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5°
Ciencias Naturales
Bloque Tierra y Universo
Secuencia: El cielo visto desde la Tierra. El
Sistema Solar.
Equipo de Ciencias Naturales DEP 2021: Julieta Antonelli, Carolina Guerra Navarro, Valeria
Hurovich, Martín Kraiselburd, Gustavo Lippi, Ana Laura Monserrat, Adela Shraiber.
Coordinación pedagógica: Mirta Kauderer y Maria Margarita Rodriguez
El cielo visto desde la Tierra. El Sistema Solar
La propuesta que se les presenta, tiene como finalidad dos propósitos centrales:
1) Volver a contemplar y conectarnos con el paisaje celeste.
2) Generar entusiasmo en observar, aprender y reconocer los astros que
pueden ser vistos desde la Tierra, revalorizando estas observaciones y su
importancia para la comprensión de este recorte de la naturaleza, además de
poder incorporar estos saberes en nuestra vida cotidiana.
En esta segunda parte se propone trabajar el contenido del Sistema Solar, leyendo
información sobre los distintos planetas e ir construyendo distintos modelos que nos
permitan acercarnos a la representación de dicho sistema. Debido a las enormes
distancias que separan a los planetas, la representación a escala del Sistema Solar
resulta dificultoso. Para ello presentamos dos propuestas en las cuales se intentan
representar las escalas de tamaños, por un lado, y por otro lado representar en un
mismo modelo tanto los tamaños como las distancias entre los planetas.
Por otro lado, presentamos el caso del cambio de categoría de planeta a planeta
enano de Plutón para ahondar en la construcción de conocimiento astronómico
como un producto social, que implica relacionas interpersonales, instituciones,
vínculos políticos y económicos.
Actividad 1:
Primer momento
En el caso de que los/as estudiantes no tengan una ventana o una terraza en donde
se pueda observar una importante porción de cielo, se puede proponer aprovechar
los paseos semanales fuera de la casa, un paseo al atardecer o hasta salir a la
vereda un momento durante la noche para poder observar mejor el cielo.
Buscamos que esas observaciones vinculen ese “paisaje celeste” que van a ver
con el “paisaje terrestre” al que están más habituados/as, se trata de “anclar” el
paisaje celeste al terrestre y que este funcione como primer marco de referencia
para la observación del cielo.
Cielo de día
En esta sección esperamos que los niños y niñas pueden comenzar a identificar
fenómenos específicos de cada momento del día. Además, que surja la necesidad
de emplear un sistema de referencia, de modo que podamos comunicar dónde
estamos observando los fenómenos astronómicos. Por ejemplo, en la primera
pregunta -¿Encontrás diferencias en los distintos momentos del día? Por ejemplo:
¿ves el sol en distintos lugares del cielo? ¿En qué zona del cielo lo ves?, no sólo se
espera que el niño o la niña respondan qué diferencias lograron observar, sino
ubicarlas en el paisaje celeste/cielo. Allí, surge la necesidad de tener un
dibujo/esquema o elementos del paisaje terrestre que nos ayuden a describir dónde
vemos lo que observamos (casas, edificios, árboles, etc.) y que se utilicen como
referencias a la hora de hablar de lo que se observa en el espacio celeste.
Ejemplo de un esquema del cielo de día desde una ventana de un 3er. piso.
Cielo de noche
En el caso del cielo de noche, orientamos las preguntas en relación a saber si
conocen que no todo lo que consideramos estrellas lo son. Algunos de los astros
que se observan en la noche, como puntos luminosos que no titilan son planetas
(Júpiter, Saturno, Marte, Mercurio, Venus) que pueden ser observados a simple
vista, sin la necesidad de ningún instrumento óptico. Para reconocerlos lo que nos
ayudará es aprender a mirar e identificar las diferencias entre estrellas y planetas,
por ejemplo, el titilar (o centelleo) y la coloración de los mismos; ya que los planetas
no titilan y algunos poseen un color particular.
Nota: tener en cuenta que en el relato de las observaciones de los/as chicos/as
pueden surgir fenómenos meteorológicos (presencia o ausencia de nubes, lluvia,
etc.) más que astronómicos. Si bien son válidas todas las posibles observaciones de
los/as niños/as, debido a que estamos fomentando el mirar el cielo, en algún
momento debemos hacer una diferenciación de lo que se propone trabajar en las
siguientes actividades. Nos vamos a aproximar a fenómenos y astros que se
encuentran muy muy lejanos de la Tierra como son las estrellas, la Luna, el Sol, etc.
