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TEMA 5.- URGENCIAS Y EMERGENCIAS TRAUMATOLÓGICAS

Objetivos de la unidad:
• Identificar lesiones traumatológicas

• Llevar a cabo una intervención inicial adecuada hasta la llegada de los servicios de
emergencia.

CONTENIDO
1.- LESIONES DE LA PIEL Y TEJIDOS BLANDOS: HERIDAS, VALORACIÓN, TIPOS Y ACTUACIÓN. 2
2.- QUEMADURAS ..................................................................................................................... 4
2.1.- CLASIFICACIÓN Y VALORACIÓN..................................................................................... 4
2.2.- ACTUACIÓN ................................................................................................................... 5
2.3.- ELECTROCUCIÓN ........................................................................................................... 5
3.- ESGUINCES, LUXACIONES Y FRACTURAS.............................................................................. 6
3.1.- FRACTURAS ................................................................................................................... 6
3.2.- LUXACIONES .................................................................................................................. 7
3.3.- ESGUINCES .................................................................................................................... 7
4.- AMPUTACIONES. MIEMBRO CATASTRÓFICO ...................................................................... 8
5.- TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS.............................................................................. 8
7.- TRAUMATISMOS VERTEBRO-MEDULARES......................................................................... 10
8.- TRAUMATISMOS TORÁCICOS............................................................................................. 12
9.- TRAUMATISMOS ABDOMINALES Y GENITOURINARIOS .................................................... 14
9.1.- TRAUMATISMOS ABDOMINALES ................................................................................ 14
9.2.- TRAUMATISMOS GENITOURINARIOS ......................................................................... 15
4.- TRAUMATISMOS INFANTILES............................................................................................. 16
10.- LESIONES POR AGRESIÓN ................................................................................................ 16
10.1.- HERIDAS POR ARMA BLANCA ................................................................................... 17
10.2.- HERIDAS POR ARMA DE FUEGO ................................................................................ 17
10.3.- HERIDAS POR ONDA EXPANSIVA (BLAST) ................................................................. 18
10.4.- HERIDAS POR INCENDIOS.......................................................................................... 18
6.- TRAUMATISMOS FACIALES DEL CUELLO ............................................................................ 18
6.1.- TRAUMATISMOS FACIALES ......................................................................................... 18
6.2.- TRAUMATISMOS EN CUELLO ...................................................................................... 19

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1.- LESIONES DE LA PIEL Y TEJIDOS BLANDOS: HERIDAS, VALORACIÓN, TIPOS Y


ACTUACIÓN

Respecto a las lesiones de la piel y tejidos blandos se pueden localizar tres tipos principalmente:
contusión, erosión y herida. Pese a que a continuación se van a definir los tres, se hará especial
hincapié en lo relativo a la herida debido a la frecuencia con la que un socorrista se lo puede
encontrar, a los tipos existentes y a la especial actuación que se ha de desarrollar.

Una contusión es una lesión que no produce rotura de la piel ni de tejidos internos. Suele
producir inflamación, dolor, hematoma, rubor y calor. La actuación ante contusiones que no
tengan mayor afectación es aplicar frío en el primer momento y dejar en reposo la parte del
cuerpo afectada.

La erosión es una lesión en la piel con afectación y pérdida de la capa superficial sin llegar a
romperla. La actuación se limitará, en la mayoría de las situaciones, a una desinfección de la
zona afectada.

La herida, en cambio, consiste en la ruptura de la piel, pudiendo afectar a estructuras más


profunda como vasos sanguíneos, tendones, etc. Los efectos y riesgos más inmediatos tras una
herida que deben de guiar nuestra actuación son las posibilidades de hemorragia y/o infección.

Junto a estos efectos y riesgos inmediatos, la gravedad de la herida se verá incrementada según
los siguientes factores, los cuales además de suponer un riesgo añadido dificultan más la
atención por parte del socorrista. Estos factores son: extensión (longitud y profundidad), tiempo
desde producción hasta la asistencia, suciedad evidente, presencia de cuerpos incrustados y
localización.

Los tipos de heridas se clasifican en función del mecanismo de producción, encontrando las
siguientes:

• Contusas: heridas producidas por un elemento de superficie roma o redondeada.


Presentan bordes irregulares y suelen presentar síntomas de contusión asociados.

• Incisas: herida producida por un instrumento u objeto provisto de filo tal como cuchillo,
navaja, cristal, etc. Muestra bordes nítidos y regulares, no lacerados.
• Punzantes: heridas producidas por un elemento puntiagudo como por ejemplo un
punzón, clavos, etc.

• Inciso-contusa: presentan golpe más corte.


• Colgajos: presentan levantamiento de una porción de la piel y sus capas más profundas,
permaneciendo dicha porción sujeta por una extensión muy pequeña de tejido
denominada pedículo. Una variante de este tipo de herida es el SCALP, herida en la piel
del cráneo que deja al descubierto la estructura ósea craneal.
• Desgarros: heridas producidas por la tracción sobre los tejidos y que presentan una gran
separación, irregularidad y despegamiento de sus bordes.

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• Penetrantes: heridas que llegan a penetrar en las cavidades torácicas o abdominal,


poniendo en comunicación dichas cavidades con el exterior. Pese a presentar una
pequeña rotura cutánea puede acompañarse de graves lesiones internas con afectación
a órganos.

