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Teología Moral II: Moral de la persona

Universidad Católica de Córdoba

Dr. P. Joaquín Medina Romero, cmf


Córdoba, curso 2021

Primera Parte
CONTEXTUALIZACIÓN DE LA MORAL DE LA PERSONA

1.- Introducción a la moral de la persona

1.1.- La moral de la persona en el conjunto de la teología moral y en el diálogo


con las ciencias humanas
 Damos por supuestos muchos contenidos propios de la moral fundamental:
o La moral en el contexto del diálogo del hombre con Dios
o Moral como respuesta del hombre a la experiencia del amor de Dios
o Moral como “seguimiento de Cristo”, como don y tarea: sólo es posible
con la gracia del Espíritu y la colaboración del hombre
 En diálogo con otras materias que son complementarias: ética filosófica;
antropología filosófica y antropología teológica (y bíblica);
 En diálogo con otras ciencias humanas: filosofía; sociología y antropología;
psicología y sexología
 Mirada de fe y religiosa (moral) que no anula los cuestionamientos que pueden
llegarnos de otras ciencias (razón-ética). Tendremos que estar especialmente
atentos, sobre todo por la novedad y la incertidumbre que pueden ocasionarnos:
descartar las actitudes defensivas que impiden escuchar los signos de los
tiempos y los nuevos desafíos que nos plantea nuestra cultura y sociedad.
Teología Moral II: Moral de la persona -2-

 La teología moral es “un todo” se ha dividido en grandes áreas para un estudio


más pormenorizado:
o Moral fundamental
o Moral especial:
 Moral de la persona (sexualidad)
 Moral social
 Economía
 Política
 Educación
 Salud (como derecho)
 Bioética
 Moral del cuidado de la creación
 Moral del inicio de la vida
 Moral de final de la vida
 No se puede “fraccionar” o “fragmentar” la moral: la moral de la persona no es
la moral del “individuo”, nuestra comprensión de la persona siempre tiene una
dimensión social. Tampoco se puede separar la moral de la persona de las
dimensiones ecológicas que aporta el estudio de la moral de la vida
 Los contenidos de esta materia (Moral de la Persona) hacen especial relación a
cuanto abarca a la vivencia de la sexualidad ¿Por qué no llamarla Moral sexual?
o Todavía existe mucha prevención, miedo o tabú (vergüenza) para hablar
de la sexualidad
o Peligro de acercarnos a la comprensión de la sexualidad como algo
negativo: hablaremos de la misma en el contexto de amor, la afectividad,
el placer… todo ello realidades positivas y humanizantes
o Abarcar la comprensión de la persona no limitada al ámbito de la
sexualidad, la misma tiene una dimensión social, no se puede limitar
tampoco a los problemas-desafíos de la persona entendida como
singularidad
 No se puede abordar la moral sexual en desconexión del resto de las ciencias
humanas que estudian a la persona y a la sexualidad humana. Nos encontramos
en un campo que ha evolucionado mucho en las últimas décadas (superando
muchos prejuicios) y en el que tenemos que estar a la escucha y en diálogo con
los que nos plantean nuevos estudios, que a veces pueden resultar “escandaloso”
respecto de lo que “la sociedad”, la “tradición” o determinadas comprensiones
religiosas han planteado como “normal” o lo “moral”.

1.2.- Marco antropológico de comprensión de la persona


 Superar dualismos y asumir una antropología positiva: unicidad de la persona,
un ser constituido por muchas dimensiones que tenemos que ir integrando:
o Con la creación: sujeto a condicionamientos biológicos ¿en qué medida
son las “leyes de la naturaleza” las que nos determinan? La ley natural es
la ley “de la naturaleza humana”; el ser humano está sujeto a la
Teología Moral II: Moral de la persona -3-

naturaleza, pero también es parte de su identidad el poder “ordenar la


naturaleza”: “Dios los puso en el jardín para que lo cultivaran…”
o Material, con condicionamientos biológicos (no somos pura libertad o
autoderminación), en todas las dimensiones de nuestra vida estamos
condicionados por los procesos biológicos que nos constituyen (algunos
explican el mismo amor como un proceso bioquímico; la misma
autoconciencia está condicionada por procesos bio-eléctricos); pero, al
mismo tiempo, es un ser espiritual, un ser con anhelos de ser libre y con
ansias de trascendencia.
o Un ser social: sólo se realiza en su relación con los otros, necesitamos de
los otros para ser persona; un tú con el que confrontarnos, sentirnos
diferentes y sentirnos responsables. La condición social del ser humano
supone aceptar en unas normas que hacen posible la convivencia (normar
condicionadas por la historia y la cultura) pero las normas siempre están
al servicio del ser humano, no éste al servicio de las normas
o Un ser concreto: no existe “el hombre” (en abstracto), sino el ser humano
concreto, que se comprende a sí mismo en cuanto varón, mujer u otras
configuraciones, identidades y auto comprensiones que poco a poco
vamos descubriendo y que, con humildad, tendremos que aprender a
reconocer.
 Dignidad de la condición humana (derechos humanos) y dignidad como hijo de
Dios: Ser único e irrepetible, sujeto de derecho y de deberes
 Un ser con los demás
o Un ser que se realiza en la diversidad y complementariedad: no en la
soledad (“no es bueno que el hombre esté solo”) Esta diversidad se
realiza, fundamentalmente en la complementariedad sexual
 Criterio de discernimiento moral fundamental: la realización de la persona (no lo
son ni las normas, ni la tradición). Es moral lo que realmente ayuda a la
realización de persona (como ser relacional, que sólo encuentra su plenitud en la
comunión con los demás, con la naturaleza y en una apertura a la trascendencia,
no desde una perspectiva individualista o de la búsqueda compulsiva de la
“autorrealización personal”)

2.- Moral de la persona, el amor, el placer y la sexualidad


2.1.- La persona un ser para el amor: dignidad del placer, el goce y la
sexualidad
 Recuperar la categoría de amor: “...recordemos el vasto campo semántico de la
palabra “amor”: se habla de amor a la patria, de amor por la profesión o el
trabajo, de amor entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos y
familiares, del amor al prójimo y del amor a Dios...en toda esta multiplicidad
de significados destaca, como arquetipo por excelencia, el amor entre el
hombre y la mujer, en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma,
y en el que se le abre al ser humano una promesa de felicidad que parece
Teología Moral II: Moral de la persona -4-

irresistible, en comparación del cual palidecen, a primera vista, todos los


demás tipos de amor”1
 Uso y abuso de la categoría “amor” en nuestra sociedad: estereotipo en la
sociedad de consumo y en los MCS: idealización del “amor” e identificación con
un “sentimiento” que no deja de ser subjetivo y pasajero.
 Reconocimiento de la importancia de los sentimientos (son fundamentales, junto
con la racionalidad, en el ser humano; están a la base de la mayor parte de
nuestras decisiones), pero también necesidad de dignificación del Amor como
actitud y modo de estar en la vida, no sólo “sentimiento pasajero”.

