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JURGEN HABERMAS

TEORÍA
DE LA ACCION
COMUNICATIVA,
Tomo I
Racionalidad de la acción
y
racionalización social

Versión castellana
de
MANUEL JIMÉNEZ REDONDO

d
taurus
1. «RACIONALIDAD»: UNA DETERMINACIÓN PRELIMINAR tención comunicativa una determinada opinión y una interven-
DEL CONCEPTO ción teleológica en el mundo con la que B trata de Jograr un
determinado fin. Ambas encarnan un saber fiable, ambas son
intentos que pueden resultar fallidos. Ambas manifestaciones,
Siempre que hacemos uso de la expresión «racional» supo- tanto la acción comunicativa como la acción teleológica, son sus-
nemos una estrecha relación entre racionalidad y saber, Nuestro ceptibles de crítica. Un oyente puede poner en tela de juicio que
saber tiene una estructura proposicional: las opiniones pueden la afirmación hecha por A sea verdadera; un observador puede
exponerse explícitamente en forma de enunciados, Voy a pre- B yayaA a tener éxito.
poner en duda que la acción ejecutada por A
suponer este concepto de saber sin más aclaraciones, pues la -La crítica se refiere en ambos casos a una pretensión que los
racionalidad tiene menos que ver con el conocimiento o con la sujetos agentes necesariamente han de vincular a sus manifesta-
adquisición de conocimiento que con la forma en que los sujetos ciones, para que éstas puedan ser efectivamente lo que quieren
capaces de lenguaje y de acción hacen uso del conocimiento, En ser, una afirinación o una acción teleológica. Esta necesidad es de
las emisiones o manifestaciones lingilísticas se expresa explícita- naturaleza conceptual. Pues A no está haciendo ninguna afirma-
mente un saber, en las acciones teleológicas se expresa una ca- ción si no presenta una pretensión de verdad en relación con el
pacidad, un saber implícito, Pero también este know how puede enunciado p afirmado, dando «con ello a conocer su convicción
en principio tomar la forma de un know that *, Si buscamos su- de que en caso necesario ese enunciado puede fundamentarse, Y
jetos gramaticales que puedan completar la expresión predicativa
ames
B no está realizando ninguna acción teleológica en absoluto, esto
«racional», se ofrecen 120en principio dos candidatos,
A ten Más o menos es, no pretende en realidad lograr con su acción fin alguno, si no
racionales pueden serlo las personas, que disponen de saber, y considera que la acción planeada tiene alguna perspectiva de
las manifestaciones simbólicas, las acciones lingúísticas o no lin- éxito, dando con ello a entender que si fuera preciso podría jus-
gñísticas, comunicativas o no comunicativas, que encarnan un. tificar la elección de fines que ha hecho en las circunstancias
saber, Podemos llamar racionales a los hombres y a las mujeres, dadas.
a los niñios y a los adultos, a los ministros y a los cobradores de Lo mismo que Á pretende que su enunciado es verdadero, B
autobús, pero no a los peces, a los sauces, a las montañas, a las pretende que su plan de acción tiene perspectivas de éxito o que
calles o a las sillas. Podemos ilamar irracionales a las disculpas, las reglas de acción conforme a las que ejecuta ese plan son efi-
a los retrasos, a las intervenciones quirúrgicas, a las declaracio- caces. Esta afirmación de eficacia comporta la pretensión de que,
nes de guerra, a las reparaciones, a los planes de construcción o dadas las circunstancias, los medios elegidos son los adecuados
las resoluciones tomadas en una reunión, pero no al mal tiempo, para lograr el fin propuesto. La eficacia de una acción guarda
a un accidente, a un premio de lotería o a una enfermedad, Aho- una relación interna con la verdad de los pronósticos condicio-
ra bien, ¿qué significa que las personas se comporten racional- nados subyacentes al plan de acción o a laregla de acción. Y así
mente en una determinada situación?; ¿qué significa que sus como la verdad se refiere a la existencia de estados de cosas en
emisiones o sus manifestaciones deban considerarse «racionales»? el mundo, la eficacia se refiere a intervenciones en el mundo con
El saber puede ser criticado por no fiable. La estrecha rela- ayuda de las cuales pueden producirse los estados de cosas de-
ción que existe entre saber y racionalidad permite sospechar que seados. Con su afirmación, A se refiere a algo que como cuestión
la racionalidad de una emisión o de una manifestación depende de hecho tíene lugar en el mundo objetivo. Con su actividad te-
de la fiabilidad del saber que encarnan. Consideremos dos casos leológica, B se refiere a algo que ha de tener lugar en el mundo
paradigmáticos: una afirmación con que Á manifiesta con in- objetivo. Y al hacerlo así, ambos plantean con sus manifesta-
ciones simbólicas pretensiones de validez que pueden ser critica-
15 G. Ryu, The Concept of Mind, Londres, 1949; sobre este tema,
das o defendidas, esto es, que pueden fundamentarse. La racio-
E. VON SAVIONY, Die Philosophie der normalen Sprache, Francfort, 1974,
97 ss; D. CARR, «The Logic of Knowing and Ability», Mind, 88, 1979, nalidad de sus emisiones o manifestaciones se mide por las reac-
394 ss, : ciones internas que entre sí guardan el contenido semántico, las

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AA
condiciones de validez y las razones que en caso necesario pue- cativa, introduzco un largo excurso sobre teoría de la argumen-
den alegarse en favor de la validez de esas emisiones o manifes- tación [3]...

