis y bursitis) hasta trastornos crónicos progresivos como la
un fenómeno complejo que implica un intrincado
artrosis, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico. Las
procesamiento neurofisiológico en todos los niveles
enfermedades reumáticas representan un importante problema
de la vía del dolor y, sin embargo, es
social y económico que inflige enormes costes a los sistemas
también un síntoma que unifica todas las enfermedades
sanitarios y de asistencia social. En Europa, casi el 25% de los
musculoesqueléticas. Las opciones de tratamiento
adultos se ven afectados por problemas musculoesqueléticos de
disponibles para aliviar el dolor articular son bastante
limitadas y la mayoría de los pacientes con artritis larga duración que limitan las actividades cotidianas (Lidgren et al,
refieren 2005). En virtud de su fisiopatología incoherente, cada enfermedad
sólo un modesto alivio del dolor con los tratamientos musculoesquelética exige un enfoque diferente para su tratamiento
farmacológicos actuales (Haanpää et al, 2009; Fitzcharles en la clínica. Por lo tanto, no existe un único medicamento o
et al, 2011). tratamiento que sea óptimo para todos. En muchas enfermedades
reumáticas, el dolor es un síntoma común y su tratamiento es uno
de los aspectos más importantes de la atención al paciente.
No esteroideos
antiinflamatorios
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se
prescriben para aliviar el dolor en las enfermedades
inflamatorias crónicas.
enfermedades musculoesqueléticas como la artritis prescripción de estos fármacos (McCarberg y Gibofsky, 2012).
reumatoide (AR) y la osteoartritis. Los AINE son una
clase heterogénea de medicamentos que tienen efectos Modo de acción
terapéuticos similares, como actividad antipirética, El modo de acción básico de los AINE es la inhibición de la ciclooxigenasa
analgésica y antiinflamatoria. (COX); dos isoformas distintas (COX-1 y COX-2) de esta enzima intervienen
Se han desarrollado múltiples formulaciones de en la producción de dolor y fiebre en los seres humanos (Vane y Botting,
AINE (por ejemplo, comprimidos, cápsulas, cápsulas 1998). La COX inicia la cascada enzimática que produce cinco prostanoides
de liberación prolongada, fármacos administrados por primarios biológicamente activos, a saber: la prostaglandina D2,
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vía intravenosa, agentes de aplicación tópica, incluidos


geles y parches y supositorios) para responder a la
necesidad clínica de un rápido inicio de la analgesia. La
duración de la acción del fármaco, la seguridad, la
tolerabilidad y la vía de administración plantean
consideraciones farmacológicas adicionales a la hora de

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prostaglandina E2, prostaglandina


F2α, prostaciclina y tromboxano A2
a partir de su precursor, el ácido
araquidónico, una vez liberado de las
membranas celulares en respuesta a
una lesión tisular. Estos productos
actúan como mensajeros
secundarios
interactuando con receptores
prostanoides acoplados a proteínas G
y otros receptores (Smith, 2000).
Los AINE tradicionales (por
ejemplo, aspirina, indometacina,
ibuprofeno, naproxeno y
diclofenaco) prescritos para
controlar el dolor articular y tratar
afecciones inflamatorias como la
AR y la artrosis, producen sus
efectos antiinflamatorios y
analgésicos mediante la inhibición
no selectiva de la actividad de la
COX. La COX-1 se expresa de
forma constitutiva en la mayoría
de los tejidos y células normales;
en el

Anwen Siân Williams es farmacéutica y m i e m b r o


senior del personal académico de la Facultad de Medicina
de la Universidad de Cardiff. Rhian Goodfellow es
profesora titular de reumatología y reumatóloga consultora
honoraria del Royal Glamorgan Hospital de Llantrisant.

