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Introd Derecho Penal - Ebook
Introd Derecho Penal - Ebook
INTRODUCCIÓN
AL
DERECHO PENAL
- PARTE GENERAL -
2
3
INTRODUCCIÓN
AL
DERECHO PENAL
- PARTE GENERAL -
IMPUTACIÓN SUBJETIVA
por Nicolás Grappasonno
Segunda Edición
corregida y ampliada
4
Baños, Javier
Introducción al derecho penal : parte general / Javier Baños ; Carla Iorio
y Nicolás Grappasono - 1a ed. - Buenos Aires : Lajouane, 2006.
320 p. ; 24x16 cm. (Obras de Derecho. Manuales)
ISBN 987-1286-07-4
© ®
ÍNDICE GENERAL
PRÓLOGO ............................................................................................... 21
INTRODUCCIÓN ....................................................................................... 25
CAPÍTULO I
LA PENA
PRIMERA PARTE:
DISCURSOS LEGITIMANTES
DEL PODER PUNITIVO ESTATAL
CAPÍTULO II
LA PENA
SEGUNDA PARTE:
LA ACTUAL DISCUSIÓN SOBRE LOS FINES DE LA PENA
EN LOS DISCURSOS LEGITIMANTES
DEL USO DEL PODER PUNITIVO ESTATAL
CAPÍTULO III
LA PENA
TERCERA PARTE:
DISCURSOS DESLEGITIMANTES DEL PODER
PUNITIVO ESTATAL. POSICIONES
NEGATIVAS Y AGNÓSTICAS DE LA PENA
CAPÍTULO IV
LA PENA
PARTE FINAL:
CONCLUSIONES. TOMA DE POSICIÓN
.............................................................................................................. 63
I. Imposibilidad de desarrollar una teoría válida para todo tiempo
y lugar ........................................................................................ 64
II. Elementos comunes a todos los discursos legitimantes ............ 67
III. Redireccionalización de la crítica deslegitimante del poder pu-
nitivo estatal ............................................................................... 69
CAPÍTULO V
EL DELITO
PRIMERA PARTE:
DE LOS DELITOS EN GENERAL:
BREVE INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DEL DELITO
.............................................................................................................. 71
I. Concepto de delito ....................................................................... 73
II. Necesidad de la teoría del delito ................................................ 76
1. Acción ..................................................................................... 77
2. Tipicidad ................................................................................ 77
3. Antijuridicidad ....................................................................... 78
4. Culpabilidad ........................................................................... 80
CAPÍTULO VI
LA ACCIÓN
PRIMERA PARTE:
CONCEPTO GENERAL.
CAUSAS QUE EXCLUYEN LA ACCIÓN
I. Introducción ................................................................................ 85
II. Concepto final de acción ............................................................. 86
III. Elementos de la acción ............................................................... 87
1. Elementos subjetivos ............................................................. 87
8 ÍNDICE GENERAL
CAPÍTULO VII
FALTA DE ACCIÓN
CONTINUACIÓN:
AUSENCIA DE CONDUCTA.
CAUSAS QUE EXCLUYEN LA ACCIÓN
CAPÍTULO VIII
LA ACCIÓN
TERCERA PARTE:
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DEL CONCEPTO DE ACCIÓN
CAPÍTULO IX
TIPICIDAD
PRIMERA PARTE:
INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE LOS TIPOS
CAPÍTULO X
TIPICIDAD
SEGUNDA PARTE:
TIPOS DOLOSOS ACTIVOS. ASPECTO OBJETIVO
CAPÍTULO XI
TIPICIDAD
TERCERA PARTE:
ASPECTO SUBJETIVO DE LOS TIPOS DOLOSOS.
EL DOLO Y LOS ELEMENTOS SUBJETIVOS
DISTINTOS DEL DOLO
CAPÍTULO XII
TIPICIDAD
CUARTA PARTE:
ASPECTO SUBJETIVO DE LOS TIPOS DOLOSOS:
CONTINUACIÓN. TIPOS ASIMÉTRICOS:
ELEMENTOS SUBJETIVOS DISTINTOS DEL DOLO.
DESVIACIONES RELEVANTES E IRRELEVANTES
DEL CURSO CAUSAL. DOLUS GENERALIS
CAPÍTULO XIV
TIPICIDAD OMISIVA
CAPÍTULO XV
ANTIJURIDICIDAD
CAPÍTULO XVI
LA CULPABILIDAD
CAPÍTULO XVII
CULPABILIDAD
CONTINUACIÓN:
POSIBILIDAD EXIGIBLE
DE COMPRENDER LA ANTIJURIDICIDAD
CAPÍTULO XVIII
TENTATIVA
CAPÍTULO XIX
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
CAPÍTULO XX
CONCURSO DE DELITOS
CAPÍTULO XXI
IMPUTACIÓN SUBJETIVA
CAPÍTULO XXII
IMPUTACIÓN OBJETIVA
CAPÍTULO XXIII
TEORÍA DE LA LEY PENAL
PRIMERA PARTE:
EL DERECHO PENAL
CAPÍTULO XXIV
TEORÍA DE LA LEY PENAL
SEGUNDA PARTE:
LAS FUENTES DEL DERECHO PENAL
CAPÍTULO XXV
TEORÍA DE LA LEY PENAL
TERCERA PARTE:
PRINCIPIOS DE INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL
CAPÍTULO XXVI
TEORÍA DE LA LEY PENAL
CUARTA PARTE:
ÁMBITO ESPACIAL DE APLICACIÓN
DE LA LEY PENAL
CAPÍTULO XXVII
TEORÍA DE LA LEY PENAL
QUINTA PARTE:
ÁMBITO TEMPORAL DE APLICACIÓN
DE LA LEY PENAL
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
LA PENA
PRIMERA PARTE:
DISCURSOS LEGITIMANTES
DEL PODER PUNITIVO ESTATAL
1. Teorías justas
a) Teorías de la reparación
Para algunos, la pena es un mal que puede ser reparado. Ante la
comisión de un delito se ha producido un mal. Este mal que ha oca-
sionado el delincuente a través de su delito puede ser reparado me-
diante la imposición de otro mal que se aplica al autor. La tesis de
la expiación sostiene que mediante el dolor que se le infiere al alma
del delincuente, éste expía –repara– su falta (su pecado). En conse-
cuencia se operaría una suerte de compensación de males (KÖHLLER
y KITZ).
b) Teorías de la retribución
Para los partidarios de las tesis de la retribución, el delito es un
mal que no puede ser reparado, pero que debe ser castigado por una
razón de justicia. Esa justicia puede ser divina, moral o jurídica. Si
al primer mal (el delito) se le agrega un segundo mal (la pena), el
resultado no va a ser una compensación de males sino por el contra-
rio la suma resultante de estos dos males. Esto es un mal mayor. Sin
embargo, la pena debe seguir al delito como la sombra al cuerpo, esto
es, necesariamente, por una razón de justicia. A veces la razón de
justicia se busca en el otro mundo (teoría de la retribución divina);
en una razón moral (retribución moral) o en un fundamento de or-
den jurídico (tesis de la retribución jurídica). Veamos.
1) Retribución divina
STAHL sostenía que el derecho es un orden querido por Dios. El
delincuente, al contrariar ese orden querido por su Creador, se hace
LA PENA (PRIMERA PARTE) 29
2) Retribución moral
KANT hace derivar su “teoría de la pena” de sus concepciones
filosóficas. Aplicar la pena al delincuente es un imperativo categó-
rico. Cuando perece la justicia –sostiene KANT– ya no tiene sentido
seguir viviendo sobre la tierra. La pena debe aplicarse a toda costa,
sin ningún fin de utilidad práctica sino, simplemente, por una razón
moral. El fundamento de la pena, para KANT, es la justicia moral. De
ahí que sea ya clásico el ejemplo que pone de una isla en donde, se-
gún sostiene, debería ejecutarse hasta el último condenado aun cuan-
do todos los habitantes estuvieran a punto de perecer. Aun si la isla
fuera a hundirse, deben ejecutarse las sentencias. Porque no va en
ello ninguna razón de utilidad práctica sino, antes bien, se trata de
un problema moral.
3) Retribución jurídica
Si STAHL confunde religión con derecho, y KANT derecho con mo-
ral, el problema de la retribución jurídica es el propio de todas las
teorías absolutas. Esto es, el creer que la pena va a seguir siempre,
necesariamente, después del delito. Veamos: HEGEL considera que
todo cuanto existe es creación superior del espíritu. El espíritu, en
su continuo movimiento dialéctico, va creando la realidad. El dere-
cho es, pues, una manifestación excelsa de ese espíritu, es manifes-
tación de la única realidad que existe. El delincuente, al cometer un
delito, intenta negar el derecho y, por ende, intenta negar la reali-
dad. Pero se trata de un absurdo porque la realidad no puede ne-
garse y es por ello que, para HEGEL, el delincuente, al buscar cometer
el delito, lo que en verdad busca es la pena. Si el derecho es la rea-
lidad, el delito es la negación de la realidad y la pena aparece como
la negación de la negación de la realidad. Y como la doble negación
implica una afirmación, la pena se transforma así en la reafirmación
del derecho que ha querido (absurdamente) ser negado por el deli-
to. Para HEGEL, la pena sigue al delito en forma matemática, nece-
saria, absoluta.
2. Teorías útiles
a) ROUSSEAU
A partir de la obra de ROUSSEAU, coinciden nuestros manuales
en que se ha operado, en la historia del derecho, una relativización
del concepto del Estado. El Estado, concebido por ARISTÓTELES como
LA PENA (PRIMERA PARTE) 31
b) BECCARIA
ROUSSEAU relativiza la idea del Estado y esta es trasladada al
campo del derecho penal por obra del marqués de BECCARIA, produ-
ciéndose una nueva relativización en el marco de las “teorías de la
pena”.
El derecho a penar no será entendido ya en forma absoluta (teo-
rías justas) ni será una consecuencia necesaria (Divina: STAHL, mo-
ral: KANT, jurídica: HEGEL) del delito.
BECCARIA va a decir que en el momento del pacto, el hombre cede
parte de sus libertades para poder formar el Estado y que éste pue-
da protegerlo en sus derechos, algo que individualmente sería impo-
sible para el hombre. De esta idea artificial del Estado se desprende
otra: el sujeto que delinque sería un traidor al pacto y, en consecuen-
cia, habría perdido el derecho a ser defendido por el Estado. Esa
porción de libertad entregada libremente en el momento del contra-
to social y la posterior “traición” al pacto vendrían a constituirse en
nueva fuente de legitimación del poder punitivo estatal.
32 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
demostrar que la amenaza ha fracasado una vez más) sino, más bien,
porque en el catálogo de crueldades punitivas, no puede irse más allá
de la muerte.
Pero las críticas contra la prevención especial no se agotan en
lo expuesto: tampoco la prevención especial positiva ha demostrado
funcionar en la práctica. Se encuentra estadísticamente demostra-
do que las cárceles no resocializan a nadie. Las cárceles no son, como
se ha pretendido, “escuelas de resocialización” sino, antes bien, “uni-
versidades del crimen”. Las personas sujetas a este tipo de institu-
ciones totales sufren toda clase de deterioro, que se traduce en un
sujeto con mayor “proclividad delictiva” que el que había ingresa-
do. No porque se encuentre en su “naturaleza” ser más o menos “de-
lincuente” que otro, sino, simplemente, por las circunstancias en que
la persona que sufre un pena de encierro es colocada, en el momen-
to de su liberación, por la sociedad: ha perdido la esposa, que mien-
tras estaba preso se ha ido con otro, ha perdido su trabajo, no tiene
manera de ganarse el sustento. En la mayoría de los empleos no lo
aceptan porque tiene antecedentes, es un sujeto que está destinado
muy probablemente al fracaso. Todo esto ha llevado a los investiga-
dores (en los Estados Unidos es donde más se ha estudiado el tema)
a expresar el desaliento de los partidarios de las tesis de la pre-
vención especial positiva en la famosa frase: “nothing works” (nada
funciona). Al reconocer el fracaso, muchos de los estudiosos han
abandonado la pretensión resocializadora y se habla hoy de una “pre-
vención general positiva” o “prevención general de integración”.
3. Teorías mixtas
discursos que no. Dentro de los primeros, dijimos también que los
estudiosos de dos siglos a esta parte no habían podido salir del ba-
gaje ideológico que implicaba mirar a la pena bien como retribución
(teorías absolutas o justas), bien como prevención (teorías útiles o
relativas).
Las teorías justas, dijimos, veían en la pena un fin en sí mismo
(se castiga porque se ha pecado). Las teorías relativas justifican la
pena sólo cuando esta persigue un fin de utilidad social (se castiga
para que no se sigan cometiendo delitos).