A
taciones, en favor de la verdad del enunciado o de la eficacia
de la regla de acción. [11 Voy a limitarme, por lo pronto, a la versión cognitiva
Estas consideraciones tienen por objeto el reducir la raciona- en sentido estricto del concepto de racionalidad, que está defi-
lidad de una emisión o manifestación a su susceptibilidad de cxí-
aaa nido exclusivamente por referencia a la utilización de un saber
descriptivo. Este concepto puede desarrollarse en dos direcciones
puestos de la racionalidad si y sólo si encarna un saber falible distintas, :
guárdando así una relación con el mundo objetivo, esto es, con Si partimos de la utilización no comunicativa de un saber
los hechos, y resultando accesible a un enjuiciamiento objetivo. proposicional en acciones teleológicas, estamos tomando una pre-
Y un enjuiciamiento sólo puede ser objetivo si se hace por la vía decisión en favor de ese concepto de racionalidad cognitivo-
de una pretensión transubjetiva de validez que para cualquier del empirismo ha dejado una profunda
instrumental que a través
observador o destinatario tenga el mismo significado que para el impronta en la autocomprensión de la modernidad. Ese concepto
sujeto agente. La verdad o la eficacia son pretensiones de este tiene la connotación de una autoafirmación con éxito en el mun-
tipo. De ahí que de las afirmaciones y de las acciones teleológi- do objetivo posibilitada por la capacidad de manipular informa-
cas pueda decirse que son tanto más racionales cuanto mejor pue- damente y de adaptarse inteligentemente a las condiciones de. un
dan fundamentarse las pretensiones de verdad proposicional o de entorno contingente. Si partimos, por el contratio, de la utiliza-
eficiencia vinculadas a ellas. Y de modo correspondiente utiliza- ción comunicativa de saber proposicional en actos de habla, es-
mos la expresión «racional» como predicado disposicional apli- tamos tomando una predecisión en favor de un concepto de ra-
cable a las personas de las que cabe esperar, sobre todo en situa- cionalidad más amplio que enlaza con la vieja idea de logos *,
ciones difíciles, tales manifestaciones. : Este concepto de racionalidad comunicativa posee connotaciones
Esta propuesta de reducir la racionalidad de una emisión o que en última instancia se remontan a la experiencia central de
la capacidad de aunar sin coacciones y de generar consenso 2que
manifestación a su susceptibilidad de crítica adolece, empero, de.
dos debilidades.PL La caracterización es, por un lado, demasiado
tiene un habla argumentativa en que diversos participantes su-
peran la subjetividad inicial de sus respectivos puntos de vista
o

abstracta, pues deja sin explicitar aspectos importantes 1.


AS
y merced a una comunidad de convicciones racionalmente mo-
Pero, por otro lado, es demasiado estricta, pues el término «ra-
tivada se aseguran a la vez de la unidad del mundo objetivo y
cional» no solamente se utiliza en conexión con emisiones o ma- de la intersubjetividad del contexto en que desarrollan sus vi-
nifestaciones que puedan ser verdaderas o falsas, eficaces o ine- das *,
ficaces. La racionalidad inmanente a la práctica comunicativa Supongamos que la opinión p representa un contenido idén-
abarca un espectro más amplio, Remite a diversas formas de tico de saber del que disponen Á y B. Supongamos ahora que A
argumentación como a otras tantas posibilidades de proseguir la
acción comunicativa con medios reflexivos [2]. Y como la idea 16 En relación con la historia de este concepto, cfr. K, O. APEL, Die
de desempeño (Einlósung) discursivo * de las pretensiones de va- Idee der Sprache in der Tradition des Humanismus von Dante vis Vico,
Bonn, 1963. .
lidéz ocupa un puesto central en la teoría de la acción comuni- 17 En conexión con Wittgenstein, D. PoLk, Conditions of Rational
“Inquiry, Londres, 1971; Ib,, «Te Concept of Reason», en R. F, DEARDEN,
* «Einlósung (desempeño, veri-ficación) significa que el proponente, - D, H. Hirst, R. $. Perers (eds.), Reason, 11, Londres, 1972, 1 ss. Los
bien sea apelando a experiencias e intuiciones, bien sea por argumentación aspectos bajo los que Pole clarifica el concepto de racionalidad son ma-
y consecuencias de la acción, justifica que lo dicho es digno de ser recono- yormente: «objectivity, publicity and interpersonality, truth, the unily of
cido y da lugar a un reconocimiento intersubjetiyo de su validez», HABER» reason, the ideal of rational agreement». Sobre el concepto de racionalidad
mas (1976 b), 178. Sobre la idea de desempeño discursivo, véase «Zur en Wittgenstein, cfr. sobre todo: St. CAVELL, Musf we mean what we say?,
Lokig des Diskurses» en Habermas (1973 0), 238 ss. [N. del T.]. Cambridge, 1976 y del mismo autor, The Claim of Reason, Oxford, 1979.