En cambio, otros fenómenos, de tipo meteorológico, como la lluvia y las nubes,
están relacionados con el clima y se generan en el cielo a distancias relativamente
más cercanas a nosotros (por ej. desde un avión se pueden llegar a las nubes, pero
no vamos a poder llegar a la Luna).
a) Noche y día:
Uno de los primeros contrastes que en muchas culturas se nos enseña a percibir en
el cielo, es el que se da entre el color celeste del cielo diurno y el profundo negro de
la noche. Ciertamente este contraste tiene muchos matices y es justamente el pasar
por alto los mismos lo que permite construir esa oposición. Así, por ejemplo, una
noche de Luna Llena tendrá un resplandor grisáceo muy diferente al de una noche
de Luna Nueva. O los tonos del celeste del cielo variarán según la hora del día y el
tipo de nubosidad. Pero dejando de lado estos matices, el contraste no deja de
llamarnos la atención.
Cuando es de noche en el lugar en el que vivimos, el Sol para nosotros está bajo el
horizonte, y por eso estamos dentro del cono de sombra de nuestro propio planeta.
Eso hace que, aún con atmósfera, veamos el cielo negro. Durante el atardecer
podemos ver a veces el borde de este cono de sombra, lo que algunos llaman
“Cinturón de Venus”.
b) Ensuciando el cielo:
Pero esa obscuridad del cielo nocturno es algo que actualmente se vuelve cada vez
más raro. Por una parte, tenemos el importante problema de la contaminación
lumínica. Más y más luces artificiales son instaladas, muchas veces de forma que
iluminan de manera innecesaria el cielo. De hecho, las cosas mejorarían bastante si
al menos se utilizaran diseños de iluminación que concentraran la luz artificial en
dónde la necesitáramos. Además, podría evitarse mucha iluminación nocturna
innecesaria. Es por eso que desde hace unos años existe una semana1 dedicada a
la conciencia sobre la necesidad de preservar nuestros cielos oscuros que incluye
un apagón voluntario de la iluminación nocturna en muchos países del mundo.
¡En un cielo obscuro (sin contaminación lumínica) es posible ver a simple vista unas
5000 estrellas! ¡No solo eso, además podemos ver zonas difusas de brillo, como la
1
22 al 28 de abril: https://www.iluminet.com/semana-cielos-oscuros/
Vía Láctea y las Nubes de Magallanes, e incluso manchas obscuras sobre ese brillo
difuso! Todo ello es de gran importancia para la forma en que piensan el cielo
muchas culturas. Pero cuando la iluminación artificial aumenta, rápidamente
disminuye la cantidad de cosas que podemos ver en el cielo nocturno. Lo primero
que dejamos de percibir son las zonas de brillo difuso y sus manchas obscuras,
luego las estrellas más débiles…al final solo podemos distinguir la Luna, algunas
estrellas especialmente brillantes y algunos planetas.
Pero hay aún otro obstáculo que nuestra vida actual tiende a ponernos en la
experiencia del cielo nocturno. La vida urbana es cada vez más una vida puertas
adentro, que transcurre en el interior de las viviendas, fuertemente iluminadas.
Además, la atención de nuestra vista se centra en toda una multitud de pantallas
luminosas plagadas de imágenes y textos: televisores, computadoras, celulares.
Nuestra vida social nocturna se centra cada vez más en estos dispositivos visuales.
Pero no es así la experiencia de todas las personas en nuestro país. En entornos
menos urbanizados, la vida social nocturna acontece más al aire libre, en un
contacto más directo con el cielo nocturno.
Pese a todo ello, incluso en las ciudades, hay mucho que podemos hacer para
tener una experiencia más rica del cielo, tanto diurno como nocturno. Muchas
veces se trata de aprender a prestar más atención a aquello que podemos ver.