Correo electrónico: williamsas@cardiff.ac.uk

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Isoformas COX
tracto gastrointestinal su funcionalidad citoprotectora Los acontecimientos adversos
es particularmente importante (Karman, 1996). A este asociados a la inhibición de la COX-1
respecto, la COX-1 reduce la secreción de ácido y/o la COX-2 (mediante el uso de
gástrico por las células parietales del estómago, AINE orales) no se limitan al tracto
aumenta el flujo sanguíneo de la mucosa y estimula la gastrointestinal. De hecho, la idea de
liberación de moco viscoso. que los inhibidores selectivos de la
Así, los efectos secundarios gastrointestinales no COX-2 (celecoxib y rofecoxib) eran
deseados asociados a los AINE tradicionales se más seguros que los inhibidores no
atribuyen a la inhibición de los prostanoides selectivos de la COX se cuestionó poco
gastroprotectores que se sintetizan a través de la después de su lanzamiento con una
vía COX-1. El sitio advertencia sobre su administración
Las toxicidades gastrointestinales asociadas al uso en pacientes con riesgo cardiovascular.
generalizado de AINE constituyen un importante
inconveniente durante el tratamiento a largo plazo
(Tamblyn et al, 1997).

El proceso inflamatorio
Durante el proceso inflamatorio, el ARNm y la
actividad proteica de la COX-1 no cambian, mientras
que se produce un aumento espectacular de los niveles
de COX-2. La COX-2 no es detectable en el tejido
normal; la enzima se induce en una amplia variedad de
células y tejidos (endotelio vascular, osteoclastos,
células endoteliales sinoviales reumatoides, monocitos
y macrófagos) por mediadores inflamatorios
(lipopolisacáridos y citocinas (interlucina-1, factor de
necrosis tumoral-alfa). La prostaglandina E2 y la
prostaciclina (producidas a través de la vía COX-2)
aumentan la permeabilidad vascular y el edema,
magnificando así el grado de inflamación iniciado por
otros factores, como la histamina y la bradicinina
(Seibert et al, 1994). Para sugerir que las acciones
antiinflamatorias de los AINE eran
debido a la inhibición de la COX-2 y que los efectos
gastrointestinales no deseados se debían a la inhibición
de la COX-1 fue una noción atractiva que impulsó el
desarrollo de inhibidores selectivos de la COX-2 (por
ejemplo, celecoxib, rofecoxib y etoricoxib).
En la década de 1990, las empresas farmacéuticas
compitieron entre sí para ser las primeras en
comercializar un inhibidor de la COX-2 selectivo o
quizá preferible (Vane, 1994). Esta clase de fármacos
se conocen comúnmente como coxibs. Estos
fármacos, que inhiben preferentemente la COX-2,
redujeron sustancialmente los aumentos de la
formación de prostaglandinas provocados por el
lipopolisacárido (LPS) in vitro y la inflamación en
modelos animales in vivo (Masferrer et al, 1994;
Zhang et al, 1997). Ensayos clínicos aleatorizados
multicéntricos en humanos (con rofecoxib, celecoxib,
valdecoxib y etoricoxib) racionalizaron la inhibición
selectiva de la COX-2 como un enfoque para
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conseguir efectos antiinflamatorios y analgésicos


favorables con una menor tasa de
efectos adversos gastrointestinales en comparación con los
AINE convencionales (Rostom et al, 2007; Laine et al,
2006).

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morbilidad (Mukherjee et al, 2001).