Contra las teorías justas se critica principalmente su inutilidad
social (aplican la pena por un motivo de justicia, pero sin ninguna
finalidad práctica). Contra las relativas, lo que se critica es que uti-
lizan al hombre como un medio para conseguir otros fines (de pre-
vención de delitos) y que, además, no logran conseguir un baremo
(un medidor) para la pena. Porque, al descartar el fin justicia, des-
cartan la proporcionalidad entre pena e injusto cometido (principio
de culpabilidad).
Ante un panorama semejante, algunos autores indicaron una so-
lución de compromiso entre ambas corrientes. Surgen así las posi-
ciones mixtas (SOLER, CARRARA, MERKEL). Se trataría de fusionar,
mezclar y yuxtaponer elementos provenientes de ambas teorías. De
esta forma, la pena sólo será legítima –dice SOLER– cuando sea a la
vez justa y útil.
Legitimar la pena por una razón únicamente de justicia es una
verdadera injusticia –agrega CARRARA–, porque nadie puede garan-
tizarnos que la justicia sea “verdadera justicia entre los hombres”.
Pero legitimarla en función de un fin exclusivo de utilidad práctica
es legitimar la arbitrariedad del tirano (porque desaparece el bare-
mo de la culpabilidad). En consecuencia, la pena sólo puede ser le-
gítima cuando persiga, a la vez, los dos fines: justicia y utilidad.
Para MERKEL, no existe una verdadera antinomia entre retribu-
ción y prevención. Sólo se trataría de un descuido: la retribución ha
ponderado el pasado, pero se olvida del futuro. Olvida que si se
impone una pena, es para que no se sigan cometiendo delitos. La
retribución, por su parte, se acuerda del futuro, pero no tiene en
cuenta lo pasado. Olvida que si se impone una pena es porque an-
tes existió un delito que habilita dicha sanción en proporción al mal
cometido por el autor. De esta forma, la pena debe mirar ambos
aspectos. Como retribución mira al pasado y se aplica como respuesta
justa al injusto cometido culpablemente por el autor. Como preven-
ción, mira al futuro, se aplica para que no se cometan más delitos.
38 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
CAPÍTULO II
LA PENA
SEGUNDA PARTE:
I. POSICIONES DIALÉCTICAS
1) Retribución/prevención - individuo/sociedad
Si consideramos la retribución en su veta limitadora del poder pu-
nitivo y la colocamos del lado de los intereses individuales, mientras
que en el platillo de los supuestos intereses colectivos se consideran
los fines preventivos, podrían ser matizadas las antinomias entre
LA PENA (SEGUNDA PARTE) 45
2) General/especial - individuo-sociedad
Idéntico razonamiento cabe efectuar a la hora de resolver las po-
sibles antinomias entre prevención general y prevención especial. La
primera ha sido colocada en nuestra ecuación para defensa de la
sociedad. La segunda debe buscar la protección del individuo. De
esta forma puede hablarse de una doble protección en función de los
elementos retributivos y preventivos especiales, mientras que en el
otro extremo de intereses cabe colocar toda la estructura preven-
tivista general. Por otra parte, la contradicción entre fines de preven-
ción especial y general también queda salvada, cuando se acepta
que la sociedad tolera cierta renuncia a la retribución en función de
46 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
3) General positiva/negativa
Por último, la pretendida antinomia entre prevención general po-
sitiva y prevención general negativa tampoco existe, si SCHÜNEMANN
tiene razón: porque la distinción entre ambas finalidades es tan lógi-
ca como deficiente. La prevención general produce ambos efectos, pero
los produce en forma simultánea. Prevención general positiva y ne-
gativa resultan así cara y contra cara de una misma medalla. El
aspecto negativo sigue a la faceta positiva como la sombra al cuer-
po. Una escisión de ambos conceptos como finalidades susceptibles de
ser alcanzadas por la prevención, en forma independiente, debería
ser impensable. El centro de la teoría de la pena tiene que consti-
tuirlo la prevención general de la amenaza que encierra en sí una
doble faceta: una positiva o integradora y otra negativa o disua-
soria. Sin embargo, estos caracteres –insiste el profesor de Munich–
no son incompatibles sino que resultan congruentes con los presupues-
tos del principio de culpabilidad.
vienen dados por los fines de la pena (de prevención general y espe-
cial) y uno que viene dado por su naturaleza retributiva: el tope
máximo de la culpabilidad. Para terminar y en cuanto a la discusión
que gira en torno de este concepto, debe decirse que tampoco tiene
mayor sentido. Porque Crespo tiene razón cuando afirma que durante
la D.J.P. es lo mismo, si se entiende que la pena que concuerda con
lo necesario para la protección de la sociedad es, por ello, la pena
adecuada a la culpabilidad, o que la pena sentida como la respuesta
justa al injusto culpable es, por ello, al mismo tiempo, la pena ade-
cuada para la afirmación de la vigencia de las normas.
Pero como lo venimos adelantando en los capítulos anteriores, nin-
guno de los discursos legitimantes del uso del poder punitivo estatal
(esto es, ninguna de las teorías que legitiman la pena) han podido
escapar a los embates de la praxis. Queda pues por estudiar el pen-
samiento que se levanta en la margen opuesta. Porque ante la pena,
unos la aceptan (teorías justas, útiles, mixtas, dialécticas), pero otros
la rechazan (concepciones negativas y agnósticas de la pena). Sin
embargo, se hace un poco difícil agrupar a todas las corrientes des-
legitimantes del uso del poder punitivo bajo una sola bandera. En
ella deberíamos distinguir a aquellos que pretenden reducir el poder
penal a su mínima expresión (reduccionistas), de los directamente
abolicionistas y, por último, a aquellos anarquistas puros (que no
quieren pena pero tampoco ley, ni Estado, ni nada). Dejando a salvo
las diferencias apuntadas, hay que decir que se trata de concepcio-
nes negativas (porque están en contra de la pena) y agnósticas (por-
que no creen que la pena sirva para nada bueno). En el capítulo
siguiente veremos cuál es el substrato básico común a todas estas
teorías.
LA PENA (PRIMERA PARTE) 27
LA PENA (TERCERA PARTE) 49
CAPÍTULO III
LA PENA
TERCERA PARTE:
a) Teorías ideológicas
– Entre las teorías ideológicas coloca BARATTA:
a) la prevención general negativa (en las versiones de FEUERBACH
y sus seguidores);
b) la prevención especial positiva (en su faceta resocializadora);
c) y todas las corrientes que ANTON BAUER había agrupado bajo
el rótulo de teorías justas (expiación, retribución).
Todas estas teorías tienen de común su indemostrabilidad des-
de el punto de vista empírico. Ninguna de ellas es demostrable desde
la praxis. Pero además, todas ellas participan de otro elemento en
común: todas ellas proceden distorsionando la realidad. Muestran
una realidad falsificada y, por esa misma razón, no pueden resistir
los embates de la corroboración empírica.
a) La prevención general negativa (prevención general de ame-
naza) no puede explicar por qué si se amenaza bien, los delitos se
siguen cometiendo. Esto es, no puede demostrar que funcione: cada
nuevo delito que se produce viene a demostrar el fracaso de la corro-
boración empírica de la teoría.
b) La prevención especial positiva tampoco funciona: las cárce-
les han demostrado que no sirven para resocializar a nadie. Las
cárceles no son escuelas de resocialización sino que, como hemos
dicho, más parecen universidades del crimen.
c) Las teorías justas, por otro lado, tampoco pueden explicar la
cifra negra (porque para ellas la pena es consecuencia necesaria del
delito), ni tampoco la justicia. Es decir, que no pueden demostrar en
la práctica que la justicia sea verdadera justicia entre los hombres.
Es más, los más terribles crímenes de la humanidad han sido come-
tidos en nombre de ella. Ya hemos visto el ejemplo de Cristo (Única
Verdadera Justicia) que fue condenado por la justicia humana.
56 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
b) Teorías tecnocráticas
El segundo grupo de teorías, las tecnocráticas, constituyen en rea-
lidad, modernas refinaciones del terror estatal. Éstas no distorsionan
la realidad como hacen las teorías ideológicas, sino que trabajan mos-
trando la escalofriante realidad, pero la visten de apariencia de nor-
malidad. Así las cosas, logran producir consenso.
– Dentro de las teorías tecnocráticas incluye BARATTA:
a) la prevención especial negativa, y
b) la prevención general positiva (o prevención general de in-
tegración).
Ambas teorías son, en su decir, cara y contracara de un mismo
y único plan: en ambas y aunque aparezcan a la vista del profano
como tan distantes una de otra, se advierte una idea central que es
la de impedir el disenso a través de una mutua complementación.
Porque estas teorías trabajarían del siguiente modo.
– Primero: inocuizan, neutralizan, eliminan o hacen desapare-
cer al enemigo. Esto lo logran a través de la prevención especial
negativa. Desaparecido o eliminado el enemigo, se pasa a la segun-
da fase de este plan maquiavélico.
– La segunda parte del plan, una vez inocuizado o eliminado el
enemigo, consiste en mostrar todo este terror de Estado, como una
situación normal. Ello se logra produciendo el consenso social res-
pecto de todas estas aberraciones. Para ello no cuentan con mejor
herramienta que la prevención general positiva (o de integración).
Para colmo, con la prevención de integración se logra incluso es-
quivar las críticas que contra las postulaciones absolutas de HEGEL
podían dirigirse desde el punto de vista empírico, porque no insis-
ten en que la pena deba seguir necesariamente al delito como el efecto
sigue a la causa sino que, por el contrario, se reconoce con total des-
parpajo que la imposición arbitraria y selectiva de penas (en algu-
nos casos sí y en otros no) cumple muy bien con su función, que es
meramente simbólica.
Como la pena es un símbolo, tampoco la comisión de un nuevo de-
lito viene a corroborar la indemostrabilidad práctica de la teoría. An-
tes bien, todo lo contrario: demuestra su necesidad como función
LA PENA (TERCERA PARTE) 57
1) Teorías justas
62
1.1) Expiación- reparación (KÖHLLER - K ITZ)
1.2) Retribución:
a) Divina (STAHL)
b) Moral (KANT)
c) Jurídica (HEGEL )
2) Teorías útiles
a) Prevención especial ( VON L ISZT )
Discursos legitimantes a.1) Prevención especial positiva (ROEDER - DORADO M ONTERO)
del poder punitivo estatal a.2) Prevención especial negativa (FERRI - GAROFALO - L OMBROSO)
b) Prevención general
(creen en la pena, b.1) Prevención general negativa (prevención general de amenaza) (F EUERBACH - ROMAGNOSI
la aceptan y tratan - I MPALLOMENI - A LIMENA)
de justificarla). b.2) Prevención general positiva (prevención general de integración) (JAKOBS –sus discípu-
los ya hablan de un retribucionismo funcional–)
DERECHO
1ª Sistematización:
ANTON B AUER 3) Teorías mixtas
(1840) Combinan teorías preventivas con posiciones retribucionistas o reparacionistas).
TEORÍAS La pena es legítima si es a la vez justa y útil (CARRARA - MERKEL - BINDING - SOLER , etc.).
PENAL.
DE 4) Teorías dialécticas
LA PENA La función de la pena varía en cada momento de su vida: 1) fase de amenaza PG; 2) fase de D.J.P.:
PG y PE; 3) fase de ejecución: PE.
PARTE
CAPÍTULO IV
LA PENA
PARTE FINAL:
CAPÍTULO V
EL DELITO
PRIMERA PARTE:
12) El delito es lo que los jueces dicen que es delito, siempre que
la policía lo quiera; etc.
Podríamos proseguir, pues el último etcétera es bastante largo,
pero hemos preferido conservar las frases que fuimos anotando y que
nos parecieron más representativas de las respuestas obtenidas a
nuestra primera pregunta por el delito. No vamos a decir ahora si
alguna de ellas es correcta o ni siquiera si hay alguna que lo sea en
verdad. Tal vez, todas ellas sean defendibles desde cierto punto de
vista y atacables desde otro. La verdad es que dar una respuesta a
la pregunta formulada (¿qué es el delito?) puede acarrear serios do-
lores de cabeza. Cuanto más estudian los autores, más respuestas
aparecen. En lo que sí hay algún acuerdo es en la necesidad de una
teoría.
Hemos visto, en los capítulos anteriores, los distintos discursos
que se han ido desarrollando en favor y en contra de la pena. Excep-
ción hecha del discurso abolicionista puro (que directamente niega
la pena), el resto de los desarrollos hace causa común en la necesidad
de elaborar una teoría. Es decir, que la respuesta a nuestra pregunta
sobre el delito debe analizarse por etapas. Varias etapas estrati-
ficadas, superadas todas las cuales, será posible afirmar la existen-
cia del delito. En vez de preguntarse por el delito, se irá preguntando
sucesivamente por la existencia de algunas de sus cualidades: ¿exis-
te esta primera? ¿existe esta segunda? Así, hasta acabarlas todas.
