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1- De los hechos que influyen en la formación del pensamiento martiano

selecciona el que más te haya impresionado.

La Revolución triunfante colocó en un lugar cimero el pensamiento martiano. Es


precisamente su fuerte contenido ético el que nutre, junto a la ideología marxista-
leninista y por supuesto fidelista, a la espiritualidad nacional, que se construye además
con el trabajo de cada jornada y el celo con que defendemos nuestras conquistas.

Justo es reconocer que por mucho tiempo no se trabajó de manera consciente en la


educación en valores, sino que se vinculaba con el proceso docente educativo en general
y con algunas asignaturas en particular. Así la escuela asumía casi toda la
responsabilidad en esta difícil tarea.

Con la caída del campo socialista y el recrudecimiento del bloqueo, los años 90 trajeron
para Cuba una crisis económica que golpeó fuertemente amplios sectores de nuestra
sociedad.

Las medidas para superar la crisis no se hicieron esperar y entre ellas la despenalización
del dólar, la reapertura del mercado agropecuario, la ampliación del trabajo por cuenta
propia y el incremento del turismo internacional ocasionaron el deterioro de algunos
valores, entre ellos la honestidad, la responsabilidad, la solidaridad, la honradez.

Como consecuencia algunas personas temieron por el futuro del socialismo en Cuba;
otras trataron de aprovecharse de la situación que atravesaba el país en beneficio propio;
pero, la gran mayoría de los cubanos se creció para poder enfrentar los cambios y salir
adelante sin perder una sola de las conquistas del pueblo.

Es en este momento cuando se hace necesario prestar mayor atención a la educación en


valores, tomando en cuenta los diversos factores que participan en dicho proceso: la
familia, la ideología imperante en la sociedad, la situación económico- social, la escuela
y el entorno social.

Si bien la sociedad cubana se vio sacudida por las dificultades y carencias, el momento
resultó una prueba más de la cual la Revolución salió fortalecida. La unidad del pueblo
y el apoyo a sus principales líderes, así como las profundas tradiciones históricas y
culturales y el enraizamiento de los principales valores que heredamos de nuestros
ancestros sirvieron para superar e ir venciendo los obstáculos.

El empeño en rescatar los valores que sufrieron un marcado deterioro durante los
primeros años de la década de los 90 ha dado frutos, aunque no podemos conformarnos
con lo logrado.

Una de las fortalezas que permitió a la Revolución salir adelante a pesar de la


complicada situación interna y externa de aquellos momentos fue el legado martiano en
cuanto a los valores que nos hacen crecer como seres humanos y patriotas.
José Martí y los valores que defendemos
Los valores son determinaciones espirituales que designan la significación positiva de
las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujetos, para un individuo, un grupo o clase
social, o la sociedad en su conjunto

Están condicionados por las relaciones sociales predominantes, constituyen


componentes esenciales de la ideología, expresión de la cultura y la historia de una
sociedad en una época determinada y de los intereses, puntos de vista, necesidades y
contradicciones de los diferentes sujetos.

Se forman en el proceso de interacción entre los hombres y el objeto de su actividad, en


la producción y reproducción de su vida material y espiritual.

Teniendo en cuenta estos preceptos y los valores considerados fundamentales en la


sociedad cubana actual -dignidad, patriotismo, humanismo, solidaridad,
responsabilidad, laboriosidad, honradez, honestidad y justicia- volvemos la mirada hacia
la obra martiana para encontrar en ella reflexiones que contribuirán a la formación y
fortalecimiento de los valores mencionados.

El estudio de las obras del Apóstol se ha constituido en una necesidad vital desde las
más tempranas edades, así por ejemplo los niños hablan de la vida de Martí y se
adentran en el conocimiento de su obra a partir de sus versos más conocidos que recitan
en las aulas: Cultivo una rosa blanca/ en junio como en enero/ para el amigo sincero/
que me da su mano franca. / Y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo/
cardo ni ortiga cultivo/ cultivo una rosa blanca.
En realidad toda la obra de nuestro Héroe Nacional educa, aún a los lectores menos
avezados en el conocimiento de los valores; en ella aparecen reflejados sus criterios
acerca del patriotismo, la honradez, la dignidad, entre otros valores que utiliza con
mucha frecuencia, como si a propósito enfatizara cada uno por la importancia que
revestían para preparar hombres de bien que fueran útiles a la patria.

A propósito de este artículo sirvieron para ilustrar algunos pensamientos que aparecen
recogidos en el Diccionario del pensamiento martiano[ii]:

Sobre la dignidad:

“Porque si las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un
bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás
bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo preferiría: Yo quiero que la
ley primera de nuestra República sea el culto a la dignidad plena del hombre”.

“Cuanto no sea compatible con la dignidad humana, caerá”.

Patriotismo:

“El patriotismo es de cuantas se conocen hasta hoy, la levadura mejor, de todas las
virtudes humanas”.
“El patriotismo es más bello cuando se muere por él, que cuando se recibe su
recompensa”.

“Para mí la Patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber”.