2.2.- Sexualidad: entre el tabú y la exaltación


 A lo largo de toda la historia de la humanidad se han reiterado dos actitudes
respecto de la sexualidad:
o El tabú: como algo prohibido, misterioso, de lo que no se habla
(vergüenza)
o La exaltación: vinculación y celebración por medio de cultos y ritos
vinculados bien al culto de la fecundidad (misterio de la vida y la
muerte) o al hedonismo y desenfreno (Baal y Astarté en Canaán y lo
dionisiaco en Grecia, lo que está por encima de la razón y que puede
llevar tanto a la “sacralización” como a la “vulgarización”)
 En la tradición del AT podemos encontrar:
o La exaltación del amor humano (Cantar de los cantares y también
Ezequiel o Amós, que no tienen reparo en recurrir al lenguaje marital
para hablar de la relación de Dios con su pueblo)
o La comprensión de la fecundidad como una bendición de Dios y la
esterilidad como una maldición (son muy escasos los casos de celibato –
Jer 16,2–); el mandato divino es “crezcan y multiplíquense”, los varones
con los “testículos aplastados o el pene mutilado” serán excluidos de la
asamblea (Dt 23,1)
o La “impureza” que va vinculada al acto sexual y a los fluidos en el
hombre o la mujer han de ser purificados con abluciones rituales (Lev
15,16-18; Dt 23,10-11) y habrán de evitarse los actos sexuales ante
grandes acontecimientos (la realización de la alianza Ex 19,14-15, una
batalla 1Sam 21,4-5, o los sacerdotes antes de la realización del
sacrificio)
 También el cristianismo se ha visto afectado en sus orígenes por la influencia de
diferentes corrientes filosóficas y espirituales de carácter dualista que exaltan el
espíritu y la razón sobre el cuerpo y la materia (estoicismo y neoplatonismo), o
que visto como pecaminoso todo lo relacionado con lo carnal, la sexualidad y la
generación de nuevas vidas (gnósticos, maniqueos y encratitas). Todas estas
corrientes han dejado huellas en la tradición teológica y espiritual cristiana.

1
BENEDICTO XVI, Deus caritas est, n.2
Teología Moral II: Moral de la persona -5-

 En todas las sociedades han existido diferentes “ritos de iniciación sexual” (o la


vida adulta), más o menos establecidos: la introducción a la vida adulta y al
ejercicio de la sexualidad es vinculado a elementos y celebraciones religiosas
 La vivencia de la sexualidad en el ser humano no está regulada “naturalmente”
por periodos de “celo”, como en el resto de los animales. Esto ha determinado
que las diferentes sociedades han sentido la necesidad de establecer algunas
pautas de conducta y control, no dejarla a la pura decisión de la persona
particular (normas sociales, influenciadas también algunas de ellas por
condicionamientos históricos o coyunturales, respecto a prohibiciones como el
incesto o la endogamia; la práctica de la monogamia o la poligamia y
condiciones para la misma; estabilidad de los vínculos y condiciones para la
ruptura de los mismos…)
 Nuestra cultura (occidental) necesita reconciliarse con la comprensión y la
vivencia de la sexualidad, pues sigue marcada por esta tensión entre el tabú y el
culto (se hablará más delante de la revolución y liberación sexual)
 También en la Iglesia habremos re revisar nuestra comprensión de la sexualidad:
“...hemos de ser extraordinariamente humildes, analizar con sencillez de
espíritu y apertura a la realidad, escrutar los signos de los tiempos y abrirnos
dócilmente a la búsqueda en un clima de diálogo y de comprensión. Esta tarea
es muy difícil, porque no se trata de algo sino de alguien, y las personas son
mucho más complejas que las cosas. Y sobre todo, porque casi todos nosotros
estamos viviendo una trágica disociación existencial, ya que casi todos nosotros
hemos sido educados en una mentalidad cerrada y ahora queremos abrirnos
con valentía, pero con seriedad al mismo tiempo, para no estropear con
nuestras torpes manos la obra de arte que Dios ha confiado a nuestra
administración...”2.

2.3.- La riqueza de la sexualidad humana: aclarando conceptos


La sexualidad en el ser humano, como ya hemos indicado, se vivencia de modo
diferentes que en el resto de los animales. Junto con la integración correcta de su
dimensión natural y condicionamientos biológicos y hormonales, la persona humana
sólo se realiza en plenitud asumiendo y dando sentido a su condición natural desde su
dimensión cultural y también espiritual (ámbito del sentido). Todo esto controla y
orienta la pulsión sexual en el ser humano (desde esta clave interpretará el psicoanálisis
la diferenciación del hombre del resto de los animales3)

2.3.1. El Placer: entre la negación y la exaltación


Al placer lo podemos definir como una sensación “proveniente de la percepción
sensitiva, que se puede alcanzar cuando se satisface una necesidad o se espera su
satisfacción... puede designar también la sensación de emociones (alegría, p.ej.) o

2
ANTONIO HORTELANO, Problemas Actuales de Moral, Vol. II, La violencia, el amor y la sexualidad,
Sígueme, Salamanca 1980, p. 273.
3
Cfr. ERIC FUCHS, Deseo y ternura. Fuentes e historia de una ética cristiana de la sexualidad y el
matrimonio, DDB, Bilbao 1995, 12-21.
Teología Moral II: Moral de la persona -6-

estados de humor de relativa duración (como una excitación agradable) en cuanto son
percibidos como agradables y pueden ser saboreados, disfrutados, al contrario que sus
opuestos (p. ej. ansiedad, melancolía)...”4.
El Diccionario de la Real Academia de la lengua, lo define como: “Goce o disfrute
físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta o se
considera bueno”. Reconocemos, por lo tanto, que el placer tiene una dimensión
“espiritual” y que no es puramente disfrute físico.
El concepto de placer va a tener un papel importante en la filosofía griega. Para
Aristóteles, el placer, entendido como felicidad, será el fundamento de su elaboración
ética (eudomonismo). Los estoicos y epicureistas, verán también en el placer el bien
supremo y la meta de la vida, pero, diferenciándose de las corrientes puramente
hedonistas, optarán por el placer intelectual frente al sensual, pues este último perturba
el espíritu, para evitar esto se habrá de buscar un equilibrio entre el placer y el
sufrimiento por el dominio de sí mismo y la prudencia.
El placer ha sido buscado como un fin en sí mismo (hedonismo), pero también el
placer-felicidad se ha planteado como fundamento de la ética y de la organización social
(corrientes éticas utilitaristas: británicos Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart
Mill). Se trata de corrientes vinculadas también a la exaltación del egoísmo, considerar
que el bienestar de la sociedad dependerá de que cada uno de los individuos busque su
propio interés y su máximo provecho: la ley del mercado) ha formado y forma parte de
diferentes propuestas éticas a lo largo de la historia hasta la actualidad5.
Existen tres modelos éticos que se han ido repitiendo a lo largo de la historia: una
propuesta moral orientada por la búsqueda de “el bien”, el deber y las normas (objetivas
en sí mismas, independientes del ser humano y de sus circunstancias); una moral
orientada por las inclinaciones naturales de la persona humana (la naturaleza humana; la
búsqueda de la felicidad; los vínculos afectivos); una moral fundada en la razón, como
dimensión netamente humana
No solamente desde el punto de vista ético, económico, cultural o social se ha
estudiado el placer. También ha habido una importante reivindicación de esta categoría
desde los estudios psicológicos. Según Freud, toda actividad psíquica tiene por finalidad
procurar el placer y evitar el displacer6 (ligado también a las pulsiones básicas de eros y
thanatos). Existe un conjunto de necesidades biológicas, deseos y motivaciones
afectivas primarias que, bajo el principio del placer, buscan su realización inmediata. En
la teoría de Sigmund Freud, la energía subyacente a las pulsiones instintivas del ello se
conoce como libido —fuerza psicológica general que es básicamente de naturaleza
sexual— a través de la cual se expresa la conformación psicosexual del individuo.