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Por ambas líneas puede el análisis de la racionalidad partir
toma parte (con otros interlocutores) en una comunicación
de los conceptos de saber proposicional y de mundo objetivo;
y hace la afirmación p, mientras que B elige (como actor solita-
pero los casos indicados se distinguen por el tipo de utilización
rio) los medios que en virtud de la opinión p considera adecua-
del saber proposicional. Bajo el primer aspecto es la manipulación.
dos en una situación dada para conseguir un efecto deseado,
instrumental, bajo el segundo es el entendimiento comunicativo
A y B utilizan diversamente un mismo saber. La referencia a los
lo que aparece como telos inmanente a la racionalidad. El análi-
hechos y la susceptibilidad de fundamentación de la manifesta- sis, según sea el aspecto en que se concentre, conduce en direc-
ción posibilitan en el primer caso que los participantes en la
ciones distintas.
comunicación puedan entenderse sobre algo que tiene lugar en
Voy a glosar brevemente ambas posiciones. La primera posi-
el mundo. Para la racionalidad de la manifestación es esencial
ción, que por mor de la simplicidad voy a llamar «realista»,
que el hablante plantee en relación con su enunciado p una parte del supuesto ontológico del mundo como-suma de todo
pretensión de validez susceptible de crítica que pueda ser acep-
aquello que es el caso, para explicar sobre esa base las condi-
tada o rechazada por el oyente. En el segundo caso la referencia
ciones del comportamiento racional A). La segunda posición, que
a los hechos y la susceptibilidad de fundamentación de la regla
voy a llamar «fenomenológica», da a ese planteamiento un giro
de acción hacen posible una intervención eficaz en el mundo.
trascendental y se pregunta reflexivamente por la circunstancia
Para la racionalidad de la acción es esencial que el actor base
de que aquellos que se comportan racionalmente tengan que pre-
su acción en un plan que implique la verdad de p, conforme al
suponer un mundo objetivo B).”
que poder realizar el fin deseado en las circunstancias dadas. A
una afirmación sólo se la puede llamar racional si el hablante A) El realista tiene que limitarse a analizar las condiciones
AA para A
cumple las condiciones que son necesarias la consecución
Ea. que un sujeto agente tiene que cumplir para poder proponerse
del fin ilocucionario de entenderse sobre algo en el mundo al fines y realizarlos. De acuerdo con este modelo, las acciones ra-
cionales tienen fundamentalmente el carácter de intervenciones
teleológica sólo se la puede llamar racional si el actor cumple las efectuadas con vistas a la consecución de un propósito y contro-
que, son necesarias para larealizació
condiciones n
de su designio ladas por su eficacia, en un mundo de estados de cosas existen-
intervenir eficazmente
de en el mundo. Ambas tentativas pueden tes, Max Black enumera una serie de condiciones que tiene que
fracasar: es posible que no se alcance el consenso que se busca cumplir una acción para poder reputarse más o menos racional
o que no se produzca el efecto deseado, Pero incluso en el tipo (reasonable) y ser accesible a un enjuiciamiento crítico (dianoetic
de estos fracasos, queda de manifiesto la racionalidad de la emi- appraisal):
sión o manifestación: tales fracasos pueden ser explicados *,
1. Sólo las acciones que caigan bajo el control actual o po-
18 Naturalmente, las razones asumen roles pragmáticos distintos según tencial del agente son susceptibles de un enjuiciamiento crítico...
que con su ayuda haya de clarificarse un disentimiento entre participantes
en un diálogo o el fracaso de una intervención en el mundo. El hablante 2. Sólo las acciones dirigidas a la consecución de un deter-
que hace una afirmación ha de contar con una reserva de buenas razones minado propósito pueden ser racionales o no racionales...
con las que en caso necesario poder convencer a sus oponentes de la 3. El enjuiciamiento crítico es relativo al agente y a su elec-
verdad del enunciado y llegar así a un acuerdo motivado racionalmente. ción del fin..,
En cambio, para el éxito de una acción instrumental no es menester que
el actor pueda también fundamentar la regla de acción que sigue. En el
4. Los juicios sobre razonabilidad o no razonabilidad sólo
vienen al caso cuando se dispone de un conocimiento parcial
caso de acciones teleológicas las razones sirven para explicar el hecho de
que la aplicación de la regla haya tenido (o hubiera podido tener) buen sobre la accesibilidad y eficacia de los medios...
o mal suceso en las circunstancias dadas, Con otras palabras: existe una 5. El enjuiciamiento crítico siempre puede respaldarse con
conexión interna entre la validez (eficacia) de una regla de acción técnica :
o estratégica y las explicaciones que pueden darse de su validez, pero el
conocimiento de tal conexión no es condición subjetiva necesaria para una 19 Max Brack, «Reasonableness», en DEARDEN, HirsT, PETERS (1972).
feliz aplicación de esa regla.
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Si se desarrolla el concepto de racionalidad utilizando como vidas, del mundo de la vida que intersubjetivamente comparten.
hilo conductor las acciones dirigidas a la consecución de un de- Este viene delimitado por la totalidad de las interpretaciones
terminado fín, esto es, las acciones resolutorias de problemas ?, que son presupuestas por los participantes como un saber de
queda también claro, por lo demás, un uso derivativo del térmi- fondo. Para poder aclarar el e concept
A
o de idraciona lidad, el feno-
q E ai TA Y o E AS a rr

no racional, pues a veces hablamos de la racionalidad de un


eA
A A
menólogo tiene que estudiar, pues, las condici ones que hanA
de.
a

comportamiento inducido por estímulos, de la racionalidad del cumplirse para que se pueda alcanzar comunic ativame nte un
cambio de estado de un sistema. Tales reacciones pueden inter- consenso. Tiene que analizar lo que Elvin Gouídner, refiriéndose
pretarse como soluciones de problemas sin que el observador a Alfred Schiitz, llama mundane reasoning. «El que una co-
necesite poner a la base de la adecuación de la reacción obser- munidad se oriente a sí misma en.el mundo como algo esencial-
vada una actividad teleológica ni atribuir ésta, a título de acción, mente constante, como algo que es conocido y cognoscible en
a un sujeto capaz de decisión que hace uso de un saber proposi- común con los demás, provee a esa comunidad de razones de
cional, peso para hacerse preguntas de tipo peculiar, de las que es un
Las reacciones comportamentales de un organismo movido representante prototípico la siguiente: ¿Pero cómo es posible
por estímulos externos o internos, los cambios de estado que el que él lo vea y tú no?»?,
entorno induce en un sistema autorregulado pueden entenderse Según este modelo, las manifestaciones. racionales. tienen..el.
como euasi-acciones, es decir, como: si en ellos se expresara la carácter de acciones plenas de sentido e inteligib
A
les en su
ln oi
con-
Pm.
capacidad de acción de un sujeto?!, Pero en estos casos sólo con
texto, A las que el actor se refiere a algo
AS
en el
A |
mundoPP
objetivo . e
hablamos de racionalidad en un sentido traslaticio. Pues la sus- Las condiciones de validez de las expresiones simbólicas remiten
ceptibilidad de fundamentación que hemos exigido para que una a un saber de fondo, compartido intersubjetivamente por la co-
manifestación o emisión puedan considerarse racionales significa munidad de comunicación Para este trasfondo de un mundo de
que el sujeto al que éstas se imputan ha de ser capaz de dar ra- la vida compartido, todo disenso representa un peculiar desafío:
zones cuando lo exija el caso. «La asunción de un mundo compartido por todos (mundo de la
vida) no funciona para los mundane reasoners como una aset-
B) El fenomenólogo no se sirve sin más como hilo conduc- clón descriptiva. No es falsable. Funciongx más bien como una A