Las personas habituadas a una observación cotidiana del cielo, pueden distinguir
muchos detalles de la apariencia visual de las estrellas que a quienes están menos
habituados a verlas les pasan desapercibidos. Un ejemplo de ello es el tema del
color de las estrellas. Las estrellas no tienen todas el mismo color. De hecho, esas
diferencias de color reflejan diferencias en sus temperaturas. En un buen cielo ya a
simple vista podemos distinguir desde estrellas blanco azuladas –muy calientes- a
estrellas rojizas –más frías-, pasando por toda una gama de colores intermedios:
blancas, amarillas y anaranjadas. Es más fácil advertir el color de una estrella si con
una cámara fotográfica desenfocamos la imagen de la estrella hasta que ésta deje
de verse como un punto y se vea como un pequeño disco de luz. En ese caso
podemos apreciar con más facilidad el color de dicha luz.
Por otra parte, la luz emitida por las estrellas sufre alteraciones ocasionadas por 1)
la rotación de la Tierra y 2) las turbulencias que afectan a las capas de aire por las
que debe atravesar su luz para llegar a nosotros. Esto provoca lo que conocemos
como “centelleo” o “parpadeo” de las estrellas.
Para muchas sociedades esos efectos tienen un sentido. Así, por ejemplo, para los
moqoit (mocovíes) del Chaco argentino, el ligero movimiento debido al centelleo de
las estrellas es entendido como un rasot o “baile” de las mismas.
A pesar de todo lo que podemos observar de ellas a simple vista, de esa manera no
es posible apreciar su tamaño ni a qué distancia se encuentran de nosotros. Las
estrellas están tan distantes de nosotros que a pesar de que en realidad tienen un
enorme tamaño las vemos de esa manera. Hace menos de doscientos años que los
astrónomos académicos pudieron comenzar a medir las distancias que nos separan
de las mismas, con lo cual nos enteramos que las estrellas que forman el sistema
múltiple de Alfa Centauro, que a simple vista observamos como una única estrella
brillante en las inmediaciones de la Cruz del Sur, las estrellas más cercanas a la
Tierra después del Sol, se encuentran tan lejos que a su luz le toma unos cuatro
años y medio llegar hasta nosotros. De modo que si hoy dejaran de existir de golpe,
solo nos enteraríamos en cuatro años y medio al dejar repentinamente de verlas.
Por supuesto hay otras estrellas mucho más lejanas. En cuanto a su tamaño,
nuestro Sol es una estrella de tamaño intermedio y así y todo es unas 110 veces
mayor que nuestro planeta ¡Si la Tierra tuviera el tamaño de una naranja, el Sol
sería más o menos del tamaño de un edificio de 3 pisos!
Otras estrellas como Betelgeuse, que vemos en el cielo cerca de las “Tres Marías”,
tiene un diámetro unas 1000 veces mayor que el del Sol ¡Es decir que, si el Sol
tuviera el tamaño de una naranja, Betelgeuse tendría el tamaño de un edificio de
unos 25 pisos! Las hay también más pequeñas que el Sol, pero en general no
podemos verlas a simple vista.
Lo que se espera lograr con este primer momento es que los niños y las niñas del
grado, al observar el video, vayan logrando observar los cambios y las
permanencias que ocurre en el cielo, a lo largo de un día completo.
-la direccionalidad en que vemos desde la Tierra, cómo se mueve el paisaje celeste
-el reconocimiento de ciertos astros que nos son habitués de observar, incluyendo
los saberes de las familias (muchas veces las familias provienen de contextos de
hogares en sitios rurales y están más familiarizados con la observación del cielo,
incluso, lo conocen mucho más que una persona que vive en la ciudad)
La forma en la cual parece girar todo el cielo, no es la misma para cualquier lugar del
planeta. De hecho, la inclinación del eje terrestre, de dicho giro, depende de la
latitud, es decir de cuán al norte o al sur del Ecuador nos encontremos.
Para algunas culturas, los asterismos son seres vivos y conscientes, para otras
representaciones simbólicas de dioses o héroes, para otras constituyen zonas del
cielo cargadas con cierta potencia simbólica. En Europa, la astronomía académica
heredó las constelaciones de la antigüedad greco-romana. Cuando para 1838, y con
el uso de telescopios fue posible para esos astrónomos comenzar a medir la
distancia a las estrellas, descubrieron que la mayor parte de las constelaciones no
eran grupos físicamente relacionados de estrellas. En realidad, sus componentes se
encontraban a distancias muy diferentes unas de otras. Por eso, con el tiempo, en la
astronomía académica europea su uso fue quedando restringido a nombrar distintas
zonas del cielo visto desde la Tierra, para facilitar ubicar con rapidez alguna zona del
firmamento. Ello llevó a que la Unión Astronómica Internacional oficializara, en 1928,
88 constelaciones (la mayoría de la tradición greco-romana) que dividen todo el cielo
en zonas.