4
FRANCESCO COMPAGNONI, Corporeidad, en: F. COMPAGNONI Y OTROS, Nuevo Diccionario de
Teología Moral, Paulinas, Madrid 1992, p. 300.
5
Cfr. F. SAVATER, Ética para Amador, Ariel, Barcelona 199729; C. DÍAZ, Eudaimonia. La felicidad
como utopía necesaria, Encuentro, Madrid, 1987; E. GUISÁN, Manifiesto Hedonista, Anthropos,
Barcelona 1990.
6
SIGMUND FREUD, Más allá del principio del placer, Obras completas vol. XVIII, Amorrortu, Buenos
Aires 19924.
Teología Moral II: Moral de la persona -7-

 Necesidad de recuperar el placer desde la perspectiva cristiana como un valor


positivo, aunque ambivalente7.
 Superar las concepciones negativas que arrastramos por influencia de la
confrontación entre el epicureísmo y el hedonismo de la tradición griega y de
otras culturas del Mediterráneo.
o Es una realidad humana y como tal es, al mismo tiempo, positiva y tiene
que ser redimida
o Desvincularlo de cualquier intento de relación con el “pecado del
original”
o El “Jardín del Edén”, el “paraíso”, es el lugar del gozo y la felicidad: esta
es la finalidad para la que ha sido creado el ser humano (la dominación
del hombre sobre la mujer es consecuencia del pecado)
o Importancia del placer-felicidad no vinculado sólo a la dimensión sexual:
Qué hermoso es ver a los hermanos unidos (Sal 133,1-3); la alegría que
encuentra el marido con su esposa la encontrará el Señor contigo (Is
62,5)
o La relación sexual y el goce sexual van unidos, son parte del plan de
Dios, pero no dejan de ser ambivalentes en el AT: canto al amor y al
erotismo en el Cantar; invitación de los sapienciales a disfrutar de la vida
(Ecle 8,15; 10,19; 11,9-10), pero no dejarse atrapar por los placeres,
también esto es vanidad y conduce a la infelicidad (Ecle 2,1-10)
 También encontramos cierta ambivalencia en el Nuevo Testamento
o La temática sexual o el placer no aparecen condenados en los evangelios
o Se identifica a Jesús con el “novio” (Mc 2,19-20; Lc 12,35-40) y al reino
con un “banquete de bodas” (Lc 14,15-24)
o Pero también se nos insiste en que él no ha venido a ser servido sino a
servir y a entregar su vida (Mc 10,45), en que el que se busca a sí mismo
se pierde (Lc 9,24-25) o en que mi alimento es hacer la voluntad del
Padre (Jn 4,34; Lc 22,42)
o En el resto de los escritos del Nuevo Testamente hay una gran
confrontación con el hedonismo que abunda en el mundo helénico
 Peligro que ha habido en una parte de la tradición espiritual cristiana de un culto
al “sacrificio”, a la “renuncia” a la muerte (morir a sí mismo)
 También ha habido corrientes espirituales y místicas que han revalorizado la
“humanidad de Cristo” (Sta Teresa) y el lenguaje de los esponsales místicos
como expresión del deseo de Dios (Sta Teresa, San Juan de la Cruz; Sta Catalina
de Siena…)
 Peligro en el “buscar la felicidad” o la “autorrealización” en sí mismas o como
fín último: sólo saliendo de uno mismo se encuentra la felicidad8

7
QUINTÍN CASTRO CUBILLO, Para comprender el placer en la ética cristiana, Verbo Divino, Estella
2008. Desde una perspectiva feminista, cfr. GRACIELA HIERRO, La ética del placer, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2003. Desde el punto de visto filosófico y sociológico Michel
Foucault ha publicado cuatro volúmenes relativos al tema de la sexualidad, para este tema concreto cfr.
MICHEL FOUCAULT, Historia de la sexualidad. Vol. II El uso de los placeres, Siglo XXI, Buenos Aires
2003.
8
VIKTOR E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona 1982, p. 109-113; ERICH
FROMM, El arte de amar, Paidós, México 2000.
Teología Moral II: Moral de la persona -8-

 Un peligro también en nuestra cultura es la idolatría del placer por el culto al


sexo, al culto del cuerpo, a los diferentes tipos de droga o a las mil formas de
materialismo que nos ofrece nuestra sociedad de consumo. Todas ellas se
transforman en adicciones que no ayudan a la realización de la persona humana.

2.3.2. La corporeidad: superando dualismos y monismos


 Superar la dualidad cuerpo-espíritu que recibimos de tradición de la cultura
griega, con el desprecio del cuerpo-carne-materia y exaltación de la dimensión
espiritual-racional (el cuerpo como cárcel del alma; la hacen padecer con sus
pasiones). La tradición bíblica asume la unicidad de la persona, no se puede
separar entre cuerpo y alma.
 A pesar de la influencia del dualismo, la tradición teológica cristiana ha insistido
en la unicidad de la persona y en el valor positivo de la carne. A lo largo de los
siglos, frente a diferentes herejías, siempre se ha defendido la realidad humana
de Jesús, éste no es un “espíritu encarnado”, es plenamente hombre, y se llega a
afirmar tajantemente la realidad de la encarnación ya que: Lo que no es asumido
no es redimido (S. Ireneo; S. Damaso, DZ 146) o con Tertuliano que “caro
cardo salutis”, la carne es el quicio de la salvación (De carnis resurrectione, 8,
3: pl 2, 806; cfr. CEC 456-478)
 El ser humano no “tiene cuerpo”, es un ser corpóreo, como el resto de la
creación de la que forma parte. No podemos entendernos a nosotros mismos sin
la dimensión corporal.
 Pero en el ser humano también es sumamente importante la autoconciencia del
cuerpo y la autopercepción personal (importancia en el conjunto de la creación
el hecho de “cuidar la imagen”, la buena autopercepción del propio cuerpo):
nuestro cuerpo habla de nosotros mismos, es nuestra carta de presentación ante
los demás.
 Necesidad de reconciliarnos con nuestro propio cuerpo: identificar sus
necesidades, integrar nuestra identidad sexual como parte de nuestro ser
personal (problemas de no relación entre la realidad natural y la identidad
psicológica desde el punto de vista de la configuración de la sexualidad-género)
 Superar la identificación entre el “ser humano” y el “hombre” (varón). Nos
realizamos como personas desde, al menos, dos formas de realización: como
varón o como mujer (existen también otros modelos de configuración e
identificación)

2.3.3. La sexualidad: integración de una condición humana


 El concepto de sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana en la
unidad de su cuerpo y su alma (CEC 2332 y ss; 2337), comprende tanto el
impulso sexual, dirigido al goce inmediato y a la reproducción, como los
diferentes aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse
hombre, mujer) y de las expectativas de rol social.
 En la vida cotidiana, la sexualidad cumple un papel muy destacado ya que,
desde el punto de vista emotivo y de la relación entre las personas, va mucho
más allá de la finalidad reproductiva y de las normas o sanciones que estipula la
Teología Moral II: Moral de la persona -9-

sociedad. La sexualidad marca todo el ser y el modo de relacionarse de la


persona con los otros seres humanos y con el mundo que le rodea, no hay
ninguna realidad humana que sea asexuada.
 No hay que confundir este término con el de genitalidad, dirigido más al
ejercicio concreto de la actividad sexual. Desde este concepto de la sexualidad,
corresponde a cada uno reconocer y aceptar su identidad sexual.
 La sexualidad es parte de nuestra identidad: no nos entendemos a nosotros
mismos desvinculados de nuestra condición sexual: “es una condición del ser
histórico, constituye una situación humana, expresando una manera sexuada de
estar en el mundo. No se trata de tener un sexo sino de ser sexualidad. La
sexualidad no es algo añadido a una naturaleza humana neutra, sino determina
la persona como varón o mujer. Cada ser humano es un ser sexuado, por lo
cual la sexualidad es una dimensión básica de la antropología humana y una
dimensión categorial de la existencia humana”9.
 Hoy en día nuestra auto comprensión de la condición sexual es muy diversa.
FACEBOOK, en su versión de USA, introdujo a partir del año 2014 la
posibilidad de diferenciarse entre al menos 54 tipos diferentes de configuración
sexual. Los grupos más significativos son los siguientes:
o Agénero: no se identifica ni como hombre ni como mujer.
o Andrógino: persona con rasgos propios de ambos sexos.
o Bigénero: Personas que se sienten tanto hombres como mujeres y
alternan entre ambas identidades.’
o Cisexual: Cisexual y Cisgénero son términos muy similares que se
refieren a aquellas personas cuya identidad de género coincide con su
género biológico o el género asignado al nacer. [lo contrario es el
transgénero]
o Género Fluido: personas que oscilan entre la identidad de hombre y
mujer.
o Género Nonconforming: también conocido como género variante, propio
de personas que no se conforman a identificarse con comportamientos
propios de uno u otro género.
o Género cuestionado o Questioning gender: personas que todavía no están
seguras con qué género definirse o que todavía están explorando su
identidad sexual.
o Intersexuales: personas nacidas con una discrepancia entre su género
cromosómico, sus gónadas (ovarios/testículos) y órganos genitales.
o Neutral: Personas que no se identifican con ninguno de los dos géneros.
o No binarios: Personas que se sienten de ambos sexos, ninguno o una
mezcla de ambos.
o Pansexual: Personas que se identifican tanto como hombres como
mujeres o como otro género distinto10.
9
TONY MIFSUD, Moral del Discernimiento Tomo III, Una reivindicación ética de la sexualidad
humana. San Pablo, Santiago de Chile 20025, pp. 17.
10
La lista completa es la siguiente: Femenino / Masculino / Androginx / Andrógino / Andrógina /
Trans / Trans masculino / Trans femenino. / Varón trans / Hombre trans / Mujer trans / Transexual /
Travesti / Transgénero / Transgénero femenina / Transgénero masculino / Queer / Intersex / Intersexual
/ Ninguno / Neutro / Pansexual varón / Pansexual mujer / Mujer / Hombre / Varón / Lesbiana / Gay /
Asexual mujer / Asexual varón / Mujer bisexual / Varón bisexual / Poliamorosx / Poliamorosa /
Teología Moral II: Moral de la persona -10-