Actuación ante una herida de forma independiente a la gravedad:


• Evaluación primaria de la víctima.
• Evaluación secundaria de la víctima
• Valoración de la herida (tiempo desde su producción, agente causal y cuerpos extraños o
suciedad en ella).
• No administrar medicamentos como antibióticos o pomadas porque se pueden presentar
alergias.
• Lavarse las manos después de actuar.

Actuación ante una herida leve:


• Colocar a la víctima en una posición cómoda y preguntare la causa de la lesión.
• Mantener la asepsia (lavado de manos, utilización de guantes y material de cura estéril)
• Retirarla ropa si esta cubre la herida.
• Limpiar la herida con agua limpia y jabón o con suero fisiológico a chorro tratando de
arrastrar la posible suciedad al exterior de la herida.
• Limpiar la herida desde dentro hacia el exterior de ella, utilizando una gasa limpia cada
vez que efectuemos este movimiento con el fin de no introducir gérmenes en el interior.
Nunca utilizar algodón, pañuelos o servilletas de papel, estos desprenden motas, se
adhieren a la herida y pueden causar infección.
• Controlar la hemorragia si la hubiera.
• Aplicar una solución antiséptica local
o El alcohol se debe utilizar para desinfectar las manos del socorrista, no para
aplicar sobre la herida puesto que puede crear abrasión en sus bordes.
o El agua oxigenada resulta útil para limpiar la herida, pero hay que recordar que
no la desinfecta.
o Los antisépticos como el Betadine no son recomendables en primeros auxilios
puesto que tintan la herida y dificultan una posterior evaluación.
• Cubrir la herida con una gasa, apósito, compresas, sujetarla con esparadrapo o vendaje
si es necesario.
• Aconsejar medidas antitetánicas, y si es necesario, lleve a la víctima a un centro de
asistencia sanitaria.

Actuación ante una herida grave:


Se considerará herida grave aquellas que tienen bordes que no se juntan, tienen hemorragia
que no cede, dejan músculos y/o huesos al descubierto, son heridas punzantes, presentan
objetos enclavados, etc. En este tipo de heridas la actuación se basará en los principios de
detener la hemorragia, evitar la infección y favorecer la cicatrización

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Particularidades en la actuación ante heridas con elementos enclavado:


• Colocar la víctima en posición cómoda.
• No retirar el elemento que causó la herida porque puede producirse una hemorragia
abundante.
• Inmovilizar el elemento con un vendaje rodeando el objeto, para evitar que se mueva y
cause otras lesiones.
• Si el objeto se encuentra en el ojo se deben tapar los dos ojos.

2.- QUEMADURAS

Una quemadura es una lesión del tejido producida por efecto del calor, sustancias líquidas,
elementos gaseosos, radiaciones, llama, o electricidad. Además, conviene tener presente que la
inhalación de humo y aire calientes procedentes de un incendio también puede producir
quemaduras en las internas y puede haber lesiones no visibles.

2.1.- CLASIFICACIÓN Y VALORACIÓN

La gravedad de una quemadura depende de la cantidad de tejido afectado, localización y de la


profundidad de la lesión.

Según la profundidad las quemaduras se clasifican en:

a) Quemaduras de primer grado. Solo afectan a la epidermis. La piel esta enrojecida (eritema),
es dolorosa y sensible al tacto.
b) Quemaduras de segundo grado. Daña totalmente a la
epidermis y en mayor o menor medida a la dermis. Afectan a
la dermis parcialmente. Se forma ampollas (flictena) del
contenido plasmático de los capilares dañados. Es dolorosa.
c) Quemaduras de tercer grado. Afectan a la dermis en su
totalidad. La superficie cutánea puede ser blanca y blanduzca
o negra, carbonizada y endurecida dependiendo de la
etiología. No son dolorosas por la destrucción de las
terminaciones nerviosas.

Si lo que se trata es medir la quemadura por porcentaje de


superficie, se suelen utilizar porcentajes de la regla de los “9”
o escala de Wallace, en la que de forma predeterminada se
otorga unos porcentajes a cada una de las zonas afectadas. En
quemaduras pequeñas que no permitan la aplicación de esta
escala, se puede utilizar de forma estimativa la equiparación
entre el tamaño de la palma del herido y un 1% de superficie
corporal.

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2.2.- ACTUACIÓN
• Aplicar agua fría (no helada ni hielo) sobre la superficie quemada de 10 a 20 minutos. Se
puede dar con chorro suave o sumergir la zona quemada evitando agua a mucha presión.
Se busca evitar el dolor y además se evitará que la quemadura siga progresando, ya que
aunque la piel no esté en contacto con la fuente de calor, los tejidos afectados permanecen
a alta temperatura.
• Ante quemaduras extensas de miembros: elevar el miembro para disminuir inflamación.
• Si es en miembro superior retirar anillos, relojes, pulseras, etc..., ya que este tipo de lesiones
suelen producir mucho edema e hinchazón.
• No dar pomadas de ningún tipo puesto que pueden generar reacciones alérgicas.
• En las quemaduras de segundo grado como se ha indicado presentan ampollas, las cuales
será preferible dejarlas intactas porque aceleran la curación al conservar húmeda la
superficie de la herida y, disminuye el riesgo de infección, al preservar la barrera cutánea
• No retirar los restos de ropa si están pegados.
• Envolver la parte afectada con gasas humedecidas con suero fisiológico o agua tibia (nunca
realizar vendaje compresivo).
• En prevención de hipotermia, cubrir con manta térmica o similar.
• Si la quemadura se produce entre los dedos del pie o mano, poner gasa (o similar) entre
ellos para evitar que se peguen.
• Si las quemaduras son muy extensas no se recomienda el enfriamiento con agua fría para
evitar un posible shock termodiferencial.