La tradición greco-romana asocia cada grupo de estrellas con un solo ser mítico.
Pero otras sociedades usaron otras lógicas. Así por ejemplo, entre los toba del
oeste, en Formosa, el grupo de estrellas que durante la época fría del año, para
fines de junio, está asociado a la corona de plumas de Dapi’chi un poderoso líder
guerrero del mundo celeste; durante el tiempo de abundancia de frutos, durante el
verano, se asocia al árbol de algarroba o Ma’pik. O también tenemos el caso de un
mismo ser celeste representado por dos conjuntos de rasgos distintos del cielo,
como La Virjolé, la Virgen, entre los moqoit, asociada a dos triángulos de estrellas,
uno en la constelación occidental de Tauro y otro en la de Capricornio, de modo de
que tanto en invierno como en verano haya uno de ellos bien visible en el cielo
nocturno.
c) Estrellas y estaciones:
Muchas personas en Argentina saben que las “Tres Marías” se ven temprano por las
noches de verano y que el Escorpión puede verse temprano en las noches de
invierno. Ambas constelaciones se encuentran en puntos opuestos de la bóveda
celeste y por tanto se usan para caracterizar el cielo de una u otra estación.
En esta instancia se propone, en los grupos en los que sea posible, realizar un
encuentro virtual con los/as alumnos/as para que el docente pueda mostrar,
compartiendo su pantalla, cómo se utiliza el simulador Stellarium “en vivo”. El
simulador se puede descargar (aunque en las computadoras entregadas en las
escuelas debería tenerlo descargado) o utilizar la versión online (“Stellarium web”).
https://stellarium.org/es/
En este encuentro, el/la docente puede retomar algunas cuestiones que hayan
surgido de las respuestas de los/as alumnos/as, o profundizar en los contenidos
mencionados más arriba.
https://youtu.be/9xXPQ1hMMFE
Pese a ello, hay algunas observaciones ligadas a los planetas que son bastante
simples y que nos llevan a conclusiones asombrosas. De hecho, nos permiten
responder a una pregunta muy usual entre los alumnos de los primeros grados de la
enseñanza primaria: ¿se pueden ver los planetas a simple vista? La respuesta,
aunque a algunos les parezca extraño es: SÍ.
¿Y cómo se ven? Vamos a descubrir que se ven como luces de apariencia similar
a estrellas, en general muy brillantes y que no titilan o lo hacen mucho menos que el
resto.
Los momentos importantes del video son los que se indican a continuación, el/la
docente decidirá si indicarlos o indagar luego con sus alumnos/as si pudieron
reconocer los planetas que se encuentran en dicho video y alguna característica que
hayan podido distinguir. Por ejemplo, el tamaño (Júpiter y Saturno se observan
bastante grandes), el color (Marte se observa de color rojizo o el momento en que
aparecen en el cielo (Venus aparece antes de que aparezca el Sol, ver el texto de
Luceros más adelante).
A lo largo del video se vuelve a repetir lo mismo pero con otra vista de la ciudad:
-Al amanecer: Venus (1:24 min)
-En la noche: Júpiter y Saturno, muy cerca de la Luna (2:16 min al 2:35 min); Marte
(2:27 min)
a) Luceros:
Es bastante frecuente que, observando la zona oeste del horizonte poco después
del atardecer, o al este poco antes del amanecer, veamos una brillante luz, similar a
una estrella, relativamente cerca del Sol. De hecho, se trata del tercer objeto en brillo
que podemos ver en el cielo luego del Sol y la Luna. En castellano solemos
denominarla Lucero o Luceros, porque algunos distinguen entre el que se ve antes
del amanecer al oriente (Lucero de la mañana) y el que se ve después del atardecer
al occidente (Lucero de la tarde). Se trata de un astro de un brillo amarillento, en
general muy intenso, que tiene la peculiaridad –comparado con las estrellas- de no
titilar, o titilar mucho menos. No se ve siempre en ambos momentos y en contadas
ocasiones puede verse en el mismo día tanto al atardecer como al amanecer.