PA cta
tor de las acciones encaminadas a la consecución de un propó- especificación no corregible de las relaciones que en principi
o
sito o resolutorias de problemas. No parte simplemente del pre- se dan entre las experiencias que los perceptores tienen en co-
supuesto ontológico de un mundo objetivo, sino que convierte mún sobre lo que cuenta como un mismo mundo (mundo objeti-
este presupuesto en problema preguntándose por las condiciones vo). Dicho en términos muy toscos, la anticipada unanimidad de
bajo las que se constituye para los miembros de una comunidad
A
la experiencia (o por lo menos, de los relatos de esas experien-
de comunicación la unidad de un mundo objetivo. El mundo sólo e rs A
cias) presupone una comunidad con otros que se supone están
cobra objetividad por el hecho de ser reconocido y considerado física
observando el mismo mundo, que tienen una constitución
como uno y el mismo mundo por una comunidad de sujetos ca- que los capacita para tener una verdadera experiencia, que tienen
paces de lenguaje y de acción. El concepto abstracto de mundo una motivación que los lleya a hablar sinceramente de su expe-
sujetos que actúan comuni- ón
es condición necesaria para que los riencia y que hablan de acuerdo con esquemas de expresi
cativamente puedan entenderse entre sí sobre lo que sucede en el compartidos y reconocibles, Cuando se produce una disonancia,
mundo o lo que hay que producir en el mundo, Con esta práctica los mundane reasoners están dispuestos a poner en cuestión este
comunicativa se aseguran a la vez del contexto común de sus o aquel rasgo. Para un mundane reasoner una disonancia
consti-
suponer que no se cumple una
20 Cfr, el resumen que de esta cuestión hace W. StEcMbULLER, Probleme tuye una razón suficiente para
und Resultate der Wissenschajistheorie und Analytischen Philosophle, Ber- u otra de las condiciones que se suponía se cumplían cuando se
lín/Heidelberg/Nueva York, 1969, 1, 335 ss.
21 N, Lunmann, Zweckbegrif] und. Systemrationalitát, Tubinga, 1968, 2 M. PoLLneR, «Mundane Reasoning», Phil, Soc, Sci, 4, 1974, 40.

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anticipaba la unanimidad. Una mundane solution puede encon- municativa sólo puede ser considerado capaz de responder de
trarse revisando, por ejemplo, si el otro era o no capaz de tener sus actos aquel que sea capaz, como miembro de una comunidad
una verdadera experiencia. La alucinación, la paranoia, la par- de comunicación, de orientar su acción por pretensiones de va-

ES ein
cialidad, la ceguera, la sordera, la falsa conciencia, en la medida lidez intersubjetivamente reconocidas. A estos diversos conceptos
en que se las entiende como indicadores de un método defectuoso de responsabilidad se les puede hater corresponder distintos con-
o inadecuado de observación del mundo, se convierten entonces ceptos de autonomía, Un mayor grado de racionalidad cognitivo-
en candidatos para la explicación de las disonancias. El rasgo instrumental tiene como resultado una mayor independencia
a
co:rm
distintivo de estas soluciones —el rasgo que las hace inteligibles que el entorno: contingente opone a
respecto a las restricciones
a otros mundane reasoners como posibles soluciones correctas-—— la autoafirmación de los sujetos que actúan con vistas a la reali-
es que ponen en cuestión, no la intersubjetividad del mundo, zación de sus propósitos. Un grado más alto de racionalidad
A A A aco-

sino la adecuación de los métodos con que hacemos experiencia municativa amplía, dentro de una comunidad de comunicación,
del mundo e informamos sobre él» ?. las posibilidades de coordinar les acciones sin recurrir a la coer-.
Este concepto más amplio de racionalidad comunicativa de- ción y de solventar consensualmente los conflictos de acción (en
sarrollado a partir del enfoque fenomenológico puede articularse la medida en que éstos se deban a disonancias cognitivas en
con el concepto de racionalidad cognitivo-instrumental desarro- sentido estricto).
llado a partir del enfoque realista, Existen, en efecto, relaciones La restricción añadida entre paréntesis es necesaria mientras
internas entre la capacidad de percepción decentrada (en el sen- desarrollemos el concepto de racionalidad comunicativa valién-
tido de Piaget) y la capacidad de manipular cosas y sucesos, por donos como hilo conductor de las emisiones constatativas. Tam-
un lado, y la capacidad de entendimiento intersubjetivo sóbre bién M. Pollner limita el «mundane reasoning» a los casos en
cosas y sucesos, por otro. De ahí que Piaget escoja el modelo que se produce un desacuerdo sobre algo en el mundo objeti-
combinado que representa la cooperación social, según el cual vo *, Pero como es obvio, la racionalidad de las personas no sólo
varios sujetos coordinan sus intervenciones en el mundo por me- se manifiesta en su capacidad para llegar a un acuerdo sobre
dio de la acción comunicativa *, Los contrastes sólo empiezan hechos o para actuar con eficiencia,
a resultar llamativos cuando, como es habitual en las tradiciones
empiristas, la racionalidad cognitivo-instrumental [2] Las afirmaciones fundadas y las acciones eficientes son,
extraída del
empleo monológico del saber proposicional se intenta desgajar ' sin duda, un signo de racionalidad, y a los sujetos capaces de len-
de la racionalidad comunicativa. Por ejemplo, los contrastes en guaje y de acción que, en la medida de lo posible, no se equivo-
los conceptos de responsabilidad y autonomía. Sólo las personas can sobre los hechos ni sobre las relaciones fin/medio los Hlama-
capaces de responder de sus actos pueden comportarse racional- mos, desde luego, racionales. Pero es evidente que existen ofros
mente. Si su racionalidad se mide por el éxito de las interven- tipos de emisiones y manifestaciones que, aunque no vayan vincu-
ciones dirigidas a la consecución de un propósito, basta con exi- ladas a pretensiones de verdad o de eficiencia, no por ello dejan
gir que puedan elegir entre alternativas y controlar (algunas) de contar con el respaldo de buenas razones. En los contextos de
condiciones del entorno. Pero si su racionalidad se mide por el comunicación no solamente llamamos racional a quien hace una
buen suceso de los procesos de entendimiento, entonces no basta afirmación y es capaz de defenderla frente a un crítico, aducien-
con recurrir a tales capacidades. En los contextos de acción co- do las evidencias pertinentes, sino que también llamamos racio-
nal a aquel que sigue una norma vigente y es capaz de justificar
23 POLLNER (1974), 47 s, su acción frente a un crítico interpretando una situación dada a
4 J. Pracer, Introduction á Pépistémologie génétique, París, 1950, XL, la luz de expectativas legítimas de comportamiento. E incluso
202: En la cooperación social se unen dos tipos de interacción: la «inter- llamamos racional a aquel que expresa verazmente un deseo, un
acción entre el sujeto y los objetos» mediada por la acción instrumental
y la «interacción entre el sujeto y los demás sujetos», mediada por la 25 PoLENER elige ejemplos empíricos del ámbito de los juicios sobre
acción comunicativa, cfr, más abajo pp. 112 ss, infracciones de tráfico (1974), 49 ss.