2.3.- ELECTROCUCIÓN

Este tipo de accidente puede suceder por fallo de la instalación eléctrica o en el manejo de ésta
al no tomar las debidas precauciones. La corriente eléctrica puede alterar el rimo cardiaco
provocando una parada cardiorrespiratoria.

Cuando se deba atender a una persona electrocutada se debe actuar de la siguiente manera:
• Antes de tocar al accidentado recordar siempre la autoprotección del propio socorrista.
• Desconectar la corriente si resulta posible; sino, no tocaremos a la víctima directamente,
apoyándonos de elementos aislantes a nuestro alcance (calzado y guantes de goma y
palos cuerdas u otros materiales no conductores).
• Realizar una evaluación primaria, en caso de encontrarse en parada, iniciar
procedimiento de RCP.
• Atender las quemaduras situadas en el orificio de entrada y salida.
• Aunque las lesiones sean mínimas es necesario una evacuación ya que pueden aparecer
otras lesiones más graves posteriormente así como daños en órganos internos.

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3.- ESGUINCES, LUXACIONES Y FRACTURAS


3.1.- FRACTURAS

La fractura es una pérdida de continuidad del tejido óseo Perdida de la continuidad de un hueso
que ha soportado una fuerza por encima de su límite de elasticidad, formándose dos o más
fragmentos, con o sin desplazamiento. Según el tipo de clasificación que se realice, existen los
diferentes tipos de fractura:
En función de la integridad de la piel
• Cerradas.
• Abiertas.

En función del desplazamiento óseo


• Desplazada.
• No desplazada.
En función del grado de afectación
• Completa.
• Incompleta (fisuras).
En función del mecanismo de producción
• Traumáticas o accidentales.
• Espontáneas o de fatiga (microtraumatismos repetidos)
• Patológicas (tumor, osteoporosis…)

Signos y síntomas
• Dolor continuo aumenta con la movilización y suele disminuir con la inmovilización.
• Impotencia funcional
• Deformación del segmento o articulación
• Acortamiento del miembro en fracturas de huesos largos
• Equimosis
• Crepitación (no buscar intencionadamente esta crepitación para evitar aumentar posibles
daños)
• Hemorragia

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3.2.- LUXACIONES

La luxación es la dislocación o desplazamiento anormal y permanente de los extremos óseos de


una articulación, que origina una pérdida de contacto completa entre ellos. Cuando la pérdida
de contacto no se produce de forma permanente o es incompleta, se denomina subluxación.
Uno de los riesgos que acompaña esta lesión es la rotura de ligamentos de la cápsula capilar.

Signos y síntomas

• Dolor continuo aumenta con la movilización y suele disminuir con la inmovilización.


• Impotencia funcional
• Deformidad de la articulación.
• Inflamación cerca de la articulación afectada.
• Aumento de la sensibilidad próximo a la articulación dañada.
• Alteración de la longitud del miembro en luxaciones de cadera y hombro.
• Contractura muscular.

3.3.- ESGUINCES

Es la distensión o la rotura completa (grave) o incompleta (leve) de un ligamento o un conjunto


de éstos, responsables de la estabilidad de una articulación causados por una acción mecánica,
un movimiento anómalo o un traumatismo. Los esguinces se clasifican en 3 grados:

Afectación Distensión de
Grado I - Leve Dolor e inflamación, tumefacción
ligamentos sin rotura

Dolor más intenso, tumefacción,


Afectación Rotura parcial de
Grado II - Moderado hematoma, edema e impotencia
ligamentos
funcional leve

A los signos y síntomas anteriores se les


Afectación Rotura completa de
Grado III - Grave suma la incapacidad funcional y de cargar
ligamentos
peso

Actuación. Ante un traumatismo osteo-articular, la actuación del socorrista se basará en:


• Valoración primaria
• Valoración secundaria.
• Tranquilizar al afectado para que colabore en el tratamiento.
• Aplicar frío en la zona.
• En fracturas abiertas, controlar la hemorragia.
• Elevar la extremidad afectada para evitar edemas, salvo contraindicación.
• Inmovilizar la articulación afectada.
• Eliminar objetos que opriman en la zona de lesión (anillos, pulseras…).
• No permitir que se ponga de pie si se sospecha de lesión de este tipo en miembros

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inferiores.
• No movilizar a la víctima sin previa inmovilización, salvo en caso de peligro inminente.

