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TEATRO INNOVADOR
Teatro del 98
Los miembros de la Generación del 98 pretendieron una renovación de la escena española. A
excepción de Baroja, todos ellos cultivaron el género dramático.
- Miguel de Unamuno empleó el teatro como medio para expresar los conflictos humanos y las
preocupaciones existenciales. De su producción dramática destacan Fedra y El otro.
- José Martínez Ruiz, «Azorín» utiliza elementos irreales y simbólicos. Destacan Angelina y Lo
invisible, que es una trilogía sobre el sentimiento de angustia ante la muerte.
- Jacinto Grau, destacable por su farsa El señor de Pigmalión.
- Ramón Gómez de la Serna escribe Los medios seres.
Valle Inclán y el esperpento
Ramón María del Valle-Inclán es el dramaturgo renovador más destacado. Creador del género
del “esperpento”, que utiliza una estética sistemáticamente deformadora para evidenciar la
degradación social del país, con unos personajes grotescos, donde tienen cabida todos los
tonos poéticos, desde los más aristocráticos hasta los más vulgares. “Luces de bohemia” es un
viaje dantesco por las calles madrileñas de Max Estrella, poeta bohemio, pobre y ciego,
acompañado de don Latino de Hispalis. Martes de Carnaval agrupa tres obritas entre las que
sobresale Las galas del difunto, que esperpentiza el mito literario de Don Juan. Entre sus
comedias destacan Comedias bárbaras y Divinas palabras.
Teatro del 27
El teatro del 27 se caracteriza por una depuración del teatro poético, la incorporación de
fórmulas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo.
- Pedro Salinas, con obras como Judith y el tirano y El dictador, escritas en el exilio.
- Rafael Alberti: El hombre deshabitado, Fermín Galán y Noche de guerra en el museo del
Prado, estrenada tras el fin de de Guerra Civil.
- Miguel Hernández: El labrador de más aire o Teatro en la guerra.
- Alejandro Casona: La sirena varada, Retablo jovial, La dama del alba.
- Federico García Lorca, autor destacado cuya obra dramática trata temas como la frustración
personal y vital, el amor imposible y condenado a la soledad, el dolor, la muerte, el deseo
insatisfecho o la maternidad frustrada. Para Lorca “El teatro es la poesía que se levanta del
libro y se hace humana. Y al hacerse, habla, grita, llora y se desespera. El teatro necesita que
los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se
les vean los huesos, la sangre.” Escribe teatro vanguardista como El público, farsas como La
zapatera prodigiosa y tragedias rurales como La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre y
Yerma.