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Farmacología en el sistema
musculoesquelético
Anwen S Williams y Rhian Goodfellow
Resumen
R l dolor traumático se categorizaba anteriormente
como nociceptivo, bajo la premisa de que el dolor
estaba relacionado Las enfermedades musculoesqueléticas (también llamadas
a la inflamación o a cambios estructurales que reumáticas) son una de las principales causas de morbilidad
reflejaban daño tisular. Por el contrario, se creía que en todo el mundo (World Health
el dolor neurogénico estaba asociado a lesiones Organización Mundial de la Salud (OMS), 2003); abarcan un amplio
nerviosas específicas. Esta clara división entre dolor espectro de trastornos que se propagan por una plétora de factores
nociceptivo y neurogénico, sobre todo en relación biológicos. Existen más de 200 enfermedades reumáticas que
con las enfermedades artríticas, ya no existe, y hay abarcan desde diversos tipos de artritis hasta enfermedades
pruebas claras que apuntan a un solapamiento sistémicas del tejido conectivo (Liga Europea contra el Reumatismo
considerable y destacan el papel de los mecanismos (EULAR), 2009). Constituyen un grupo diverso de afecciones,
neurogénicos (Schaible y Grubb, 1993; McDougall et desde las de aparición aguda y corta duración (por ejemplo, gota,
al, 2006). Por lo tanto, el dolor musculoesquelético es tendinitis y bursitis) hasta trastornos crónicos progresivos como la
un fenómeno complejo que implica un intrincado
artrosis, la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico. Las
procesamiento neurofisiológico en todos los niveles
enfermedades reumáticas representan un importante problema
de la vía del dolor y, sin embargo, es
social y económico que inflige enormes costes a los sistemas
también un síntoma que unifica todas las enfermedades
sanitarios y de asistencia social. En Europa, casi el 25% de los
musculoesqueléticas. Las opciones de tratamiento
adultos se ven afectados por problemas musculoesqueléticos de
disponibles para aliviar el dolor articular son bastante
limitadas y la mayoría de los pacientes con artritis larga duración que limitan las actividades cotidianas (Lidgren et al,
refieren 2005). En virtud de su fisiopatología incoherente, cada enfermedad
sólo un modesto alivio del dolor con los tratamientos musculoesquelética exige un enfoque diferente para su tratamiento
farmacológicos actuales (Haanpää et al, 2009; Fitzcharles en la clínica. Por lo tanto, no existe un único medicamento o
et al, 2011). tratamiento que sea óptimo para todos. En muchas enfermedades
reumáticas, el dolor es un síntoma común y su tratamiento es uno
de los aspectos más importantes de la atención al paciente.
No esteroideos
antiinflamatorios
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se
prescriben para aliviar el dolor en las enfermedades
inflamatorias crónicas.
enfermedades musculoesqueléticas como la artritis prescripción de estos fármacos (McCarberg y Gibofsky, 2012).
reumatoide (AR) y la osteoartritis. Los AINE son una
clase heterogénea de medicamentos que tienen efectos Modo de acción
terapéuticos similares, como actividad antipirética, El modo de acción básico de los AINE es la inhibición de la ciclooxigenasa
analgésica y antiinflamatoria. (COX); dos isoformas distintas (COX-1 y COX-2) de esta enzima intervienen
Se han desarrollado múltiples formulaciones de en la producción de dolor y fiebre en los seres humanos (Vane y Botting,
AINE (por ejemplo, comprimidos, cápsulas, cápsulas 1998). La COX inicia la cascada enzimática que produce cinco prostanoides
de liberación prolongada, fármacos administrados por primarios biológicamente activos, a saber: la prostaglandina D2,
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Isoformas COX
tracto gastrointestinal su funcionalidad citoprotectora Los acontecimientos adversos
es particularmente importante (Karman, 1996). A este asociados a la inhibición de la COX-1
respecto, la COX-1 reduce la secreción de ácido y/o la COX-2 (mediante el uso de
gástrico por las células parietales del estómago, AINE orales) no se limitan al tracto
aumenta el flujo sanguíneo de la mucosa y estimula la gastrointestinal. De hecho, la idea de
liberación de moco viscoso. que los inhibidores selectivos de la
Así, los efectos secundarios gastrointestinales no COX-2 (celecoxib y rofecoxib) eran
deseados asociados a los AINE tradicionales se más seguros que los inhibidores no
atribuyen a la inhibición de los prostanoides selectivos de la COX se cuestionó poco
gastroprotectores que se sintetizan a través de la después de su lanzamiento con una
vía COX-1. El sitio advertencia sobre su administración
Las toxicidades gastrointestinales asociadas al uso en pacientes con riesgo cardiovascular.