Terminado lo cual, se podrá decir: sí, hay delito. De lo contrario, con
la negación de cualquiera, terminaría el análisis.
Ahora bien ¿cuáles son estas cosas que se preguntan? Los auto-
res no siempre se han puesto de acuerdo. Como la presente es una
obra apenas introductoria, para aquellos lectores que luego quieran
comenzar a estudiar derecho penal, vamos a partir de una ficción.
Vamos a hacer de cuenta que sí existe coincidencia doctrinaria. Va-
mos a olvidarnos de la historia (el lector no debe olvidar nunca esto
que estamos diciendo), vamos a olvidarnos por un rato del desarro-
llo histórico y de las discusiones de escuela y entonces sí podremos
decir cuál es la respuesta que habremos de dar cuando se nos pre-
gunte por el delito.
Antes de ello y por último, sólo recordemos lo que habíamos di-
cho con relación a las “teorías de la pena”. Está claro que la noción
que se tenga del delito va a depender, necesariamente, de la idea que
se tenga sobre la pena. Por eso hemos comenzado nuestro desarro-
llo por la pena. Quienes nieguen directamente la pena, dirán que el
delito no existe. Quienes afirmen la necesidad de imponer penas,
EL DELITO (PRIMERA PARTE) 73
I. CONCEPTO DE DELITO
1. Acción
2. Tipicidad
3. Antijuridicidad
4. Culpabilidad
CULPABLE
La culpabilidad implica reprochabilidad. Una vez afirma-
La culpabilidad implica reprochabilidad. Una vez afirmado el
do el injusto
injusto (la acción
(la acción típica típica y antijurídica),
y antijurídica), hay quehay que anali-
analizar si se
zar si se
puede o puede o no reprochar
no reprochar al autor. al autor.
Podrá Podrá reprochár-
reprochársele (y por
sele
ende(yconsiderar
por ende al considerar al autor
autor culpable) culpable)
cuando cuando
el sujeto hayael
sujeto
podidohaya podido comprender
comprender la antijuridicidad
la antijuridicidad de su conductadey su con-
actuar
ducta
dentroyde un ámbito
actuar dentro libertad
de de aceptable.
un ámbito de libertad aceptable.
ANTIJURÍDICA
Que sea contraria al ordenamiento jurídico. Para saber si una conducta típica es
Que sea contraria al ordenamiento jurídico. Para saber si una conducta típica es o no
o no antijurídica, tenemos que ver si existe alguna causa de justificación que eli-
DERECHO
antijurídica, tenemos que ver si existe alguna causa de justificación que elimine la
DELITO mine la antijuridicidad.
antijuridicidad. Las causasLas causas de justificación
de justificación son permisossonquepermisos
otorga la que otorga
ley para la ley
cometer
para cometer
acciones típicas.acciones típicas.
Son causas Son causas
de justificación quede justificación
eliminan que eliminan
la antijuridicidad: la an-
1) legítima
tijuridicidad: 1) legítima
defensa; 2) estado defensa;
de necesidad 2) estado
justificante; de necesidad
3) cumplimiento deljustificante; 3) cumpli-
deber; 4) ejercicio de un
miento
derecho.del deber; 4) ejercicio de un derecho.
PENAL.
.
INJUSTO
INJUSTO
PARTE
La adecuación
TÍPICA
conducta la figura legal. una conducta es típica algún
La tipicidad
tipicidad implica
implicalalaadecuación dedela la
conducta en en
la figura legal. ParaPara
sabersaber
si unasi conducta es típica de algún de delito,
delito,
debemos debemos
analizaranalizar Código
el CódigoelPenal Penal
(y las las leyes especiales),
leyes(yespeciales), si alguna normasi alguna
describenorma
perfectamente
describeelperfectamente el hecho
hecho (la conducta) que
(la conducta)
estamos que estamos
analizando, entoncesanalizando,
será típica. Y,entonces será
si no, no. Comotípica.
el Código
Y si ano,
veces
no. utiliza
Comoun el método a veces
Código para utiliza
describir lasun método
conductas
para describir las conductas que quiere prohibir y otras veces otro, la doctrina distingue distintas tipicidades:
que quiere prohibir y otras veces otro, la doctrina distingue distintas tipicidades: tipicidad activa, omisiva, dolosa, culposa, etc. tipicidad
activa, omisiva, culposa, etc. Todas las figuras (los tipos) un aspecto subjetivo obje-
GENERAL
ACCIÓN
Según
Según la definición
ladefinición dede WELZEL
Welzel, , conducta
conducta es el ejercicio
es el ejercicio de actividad
de actividad final.
final. Pero paraPero para
que esta que esta
conducta conducta
pueda existir,pueda existir,
no tiene no tiene
que haber que
ninguna
haber ninguna
causa que la excluya.
causaLas la excluya.
quecausas Las causas
que excluyen la acción excluyen
que (la la acción
conducta) son: 1) (la conducta)
fuerza son: 1) fuerza
física irresistible física irresistible
y 2) involuntariedad. Dentro invo-
y 2) de la
luntariedad. Dentro
involuntariedad de la involuntariedad
se distinguen: a) actos reflejos yse
b) distinguen: a) actos reflejos
estados de inconsciencia y b) estados de inconsciencia absoluta.
absoluta.
LA ACCIÓN (PRIMERA PARTE) 85
CAPÍTULO VI
LA ACCIÓN
PRIMERA PARTE:
CONCEPTO GENERAL.
CAUSAS QUE EXCLUYEN LA ACCIÓN
I. INTRODUCCIÓN
Para WELZEL, esto es, para la teoría final de la acción, hay tal
cuando nos encontramos en presencia de un ejercicio de actividad
final. Esto quiere decir que a nuestra primera pregunta ¿qué es la
acción? podemos responder sin dudar: acción es “ejercicio de activi-
dad final” (agregando: –W ELZEL–).
Para llegar a este concepto de acción, es necesario distinguir las
actividades finales, de aquellas que no lo son. Una clasificación de
los hechos en forma metodológica es muy útil para captar el concepto.
Hay hechos humanos y hechos de la naturaleza. Los hechos de la
naturaleza son aquellos en donde el hombre no interviene (la lluvia,
la pelea de dos animales, etc.). Los hechos humanos son aquellos en
donde interviene el hombre. Éstos, a su vez, podemos clasificarlos
en hechos humanos voluntarios y hechos humanos involuntarios. Lo
que a nosotros nos interesan son siempre los hechos humanos vo-
luntarios, porque en esto consiste el ejercicio de actividad final. La
voluntad está siempre dirigida a un fin (no tengo voluntad de hacer
algo porque sí, sino que siempre se esconde alguna finalidad). De lo
contrario, el acto no sería la obra de un hombre. Lo que diferencia
la conducta humana de los movimientos animales es justamente la
voluntad que está siempre dirigida a un fin. Sacar la finalidad de
la voluntad es prácticamente impensable (aunque después veremos
que a esto no siempre se lo ha entendido así). Como la voluntad es
siempre voluntad para algo (voluntad final, valga la redundancia), y
lo que al derecho le importan son los hechos humanos voluntarios,
habrá acción siempre que exista uno de esos hechos. Ello es un ejer-
cicio de actividad final (voluntario).
1. Elementos subjetivos
2. Elementos objetivos
del análisis. A lo que atienden es, sobre todo, a los pasos b y c. Ob-
servemos el ejemplo del automovilista:
a) Toti se propone ir a Luján.
b) Como medio selecciona ir en su auto y circular en la carrete-
ra a 200 km por hora.
c) Se sube al auto y comienza a manejar a 200 km por hora para
llegar a Luján.
Si en el camino embiste a un peatón y lo mata, diremos que To-
ti ha cometido un homicidio culposo (distinto al homicidio doloso
que existe cuando hay intención de matar). Toti no ha tenido aquí
intención de matar a nadie sino de llegar rápido a Luján. La ley no
lo castiga por querer ir a Luján (paso a del análisis). No se prohí-
be su conducta final en atención a esa finalidad. Lo que se prohíbe
es, sobre todo, el paso b (y en consecuencia el c). Porque lo malo no
es ir a Luján sino hacerlo a 200 km por hora. Toti ha elegido mal
los medios para alcanzar su finalidad. Las figuras culposas prohí-
ben las conductas atendiendo a una mala programación de los me-
dios (paso b).
En consecuencia, observamos cómo nuestro concepto de acción,
con sus aspectos objetivos y subjetivos, viene muy bien para resistir
los pisos superiores de la teoría: el análisis de la tipicidad. Mientras
que los tipos dolosos prohíben las conductas finales atendiendo a la
finalidad misma que se ha dibujado en la cabeza del autor, los tipos
culposos lo harían atendiendo no a la finalidad en sí (no es malo ir a
Luján) sino más bien en virtud de una defectuosa selección de los
medios (por una falta de cuidado al elegir la manera de lograr la
finalidad). Por lo tanto, nuestro concepto final de conducta sirve muy
bien a los fines teóricos para los cuales ha sido elaborado.
Algo parecido ocurre cuando se analiza el concepto de omisión
(de las figuras omisivas). El concepto de acción final una y otra vez
resiste los embates de la teoría y, al estudiar los elementos del tipo
y las distintas clases de tipos existentes, nos detendremos en ello con
un poco más de detalle.
Por ahora, basta con que al lector le quede claro que el concepto
de acción que elegimos no resulta de un mero capricho. Se trata de
elaborar un concepto que sea útil para el análisis estratificado que
realizaremos del delito. Y este concepto conviene que sea el final. En
resumen, cuando hablamos de una acción (o de una conducta) lo
hacemos en el sentido de un ejercicio de actividad final. Además,
tendremos bien presente (y esto es importantísimo) que podemos
distinguir, dentro de esta conducta, tres elementos, dos subjetivos y
LA ACCIÓN (PRIMERA PARTE) 91
V. AUSENCIA DE ACCIÓN
CAPÍTULO VII
FALTA DE ACCIÓN
CONTINUACIÓN:
AUSENCIA DE CONDUCTA.
CAUSAS QUE EXCLUYEN LA ACCIÓN
I. AUSENCIA DE CONDUCTA
Queremos una teoría del delito que nos sirva para saber justa-
mente cuándo existe delito. Esto es que nos sirva para saber cuándo
una acción reúne las características básicas para poder ser conside-
rada delito: estas características son la tipicidad, la antijuridicidad
y la culpabilidad. Pero no podemos detenernos en el análisis de las
características de una conducta, cuando todavía no sabemos si esa
conducta realmente existe. El primer análisis de la teoría debe ser
el de la acción (conducta). Si no hay acción, no seguiremos adelan-
te. Si la hay, continuaremos en forma escalonada con cada uno de
los siguientes pasos sin saltear ninguno. Ello así, porque cada uno
de los pasos que sigue presupone que existe el anterior: no hay tipi-
cidad de nada sino de una conducta, pero tampoco debemos pregun-
tarnos por la antijuridicidad de cualquier conducta sino que nos
interesa sólo la de la conducta típica. Igual modo con la culpabi-
lidad. Lo que se reprochará o no en el último eslabón de la cadena
es el injusto completo: la acción típica y antijurídica.
Este pequeño párrafo anterior tiene que quedar gravado a fue-
go en la mente del lector. En el análisis del delito, seguimos cada
uno de los escalones de la teoría. Al afirmar el primero (la acción),
continuamos con el segundo (la tipicidad) y al afirmarse éste, volve-
mos a seguir hasta concluir los cuatro pasos.
Es muy importante que el lector recuerde que en cada uno de
los pasos habrá elementos que harán desaparecer el escalón: hay
94 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
2. Involuntariedad
recuerde que las causas de involuntariedad son dos: a) los actos re-
flejos, y b) la inconsciencia absoluta.
Dicho en otras palabras: esta inconsciencia absoluta implica una
total inactividad de las funciones mentales, que acarrea una absolu-
ta imposibilidad de dirigir los movimientos y, en consecuencia, se
elimina la conducta (no hay acción). A esto último lo distinguimos
de los supuestos en donde sí hay acción, pero el autor no la ha diri-
gido libremente (un supuesto de inculpabilidad por incapacidad de
dirigir las acciones). Como se ve, la inconsciencia absoluta elimina
el primer eslabón de la teoría (la acción) haciendo innecesario el
seguir estudiando los restantes (la tipicidad, la antijuridicidad y la
culpabilidad). Por el contrario, la inconsciencia parcial lo que elimi-
na es el último eslabón (la culpabilidad), y tiene como presupuesto
de análisis que haya existido una acción típica y antijurídica, esto
es, un injusto respecto de cuya reprochabilidad al autor, nos esta-
mos preguntando.
