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“CUERPO DEL DELITO”

Más allá de los beneficios que otorga el sistema acusatorio, y que


enarbola el actual juicio oral para una eficiente administración de justicia
en el ámbito de un proceso penal, entiendo que no puede dejarse de lado el
cumplimiento de las formas escritas que deben contener sus actos
preliminares los que, por otra parte, son sancionados bajo pena de nulidad
en el supuesto de no ser debidamente abastecidos; tal como taxativamente
lo establecen los arts. 347 inc. 2º, segundo párrafo y 351, primer párrafo del
Código Procesal Penal de la Nación; y 312, primer párrafo y 335, primer
párrafo, del Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires,
cuando mencionan que el fatal instituto procesal será de aplicación cuando
no se detalle una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos.
Sin perjuicio de destacar que el art. 374 del ordenamiento legal citado en
primer término, ordena la lectura del requerimiento fiscal y, en su caso, del
auto de remisión a juicio, para después declarar el presidente del Tribunal
abierto el debate.
Razón por la cual no busca esta labor desnaturalizar el juicio oral,
sino procurar que sus actos previos se autoabastezcan a efectos de no
tornarse ilusoria su realización.
Hecha dicha salvedad he de desarrollar el presente trabajo
circunscribiéndolo al tema del “cuerpo del delito”, o, tal como lo
denomina el derecho procesal moderno: “materialidad ilícita”.
Podría definírsela como los “vestigios o pruebas materiales
(pericias, exámenes médicos, autopsias, etc.) o inmateriales (ausencia
de rastros) que unidos entre sí, nos conducen hacia la aparición física
de un hecho ilícito, sancionado por la ley”.
Por ejemplo, una persona no puede ser juzgada por robo a menos que
pueda demostrarse que el “apoderamiento ilegítimo art. 164 del Código
Penal-, existió. Del mismo modo, para que una persona sea juzgada por la
comisión del delito de incendio –art. 186 del citado ordenamiento legal- se
debe probar que un acto criminal dio lugar a la quema intencional de una
propiedad, determinando un peligro común.
La noción de “cuerpo del delito” ha sido dejada de lado en el derecho
procesal penal moderno, por la de “materialidad ilícita”.
Sin la prueba indubitable de que se ha cometido un delito, ninguna
investigación puede continuar. Razón por la cual, primero tiene que existir
una ley que defina a ese hecho como acto ilícito, luego probarse
fehacientemente que ese hecho encaja en una figura penal para,
posteriormente, lograr determinarse al autor o autores de esa acción,
típicamente antijurídica y culpable, o sea, al autor o autores de ese delito.
Es por ello que el “cuerpo del delito” constituye en nuestro sistema penal el
punto de partida para la investigación de cualquier causa judicial de índole
penal. Razón por la cual, si no está el hecho debidamente descripto, de
manera clara, precisa, circunstanciada y específica, a la luz de lo que
dispone el art. 335 del Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos
Aires, cualquier acto inherente a una actividad funcional o jurisdiccional
será sancionado con la nulidad.
No debería resultar tedioso o caprichoso tener que velar por el
cumplimiento acabado, en una resolución de grado, de una detallada
redacción del “cuerpo del delito”, o de la “existencia material de un hecho
ilícito”. Y en apoyo a tal postura he de mencionar la sabia descripción que
realizara el jurista alemán Rudolph von Ihering respecto del “formalismo
en el derecho”, entendiéndoselo en sentido estrictamente jurídico y no
como una mera confección de formularios. En una de sus obras: “El
espíritu del derecho romano”, Madrid, 1912, t.III, ps. 205 y 206, explicaba
que dicho ritualismo es, al mismo tiempo, una garantía de libertad, y cómo
aquél desaparece junto con ésta en regímenes autoritarios. Parafraseando
sus enseñanzas pregonaba: “Enemiga jurada de la arbitrariedad, la forma es
hermana gemela de la libertad. Es, en efecto, el freno que detiene las
tentativas de aquellos que arrastran la libertad hacia la licencia; la que
dirige la libertad, la que la contiene y la protege. Las formas fijas son la
escuela de la disciplina y el orden, y por consiguiente de la libertad: son un
baluarte contra los ataques exteriores: podrán romperse, pero no plegarse.
El pueblo que profesa verdadero culto a la libertad comprende
instintivamente el valor de la forma y siente que ella no es un yugo
exterior, sino el vigía de su libertad”. Razón por la cual debe entenderse a
la garantía constitucional como a todas las seguridades o promesas que
ofrece nuestra Constitución Nacional, de que sus derechos han de ser
sostenidos y defendidos por la autoridad y por el pueblo mismo.