Honradez:

”La honradez no es la debilidad, no es la cobardía, ni es el consejo pusilánime que se


pide a los adversarios, ni la resolución que se inspira en lo que los adversarios quieren.
La honradez es el vigor en la defensa de lo que se cree, la serenidad ante las exigencias
de los equivocados, ante el clamoreo de los soberbios, ante las tormentas que levanten
los que entienden mejor su propio provecho que el provecho patrio”.

“No es honrado el que desgarra en la hora de un peligro el seno todavía conmovido de


la patria”.

Humanismo:

“La cobardía y la indiferencia no pueden ser nunca las leyes de la humanidad. Es


necesario para ser servidos de todos, servir a todos”.

Laboriosidad:

“El trabajo, este dulcísimo consuelo, esta fuente de fuentes, esta fuente de orígenes, este
cincel, pincel, creador, evocador, este amigo que une, añade, sonríe, avigora y cura […]
El trabajo me place”.

“El trabajo es el aire y el sol de la libertad”.

“El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De


manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser hermoso como ellas”.

Honestidad:

“…la verdad no es más que una, y quien la dice cuando los demás tienen miedo de
decirla, impera”.

”El que nada quiere para sí, dirá la verdad siempre”.

“La verdad no se razona; se reconoce, se siente y se ama”.

“Se ha de vivir y morir abrazado a la verdad”.

Justicia:

“… solo hay honra en la satisfacción de la justicia”.

“De veras se siente uno mejor haciendo justicia y venerando”.


“De la justicia no tienen que temer nada los pueblos, sino los que se resisten a
ejercerla”.

“Mientras que la justicia no esté conseguida, se pelea”.

Martí se refiere en casi todos sus escritos a los valores patriotismo, dignidad y
laboriosidad, lo cual se entiende como muestra de su dedicación a la causa justa a la que
dedicó toda su vida: la independencia de Cuba; no obstante, como el gran ser humano
que fue, también abordó con singular maestría otros que tienen que ver con las
relaciones familiares, el amor, la amistad, la necesidad de crecer como persona, de
cultivar la inteligencia y aprovechar los elementos inagotables e infatigables de la
naturaleza.
De esta manera el estudio de la obra martiana continúa siendo una necesidad
permanente en nuestro sistema de enseñanza y en general para cada cubano que
pretenda ascender en la escala social por los méritos que nos aportan los valores que
defendemos; solo así seremos mejores personas, mejores soldados de la patria, mejores
trabajadores, padres, hijos o vecinos… sus enseñanzas nos guían… el futuro tendrá que
ser entonces de alegría y esperanza.

2- Ejemplifica como la Revolución Cubana ha cumplido las ideas martianas.

José Martí, máximo exponente del pensamiento revolucionario cubano del siglo
XIX, tuvo en su época una claridad meridiana acerca del ser humano en su
integridad, su carácter activo, transformador, capaz de poner riendas a su
voluntad, como expresión de la conciencia en la unidad de los conocimientos y
el talento con los nobles sentimientos de la espiritualidad de los seres
humanos, liderados por los valores supremos como la justicia social y el deber
ante la patria, que concibió en la utilidad de la virtud, es decir en el actuar, en la
actitud ante la vida, en el ser de las personas.

Se evidencia por disímiles razones que el pensamiento de nuestro Héroe Nacional José
Martí adquiere renovada vigencia en nuestros tiempos, ya que representa la cúspide de
un legado cultural, político, social y filosófico orientado hacia los intereses de “los
pobres de la Tierra”; como bien afirmó en una ocasión el director de la Oficina del
Programa Martiano, Armando Hart Dávalos.

A través de los escritos martianos: cartas, versos, publicaciones periodísticas y otros


artículos conocemos a un Martí defensor, no solo de los ideales de justicia social y de la
Patria, sino también al hombre sencillo, sensible y humano que reflexiona sobre la vida
y los valores. Siempre manifestó su preocupación y fe en el mejoramiento de las
personas y además se interesó en el entorno que le rodeaba.

Mostró gran interés por la educación de los niños para que pudieran convertirse en un
futuro en hombres y mujeres de bien, de ahí su gran obra La Edad de Oro dedicada a
ellos. Sus pensamientos y consejos, elaborados con gran sabiduría, no se han perdido en
el tiempo sino que guían nuestro andar cotidiano y son ejemplo de virtud y calidez
humana.
En tal sentido, Hart Dávalos expresó en otro momento: “Para los cubanos en particular
y para los americanos y caribeños en general, son imprescindibles las ideas martianas
-inspiradas en Bolívar y otros próceres y pensadores-, para orientar nuestras acciones en
momentos definitorios como los que vivimos, frente a los más complejos obstáculos y
exaltando el papel de la cultura y las formas de hacer política, que nos enseñó José
Martí y Fidel Castro llevó a su plano más alto (…)Aplicarlas con inteligencia,
creatividad y oportunidad es el mayor desafío del momento actual.”

Al conmemorarse este 28 de enero el aniversario 162 del natalicio de El Apóstol, el


pueblo rinde merecido homenaje a quien continúa vivo en el corazón de todos los
cubanos.

3- Valora la actuación de Jose Martí en la preparación de la guerra necesaria.