4.- AMPUTACIONES. MIEMBRO CATASTRÓFICO

La amputación es la separación traumática de un segmento o miembro completo del resto del


cuerpo. El segmento cercenado algunas veces se puede reconectar, siempre que ambas partes
de la extremidad hayan sido correctamente tratadas, de ahí la importancia de conocer la forma
de actuar.

El principal riesgo para la vida de la víctima radica en la hemorragia por lo que su control es muy
importante.
Actuación con la zona de la amputación:
1.º Controlar la hemorragia mediante vendaje o presión directa (el torniquete sólo se
justifica en casos muy particulares como parada cardiorrespiratoria o presencia de
numerosos heridos con un número reducido de personas para atenderle)
2.º Limpiar y cubrir la extremidad amputada con apósitos estériles humedecidos con suero
fisiológico.

Actuación con el segmento o miembro amputado:


1.º Limpiar con suero fisiológico y cubrir con apósitos estériles
2.º Introducir el miembro en una bolsa cerrándola lo más estancamente posible.
3.º Depositar esta bolsa a su vez en otra bolsa o recipiente con dos terceras partes de hielo
y una agua, evitando que el miembro amputado esté en contacto directo con el hielo o
el agua.

Consideraciones generales:
1.º El herido debe ser cubierto para evitar la pérdida de calor
2.º Inmovilizar el miembro para disminuir el dolor
3.º Si se puede, transportar el segmento o miembro junto con el paciente siempre se llevará
a cabo.
4.º Si no se encuentra el miembro amputado, no retrasará el traslado del paciente y se
encargará su búsqueda a personal que vaya a quedar en el lugar dándoles instrucciones
acerca de la forma de proceder en caso de ser hallado, así como del hospital al que se
dirige la víctima.

5.- TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS

El traumatismo creneoencefálico, también conocido como TCE, es aquel daño corporal


producido por la aplicación de una energía de impacto sobre la bóveda o base del cráneo
ocasionando un gran riesgo al ser el lugar donde se contienen centros vitales.

La problemática de los TCE es que presentan lesiones que pueden tener repercusiones
neurológicas desde leves hasta muy graves. A esto hay que añadir que la posibilidad de ser el

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encéfalo la zona afectada, es potencialmente mortal, adquiriendo, además, gran importancia las
posibles repercusiones físicas y/o psíquicas, y las secuelas permanentes en la víctima.

Por otro lado, cuando el cráneo sufre un golpe lo suficientemente importante, de forma
fisiológica se va a producir un edema, y el encéfalo se inflama por el impacto. En otras ocasiones,
además, se va a producir un aumento de la presión que existe dentro de la cavidad craneal. El
aumento de la presión intracraneal bien sea por edema o por hemorragia hace que se altere la
circulación (perfusión cerebral) y por tanto la oxigenación cerebral, ocasionando una situación
de grave riesgo.

Para identificar el TCE grave se exponen a continuación los signos y síntomas principales
indicando que no por su ausencia se ha de descartar el TCE.
• Alteración del nivel de consciencia
• Somnolencia
• Alteración en el tamaño de las pupilas (midriasis o miosis)
• Las pupilas no reaccionan a los cambios de intensidad de luz
• Pérdida de memoria (amnesia retrógrada o amnesia postraumática)
• Vómitos “en escopeta” (sin nauseas u otra sintomatología previa).
• Epistaxis, otorragia o ambos simultáneamente
• Convulsiones
• Respiración irregular en cuanto a la frecuencia y profundidad
• Deformidad en la bóveda craneal.
• Pérdida de líquido cefalorraquídeo por nariz, oídos o herida en cuero cabelludo.
• Alteraciones neurológicas: desde pérdida de visión, audición y/o habla hasta parálisis en
extremidades opuestas a la zona lesionada
• Pérdida del control de esfínteres.
• Hematoma en la región orbitaria (ojos de mapache) y/o auricular retro (alrededor de las
orejas, signo de Battle)
• Descortización: Indica lesión de la corteza cerebral: Las extremidades superiores
presentaran el pulgar en flexión y con los dedos en posición de puño, así como una
pronación del antebrazo y la flexión del codo. Las extremidades inferiores se encuentran
en extensión, con inversión del
• Descerebración: Indica lesión grave del tronco de encéfalo: as extremidades superiores
se encuentran en pronación y extensión, así como las extremidades inferiores están en
extensión.

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Actuación:
• Inmovilizar la columna cervical.
• Valoración primaria.
• Administrar oxígeno si es posible.
• Controlar las posibles hemorragias con presión directa con gasas estériles.
• Reevaluar continuamente.
• Trasladar en decúbito supino con la columna alineada e inmovilizada.
• Si se producen convulsiones, proteger a la víctima para que no se lesione.
• No taponar en caso de que se produzca una otorragia o salida de líquido
cefalorraquídeo.

6.- TRAUMATISMOS VERTEBRO-MEDULARES

Los traumatismos en columna vertebral son traumatismos que pueden llevar asociadas
afectaciones de la médula espinal. Esto es debido a que en el interior de las vértebras existe un
espacio denominado agujero vertebral, el cual aloja a la médula espinal. Al conjunto formado
por estos agujeros se le denomina canal vertebral. La función principal de la médula es ser el
centro de distribución de las vías sensitivas y motoras

En los traumatismos de columna, resulta clave la capacidad de reconocimiento y actuación del


socorrista ya que los daños que pueda sufrir la víctima serán irreparables. Por ello, desde un
inicio el socorrista deberá haberse percatado en su función de vigilancia de la forma en la que
se produjo el accidente, y si no lo ha hecho así, recopilar la mayor cantidad de datos lo más
rápidamente posible, El conocimiento de la forma que se produjo el accidente nos llevará a
intuir la zona de la columna con posible lesión, así como tomar una decisión acerca de si
inmovilizar o no.