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sentimiento, un estado de ánimo, que revela un secreto, que comportamiento. Y, sin embargo, para tales manifestaciones O
confiesa un hecho, etc,, y que después convence a un crítico de emisiones evaluativas pueden existir buenas razones. Su deseo
- la autenticidad de la vivencia así develada sacando las consecuen- de irse de vacaciones, su preferencia por un paisaje otoñal, su
cias prácticas y comportándose de forma consistente con lo dicho. rechazo del servicio militar, la envidia que le producen los cole-
Al igual que los actos de habla constatativos, también las gas, puede el agente justificarlas ante un crítico recurriendo a
acciones reguladas
AAA por normas y las autopresentaciones expresi»
tr
juicios de valor. Los estándares de valor ni tienen _la universali-
pas tienen el carácter de manifestaciones provistas de sentido, Adad de normas
RM AA intersubje
A A tivamente
A reconoci das
ni tampoco..s on,
inteligibles en su contexto, que van vinculadas a una pretensión
de validez susceptible de crítica. En lugar de hacer referencia “un uso racionaly un uso irracional de esos estándares con que
a los hechos, hacen referencia a normas y vivencias. El agente los miembros de una comunidad de cultura y de una comunidad
plantea la pretensión de que su comportamiento es correcto en de lenguaje interpretan sus necesidades. Es lo que explica R.
relación con un contexto normativo reconocido como legítimo o Norman con el siguiente ejemplo: «Desear simplemente una
de que su manifestación expresiva de una vivencia a la que él taza de lodo es irracional pórque es menester alguna razón imás
tiene un acceso privilegiado es. veraz. Al igual que en los actos para desearla. Desear una taza de lodo porque uno desea aspirar
de habla constatativos, también estas emisiones pueden resultar su rico olor a río es racional. No se necesita ninguna razón más
fallidas, También para su racionalidad resulta esencial la posi- para desear gozar, de su rico olor a río, ya que caracterizar lo
bilidad de un reconocimiento intersubjetivo de una pretensión que se desea como “gozar de su rico olor a río” significa dar *
de validez susceptible de crítica. Sin embargo, el saber encarnado una razón aceptable para desearlo, y, por tanto, ese deseo es
en las acciones reguladas por normas o en las manifestaciones racional» %,
expresivas no remite a la existencia de estados de cosas, sino a Los actores se comportan racionalmente mientras utilicen pre-
la validez de normas o la mostración de vivencias subjetivas. Con dicados tales como sabroso, atractivo, chocante, repugnante, etc,
ellas, el hablante no puede referirse a algo en el mundo objetivo, de modo que los otros miembros de su mundo de la vida puedan
sino sólo a algo en el mundo social común o a algo eh el mundo reconocer bajo esas descripciones sus propias reacciones ante si-
subjetivo que es en cada caso el propio de cada uno. Voy a tuaciones parecidas, Cuando, por el contrario, utilizan estándares
contentarme en este lugar con esta indicación provisional de que de valor de forma tan caprichosa que ya no pueden contar con
existen actos comunicativos que se caracterizan por otras refe-
a Nm
la comprensión dimanante de la comunidad de cultura, se están
rencias al mundo y que van vinculados a unas pretensiones de comportando idiosincráticamente. Entre esas evaluaciones pri-
validez que no son las mismas que las de las emisiones o mani-. vadas puede haber algunas que tengan un carácter innovador.
festaciones_constatativas. Mas éstas se distinguen por su autenticidad expresiva, por ejem-
Las emisiones o manifestaciones que llevan asociadas preten- plo, por la claridad de forma, por la forma estética, de una obra
siones de rectitud normativa o de veracidad subjetiva, de forma de arte. Las manifestaciones idiosincráticas siguen, por el con-
similar a como otros actos llevan asociada una pretensión de trario, patrones rígidos. Su contenido semántico no nos resulta
verdad proposicional o de eficiencia, satisfacen el requisito esen- accesible a través de la fuerza del discurso poético o de la con-
cial para la racionalidad: son susceptibles de fundamentación y figuración creadora, y tiene solamente un “carácter privatista. El
de crítica. Esto vale incluso para un tipo de manifestaciones que espectro de tales manifestaciones abarca desde tics sin importan-
no estén provistas de una pretensión de validez claramente deli- cia, como la preferencia por el olor de las manzanas podridas,
mitada, es decir, pata las manifestaciones o emisiones evaluati- hasta síntomas de interés clínicos, como, por ejemplo, las reaccio-
vas, las cuales ni son simplemente expresivas, ni se limitan a
expresar un sentimiento o una necesidad meramente privados, ni 26 R, Norman, Reasons for Actions, Nueva York, 1971, 63 ss.; NORMAN
discute (65 ss.) el status de las expresiones evaluativas que, por su signi-
tampoco apelan a una vinculación de tipo normativo, esto es, ficado en parte descriptivo y en parte evaluativo, han sido llamadas por
tampoco han de conformarse a una expectativa generalizada de autores como Hare y Nowell-Smith «Januswords».
r