Los estudios en ratones demostraron que la deficiencia de ambas
isoformas de la COX o sólo de la COX-2 causaba la muerte en cuestión de
horas.
de nacimiento causada por la imposibilidad de cierre del conducto
arterioso (Loftin et al, 2001). Además, las dos isoformas de la COX
mantienen un equilibrio dinámico en la vasculatura: la COX-1
derivada de las plaquetas es responsable de la formación de
tromboxano A2 proagregante y la COX-2 cataliza principalmente la
síntesis de tromboxano antiagregante.
prostaciclina agregadora en las células endoteliales (McAdam et al, 1999).
Aunque los inhibidores selectivos de la COX-2 no tienen ningún efecto
sobre la producción de tromboxano A2, bien podrían aumentar el riesgo
de un acontecimiento cardiovascular trombótico al disminuir la biosíntesis
de prostaciclina. Existen indicios adicionales de un papel perjudicial de los
inhibidores de la COX-2 en relación con el daño oxidativo de los
cardiomiocitos (Adderley et al, 1999).
En general, la bibliografía publicada indica que, como clase, estos
inhibidores selectivos de la COX-2 se asocian a riesgos cardiovasculares
(Mitchell y Warner, 2006);
Es probable que múltiples mecanismos estén implicados en la patología
cardiovascular deletérea.
Ambas isoformas de la COX también intervienen en la fisiología renal (Ye et
al, 2006). En los seres humanos, la COX-1 se expresa de forma constitutiva
en la vasculatura, los conductos colectores y el asa de Henle, mientras que
los niveles bajos de COX-2 se expresan de forma constitutiva en la mácula
densa, las células epiteliales que recubren el asa de Henle y los conductos
colectores.
el asa ascendente de Henle y las células intersticiales medulares de las
papilas renales (Breyer et al, 2001; Campean et al, 2003). Los estudios
realizados en modelos animales de enfermedades renales y en pacientes
con insuficiencia cardiaca congestiva, cirrosis hepática o insuficiencia renal
han demostrado que la prostaglandina E2 es la principal responsable del
mantenimiento de la función renal normal.
(Vane et al, 1998). Por lo tanto, la inhibición de la actividad enzimática de la
COX-1 o la COX-2 en el riñón provocaría un tono vascular y un flujo
sanguíneo anormales, lo que afectaría negativamente a la función renal. De
hecho, los AINE tradicionales no selectivos y los inhibidores selectivos de la
COX-2 son nefrotóxicos; los signos van desde alteraciones de líquidos y
electrolitos hasta disfunción renal manifiesta, necrosis papilar renal o
síndrome nefrótico (Whelton et al, 1999). Por ello, organismos
profesionales como el Colegio Americano de Reumatología (ACR) han
publicado directrices sobre el uso de AINE en pacientes con artrosis de
mano, cadera o rodilla. Recomiendan que no se utilicen AINE en
pacientes con insuficiencia renal grave y que se actúe con precaución en
pacientes con hipertensión, insuficiencia cardíaca congestiva, insuficiencia
renal leve o moderada u otras afecciones asociadas a un edema de volumen
intravascular reducido (American College of Rheumatology Subcommittee
on Osteoarthritis Guidelines, 2000; American College of Rheumatology
Subcommittee on Rheumatoid Arthritis Guidelines.
Directrices para el tratamiento de la artritis reumatoide, 2002; Hochberg
et al, 2012).

AINE tópicos
Los AINE tópicos se recomiendan para el tratamiento inicial.

