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Guerra de

Independencia
cubana
enfrentamiento bélico entre los Estados
Unidos, la República de Cuba y el Reino de
España.

La Guerra de independencia de Cuba


(también conocida como Guerra de Cuba,
Guerra de 1895 o Guerra Necesaria) fue el
último conflicto armado entre España y los
mambises o separatistas cubanos y puso
fin a la soberanía española en la isla. El
conflicto se inició el 24 de febrero de 1895
con un levantamiento simultáneo de
treinta y cinco localidades cubanas, el
llamado Grito de Baire, y finalizó el 12 de
agosto de 1898, tras la entrada de Estados
Unidos en el conflicto y la consiguiente
derrota española. Fue denominada en
España como la «Guerra de Cuba»
mientras que José Martí la llamó «Guerra
Necesaria».

Antecedentes
Véanse también: Guerra de los Diez Años y Guerra Chiquita.
Guerra de
independencia de
Cuba
Parte de Guerra
hispano-
estadounidense
José Martí, uno de los líderes
independentistas cubanos.

José Martí, ausente


de la isla desde su
deportación a la
Hundimiento del
península en 1879, acorazado Maine en
organizó en los el puerto de La

Estados Unidos el Habana el 15 de


febrero de 1898.
Partido
Revolucionario Fecha 24 de
Cubano, cuyo febrero
principal objetivo de 1895-
12 de
era lograr la
agosto
independencia de de 1898
Cuba. Más tarde, Lugar Cuba
separatistas Resultado Victoria
puertorriqueños se cubano-
estadounid
unieron con el
Cambios Primera
compromiso de que,
territoriales ocupació
una vez liberada estadoun
Cuba, las fuerzas en Cuba
independentistas posterior
independ
cubanas hicieran lo
de Cuba
mismo en Puerto
Beligerantes
Rico. Conocedor de
las razones del
fracaso de la Guerra
de los Diez Años, Criollos
Martí aseguró las insurgentes Reino
Estados de
condiciones
Unidos España
necesarias para que (1898)
no se repitieran, y Fuerzas en
dio a la fuerza combate
militar un poder Rebeldes Estados
ilimitado en cuanto cubanos: Unidos:
53 774[1] ​ 17 000
a estrategia y
regulares y
táctica, mientras milicianos[2
que dejó al poder
Bajas
civil solamente las
tareas de sustentar
diplomática,
financiera y
legalmente la guerra
y de gobernar en los 8617 guerrilleros 50
territorios liberados. muertos (3437 (2
por en
Martí viajó a Costa enfermedad)[1] ​
200 000-400 000
Rica, en donde vivía
civiles muertos en
Antonio Maceo, campos de
para convencerlo de reconcentración[3] ​

la necesidad de su
participación. Lo
mismo hizo con
Máximo Gómez, ← Guerra de
Guerra
quien vivía en la independenci
Chiquita
de Cuba →
República
Dominicana. Y fue
en este último país en donde se firmó el
Manifiesto de Montecristi que expresaba la
necesidad de la independencia de Cuba.
Embarcando desde Haití al frente de una
reducida fuerza militar, estos patriotas
cubanos desembarcaron en Playitas de
Cajobabo para coincidir con el Grito de
Baire y los levantamientos asignados en
varias zonas de la provincia de Oriente de
Cuba.

Desarrollo de la guerra
El 24 de febrero de 1895, por órdenes de
Martí se levantan 35 aldeas en el Oriente
de Cuba en lo que se ha dado en llamar el
Grito de Baire. Las autoridades lograron
descabezar la insurrección en las cuatro
provincias occidentales, con la detención
de Julio Sanguily y José María Aguirre
Valdés. Desde la península se envían a
Cuba 9000 hombres, suspende las
garantías constitucionales y aplica
censura a la prensa. El 21 de marzo
Antonio Cánovas del Castillo envía otros
7000 hombres y nombra a Arsenio
Martínez Campos, artífice de la Paz de
Zanjón, capitán general de Cuba.