34 35
PIERRE
nes de terror ante los espacios abiertos, Quien trate de dar razón Llamo argumentación al tipo de habla en que los participan-
de sus reacciones libidinosas ante las manzanas podridas refi- tes tematizan las pretensiones de validez que se han yuelto du-
riéndose a su olor «seductor», «abisal», «embriagador»; quien dosas y tratan de desempeñarlas o de recusarlas por medio de
trate de explicar sus reacciones de pánico ante los espacios abier- argumentos. Una argumentación contiene razones que están co-
tos refiriéndose a su «vacío paralizante, plúmbeo, vertiginoso», nectadas de forma sistemática con la pretensión de validez de
apenas si podrá ser entendido en los contextos cotidianos de la la manifestación o emisión problematizadas. La fuerza de una
mayoría de las culturas. Para estas reacciones percibidas como argumentación se mide en un contexto dado por la pertinencia
aberrantes no basta la fuerza justificatoria de los valores cultu- de las razones. Esta se pone de manifiesto, entre otras cosas, en
rales aducidos. Estos casos límite no hacen más que confirmar si la argumentación es capaz de convencer a los participantes en
que también las tomas de partido y las modalidades de deseos un discurso, esto es, en si es capaz de motivarlos a la aceptación
y sentimientos que pueden expresarse en juicios de valor guardan de la pretensión de validez en litigio, Sobre este trasfondo pode-
una relación interna con razones y argumentos. Quien en sus ac- mos juzgar también de la racionalidad de un sujeto capaz de
titudes
pudes y valoraciones se comporta en términos tan eos privatistas
y A
lenguaje y de acción según sea su comportamiento, llegado el
que no puede explicar sus reacciones ni hacerlas plausibles ape- caso, como participante en una argumentación: «Cualquiera que
participe en una argumentación demuestra su racionalidad o su
Pr
lando a estándares de valor, no se está comportando racional-
ente. falta de ella por la forma en que actúa y responde a las razones
emos decir, en resumen, que las acciones reguladas por que se le ofrecen en pro o en contra de lo que está en litigio. Si
normas, las autopresentaciones expresivas y las manifestaciones se muestra abierto a los argumentos, o bien reconocerá la fuerza
o emisiones evaluativas vienen a completar los actos de habla de esas razones, o tratará de replicarlas, y en ambos casos se
constatativos para configurar una práctica comunicativa que so- está enfrentando a ellas de forma racional. Pero si se muestra
bre el trasfondo de un mundo de la vida tiende a la consecu- sordo a los argumentos, o ignorará las razones en contra, o las
ción, mantenimiento y renovación de un consenso que descansa replicará con aserciones dogmáticas. Y ni en uno ní en otro
sobre el reconocimiento intersubjetivo de pretensiones de validez caso estará enfrentándose racionalmente a las cuestiones» ”. A la
susceptibilidad de fundamentación de las emisiones o manifesta-
susceptibles de crítica. La racionalidad inmanente a esta práctica
ciones racionales responde, por parte de las personas que se
se pone de manifiesto en que el acuerdo alcanzado comunicativa-
comportan racionalmente, la disponibilidad a exponerse a la crí-
mente ha de apoyarse en última instancia en razones Y la racio- en argumen-
tica y, en caso necesario, a participar formalmente
nalidad de aquellos que participan en esta práctica comunicativa taciones.
se mide por su capacidad de fundamentar sus manifestaciones o
En virtud de esa susceptibilidad de crítica,
las manifestacio-
emisiones en las circunstancias apropiadas La racionalidad in- nes o emisiones racionales son también susceptibles de correc-
manente a la práctica comunicativa cotidiana remite, pues, a a
RARA a a ción. Podemos corregir las tentativas fallidas sí logramos 1denti”
práctica de la argumentación como instancia de apelación
A
qu
rs 4 pue Ñ Ticar los errores que hemos cometido, El concepto de fundamen-
permite proseguitir la acción comunicativa con otros medios cuan” tación va íntimamente unido al de aprendizaje. También en los
do se produce un desacuerdo que ya no puede ser absorbido por procesos de aprendizaje juega la argumentación un papel impor-
las rutinas cotidianas y que, sin embargo, tampoco puede ser de- tante. Llamamos, ciertamente, racional a una persona que en el
cidido por el empleo directo, o por el uso estratégico,
del poder. ámbito de lo cognitivo-instrumental expresa opiniones fundadas
Por eso pienso que el concepto de racionalidad comunicativa, y actúa con eficiencia; sólo que esa racionalidad permanece con-
que hace referencia a una conexión sistemática, hasta hoy toda- tingente si no va a su vez conectada a la capacidad de aprender
vía no aclarada, de pretensiones universales de validez, tiene que
ser adecuadamente desarrollado por medio de una teoría de la 21 St, TouLMIN, R. RIECKE, A. JANIK, An Introduction to Reasoning,
argumentación. Nueva York, 1979, 13.