generalizado de AINE constituyen un importante
inconveniente durante el tratamiento a largo plazo
(Tamblyn et al, 1997).
El proceso inflamatorio
Durante el proceso inflamatorio, el ARNm y la
actividad proteica de la COX-1 no cambian, mientras
que se produce un aumento espectacular de los niveles
de COX-2. La COX-2 no es detectable en el tejido
normal; la enzima se induce en una amplia variedad de
células y tejidos (endotelio vascular, osteoclastos,
células endoteliales sinoviales reumatoides, monocitos
y macrófagos) por mediadores inflamatorios
(lipopolisacáridos y citocinas (interlucina-1, factor de
necrosis tumoral-alfa). La prostaglandina E2 y la
prostaciclina (producidas a través de la vía COX-2)
aumentan la permeabilidad vascular y el edema,
magnificando así el grado de inflamación iniciado por
otros factores, como la histamina y la bradicinina
(Seibert et al, 1994). Para sugerir que las acciones
antiinflamatorias de los AINE eran
debido a la inhibición de la COX-2 y que los efectos
gastrointestinales no deseados se debían a la inhibición
de la COX-1 fue una noción atractiva que impulsó el
desarrollo de inhibidores selectivos de la COX-2 (por
ejemplo, celecoxib, rofecoxib y etoricoxib).
En la década de 1990, las empresas farmacéuticas
compitieron entre sí para ser las primeras en
comercializar un inhibidor de la COX-2 selectivo o
quizá preferible (Vane, 1994). Esta clase de fármacos
se conocen comúnmente como coxibs. Estos
fármacos, que inhiben preferentemente la COX-2,
redujeron sustancialmente los aumentos de la
formación de prostaglandinas provocados por el
lipopolisacárido (LPS) in vitro y la inflamación en
modelos animales in vivo (Masferrer et al, 1994;
Zhang et al, 1997). Ensayos clínicos aleatorizados
multicéntricos en humanos (con rofecoxib, celecoxib,
valdecoxib y etoricoxib) racionalizaron la inhibición
selectiva de la COX-2 como un enfoque para
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AINE tópicos
Los AINE tópicos se recomiendan para el tratamiento inicial.
para la excreción renal (Dahlin et al, 1984). Se cree que es seguro a dosis
tratamiento de pacientes con artrosis localizada en la terapéuticas (por debajo de 2000 mg (para niños) y 4000 mg (para adultos).
mano, la rodilla o la cadera. Los AINE tópicos (por Sin embargo, puede aumentar el riesgo de toxicidad hepática cuando se
ejemplo, piroxicam, indometacina, diclofenaco, administra a pacientes con disfunción hepática o renal.
ketoprofeno e ibuprofeno) se frotan en la piel sobre la o cuando se utilizan dosis más altas durante periodos prolongados (Hinson
articulación afectada y se utilizan para tratar el dolor et al, 2010).
musculoesquelético agudo y crónico (Mason et al, El paracetamol suele combinarse con otros agentes
2004a; Mason et al, 2004b; Moore et al, 2008; Derry et
al, 2012).