Algunos ejemplos volverán a ser de utilidad para comprender los
casos de inconsciencia total.
1) Luis María se encuentra en una clínica por haber ingerido
una fuerte cantidad de drogas. En el medio de una crisis convulsiva
(producto de un síndrome de abstinencia), comienza a delirar y a
insultar a su enfermera negra que confunde con el diablo. Está cla-
ro que Luis no solamente no sabe lo que hace, sino que directamen-
te no hace nada. No realiza conducta porque sus injurias son el
producto inconsciente, de su psiquismo pero no algo elaborado des-
pués de haber atravesado un proceso mental. No hay voluntad y, por
lo tanto, se da en este caso una de las causas que excluyen la acción:
ausencia de conducta por involuntariedad, producto de un estado de
inconsciencia absoluta.
2) Lo mismo si Germán Franconia acaba de tener una crisis
epiléptica y desde el suelo comienza a realizar movimientos desar-
ticulados. Aun cuando con dichos movimientos alcance a lesionar gra-
vemente a un sujeto que trata de detenerlo para que no se lastime,
las lesiones no pueden ser imputadas a nadie: Franconia no realiza
conducta porque su crisis de epilepsia es la que provoca los movi-
mientos desarticulados pero no su voluntad. La inconsciencia es
absoluta porque hay que distinguir este supuesto de aquel otro en
que Germán realice parecidos movimientos como producto de un
ataque de nervios. En este último supuesto tal vez sí haya conduc-
ta, aunque si ésta no es dirigida en forma libre, pueda dar lugar a
un análisis de culpabilidad en la última esfera de la teoría.
FALTA DE ACCIÓN (CONTINUACIÓN ) 99
CAPÍTULO VIII
LA ACCIÓN
TERCERA PARTE:
EVOLUCIÓN HISTÓRICA
DEL CONCEPTO DE ACCIÓN
I. INTRODUCCIÓN
principal que es, justamente, que tiene que reunir el resto de las
características.
Porque si yo elaboro un concepto de acción en donde ésta impli-
ca siempre una acción típica, entonces tendré luego que suprimir un
paso de análisis y además, el concepto que elabore no me va a servir
para descartar algunas conductas de otras (todas serán prohibidas,
porque sin prohibición no habrá acción). Lo mismo ocurrirá si alguien
considera que la acción es siempre acción culpable, porque entonces,
al afirmar la primera (la conducta) no será necesario preguntarse por
la culpabilidad. Sin embargo, aquí tampoco la teoría servirá a los
fines reductores o selectivos que nos hemos propuesto, esto es, no
servirá para, de un infinito conjunto de conductas posibles, decidir
cuál es culpable y cuál no.
Así y todo, en la evolución histórica del derecho penal, pueden
observarse la elaboración de sucesivas teorías del delito que con-
ducen –necesariamente– a la construcción de diferentes conceptos
de conducta. Con las pretensiones de recorrer modestamente sólo
algunos de los conceptos más resonantes que se han manejado y
se manejan en las obras generales de nuestra disciplina, pintare-
mos, a continuación, algunas manchas (pintitas aisladas) de las tan-
tas y multicolores formas que constituirían un cuadro panorámico
completo.
Con esta aclaración, revisemos algunos de los cambios más re-
levantes que se han operado en el concepto de acción.
a) Injusto objetivo
a) Acción: movimiento corporal (voluntario, pero sin tener en
cuenta la finalidad de esa voluntad). La voluntad sólo es tenida en
106 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
b) Culpabilidad
Afirmado el injusto (acción más antijuridicidad), analizaba LISZT
la finalidad propuesta por el autor, así como la libertad con la que
había actuado. Si existía dolo (intención) o culpa (responsabilidad)
y además el autor tenía capacidad psíquica para responder por su
dolo o culpa, el sujeto era considerado culpable. La culpabilidad era
puramente subjetiva.
Este concepto de acción entendida como “movimiento corporal
voluntario”, pero de cuya voluntad se escindía completamente la fi-
nalidad, era considerado un concepto natural de acción. Como con-
secuencia de las ideas de la Ilustración y del positivismo mecanicista
newtoniano, el universo era visto como un gran complejo de relacio-
nes causales (todo eran causas y efectos). En consecuencia, la acción
venía a ser también eso: una relación más entre causas y efectos; un
proceso causal ciego, en la infinita trama de procesos causales que
constituía el universo.
un concepto jurídico”. Agrega que resulta difícil que hasta “el mis-
mo WELZEL [autor de la teoría finalista] haya querido significar otra
cosa”, dado que en lo que el finalismo había hecho hincapié era “en
que el concepto jurídico no podía inventar lo que en el mundo no
existe”.
El causalismo, en su vertiente neokantiana (MEZGER), había di-
cho que el método crea el objeto y que, en consecuencia, el dere-
cho penal podía y debía crear un concepto de acción acorde con sus
intereses.
En oposición a éste, se había levantado WELZEL para decir que
el derecho no podía crear objetos que no existieran en el mundo real,
y se propuso un concepto de acción al que se lo consideró “óntico
ontológico”. Esto era así porque rescataba el ser de la conducta, por
oposición al idealismo causalista que creaba un concepto jurídico sin
importar si existía o no realmente el objeto al cual se refería.
ZAFFARONI, entiende ahora que el concepto es, en verdad, jurídi-
co porque al construir los edificios dogmáticos es necesario siempre
abstraer algunos elementos sí y otros no. Lo que ocurre es que sólo
pueden abstraerse datos que sean reales, y el causalismo lo que
habría hecho es “abstraer de manera prohibida” (datos que no exis-
tían en la realidad).
Construir un concepto “jurídico penal de acción” –agrega el ju-
rista argentino– es de por sí un juicio valorativo, pero el finalismo
intentó “apelar al denominado concepto «óntico» de acción (. . .)”. Y
“eso no fue más que una ilusión” (ZAFFARONI, Tratado).
Porque si bien es cierto que no existen acciones que no sean fi-
nales, tampoco puede haber conducta sin motivación. Y el finalismo
analiza en la conducta sólo la finalidad, dejando la motivación para
la culpabilidad. Ello no sería más –según ZAFFARONI– que una con-
vención o un recurso jurídico: el derecho abstrae de la realidad los
datos que le interesan y descarta los que no, para crear sus con-
ceptos. Así el causalismo también podría haber abstraído y descar-
tado la voluntad de su concepto de acción. “Pero lo que no podía hacer
era tomar la voluntad y decir que ella no tenía finalidad porque una
voluntad sin finalidad no es voluntad” (ibídem).
Siguiendo este desarrollo, ZAFFARONI da tal vez un paso hacia el
idealismo que había criticado en su Manual y concluye: “no hay pues
un concepto óntico de acción, pero hay límites ónticos a la construc-
ción jurídico-penal del concepto de acción”. Dicho lo cual, propone el
siguiente esquema:
118 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
ACCIÓN
6) EBERHARD SCHMIDT -
JESCHECK - MAURACH
(teoría social de la acción) Acción = actividad humana con relevancia
social dirigida a un resultado delictivo.
8) HERZBERG
(concepto negativo de acción) Acción = evitable; no evitación en posición de
garante; no evitacion de lo evitable, cuando
existe deber de evitar.
2) Involuntariedad:
a) Actos reflejos.
b) Inconsciencia absoluta.
LA PENA (PRIMERA PARTE) 27
TIPICIDAD (PRIMERA PARTE) 121
CAPÍTULO IX
TIPICIDAD
PRIMERA PARTE:
1. La omisión impropia
CAPÍTULO X
TIPICIDAD
SEGUNDA PARTE:
CAPÍTULO XI
TIPICIDAD
TERCERA PARTE:
DOLO
Aspectos cognoscitivo y volitivo
1. Aspecto volitivo
punto. ¿Qué es lo que tiene que conocer? Nada más –pero nada me-
nos– que todos los elementos del tipo objetivo. En esto consiste el
aspecto cognoscitivo.
2. Aspecto cognoscitivo
CAPÍTULO XII
TIPICIDAD
CUARTA PARTE:
I. ABERRATIO ICTUS
1. Elementos ultraintencionales
2. Disposiciones de ánimo
VI. CONCLUSIÓN
Tipos
Tipos tendencia
concon sy
del
del dolo
dolo tendencia
interna interna
peculiar. normativos)
peculiar.
6)6)Referencias,
Referencias, etc. etc.
PENAL.
Errores sobre la
Errores sobre la
causalidad:
causalidad:
PARTE
ERROR
Error de tipo: Cuando
Cuando el elerror
error
DE TIPO:
Elimina
Elimina el dolo.
el dolo. recae sobre
recae la cau-
sobre
Desconocimiento o falso La fase cognoscitiva del la causalidad
salidad, la doctri-la
Desconocimiento o La fase cognoscitiva del dolo
falso conocimiento
conocimiento de los ele- dolo implica que el na analiza
doctrinaporanaliza
se-
de los elementos implica que el sujeto conoce
sujeto conoce todos los
mentos
del tipo tipo objetivo.
delobjetivo. por separado:
parado:
GENERAL
CAPÍTULO XIII
TIPICIDAD CULPOSA
EL PROBLEMA DE LA IMPRUDENCIA.
ELEMENTOS OBJETIVOS Y SUBJETIVOS
DE LOS TIPOS CULPOSOS ACTIVOS
1. La acción
2. Relación de causalidad
3. El resultado
a) Principio de confianza
Este principio es aquel conforme al cual, cuando en una activi-
dad peligrosa concurren, para su realización, más de una persona,
se entiende que cada uno de los intervinientes puede confiar en que
cada uno de los demás se comporte de acuerdo con su deber de cui-
dado propio. De manera que si en una operación intervienen varios
médicos y varios asistentes, cada uno es solamente responsable de
comportarse conforme a lo que le toca realizar y observar en ello las
reglas de cuidado. Porque siempre se espera (y si no, ciertas reali-
zaciones serían del todo imposibles) que los demás también actúen
conforme a su deber específico.
Lo mismo que en la medicina, puede extenderse el ejemplo a cual-
quier acción humana en la que intervengan más de un individuo. Si
TIPICIDAD CULPOSA 167
Santiago está por cruzar una calle con semáforo en verde, que lo au-
toriza a circular, puede tener razonables expectativas como para creer
que Matías, que tiene rojo, frene su vehículo al llegar a la esquina y
le deje el paso. No viola su deber de cuidado Santiago, al producirse
el accidente. Por un principio de confianza, Santiago creyó que Ma-
tías respetaría el semáforo.
Sin embargo, el principio de confianza tiene un límite. Y este
límite viene dado cuando el sujeto tenga alguna razón suficiente como
para poner en duda la conducta del otro: si Santiago advierte que
Matías circula a alta velocidad y que le va a ser imposible frenar, no
podrá alegar luego el principio de confianza, como tampoco si advir-
tió que el conductor del otro auto circulaba en zigzag, borracho y con
los ojos vendados.
Lo mismo en el caso de los médicos cirujanos. No hay problema
en que el cirujano confíe en su anestesista, pero esa confianza debe
ceder cuando el mismo médico es el que advierte que su colaborador
ha equivocado manifiestamente las proporciones de la anestesia.
Tampoco será tarea del especialista cerciorase minuciosamente del
mantenimiento higiénico del quirófano, pero si antes de la operación
observa telas de araña colgadas de los instrumentos y cucarachas
paseándose sobre los tubos de ensayo, no podrá luego invocar que él
no era el encargado de la desinfección. El principio de confianza cede,
pues, cuando existen suficientes motivos para desconfiar.
Resumiendo, el deber de cuidado es un concepto objetivo y norma-
tivo que debe establecerse en el caso concreto, conforme a la finalidad
tenida en miras por el autor. Además, en las actividades comparti-
das, todos los intervinientes tienen derecho a esperar que los demás
se comporten cada uno conforme a sus respectivos deberes de cuida-
do, siempre que no haya motivos que hagan pensar lo contrario.
Pero aun cuando exista un deber de cuidado lesionado, ello no
será suficiente para determinar la tipicidad objetiva culposa. Será
necesario, además, un último requisito que se agrega a los ya vistos
anteriormente: la relación de determinación.