36 37
de los desaciertos, de la refutación de hipótesis y del fracaso de siciones tienen sus raíces el moral point of view”. Mas esto no
las intervenciones en el mundo significa aún que esa intuición de los legos también pueda en
El medio en que estas experiencias negativas pueden elabo- efecto justificarse reconstructivamente; con todo, yo me inclino
rarse productivamente es el discurso teórico, es decir, la forma por mi parte, en esta cuestión básica de teoría ética, a una posi-
de argumentación en que se convierten en tema las pretensiones ción cognitivista, según la cual las cuestiones prácticas pueden
de verdad que se han vuelto problemáticas, En el ámbito prác- en principio decidirse argumentativamente %, Ciertamente que.
tico-moral ocurre algo parejo. Llamamos racional a una persona esta posición sólo podrá ser defendida con alguna perspectiva
que puede justificar sus acciones recurriendo a las ordenaciones de éxito si no asimilamos precipitadamente los discursos prácti-
normativas vigentes. Pero sobre todo llamamos racional a aquél cos, que se caracterizan por su referencia a las necesidades in-
que en un conflicto normativo actúa con lucidez, es decir, no terpretadás de los afectados en cada caso, a los discursos teóri-
dejándose llevar por sus pasiones ni entregándose a sus intereses cos, que se refieren a las experiencias interpretadas de un obser-
inmediatos, sino esforzándose por juzgar imparcialmente la cues- vador.
tión desde un punto de vista moral y por resolverla consensual- Ahora bien, no solamente existe un medio reflexivo para el
mente, El medio en que puede examinarse hipotéticamente si una ámbito cognitivo-instrumental y para el práctico-moral, sino tam-
norma de acción, esté o no reconocida de hecho, puede justifi- bién para las manifestaciones de valor aprendidas en su cultura -
carse imparcialmente, es el discurso práctico, es decir, la forma SÍVa9r
de argumentación en que se convierten en tema las pretensiones * Llamamos racional a tina persona que interpreta sus necesi-
de rectitud normativa. : dades a la luz de los estándares de valor aprendidos en su cultu-
En Etica filosófica no puede darse en modo alguno por sen- “
: ra; pero sobre todo, cuando es capaz de adoptar una actitud
tado que las pretensiones de validez asociadas a las normas de 31
? reflexiva frente a los estándares de valor con que interpreta sus
acción, pretensiones en que se basan los preceptos y normas de necesidades. Los valores culturales, a diferencia de las normas
acción, puedan desempeñarse de forma discursiva, análogamente de acción, no se presentan con una pretensión de universalidad.
a como puede hacerse con las pretensiones de verdad. Pero en Los valores son a lo sumo candidatos a interpretaciones bajo las
la vida cotidiana nadie se pondría a argumentar moralmente si
29 K, Barr, The Moral Point of View, Ithaca, 1964.
no partiera intuitivamente del stipuesto, bien fuerte por cierto, sobre Rawls:.
39 Cfr. J. Rawts, A Theory of Justice, Oxford, 1973;
de.que en el círculo de los afectados puede llegarse en principio O. Hórez (ed.), Uber J. Rawls Theorie der Gerechtigkeit, Francfort, 1977;
a un consenso fundado Y a mi entender, esto es algo que se J. RAwLs, «The Kantian Constructivism in Moral Teory», J, Phil, 77, 1980,
sigue de forma conceptualmente necesaria del sentido de las pre- 515 ss., sobre el planteamiento constructivista, cfr. O. SCHWEMMER, Philo-
tensiones de validez normativas Las normas de acción se pre- sophie der Praxis, Francfort, 1971; F, KAMBARTEL ted.), Praktische Phi-
losophie und Konstruktive Wissenschaftstheorie, Franciort, 1975; sobre el
sentan en su ámbito de validez con la pretensión de expresar, en enfoque en términos de hermenéutica trascendental, cfr. K. O. Apez, «Das
relación con la materia necesitada de regulación, un interés co- Apriori der Kommunikationsgemeinschaft und die Grundlagen der Ethik»,
mún a todos los afectados y de merecer por ello un reconoci- en Jp., La transformación de la Filosofía, 11, Madrid, 1985, 341-413; lo,
miento general; de ahí que las normas válidas, en condiciones «Sprechakttheorie und transzendentale Sprachpragmatik, zur Frage ethi-
que neutralicen cualquier otro motivo que no sea el de la bús- scher Normen», en Ip. (ed.), Sprachpragmatik und Philosophie, Francfort,
cír. J.
1976 a, 10 ss.; sobre el enfoque en términos de teoría del discurso,
queda cooperativa de la verdad, tienen en principio que poder Hansrmas, «Wahrheitstheorien», en H. FAHRENBACH (ed.), Wirklichkeli und
encontrar también el asentimiento racionalmente motivado de Reflexion, Pfulligen, 1973, 211 ss; R. ALBxY, Theorle juristischer Argu-
todos los afectados * En este saber intuitivo nos estamos apo- mentatlon, Francfort, 1978; Ip,, «Eine Theorie des praktischen Diskurses»,
yando siempre que argumentamos moralmente, En estas presupo- en W. Or£miiLLER (ed.), Normenbegriindung, Normendurchsetzung, Pader-
born, 1978, 22 s.5 W. M. SULLIVAN, «Communication and the Recovery
de
of Meaning», Intern. Philos, Quart., 18, 1978, 69 ss, Para una visión
2 Cfr. A. R. WuiTE, Truth, Nueva York, 1970, 57 ss; G, PATZIG, conjunto, cír. R. WimMERr, Universalisierung in der Ethik, Francfort, 1980,
Tatsachen, Normen, Sílze, Stuttgart, 1981. R, HEGSELMANN, Normativitilt und Rationalitlit, Francfort, 1979.

38 39
LANA
que un círculo de afectados puede, llegado el caso, describir un interés generalizable, así también en la crítica estética las
un interés común y normarlo. El halo de reconocimiento inter- razones sirven para llevar a la percepción de una obra y hacer
subjetivo que se forma en torno a los valores culturales no im- tan evidente su autenticidad, que esa experiencia pueda conver-
plica todavía en modo alguno una pretensión de aceptabilidad tirse en un motivo racional para la aceptación de los correspon-

TIE
culturalmente general o incluso universal, De ahí que las argu- dientes estándares de valor Esta consideración nos permite ver