Es por ello, que de apartarnos de dichos postulados caeríamos en una


indiscutible e insalvable inseguridad jurídica, corrompiendo las bases
mismas de nuestro sistema republicano de gobierno.

Permítaseme mencionar una publicación periodística, que no tiene


otra intención que la de ilustrar el tema de la manera más práctica posible.
Salvada dicha observación y en apoyatura al hilo conductor de esta
exposición, el 16 de enero de 2008, en la página 41 del diario “Clarín”, se
publicó una nota relacionada con el caso “Acro”. Allí se expresó que la
Cámara del Crimen porteña declaró el 15 de enero del referido año, la
nulidad de las declaraciones indagatorias de ocho de los, hasta ese
momento, nueve detenidos por el crimen cometido en perjuicio de Martín
Gonzalo Acro. Razón por la cual, el juez interviniente, debía recibirle a los
imputados nuevamente las respectivas declaraciones. La decisión de la
Cámara fue porque no se llevaron a cabo teniendo en cuenta de qué se lo
acusaba a cada “barra”, sino que se tomaron mediante una acusación
global. Continuó expresando la nota que el magistrado realizó una “mala
descripción de los hechos” en las indagatorias, lo que implica una
“violación de defensa” (dicho en términos jurídicos: una flagrante violación
a la garantía de inviolabilidad de la defensa en juicio). Por lo tanto, con la
consecuente anulación, también, de las prisiones preventivas dictadas y
ante “un nuevo escenario”, el pedido de excarcelación de los encartados
podía prosperar.

Como se ha visto en la nota precitada y tal como lo vengo


sosteniendo desde el comienzo de esta labor la descripción correcta de un
hecho, desde el punto de vista técnico-jurídico resulta de una magnitud tal
que sin su existencia válida, por cierto, no podría continuarse con ningún
otro análisis referido a la producción de un acontecimiento disvalioso. En
el ámbito médico se equipararía a la actuación de un galeno sobre el
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de un paciente, que habrá de
realizarse si dicho paciente padece alguna dolencia y, lógicamente, si está
con vida. “A contrario sensu” ¿qué finalidad tendría ir a una consulta
médica una persona sana? Ninguna, porque nada tiene que diagnosticar ni
medicar el profesional del arte de curar; entendiéndoselo al empleo de la
palabra “enfermedad” como sinónimo de “cuerpo del delito”. Haciendo,
entonces, un paralelismo con el ámbito procesal penal, sin una adecuada
redacción del “cuerpo del delito” - es decir, de la comprobación material de
la existencia de un hecho ilícito -, no tendría sentido, ni tampoco sería
válido jurídicamente, continuar probando la autoría y responsabilidad de
una persona en relación a un “cuerpo del delito” viciado de nulidad, porque
sencillamente debe entenderse que no se pudo configurar. Por lo tanto,
reitero, si no tenemos probado un hecho ilícito, resultaría absolutamente
absurdo, irracional e ilegal, continuar con el tratamiento de la autoría y
responsabilidad penal de persona alguna sobre un hecho figurado,
hipotético o virtual.

A los efectos de delinear los requisitos esenciales con los que, a mi


criterio, deberían contar la comprobación de un “cuerpo del delito”, a
continuación trazaré la arquitectura básica de los elementos que lo
componen, ilustrándolos con ejemplos prácticos, procurando que este
trabajo sea esclarecedor y didáctico.

Finalmente he de apuntar un ejemplo en el que el “cuerpo del delito” está


mal redactado, y por el que se declaró su nulidad, por violación a las
garantías enunciadas en el art. 18 de la Carta Magna.
ELEMENTOS BASICOS CONSTITUTIVOS DEL CUERPO
DEL DELITO

1) Fecha, hora y lugar del hecho.

2) Individualización del sujeto activo (victimario o


imputado). Sería conveniente apuntar “PERSONA DEL
SEXO MASCULINO O FEMENINO”, y no su nombre
y apellido, porque todavía no se trató la autoría y
responsabilidad de persona alguna.