2.3.4. El eros: integración del amor en todas sus dimensiones


 El “eros” es una expresión del amor (según la tradición griega, junto la philia, el
amor de amistad, y el agapé, amor incondicional) con la no ha dejado de haber
relaciones complejas en la tradición cristiana
 Benedicto XVI en Deus caritas est comienza rebatiendo la postura de Nietzche
que acusa al cristianismo de haber “envenenado” el eros (n. 4) Frente a esta
acusación plantea que “en estas rápidas consideraciones sobre el concepto de
eros en la historia y en la actualidad sobresalen claramente dos aspectos. Ante
todo, que entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete
infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de
nuestra existencia cotidiana. Pero, al mismo tiempo, se constata que el camino
para lograr esta meta no consist
 e simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y
maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni
“envenenarlo”, sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza. Esto
depende ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de
cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman
una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se
logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera
rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y
cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el espíritu y por
tanto considera la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra
igualmente su grandeza. El epicúreo Gassendi, bromeando, se dirigió a
Descartes con el saludo: «¡Oh Alma!». Y Descartes replicó: «¡Oh Carne!».
Pero ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como
criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando
ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él
mismo. Únicamente de este modo el amor —el eros— puede madurar hasta su
verdadera grandeza.”11
 Recuperar el sentido positivo del eros en cuanto fantasía, fiesta, celebración,
elementos fundamentales para la comprensión del ser humano y que también
acompañan la experiencia religiosa, apuntamos, como ejemplo, la alegría y
celebración de David en el traslado del arca de la alianza a Jerusalén (2Sm 6,12-
20), o el derroche, expresión del amor, en la unción de Betania (Jn 12,3-8)
 Necesidad de justo equilibrio frente al “erotismo”, el culto al eros desconectado
del resto de las dimensiones del amor (donación, fecundidad, oblatividad).
Peligro de narcisismo

2.3.5. El pudor: la valoración de la intimidad

Poliamoroso / Mujer heterosexual / Varón heterosexual / Mujer homosexual / Varón homosexual /


Puto / Torta / Trava / Mujer heteroflexible / Varón heteroflexible / Lesboflexible / Cysexual
masculino / Cysexual masculina / Cysexual femenina / Cysexual femenino / Cysexual mujer /
Cysexual varón
11
BENEDICTO XVI, Deus caritas est, n. 5.
Teología Moral II: Moral de la persona -11-

 Junto con la identidad y la singularidad, el respeto por la persona supone el


respecto por su intimidad. Esto está vinculado al sentimiento del pudor como
dimensión positiva.
 Los miedos y prejuicios respecto de la sexualidad nos han conducido a una
comprensión del pudor que se ha vinculado a la vergüenza o al miedo a ser
“descubierto” en todo lo que se ha relacionado con la sexualidad en cuanto
“pecaminosos”
 El pudor tiene que ver tanto con evitar la propia exposición (también mediática,
con la proliferación de la auto exposición en la cultura virtual actual:
exhibicionismo) como el respeto a la intimidad de los demás (voyeurismo)

2.4.- Dimensiones de la sexualidad humana


 La sexualidad humana es una realidad compleja, no puede ser reducida a un
único elemento. Junto con la dimensión natural del ser humano, su condición
social y cultural y la importancia que cobra la dimensión psicológica (la propia
autocomprensión de la persona) nos habla de una realidad nueva a la que
debemos acercarnos abordándola desde muchos aspectos, los cuales, al mismo
tiempo, no pueden estar separados unos de otros, sino que se influyen
mutuamente
 Al mismo tiempo, en la medida que el ser humano es un ser que interpreta y da
sentido a las realidades y acontecimientos, no podemos desconocer también los
profundos condicionamientos ideológicos (en cuanto interpretación interesada,
con frecuencia desde un punto de vista) respecto de la compresión e
interpretación de la sexualidad. Nadie escapa de estos condicionamientos.
También nuestra propia percepción e interpretación es “interesada”, ya que el ser
humano sólo comprende “interpretando”, y no siempre la interpretación es
objetiva (sin que deje de ser legítima).

2.4.1. Biológica. La reciprocidad de los sexos, ser hombre y ser mujer


Morfológicamente el hombre y la mujer son distintos desde su configuración
biológica, y estas diferencias provocan la atracción entre los mismos 12. Sin embargo, no
son estos datos morfológicos o biológicos los únicos que sirven de base para definir la
condición sexual de una persona. El sexo biológico se constituye sobre tres elementos
diferentes: lo cromosómico, lo gonádico y lo hormonal.
Sexualidad celular-genético cromosómica: desde el mismo momento de la
fecundación del óvulo por el espermatozoide, el nuevo zigoto que se constituye tiene ya
una identidad sexual, constituida por la especificidad del par 23 de cromosomas según
éste esté formado por un par XX o XY. Esta identidad genético cromosómica está
presente en todos los órganos de cada individuo dándoles una configuración particular.

12
Sin desconocer la existencia de estados “intersexuales” por problemas genéticos-cromosómicos u
hormonales (lo que genera un deficiente o inadecuado desarrollo) Desde el 2013/10/01 en Alemania se
permite no establecer la identidad sexual de un recién nacido que tenga problemas de esta
configuración (se calcula que anualmente se producen 400 casos en Alemania) En Argentina se rodó la
película XXY basada en esta problemática.
Teología Moral II: Moral de la persona -12-

Sexualidad a nivel glandular: los órganos genitales característicos de cada uno de


los sexos (testículos y ovarios), se forman en el feto ya en la séptima semana de vida.
Sexualidad a nivel hormonal: los testículos y los ovarios (junto con otras
glándulas del individuo: hipófisis y suprarrenales) son los responsables de la formación
de las hormonas determinan tanto los caracteres sexuales secundarios e incluso otros
manifestaciones de nuestra personalidad o de nuestra sexualidad (carácter impulsivo en
el varón por la permanente presencia de la testosterona y carácter más cíclico, inestable
y sentimental en la mujer ligado al flujo cíclico de las hormonas femeninas). Desde esta
séptima semana empieza a producirse la testosterona en el feto, las hormonas femeninas
todavía no se harán presentes con fuerza hasta la pubertad. Pueden producirse
disfunciones tanto en la vivencia como en el desarrollo de los caracteres sexuales
secundarios si no se da un correcto funcionamiento de estas hormonas (influencia de las
hormonas femeninas para la aparición de los senos y desaparición del vello).
Sexualidad a nivel anatómico: ya está presente desde la misma gestación del
individuo, aunque sólo se desarrollará plenamente a partir de la pubertad. En el varón
comporta diferencias en la estructura ósea, mayor desarrollo muscular y de la capacidad
toráxica, cambio del timbre de voz y aparición de la barba; en la mujer formación de los
senos y ensanchamiento de las caderas. La adolescencia-pubertad, en cuanto momento
de despertar sexual y de desarrollo de las potencialidades sexuales que tenemos
presentes desde nuestra gestación suele ser un momento de crisis por la inestabilidad
biológica que se produce en nuestro propio organismo y por el despertar con fuerza de
unos sentimientos e impulsos que hasta el momento se habían mantenido ocultos.