Aunque la actuación del socorrista no variará, se debe conocer que las lesiones provocadas de
la siguiente forma, normalmente producirán lo indicado:
• Por la acción combinada de flexiones forzadas y rotación suelen estar asociadas a
fracturas vertebrales y a lesiones de medular,
• Por una excesiva extensión no suelen ir acompañada de lesión en la zona de la

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médula.
• Cuando las fuerzas es compresiva se produce un estallido de la vértebra con el
posible riesgo de que algún fragmento óseo lesione la médula.

Con el fin de conocer las posibles afecciones según el lugar en el que se haya producido la lesión,
se nombran a continuación, y de una forma genérica, cada uno de los segmentos y sus
conexiones con cada una de las regiones del cuerpo.

- Nervios raquídeos cervicales (C1 a C7) controlan


las señales que van a la parte de atrás de la
cabeza, al cuello y los hombros, a los brazos y las
manos, y al diafragma.

- Nervios raquídeos dorsales (T1 a T12) controlan


las señales que van a los músculos torácicos, a
ciertos músculos de la espalda y a partes del
abdomen.

- Nervios raquídeos lumbares (L1 a L5) controlan las


señales que van a partes inferiores del abdomen
y la espalda, a las nalgas, a algunas partes de los
órganos genitales externos y a partes de las
piernas.

- Nervios raquídeos sacros (S1 a S5) controlan las señales que van a los muslos y a partes
inferiores de las piernas, a los pies, a la mayoría de los órganos genitales externos y al
área alrededor del ano

Tipos de lesiones vertebrales:


• Fracturas por compresión de las vértebras (por aplastamiento).
• Fracturas de vertebras que producen fragmentos que se introducen en el canal medular.
• Subluxación (es cuando una o más vértebras pierden su alineación).
• Sobre estiramiento o desgarro de los ligamentos y músculos lo que provoca que las
vértebras tengan movilidad (columna inestable).

Estas lesiones vertebrales, a su vez, pueden ocasionar alguna de las lesiones vertebrales que a
continuación se exponen:
• Conmoción medular. Las funciones de la médula dejan de realizarse durante un tiempo,
tras la aplicación de una fuerza.
• Contusión medular. En la médula se ha producido un hematoma o hemorragia, dando
lugar a la pérdida temporal de las funciones y a shock medular
• Compresión medular. Se debe a la inflamación que se produce en la médula, eso se
traduce en presión sobre ella y esta presión en ocasiones impide que el riego sanguíneo

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llegue de forma adecuada (isquemia). Si no se soluciona pueden perderse las funciones


de forma definitiva
• Laceración medular. El tejido medular se desgarra o secciona. En ocasiones las
alteraciones de las funciones pueden recuperarse si la laceración es leve.
• Sección medular. Se clasifica en:
o Completa. Se pierden todas las funciones distales a la lesión.
o Incompleta. Se pueden mantener algunas funciones motoras o sensitivas.

Signos y síntomas presentes en lesiones medulares.


• Alteración de la respiración.
• Parálisis, hormigueos y/o falta de sensibilidad en miembros.
• Traumatismo craneoencefálico, torácico, facial, en cuello o pelvis.
• Tetraplejia o paraplejia.
• Imposibilidad para la movilización de las extremidades.
• Arreflexia
• Pérdida del control de los esfínteres.
• En el caso de varones, priapismo (erección prolongada del pene).
• Shock medular. Shock que se produce a consecuencia de una lesión medular
caracterizado por hipotensión y bradicardia o frecuencia normal, parálisis, anestesia,
arreflexia y relajación de esfínteres.

Actuación
• Realizar valoración primaria y secundaria (especialmente la respiración ya que si la
lesión es de C-2 a C-5 existe un grave problema en el diafragma que es el músculo que
interviene en la respiración, lo que producirá disnea; si la lesión corresponde a las dos
últimas cervicales, C-6, C-7, la afectación podrá ser de los músculos intercostales,
músculos que también participan en la respiración).
• Colocar collarín
• Recopilar datos sobre la forma en la que ha tenido lugar el traumatismo
• Si existe una insuficiencia respiratoria administrar oxígeno.
• Reevaluar a la víctima de forma frecuente
• Evitar la pérdida de calor.
• Inmovilizar la columna.
• Proporcionar apoyo psicológico.

7.- TRAUMATISMOS TORÁCICOS

El traumatismo torácico es aquella lesión traumática que se produce sobre la caja torácica. Este
tipo de traumatismos pueden presentar lesiones potencialmente mortales en pocos minutos
debido a que es el lugar donde se alojan pulmones, corazón y grandes vasos intratorácicos. Es
por ello, que lesiones en esta zona pueden comprometer la vía aérea, la mecánica respiratoria
y la función hemodinámica.