3) Mención de las características fácticas que conllevaron


a la determinación de la conducta típica. Ej.: en el delito
de ROBO (art. 164 del Código Penal), la fuerza en las
cosas o violencia física en las personas; en el delito de
VIOLACION DE DOMICILIO (art. 150 del Código
Penal), la voluntad expresa o presunta de quien tenga
derecho de excluirlo.

4) Detalle del verbo del tipo penal atribuido.

5) Individualización del sujeto pasivo (víctima o


damnificado).
Apuntar “NOMBRE Y APELLIDO”, porque, en este
caso, es un dato indubitable.

6) Si el caso lo amerita, detallar los elementos que fueron


objeto del delito en trato. Ej.: los elementos sustraídos
en los delitos contra la propiedad.

7)
En caso de conato (TENTATIVA), apuntar la circunstancia a
través de la cual el malviviente no logró consumar su propósito. Y
finalmente acotar:
“…NO LOGRANDO, ENTONCES, EL SUJETO
ACTIVO CONSUMAR SU COMETIDO, POR RAZONES
AJENAS A SU VOLUNTAD” (artículo 42 del
Código Penal).

EJEMPLOS PRÁCTICOS DE REDACCIÓN DE


“CUERPOS DEL DELITO”

EJEMPLO nº 1: Se encuentra legalmente acreditado en autos


que:
El 27 de agosto de 2011, siendo aproximadamente la hora
23.00, en la intersección de las calles Machado y Cabildo, de la
ciudad y partido de Morón (1) una persona del sexo masculino
(2), mediante intimidación con un arma de fuego que portaba (3),
lo desapoderó ilegítimamente (4) a José Pérez (5) de efectos
personales y dinero en efectivo (6), dándose inmediatamente a la
fuga.
Calificación del hecho: ROBO AGRAVADO POR EL USO DE
ARMAS (art. 166 inc. 2º, segundo párrafo, del Código Penal).

EJEMPLO nº 2:
El 27 de agosto de 2011, siendo aproximadamente la hora
23.00, en la intersección de las calles Machado y Cabildo, de la
ciudad y partido de Morón (1) una persona del sexo masculino
(2), mediante intimidación con un arma de fuego que portaba (3)
intentó desapoderar ilegítimamente a José Pérez de un reloj
pulsera, y al ser visto por personal policial que recorría la zona,
emprendió la fuga, siendo finalmente aprehendido, no logrando,
entonces, el sujeto activo consumar su cometido, por razones
ajenas a su voluntad (7).
Calificación del hecho: ROBO AGRAVADO POR EL USO DE
ARMAS EN GRADO DE TENTATIVA (arts. 166 inc. 2º,
segundo párrafo, en función del 42, ambos, del Código Penal).

EJEMPLO nº 3: Se encuentra legalmente acreditado en autos


que:
El 27 de agosto de 2011, siendo alrededor de la hora 12.00 (1-
fecha y hora), una persona del sexo masculino (2), entra (4) a la
finca sita en la calle Cabildo 543, de la ciudad y partido de Morón
(1-lugar del hecho), contra la voluntad expresa (o presunta) de
quien tenía el derecho de excluirlo (3), resultando ser a la postre,
el propietario de dicho inmueble, José Pérez (5).
Calificación del hecho: VIOLACIÓN DE DOMICILIO (art. 150
del Código Penal).

En cada uno de los ejemplos citados está aclarado, con paréntesis,


el número correspondiente al citar los “ELEMENTOS
BÁSICOS” apuntados “supra”, para mayor comprensión
didáctica.

En el ejemplo sindicado con el número 3, se ha alterado, “ex


profeso”, el orden dispuesto al detallar los referidos
“ELEMENTOS BÁSICOS CONSTITUTIVOS DEL CUERPO
DEL DELITO”. Ahora, si esencialmente ninguno de ellos se
omite, la redacción continúa siendo válida legalmente. No es
imprescindible, necesariamente, seguir un orden determinado,
sino, que la redacción de dicho “cuerpo del delito” esté completa.
Ello, a los efectos de evitar eventuales nulidades.