2.4.1.1. Significados de la dimensión biológica en la comprensión de la


sexualidad humana.
A - Significado Procreativo. La pulsión genital: su significación humana
La conducta instintiva es una forma de comportamiento que surge desde lo
profundo de nuestro ser biológico, como una respuesta de nuestro organismo ante un
estímulo especifico. Respirar o mamar son reacciones de este tipo en cualquier
mamífero y para el que nadie les imparte ningún tipo de aprendizaje. Los mecanismos
del impulso sexual tienen una estructura biológica muy parecida a la de cualquier
instinto y los elementos que provocan el surgimiento de este son muy parecidos en casi
todas las especies, incluida la humana. Sin embargo, no es posible equiparar el instinto
animal al de los humanos.
Por ejemplo, en el mundo animal, sincronizadamente y con finalidad procreadora,
se despiertan mecanismos orientados a la función de la procreación y multiplicación de
la especie, estando esta función en el objetivo a alcanzar en el apareamiento. Cuando
circunstancias externas adversas hacen su aparición, estos mecanismos responden de
manera distinta, por ejemplo, si la población es muy abundante, se produce un declive
del impulso genésico y se reducen los nacimientos. Del mismo modo, el apareamiento
se produce casi siempre con miembros de su misma especie y en periodos concretos de
apareamiento. Lo que aporta a estas pulsiones sexuales del mundo animal un sentido
puramente procreador.
Sin embargo, a medida que se asciende en la escala animal se produce un desajuste
entre las necesidades reproductivas y la atracción sexual. En el ser humano este
Teología Moral II: Moral de la persona -13-

fenómeno es constatable de manera clara y permanente. Hay una escasa fertilidad al


mismo tiempo que una atracción sexual permanente, que provoca el encuentro sexual
fuera de los tiempos fecundos, por lo que no puede referirse solamente al hecho de la
reproducción.
No obstante, todo el proceso gonádico, hormonal, psicológico y fisiológico está
programado biológicamente para alcanzar la reproducción. Igual que el ojo sirve para
ver, o el oído para oír, la sexualidad humana tiene como destino y tarea la procreación,
aunque esta debe ser responsablemente (es decir, humanamente) regulada.

B – Significado de Lujo
Con este término nos referimos a que la sexualidad, en cuanto mecanismo
reproductor, se presenta como un lujo de la naturaleza. Hay un derroche biológico si se
piensa en los millones de espermatozoides que son necesarios para que uno fecunde el
óvulo, con lo que se observa que nuestro organismo produce una sobreabundancia de
elementos fecundantes en relación a los elementos fecundados. Esto lo compartimos
también con el reino vegetal, pero en el reino animal se produce también un
enriquecimiento vital, ya que, al producirse el intercambio de genes, cada nuevo
ejemplar es diferente de sus progenitores.

C – Significado placentero
Considerando que dentro de la vivencia de la sexualidad se encuentra este aspecto
placentero, que podríamos denominar “dimensión unitiva” o de encuentro. Hay que
constatar que la sexualidad humana tiene una fuerte relación con la fantasía, con el
placer y el juego, pero no podemos identificarla solamente con estos aspectos. Cuando
se reduce la sexualidad a la mera búsqueda del placer estamos degradándola, lo mismo
que cuando ignoramos que este está presente en la vivencia sexual.
La noción de placer sexual tiene que ser despojada de la fuerte carga negativa
proveniente de un neo-platonismo y al mismo tiempo hay que desvincularla de una
conexión con el pecado original, uno de cuyos efectos o consecuencias habría sido la
concupiscencia. En la tradición se ha llegado a entender el placer sexual como un mal
necesario, una especie de trampa amorosa que Dios ha colocado a los hombres para
inducirlos al deber de la procreación.
El sentido placentero de la sexualidad se vive en todas las instancias, el placer del
amor, del encuentro interpersonal, de la propia realización personal, etc. y habrá que
articularlo con el sentido o dimensión de la procreación, pero no debemos separarlas.
Tampoco podemos absolutizar, como se tiende socialmente, este sentido placentero,
basando la vivencia de la sexualidad en este aspecto, pues sería despojarla de su
auténtica consideración integral humana.

2.4.1.2. Repercusiones para la Moral desde la biología sexual.


Esta dimensión biológica es esencial para entender la sexualidad humana, porque es
la base vital. No podemos ignorarlo y tampoco podremos caer en un reduccionismo
Teología Moral II: Moral de la persona -14-

fácil, bien sea considerando la sexualidad como mera genitalidad o intentando


comprender la sexualidad al margen de lo biológico e ignorando la genitalidad.
Teniendo en cuenta que la sexualidad no es algo exclusivo del ser humano podemos
constatar también como en la especie humana ésta entra al escalón más alto de la
evolución, entra en el terreno de la conciencia y por lo tanto no depende tanto de la
fuerza hormonal, sino que se convierte en impulso humano, siendo por lo tanto
altamente moldeable, lo que nos distingue del rígido e invariable instinto animal.
Del mismo modo, desde esta dimensión biológica podemos entender la necesidad
de mantener algunas actitudes en nuestro comportamiento sexual como son la ascesis,
es decir un autocontrol. Para que el comportamiento sexual sea humano y humanizador,
puesto que se trata de una relación interpersonal de entrega mutua, es necesario que
tenga en cuenta las características especiales del otro sexo, en un dialogo de amor que
no rebaje el comportamiento sexual a unas técnicas para obtener mayor placer.

2.4.2. Psicológica: dimensión humana de la sexualidad.


En el ser humano la sexualidad no está regida solo por lo biológico, sino que está
abierto a otras instancias del comportamiento humano. La sexualidad humana no es
solamente una pulsión, una “necesidad del instinto”, sino también un deseo, siendo esto
lo característico de la sexualidad humana, su conversión en algo que se vive, que se
hace conducta. En el ser humano el ejercicio de la sexualidad no está regido por lo
biológico e instintivo, sino que supone una decisión voluntaria del ser humano, quien
también da sentido a esta actividad en íntima relación con el lenguaje, la encarna en
símbolos y la desarrolla en un encuentro interpersonal.

2.4.2.1. Sexualidad y psicología evolutiva


La sexualidad va configurando la propia conducta a lo largo de un proceso que dura
toda la vida. Las investigaciones psicológicas, especialmente desde Freud, han liberado
a la sexualidad de la reducción genital, es decir que no es solo pulsión, sino que supone
otros muchos aspectos a considerar, y también de la reducción temporal, puesto que es
algo que está presente y se vivencia de diferentes maneras a lo largo de toda la vida.
Desde el punto de vista de la psicología evolutiva, la sexualidad es un proceso que
comienza en la infancia del ser humano. En la etapa que podríamos llamar de
sexualidad infantil se pone especial énfasis en el modo en que se desarrollan tres
momentos fundamentales:
 la concepción y vida intrauterina: tiene gran influencia el hecho de que el
nuevo ser sea deseado y esperado por los progenitores o si simplemente
tolerado o rechazado
 el nacimiento: la experiencia primordial de la expulsión del seno materno
 la primera evolución sexual, que acontece en los primeros años del bebe
Esta sexualidad infantil está marcada por un fuerte carácter narcisista de fijación en
distintas partes del cuerpo, lo que provocan la aparición de distintas fases:
 Fase oral: en los primeros cuatro meses se descubre el placer de la succión a
través de la satisfacción de la necesidad nutricional.
Teología Moral II: Moral de la persona -15-