IAS
mentaciones que sityen a la justificación de estándares de valor por qué consideramos los argumentos estéticos menos constricti-
no cumplan las condiciones del discurso. En el caso prototípico vos que los argumentos que empleamos en los discursos prácticos
tienen la forma de crítica estética, y sobre todo en los discursos teóricos
Esta representa una variación de una forma de argumentación Algo parecido puede decirse de los argumentos de un psico-
en que se convierte en tema la adecuación o propiedad de los terapeuta, cuya especialidad consiste en ejercitar a su paciente
estándares de valor y, en general, de las expresiones de nuestro L
+ en una actitud reflexiva frente a sus propias manifestaciones ex-
lenguaje evaluativo. Con todo, en las discusiones en el seno de presivas. Pues también calificamos de racional, e incluso con
la crítica literaria, de la crítica de arte y de la crítica musical, cierto énfasis, el comportamiento de una persona que está dis-
esto acaece por vía indirecta. Las razones tienen en este contexto puesta a, y es capaz de, liberarse de sus ilusiones, ilusiones que
la peculiar función de poner una obra o una producción tan no descansan tanto en un error (sobre hechos) como en un auto-
ante los ojos, que pueda ser percibida como una expresión autén- engaño (sobre las propias vivencias). Esta atañe a la manifesta-
tica de una vivencia ejemplar, y en general, como encarnación ción de los propios deseos e inclinaciones, de los propios senti-
de una pretensión de autenticidad *, La obra así validada por mientos y estados de ánimo, que se presentan con la pretensión
una percepción estética fundada puede por su parte sustituir des- . de veracidad. En muchas situaciones un actor puede tener muy
pués a la argumentación y contribuir a la propagación del están- buenas razones para ocultar sus vivencias a los otros o para des-
dar de valor en vittud del cual fue considerada como auténtica. pistarlos acerca de sus verdaderas vivencias. Pero entonces no
Y así como el cometido de las razones en el discurso práctico es está planteando ninguna pretensión de veracidad, sino que, a lo
mostrar que la norma cuya aceptación se recomienda represénta sumo, la está simulando y comportándose, por tanto, estratégica-
mente. A las manifestaciones de este tipo no se las puede juzgar
31 R, BerTNeR, «Ein Abschnitt sprachanalytischer Asthetik», en R. Brrr-
NER, P. PEAFFR, Das dsthetische Urtell, Colonia, 1977, 291: «...lo que im- objetivamente por su falta de veracidad, sino que hay más bien
porta es la percepción que uno tiene del objeto, y los juicios estéticos tratan que enjuiciarlas según su buen o mal suceso en la consecución
de introducitla, de guiarla, de darle indicaciones y de abrirle perspectivas, de lo que pretenden. Las manifestaciones expresivas sólo pueden
Hampshire lo formula de la siguiente forma: se trata de hacer que alguien enjuiciarse por su veracidad, en el contexto de una comunicación
perciba las peculiares propiedades de este especial objeto. E Isenberg lo
formula negativamente de este modo: sin la presencia o el recuerdo directo
enderezada al entendimiento, :
de lo comentado, los juicios estéticos serían superfluos y carecerfan de Quien sistemáticamente se engaña sobre sí mismo se está
sentido, Naturalmente, ambas determinaciones no se contradicen entre sí. comportando irracionalmente, pero quien es capaz de dejarse ilus-
"En la terminología de los actos de habla la situación podría describirse en trar sobre su irracionalidad, no solamente dispone de la raciona-
los siguientes términos: el acto ilocucionarlo que normalmente se ejecuta
en emisiones tales como «El dibujo X es especialmente equilibrado» per-
lidad de un agente capaz de juzgar y de actuar racionalmente
tenece a la especie de los enunciados, mientras que el acto perlocucionario con arreglo a fines, de la racionalidad de un sujeto moralmente
que normalmente se ejecuta con tales emisiones es una introducción a“la lúcido y digno de confianza en asuntos práctico-morales, de la
percepción que uno hace de las propiedades estéticas del objeto. Hago racionalidad de un sujeto sensible en sus valoraciones y estética-
un enunciado y dirijo con ello a alguien en su percepción estética, exac- mente capaz, sino también de la fuerza de comportarse reflexi-
tamente lo mismo que se puede hacer un enunciado para poner en cono-
cimiento a alguien del correspondiente hecho,
vamente frente a su propia subjetividad y penetrar las coaccio-
o como se hace una pre-
gunta para recordar a alguien alguna cosa.» Bittner adopta con esto una nes irracionales a que pueden estar sistemáticamente sometidas
línea de argumentación que viene caracterizada por los trabajos de M. Mc- sus manifestaciones cognitivas, sus manifestaciones práctico-
Donald, A. Isenberg y St. Hampshire; cfr. la bibliografía, ¡bid,, 281 ss. “morales y sus manifestaciones práctico-estéticas. También en este

40 41
..
el corres- zones, Esto significa que las emisiones o manifestaciones raciona-
proceso de autorreflexión juegan su papel las razones;
les son accesibles a un enjuiciamiento objetivo. Lo cual es válido
pondiente tipo de argumentación lo estudió Freud para el caso
para todas las manifestaciones simbólicas que, a lo menos impli-
del diálogo terapéutico entre el médico y el “paciente”, En el
citamente, vayan vinculadas a pretensiones de validez (o a pre-
diálogo psicoanalítico los papeles están distribuidos asimétrica-
tensiones que guarden una relación interna con una pretensión
mente. Médico y paciente no se comportan como proponente y
de validez susceptible de crítica), Todo examen explícito de pre-
oponente. Los presupuestos del discurso sólo pueden cumplirse

mA
tensiones de validez controvertidas requiere una forma más exi-
una vez que la terapia ha concluido con éxito. Por eso, a la for-
siste- gente de comunicación, que satisfaga los presupuestos propios
ma de argumentación que sirve para disipar autoengaños
de la argumentación :
máticos voy a llamarla crítica terapéutica,
Las argumentaciones hacen posible un comportamiento que
En un nivel distinto pero también reflexivo tenemos, por úl-
puede considerarse racional en un sentido especial, a saber; el
timo, la forma de comportamiento de un intérprete que ante
aprender de los errores una vez que se los ha identificado. Mien-
dificultades de comprensión tenaces, se ve movido, para ponerles
los medios mis- tras que la susceptibilidad de crítica y de fundamentación de las
remedio, a convertir en objeto de comunicación
manifestaciones se limita a remitir a la posibilidad de la argu-
mos de entenderse. Llamamos racional a una persona que se
mentación, los procesos de aprendizaje por los que adquirimos
muestra dispuesta al entendimiento y que ante las perturbaciones
conocimientos teóricos y visión moral, ampliamos y renovamos
de la comunicación reacciona reflexionando sobre las reglas lin-
nuestro lenguaje evaluativo y superamos autoengaños y dificulta-
gilísticas. Por un lado, se trata de ver si las manifestaciones
des de comprensión, precisan
A de e la argumentación.
simbólicas son inteligibles o están bien formadas, es decir, si las
expresiones simbólicas son correctas, esto es, si han sido produ-
cidas de conformidad con el correspondiente sistema de reglas
generativas. Aquí puede servirnos. de modelo la investigación
lingiiística, Por otro lado, se trata de explicar el significado de
las manifestaciones o emisiones —una taréa hermenéutica, de la

A
que la práctica de la traducción representa un modelo adecuado.
Se comporta irracionalmente quien hace un uso dogmático de
sus propios medios simbólicos de expresión. Por el contrario, el
discurso explicativo es una forma de argumentación en que ya no
se supone o se niega ingenuamente que las expresiones simbóli-
cas sean inteligibles, estén bien formadas o sean correctas, sino
que el asunto se convierte en tema como una «pretensión de va-
lidez» controvertida *, : :
- Nuestras consideraciones pueden resumirse diciendo que la
racionalidad puede entenderse como una disposición de los su-
jetos ecapaces
AA lenguaje a y de acción.
de AS A
Se manifiesta en formas
de comportamiento para las que existen en cada caso buenas ra-

32 J, Habermas, Conocimiento e interés, Madrid, 1982, cap. 10 y S. -y


P. Ricoxur, De PInterprétation. Essal sur Freud, París, 1965, libro 111;
sobre este tema: W. A. ScuLLino, Sprache, Bedeutung, Wunsch, Berlín,
1978, .
33 Sobre el discurso explicativo, cfr. ScanAbeLBACcH, Reflexion und Dis- TA - - .
A TT
kurs, Francfort, 1977, 277 ss. .

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