Con la experiencia de la Guerra de los Diez


Años, un mayor apoyo de las fuerzas
políticas y una mayor conciencia nacional,
los secesionistas concibieron una serie de
campañas como:
Primera Campaña Oriental en la
provincia de Oriente, dirigida por el
mayor general Antonio Maceo, iniciada
tras la reunión de la Mejorana el 5 de
mayo de 1895, con los objetivos de
organizar e incrementar el ejército
libertador en Oriente, dar cobertura al
paso de los mayores generales Máximo
Gómez y José Martí hacia el Camagüey
(en espera de estos líderes para
insurreccionarse) y debilitar la
capacidad militar del ejército español.
Culmina en vísperas de la Asamblea de
Jimaguayú en septiembre del mismo
año.
Campaña Circular en la provincia de
Camagüey, dirigida por el mayor general
Máximo Gómez, iniciada en mayo de
1895 con los objetivos de levantar en
armas esa región, y con la posterior idea
de invadir Las Villas y el occidente.
Culmina en vísperas de la Asamblea de
Jimaguayú en septiembre del mismo
año.
Invasión de Oriente a Occidente en Cuba
dirigida por los mayores generales
Máximo Gómez y Antonio Maceo,
iniciada en Mangos Baraguá el 22 de
octubre de 1895, con el objetivo general
de extender la guerra al resto del país.
Culmina el 22 de enero de 1896 en
Mantua, provincia de Pinar del Río.
Campaña de la Lanzadera en las
provincias de Pinar del Río, Habana y
Matanzas, dirigida en primera instancia
por los mayores generales Máximo
Gómez y Antonio Maceo, tras la
culminación de la invasión del occidente
en enero de 1896. Con el objetivo de
mantener los objetivos logrados de la
invasión, tuvo varios contratiempos
como el fracaso del envío de refuerzos
cubanos desde Oriente y Las Villas, la
salida de Gómez para poder resolver
dichos problemas, y culmina con la
caída en combate del mayor general
Antonio Maceo.
Campaña de La Reforma en la provincia
de Las Villas, dirigida por el mayor
general Máximo Gómez, iniciada a
inicios del año 1897, a raíz de la caída
en combate del mayor general Antonio
Maceo, con el objetivo de consolidar el
dominio militar cubano en esa región y
dar cobertura a las campañas en el
occidente, donde la situación militar era
crítica para el ejército libertador cubano.
Culmina el 24 de agosto de 1898 con la
rendición del gobierno colonial español.
Segunda Campaña Oriental en la
provincia de Oriente, dirigida por el
mayor general Calixto García, iniciada en
agosto de 1896 con el objetivo de
debilitar al ejército español y dar
cobertura a las campañas en el
occidente, donde la situación militar era
crítica para el ejército libertador cubano.
Culmina el 24 de agosto de 1898 con la
rendición del gobierno colonial español.

Mapa de la Trocha (Línea militar


fortificada) de Mariel a Majana en
Pinar del Río, Cuba, durante la
Guerra de Liberación de 1895
(1896-1897)
Avance y toma de posiciones por las
compañías de Valencia de la
Columna Francés en la marcha de
Viñales a Dunas (c. 1897). Fotografía
de Gómez de la Carrera.

La campaña cubana Invasión al Occidente


tenía el fin de tomar ese sector de la isla.
No fue fácil someter el Oriente de Cuba, en
donde las fuerzas españolas tuvieron
grandes aprietos para contener a los
secesionistas. Sin embargo, José Martí y
Antonio Maceo murieron en la contienda:
Martí casi al inicio de la guerra (19 de
mayo del 1895). Maceo pudo ser que
muriera en una emboscada, pero que él
mismo tenía preparada al ejército español,
según se desprende de la hoja de
servicios del subteniente José Muñoz
Gutiérrez, sargento en aquella época, y
cuyas operaciones desde el 22 de octubre
de 1896 en Artemisa y Heras, y
posteriormente en la trocha de Mariel a
Majama hasta el 23 de diciembre de 1896
en Pinar del Río, incluyendo la derrota de
Maceo, y que le valieron al citado sargento
la consecución de dos cruces de plata al
mérito militar con distintivo rojo. Entre las
victorias obtenidas por los secesionistas
cubanos se destaca el cruce de Trocha de
Júcaro a Morón en lo que actualmente es
la provincia de Ciego de Ávila, casi en el
centro del país, con el objetivo de impedir
el cruce de las tropas libertadoras hacia el
occidente.

Valeriano Weyler, artífice de la


denostada estrategia de
«Reconcentración».

La primera era una cadena de fuertes y


tropas. El paso de dicha trocha
representaba no solamente una necesidad
para el cumplimiento de la Campaña de
liberación del Occidente, sino además una
victoria que demostraría el desarrollo
militar de los insurgentes. Generalizada la
rebelión en toda la isla, el gobierno central
de Madrid destituyó al general Martínez
Campos y decidió enviar a la isla al
general Valeriano Weyler. Este último
llevaría a cabo una guerra total en su afán
de derrotar a los independentistas
cubanos. Con un cuarto de millón de
hombres, entre tropas regulares,
voluntarios, guerrilleros y bomberos, el
general Weyler se propuso acabar la
guerra en un periodo de veinticuatro
meses. Una de sus medidas sería
reconcentrar a los habitantes rurales en
poblados y ciudades controlados por las
fuerzas españolas para de esta manera
privar a los sublevados del apoyo del
campesinado. Como resultado del
desplazamiento forzado, el hambre y las
enfermedades producto del hacinamiento
en las ciudades, se calcula que murieron
unas 140.000 personas.