Por otro lado, hay veces en que el Lucero se ve salir antes del amanecer en el cielo
nocturno, apareciendo cerca de la zona por donde luego saldrá el Sol. En estos
casos muchas veces se lo describe como si arrastrara o guiara al Sol para que
salga. Por eso se ha empleado como indicador de la hora en que es necesario
levantarse, antes de la salida del Sol. En cielos suficientemente obscuros es posible
observar que uno provoca sombra debido a la luz del lucero de la mañana.
Para muchas culturas estos dos “Luceros” son astros distintos. De hecho,
tradicionalmente los griegos llamaron Hésperos al “lucero vespertino” y Phósphoros
al “lucero matutino”. Entre criollos de muchos lugares de nuestro país se los
denomina “Lucero de la tarde” y “Lucero de la mañana”. Entre los moqoit del Chaco
argentino se trata de Virsé, por la tarde y Neté’esé, por la mañana. Neté’esé es vista
como una mujer-estrella, hija de “la”2 Sol y que baja a la Tierra para desposar a un
hombre al que nadie quería. Virsé es una anciana viuda terrestre que como no
encuentra nuevo esposo decide subir al cielo.
2
Para los mocovíes el Sol es femenino.
La astronomía académica determinó que ambos “Luceros” son el mismo cuerpo, el
planeta Venus, que se encuentra más cerca del Sol que de la Tierra y al que según
su posición relativa respecto a la Tierra vemos en diferentes posiciones del horizonte
y distintos momentos del día. De hecho, gracias a su intenso brillo, podemos en
algunas oportunidades verlo cuando aún el día está claro. Una observación atenta y
prolongada del cielo puede mostrarnos que las distintas posiciones de Venus, visto
desde la Tierra, siguen una serie de patrones. El ciclo de posiciones de Venus
respecto al Sol, visto desde la Tierra, dura 584 días. De esos días unos 8 meses
Venus se ve como lucero de la mañana (es decir al oeste del Sol), unos 3 meses
pasa tras el Sol, durante otros 8 meses se ve como lucero de la tarde (es decir
ubicado al este del Sol) y durante 8 días pasa entre el Sol y la Tierra (tiempo durante
el cual tampoco es visible a simple vista). Cada 8 años terrestres se dan casi
exactamente 5 de estos ciclos de Venus, por lo cual cada 8 años, visto desde la
Tierra, Venus vuelve a estar en la misma posición respecto al Sol y en la misma
región del cielo. Muchas sociedades (como la egipcia o la maya) han prestado gran
atención a este hecho. El ciclo de Venus fue muy posiblemente usado por los Incas
para regular los procesos de iniciación de la juventud.
Otro astro que se puede ver ocasionalmente, poco antes del atardecer al oeste, o
poco antes del amanecer al este, es Mercurio. De hecho, se lo puede observar más
cerca del Sol que Venus y a veces ambos astros pueden verse simultáneamente. Es
de un color amarillento, similar al de Venus, pero bastante menos brillante. Ello
dificulta mucho la observación, ya que está muy cerca del Sol y el brillo del mismo lo
oculta. De todos modos, es más fácil verlo en las latitudes medias de nuestro
hemisferio (como por ejemplo en buena parte de Argentina) que en el hemisferio
norte, porque alcanza su máxima separación al amanecer respecto al Sol durante
los meses de otoño de nuestro hemisferio. Como durante esos meses, en nuestro
hemisferio, se van reduciendo las horas de luz solar, ello hace que Mercurio pueda
verse varias horas antes del amanecer, por lo tanto, en un cielo más obscuro.
c) El astro rojo:
Marte ha ejercido fascinación sobre muchos seres humanos debido al intenso color
rojo que presenta. Es uno de los objetos más brillantes del cielo y se parece
bastante a dos estrellas rojizas, una muy visible temprano por la noche en verano
en nuestro país (Betelgeuse, cercana a las tres Marías, en la constelación de Orión)
y otra muy visible en invierno en nuestro país (Antares en la constelación de
Escorpio). Como otros planetas su brillo a simple vista titila menos que el de las
estrellas.
d) Los gigantes:
Júpiter y Saturno son visibles como luces amarillentas muy brillantes. Júpiter
es bastante más brillante y por eso, a veces, se lo confunde con Venus, aunque a
diferencia de éste puede verse lejos del horizonte y en horarios muy distantes de
amanecer y atardecer. Como otros planetas su luz parece no titilar. Saturno se ve
como una luz amarillenta algo más débil.