 Fase anal: se desarrollada a partir del primer año. Se descubre el propio


control en una actividad personal, lo que se vive como respuesta personal
ante la madre, que será de amor o agresividad.
 Fase genital o fálica: surge hacia los tres años. Cobran mucha importancia
las relaciones afectivas con los padres (superación del complejo de Edipo),
y es también un momento de tomar conciencia de sí mismo. Resuelto el
complejo de Edipo, se entra en una etapa de tranquilidad, de latencia, que
va a permitir desarrollar la inteligencia y voluntad abriéndose a las
relaciones sociales. Es el momento de conocer las formas morales y de
iniciarse en la sublimación.
Las nuevas problemáticas a las que está sujeta la familia (trabajo de ambos padres;
rápida separación del niño de la madre y cuidado en guarderías de lactantes; nuevas
problemáticas y modelos familiares…) suponen un desafío para la integración de este
proceso en la asimilación de la sexualidad.
La etapa de la sexualidad adolescente es un periodo muy importante en nuestra
vida, ya que durante ella se produce el despertar de la sexualidad genital con la llegada
de la madurez sexual: cambia nuestra capacidad de relación con los otros; se hace difícil
el diálogo dentro de la propia familia (es la etapa de la rebeldía); hay una búsqueda de
relación de amistad y fuertes vínculos afectivos con los pares del mismo sexo (que
incluso, en forma transitoria, puede estar acompañada de prácticas homosexuales).
En la etapa de la sexualidad juvenil se comienzan a establecer relaciones
intersubjetivas que, en el plano sexual, se traducen en una atracción hacia el sexo
opuesto en general, anónimo, rodeado de curiosidad y de misterio. Poco a poco se irá
concretando, en el caso del varón, en una atracción hacia la mujer como objeto, y
culminará en la creación de vínculos afectivos con una persona concreta, en una
relación personalizada y personalizadora.
La madurez sexual se cimenta en el equilibrio conjunto de la persona y se vive
concretamente de muy diversos modos, bien sea como matrimonio, soltería o viudez, o
virginidad consagrada. En cualquiera de ellos la madurez exige, integrar la fuerza sexual
dentro de su dinamismo propio y del dinamismo general de la persona y vivir
conscientemente y de manera tranquila el impulso sexual.
En el transcurso de todo este proceso cada persona va integrando de una manera
personal la dimensión biológica de la sexualidad, no son procesos mecánicos o
automáticos regidos por la “necesidad” de la naturaleza. Condicionamientos biológicos,
psicológicos y las experiencias positivas y negativas en cada una de las etapas de la
vida, van a influir en la propia autopercepción de la persona desde el punto de vista
sexual.

2.4.2.2. Significados de la dimensión psicológica en la comprensión de la


sexualidad humana
Lo mismo que no podemos reducir la sexualidad humana a su dimensión biológica,
tampoco podemos hacerlo a su dimensión psicológica, aunque esta tiene una gran
importancia, no es el único factor en la configuración y vivencia de nuestra sexualidad.
Sí se puede señalar que, la dimensión psicológica, nos ayuda a:
Teología Moral II: Moral de la persona -16-

 entender la sexualidad como algo que acompaña todos los procesos de


maduración de la persona y que es necesario integrar en nuestra vida;
 entender que la sexualidad es una forma de expresión muy importante en la
persona, tanto desde el punto de vista positivo, en cuanto nos ayuda a una
interrelación humanizadora, bien sea negativamente, cuando se da una
fijación, regresión, represión o sustitución y compensación, mecanismos
que nos impiden una adecuada integración de nuestra sexualidad en la vida
personal adulta y madura del individuo.
La dimensión psicológica nos habla de la complejidad y riqueza que tiene la
sexualidad humana, que ya desde esta instancia vemos que no puede ser reducida a lo
puramente bilógico ni a unos encasillamientos estancos (importancia de la propia
autopercepción de la identidad sexual). La psicología ha evolucionado mucho desde
principios del s. XX y todavía hay muchos aspectos en los que deberemos escuchar y
prestar atención a lo que pueden aportarnos todos aquellos que estudian la conducta del
ser humano.

2.4.3. Dimensión dialógica


El ser humano por definición necesita de la relación interpersonal para poder llegar
a realizarse personalmente y en esta relación, la propia sexualidad ocupa un papel
importante, por cuanto es parte de nuestra personalidad.
La experiencia de la condición sexual (que no es lo mismo que pulsión genital) y de
una identidad específica nos conduce, normalmente, a la relación heterosexual en el
proceso de maduración personal y nos hace pasar de una mera atracción biológica a la
búsqueda del encuentro interpersonal.
Esta dimensión dialógica pude quedar truncada en diferente grado por diversos
problemas que, en el proceso de maduración e integración, se dan en la persona. Los
principales problemas que se pueden presentar son:
 Cuando en la persona permanecen muy fuertes vínculos a su padre o madre.
En el enamoramiento extremo de este tipo se busca en el otro u otra, la
imagen sustitutiva. Siempre las ideas que los jóvenes tienen acerca del papel
que les toca desempeñar en la vida conyugal están muy influenciadas por las
propias vivencias en su propio hogar.
 Al contrario, personas que han sufrido una mala experiencia en el hogar
familiar, con progenitores de tipo tiránico o cruel, buscarán en la pareja
justamente lo contrario que percibe en sus padres, en muchas ocasiones su
pareja se convierte en un sustituto de aquello que no tuvo en su infancia y se
acaba buscando una pareja mayor que quiera tratarla como no lo hicieron
sus padres, aportando la protección, seguridad y cariño que no disfruto en su
hogar familiar.
 Problemas cuando la vivencia de la sexualidad no se realiza en el marco del
encuentro interpersonal como apertura al otro, sin llegar a superar el
egoísmo que comporta el autoerotismo, encerrando a la persona en la auto
posesión y la soledad.
Teología Moral II: Moral de la persona -17-

No se entiende el comportamiento sexual humano si no se le inscribe en ese


comportamiento de dialogo mutuo y por lo tanto la clave para interpretar también el
comportamiento sexual humano es su interpretación dialógica.

2.4.4. Dimensión existencial


Desde esta dimensión existencial podemos percibir como la persona es un ser
sexuado, no existe en modo abstracto, sino que la sexualidad se convierte en una
estructura configuradora de la existencia humana. El ser humano se percibe, siente,
piensa y quiere como varón o como mujer, y esto determina también su modo de
relacionarse con los otros y con las cosas.
Desde una condición sexual específica experimentamos nuestra necesidad de
complementariedad, de encontrarnos con el otro que es diferente y complementario al
yo. El ser humano se experimenta como un ser incompleto necesitado del otro, que no
se completa ni con las relaciones sociales que pueda tener la persona, ni con los
vínculos de amistad. Hay una relación de complementariedad que va unida también a la
generación de vida y a la donación como prolongación de la persona.