5. Relación de determinación
(Tipos asimétricos)
TIPO SUBJETIVO TIPO OBJETIVO
Aspecto interno Aspecto externo
Aspecto Aspecto
volitivo cognoscitivo 1) Sujeto activo
Voluntad 2) Conducta
Previsibilidad: Elementos
de realizar 3) Nexo de causalidad
que no existe del tipo
la conducta final
cuando hay objetivo 4) Violación al deber de cuidado
con los medios
un error de tipo
DERECHO
Culpa consciente
Culpa consciente o con
o con
representación La causalidad
GENERAL
representación
El autor se representa y el
Laresultado
causalidad ysonel
El autor
el se representa
resultado comoelpo- Los
Los elementos
elementos esen- resultado son
elementos que en
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sible perocomo
no posible
lo acepta ciales
esenciales
son:son: la vio-
a) a)La en la
pero no
(cree lo acepta
que podrá(cree que
evitar- lación
violaciónalal deber
deber dede la elementos
tipicidadque culpo-
tipicidad culposa
podrá
lo). evitarlo) cuidado
cuidado yyb)el nexo
b) el nexo sirven
sasirven parapara de-
de determinación
de determinación. limitar: tienen
delimitar: tienenque
estar
que estar
peroperononore-
sultan esenciales.
resultan esenciales
Culpa inconsciente
Culpa inconsciente:
El autor no se represen-
ta autor
El el no se representa
resultado como po-el
resultado como posible
sible.
TIPICIDAD OMISIVA 173
CAPÍTULO XIV
TIPICIDAD OMISIVA
estructuras activas. Esto es, que los tipos omisivos prohíben por
comparación y diferencia. El tipo ordena realizar una conducta de-
terminada. Se analiza la conducta realizada por el sujeto activo. Si
la conducta es igual a la ordenada por el tipo, no habrá delito algu-
no, por no existir tipicidad. Si la conducta es distinta (aliud agere),
esto es, si el hacer del sujeto activo es distinto al esperado dentro de
la situación típica descripta en la ley, la acción podrá ser típica de
omisión y habrá que seguir estudiando los otros eslabones de la teo-
ría del delito, para saber si la conducta es antijurídica y reprochable
al autor.
La obligación de actuar surgirá siempre atendiendo a un deter-
minado marco de circunstancias, y por esto decimos que los tipos
omisivos: 1) son siempre circunstanciados. 2) La conducta esperada
surge y se explica sólo a través de esta referencia circunstancial y
además, 3) la acción debida debe ser susceptible de ser realizada por
el autor. Por lo demás, 4) el autor debe actuar de manera distinta a
la debida (aliud agere); 5) del marco circunstancial debe desprender-
se la existencia de una causalidad en curso que desembocará en el
resultado que ponga en peligro o lesione un bien jurídico del sujeto
pasivo; de haberse realizado la conducta esperada, esta lesión o pues-
ta en peligro del bien jurídico (debida a la causalidad en curso) po-
dría haberse evitado. Esto es que 6) debe existir un nexo de evitación.
En suma, éstos son los elementos que, en más o en menos, debe
reunir todo tipo omisivo doloso en su aspecto objetivo.
Tal vez ni haga falta recordarle al lector que el tipo es una es-
tructura lógica, de naturaleza descriptiva, que tiende a individuali-
zar las conductas que el derecho penal prohíbe. Esto lo realiza a
través de elementos normativos y descriptivos, y puede distinguirse,
en cualquier tipo, un aspecto objetivo y otro subjetivo. Las caracte-
rísticas de cada tipo objetivo y subjetivo dependen, claro está, de la
estructura que adopte el tipo. Una estructura típica dolosa será dis-
tinta de una estructura culposa, y lo mismo ocurre entre la omisión
y la acción.
Como punto de partida para toda estructura dolosa, puede de-
cirse que la diferencia fundamental con la culpa estará dada por la
presencia del dolo en su aspecto subjetivo y por una violación al deber
de cuidado en el aspecto objetivo que es requerida en los tipos cul-
posos y no en los dolosos.
TIPICIDAD OMISIVA 179
c) Resultado
d) Sujetos
activo sea igual a la debida, es lógico que no habrá delito por ati-
picidad objetiva.
g) Nexo de evitación
a) El aspecto cognoscitivo
b) El aspecto conativo
Por último, se completa el aspecto subjetivo con el elemento
volitivo (conativo). No sólo el autor debe conocer los elementos del
tipo objetivo, sino debe querer que éste se realice. O sea, que con el
aspecto volitivo queda completo el dolo (la voluntad de realizar el tipo
objetivo). Primero conozco lo que quiero (aspecto cognoscitivo), lue-
go lo quiero (aspecto volitivo o conativo). Y este querer, a su vez,
puede asumir diferentes maneras.
Estas diferentes maneras que puede asumir el querer dentro del
aspecto volitivo, es decir, estos diferentes “grados” de querer la rea-
lización del tipo objetivo, es lo que da lugar a los distintos grados de
dolo y también lo que ha hecho levantar posiciones encontradas en
la doctrina acerca de la naturaleza del dolo en la omisión. Debido a
esto, dice ZAFFARONI (Tratado, Ediar, 2000) que “el llamado dolo de
omitir” ha “creado serias dudas”: Algunos sostienen que sólo hay
omisión dolosa cuando existe una “decisión de permanecer inactivo”
(MAYER); para otros –como JESCHEK– debe aceptarse un concepto de
dolo adaptado a la omisión. Finalmente, en un tercer grupo de au-
tores, se postulan soluciones que indican que no existiría dolo “pro-
piamente dicho” en la estructura omisiva.
Se olvida, sin embargo, que en el aspecto volitivo no hay que per-
der de vista la finalidad que lleva ínsita el acontecer omisivo doloso
y que es la que, justamente, marca la distinción entre la omisión
dolosa y la culposa.
Si el guardavidas se pone a mirar el partido de volley playero,
para que su peor enemigo se muera ahogado a cien metros de la costa,
entonces, está claro que existe una finalidad que trasciende el sim-
ple hecho de mirar un partido. El guardavidas mira el partido para
no concurrir a salvar a su enemigo, para que éste se muera ahoga-
do. El resultado, enemigo ahogado, está presente y es el que dirige
toda su conducta. Por el contrario, si por negligente deja de prestar
atención al mar y se distrae con el juego, está claro que faltaría el
elemento subjetivo volitivo en su omisión y que el hecho sólo podría
imputársele a título de culpa.
El conocimiento efectivo de una situación típica y la posibilidad
de representación del nexo de evitación son elementos que tienen que
estar siempre en la estructura omisiva porque, de lo contrario, la
acción deja de ser típica. Lo que distingue la culpa del dolo, es jus-
tamente esta finalidad, que en un caso es querida (sea a título de
TIPICIDAD OMISIVA 187
TIPICIDAD OMISIVA
200
Aspecto
cognoscitivo 1) Situación típica.
El aspecto cognoscitivo tiene
Aspecto 2) Curso causal ya en movimiento.
que recaer sobre todos los elementos
volitivo que aparecen en el tipo objetivo. 3) Resultado.
En la omisión EnEnlalaculposa El sujeto activo deberá conocer que: Elementos
culposa
dolosa, no se encuentra en la situación típica, 4) Sujetos (activo/pasivo).
nohabrá
habrádolo, del tipo
DERECHO
el sujeto pero
dolosípero
querer si no actúa se producirá el resultado,
si
realizar una
debe querer quererreal le es posible realizar la conducta debida. objetivo 5) Posibilidad de realizar la conducta debida.
izar la
conducta
la realización conducta En caso
En la omisión omisión
de una impropia, (descriptivos
distinta impropia, el sujeto debe el 6) Exteriorización de una conducta distinta
del tipo distinta de sujeto debe
saber que saber
está que está
en posición y
de debida
la la debida. de garante
en posición de garante. de la debida.
PENAL.
objetivo. normativos)
En
En la omisión el resultado
culposa,culposa, el
resultado 7) Nexo de evitación.
debe ser debe
previsible previsible
(culpa
ser (culpa
consciente inconsciente)
consciente oo inconsciente).
PARTE
GENERAL
Si
Sisesetrata una
tratadede Omisión
una omisión
Impropia
impropia hayhay que agregar:
que agregar:
Omisión impropia
⎧ Fuentes posición
Fuentesdedelala de
posición
⎪ Garante: 8)POSICION
8) Posición dedegarante.
GARANTE
de garante:
Se equipara la conducta omisiva con la ac- ⎪
tiva, dando lugar a los tipos de omisión 1)La
1) laleyley;
⎨ 2) el contrato; Actualmente
Actualmente seseatiende
atiende más
más
impropia cuya constitucionalidad es dis- 2)El contrato
⎪ 3) la conducta prece- aalos
loscontenidos
contenidosde deberes
dedeberes
cutida en doctrina: los tipos no estarían
dente. que
queaalas fuentes
lasfuentes formales
formales de
escritos en la ley. ⎪ 3)La conducta precedente la posición de garante.
la
deposición de garante
⎩
ANTIJURIDICIDAD 201
CAPÍTULO XV
ANTIJURIDICIDAD
I. INTRODUCCIÓN
V. LEGÍTIMA DEFENSA
Como se ve, debe mediar una agresión ilegítima para que la jus-
tificante pueda operar. No es necesario que se trate de un delito, pero
sí de una conducta antijurídica. (No tiene que ser típica.) Lo que sí
es exigido por la doctrina es que dicha agresión sea inminente. El
requisito de la inminencia de la agresión deriva de la forma en que
está redactado el artículo cuando expresa “para impedirla o repe-
lerla”. Esto quiere decir que no hace falta que ya hubiera comenza-
do la agresión, pero sí que esté por empezar. Para saber cuándo
existe o no inminencia, se ha sostenido que el agresor debe tener los
medios listos (aprestados) para comenzarla en cualquier momen-
to. Cuando el inicio de la agresión dependa de su exclusiva volun-
tad (porque ya tiene todos los medios aprestados y puede comenzar
en cualquier momento), la agresión ya es inminente.
En definitiva, la agresión debe, pues, ser ilegítima (antijurídica);
no es necesario que sea un delito, sí que sea inminente (que haya
empezado o que pueda comenzar en cualquier momento). El carácter
206 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
3. Racionalidad
– Intervenciones quirúrgicas
El caso de las intervenciones quirúrgicas suele traer alguna com-
plicación adicional. Se pueden distinguir aquellas intervenciones en
las cuales existe un fin terapéutico (de curación o de evitación de una
enfermedad) y aquellas otras que se realizan con fines más banales
(agregado de pelo, cirugía plástica, etc.). Dentro de las primeras, po-
drían agregarse además los casos de trasplantes de órganos, que se
encuentran regulados por una ley especial. En todos los supuestos
de intervenciones con fines terapéuticos, puede decirse que no sólo
el Estado tolera este tipo de operaciones sino que, además, las fo-
menta. El médico trata, a través de ellas, de salvar o sanar al pa-
ciente. Cabe aclarar que si la gravedad del paciente compromete
tanto su salud que debe ser intervenido de urgencia, no solamente
el especialista ejerce un derecho al intervenirlo quirúrgicamente sino,
además, estaría cumpliendo con una obligación (cumplimiento del
deber). En este caso, la urgencia lo eximiría de solicitar autorización
al paciente. Los demás supuestos exigen un consentimiento de éste,
e incluso la ley de trasplantes incluye expresamente la obligación de
explicación por parte de los profesionales.
ANTIJURIDICIDAD 215
HEGEL Causa
Causa de de justificación
Justificación
NEGACIÓN
LEGÍTIMA
= PENA = DE LA NEGACIÓN
DEFENSA
DEL DERECHO
Unanimidad doctrinaria
ANTIJURIDICIDAD
Necesidad
de conservar Contenido social
FUNDAMENTO
el orden jurídico
DE LA LEGÍTIMA DEFENSA
Necesidad
de garantizar Contenido individual
el ejercicio
217
de los derechos
217
218
218
Nadie puede ser obligado a sopor-
tar lo injusto.
FUNDAMENTO ÚNICO
El sujeto puede actuar legítima-
mente porque el derecho no tiene CARÁCTER
SUBSIDIARIO
otra forma de garantizar el ejerci-
cio de sus derechos.
DERECHO
Naturaleza
subsidiaria
PENAL.
Aplicación 1
del tipo =
GENERAL
permisivo Protección
del bien jurídico
por parte del Estado
Legítima defensa
No existe
una ponderación
de males.
El mal producido
LEGÍTIMA DEFENSA es necesario
para evitar
una agresión ilegíti-
Límite:
ma. la racionalidad.
NECESIDAD
Existe
una ponderación
ANTIJURIDICIDAD
LA
La AGRESIÓ N
agresión ilegítima La ponderación MALES solo puede operar como
Ladeponderación de males
ILEGÍ desequilibra
TIMA
los platillos
desequilibria los sólo
CORRECTIVO puede operar como correctivo.
de
platillosladebalanza.
la balanza
219
219
220
BIENES ⎧Todos.