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Signos y síntomas
• Alteración de la frecuencia respiratoria y características de la ventilación (respiración
superficial, disnea, ritmo irregular, silbidos, pitos, ronquidos, asimetría, tiraje…)
• Asimetría, observando una expansión anormal de un hemitorax.
• Respiración paradójica.
• Cianosis.
• Dolor torácico.
• Contusiones, heridas o laceraciones en la superficie torácica.
• Heridas “soplantes”
• Cuerpos extraños enclavados.
• Hundimiento de parte de la pared torácica.
• Desviación de la tráquea.
• Tos acompañada de sangre.
• Signos de shock hipovolémico (pulso rápido y débil, palidez y piel fría, ausencia de pulsos
distales)

Las lesiones asociadas a esta zona son muy diversas y presentan un riesgo vital: taponamiento
cardiaco, neumotórax a tensión, neumotórax abierto, hemotorax masivo, volet costal,
contusión, pulmonar, rotura vía aérea, traumatismo grandes vasos, lesiones diafragmáticas,
hemotórax, fracturas costales o fractura esternal.

En la mayoría de ellas la actuación del socorrista consistirá en una evaluación primaria,


evaluación secundaria, proceso de hemostasia en caso necesario, colocar en posición de espera
adecuada y asegurarse de traslado a centro hospitalario. En cambio, en el neumotórax, la
actuación si varía debido a la recomendación de situar en la zona lesionada un parche oclusivo
por lo que se va a analizar más detenidamente esta lesión.

Un neumotórax es la presencia de aire en el espacio pleural. Este espacio está limitado por una
membrana doble denominada pleura que envuelve el pulmón. Tras un traumatismo, estas
pleuras pueden romperse, permitiendo que el aire entre en este espacio, y desplazando el
pulmón hasta su colapso.

El neumotórax puede ser simple, abierto o a tensión, este último suele ser una evolución del
abierto. Es una lesión que compromete seriamente la vida de la víctima por lo que resulta
imprescindible conocer la actuación a desarrollar cuando observemos una herida en tórax (por
delante o en la espalda) que burbujee o produzca un sangrado espumoso, signo de neumotórax
(abierto o a tensión). El neumotórax simple se caracteriza por ausencia de herida, pero dolor
punzante que aumenta con el movimiento y la respiración además de una dificultad respiratoria.

Signos y síntomas del neumotórax abierto o a tensión


• Dificultad respiratoria o disnea.
• Hipoventilación en el pulmón dañado.
• Cianosis.
• Efisema bajo la piel detectable al tacto.

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Actuación en neumotórax abierto o a tensión


• Colocar a la víctima en posición semisentada en 60 o 90ª salvo contraindicación por otra
lesión.
• Cubrir la herida con un apósito (compuesta de gasa más material impermeable) sellando
tres de sus cuatro lados con esparadrapo o similar (tener en cuenta que puede existir
orificio de entrada y de salida).
• Evaluación continua de constantes vitales.
• Si existe objeto clavado, no retirar.

8.- TRAUMATISMOS ABDOMINALES Y GENITOURINARIOS


8.1.- TRAUMATISMOS ABDOMINALES

El traumatismo abdominal es la lesión provocada por un traumatismo que afecta a las


estructuras y órganos de la cavidad abdominal y que está delimitada por: diafragma, pared
abdominal anterior, huesos pélvicos, columna vertebral y músculos paraverterbrales, músculos
del abdomen y los flancos

Los traumatismos abdominales pueden ser cerrados (compresión, aplastamiento, blast injury,
etc.), penetrantes (armas blancas, armas de fuego, metralla, etc.), por desaceleración (una
desaceleración brusca puede dañar riñones, bazo o intestinos) o por comprensión (por estallido
o desgarro del órgano sucediendo en órganos como vejiga, hígado o bazo)

Además, y ante el riesgo de evisceración y de hemorragia es necesario conocer que el abdomen


aloja vísceras como el hígado y el bazo, así como grandes vasos sanguíneos, por lo que el mayor
riesgo de un traumatismo en esta zona será la hemorragia, produciendo un shock y posterior
muerte.

Por otro lado, es bastante difícil determinas qué tipo de lesión abdominal presenta una víctima
con los medios de que dispone un socorrista, ya que va a presentar signos abdominales
inespecíficos. Pero el objetivo del socorrista es detectar situaciones de riesgo vital para la
víctima, mediante el conocimiento de los signos y síntomas, solicitar un Soporte Vital Avanzado
y mejorar el estado de shock.

Signos y síntomas
• Fuerte dolor en el abdomen.
• Alteración del ritmo respiratorio.
• Palidez, piel fría y sudoración.

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• Alteración del nivel de consciencia progresivo.


• Abdomen duro o distendido.
• Hemorragias y/o evisceración en el abdomen.
• Lesión subcutánea por sangrado que se visualiza mediante puntos rojos en la piel
(equimosis).

Actuación:
• Evaluación primaria y secundaria reevaluando cada pocos minutos.
• Administración de oxígeno ante alteraciones del ritmo respiratorio.
• No administrar ningún tipo de líquido o sólido.
• Colocar a la víctima en decúbito supino con las piernas flexionadas.
• Evitar la pérdida de calor.