2.4.5. Dimensión social


La educación que recibe una persona, influida por el medio sociocultural en que se
desarrolla, tiene una influencia directa y determinante en la vivencia de la sexualidad, el
tipo de comportamiento del varón y a la mujer depende fundamentalmente de los
acuerdos sociales y de las expectativas para las que hemos sido educados.
Las pautas de comportamiento sexual en el ser humano están marcadas por
acuerdos sociales que pueden varias de una cultura a otra:
 Roles sociales: el papel en la familia y en la sociedad que corresponde al
hombre o la mujer (diversas formas de patriarcado-matriarcado)
 Pautas de comportamiento exigidas o prohibidas para cada uno de los sexos:
cómo vestirse (qué colores usar); cómo actuar (carácter más activo-agresivo
o pasivo en el varón y la mujer; “los hombres no lloran”); qué tipos de
juegos jugar…
 Expectativas vinculadas al sexo por el modo de configuración de la
sociedad: mayor exigencia para el varón, y también mayor libertad, en
muchas culturas por el rol social que se espera del mismo13

13
A veces, por circunstancias coyunturales, la familia o la sociedad facilita el cambio de rol respecto del
sexo con el que ha nacido la persona. Así existe la figura de las “Vírgenes juradas” en Albania, en
familias que no han tenido hijos varones, se elige a una mujer que se compromete jurando ante los
ancianos del pueblo a vivir como hombre y permanecer virgen, eso les permite tener más libertad y
ocupar el papel del varón en la familia. También los “Bacha posh” en partes de Afganistán y Pakistán,
algunas familias sin hijos varones eligen a una hija para vivir y comportarse como un chico. Esto
permite que la niña se comporte más libremente: asistir a la escuela, escoltar a sus hermanas en público
y trabajar. También permiten a la familia evitar el estigma social asociado de no tener hijos varones.
Estos modos de comportamiento tienen que ver con “acuerdos sociales”, por lo tanto, son diferentes de
otras realidades como pueden ser los “muxes” en México o los “jisras” en la India (adoradores de la
diosa Bajuchara Mata), que suponen la aceptación social de la existencia de un “tercer sexo”
Teología Moral II: Moral de la persona -18-

En la actualidad están muy cuestionadas estas pautas de comportamiento sociales.


Sin llegar a desconocer las diferencias que puede haber en la psicología masculina o
femenina, se hace necesario repensar lo que se entiende por “feminidad” y “feminismo”
y también caminar hacia nuevas formas de vivir la “masculinidad”. Todas estas
influencias llevan a distinguir en la actualidad como dos categorías diferentes lo que es
el “sexo” (configuración biológica de la persona) de que es el “género” (apropiación
que la persona realiza de su autocomprensión, que tiene repercusiones en su vivencia de
la sexualidad y en su relación con los otros)
2.4.6. Dimensión ética
La vivencia de la sexualidad a nivel socio-cultural supone también una regulación
del modo de vivir la sexualidad, que en el ser humano no está tan determinada por el
instinto y pulsión biológica como en los animales (así surgen también normas sociales y
culturales respecto del momento o de las condiciones del matrimonio y la fecundidad, la
prohibición del incesto…) Estas normas sociales pueden tener un componente
tradicional, mítico o tabuístico, pero también un contenido ético, basado en la
experiencia y, por lo tanto, en la razón. El ser humano integra la vivencia de la
sexualidad en el conjunto de su vida desde un sentido y una intencionalidad (no sólo por
la presión social), todo esto tiene también que ver con esta dimensión ética, y como
veremos a continuación, también con una dimensión religiosa y de sentido.

2.4.7. Dimensión religiosa


En la vivencia del ser humano la sexualidad ha estado cargada de sentido religioso
por su vinculación con el inicio de la vida, algo considerado sagrado y envuelto en el
halo del misterio. También las principales etapas de la vida (el inicio de la vida, la
transición de la infancia a la adolescencia-juventud, la conformación de una familia…)
han estado marcadas en la mayoría de las culturas por ritos de iniciación de carácter
religioso.
Muchos de los mitos religiosos o tradicionales de las culturas están elaborados en
unas categorías y lenguaje que vinculan a los dioses con las fuerzas generativas de
carácter sexual:
 Mitos de la fecundidad (entender la creación, como la fecundación de la
tierra por parte de lluvia, en una transposición del sentido de Dios Padre y
Madre).
 Mitos del amor pasional (Relaciones de amor pasional entre los seres
divinos o entre los dioses y los hombres)
 Ritos y celebraciones cúlticas para bendecir los momentos más importantes
de la vida
También en la actualidad, en una sociedad desacralizada como la nuestra, no faltan
los ritos, mitos y la sacralización de la sexualidad, la misma, vinculada al placer y en
desconexión de su dimensión fecunda, es objeto de culto en muchas de las propuestas
culturales, sobre todo el mundo cultural que se desarrolla en torno a los MCS.
Desde una perspectiva religiosa, el judeocristianismo ha desacralizado la sexualidad
al insistir en la trascendencia de la divinidad, lo totalmente otro respecto de las cosas
creadas. Pero tampoco deja de reconocer en las experiencias profundas que van ligadas
Teología Moral II: Moral de la persona -19-

tanto al placer sexual (orgasmo) como al encuentro con un otro un camino e instrumento
para expresar también las experiencias religiosas más profundas del ser humano
(mística: experiencias de gozo y plenitud)

2.5.- La sexualidad en el momento actual


 “La sexualidad es uno de los elementos más alterados por la actual revolución
cultural que estamos viviendo. Todavía no sabemos muy bien cómo va a terminar
este proceso revolucionario. Estamos pasando de una situación tabuística, en la
que la sexualidad se encontraba reprimida de un modo irracional, a otra
situación extrema de erotismo también obsesivo y por lo tanto igualmente
irracional. Ambas situaciones, sea represiva sea obsesiva, apuntan hacia una
vivencia alienante de la sexualidad”14.
Algo que caracteriza profundamente a la sexualidad en nuestro contexto actual es la
fuerte erotización de la misma, o lo que es lo mismo, resaltar como absoluto lo que es
un aspecto más de la sexualidad. Esta erotización se encuentra presente en muchos
ámbitos de la vida (utilización en el comercio y como reclamo publicitario), pero al
mismo tiempo que ha ampliado su presencia ha perdido “calidad”, pues la sexualidad se
ha reducido al sexo, en lo que algunos denominan como sexualidad de consumo. Es una
droga para la ansiedad personal en la que vivimos, pero no soluciona el problema de la
misma.
En el origen de esta situación no podemos desconocer la existencia de una reacción
respecto de una vivencia de la sexualidad muy marcada por la “culpabilidad” (vinculada
con la idea de pecado) en la tradición occidental cristiana. Pero también es fruto de la
exaltación del valor de la autonomía y la libertad que se viene propiciando en occidente
desde el renacimiento con la caída del mundo fuertemente estructurado heredado de la
edad media.
En el s. XX esto se ha concretado en la propuesta de una “revolución sexual” o
“liberación sexual” en la que han confluido diferentes circunstancias15:
 La reivindicación de los derechos de la mujer desde mediados del s. XIX
(feminismo de primera ola: reclamo del derecho al voto y la participación en
la vida política; en el s. XX será un punto de inflexión la incorporación de
las mujeres en las fábricas durante las dos guerras mundiales)
 Los estudios psicológicos a partir del psicoanálisis (liberación de las
represiones de los instintos y deseos de la libido; en la cultura occidental se
ha producido una psicologización de la sexualidad)
 La posibilidad de la regulación de la natalidad (métodos anticonceptivos): la
dimensión afectiva y placentera tendrá más importancia que la reproductiva
 Crisis del modelo de familia tradicional (familia amplia, rural, patriarcal
frente a nuclear, urbana)

14
TONY MIFSUD, Moral de Discernimiento, Tomo III: Moral Sexual. Una reivindicación ética de la
sexualidad, San Pablo, Santiago de Chile 20025, pp. 16.
15
Antonio Hortelano recoge las diferencias entre las diferentes “revoluciones sexuales” que se han dado,
en la misma época, en distintas partes del mundo. Cfr. A. HORTELANO, Problemas actuales de moral.
Vol II, La violencia, el amor y la sexualidad, Sígueme, Salamanca 1982, 230-270.
Teología Moral II: Moral de la persona -20-