La Guerra Necesaria o Guerra del 95. Acción armada organizada por José Martí para lograr la
definitiva independencia de Cuba. Desde la emigración y como máximo representante del
Partido Revolucionario Cubano, había organizado la insurrección en Oriente, al igual que en el
resto del país. Para alcanzar sus objetivos independentistas, Martí se apoyó en las figuras más
cimeras de la gesta anterior, y logró vertebrar un movimiento que respondió a sus órdenes sin
vacilaciones. El estallido independentista ocurrió el 24 de febrero de 1895.

Meses antes de la proclamación del Partido Revolucionario Cubano, Máximo Gómez,


desde su finca La Reforma, en República Dominicana, seguía los acontecimientos que
se relacionaban con el intento de los patriotas cubanos para dar inicio a una nueva etapa
de la lucha por la independencia.

En febrero de 1892, escribió a Rogelio Castillo: “Por tu carta, así como por el Yara, he
sabido de las excursiones patrióticas de José Martí. Magnífico; yo, como uno de los
defensores legales y desinteresados de la Causa Cubana, me alegro de todo eso”. En su
opinión, los veteranos combatientes, como él, no eran capaces de revivir “el espíritu
Revolucionario, muerto por nuestras torpezas y desgracias, como puede hacerlo, hoy
por hoy, José Martí”; y concluye que es un deber “ayudar a Martí y a quien no es Martí,
que de reputación bien sentada, se presente, con la bandera cubana, predicando
revolución”.

Poco después de haber escrito esta misiva, al tener noticias del conflicto surgido entre
Ramón Roa y Enrique Collazo con el Apóstol, Gómez, aunque sin estar al tanto de los
detalles de lo ocurrido, valoró sus consecuencias negativas para la unidad, por lo que
expresó a Serafín Sánchez:

“Así, pues, Vd. (como quiera que sea la cosa) no desperdicie medios de ayudar a
conciliar ese asunto y volver la serenidad a los espíritus [que] comulgamos en las
mismas ideas. Todo hay que ofrendarlo ante el Altar de la Patria”. Y en alguna
medida, estas gestiones contribuyeron a conjurar el incidente.

A las fuentes de información con que contaba el General se sumaría, a partir del 14 de
marzo de 1892, el Periódico Patria, en cuya primera plana reproducía las Bases del
Partido Revolucionario Cubano, donde, como buen lector y sobre todo por su larga y
fructífera experiencia, hallaría elementos para convencerse de que la nueva
organización político-militar en modo alguno marginaría a los hombres de armas de las
pasadas contiendas, sino que contaría con ellos desde sus pasos iniciales.

En los nueve artículos del documento se encontraba el llamado a ordenar una guerra
generosa y breve, a fundar una nación por una guerra de espíritu y métodos
republicanos, a abrir recursos para la guerra, así como realizar todo cuanto contribuyera
al éxito de esta.

Además, en el primer número de la publicación apareció, a modo de editorial, el artículo


Nuestras ideas, donde Gómez pudo leer:

“La guerra es un procedimiento político, y este procedimiento de la guerra es


conveniente en Cuba” por múltiples razones que la hacían el único medio al que
apelaban los cubanos para alcanzar la independencia, pues España había cerrado
cualquier otro modo.

La nueva organización no se proponía solo poner fin al colonialismo hispano, sino


“defender, en la patria redimida, la política popular”; se trataba de llevar a cabo una
contienda que hiciera posible “completar una revolución”, no solo mudar “de sitio a una
autoridad injusta”.

Mediante el enfrentamiento bélico se alcanzaría la independencia, y esta haría posible la


fundación de una República nueva, “con todos y para el bien de todos”.

Hacia finales de 1894 casi ha completado los detalles del « Plan Fernandina
»,consistente en invadir la isla de Cuba mediante tres expediciones coordinadas con
levantamientos internos; pero el plan fracasa, por una delación en la cual se culpa al
coronel López de Queralta. Una vez fracasado el plan, el 30 de enero de 1895, sale de
Nueva York hacia Cabo Haitiano en compañía de Mayía Rodríguez y de Enrique
Collazo. El 25 de marzo, después de conocer las noticias del alzamiento en Cuba,
redacta El manifiesto de Montecristi, programa ideológico de la revolución, firmado por
él y por Máximo Gómez.

El 1 de abril escribe a Gonzalo de Quesada y Arostegui y sale de Montecristi hacia


Cuba con Máximo Gomez y otros patriotas en la goleta Brothers, cuyo capitán se niega
a cumplir lo pactado, llegar hasta las costas cubanas. Finalmente el 10 del mismo mes
parten de Cabo Haitiano en el vapor Nordstrand hacia Cuba y desembarca en el sitio
conocido como Playitas de Cajobabo al sur de la región oriental de la Isla.

El 11 de abril de ese año de 1895 en pleno monte establecen contacto con la guerrilla de
Félix Ruenes y más tarde con las fuerzas de José Maceo, hermano del heroico General
Antonio Maceo, y el 3 de mayo redacta el manifiesto sobre las causas de la guerra.
Jose Martí y la guerra necesaria

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