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para la excreción renal (Dahlin et al, 1984). Se cree que es seguro a dosis
tratamiento de pacientes con artrosis localizada en la terapéuticas (por debajo de 2000 mg (para niños) y 4000 mg (para adultos).
mano, la rodilla o la cadera. Los AINE tópicos (por Sin embargo, puede aumentar el riesgo de toxicidad hepática cuando se
ejemplo, piroxicam, indometacina, diclofenaco, administra a pacientes con disfunción hepática o renal.
ketoprofeno e ibuprofeno) se frotan en la piel sobre la o cuando se utilizan dosis más altas durante periodos prolongados (Hinson
articulación afectada y se utilizan para tratar el dolor et al, 2010).
musculoesquelético agudo y crónico (Mason et al, El paracetamol suele combinarse con otros agentes
2004a; Mason et al, 2004b; Moore et al, 2008; Derry et
al, 2012).
Aunque su uso se considera un tema
controvertido en la práctica analgésica, la Food
and Drug Administration (EE.UU.) autorizó los
AINE tópicos en 2007. La aprobación de los AINE
tópicos siguió en el Reino Unido en 2008, cuando
el National Institute for Health and Care Excellence
(NICE) recomendó las terapias tópicas como
tratamiento de primera línea en sus directrices para
la
osteoartritis (NICE, 2008). Varios ensayos clínicos
han demostrado que los AINE tópicos reducen el
dolor al inhibir eficazmente la enzima COX-2 a nivel
tisular y articular. En consecuencia, se evitan los
efectos adversos sistémicos que suelen producirse con
los AINE orales, como la hemorragia gastrointestinal y
el deterioro renal (Mason et al, 2004a; Mason et al,
2004b).
El paracetamol (N-acetil-p-aminofenol) es el
analgésico más utilizado para el tratamiento del dolor
musculoesquelético (Kroenke et al, 2009). Debido a la
preocupación por los efectos adversos de los AINE, el
paracetamol puede volver a ser un analgésico importante
para los pacientes con enfermedades reumáticas. A pesar
de su descubrimiento hace más de 100 años, el
mecanismo de acción analgésica del paracetamol no
está bien definido en la actualidad. A diferencia de los
AINE típicos, el paracetamol tiene
ninguna actividad inhibidora significativa sobre la
COX. Por lo tanto, se cree que sus efectos analgésicos no
están mediados por una vía antiinflamatoria (Bertolini
et al, 2006).
Un posible mecanismo de la acción analgésica del
paracetamol está relacionado con su metabolito N-(4-
hidroxifenil)- araquidonilamida (AM404) (Högestätt
et al, 2005).
El AM404, cuando se forma en el cerebro y en los
ganglios de la raíz dorsal inhibe la recaptación celular
de endocannabinoides (sustancias similares a la
marihuana y derivados del ácido araquidónico) que
podrían tener un papel en el efecto antinociceptivo del
fármaco (Bertolini et al, 2006). Paracetamol
tiene efectos analgésicos y antipiréticos similares a
los de la aspirina y el ibuprofeno. En común con los
AINE,
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del paracetamol se metaboliza en el hígado y se elimina


por los riñones. En cambio, aproximadamente el 5-10%
del paracetamol se metaboliza por oxidación en el
compuesto hepatotóxico y nefrotóxico N-acetil-p-
benzoquinoneimina (NAPQI). La conjugación de
NAPQI con glutatión produce un metabolito no tóxico

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Sin embargo, algunos de estos fármacos también se utilizan en el