DESCRIPCIÓN INCOMPLETA DEL “CUERPO DEL


DELITO” EN PRIMERA INSTANCIA
– CAUSA CONTRAVENCIONAL, CONFORME DECRETO
LEY 8031/73 DEL CODIGO DE FALTAS
CONTRAVENCIONAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES -
“…1º) LA EXISTENCIA DEL HECHO ATRIBUIDO: Que con
las pruebas incorporadas en el presente legajo a saber: Acta de
procedimiento obrante a fs…., la cual continúa en el formulario
perteneciente al acta obrante a fs….., y declaraciones de los dos
testigos presenciales en el acto, a lo que debe sumarse la
testimonial de las niñas que ingresaron al local comercial siendo
menores de edad, dos de las cuales se comprobó posteriormente
que detentaban una falsa identidad ante las autoridades de
fiscalización y, la declaración indagatoria contravencional del
imputado, encuentro plenamente acreditado en autos y resulta de
mi sincera convicción que el causante……, en su calidad de
titular del lugar en cuestión ha incurrido en la infracción prevista
y descripta en los arts. 8º y 9º de la ley 14.050, cuya sanción legal
se halla normada en el art. 12 del mismo plexo normativo, por
concurrir al local cuya titularidad detenta (debería leerse:
“ostenta”, ya que “detentar” significa poseer algo en forma
ilegítima, y en el caso de autos tal extremo no fue probado),
menores de 18 años más allá del horario permitido -23 horas-,
conf. Art. 8º- y por concurrir juntamente menores de 14 a 17 años,
junto con mayores de 18 años –conf. Art. 9º- de la ley 14.050, sin
perjuicio de lo cual, procederé a exponer algunas cuestiones de
interés a saber:…”.

PARTE PERTINENTE DE LA SENTENCIA DICTADA, EN


RELACIÓN A LA MISMA CAUSA, POR LA CÁMARA DE
APELACIONES Y GARANTIAS EN LO PENAL, EN
VIRTUD DE HABER SIDO RECURRIDO EL MENTADO
FALLO:
“…por cuanto en la sentencia bajo análisis el Juez de Grado no ha
descripto la conducta infraccionaria, limitándose a su calificación,
en orden a las figuras tipificadas por los arts. 8º y 9º de la ley
14.050, sin haber especificado el hecho por el que le adjudica tal
conculcación normativa, tal como dimana del devenir de lo
plasmado a fs…., destacándose, además, que del contenido de la
sentencia en crisis no se apuntaron las circunstancias personales
del aquí juzgado, faltándose con ello a la observación del
principio de identidad. De lo expuesto precedentemente, se
desprende que el Sr. Juez “a quo” simplemente se limitó a
mencionar cada uno de los elementos que a tomado de la presente
causa,…sin poder advertir en dicho fallo la descripción y, por
ende, el sometimiento a las reglas de la sana crítica que debería
haber exteriorizado en la sentencia en revisión, ello, en cuanto a
las circunstancias probatorias existentes en autos para conformar
la llamada, para el Código Adjetivo -que debe aplicarse en estos
procesos-, “existencia del hecho en su exteriorización material”
(v.g.: art. 371 inc. 1 del Código Procesal Penal, texto según ley
11.922 y sus modificatorias); la que no se suple ni con la
definición legal de los hechos ni con las citas legales. Entonces de
la mano de los arts. 18 de la Constitución Nacional y 203 del
Código Procesal Penal citado, en función del 3º del Decreto Ley
8031/73, impone que se declare, de oficio, inexorablemente la
nulidad de dicho pronunciamiento, disponiéndose –para
garantizar el derecho al doble conforme, al que alude la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 8º punto 2,
acápite h, como así también el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14.5)-, la devolución de los autos a la
instancia de origen para que, Juez hábil mediante, se expida sobre
el particular…”.
Finalmente la Cámara Penal en el año 2011, declaró la
nulidad del pronunciamiento atacado.
En cuanto al tema en desarrollo, y de tanta relevancia, no ha
tenido otra finalidad que la de aportar material, ya que la
redacción incompleta del “cuerpo del delito” no es una cuestión
puramente teórica, de producción probable, o simplemente para
cumplir con un requisito burocrático. Sino, que no deja de
componer un cuadro situacional real sobre determinado hecho,
ameritando extremar especial cuidado al detallarlo, a los fines de
evitar futuras nulidades las que, lamentablemente, producen el
efecto de ocasionar un dispendio jurisdiccional innecesario,
pudiéndose evitar a los fines, fundamentalmente, de procurar
alcanzar el ideal de “JUSTICIA” del que todos tenemos el
derecho de participar.

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