 Desde la psicología y la sociología: autores como Wilhelm Reich16, Alfred


C. Kinsey17 y Shere Hite18
 Desde los movimientos sociales y políticos del final de los años 60:
o Mayo francés y feminismo de segunda ola e importancia de figuras
como Simone de Beauvoir19: superar el dominio del varón sobre la
mujer, liberación de los condicionamientos de la maternidad
(derechos reproductivos y sexuales)
o Contracultura vinculada a los movimientos hippies y pacifistas:
“amor libre” y crisis de las instituciones y estructuras sociales
(también del matrimonio), liberación sexual y “amor libre” …
o Mercantilización del sexo y de la contracultura: proliferación de las
“revistas eróticas” (Playboy, Penthouse…); sexo explícito en el cine;
recurso a mensaje subliminares de contenido sexual en la
propaganda y publicidad…20
o Reivindicación de la diversidad en la vivencia de la sexualidad y de
la aceptación social y pública de la misma: LGTBI,21
 Planteamientos en el feminismo respecto del rechazo de la masculinidad
entendida como “machismo”, de la necesidad de “nuevas masculinidades” y
del “género fluido” como superación de las polaridades sexuales. También
reivindicaciones de la plena paridad en el acceso a puestos públicos en la
sociedad y (feminismo de tercera y cuarta ola)
 Importancia que cobra la “educación sexual” como una prioridad de cara a
la formación de nuevas generaciones y problemas relativos a la
instrumentación ideológica de la misma desde todas las tendencias.
En realidad, junto a lo que realmente se ha dado de liberación respecto de tabúes y
condicionamientos sociales respecto de la sexualidad, es también una nota característica
de la situación actual una clara banalización de la misma, ya la en muchas ocasiones las
corrientes culturales han conducido a una exaltación del placer en sí mismo y de la
libertad y a la supresión de todo cuanto hace relación al compromiso, sea de la clase que
sea, afectivo, social, familiar. Esto ha reducido, en gran medida, la vivencia de la

16
WILHELM REICH, La revolución sexual. Para una estructura de carácter autónoma del hombre,
Planeta, Barcelona 1985 (publicada en 1945)
17
A. C. KINSEY, W. B. POMEROY Y C. E, MARTIN, La conducta sexual del varón, Interamericana,
México 1949; A. C. KINSEY, W. B. POMEROY, C. E. MARTIN Y P. H. GEBHARD, Conducta sexual de
la mujer, Buenos Aires, Ediciones Siglo XX, 1967.
18
HERE HITE, EI Informe Hite. Estudio de la sexualidad femenina, Editorial Punto de Lectura, 2002
(estudio realizado en 1976).
19
SIMONE DE BEAUVOIR, El segundo sexo, Sudamericana, Buenos Aires 2016. Una expresión
enarbolada como bandera de lucha será “no se nace mujer, sino que se llega a serlo” (publicado en
1949)
20
Cfr., HISTORY CHANEL, Sex in 69. The Sexual Revolution in America (hay edición traducida al
español)
21
Las manifestaciones del orgullo gay se iniciaron en conmemoración de los disturbios de Stonewall. Se
conmemoran en la fecha una serie de manifestaciones espontáneas y violentas contra una redada
policial que tuvo lugar en la madrugada del 28 de junio de 1969 en el bar conocido como Stonewall
Inn, del barrio neoyorquino de Greenwich Village.
Teología Moral II: Moral de la persona -21-

sexualidad al ámbito de lo instintivo, como algo necesario e inevitable, lo que no deja


de conducir a un empobrecimiento y despersonalización de la sexualidad humana.
En este contexto, la Encíclica Deus Caritas est plantea lo siguiente:
“Hoy se reprocha a veces al cristianismo del pasado haber sido adversario de la
corporeidad y, de hecho, siempre se han dado tendencias de este tipo. Pero el modo
de exaltar el cuerpo que hoy constatamos resulta engañoso. El eros, degradado a
puro “sexo”, se convierte en mercancía, en simple “objeto” que se puede comprar
y vender; más aún, el hombre mismo se transforma en mercancía. En realidad, éste
no es propiamente el gran sí del hombre a su cuerpo. Por el contrario, de este
modo considera el cuerpo y la sexualidad solamente como la parte material de su
ser, para emplearla y explotarla de modo calculador. Una parte, además, que no
aprecia como ámbito de su libertad, sino como algo que, a su manera, intenta
convertir en agradable e inocuo a la vez. En realidad, nos encontramos ante una
degradación del cuerpo humano, que ya no está integrado en el conjunto de la
libertad de nuestra existencia, ni es expresión viva de la totalidad de nuestro ser,
sino que es relegado a lo puramente biológico. La aparente exaltación del cuerpo
puede convertirse muy pronto en odio a la corporeidad. La fe cristiana, por el
contrario, ha considerado siempre al hombre como uno en cuerpo y alma, en el
cual espíritu y materia se compenetran recíprocamente, adquiriendo ambos,
precisamente así, una nueva nobleza. Ciertamente, el eros quiere remontarnos “en
éxtasis” hacia lo divino, llevarnos más allá de nosotros mismos, pero precisamente
por eso necesita seguir un camino de ascesis, renuncia, purificación y
recuperación...”22
Junto a estas buenas palabras y declaración de principios, es importante también a
nivel de Iglesia reconocer los errores cometidos a lo largo de la historia y abrirnos a un
diálogo con todos los problemas nuevos que se plantean en nuestra sociedad, consciente
de la provisionalidad de las posturas que podamos asumir, tanto por la novedad de los
temas y fuerte carga afectiva, como por la radicalización ideológica que no deja de
haber detrás de muchas tomas de posición (bien sea por aferrarse a posturas
tradicionales, bien por el sentimiento de haber sufrido represión por siglos).

2.6.- Síntesis de elementos de una antropología sexual


A lo largo de todo este apartado, en medio del desarrollo que se ha realizado, ya han
ido apareciendo los elementos fundamentales que dan forma a la comprensión de la
sexualidad desde una perspectiva antropológica cristiana. En este momento apuntamos,
en forma de resumen, los elementos y coordenadas fundamentales que sostienen esta
comprensión.
 Unicidad del ser humano. Frente a las concepciones dualistas (espíritu-
carne) o monistas y materialistas (fundamentalmente de carácter
biologicista23) apuntamos al ser humano como un espíritu encarnado, sin
desconocer nuestra condición biológica y humana es un ser que se mueve

22
BENEDICTO XVI, Deus Caritas est, n. 5.
23
JACQUES MONOD, El azar y la necesidad, Orbis, Barcelona 1986; RICHARD DAWKINS, El gen egoísta.
Las bases biológicas de nuestra conducta, Salvat, Barcelona 1993; CAMILO JOSE CELA CONDE, De
genes, dioses y tiranos. La determinación biologicista de la moral, Alianza Editorial, México 20112.
Teología Moral II: Moral de la persona -22-

por la búsqueda de un sentido que descubre en la trascendencia. En este


marco la sexualidad es una realidad positiva y constitutiva del ser humano,
pero el mismo le da sentido, como al resto de actuaciones y
comportamientos.
 La antropología cristiana desacraliza la sexualidad humana, la misma es
una realidad netamente humana que también nos ayuda en el proceso de
humanización (vivirla de una forma humana, diferente de los animales),
pero no tiene sentido en sí misma y por sí misma. La sacralización de la
sexualidad o de alguno de sus elementos (el placer o la fecundidad) puede
llegar a deshumanizar su vivencia.
 La sexualidad apunta a la generación y a la apertura a la vida, pero
también comporta una dimensión placentera y erótica (simbólica). También
en el ser humano le permite abrirse a la experiencia de trascendencia y a una
dimensión mística religiosa.
 La vivencia humana de la sexualidad asume también el carácter dialógico
del ser humano. La es un instrumento y vehículo de apertura al otro, de
hacer la experiencia de la necesidad de complementación (también la
fidelidad, fundada en la búsqueda de la perdurabilidad del amor). La
sexualidad humana comporta diálogo, no solamente instrumentalización del
otro para mis propios intereses. Comporta también compromiso y apertura a
la vida.
 La sexualidad humana tiene también una dimensión social. La persona se
realiza no solamente en la vinculación con un otro particular, concreto, sino
también con el conjunto de la sociedad. La vivencia de la sexualidad sólo se
realiza en el ser humano en el marco de unas coordenadas culturales que
establecen pautas de comportamiento y regula el ejercicio de la sexualidad.
La dimensión social también supone la vivencia de la fecundidad de una
manera responsable con las necesidades de la sociedad en cada momento.

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