como la codeína o los opiáceos tratamiento de
para lograr una analgesia superior otras afecciones musculoesqueléticas como la p e r i f e r i a
en pacientes con afecciones espondiloartropatías, artritis psoriásica y artritis s i s t é m i c a .
musculoesqueléticas. Los lupus eritematoso. Los DMARD actúan suprimiendo la
pacientes con dolor moderado a hiperactividad de los sistemas inmunitario y/o
intenso, deterioro funcional inflamatorio del organismo; de este modo, reducen o
relacionado con el dolor o previenen el daño articular, preservan la estructura y
disminución de la calidad de vida a mantienen la función de las articulaciones. Suelen ser de
causa del dolor suelen recibir acción lenta (el beneficio terapéutico tarda semanas o
tratamiento con opiáceos. Los meses) y pueden subdividirse en dos clases distintas: los
clínicos deben anticipar, evaluar e DMARD convencionales y los DMARD biológicos.
identificar los posibles efectos
adversos asociados a los opioides DMARD convencionales
(estreñimiento, sequedad de boca, Las pruebas apoyan el uso precoz de los FAME
náuseas/vómitos, sedación y convencionales para prevenir el daño irreversible en las
sudoración), la adicción y la artritis inflamatorias (por ejemplo, AR, artritis
tolerancia. También se debe tener psoriásica y espondiloartropatía periférica). Los FAME
cuidado de no superar las dosis que se utilizan habitualmente en la clínica incluyen:
máximas seguras de paracetamol fármacos inmunosupresores (por ejemplo,
o AINE cuando se utilicen agentes metotrexato y azatioprina), antimaláricos
combinados opioides de dosis fija (hidroxicloroquina), sulfasalazina y leflunomida. La
como parte de un régimen extensión limitada de este artículo no permite una
analgésico. revisión farmacológica detallada de cada uno de los
compuestos.
Fármac El metotrexato es el FAME más utilizado en el
tratamiento de la AR y se considera el fármaco de
os referencia. Es un antagonista de los folatos y, como tal,
antirreu se cree que impide la síntesis de novo de pirimidinas y
purinas (necesario para el tratamiento de la AR).
mático para la síntesis de ADN y ARN), inhibiendo así la
s proliferación celular dentro de una articulación
inflamada. No está claro cómo una dosis semanal
modific baja de metotrexato, administrada por vía oral, podría
adores de su potente efecto inmunosupresor en la AR. Otros
de la posibles mecanismos son:
■ Inducción de especies reactivas de oxígeno
enferm en linfocitos activos que inducen una
edad respuesta apoptótica
Los AINE y los analgésicos proporcionan un control
adecuado de
síntomas de muchas enfermedades
musculoesqueléticas, pero no
alteran la historia natural de la
enfermedad.
Para alterar la patología
que subyace a las
enfermedades
musculoesqueléticas, el
reumatólogo utiliza un
grupo de fármacos
denominados fármacos
antirreumáticos
modificadores de la
enfermedad (FAME). Estos
medicamentos se
convirtieron en el pilar del
tratamiento de la AR en la
década de 1970.
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mostró una disminución de la


■ Liberación directa o indirecta de adenosina señalización de los receptores tipo
antiinflamatoria endógena a partir de sinoviocitos Toll y de la activación de las
primarios y células endoteliales microvasculares. células dendríticas por la
■ Inhibición de la producción de citoquinas hidroxicloroquina; de este modo
(interleucina (IL)- 4, IL-6, IL-13, factor de necrosis mitigar el proceso inflamatorio (Kuznik
tumoral-α, interferón gamma y factor estimulante et al, 2011). Los efectos secundarios
de colonias de granulocitos-macrófagos). son poco frecuentes. Los antimaláricos
■ Supresión de la molécula de adhesión se excretan por vía renal; el riesgo de
intracelular-1 (Wessels et al, 2008). desarrollar efectos adversos (molestias
gastrointestinales, cambios
Los efectos secundarios no son un gran problema con pigmentarios, erupciones cutáneas,
el tratamiento con metotrexato; el efecto adverso más visión borrosa, halos y retinopatía) es
frecuente es la anomalía de las enzimas hepáticas y, mayor en
ocasionalmente, puede evolucionar a fibrosis hepática.
Dado que la reserva hepática está disminuida en los
ancianos, es importante realizar un seguimiento regular
de la función hepática.
Recientemente, la sulfasalazina ha vuelto a gozar
de gran popularidad en el tratamiento de la artritis
inflamatoria (AR, artritis psoriásica, artritis reactiva y
artritis asociada a inflamación intestinal). Suprime la
respuesta inmunitaria alterando la reacción de células
inmunitarias como los macrófagos y las células T a
factores que causan enfermedades
musculoesqueléticas inflamatorias. Muchos de los
efectos antiinflamatorios atribuidos a la sulfasalazina
están relacionados con su función como potente
inhibidor del factor nuclear kappa B, una vía de
señalización muy importante para iniciar y mantener
el estado de enfermedad en una articulación
inflamada. Por ejemplo, la señalización del factor
nuclear kappa B activa la transcripción
de citoquinas proinflamatorias artritogénicas como
el factor de necrosis tumoral α, IL-1, IL-6, IL-8 o
moléculas de adhesión (Wahl et al, 1998; Liptay et
al, 1999). La sulfasalazina ejerce una potente acción
antiinflamatoria,
funcionalidad inmunosupresora y protectora de los
tejidos mediante la inhibición de estas citocinas en
pacientes con artritis inflamatoria. Los efectos
secundarios más frecuentes son reacciones de
hipersensibilidad (erupción cutánea, alergia, hepatitis y
necrosis hepática), trastornos gastrointestinales,
cefalea, anemia hemolítica, supresión de la médula
ósea, anomalías de la función hepática y
complicaciones pulmonares. En los pacientes tratados
con sulfasalazina, las reacciones de hipersensibilidad
representan el 13% de los abandonos del tratamiento.
La intolerancia gastrointestinal a la sulfasalazina es más
frecuente (17% de los pacientes tratados).
Los antimaláricos (por ejemplo, la cloroquina y la
hidroxicloroquina) se han utilizado para tratar la AR y el
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lupus eritematoso (crónico discoide y sistémico) desde