Combate de Ceja del Toro y defensa


del convoy de Viñales. Fotografía de
Gómez de la Carrera.

A pesar del incremento constante de


tropas españolas, la política de
reconcentración y la abrumadora
superioridad de su ejército, Weyler fue
incapaz de derrotar completamente a los
rebeldes cubanos, a pesar de dejarles
reducidos a apenas unas bolsas de
resistencia en el centro y oriente de la isla.
Estos, conocedores del terreno y movidos
por el espíritu independentista llevaron a
cabo una eficiente guerra de guerrillas
consistente en operaciones ofensivo-
defensivas que fueron desgastando al
ejército español paulatinamente sin que
este pudiera obtener resultados
favorables, a pesar de contar con líneas de
fortificación, ferrocarriles, vigilancia de
costas y un armamento más moderno que
el de los rebeldes cubanos. Para finales de
1897, el gobierno español se encontró con
las arcas vacías y con un ejército agotado
por las enfermedades tropicales y la
resistencia de los rebeldes. Sin embargo,
las tropas leales a España seguían
controlando todas las ciudades, puertos e
infraestructuras vitales de Cuba. El
presidente Sagasta decidió finalmente
destituir a Weyler en favor del general
Ramón Blanco, tanto por el costo político
de su modo de hacer la guerra como por
su fracaso militar al no poder derrotar a
los rebeldes en el tiempo prometido.
La autonomía cubana

Segismundo Moret en su casa


dictando a los taquígrafos la
Constitución autónomica (finales de
1897).

Para finales de 1897 el gobierno de los


Estados Unidos reclamaba que la guerra
afectaba sus intereses y le exigió a
España reformas para lograr la paz. Los
proyectos de autonomía para Cuba
redactados por los políticos de la
metrópolis (Maura, Abárzuza, Cánovas del
Castillo) cristalizaron durante el gobierno
de Práxedes Mateo Sagasta, con
Segismundo Moret en el Ministerio de
Ultramar, en una Constitución para la isla
que le otorgaba autonomía plena (25 de
noviembre de 1897)[5] [6]
​ ​con la sola
reserva del cargo de gobernador general, y
se hizo extensivo a Cuba y Puerto Rico el
sufragio universal masculino en vigor en la
península desde 1890. Sería equiparable a
la del Canadá británico.[cita requerida] Se
formó un gobierno autonómico y se eligió
un nuevo Parlamento insular bicameral, en
unos comicios ganados por el
autonomismo moderado. El primer
gobierno autónomo estuvo presidido
desde el 1 de enero de 1898 por José
María Gálvez Alonso.

Ninguna de las iniciativas emprendidas


desde el Gobierno central tuvieron éxito a
pesar de los claros avances, ya que para
los intereses de la oligarquía criolla como
los de los intervencionistas de los Estados
Unidos de América, la presencia española
era un obstáculo a eliminar. Los rebeldes
cubanos declararon que ya era demasiado
tarde para un arreglo pacífico y aseguraron
que no se detendrían hasta lograr la
independencia. Ante esta situación
Estados Unidos acusó a España de
agresión y anunció una guerra inminente.
Ante la amenaza, el capitán general de
Cuba, Ramón Blanco, le propuso al general
Máximo Gómez, líder de los rebeldes, una
alianza para enfrentar a los
norteamericanos. El general Gómez se
negó rotundamente y recibió órdenes del
gobierno rebelde de apoyar al ejército
estadounidense para lograr la secesión de
Cuba respecto de la Corona de España.
La Guerra hispano-cubano-
estadounidense

Explosión del acorazado Maine en el


puerto de La Habana el 15 de febrero
de 1898, que dio pie a la entrada de
los Estados Unidos en la contienda.

La explosión del acorazado


estadounidense Maine, atribuida por la
prensa Norteamericana a España,
significó el ingreso de los Estados Unidos
en la contienda. La declaración de guerra a
España no se hizo esperar y los combates,
que antes se centraron en tierra, se
trasladaron al mar, pero las escuadras
navales españolas no pudieron responder
a los modernos acorazados
estadounidenses. Tras una campaña de
mes y medio de duros combates en la
zona oriental, en la que las fogueadas
tropas españolas ralentizaron el avance de
las fuerzas estadounidenses, que
contaban con el apoyo de los guerrilleros
cubanos de Calixto García, Santiago de
Cubacapituló el 16 de julio de 1898. Las
tropas yanquis entraron en la ciudad,
dando un buen trato a los españoles. Se
ha discutido sobre la supuesta limitación
de que los insurgentes cubanos entraran
en Santiago. Calixto García ordenó no
entrar en Santiago como protesta porque
el mando militar cubano no fue invitado a
participar en el acto de rendición.