Estos son los planetas observables y distinguibles a simple vista. Más allá de su
peculiar brillo, otra forma de diferenciarlos de las estrellas es el hecho de que se van
desplazando respecto a éstas, cambiando de posición entre las constelaciones,
siguiendo caminos que están más o menos próximos a la curva en el cielo que va
siguiendo el Sol durante el año cuando lo vemos desde la Tierra. A esa curva la
llamamos eclíptica.
Luna y planetas, vistos desde la Tierra, se mueven cerca de ese camino en el cielo
que recorre el Sol. Los moqoit del Chaco hablan justamente de latantec, estrellas
que se mueven, para diferenciarlos de otras luminarias celestes. Todos ellos se van
desplazando respecto a las estrellas, cada día un poco hacia el este.
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PARTE B - EL SISTEMA SOLAR
Mercurio
Venus
….
Esta actividad tiene el propósito de aproximar, a los chicos y las chicas, a la noción
de las diferencias de tamaño de los planetas del Sistema Solar.
Se sugiere que, sea el/la docente, quien pruebe primero realizar la actividad de
representación de los tamaños. Esta primera prueba por parte del/la docente tiene
un doble propósito ya que por un lado, permitirá orientar la lectura del instructivo
para realizarla, y a su vez reconocer todas las consultas que pueden surgir de los/as
chicos/as a la hora de realizar la experiencia con autonomía.
Para realizar la masa de sal se necesita (para cada alumno/a) aproximadamente: sal fina:
¾ taza; harina: 1 1/2 tazas; jugo en polvo: 1 sobre; agua caliente: 1 1/2 tazas; aceite: 2
cucharadas.
Realizar esta aproximación será solo el primer paso, el siguiente (actividad 6) será
relacionar esto (proporciones de tamaños) con las distancias.
Se solicitará que los niños y las niñas escriban los nombres de los planetas en
una/dos hoja/s de papel (quedando lo más alejados posible entre ellos, idealmente
ubicando a Júpiter bien lejos de Saturno).
Además, es necesario prestar atención a evitar utilizar los planetas formados para
representar el Sistema Solar entero, es decir evitar “representar la típica maqueta”
en donde se alinean los planetas en orden con respecto a la ubicación del Sol.
En este caso los planetas formados con masa o plastilina, sólo nos permiten tener
una idea de sus tamaños relativos; recién en la siguiente actividad se abordará la
representación de ambas variables (tamaño y distancia entre los planetas) a la vez.
Modelo de tamaño de planetas por parte de alumnos/as de 5to.
grado. Nótese que sólo están representados los tamaños (no
se representa su posición con respecto al Sol, ni la distancia
entre ellos).
Los grandes cuerpos del Sistema Solar presentan un desafío a la hora de intentar
hacernos una idea de sus escalas. No solamente porque son mucho mayores a todo
lo que estamos acostumbrados a experimentar en los objetos que nos rodean. Hay
un problema adicional: si bien son cuerpos muy grandes, las distancias que los
separan son aún mayores y eso hace que representar ambas cosas a la vez sea
muy difícil. Y sin embargo, es imprescindible si queremos entender nuestro “barrio
cósmico”. Esto nos obliga a pensar diversas estrategias. La actividad 5 sugiere una
primera estrategia posible, a la cual se le sumará la variable distancia entre planetas
en esta, actividad 6.
En esa misma escala, nuestro Sol tendría casi 8 metros de altura ¡Cómo una casa
de dos plantas! Y debería estar ubicado a unas … ¡8 cuadras de la naranja y la uva
que representan a la Tierra y la Luna!
Pero ¿qué pasa si, ahora queremos ver las proporciones de todo el Sistema
Solar, incluyendo no solo a los planetas que es fácil ver a simple vista, sino
también a Urano y Neptuno (que por estar tan lejos, son muy difíciles de
distinguir desde la Tierra sin usar telescopios)?
*Si Mercurio fuera del tamaño de un grano de maíz, la Tierra y Venus que tienen un
tamaño bastante similar, serían como dos porotos.
*En esa misma escala, el planeta Marte sería algo más pequeño que los últimos dos,
ya que tendría el tamaño de una arveja.
*Urano sería como una cebolla y Neptuno como un tomate redondo, apenas más
chico.
*En esta escala el Sol debería tener el tamaño de un globo cuya altura fuera igual a
la de una persona de estatura media (más o menos entre 1,65 m y 1,70 m).