⎨
DEFENDIBLES ⎩Límite: la racionalidad.
⎧– Es un elemento negativo del tipo permisivo (la ley niega el permiso de defenderse a quien ha provocado
FALTA ⎪ suficientemente la agresión).
PENAL.
DE PROVOCACIÓN ⎨– Anterior.
SUFICIENTE ⎪– Conocida por el agresor (porque si no, no existe provocación).
⎩– Previsibilidad objetiva (no hace falta que se tengan en cuenta las características personales del agresor).
PARTE
⎧
ASPECTO ⎨Conocimiento de la situación de defensa.
SUBJETIVO ⎩
LEGÍTIMA ⎧
DEFENSA ⎨Se trata de una presunción iuris tantum, art. 36, inc. 6, in fine, Código Penal.
PRESUNTA ⎩
ANTIJURIDICIDAD 221
CARACTERES
DEL ESTADO DE NECESIDAD
1) Subjetivos:
a) Conocimiento de la situación de necesidad;
b) finalidad de evitar un mal mayor.
6) El mal mayor no tiene que haber sido una consecuencia de la conducta del
que se ampara en el tipo permisivo.
EJERCICIO DE UN DERECHO
CAPÍTULO XVI
LA CULPABILIDAD
I. INTRODUCCIÓN
Sólo podrá exigirse del autor una respuesta distinta cuando, como
dijimos:
I. Primero, haya podido comprender que lo que hacía estaba mal
para el derecho (que realizaba una conducta antijurídica). Este re-
quisito es la comprensión de la antijuridicidad. Este elemento falta
cuando el sujeto no es capaz de comprender por impedimentos psí-
quicos (inimputabilidad) o cuando ha actuado bajo un error (error
de prohibición, que ahora veremos qué significa).
II. Segundo, que su libertad se hubiera hallado determinada de
tal forma, que le quedaba un margen aceptable de autodetermina-
ción. Es decir, hay que estar seguros de que el sujeto tuvo posibili-
dad de elegir entre la conducta antijurídica y otra, y esto dentro de
un rango de tolerancia aceptable. Esto no ocurre, por ejemplo, en los
casos de estado de necesidad justificante (el sujeto que tiene que
decidir entre perder su vida o la del prójimo) o cuando actúa bajo un
estado psicofísico tal que, a pesar de comprender que realiza un acto
antijurídico, le es prácticamente imposible actuar de otra manera (el
toxicómano que necesita ingerir drogas porque, de lo contrario, su-
fre el síndrome de abstinencia). Con estos ejemplos se ve claramen-
te cómo el sujeto puede tener conciencia de la antijuridicidad, pero
ver su ámbito de determinación notablemente disminuido.
El grado de culpabilidad de un sujeto va a estar directamente
relacionado con la facilidad que tenía para motivarse en la norma. A
mayor dificultad –porque tenía más dificultades para comprender o
porque el esfuerzo que debe realizar para dirigir sus acciones con-
forme a la comprensión de esa antijuridicidad mayor– habrá, pues,
menor culpabilidad.
En resumidas cuentas: culpabilidad es reprochabilidad. Repro-
chabilidad por no haberse motivado en la norma. Esta reprocha-
bilidad puede darse solamente cuando: el sujeto tuvo posibilidades
de comprender la antijuridicidad de su conducta y además cuando
el ámbito de determinación de la libertad del sujeto le permitía (de
manera aceptable) dirigir sus acciones conforme a esa comprensión.
En el capítulo siguientes veremos en detalle qué debe tenerse
en cuenta a la hora de analizar la posibilidad de comprensión de la
antijuridicidad y el ámbito de autodeterminación del sujeto.
Como resumen de lo dicho y anticipo de lo que sigue, quede este
cuadro de síntesis.
LA CULPABILIDAD 227
CULPABILIDAD = REPROCHABILIDAD
Se le reprocha al autor el no haberse motivado en la norma,
lo cual a su vez tiene dos exigencias
2) Error de prohibición
El sujeto tiene
1. Posibilidad capacidad para comprender
de comprensión que no existe cuando la antijuridicidad,
de la antijuridicidad pero actúa en el error de creer
que lo que hace no es delito
(error de prohibición directo)
o que, en las circunstancias
en que lo hace, le está permitido
(cree que hay
una causa de justificación:
error de prohibición indirecto).
1) Imputabilidad de 2º grado
El sujeto no tiene capacidad
psíquica para dirigir sus acciones
conforme a la comprensión
que hace de la antijuridicidad.
CAPÍTULO XVII
CULPABILIDAD
CONTINUACIÓN:
POSIBILIDAD EXIGIBLE
DE COMPRENDER LA ANTIJURIDICIDAD
I. INTRODUCCIÓN
1. Capacidad de comprender
a) Imputabilidad
La imputabilidad (en general) es la capacidad psíquica que tie-
ne el sujeto de ser culpable (capacidad psíquica de culpabilidad). Se
analiza en dos partes: a) una capacidad psíquica de comprender y
b) una capacidad psíquica de actuar conforme a dicha comprensión.
La falta de la primera capacidad psíquica (a) –la de comprender
la antijuridicidad– constituye el primer grado de inimputabilidad.
Cuando decimos que un sujeto posee una inimputabilidad de primer
grado, queremos significar que no tiene capacidad para comprender
la antijuridicidad de su conducta. Como afecta a la comprensión, la
analizamos en este capítulo. En el capítulo siguiente, tendremos en
cuenta la incapacidad de segundo grado, porque ésta no hace a la
comprensión sino a la capacidad para dirigir las acciones conforme
a esa comprensión. Es decir que afecta el ámbito de libertad para
autodeterminarse del sujeto.
b) Error de prohibición
Pero esta capacidad psíquica de comprender no es suficiente para
que el sujeto haya tenido, en el caso concreto, esa posibilidad de com-
prensión. Se requiere, como dijimos, que el sujeto no haya actuado
bajo error.
Pero este error, a su vez, puede afectar la comprensión de dos ma-
neras distintas. Porque la comprensión exige, por un lado, un cono-
cimiento, pero, por otro, una internalización de ese conocimiento. Es
decir, para haber podido comprender, el sujeto requiere: 1) haber
podido conocer, y 2) haber podido internalizar dicho conocimiento.
CULPABILIDAD (CONTINUACIÓN) 233
7. Síntesis
REPROCHABILIDAD
Capacidad psíquica para dirigir
las acciones de acuerdo con la
comprensión que se tiene de la
CULPABILIDAD (CONTINUACIÓN)
CAPÍTULO XVIII
TENTATIVA
I. INTRODUCCIÓN
Según la definición legal que surge del art. 42 del Código Penal,
habrá tentativa cuando alguien que tiene el fin de cometer un delito
determinado comienza su ejecución, pero no lo consuma por circuns-
tancias ajenas a su voluntad. Como lo hemos apuntado, se trata de
un delito incompleto, es decir, de una tipicidad en la que la parte
objetiva no está del todo completa.
Pero esta definición pecaría de ininteligible, si no nos ponemos
de acuerdo en lo que se quiere decir con la expresión “comienzo de
ejecución”. Y ello porque la idea de que existe un “comienzo de eje-
cución” se desprende de una visión estratificada de la conducta de-
lictiva. La doctrina ha distinguido distintos pasos en el camino del
delito (iter criminis). Porque en más o en menos, todos los autores
reconocen diferentes fases como las que siguen:
1) idea (o plan);
2) decisión (o determinación);
3) actos preparatorios;
4) principio de ejecución;
5) agotamiento de la acción;
6) consumación.
Esto es, que si voy a poner una bomba en mi trabajo porque de-
testo levantarme temprano todas las mañanas, lo primero que hago
TENTATIVA 249
todas formas, las teorías que han tratado de dar respuesta al pro-
blema pueden resumirse como sigue.
1. Criterio objetivo
2. Criterio subjetivo
4. Criterio positivista
5. Doble fundamento
DELITO
Impunidad
260
– Exige una actividad (un hacer posi- Para las teorías subjetivas, la diferencia entre los
– Acabada: el sujeto realiza toda la con- tivo). Por ejemplo, desactivar la bom- actos preparatorios y el principio de ejecución vie-
ducta típica. ba que ya se ha colocado. Teorías ne dada por la “voluntad del autor”. Si el autor
– Basta con que el sujeto deje de reali- subjetivas actúa con dolo de consumación, entonces ya habría
PARTE
Formas – Inacabada: parte de la conducta tí- comenzado el principio de ejecución y, por ende, la
pica queda sin realizarse. zar la acción típica (quien antes de
de matar baja el arma y se retira). tentativa.
tentativa – Idónea: los medios son ligeramente
inidóneos para producir el resultado.
La diferencia la da
– Inidónea: los medios son groseramen- Teoría Existe comienzo de ejecución cuando la acción ha pe-
Diferencia la “univocidad” o
te inidóneos para lograr el resultado. Diferencia formal- netrado en el núcleo del tipo. Comienzo de ejecución
GENERAL
CAPÍTULO XIX
AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
I. INTRODUCCIÓN
1) Autor
Autoría
2) Coautor
Autoría
y
participación 1) Cómplice primario
Cómplice
Participación 2) Cómplice secundario
Instigador
262 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
II. AUTORÍA
1. Teoría extensiva
Desde esta posición, todo el que aporta una causa o una condi-
ción para que el hecho delictivo se produzca es autor. En tal senti-
do, el armero que vende el arma al asesino que habrá de usarla para
liquidar a su rival, vendría a ser también autor del homicidio. Lo
mismo el comerciante que vendió la botella de gaseosa, si el aman-
te, en un ataque de celos, rompió la botella y le cortó el cuello a su
amada. Como se ve, esta teoría extiende la responsabilidad al infi-
nito, dado que está basada en la causalidad, y la causalidad es un
proceso ciego. Si todo el que pone una causa es responsable (teoría
de la equivalencia de las condiciones), entonces todas las culpas de-
ben recaer en Adán y Eva. Por eso esta teoría, por sí sola, no puede
prosperar y debe ser limitada por otros criterios subjetivos y objetivos.
2. Teoría restringida
Para la teoría restringida, sólo será autor el que reúna los re-
quisitos típicos para serlo. Sin embargo, conforme a esta teoría, que-
darían a su vez fuera muchos supuestos en los que el sujeto activo,
sin reunir tales requisitos, es verdaderamente el que domina el he-
cho. Por otro lado, reunir los caracteres típicos exigidos por la figu-
ra tampoco garantiza que el sujeto sea verdadero autor en sentido
estricto. Tanto la teoría extensiva como la restringida han sido li-
madas en su aplicación, a través de diferentes criterios. Así se ha-
bla de un criterio subjetivo y de otro objetivo.
3. Criterio subjetivo
4. Criterio objetivo
1. Autoría directa
2. Autoría mediata
1. Naturaleza de la participación
3. Complicidad primaria
4. Cómplice secundario
5. Instigación
El art. 45 del Código Penal sanciona con la pena del autor al que
hubiese determinado directamente a otro a cometer el hecho. Como
nos hemos enrolado en una teoría de la participación limitada (se
hace un aporte en el injusto de otro), tenemos que decir que insti-
ga quien determina dolosamente a otro a cometer un injusto doloso
(ZAFFARONI, Manual). Pero como no todo el que determina es insti-
gador, debe aclararse que para que exista instigación tienen que
reunirse además otros requisitos. Para que haya instigación, la de-
terminación debe operar: a) por un medio psíquico; b) además tiene
que haber una determinación directa –como lo exige el mismo art. 45
(Código Penal)–, y por último c) el resultado de esa determinación
tiene que haber sido decidir al autor a realizar el injusto. Si ya es-
taba en la mente del autor la idea y la decisión de realizar el hecho,
no podrá hablarse de instigación. Pero si éste sólo tenía una idea, y
el determinador lo decide directamente mediante un medio moral y,
por ello, el sujeto toma la decisión de concretar su idea, entonces sí
habrá instigación.
Pero si bien se analizan todos los supuestos de autoría y partici-
pación hasta aquí tratados, el determinador no siempre será instiga-
dor. Por el contrario, el determinador puede ser tanto autor directo,
mediato o instigador. Habrá autoría directa cuando el que determi-
na se vale de otro sujeto que no realiza conducta, como cuando San-
tiago empuja a Yusti para que rompa una artesanía china. La autoría
será mediata cuando el autor determina a otro sujeto que actúa, pero
que no realiza injusto, colocándolo en un error de tipo (le cambia, a
270 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
V. RESUMEN
AUTORÍA Directo Es el que realiza personalmente la acción típica (aunque se valga de un instrumen-
Y to: un sujeto que no realiza conducta.)