principios de la década de 1950. A pesar del uso
frecuente de los antimaláricos como fármacos
terapéuticos, se sabe muy poco sobre su mecanismo de
acción. Un posible modo
de acción se reveló en un estudio reciente que

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pacientes de edad avanzada con insuficiencia renal.


La leflunomida es el DMARD más reciente con propiedades
antirreumáticas novedosas. El principal mecanismo de acción de
este fármaco es la inhibición de la biosíntesis de novo de
nucleótidos de pirimidina, que impide específicamente la
proliferación de linfocitos T. Leflunomida
también suprime las moléculas proinflamatorias sobre sus inhibidores,
las moléculas de adhesión celular y las enzimas degradantes de los tejidos
llamadas metaloproteinasas de matriz (Breedveld y Dayer, 2000). Estos
efectos proporcionan mecanismos tanto inmunológicos como
bioquímicos para la potencia terapéutica observada de la leflunomida en
el tratamiento
de la AR. En los ensayos clínicos, la potencia de la leflunomida fue
comparable a la del metotrexato y la sulfasalazina en lo que respecta a la
ralentización de la progresión de la AR (Burger et al, 2003). En estos
estudios no se observó toxicidad hematopoyética, infecciones
oportunistas ni toxicidad grave en las mucosas (Strand et al, 1999;
Smolenet al, 1999). Además, la incidencia de trastornos
linfoproliferativos en pacientes que recibían leflunomida no aumentó
significativamente en comparación con los pacientes con AR que
recibían metotrexato o sulfasalazina.

FAME biológicos
El paradigma de tratamiento de la AR se basa en el uso de FAME
solos o en combinación, y la práctica actual favorece la terapia
combinada agresiva precoz, con metotrexato, sulfasalazina,
corticosteroides y
hidroxicloroquina. No se ha demostrado que este régimen provoque un
aumento de la toxicidad, pero sí que muestra una eficacia superior a la
monoterapia (Boers et al, 1997; Landewé et al, 2002). Sin embargo, no
todos los pacientes responden a los DMARD convencionales; para estos
pacientes puede aplicarse una estrategia de tratamiento alternativa que
incluya DMARD biológicos.
Los DMARD biológicos se han desarrollado como resultado de los
recientes avances en el conocimiento de los procesos celulares y
moleculares que controlan el entorno inflamatorio e inmunológico en la
enfermedad de Crohn.
y alrededor de una articulación artrósica. De hecho, las enfermedades
musculoesqueléticas inflamatorias como la AR, la artritis psoriásica y la
espondilitis anquilosante comparten algunos mecanismos comunes. Por
este motivo, existe un solapamiento en
la terapia biológica DMARD utilizada para tratar estas afecciones
reumatológicas.
El factor de necrosis tumoral-α es una citocina proinflamatoria. Es
un estimulador autocrino (actúa sobre la célula que lo ha producido) y
un potente inductor paracrino (efectos localizados en las células
adyacentes o cercanas que no lo han producido) de otras citocinas
inflamatorias (incluidas las citocinas de la familia de las interleucinas).
El nivel del factor de necrosis tumoral-α aumenta en los fluidos
sinoviales recogidos.
de pacientes con AR, artritis psoriásica y espondilitis anquilosante. Se
trata de una citocina que unifica las denominadas artritis inflamatorias
(Di Giovine et al, 1988); por este motivo, los DMARD biológicos que
inhiben el factor de necrosis tumoral-α han dominado el tratamiento
de la artritis reumatoide.