Tras la capitulación de la ciudad, las


tropas mambisas controlaban algunas
bolsas en las zonas rurales de la zona
oriental y los estadounidenses la franja
costera que conduce de Guantánamo a
Santiago, pero el resto de la isla seguía en
manos españolas. A pesar de la voluntad
de buena parte del Ejército de seguir la
lucha, el Gobierno español decidió pedir
un armisticio a los Estados Unidos, que se
alcanzó el 12 de agosto de 1898, poniendo
fin a las hostilidades.
Tras meses de negociaciones, por el
Tratado de París, España renunciaba a su
soberanía sobre Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, lo que realmente significó dejar
el campo expedito a su intervención y
ocupación por los Estados Unidos. La
exclusión de los representantes de las tres
colonias en mención evidenció el ánimo
colonialista de los Estados Unidos, aunque
las fuerzas independentistas de esos
países llevaran el mayor peso de las
guerras. A las 12:00 del 1 de enero de
1899, el último capitán general español de
Cuba, Arturo Jiménez Castellanos, entregó
la soberanía de la isla al gobernador de los
Estados Unidos, Leonard Wood. A esa
misma hora, se arriaba la bandera
española del castillo de El Morro, izándose
la enseña de los Estados Unidos.

El 24 de febrero de 1899, justo cuatro años


después del inicio de la guerra, hacía su
entrada triunfal a La Habana el
generalísimo Máximo Gómez al frente de
su ejército. El viejo general dominicano
había guiado a los insurgentes cubanos a
la victoria en su dura guerra de
emancipación contra el Ejército español
que solo pudieron coronar con la victoria
gracias a la decisiva intervención de los
Estados Unidos.[7] ​Miles de personas
salieron a recibir al ejército libertador y
Gómez sorprendido le dijo a uno de sus
hombres «Si toda esta gente hubiese
peleado con nosotros habríamos
derrotado a España hace muchísimo
tiempo».

Consecuencias

Ocupación estadounidense de Cuba

El descontento de los libertadores al ver


cambiar su tierra de amo no tardó en
llegar. Si bien Puerto Rico y Filipinas
continuaron por más décadas como
colonias de Estados Unidos, las presiones
cubanas por constituir su propio país
hicieron que bien pronto Estados Unidos
preparara su retirada. Ese descontento
propició las condiciones necesarias para
ello, aunque dejando abierta la posibilidad
de una nueva intervención como garantía
de independencia (redacción de una
constitución conforme a la llamada
Enmienda Platt aprobada por la Asamblea
Constituyente cubana el 12 de junio de
1901): el 20 de mayo de 1902 nacería la
República de Cuba con la toma de
posesión de su primer presidente, Tomás
Estrada Palma. Sin embargo, no será
hasta 1909, con la presidencia de José
Miguel Gómez (del partido liberal), que
termine el Gobierno de Intervención
estadounidense y no sin antes (2 de julio
de 1903) firmar el arrendamiento de la
base de Guantánamo, todavía hoy poseída
por los Estados Unidos.

Crisis de 1898 en España

La pérdida de los territorios de Ultramar, y


muy especialmente de Cuba, provocó una
profunda crisis social, política y cultural en
España, dando paso a una época en la que
manifestaciones culturales, como la
generación del 98 o el regeneracionismo,
se vieron marcados por la crisis y el
contexto histórico, tratando entre otros
temas la «pérdida de personalidad
histórica» de España.
La independencia de Cuba constituyó un
factor clave de la aparición de
nacionalismos contemporáneos en
España como el vasco, el catalán y el
español.[8] ​

Véase también
Revolución filipina

Referencias
1. Clodfelter, 2017, p. 308.
2. «Victimario Histórico Militar» (http://re
militari.com/guias/victimario6.htm) .
3. Silva Gotay, 2005, p. 49.
4. Clodfelter, 2017, p. 255.
5. Bizcarrondo, 1997.
6. Vilches, 2002, p. 105.
7. Carlos Dardé: La guerra de Cuba (http
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8. Ucelay Da Cal, 1997, pp. 151-152.

Bibliografía
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Bizcarrondo, Marta (2 de diciembre de
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cubana (14): 105-118. ISSN 1139-0883
(https://portal.issn.org/resource/issn/1
139-0883) .
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