Como vemos, los planetas cercanos al Sol (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte)
tienen tamaños relativamente similares, mientras que los planetas más alejados del
Sol (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno), formados en buena parte por gases, son
mucho mayores. De hecho, si los ponemos uno al lado del otro, necesitamos unos
10 porotos como la Tierra para alcanzar el ancho de la calabaza que representa a
Júpiter. Y unas diez calabazas como Júpiter para alcanzar la altura del globo gigante
que representa al Sol.
*Si usamos esta misma escala, el grano de maíz de Mercurio debería estar a poco
más de media cuadra de la persona que represente al Sol.
*El poroto de Venus a una cuadra y media de esa persona, y el de la Tierra a dos
cuadras.
*¡La arveja que representa a Marte debería estar a tres cuadras de la persona y la
calabaza de Júpiter a diez!
Como vemos, las distancia entre los planetas son enormes y enormemente mayores
que sus ya gigantescos tamaños. Si lo vemos así, los viajes de las sondas
espaciales que se han lanzado para explorar los distintos planetas del sistema solar
son increíbles hazañas, tremendos caminos cósmicos.
Imagen tomada del video propuesto “El Sistema Solar a escala- Museo de Ciencias
Naturales- Universidad de San Juan”, en donde representan el Sistema Solar en una zona
desértica de San Juan.
Captura de pantalla del Google Earth, con el Sistema solar representado en la ciudad, con
el Sol ubicado en la escuela 8 DE 20.
Captura de pantalla del Google Earth, con los primeros 4 planetas del Sistema solar
representado en la ciudad, con el Sol ubicado en la escuela 8 DE 20.
Por otro lado, en el caso de que los/as alumnos/as se encuentren con bibliografía
que presenten imágenes de representaciones del Sistema Solar, se puede abrir un
espacio de reflexión de dichas imágenes, de errores que puedan transmitir o de
aclaraciones omitidas. Por ejemplo, la imagen que se presenta a continuación, es
una foto de un manual de 5to. grado, en la cual faltaría aclarar que las distancias
entre planetas representadas en la imagen, no mantienen las proporciones reales.
Foto de un manual de 5to grado para reflexionar sobre distancias entre los planetas.
● https://es.wikipedia.org/wiki/Redefinici%C3%B3n_de_planeta_de_2006
Recopilación adecuada sobre el proceso de cambio de categoría de Plutón. Lo
recomendamos para el /la docente debido a la extensión del material, pero de gran
importancia para conocer todo el proceso de debates, acuerdos y disensos.
● https://www.diagonalperiodico.net/saberes/pluton-se-acabaron-dias-como-
planeta-sistema-solar.html
Noticia del año 2006, año en el cual se cambió de categoría a Plutón. Relata
algunos descubrimientos de otros astros similares a Plutón y que determinarían que
si se mantenía el criterio de planeta basado en el tamaño, muchos de esos astros
descubiertos también debían incluirse a la lista de planetas. Por otro lado, los
autores de la nota opinan que el hecho de que Plutón haya sido descubierto por una
persona norteamericana es un factor que influye en parte de los disensos en el
cambio de categoría.
● https://www.bbc.com/mundo/noticias-45504035
En esta noticia (año 2018) se plantean algunos argumentos a favor y en contra de la
reclasificación de Plutón y también se encuentra la opinión de un especialista que
no está de acuerdo con el cambio de categoría.
● https://www.elobservador.com.uy/nota/el-uruguayo-que-convirtio-a-pluton-en-
enano-y-un-debate-que-resurge-2019975014
En esta noticia (año 2019) se plantean los desacuerdos de varias personas de la
comunidad científica con respecto a la reclasificación de Plutón. En particular, es
interesante que pueda reflexionarse con los/as chicos/as si es válido un argumento
de una persona que no está de acuerdo con la clasificación de Plutón como planeta
enano. Esta persona es el administrador de la NASA que dice: “Pueden escribir que
el administrador de la NASA declara a Plutón planeta una vez más. Me reafirmo en
ello, es la forma en que lo aprendí y estoy comprometido con eso”.
En este sentido podemos reflexionar si los conocimientos que aprendemos hoy,
pueden o no ser susceptibles de cambio; si el conocimiento científico puede
cambiar; o si los consensos llevados adelante por personas pueden cambiar o no en
un futuro.