Aunque su uso se considera un tema
controvertido en la práctica analgésica, la Food
and Drug Administration (EE.UU.) autorizó los
AINE tópicos en 2007. La aprobación de los AINE
tópicos siguió en el Reino Unido en 2008, cuando
el National Institute for Health and Care Excellence
(NICE) recomendó las terapias tópicas como
tratamiento de primera línea en sus directrices para
la
osteoartritis (NICE, 2008). Varios ensayos clínicos
han demostrado que los AINE tópicos reducen el
dolor al inhibir eficazmente la enzima COX-2 a nivel
tisular y articular. En consecuencia, se evitan los
efectos adversos sistémicos que suelen producirse con
los AINE orales, como la hemorragia gastrointestinal y
el deterioro renal (Mason et al, 2004a; Mason et al,
2004b).
El paracetamol (N-acetil-p-aminofenol) es el
analgésico más utilizado para el tratamiento del dolor
musculoesquelético (Kroenke et al, 2009). Debido a la
preocupación por los efectos adversos de los AINE, el
paracetamol puede volver a ser un analgésico importante
para los pacientes con enfermedades reumáticas. A pesar
de su descubrimiento hace más de 100 años, el
mecanismo de acción analgésica del paracetamol no
está bien definido en la actualidad. A diferencia de los
AINE típicos, el paracetamol tiene
ninguna actividad inhibidora significativa sobre la
COX. Por lo tanto, se cree que sus efectos analgésicos no
están mediados por una vía antiinflamatoria (Bertolini
et al, 2006).
Un posible mecanismo de la acción analgésica del
paracetamol está relacionado con su metabolito N-(4-
hidroxifenil)- araquidonilamida (AM404) (Högestätt
et al, 2005).
El AM404, cuando se forma en el cerebro y en los
ganglios de la raíz dorsal inhibe la recaptación celular
de endocannabinoides (sustancias similares a la
marihuana y derivados del ácido araquidónico) que
podrían tener un papel en el efecto antinociceptivo del
fármaco (Bertolini et al, 2006). Paracetamol
tiene efectos analgésicos y antipiréticos similares a
los de la aspirina y el ibuprofeno. En común con los
AINE,
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FAME biológicos
El paradigma de tratamiento de la AR se basa en el uso de FAME
solos o en combinación, y la práctica actual favorece la terapia
combinada agresiva precoz, con metotrexato, sulfasalazina,
corticosteroides y
hidroxicloroquina. No se ha demostrado que este régimen provoque un
aumento de la toxicidad, pero sí que muestra una eficacia superior a la
monoterapia (Boers et al, 1997; Landewé et al, 2002). Sin embargo, no
todos los pacientes responden a los DMARD convencionales; para estos
pacientes puede aplicarse una estrategia de tratamiento alternativa que
incluya DMARD biológicos.
Los DMARD biológicos se han desarrollado como resultado de los
recientes avances en el conocimiento de los procesos celulares y
moleculares que controlan el entorno inflamatorio e inmunológico en la
enfermedad de Crohn.
y alrededor de una articulación artrósica. De hecho, las enfermedades
musculoesqueléticas inflamatorias como la AR, la artritis psoriásica y la
espondilitis anquilosante comparten algunos mecanismos comunes. Por
este motivo, existe un solapamiento en
la terapia biológica DMARD utilizada para tratar estas afecciones
reumatológicas.
El factor de necrosis tumoral-α es una citocina proinflamatoria. Es
un estimulador autocrino (actúa sobre la célula que lo ha producido) y
un potente inductor paracrino (efectos localizados en las células
adyacentes o cercanas que no lo han producido) de otras citocinas
inflamatorias (incluidas las citocinas de la familia de las interleucinas).
El nivel del factor de necrosis tumoral-α aumenta en los fluidos
sinoviales recogidos.
de pacientes con AR, artritis psoriásica y espondilitis anquilosante. Se
trata de una citocina que unifica las denominadas artritis inflamatorias
(Di Giovine et al, 1988); por este motivo, los DMARD biológicos que
inhiben el factor de necrosis tumoral-α han dominado el tratamiento
de la artritis reumatoide.
Conclusión
Se siguen identificando otras numerosas dianas dentro
de la cascada inflamatoria, por lo que no es de extrañar
que se estén desarrollando nuevos agentes para el
tratamiento de las artritis inflamatorias (biológicos y no
biológicos). Establecer el papel exacto de los distintos
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