PARTICIPACIÓN autor
autor Es el que se vale de un tercero que actúa, pero no realiza injusto. (Se determina a
272
Mediato otro, pero el otro no es autor, porque, de lo contrario, sería determinador. Quien do-
Artículo
Art. 45, 45
Código
CP: Penal: Art. 45, C.P. mina el hecho es “el hombre de atrás”. No puede haber un “autor detrás del autor”.)
AUTORÍA
AUTORÍA
1)1) Coautoría:
COAUTORÍA:“Los que
“Los que tomasen
tomasen parte en parte
laeneje-
la ejecución del hecho...” – - Cada uno realiza
c/u realiza toda la acción.
toda la acción
cución del hecho . . .”. coautor
co-autor –- % de funciones
% de funcionesconforme plan
conformea aunun plan.
2) COMPLICE
2) Cómplice primario:
PRIMARIO:
“.“...o presten
. . opresten al autor
alunautor Art. 45, C.P.
unauxilio o cooperación
auxilio sin los
o cooperación
cuales no habría podido
sin los cuales no habría
cometerse...” 1) Teoría extensiva: es autor el que aporta una causa o condición.
podido cometerse . . .”. Causalidad + teoría de la equivalencia de las condiciones.
3) “...los que hubiesen
“. . . los que
3)determinado a otrohubiesen
a 2) Teoría restringida: es autor el que reúne los caracteres típicos para serlo.
cometerlo.”
determinado a otro a
a)Autor
cometerlo”. Directo: si se 3) Criterio subjetivo: es autor el que quiere el hecho como propio.
vale de otro que no realiza 4) Criterio objetivo:
Autor directo:
a)acción DIFERENTES
DIFERENTES
si se b)Autor
vale Mediato:
de otro si se a) Teoría formal objetiva: el que realiza personalmente la acción típica.
vale de alguien que actúa POSICIONES
POSICIONES
DERECHO
que
perono que realiza
no realiza acción.
injusto. b ) Criterio material objetivo: pretende limitar la causalidad distinguiendo entre distintas causas:
b) c)Instigador:
Autor mediato: si no 1) Determinantes ==> autor
“domina el hecho”
si se vale de alguien 2) Coadyuvantes ==> coautor
que actúa, pero 5) Teoría del dominiodel hecho: es autor el que domina el hecho: el que decide el sí y el cómo del
que no realiza injusto.
PENAL.
delito.
c) Instigador: Realiza aporte necesario,
Realiza un
unaporte necesario sin
si no “domina el hecho”. Cómplice
Cómplice sin el cual
el cual no se se habría
nohubiera podidopodi-
complicidad (partícipe)
(partícipe) cometer
do el delito.
cometer el delito.
complicidad primario
PRIMARIO
PARTICIPACIÓN Pero ===> No puede ser autor por-
PARTICIPACIÓN PERO ===> No puede ser autor
PARTE
art.
art.45 45,
CP C.P. que: 1) le faltan los caracteres es-
Cómplice = el que porque:
peciales
1)Le faltan sujeto
dellos activo
caracteres (delitos
especiales
Reciben la pena Es el aporte doloso en coopera dolosamente especiales); no realiza perso-
del S.A. (delitos2)especiales)
establecida para el delito el injusto doloso de otro. nalmente
2)No realiza
la personalmente
acción típica la(delitos
acción
en el injusto doloso de propia
típica mano);
(delitos 3) interviene
de propia mano) en
de otro. la3)Interviene en la etapa preparatoria
etapa preparatoria (antes del
Art.
Artículo Código
46, 46 CP: Penal: (antes del principio de ejecución)
principio de ejecución).
GENERAL
Cómplice
COMPLICE secundario: Existen ≠ teorías:
1)SECUNDARIO:
“Los que cooperen de 1) Accesoriedad mínima
Cualquier
Cualquier clase
clasedede coopera-
cooperación
cualquier
1) “Los queotro modo
cooperen de a la Naturaleza
Naturaleza acción típica. Cómplice
Cómplice para la
ción ejecución
para la ejecución.
cualquier otro
ejecución delmodo
hechoa la. . .”. Accesoria
accesoriadedela 2) Accesoriedad limitada (partícipe)
(partícipe)
ejecución del hecho...” Excepción: = actos
2) “. . . y los que pres- Participación
la participación injusto. secundario
SECUNDARIO Excepción: art.
art. 46,
46 C.P.
CP = actos
ten y los que
2)“.. una ayuda una
prestenposte- 3) Accesoriedad extrema posteriores,
posteriores enencumplimiento
cumplimiento de
46 CP
art.art. 46, C.P. promesas anteriores
ayuda
rior posterior cumpliendo
cumpliendo prome- de promesas anteriores.
prmesas anteriores...” injusto + culpable.
sas anteriores . . .”.
Instiga el que deter- 1) Por un medio psíquico.
mina dolosamente a 2) Derminación <==> directa.
instigación
instigación otro a cometer un
Reciben la pena injusto doloso. 3) Resultado = decidir al autor
disminuida de 1/3 a 1/2 a realizar el hecho.
CONCURSO DE DELITOS 273
CAPÍTULO XX
CONCURSO DE DELITOS
I. CONCURSO IDEAL
1. Alternatividad
2. Consunción
3. Especialidad
Lex specialis derogat legi generalis. El tipo que posee más ca-
racterísticas suple al más general, esto implica que contiene elemen-
tos adicionales que hacen más adecuada su aplicación: homicidio
simple con homicidio en estado de emoción violenta. La especialidad
requiere que uno de los tipos en apariencia concurrentes contenga
los elementos esenciales del otro y, además, otros elementos que
completen y contengan mejor el hecho.
4. Subsidiariedad
VARIOS
Varios DELITOS ==> VARIAS
delitos ==> PENAS
varias penas
Un tipo desplaza a otro porque consume o agota su contenido.
CONCURSO
consunción
consunción Robo/Violación ==> Lesiones leves
1 acción
1 ACCIÓN ==>==> 1 delito
1 DELITO (1 pena
( 1 PENA ) ) Encerramiento material. Eventual resultado que es insignificante:
VARIOS ACCIONES ==> VARIOS DELITOS daño en la ropa, en las lesiones gravísimas.
==> varios delitos
Varias acciones ==> VARIAS PENAS
==> varias penas Hay una progresión en la conducta típica (lesiones leves, graves,
subsidiariedad
subsidiaridad
gravísimas, homicidio).
DE DELITOS
Concurso
Concurso real
Real =>
=> varios delitos
variosdelitos (varias
(varias conductas),
conductas) art. 55art. 55.
Concurso ideal => un solo delito (una sola conducta),
Concurso
art. 54. Ideal => 1 solo delito (una sola conducta) art. 54 – - No
No está legalmente
estálegalmente regulado,
regulado pero
pero surge de surge
la de
DELITO
DELITO lanecesidad
necesidadde unadeinterpretación
una interpretación
racional. racional.
CONTINUADO
CONTINUADO – - La repetición de conductas típicas no
La repetición de conductas típicas no implica un im-
Pluralidad
Pluralidad de resultados concurso
plica un concurso mayor
real sino unreal injusto
sino un mayor injusto.
resultados
Un solo movimiento REQUISITOS:
Requisitos:
¿Cuándo
¿Cuándo hay y
hay 1una Un solo movimiento SUBJETIVO: Factor
1)1) Subjetivo: factorfinalfinal
cuándo varias
y cuándo varias => sola sola
=>1 una acción
acción – Si existe un plan común. psicológico (dolo unitario)
psicológico (dolo unita-
concutas?
conductas? 2) rio).
OBJETIVO: 2 IDENTIDAD
– Y hay unidad de sentido 2) Objetivo: identidad
a) de B.J.
Una acción en la prohibición. a) de bien jurídico;
Un solo
solo b) de b) de Tipo
tipo (aunque
(aunqueuno sea
uno sea
movimiento Varias acciones básico y otro
básico y otrocalificado).
calificado)
277
277
LA PENA (PRIMERA PARTE) 27
IMPUTACIÓN SUBJETIVA 279
CAPÍTULO XXI
IMPUTACIÓN SUBJETIVA
las normas deben tener por objeto disuadir los daños que trascien-
dan del individuo; el art. 19 de nuestra Constitución instauró el prin-
cipio de reserva.
MARCELO A. SANCINETTI denomina “mito primario del resultado” a
la creencia de que el resultado representa una mayor maldad del au-
tor, y entiende que sólo crea un aumento infundado de la pena.
Luego, denomina “mito secundario del resultado”, dado que en la
jurisprudencia el resultado cumple una función de reemplazo de la prue-
ba del dolo. El resultado crea una fuerte presunción de que se ha que-
rido su producción, por el contrario, si no se produjo el resultado, la
presunción es de que no ha sido querido. En la práctica, los jueces no
razonan acerca de la existencia del dolo con independencia de las con-
secuencias externas.
Para esta teoría, la tentativa debe interpretarse como centro de
la teoría de la imputación. Parte del dolo básico (dolo eventual) y no
del directo, porque el fin de la norma penal es reafirmar una expec-
tativa de conducta, o proteger bienes jurídicos: no hay una lesión más
grave porque se actúa a propósito, la finalidad de la norma no es
modelar las intenciones del hombre. La decisión es que el autor sea
consciente de la circunstancia de hecho que configura el riesgo re-
prochado. Entonces, es relevante el grado de riesgo reprobado para
actuar con dolo y no el deseo del resultado por parte del autor.
Lo que fundamenta el ilícito es el conocimiento del autor de
entrar en el ámbito de riesgo propio del delito respectivo. El concep-
to de dolo eventual, para SANCINETTI, tiene dado una teoría de la
representación y no del conocimiento.
Los límites entre dolo e imprudencia tienen que surgir de la
medida del riesgo característico para cada tipo penal. Se trata del
conocimiento de una cierta probabilidad de riesgo. Puede concluirse
que el dolo equivale a la intención.
A modo de anticipo, en el modelo subjetivo-monista, entre otros
postulados, encontramos los siguientes:
1) No sostiene un principio de lesividad, dado que la medida
de un hecho punible no está dada por la necesidad del daño material
causado, sino por la medida del dominio del sujeto sobre la posibilidad
de menoscabar el objeto del bien jurídico. Así, en otro plano, alcanza
que el autor crea que se dan los elementos objetivos del tipo, no se
exige su real concurrencia. Entonces, la suposición de una situación
justificante, aunque no se dé en realidad, excluiría la antijuridicidad.
2) La tentativa acabada constituye el punto final y más alto de
todo ilícito posible; el resto debe ser considerado casualidad. Además,
IMPUTACIÓN SUBJETIVA 285
1. Desarrollo de la teoría
el contenido del dolo debe ser determinado de tal forma que sea com-
prensible para el presunto destinatario de la norma, siendo posible
cumplir el contenido del mandato o de la prohibición. Pero, para
evitar confusiones, cabe apuntar que fundamenta el concepto final
de acción –y de ilícito–, no desde un punto de vista ontológico, sino
por la función de las prohibiciones jurídico-penales como normas de
determinación, mantiene la delimitación entre finalidad y conscien-
cia del valor, necesario en virtud de la separación sistemática entre
ilícito y culpabilidad.
La acción es el objeto de la norma, el contenido de la prohibición
jurídico-penal, porque tiende a una meta de acción valorada negati-
vamente (lesión al objeto del bien jurídico-juicio de valor primario),
y se convierte, por esto, en el objeto de un juicio de valor (secunda-
rio), como dijimos, se refiere a la acción. Sin su desvalor de resulta-
do, al cual está dirigida la acción, tampoco es posible un desvalor de
acción. No hay acciones de ilícito cuyo desvalor no esté referido a un
bien jurídico; toda prohibición jurídica penal sirve a la protección de
un bien jurídico.
En la base del juicio del desvalor sobre la acción, se halla toda
consideración sobre la legitimidad de la protección del interés res-
pectiva (bien jurídico), lo contrario carecería de sentido para el dere-
cho penal, porque la reacción jurídica penal encuentra fundamento
en una acción contraria a una norma y que tiene la característica de
ser final –dirigida a lesionar un bien jurídico–.
El resultado no tiene una función en el ámbito del ilícito, en-
tonces la pena para la tentativa acabada sería idéntica para el de-
lito consumado. Más allá de ello, al resultado podría caberle una
función en el marco de la punición, porque la necesidad de penar el
delito tentado podría ser menos que la del delito consumado. En-
tonces, si para este autor la consumación no fundamenta ningún
deber, que no está ya fundamentado también por la norma de la
tentativa, no sería fructífera la mayor necesidad de penar para el
delito consumado. Asimismo, la tentativa inacabada contiene un
menor contenido de desvalor de acción, lo cual obliga también a un
castigo disminuido.