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tratamientos e identificar qué pacientes se beneficiarán más de ellos son los


cada una de estas enfermedades musculoesqueléticas. retos a los que se enfrentan ahora los reumatólogos.
Cinco inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa
tienen una eficacia bien documentada en la AR, la Adderley SR y FitzGerald DJ (1999) Oxidative damage of cardiomyocytes is limited by
artritis psoriásica y la espondilitis anquilosante: extracellular regulated kinases 1/2 mediated induction of cyclooxygenanse-2. (El daño oxidativo
etanercept, infliximab, adalimumab, certolizumab de los cardiomiocitos está limitado por la inducción de la ciclooxigenasa-2 mediada por
pegol y golimumab. (Keystone et al, 2010; Schett et al, quinasas reguladas extracelulares 1/2). J Biol Chem 274: 5038-46
2011; Braun et al, 2012; Kavanaugh et al, 2012; American College of Rheumatology Subcommittee on Osteoarthritis Guidelines (2000)
Recommendations for the medical management of osteoarthritis of the hip and knee: 2000
Keystone et al, 2012). update. Arthritis Rheum 43(9): 1905-15
Los requisitos de seguimiento periódico de los
inhibidores del factor de necrosis tumoral alfa son
menos estrictos que los de muchos FAME tradicionales;
sin embargo, suelen utilizarse en combinación con
FAME tradicionales, por lo que la mayoría de los
pacientes se someten a un seguimiento periódico.
Los efectos secundarios asociados a los inhibidores
del factor de necrosis tumoral alfa están relacionados
con una mayor predisposición de los pacientes a los
agentes infecciosos que incluyen: infecciones
bacterianas (incluyendo sepsis y neumonía),
infecciones fúngicas invasivas e infecciones
oportunistas (por ejemplo, neumocistosis,
candidiasis, listeriosis, aspergilosis). La reactivación
de la tuberculosis latente tras el tratamiento ha
llevado a la introducción de procedimientos de
cribado antes de iniciar el tratamiento.
Otros trastornos raramente notificados y
posiblemente relacionados con el uso de inhibidores del
TNF son la enfermedad desmielinizante, las
convulsiones, la anemia aplásica, la pancitopenia y el
lupus inducido por fármacos. Los médicos deben
permanecer atentos al desarrollo de estas afecciones. Los
inhibidores del TNF no se administran por vía oral,
sino por vía parenteral, ya sea intravenosa (infliximab)
o intravenosa (infliximab).
mediante inyección subcutánea (etanercept,
adalimumab, certolizumab y golimumab). Aún no está
claro si los pacientes que no responden a un inhibidor
del factor de necrosis tumoral-α deben cambiar a otro
o a un fármaco con un mecanismo de acción
diferente.
Existen nuevos DMARD biológicos que han
obtenido recientemente la aprobación para el
tratamiento de la AR: rituximab (destruye los
linfocitos B), abatacept (previene la destrucción
de los linfocitos B), abatacept (previene la
destrucción de los linfocitos B) y abatacept
(previene la destrucción de los linfocitos B).
activación de los linfocitos T) y tocilizumab (bloquea
la función de la citocina IL-6). Estos agentes se utilizan
en caso de eficacia insuficiente de los inhibidores del
factor de necrosis tumoral-α.
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Conclusión
Se siguen identificando otras numerosas dianas dentro
de la cascada inflamatoria, por lo que no es de extrañar
que se estén desarrollando nuevos agentes para el
tratamiento de las artritis inflamatorias (biológicos y no
biológicos). Establecer el papel exacto de los distintos

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