En caso de objeto enclavado:


• No extraer el objeto.
• Estabilización del objeto para evitar el agravamiento de las lesiones.
• Compresión si hemorragia.
• No palpar abdomen.

En caso de evisceración al exterior:


• No habrá que trata de reintroducirlas limitando la actuación a cubrir las vísceras con
gasa humedecidas con suero fisiológico
• Si las vísceras ocupan una gran extensión se podrá utilizar una sábana o similar lo más
limpia posible e igualmente humedecida con suero

8.2.- TRAUMATISMOS GENITOURINARIOS

El aparato genitourinario está formado por los órganos urinarios y reproductores. Ambos
aparatos están muy cerca por lo que en muchas ocasiones las lesiones por un traumatismo están
asociadas.

Signos y síntomas
• Lesiones de riñón asociadas a dolor costovertebral o abdominal .
• Lesiones de uretra y vejiga asociadas a dolor suprapúbico, perineal, y genital.
• Dolor al miccionar o ante la incapacidad para realizarlo.
• Sangre en la uretra.
• Sangre en la orina (hematuria).
• Hemorragia interna con muestras de shock hipovolémico: taquicardia, pulso débil,
sudoración fría, palidez...etc.
• Hematomas, contusiones, abrasiones, laceraciones o heridas en la zona.
• Globo vesical (retención importante de orina en la vejiga que produce una gran presión
en ella causando dolor). Se aprecia en la palpación por encima del pubis.
• En el caso de varones, priapismo (erección del pene persistente), también presente en
los signos y síntomas de lesión medular

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• Evisceración.

Actuación:
• Control de la hemorragia.
• Manejo cuidadoso del paciente para no provocarle más dolor ni lesiones.
• Colocar al paciente en una posición de espera que minimice el dolor.
• Si hay evisceración cubrir los órganos eviscerados con una compresa o gasa humedecida
en suero salino, o agua sin intentar reintroducirlas en la cavidad.
• Evitar la pérdida de calor de la víctima.
• En caso de objetos incrustados, no retirar y fijarlo para evitar su movilización y
agravamiento de las lesiones.

9.- TRAUMATISMOS INFANTILES


Las recomendaciones de RCP en niño y en adulto son diferentes, y una de las principales razones
de esta diferencia es la causa de la PCR. Mientras que en el adulto la causa suele ser cardiaca,
en los niños suele ser respiratoria, y principalmente por un traumatismo. Estos traumatismos
más habituales y graves suelen ser los craneoencefálicos y los abdominales. Por esta
peculiaridad, y por su especial desarrollo, no se deden descartar posibles lesiones graves por la
ausencia de signos y/o síntomas en la víctima.
En los niños, las vísceras abdominales ocupan proporcionalmente un espacio mayor que en el
adulto por lo que están más expuestas ante un traumatismo. Además, la musculatura
abdominal no se encuentra desarrollada siendo más vulnerables a tener una lesión de estos
órganos que pueden causar hemorragias internas severas. Por este motivo ante la sospecha de
un traumatismo abdominal, no se debe omitir la llamada a los servicios de emergencia para su
traslado y evaluación. Además, es necesario recordar que lo niños tienen una respiración
apoyada principalmente en el diafragma, por lo que un traumatismo abdominal puede llegar
incluso a comprometer la respiración.
Respecto a las peculiaridades del traumatismo torácico en niños, es necesario indicar que sus
huesos son más flexibles por lo que un impacto sobre estos puede el hueso se doble o se astille,
sin llegar a fracturarse como sucedería en un adulto. Por este motivo, pese a no apreciar fractura
de costillas o similar debe de descartarse por servicios sanitarios que el niño pueda sufrir
lesiones internas torácicas importantes aun no apreciando fractura.
Por último, habrá que tener en cuenta, que en los niño, por su desarrollo y elasticidad pueden
sufrir una lesión medular sin lesión vertebral aparente por lo que si un niño sufre un
traumatismo de riesgo el socorrista deberá tratarle con adecuada inmovilización espinal aunque
en un principio no presente síntomas neurológicos

10.- LESIONES POR AGRESIÓN

La primera indicación que hay que tener siempre que el socorrista se enfrente a una actuación
derivada de una agresión, sea por arma blanca, de fuego, incendio, explosión, etc. será su propia

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autoprotección, puesto que se parte de la base que actuará en un entorno que pueda llegar a
ser hostil hacia cualquier persona ajena al suceso. Por ello, y especialmente en estos casos,
habrá que aplicar escrupulosamente la conducta PAS.

10.1.- HERIDAS POR ARMA BLANCA

Respecto a las heridas por arma blanca, indicar que no siempre deben de ser originarias de una
agresión, sino que su etiología también puede ser accidental. Una vez indicado esto, la actuación
por herida con arma blanca dependerá especialmente del tipo de herida, y sobre todo del lugar
donde se haya producido ésta. Inicialmente, nunca extraeremos el arma cuando se encuentre
enclavada sobre la víctima, puesto que el daño al retirarla puede aumentar, por lo que la
inmovilizaremos y fijaremos con vendaje para evitar que se pueda mover y aumentar las
lesiones. De esta forma encontramos las siguientes formas de actuación:

• Si la herida se produce en una extremidad o lugar en el que se esté produciendo una


hemorragia y no se encuentre en un lugar de los que en los siguientes puntos se describen,
la actuación se centrará en la aplicación del procedimiento de hemostasia.
• Si la herida se produce en el abdomen y se produce una evisceración hacia el exterior, no
habrá que trata de reintroducirlas limitándose la actuación a cubrir las vísceras con gasa
humedecidas con suero fisiológico. Si las evisceras ocupan un gran lugar se podrá utilizar
una sábana o similar igualmente humedecida con suero.
• Si la herida se produce en el tórax habrá que tener en cuenta que se puede ocasionar un
neumotórax a tensión, para lo cual habrá que realizar un sellado parcial tal y como se explica
en el apartado de traumatismos torácicos.

Por último hacer mención especial a lo que se denomina “cono de lesión”. Por este término se
indica que aunque la herida en su exterior pueda resultar aparentemente pequeña y leve, se
han podido producir lesiones mayores en el interior.

10.2.- HERIDAS POR ARMA DE FUEGO

La herida que se produce por un disparo dependerá mucho del tipo de arma y munición con el
que se efectúe. Además, y al igual que las heridas con arma blanca, variará la actuación según la
localización y características de la herida. Pese a ello, siempre habrá que tener en cuenta una
premisa, y es la posibilidad de que exista un orificio de entrada, pero también un orificio de
salida por lo que en la valoración de la víctima habrá que buscar dicho orificio en lugares como
la espalda o las axilas.

El orificio de entrada suele ser único, y el tamaño dependerá de la distancia y calibre con la que
se haya efectuado el disparo, pudiendo llegar a dejar un efecto añadido por los gases. Este
orificio suele mostrar unos bordes definidos y de forma circular y ovalada. En cambio, el orificio
de salida en caso de existir suele ser de mayor tamaño e irregular. Por ello, siempre que se
observe un posible. La actuación a desarrollar se dependerá principalmente del lugar donde se

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haya producido la lesión, pero primordialmente habrá que tener en cuenta las siguientes
premisas: controlar la hemorragia masiva, vía aérea, neumotórax a tensión e hipotermia,

10.3.- HERIDAS POR ONDA EXPANSIVA (BLAST)

Las explosiones, aparte de las heridas que se puedan generar por el incendio que se cree,
producen principalmente tres hechos: aumento de la temperatura en el lugar de afectación,
onda explosiva y metralla que pueda salir proyectada. La actuación a desarrollar
primordialmente se centrará en el tipo y lugar del traumatismo que se haya producido teniendo
en cuenta posibles hemorragias internas producidas por el fuerte impacto de la onda expansiva.

10.4.- HERIDAS POR INCENDIOS

Los incendios principalmente generan víctimas por quemaduras que habrá que tratar como en
el apartado que correspondientemente se ha especificado. Aun así, siempre habrá que tener en
cuenta las intoxicaciones por inhalación de gases (humo principalmente) y posibles
traumatismos por caídas o similar.

La especial particularidad en lo que respecta a la actuación del socorrista en la valoración de una


víctima tras un incendio es verificar si existen o no quemaduras en las vías respiratorias. Para
ello se prestará especial atención a los siguientes signos y síntomas:

• Quemaduras en el rostro
• Pelos de nariz, pestañas o similar quemados.
• Dificultad para tragar
• Ronquera en la respiración y/o en el habla
• Alteración en el nivel de consciencia
• Esputos con presencia de carbonos (negruzcos)

Estos síntomas pueden poner en riesgo vital a la víctima debido a las complicaciones que pueden
acarrear en la vía aérea al poder ser obstruida por inflamación en la zona, por lo que sería
necesario asistencia sanitaria si se observan estos signos y síntomas pese a que no se aprecien
quemaduras u otro tipo de traumatismos.

11.- TRAUMATISMOS FACIALES Y CUELLO


11.1.- TRAUMATISMOS FACIALES

El traumatismo facial es cuando la lesión se produce en las estructuras de la cara sin que exista
afectación de las estructuras intracraneales. Pese a ello, habrá que tener en cuenta que las
lesiones en la cara y en el cuero cabelludo son ciertos indicadores de TCE, pero su ausencia no
debe de excluir la posibilidad de TCE.

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Las principales complicaciones que tienen este tipo de lesiones se centran en la afectación que
puede existir a nivel respiratorio u otros sentidos, puesto que las lesiones pueden situarse en
boca, nariz, oídos…

El manejo inicial de las víctimas con lesiones faciales será el mismo que el paciente con TCE hasta
que se descarte la existencia de lesiones intracraneales.

11.2.- TRAUMATISMOS EN CUELLO

Ante un traumatismo en el cuello tendremos en cuenta el alto riesgo de compromiso de la


función respiratoria, bien sea por una lesión de laringe o la tráquea o por existencia de
hemorragia inflamación que comprima u ocupe las vías respiratorias. Además, el cuello presenta
grandes vasos sanguíneos que en caso de ser lesionados pueden producir al paciente una
situación de shock. Así mismo, habrá que verificar si se trata de un traumatismo que además
afecte a la zona vertebro-medular.

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