Siguiendo con este análisis, el delito de omisión está estructurado
de modo correspondiente al de los delitos de comisión, en virtud de que
éste reside en una acción final tendiente a lesionar un bien jurídico, y
en aquél se trata de la omisión de una acción final con miras a salvar
la conculcación de un bien jurídico. Como dijimos, el resultado, en am-
bas formas, carece de significación, empero tiene que influir en la pena
IMPUTACIÓN SUBJETIVA 291
1. El objetivismo
Para esta teoría, en la tentativa inacabada habría comienzo de
ejecución, pero no se ha dado aún un paso más en la acción, por el
cual se pierda el control sobre el hecho. La tentativa es acabada
cuando este avance es suficiente para lograr la consumación. La
norma que prohíbe la tentativa acabada es la misma que la del de-
lito consumado, dado que se trata de una misma conducta. Se in-
fringe una norma diferente con la tentativa inacabada, donde el dolo
no está desarrollado como para admitir la producción del resultado.
Si en este supuesto el resultado se produce, no puede ser imputable
como hecho doloso; ya que el autor no conoce todas las condiciones
del resultado, existe un error sobre el curso causal.
Sobre el particular, la responsabilidad penal sería tan personal
en la autoría individual, como en la instigación o complicidad; no
habría ninguna razón para que la punición del ilícito del partícipe
IMPUTACIÓN SUBJETIVA 299
CAPÍTULO XXII
IMPUTACIÓN OBJETIVA
1. Crisis externa
2. Crisis interna
a) Delitos de omisión
No resolvía el clásico ejemplo del bañista ahogado por el incum-
plimiento del deber de asistencia debida del guardavidas. Éste te-
nía un deber de garantía, pero también es cierto que no colocó, en el
mundo real, ninguna condición para que se produjera el resultado
muerte, y por cuanto de la nada, nada puede surgir, esto llevaría a
la impunidad del guardavidas. Aquí correspondería imputarle el
resultado muerte normativamente, ya que no hay relación causal.
b) Delitos imprudentes
Dado el caso en que circulan por una carretera de doble mano
dos automovilistas, uno por el carril correcto y el otro de contrama-
no, colisionan, entonces, si suprimimos la acción del que maneja in-
correctamente, el resultado no se habría producido, pero tampoco
habría ocurrido si suprimimos la acción del que conduce por el ca-
rril correcto, por cuanto no sería justo imputarle el hecho a este úl-
timo, el dogma causal no sólo no resuelve los casos de delitos de
omisión, sino tampoco los delitos imprudentes.
c) Disminución de riesgos
Son los casos en donde el sujeto activo deja el mundo mejor de
lo que habría estado si no hubiera intervenido. El ejemplo podría ser
el siguiente: un peatón observa que más adelante camina una per-
sona “x”, sobre la cual caerá un piano si no es debidamente alertada
o corrida del lugar; el peatón se apresura y logra empujar a “x” evi-
tando que el piano caiga de lleno sobre su cabeza y lo mate ins-
tantáneamente. A causa del empujón, “x” se cae sobre la vereda y
se fractura la muñeca. Causalmente, el quiebre de la muñeca es
producto del empujón del peatón, pero ¿sería justo imputarle las le-
siones al peatón?, definitivamente no sería correcto. Por lo visto, la
causalidad no resuelve correctamente los casos de disminución de
riesgos.
308 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
d) Causalidad acumulativa
Se suele ejemplificar con el caso en que dos niños deciden ma-
tar a su abuelo y ambos, por separado, colocan cada uno quince go-
tas de veneno en el café del anciano. Quince gotas son suficientes
para quitarle la vida a cualquier ser humano. Si suprimimos men-
talmente la acción de uno de ellos, el resultado de todos modos ha-
bría ocurrido, por lo cual, no sería imputable la muerte del anciano;
lo mismo ocurriría si suprimimos la acción del otro niño. Aquí tam-
bién el dogma causal nos llevaría a la impunidad.
1) Exclusión de la imputación,
en los casos de disminución de riesgos
La imputación fracasa cuando el autor coloca al sujeto pasivo en
mejores condiciones de las que éste hubiera estado sin su interven-
ción. Por tanto, falta desde el comienzo la creación de un riesgo y,
en consecuencia, la imputabilidad, cuando el autor modifica un cur-
so causal disminuyendo un peligro ya existente para la víctima, es
decir, mejorando la situación del objeto de la acción.
A modo de ejemplo, Pedro observa cómo un objeto arrojado de
un décimo piso se dirige hacia la cabeza de B; no consigue evitar el
golpe, pero sí desviarlo hacia una parte menos peligrosa del cuerpo
de B. Otro ejemplo puede ser el del médico que ocasiona una lesión
con el objeto de evitar la muerte del paciente.
La modificación del curso causal original convierte también al
autor en causante del resultado concreto; no obstante, la imputación
del resultado debe ser eliminada, porque sería un sinsentido prohi-
bir acciones que no empeoran la situación del bien jurídico protegi-
do sino que la mejoran.
En cambio, como señala BRUERA (“Imputación objetiva”, Derecho
Penal, Iuris, fasc. 8, 2002, p. 15), el riesgo permitido como excluyen-
te del tipo objetivo resulta de una ponderación global (que puede no
coincidir con la concreta), por ejemplo, manejar un auto dentro de
las reglas de tránsito y, sin embargo, causar una lesión. Si el riesgo
generado se encuentra dentro de lo permitido, no se puede imputar
el tipo objetivo.
ROXIN diferencia los casos de disminución del riesgo, de aque-
llos que corresponden a las causas de justificación, dado que, en es-
tos últimos, el autor no disminuye un peligro ya existente, sino que
lo reemplaza por otro que produce consecuencias menos lesivas para
la víctima de lo que hubiera sido el original.
IMPUTACIÓN OBJETIVA 313
2) Exclusión de la imputación,
en los casos de ausencia de creación de riesgo
Puede darse que el autor no haya disminuido el riesgo de lesión
del bien jurídico pero, de todos modos, la imputación al tipo objetivo
también fracasa cuando no lo ha elevado de manera jurídicamente
relevante. Suele ejemplificarse con el caso del sobrino que envía al
tío al bosque con la esperanza de que caiga un rayo y lo mate, y fi-
nalmente sucede, pero también toda otra provocación a la realiza-
ción de actividades normales de la vida como pasear por la ciudad,
andar en velero, caminar por la montaña, etc., dado que la provoca-
ción de un comportamiento social normal y de modo general inofen-
sivo no puede ser prohibida.
A fin de valorar la cuestión de la creación del riesgo, se utiliza
el procedimiento de la prognosis objetiva posterior, ya empleado por
la teoría de la causalidad adecuada, con la que el principio de la
creación o elevación del riesgo se corresponde, es decir, se deberá
valorar si un observador inteligente ex ante, es decir, antes del he-
cho, hubiera considerado que la conducta en cuestión es arriesgada
o que aumenta considerablemente el peligro.
3. Instituciones dogmáticas
a) Riesgo permitido
No forma parte del rol de cualquier ciudadano eliminar todo ries-
go de lesión a otro. Existe un riesgo permitido. Muchos de estos
riesgos se adoptaron por costumbre, hacen a la vida en sociedad, como
ser los riesgos que implica una caminata por la montaña, ir de cace-
ría, etc. Algunos riesgos forman parte de la configuración social, como
ser la conducción vehicular.
El derecho no debe desvincularse de la evolución de la sociedad
en la que ha de tener vigencia.
b) Principio de confianza
c) Prohibición de regreso
Quien asume con otro un vínculo que estereotipadamente es
inocuo, no quebranta su rol como ciudadano, aunque el otro incordine
dicho vínculo en una organización delictiva. Existe una prohibición
de regreso, cuyo contenido es que un comportamiento que de modo
estereotipado es inocuo no constituye participación en una organi-
zación no permitida. JAKOBS ejemplifica de la siguiente manera: está
permitido prestar a un vecino una herramienta, aun cuando se sepa
que éste pretende usarla para destruir con ella una cosa ajena.
d) Competencia de la víctima
Puede ocurrir que el propio comportamiento de la víctima fun-
damente que se le impute la consecuencia lesiva, y puede que la víc-
tima se encuentre en esa situación por infortunio o por desgracia. El
caso más conocido es el del consentimiento, pero también a veces el
infortunio de la víctima se reconoce como única posibilidad de ex-
plicación. Tal como ocurre en las acciones a propio riesgo, si se le
pide a una persona notoriamente ebria que conduzca y nos trans-
porte hacia algún lugar, el solicitante se adscribe, aunque en parte,
a las consecuencias lesivas. Quien practica boxeo no tiene derecho a
no resultar lesionado.
Luego de realizada la imputación a la norma, debe realizarse, si
nos encontramos frente a un delito de resultado, la imputación al
resultado (desarrollado supra).
Con lo expuesto no hemos querido agotar el estudio de la teo-
ría de la imputación objetiva sino solamente esbozar sus principios
generales.
TEORÍA DE LA LEY PENAL (PRIMERA PARTE) 323
CAPÍTULO XXIII
TEORÍA DE LA LEY PENAL
PRIMERA PARTE:
EL DERECHO PENAL
CAPÍTULO XXIV
TEORÍA DE LA LEY PENAL
SEGUNDA PARTE:
1. La costumbre
2. La jurisprudencia
4. La doctrina
CAPÍTULO XXV
TEORÍA DE LA LEY PENAL
TERCERA PARTE:
X. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
CAPÍTULO XXVI
TEORÍA DE LA LEY PENAL
CUARTA PARTE:
I. PRINCIPIOS GENERALES
1. Principio de territorialidad
3. Principio de personalidad
4. Principio universal
a) Principio de especialidad
El Estado requirente debe juzgar al sujeto extraditado sólo por
el delito por el cual se lo extraditó, y no por cualquier otro.
c) Principio de reciprocidad
Los Estados se comprometen a prestarse ayuda recíproca por medio
del acuerdo o tratado que firmaran en forma bilateral.
TEORÍA DE LA LEY PENAL (CUARTA PARTE) 343
CAPÍTULO XXVII
TEORÍA DE LA LEY PENAL
QUINTA PARTE:
I. EL PRINCIPIO GENERAL
La regla general es que la ley penal rige sólo los hechos cometi-
dos a partir de su entrada en vigor, pues es principio legal común, y
por ende también aplicable al orden punitivo, que toda ley rige hacia
el futuro.
Este principio es aceptado en todos los Estados democráticos mo-
dernos, pero no siempre ha sido así. Se lo presenta, por tanto, como
uno de los logros de la Ilustración.
La Asamblea Constituyente francesa, revirtió la situación exis-
tente a partir de la vieja jurisprudencia y reconoció la no retroactividad
de la ley penal en el art. 8 de la Declaración de los Derechos del
Hombre, del 26 de agosto de 1879. La Constitución de 1973 expresa
el mismo principio: “La ley que penase delitos cometidos antes de que
ella exista, sería una tiranía; el efecto retroactivo dado a una ley se-
ría un crimen” (art. 8). La Constitución del 22 de agosto de 1795 se
limita ya a decir que “ninguna ley, ni criminal ni civil, puede tener
efecto retroactivo” (cfr. JIMÉNEZ DE ASÚA, 1950, ps. 525 y 526).
En las disposiciones de la Introducción al derecho territorial pru-
siano de 1794 se lee que “las nuevas disposiciones no se pueden apli-
car a los actos y hechos ya acaecidos”. Después pasará a los códigos
penales toscano y napolitano, para llegar aún más tarde a los códi-
gos penales austríaco, belga, italiano, alemán y holandés, entre otros
(ídem, p. 527).
346 DERECHO PENAL. PARTE GENERAL
Por supuesto que para determinar cuál de dos o más leyes suce-
sivas resulta aplicable en un caso concreto, debe tenerse en cuenta
cuál ha sido el momento de comisión del delito. Ello nos permitirá
resolver, en los casos en que se realiza una modificación legislativa
en el momento que va desde el comienzo de la acción y la efectiva
consumación del resultado.
También puede presentarse el supuesto de que en ese momento
intermedio entre la acción y el resultado, sufra una alteración el es-
tado de imputabilidad del autor. Y guarda además particular impor-
tancia para delimitar el tiempo en que pueda operar la prescripción,
pues ésta toma en cuenta el momento del resultado, y en la hipótesis
de un delito continuado, el tiempo en que cesó de cometerse.
Pero todos estos interrogantes se responden cuando se anali-
zan cada una de las figuras delictivas en particular, y esto es, indu-
dablemente, un problema a estudiar en la parte especial del derecho
penal.
350 BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA